Aparato Digestivo

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Anatomía y Fisiología del Aparato

Digestivo
Contenidos

1. Alimentación y nutrición. 6.2. Intestino delgado

2. Etapas del proceso 6.3. Hígado


6.4. Páncreas
digestivo.
6.5. Mucosa intestinal
3. El aparato digestivo.
7. Absorción.
4. Capas de tejido del tubo
7.1. Absorción intestinal
digestivo. 7.2. Intestino grueso
5. Ingestión. 8. Regulación del proceso
5.1. Cavidad bucal digestivo.
5.2. Faringe
8.1. Regulación nerviosa
5.3. Esófago
8.2. Regulación hormonal.
6. El proceso de la digestión. 9. Enfermedades del aparato
6.1. Estómago
digestivo.
1. ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN
Alimentación y nutrición son dos conceptos diferentes, aunque están íntimamente relacionados.
• La ALIMENTACIÓN consiste en proporcionar al cuerpo diferentes alimentos, libremente
escogidos y sometidos a distintos tratamientos. La alimentación puede considerarse, por
tanto, como la primera etapa de la nutrición.
• La NUTRICIÓN es el conjunto de procesos mediante los que el organi smo recibe,
transforma e incorpora a sus células ciertas sustancias químicas, llamadas nutrientes,
necesarias para el mantenimiento de la vida.

2. ETAPAS DEL PROCESO DIGESTIVO


La mayoría de los nutrientes que incorporamos proceden de los alimentos. Para que dichos
nutrientes lleguen hasta las células son necesarias una serie de acciones que comienzan por el
proceso digestivo.
La digestión transforma las macromoléculas contenidas en los alimentos en moléculas simples;
de este modo pueden ingresar en el org anismo y ser utilizadas por las células.
En el proceso digestivo se pueden distinguir las siguientes etapas:
• Ingestión. Los alimentos, que ingresan en la boca, son triturados por los dientes, mezclados
con la saliva e introducidos en el tubo digestivo (deglución).
• Digestión. En el tubo digestivo se segregan jugos, que contienen enzimas capaces de
fragmentar las macromoléculas contenidas en los alimentos en moléculas más sencillas.
• Absorción. Las moléculas sencillas resultan tes de la etapa anterior atraviesa n la pared del
tubo digestivo y son transportadas por el sistema circulatorio.
• Asimilación. Los nutrientes, que llegan a través de la sangre, son utilizados por las célu las
para obtener energía o para sintetizar moléculas necesarias para su crecimiento y
desarrollo.
• Defecación. Las sustancias no digeridas, como la fibra vegetal y los residuos del proceso
digestivo, son eliminadas en forma de heces.

3. EL APARATO DIGESTIVO
Para asimilar los nutrientes, los alimentos deben ser previamente descompuestos en mo léculas
suficientemente pequeñas para ser absorbidas. Esta es la función que cumple el aparato
digestivo.
El APARATO DIGESTIVO está constituido por:
• UN TUBO o TRACTO DIGESTIVO, de unos once metros de largo, desde la boca hasta el ano,
donde los alimentos son sometidos a tratamientos mecánicos y químicos (digestión),
convirtiéndose en moléculas pequeñas, asimilables, que se absorben y pasan al sistema
circulatorio.
El tubo digestivo se encuentra dividido en diferentes zonas que cumplen funciones específicas:
boca, esófago, estómago, intestino delgado e intestino grueso.
A lo largo del tubo digestivo aparecen unos músculos circulares, llamados esfínteres, que
actúan como válvulas que regulan el tránsit o e impiden el retroceso del alimento.
• GLÁNDULAS ANEJAS, como las glándulas salivares, el hígado o el páncreas, que vierten sus
secreciones en el tubo digestivo. Algunas glándulas se encuentran fuera de él, como el
páncreas, mientras que otras están ubic adas en la misma pared del tubo, como las glándulas
gástricas y las glándulas intestinales.
1.- Cavidad bucal, 2.- Glándulas salivales, 3.-
Faringe, 4.- Esófago, 5.- Estómago, 6.-Hígado,
7.- Vesícula biliar, 8.- Páncreas, 9.- Colon
5
transverso, 10.- Colon descendente, 11.- Recto,
12.- Ano, 13.- Apéndice, 14.- Ciego, 15.- Colon
7
ascendente, 16.- Intestino delgado (yeyuno-
íleon), 17.- Duodeno.

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4. CAPAS DE TEJIDOS DEL TUBO DIGESTIVO


La pared del tubo digestivo, desde el esófago hasta el conducto anal, está formado por las mismas capas
de tejidos. De dentro hacia afuera se localizan la mucosa, la submucosa, la muscular y la serosa.
• Mucosa. Es un revestimiento que tapiza la luz del tubo intestinal y está formada por tres capas de
distintos tejidos: una capa simple de tejido epitelial, una capa de tejido conectivo, denominada lámina
propia, que sostiene el epitelio, y una delgada capa muscular, de musculo liso, denominada capa
muscular de la mucosa.
• Submucosa. Es una capa de tejido conectivo que contiene vasos sanguíneos y Iinfáticos y una red de
nervios, así como el plexo submucoso, una de las ramas del sistema nervioso entérico que ayuda a
regular la función de la mucosa.
• Muscular externa. Esta formada por dos capas de musculo liso, una circular interna y una longitudinal
externa. Entre ambas se encuentra el plexo nervioso mientérico, que controla la actividad motora de la
musculatura externa.
• Serosa. Es una membrana de tejido conectivo que rodea todo el tracto digestivo y que se continúa con
otra membrana más externa, la membrana peritoneal o peritoneo y una delgada capa de tejido conectivo
laxo.
5. INGESTIÓN

5.1Cavidad Bucal
arcada dental superior labio superior
La boca es la puerta de entrada al aparato digestivo.
Cerrada por los labios, comunica por detrás con la frenillo del labio
faringe a través de un estrechamiento, denominado
velo del paladar
istmo de las fauces, flanqueado por las amígdalas.
En la boca se encuentran la lengua y los dientes y pilar posterior
en ella vierten sus secreciones las glándulas pilar anterior
salivares. amígdala
palatina
LA LENGUA es un órgano musculoso que interviene
en la masticación y amasado de los alimentos y los
impulsa hacia la faringe en la deglución. Funciona
también como órgano del gusto y es muy sensible al
tacto y a la temperatura.
La lengua está recubierta por papilas: relieves de la
superficie lingual que aumentan su superficie y alojan
a los receptores sensitivos.
Se distinguen: papilas filiformes situadas en la parte
anterior y central de la lengua, que no contienen botones gustativos; papilas fungiformes (en forma de seta),
más numerosas en la punta de la lengua, y papilas caliciformes, colocadas formando una V invertida en la
parte posterior de la lengua. Las papilas fungiformes y caliciformes poseen receptores gustativos.

LOS DIENTES: Tienen la función de masticar los alimentos,


preparándolos para la digestión química.

incisivo canino premolar molar En la estructura de un diente podemos diferenciar:


a) Corona. Parte situada por encima de la encía.
b) Raíz. Prolongaciones alargadas, por debajo de la encía, que
se alojan en cavidades del maxilar denominadas alvéolos.
c) Cuello. Estrechamiento situado entre la corona y la raíz.
La corona y el cuello están cubiertos por una capa de esmalte, que es
el tejido más duro del organismo, formado principalmente por fosfato
cálcico.
Por debajo del esmalte se halla una capa gruesa de dentina, que
forma la mayor parte del diente y tiene una composición y dureza
semejante a la del hueso. En su interior se encuentra la pulpa dental,
constituida por tejido conjuntivo, donde están los vasos sanguíneos y
linfáticos y los nervios.
Sobre el cuello y las raíces hay un material semejante al hueso,
premolares denominado cemento, que cubre la dentina y la fija al alvéolo.
Se distinguen cuatro tipos de dientes. Cada tipo está especializado en
una función diferente:
• Incisivos. Tienen forma de cincel y sirven para cortar.
• Caninos. Son largos y aguzados y se emplean para desgarrar.
• Premolares y molares. Tienen superficies planas y se usan para
triturar.

DENTICIONES DE LECHE Y ADULTA.


La dentición adulta consta de 32 piezas: 4 incisivos, 2 caninos, 4
premolares y 6 molares en cada mandíbula.
Los últimos molares (muelas del juicio) aparecen entre los 18 y 30 años
(o pueden no aparecer nunca) y, en general, son inútiles.
En los humanos aparece, en la infancia, una primera dentición que es
reemplazada durante el crecimiento —dentición de leche—, formada por 20 piezas pequeñas y sin raíces:
4 incisivos, 2 caninos y 4 premolares en cada mandíbula.
CARIES DENTAL

Los restos de alimentos, sobre todo si son azucarados, se


adhieren a los dientes y forman la placa dental, donde prolife-
ran millones de bacterias. Los restos ácidos del metabolismo
bacteriano atacan y disuelven el esmalte y la dentina, lo que
permite la invasión bacteriana de la pulpa. Se forma una
caries que, si no se trata a tiempo, puede destruir todo el
diente y originar una infección más grave.
Algunos hábitos diarios para prevenir la caries son: uso de
dentífricos con flúor, que refuerza el esmalte; cepillado para
eliminar los restos de comida, sobre todo entre los dientes,
mediante el hilo de seda dental o los pequeños cepillos
interproximales y la visita periódica al dentista para eliminar
el sarro y controlar las posibles caries.

Glándula parótida
LAS GLÁNDULAS SALIVARES: formadas por células secretoras
dispuestas en lóbulos, que vierten su secreción a unos
canalículos que la conducen hasta la cavidad bucal. Segregan entre
800 y 1200 cm3 diarios de saliva. Hay tres pares de glándulas
salivares:
• Parótidas: situadas en el ángulo de la mandíbula, debajo de
la oreja, produce una secreción acuosa que contiene amilasa. Vierten
en el vestíbulo oral a la altura del segundo molar superior
• Submaxilares: situadas en la parte posterior del suelo de la
Glándula boca por debajo de la base de la lengua.
• Sublinguales: situadas en el suelo de la boca por encima de
las submaxilares.
Las glándulas submaxilares y sublinguales producen una saliva más
espesa (rica en mucus), que vierten dentro de la cavidad bucal, debajo de la lengua.
La saliva humedece los alimentos para facilitar la deglución; también es necesaria para percibir el sabor de los
alimentos, pues permite su disolución y facilita así el contacto con los receptores gustativos de la lengua.
Está formada por agua, sales minerales y dos enzimas digestivas: la ptialina o amilasa salival, que comienza
la digestión química del almidón, transformándolo en glúcidos más simples, como la maltosa, y la lipasa
lingual, producida por glándulas localizadas en el dorso de la lengua. Esta enzima, que descompone las
grasas en monoacilglicéridos y ácidos grasos, continúa actuando en el estómago.
También contiene mucina, (proteína con función lubricante), lisozima (enzima con acción bactericida) e iones
bicarbonato y fosfato que amortiguan los cambios de pH producidos por los alimentos que entran en la
boca.

Jugos digestivos Enzimas que contiene Acción sobre Productos resultantes

Amilasa Almidón Maltosa


Saliva
Lipasa lingual Grasa Monoacilglicéridos y ácidos grasos
DEGLUCIÓN.
Como consecuencia de las acciones mecánicas (masticación) y químicas (insalivación) llevadas a cabo en la
boca, los alimentos y la saliva se mezclan por acción de la lengua y los dientes, formando el bolo alimenticio,
que es deglutido pasando a la faringe y al esófago.
La deglución se realiza mediante un conjunto de movimientos musculares, de los cuales los primeros son
voluntarios y los restantes son reflejos. Al principio, en la boca, el bolo alimenticio es comprimido contra el
paladar por la lengua, impulsándolo hacia detrás. Una vez aquí, se dispara un conjunto de movimientos
reflejos, que nos impulsan a tragar: el paladar blando se eleva, cerrando la comunicación con las fosas
nasales, se abre el esfínter esofágico superior y la glotis se cierra por la epiglotis, impidiendo que la comida
vaya a la tráquea. Posteriormente, se produce una onda peristáltica descendente en el esófago que
propulsará el bolo hacia el estómago

5.2 Faringe
La faringe es un espacio común a los aparatos digestivo y respiratorio; a la entrada de ella se encuentran
dos pequeños órganos linfoides: las amígdalas.
La faringe se comunica con:
1. La boca, por el istmo de las fauces.
2. El esófago.
3. Las fosas nasales, mediante las coanas.
4. La laringe, cuya apertura (glotis) es tapada durante la deglución por la epiglotis.
5. El oído medio, mediante la trompa de Eustaquio, equilibrando la presión a ambos lados del tímpano.
Dadas las múltiples comunicaciones de la faringe (con el oído medio, fosas nasales, laringe y esófago), no
es extraño que las infecciones se extiendan de unas zonas a otras con gran facilidad. Así, durante un
proceso gripal, la infección puede afectar a la faringe (faringitis), extenderse a la nariz (congestión nasal) y,
en ocasiones, alcanzar el oído medio (otitis).

5.3 Esófago
El esófago es un conducto musculoso de unos 20 cm de largo, que se
extiende desde la faringe hasta el estómago; desciende entre los
pulmones, por detrás del corazón, atraviesa el diafragma por un orificio
llamado hiato esofágico y concluye en el estómago. En el tercio superior
es de músculo estriado y en el resto de músculo liso.
Cuando el bolo alimenticio abandona la boca y la faringe, pasa al esófago,
donde unas ondas de contracción muscular, llamadas ondas peristálticas,
lo empujan hacia el estómago. El esófago no produce jugos digestivos,
pero en él continúa la acción digestiva de las enzimas salivares. El paso del
alimento del esófago al estómago está controlado por el esfínter
esofágico inferior que se abre cuando llega el bolo alimenticio y se cierra
a continuación, para evitar el reflujo del contenido del estómago hacia el
esófago.
6. EL PROCESO DE DIGESTIÓN

6.1. Estómago
Los movimientos peristálticos del esófago
conducen al alimento hasta el estómago, donde
continúan los procesos mecánicos de mezcla y
trituración, que comenzaron en la boca.
El estómago adulto es una dilatación musculosa en
forma de saco extensible, que puede alcanzar un
volumen de 1,5 litros. En él se completa la acción
mecánica de amasado del bolo alimenticio y
continúa la digestión química. Anatómicamente, se
pueden distinguir en él varias partes: cardias,
fundus, cuerpo, antro y píloro.
El cardias es el límite entre el esófago y el
estómago y el píloro es el límite entre estómago y
duodeno.
La mucosa gástrica está formada por un epitelio
cilíndrico simple que se repliega formando "criptas
gástricas" en cuyo interior se encuentran las glándulas gástricas que contienen cuatro tipos de células:
células principales productoras de enzimas (pepsinógeno y lipasa gástrica), células parietales que liberan
ácido clorhídrico, células mucosas que segregan moco y células G que producen la hormona gastrina que
controla la actividad del estómago.
Debajo de la mucosa está la submucosa de tejido conjuntivo a la que sigue la muscular externa, formada
por tres capas de músculo liso, y la serosa, que es parte del peritoneo visceral.
En el estómago, Los alimentos son sometidos a la acción del jugo gástrico, que contiene pepsinógeno y
ácido clorhídrico. Este ácido activa el pepsinógeno, que se transforma en pepsina, que hidroliza los
enlaces peptídicos de las proteínas, convirtiéndolas en fragmentos más pequeños (péptidos).
El jugo gástrico contiene también lipasa gástrica que hidroliza las grasas.
Las glándulas gástricas producen también, mucoproteínas (mucus) que protegen la pared del estómago de
la acción del jugo gástrico. Ciertas sustancias y determinados comportamientos pueden alterar la
producción de mucus. Al disminuir la acción protectora de este, el jugo gástrico ataca las paredes del
estómago produciendo una erosión muy dolorosa, la úlcera de estómago.
Las enérgicas contracciones peristálticas del estómago amasan el alimento y lo mezclan con el jugo gástrico
favoreciendo la acción de las enzimas y empujan lentamente su contenido —llamado quimo— hacia el
duodeno, a través del píloro, que regula el vaciado gástrico.
El quimo abandona el estómago a una velocidad que depende de su composición química. Los alimentos
ricos en hidratos de carbono pasan rápidamente al duodeno; los que son ricos en proteínas tardan algo
más, mientras que los alimentos grasos son los que sufren mayor demora. En general, una cantidad
considerable de grasa o alimentos fritos tiende a retrasar el vaciado, pues la fritura envuelve los alimentos
en una capa grasienta que impide la penetración del jugo gástrico. Los trozos grandes sin masticar, así
como los alimentos ácidos (vinagre, limón, etc.) y los alimentos hipertónicos, muy ricos en sales o
azucarados, retardan igualmente el vaciado gástrico.
Por el contrario, aceleran el vaciado, y por tanto el tránsito hacia el duodeno, los alimentos alcalinos, el CO2
y el ejercicio físico ligero tras las comidas (pasear, etc.).

6.2 Intestino Delgado


El intestino delgado se inicia en el píloro y termina en la válvula ileoceal, por la que se une a la
primera parte del intestino grueso. Es un tubo de 3 cm de diámetro y unos 6,5 m de longitud, que
se halla plegado en la cavidad abdominal y envuelto (junto con el intestino grueso, el estómago,
el hígado y el páncreas) por una membrana serosa llamada peritoneo.

En el intestino delgado se distinguen tres partes:


— duodeno, de unos 25 cm de longitud, donde el páncreas y el hígado vierten sus secreciones.
— yeyuno, de unos 2,5 m.
— íleon, que comunica con el intestino grueso por la válvula ileocecal, encargada de impedir el retroceso de
los alimentos digeridos, es la porción más larga, con 3,75 m.
La mucosa intestinal posee numerosas cavidades glándulas intestinales que producen el jugo intestinal.
La digestión química se realiza fundamentalmente en el duodeno, donde vierten su contenido la vesícula
biliar y el páncreas, a través de la ampolla de Vater. La bilis y el jugo pancreático se unen al jugo intestinal
producido por las glándulas propias de la pared del intestino.
6.3 Hígado
El hígado, una glándula de 1,5 kg de peso; es el
mayor de nuestros órganos internos. Recibe, a
través de la vena porta, la sangre procedente del
intestino, mientras que la sangre oxigenada le
llega por medio de la arteria hepática.
Está dividido en dos lóbulos, constituidos por
células epiteliales especializadas (hepatocitos).
La bilis producida por los hepatocitos es vertida a
los canalículos biliares, que desembocan en
conductos biliares que, confluyen en el conducto
hepático, que lleva la bilis a la vesícula biliar.
El hígado es el principal órgano metabólico
del organismo. Es capaz de realizar hasta 500
funciones diferentes, entre las que cabe
destacar:
1. Produce la bilis, que se almacena
temporalmente en la vesícula biliar, desde donde es liberada cuando el alimento llega al duodeno. La bilis
es indispensable para la digestión y absorción de las grasas en el intestino, ya que emulsiona las grasas,
es decir, las fragmenta en pequeñas gotitas esféricas, dispersándolas, para que sean fácilmente atacables
por las lipasas del intestino delgado. Está formada por las sales
biliares (acción emulsionante), colesterol y productos de desecho de
la destrucción de glóbulos rojos envejecidos llamados biliverdina y
bilirrubina que son los responsables de su color verdoso. La bilis,
además, neutraliza la acidez del quimo y favorece la absorción de los
ácidos grasos y de las vitaminas liposolubles (A, D, E, K)
2. Metabolismo de glúcidos: el hígado transforma la glucosa (procedente de la digestión) en glucógeno,
que se almacena en los hepatocitos. De esta manera, el hígado actúa a modo de despensa, almacenando
el exceso de glucosa después de la digestión, para ir cediéndola poco a poco, según las necesidades: el
glucógeno se hidroliza y la glucosa liberada pasa a la sangre.
3. Metabolismo de lípidos: el hígado degrada ácidos grasos y transforma el exceso de acetil-coenzima A
en cuerpos cetónicos. Además, sintetiza lipoproteínas de transporte (transportan grasas, ácidos grasos y
colesterol en la sangre), colesterol y ácidos biliares.
4. Metabolismo de proteínas: degrada los aminoácidos, separando el grupo amino y transformándolo en
urea. Sintetiza, además, la mayoría de las proteínas plasmáticas.
5. Eliminación de fármacos, hormonas, alcohol y otras sustancias tóxicas: el hígado dispone de un
auténtico arsenal de enzimas que transforman las moléculas tóxicas en derivados fácilmente eliminables
bien por la orina, la bilis u otras vías. El alcohol es una de las principales sustancias tóxicas metabolizadas
por el hígado. Los grandes bebedores tienen un elevado riesgo de enfermedad hepática grave, debido al
trabajo a que se someten sus células para oxidar el etanol, que hace que los monosacáridos, aminoácidos y
ácidos grasos no puedan ser degradados y se conviertan en grasa Las células hepáticas trabajan
intensamente para liberarse del exceso de grasa y al cabo de un tiempo, que depende de la cantidad de
alcohol consumido, las células repletas de grasa se van destruyendo, originándose un proceso inflamatorio,
denominado hepatitis alcohólica. El funcionamiento hepático disminuye progresivamente, hasta llegar a la
cirrosis, situación en la cual el hígado es incapaz de realizar sus funciones normales y puede sobrevenir la
muerte del individuo.
6. Almacenamiento de hierro, cobre y vitaminas liposolubles, como la A, D, E y K.
7. Fagocitosis: algunas células del hígado (células de Kupffer) fagocitan los eritrocitos y leucocitos
envejecidos, así como algunas bacterias.
8. Activación de la vitamina D: la piel, el hígado y los riñones originan la forma activa de esta vitamina.
9. Formación de los factores de la coagulación.
10. Formación y excreción de bilirrubina: procede de la degradación de la hemoglobina, es liberada en la
bilis y eliminada a través del tubo digestivo.
6.4 Páncreas
El páncreas es una glándula mixta, dado que tiene un componente endocrino (segrega las hormonas
insulina y glucagón, ambas reguladoras de la glucemia) y un componente exocrino, que produce el jugo
pancreático.
El jugo pancreático llega al intestino a través del conducto pancreático o de Wirsung, que desemboca,
junto con el colédoco, en la ampolla de Vater. El contenido enzimático del jugo pancreático es:

Enzimas que contiene Acción sobre Productos resultantes

Amilasa pancreática Almidón Maltosa


Lipasa pancreática Grasas Ac.Graso + Glicerina
Tripsina Péptidos Péptidos + aminoácidos
Jugo
pancreático Quimotripsina Péptidos Péptidos + aminoácidos
Peptidasa Péptidos Péptidos + aminoácidos

Nucleasas pancreáticas Ácidos nucleicos Nucleótidos

El jugo pancreático también contiene ión bicarbonato, que neutraliza la acidez del quimo proceden-te del
estómago; este medio ligeramente alcalino favorece la actividad de las enzimas pancreáticas.
Todas las enzimas proteoliticas del páncreas se segregan en forma de precursores inactivos. En el duodeno,
la enteroquinasa de la mucosa intestinal transforma el tripsinógeno en tripsina, que activa al resto de las
proteasas (convierte el quimotripsinógeno en quimotripsina)

6.5 Mucosa intestinal


Las membranas de las células de la mucosa intestinal, contienen enzimas digestivas que no se secretan hacia
la luz del tubo digestivo, sino que actúan cuando las moléculas entran en contacto con dicha membrana. Son
las siguientes:
Enzimas que contiene Acción sobre Productos resultantes
Maltasa Maltosa Glucosa
Lactasa Lactosa Glucosa + Galactosa
Sacarasa Sacarosa Glucosa + Fructosa
Jugo
Intestinal Lipasa intestinal Glicéridos Glicerina + Ácido graso
Peptidasa intestinal Péptidos Aminoácidos
Pentosa + ácido fosfórico +base
Nucleasas intestinales Nucleótidos
nitrogenada

El trabajo en cadena de las enzimas ha convertido los alimentos (excepto la fibra vegetal) en un liquido
lechoso, llamado quilo, formado por: agua, sales minerales, vitaminas, monosacáridos (glucosa, fructosa,
galactosa), aminoácidos, glicerina, ácidos grasos, bases nitrogenadas, ácido fosfórico, ribosa/desoxirribosa,
productos no digeridos, etc.; es decir, moléculas muy sencillas, con lo que la digestión ha concluido.
Las moléculas sencillas resultantes de la digestión deben atravesar la pared intestinal (absorción) para
ingresar en el torrente circulatorio y ser transportadas a todas las células del cuerpo. La absorción es un
proceso selectivo que realizan las células epiteliales de la pared intestinal.

7. LA ABSORCIÓN INTESTINAL

7.1 Absorción en el Intestino Delgado


La absorción consiste en el paso de sustancias desde el tubo digestivo hacia la sangre y la linfa. Para ello, los
nutrientes (azúcares, aminoácidos, ácidos grasos, etc.) deben atravesar las membranas que separan ambos
medios.
Salvo algunas pequeñas moléculas, como el alcohol, que se absorbe en el estómago, la absorción tiene lugar,
preferentemente, en el intestino delgado: diariamente son absorbidos unos 9 litros de agua, en la que están
disueltos cerca de 500 g de nutrientes.
Vellosidades

Para aumentar la superficie de absorción, la mucosa intestinal forma unos repliegues transversales (que
triplican su superficie), recubiertos en su interior por diminutas vellosidades que pueden verse a simple
vista, dándole apariencia aterciopelada. Pero, además, las células del epitelio intestinal que reviste las
vellosidades tienen la cara de la membrana plasmática que da a la luz del intestino cubierta de
microvellosidades, es decir, con numerosos pliegues sólo visibles con el microscopio electrónico. Todo ello
proporciona al intestino delgado una superficie total de absorción de unos 300 m 2.
Para completar el proceso de la absorción, cada vellosidad está recorrida por una red de capilares
sanguíneos y vasos linfáticos (vasos quilíferos).
Los nutrientes que atraviesan las vellosidades se
incorporan a los capilares sanguíneos (salvo las grasas
y las vitaminas liposolubles). Estos capilares confluyen
en la vena porta, que lleva al hígado toda la sangre
procedente del intestino, y posteriormente ingresan en
la circulación general a través de la vena hepática, que
vierte su contenido en la vena cava inferior. Esta red
sanguínea exclusiva recibe el nombre de sistema
porta. En cuanto a los lípidos, como se ha indicado
anteriormente, recorrerán un camino distinto: los ácidos
grasos, glicerina y monoglicéridos, vuelven a
convertirse en grasas en las células de la mucosa
intestinal. Estas grasas, junto con moléculas de
colesterol, fosfolípidos y proteínas transportadoras,
forman los llamados quilomicrones, que pasarán a los
vasos quilíferos, de donde pasan a la red linfática.
Ciertas alteraciones pueden originar una mala
absorción de determinados nutrientes. Por ejemplo, los
celíacos no pueden absorber el gluten (proteína de los
cereales), por lo que sus dietas no deben contener esta
proteína.
A veces, la absorción de ciertas sustancias necesita otra sustancia. Por ejemplo:
• la absorción del hierro necesita la presencia de vitamina B12.
• la absorción del calcio necesita vitamina D.
• la absorción de sustancias lipídicas necesita la presencia de bilis.
También se pueden producir interacciones entre determinadas moléculas presentes en la dieta. Por
ejemplo, el bicarbonato neutraliza el pH gástrico, al tiempo que destruye la vitamina B. El té disminuye la
absorción del hierro.
7.2 Intestino Grueso
El intestino grueso es la última porción del tubo digestivo; de 1,5 m de longitud y unos 6,5 cm de diámetro,
su superficie externa presenta numerosas dilataciones, separadas entre sí por surcos transversales.
En el intestino grueso la actividad digestiva es muy escasa; sus funciones primordiales son la absorción de
agua y de iones inorgánicos y la eliminación de los restos de todo el proceso digestivo, en forma de heces
fecales.
El intestino grueso comprende tres regiones:
• El ciego es una región corta con forma de saco, en el fondo del cual nace un pequeño tubo cerrado en su
extremo, como un dedo de guante, llamado apéndice
vermiforme o cecal. Es un órgano ascendente linfoide
relacionado con el sistema inmunitario.
• El colon, la porción principal del intestino grueso,
asciende vertical-mente desde el ciego (colon
ascendente), se dobla pasando horizontalmente por
debajo y por delante del estómago (colon transverso) y
baja por el lado izquierdo (colon descendente).
• El recto es la parte final del tubo digestivo; de unos 20 Válvula ileocecal
cm de longitud, termina en el ano, cerrado por dos
esfínteres: el esfínter anal interno de músculo liso
(involuntario) y el esfínter anal externo de musculatura
estriada (de control voluntario). En esta zona se
encuentran las venas hemorroidales, que en determinadas
circunstancias se dilatan originando hemorroides. Las
paredes internas del esfínter pueden agrietarse y formar
fisuras que producen dolores muy intensos durante la
defecación, sobre todo si las heces son duras y secas
como consecuencia de dietas pobres en fibra vegetal.

El intestino grueso contiene una abundante flora bacteriana o microbiota, que es un conjunto de
microorganismos (más de 100 millones de 400 especies diferentes, de las que predominan bacterias de
Escherichia coli), y que se adquiere inmediatamente después del nacimiento. A los dos años de edad, la
flora intestinal ya es prácticamente definitiva y se mantiene muy estable a lo largo de la vida, cumpliendo
una serie de funciones:
• Produce fermentación de los residuos no digeridos, como almidón y fibras de celulosa, originando gases,
que son evacuados, y ácidos grasos volátiles, que son absorbidos. Los residuos proteicos sufren
fermentación pútrida (putrefacción) y son hidrolizados por las enzimas bacterianas liberando aminoácidos,
algunos de los cuales se descomponen dando lugar a compuestos volátiles, como el indol y escatol, que se
eliminan y son responsables del mal olor de las heces.
• Sintetiza vitamina K y algunas otras del complejo B, que son aprovechadas por el organismo.

Como resultado de la actividad digestiva y bacteriana, en el intestino grueso se forman las heces, que están
compuestas por bacterias intestinales, restos de células procedentes de la mucosa intestinal y de los
conductos de las glándulas intestinales y residuos no digeridos, sobre todo celulosa procedente de los
vegetales ingeridos.
Si en la dieta diaria se incluye alimentos que contengan fibra (verduras, frutas, legumbres, pan integral,
etc.), las fibras de celulosa absorben gran cantidad de agua, por lo que las heces están bien lubricadas y su
evacuación se realiza con facilidad. Por el contrario, en las dietas pobres en celulosa, las heces que se
forman son duras y con poca agua; por tanto, discurren mal por el intestino, originando estreñimiento.

La pared del tubo digestivo posee receptores que detectan la distensión producida por el volumen de los
materiales contenidos y la naturaleza de los nutrientes del quimo. Los estímulos registrados en estos
receptores pueden dar origen a respuestas a través de dos tipos de mecanismos: nerviosos y hormonales
que controlan la actividad del aparato digestivo.

8. REGULACIÓN DEL PROCESO DIGESTIVO

8.1 Regulación nerviosa


El tubo digestivo posee un sistema nervioso intrínseco (sistema nervioso entérico), formado por dos redes
o plexos nerviosos relacionados entre sí (plexo mientérico o de Auerbach y plexo submucoso o de
Meissner), que regulan la actividad del músculo liso de la pared del tubo digestivo y de las glándulas que
segregan en él, controlando la mezcla del alimento con los jugos digestivos y su tránsito a través del tracto
gastrointestinal.
Además, las fibras nerviosas simpáticas y parasimpáticas establecen conexión entre el sistema nervioso
central y el sistema nervioso entérico, activando o inhibiendo, según el caso, la función digestiva.
Por otro lado, algunos estímulos procedentes del exterior, como la visión o el olor de la comida y los estados
emocionales, pueden influir sobre el tubo digestivo a través de impulsos nerviosos procedentes de centros
superiores del sistema nervioso central.

8.2 Regulación hormonal


Las hormonas que controlan los procesos digestivos son segregadas por células endocrinas situadas en el
epitelio del estómago y del intestino, como respuesta a los componentes del quimo y a la distensión del
tubo. Las sustancias más importantes con actividad hormonal son: gastrina, secretina y colecistoquinina.

Hormonas Digestivas GASTRINA COLECISTOQUININA SECRETINA

LOCALIZACIÓN DE LAS
Estómago Intestino delgado Intestino delgado
CÉLULAS SECRETORAS

ESTÍMULO QUE LAS


Aminoácidos y péptidos Aminoácidos y ácidos grasos Acidez
PRODUCE
Estimula la secreción de Estimula la secreción de
Favorece la motilidad y
ACCIÓN QUE EJERCE enzimas pancreáticas y vacía bicarbonato y agua por el
secreción gástrica
la vesícula biliar páncreas

9. ENFERMEDADES DEL APARATO DIGESTIVO


CARIES DENTAL. Los restos de alimentos, sobre todo si son azucarados, se adhieren a los dientes y
forman la placa dental, donde proliferan millones de bacterias. Los restos ácidos del metabolismo bacteriano
atacan y disuelven el esmalte y la dentina, lo que permite la invasión bacteriana de la pulpa. Se forma una
caries que, si no se trata a tiempo, puede destruir todo el diente y originar una infección más grave.
Algunos hábitos diarios para prevenir la caries son: uso de dentífricos con flúor, que refuerza el esmalte y
cepillado para eliminar los restos de comida, uso del hilo de seda dental entre los dientes y la visita
periódica al dentista para eliminar el sarro y controlar las posibles caries.
AMIGDALITIS Y FARINGITIS. Inflamación aguda de las amígdalas o la faringe, debida generalmente a
infección bacteriana o vírica. Se manifiesta por dolor de garganta, fiebre, malestar general y amígdalas
edematosas y, a veces, purulentas. Se trata con antibióticos (si es bacteriana) y con analgésicos y
antitérmicos.
ÚLCERA PÉPTICA. Es una lesión ulcerosa de la mucosa gástrica (úlcera gástrica), del píloro o de la
primera porción del duodeno (ulcera duodenal).
Se desarrolla cuando se altera el equilibrio normal entre las fuerzas destructoras y protectoras, es decir, por
un aumento de la secreción ácida del jugo gástrico o una disminución en la secreción del mucus protector
de la mucosa gástrica.
Entre los factores que las desencadenan están: el estrés, el tabaco, ciertos alimentos (alcohol, café, y
alimentos que retrasan el vaciamiento gástrico), ciertos medicamentos (ácido acetilsalicílico,
antiinflamatorios no esteroideos) y bacterias como el Helicobacter pylori.
Tratamiento: dieta, evitar fármacos y estrés, administrar antibióticos y antiácidos y cirugía en caso
necesario. En los casos más graves, las úlceras pueden perforar la pared del estómago y abrirse al espacio
abdominal ocasionando peritonitis. Entonces el tratamiento es quirúrgico y de urgencia.
GASTROENTERITIS. Inflamación de la mucosa gástrica o intestinal debida a diferentes causas, como
infecciones víricas o bacterianas (Salmonella, Shigella, E. Coli, Campylobacter) e intoxicaciones
alimentarias no bacterianas (por pescados, hongos, alimentos contaminados, intolerancia a la lactosa,…).
Sus síntomas son: nauseas, vómitos, falta de apetito, dolor abdominal, diarrea, fiebre y debilidad. Si se
pierden muchos líquidos se puede producir deshidratación, hipotensión y dolores musculares. El tratamiento
depende de la intensidad y de la causa. Es imprescindible reposo, dieta blanda e ingesta abundante de
líquidos.
APENDICITIS. Inflamación del apéndice vermiforme debida a un proceso infeccioso. Está precedido de
una obstrucción de la luz del apéndice por material fecal, cuerpo extraño o estenosis.
— Clínica: dolor abdominal que se inicia alrededor del ombligo, que aumenta de intensidad y se localiza en
el lado derecho del abdomen. Se acompaña de fiebre, nauseas y vómitos.
— Tratamiento: extirpación del apéndice. Si no se extirpa se perfora y da lugar a una peritonitis.
CÁNCER DE COLON. Es uno de los tumores más frecuentes —el segundo en los hombres, después del
de pulmón y el tercero en las mujeres, después del de mama y del de pulmón—
En su desarrollo intervienen diversos factores: la genética juega un papel importante así como la dieta rica
en grasas y proteínas animales; mientras que la fibra de la dieta ejerce un papel protector.
Sus síntomas son: cambios en el hábito intestinal (diarreas, estreñimiento), dolor abdominal, rectorragia
(sangre en heces). Se trata con cirugía y quimioterapia.
HEMORROIDES. Varices de las venas hemorroidales del ano y el recto; pueden no dar síntomas o ser
dolorosas y sangrar. Ell tratamiento definitivo es la cirugía. Pueden mejorar tomando una dieta rica en fibra.
HEPATITIS. Inflamación del hígado causada por virus, fármacos y sustancias químicas (incluido el
alcohol).
— Hepatitis A: Es leve, se caracteriza por malestar general, fiebre e ictericia (color amarillo de la piel y
mucosas). No deja enfermedad hepática permanente.
— Hepatitis B:. El paciente puede curar, ser portador o tener una cirrosis o cáncer hepático. Se dispone de
vacuna para este tipo de hepatitis.
— Hepatitis C: Causa hepatitis crónica y puede ser causa de cirrosis o cáncer hepático.
CÁLCULOS BILIARES. Se producen por la formación de cristales de colesterol en la bilis. La presencia.
Puede no dar síntomas u obstruir el tracto de salida de la bilis produciéndose un cólico biliar.
CIRROSIS HEPÁTICA. Hígado desestructurado por inflamación crónica. Las causas más frecuentes son el
abuso de alcohol y la hepatitis crónica.
TOXIINFECCIONES ALIMENTARIAS. Son enfermedades causadas por la ingestión de alimentos.
Podemos enfermar después de consumir alimentos por varias razones:
a) porque los alimentos sean tóxicos por si mismos, como las setas venenosas, las más frecuentes se
deben a las especies Amanita muscaria y A. phalloides.
b) porque los alimentos estén contaminados por tóxicos químicos, como los metales pesados (plomo,
mercurio...).
c) porque estén contaminados por microorganismos o por sus toxinas, siendo estas las más frecuentes.
Las enfermedades que producen suelen dar síntomas digestivos comunes, como son nauseas, vómitos,
diarreas y malestar abdominal, aunque cada una de las enfermedades tienen sus particularidades clínicas.
• Diarreas producidas por toxinas: algunas bacterias como el Vibrium cholerae, Escherichia coil,
Estafilococo (pasteles de crema, queso fresco) producen enterotoxinas que alteran la absorción
intestinal y producen diarrea.
• Diarrea producida por proliferación bacteriana en la mucosa intestinal: Salmonella (huevos, carne
de ave), Shigella (ensaladas), Escherichia coli, producen diarrea sanguinolenta.
• Diarrea del viajero: afecta a turistas y viajeros, suele estar producida por Escherichia. coil, aunque
también están implicados virus.
• Botulismo: grave enfermedad causada por una neurotoxina producida por el bacilo Clostridium
botulinum (conservas caseras), bloquea la liberación de los neurotransmisores en las terminaciones
nerviosas, con lo que paraliza los músculos y puede llevar a la muerte por parada respiratoria.
ENFERMEDADES CAUSADAS POR PARÁSITOS
• Anisakiasis: Infestación del tubo digestivo por Anisakis, gusano cuyas larvas están presentes en
gran cantidad de pescados, ocurre si se come pescado crudo.
• Triquinosis: Trichinella spiralis (transmitido por consumo de carne de cerdo, jabalí).
• Teniasis: Tenia solium en la carne de cerdo.

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