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Libro Rojo de las Plantas Fanerógamas de Colombia. Volumen


1: Chrysobalanaceae, Dichapetalaceae y Lecythidaceae

Book · January 2002

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3 authors, including:

Néstor García
Pontificia Universidad Javeriana
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fanerógamas de Colombia

3
© Esta obra deberá ser citada de la siguiente manera:

a) Si cita todas las obras:

Calderón, E., G. Galeano & N. García (eds.). 2002. Libro Rojo de Plantas Fanerógamas de Colombia.
Volumen 1: Chrysobalanaceae, Dichapetalaceae y Lecythidaceae. La serie Libros rojos de especies
amenazadas de Colombia. Bogotá, Colombia. Instituto Alexander von Humboldt, Instituto de Ciencias
Naturales-Universidad Nacional de Colombia, Ministerio del Medio Ambiente.

ISBN: 958-8151-09-0

Palabras clave
Colombia
Chrysobalanaceae
Dichapetalaceae
Lecythidaceae
Flora amenazada
Libro rojo

© Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt


Calle 37 No. 8-40, Mezzanine, Bogotá D.C.
www.humboldt.org.co

© Instituto de Ciencias Naturales – Universidad Nacional de Colombia


Apartado 7495, Bogotá, D.C.
www.icn.unal.edu.co

Dirección y coordinación general libro rojo de plantas


Eduardo Calderón1 y Gloria Galeano2
1
Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt
2
Instituto de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Colombia

Ilustraciones: Henry Arellano, William S. Moye, Julia Loken y David Woolcott.


Cartografía y análisis SIG: Julio César Gutiérrez y Carol Andrea Franco - Unidad SIG - IAvH
Diseño y Diagramación: Angela Gil y Silvia Barreto.

Portada
Tapura colombiana Cuatrec.: Iconografía Mutisiana No. 2379, elaborada por Vicente Sánchez. De
la Colección Iconográfica de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reyno de Granada. Reproduci-
da con permiso del Real Jardín Botánico de Madrid.

La publicación de esta obra se realizó con el apoyo del Ministerio del Medio
Ambiente (MMA), El Fondo Ambiental Mundial (GEF), el Banco Mundial y la
Embajada Real de los Países Bajos (como financiadores del proyecto Conservación
y Uso Sostenible de la Biodiversidad en los Andes Colombianos), y la Corporación
Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC).

Derechos reservados conforme la ley, los textos pueden ser utilizados total o
parcialmente citando la fuente. Los documentos que componen este libro han
sido editados con previa aprobación de sus autores.

La serie Libros Rojos de Especies Amenazadas de Colombia ha sido liderada


por las siguentes instituciones:

Fundación
INGUEDE

Impreso en Colombia por Panamericana Formas e Impresos S.A.

4
fanerógamas de Colombia

Volumen 1
Chrysobalanaceae, Dichapetalaceae y Lecythidaceae

Eduardo Calderón
Gloria Galeano
Néstor García
Editores

Junio de 2002
5
6
Contenido

La Serie Libros rojos de especies 9


amenazadas de Colombia

Presentación 11

Presentación Director Instituto 13


Alexander von Humboldt

Agradecimientos 15

Siglas y abreviaturas 19

Prólogo 21

Prefacio 23

Introducción 31

Metodología 39

Especies Amenazadas 47

Chrysobalanaceae 49
Dichapetalaceae 119
Lecythidaceae 141

Lista de especies por 203


categoría

Literatura citada 207

Lista de ilustraciones y créditos 211

Indice de nombres científicos 213

Indice de nombres comunes 217

7
8
La serie Libros Rojos de
Especies Amenazadas de
Colombia

L preparación y publicación de la serie libros rojos de especies


amenazadas de Colombia es el resultado de la colaboración
interinstitucional y una muy amplia participación de la comunidad
científica colombiana. Este proceso fue iniciado en 1996 por el Ministerio
del Medio Ambiente y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt quienes convocaron a un taller en Villa de Leyva
a un grupo de profesionales de la comunidad científica nacional y del
SINA para compartir con Bernardo Ortiz de la UICN y con Frankiln Rojas
de la Fundación PROVITA de Venezuela experiencias de elaboración de
los libros rojos a nivel mundial, y sentar las bases para iniciar un proceso
de elaboración de los libros rojos del país.

En Colombia, los primeros intentos por construir listas de especies


amenazadas datan de la década de los ochenta, a través de los esfuerzos
liderados por investigadores vinculados al Instituto Nacional de los
Recursos Naturales-INDERENA. Desde el sector académico del país se
podrán referir esfuerzos similares como los desarrollados por el Instituto
de Ciencias Naturales-Universidad Nacional de Colombia, el cual elaboró
en 1993 la lista nacional de los quelonios amenazados y en el año 2000 la
lista de briófitos amenazados.

Posteriormente y dentro de los esfuerzos institucionales que el marco


del Sistema Nacional Ambiental-SINA, a raíz de la creación del Ministerio
del Medio Ambiente y del Instituto Alexander von Humboldt como entidad
soporte en materia de investigación científica en biodiversidad se
empezaron a adelantar y suscribir convenios de cooperación científica y
técnica que permitieron la elaboración de listas preliminares de especies
amenazadas de mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces, artrópodos y
plantas.

En diciembre de 1998, se realizó en Villa de Leyva un taller de «Uso de las


Categorías UICN y su aplicación en Colombia» convocado por el Ministerio
del Medio Ambiente, el Instituto Humboldt y el Instituto de Ciencias
Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, en el cual participaron
además de profesionales de estas instituciones, profesionales de 11
universidades e institutos de investigación. Este taller fue orientado por
9
Georgina Mace y Bernardo Ortiz de la UICN. En esta oportunidad se
integró un equipo coordinador que se encargaría de liderar un proceso de
convocatoria a conocedores de diferentes grupos biológicos, dando origen
al «Proyecto Libro Rojo de Especies Amenazadas de Colombia». El comité
coordinador se conformó con representantes del Ministerio del Medio
Ambiente, el Instituto Alexander von Humboldt, el Instituto de Ciencias
Naturales, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras «José Benito
Vives De Andreis» (Invemar), Conservación Internacional – Colombia y la
Fundación Inguedé. A inicios de 1999 el comité coordinador estaba
constituido por: José Vicente Rodríguez, coordinador del grupo de
mamíferos; Ana María Franco y Luis Miguel Renjifo coordinadores del
grupo de aves; Olga Castaño Mora, coordinadora del grupo de anfibios y
reptiles; Ricardo Alvarez-León, coordinador del grupo de peces; Eduardo
Calderón, José Luis Fernández y Gloria Galeano, coordinadores del grupo
de plantas superiores; Luis Guillermo Henao, coordinador del grupo de
Hongos; Jaime Uribe coordinador del grupo de criptógamas; Cristián
Samper, en representación del Instituto Humboldt, Gonzalo Andrade en
representación del Instituto de Ciencias Naturales y Adriana Rivera y
Claudia Rodríguez en representación del Ministerio del Medio Ambiente.

Entre mediados de 1999 y principios de 2000 el Instituto Alexander von


Humboldt ofreció tres talleres sobre la aplicación de las categorías de la
UICN en Villa de Leyva, y entre julio y agosto del mismo año ofreció un
curso-taller virtual sobre la aplicación de dichos criterios, dirigido a
aquellos investigadores que no pudieron participar en alguno de los talleres
presenciales. Estos eventos sirvieron además de ámbito para consolidar
el comité coordinador de la serie.

En el momento de la publicación de este libro, este comité está conformado


por: Maureen Irina Montenegro, Adriana Rivera y Claudia Rodríguez del
Ministerio del Medio Ambiente; Juan David Amaya-Espinel, Eduardo
Calderón, Ana María Franco-Maya y Luis Miguel Renjifo del Instituto
Alexander von Humboldt; José Vicente Rodríguez-Mahecha de
Conservación Internacional – Colombia; Arturo Acero, Germán Amat,
Gonzalo Andrade, Olga Victoria Castaño Mora, Gloria Galeano, Edgar
Linares, John Lynch, José Iván Mojica y Jaime Uribe del Instituto de
Ciencias Naturales; Luz Stella Mejía y Gabriel Navas del INVEMAR; y
Luis Guillermo Henao de la Fundación Inguedé.

Después de cuatro años de trabajo y gracias a la vinculación de la


comunidad científica nacional el Ministerio del Medio Ambiente, el
Instituto Alexander von Humboldt, el INVEMAR, el Instituto de Ciencias
Naturales, Conservación Internacional-Colombia y la Fundación Inguedé
se complacen en poner a disposición del público en general el primer
grupo de libros rojos los cuales sintetizan la situación actual de las
especies amenazadas de aves, invertebrados marinos, peces continentales,
peces marinos, plantas criptógamas, reptiles y un primer volumen de
plantas fanerógamas. A futuro serán publicados los libros de anfibios,
hongos, invertebrados terrestres, mamíferos y varios volúmenes de plantas
fanerógamas, los cuales se encuentran en proceso de preparación.

10
Presentación

N
uestros padres y abuelos tuvieron el privilegio de conocer animales
como el pato zambullidor y el caimán del Magdalena. Se acogieron
a la sombra generosa de formidables árboles maderables y gozaron
de un paisaje salpicado de belleza y originalidad. Muchos de nosotros no
contamos con la misma suerte.

Por eso, nuestra responsabilidad en la recuperación y manejo de las


poblaciones silvestres amenazadas en el país, es en este momento una
prioridad inaplazable que nos hemos trazado como directriz de trabajo,
tanto en el Marco Político para la Gestión en Fauna Silvestre como en la
Política de Biodiversidad.

Para ello, hemos propuesto el desarrollo de un proceso nacional de


consulta con miras a la categorización de especies según criterios de
uso, distribución geográfica, abundancia, nivel de conocimiento,
importancia ecológica y factores de amenaza.

Conscientes de la problemática que representa para el país, la pérdida


paulatina de especies silvestres y recursos genéticos, sumada al bajo
nivel de conocimiento, escasez de recursos económicos para la protección
de especies amenazadas y deficiencias jurídicas y administrativas para
su recuperación y manejo, el Ministerio del Medio Ambiente incluyó como
una de las metas del cuatrienio 1998-2002 del Proyecto Colectivo
Ambiental, la edición y publicación de los Libros Rojos de Especies
Amenazadas, como herramienta de consulta nacional para la toma de
decisiones en la gestión ambiental.

Esta iniciativa acoge los lineamientos de la Unión Mundial para la


Naturaleza- UICN y constituye en ejemplo de trabajo colectivo liderado
por el Ministerio del Medio Ambiente, el Instituto de Investigación de
Recursos Biológicos «Alexander von Humboldt», el Instituto de
Investigaciones Marinas y Costeras «José Benito de Andreis»- INVEMAR,
el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de
Colombia, Conservación Internacional, Fundación Inguede y un grupo de

11
expertos e investigadores de la comunidad científica nacional e
internacional, quienes participaron en la elaboración de las fichas por
especie.

Los libros rojos identifican aquellas especies con mayor riesgo de extinción
en el país y recomiendan una serie de medidas apropiadas para su
conservación, por lo cual se se convierten en valiosos instrumentos de
divulgación y orientación para las autoridades ambientales, la comunidad
científica, la sociedad civil y los entes de control de todo el país.

La protección de las especies amenazadas es una obligación compartida


por todos los actores institucionales y sociales con miras a defender y
recuperar en buena parte, el inmenso patrimonio biológico que hemos de
heredar a las próximas generaciones.

JUAN MAYR MALDONADO


Ministro del Medio Ambiente

12
Presentación
Director Instituto
Alexander von Humboldt

M
uchos son los esfuerzos, las iniciativas y recursos que se han
destinado a la conservación de la biodiversidad luego de la cumbre de
Río de Janeiro en 1992. Sin embargo, no ha sido posible, hasta el
momento, detener el deterioro ambiental y la pérdida de biodiversidad a escala
global. ¿Será que sí estamos haciendo lo suficiente? La falta de conocimiento,
la ignorancia y el desinterés contribuyen de manera significativa y decisiva en
la transformación del medio natural y amenazan de manera diferencial la exis-
tencia de las especies que los habitan.

Con base en la misión de promover, coordinar y realizar investigación que


contribuya a la conservación y uso sostenible de la biodiversidad en Colombia,
el Instituto Humboldt inició una línea para la conservación de especies amena-
zadas desde 1996. Dicha línea, que ha contado con el apoyo del Ministerio del
Medio Ambiente, tiene como objetivo principal sentar bases sólidas de conoci-
miento para identificar las causas de amenaza a las especies de fauna y flora
en Colombia. Este conocimiento permitirá identificar grados de amenazas, áreas
de concentración de especies amenazadas, priorizar y recomendar acciones de
conservación donde sean más eficientes y pertinentes.

Hoy presentamos el primer volumen de los Libros Rojos de las Plantas


Fanerógamas de Colombia, como el resultado del trabajo comprometido de un
grupo de botánicos del país que, de manera participativa y bajo el liderazgo de
un comité compuesto por investigadores del Instituto Humboldt y el Instituto de
Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, compilaron y ana-
lizaron la información sobre especies amenazadas del país. El libro presenta
una evaluación del grado de riesgo para 222 especies, e incluye información
biológica actualizada para 71 especies amenazadas pertenecientes a las fami-
lias Chrysobalanaceae, Dichapetalaceae y Lecythidaceae. Incluye, además, ilus-
traciones, mapas de distribución geográfica, amenazas principales y medidas
propuestas de conservación.

El Libro Rojo de las Plantas Fanerógamas de Colombia contribuye al desarrollo


de la Estrategia Nacional para la Conservación de las Plantas, y se constituye
en una importante herramienta para definir prioridades de conservación. Con-
fiamos de esta manera contribuir al conocimiento y conservación de las plantas
amenazadas de Colombia.

Fernando Gast Harders


Director General
Instituto Humboldt

13
14
Agradecimientos

S
e reconoce el apoyo de Ghillean T. Prance y Scott A. Mori como
especialistas de las familias consideradas, y por autorizarnos a
usar algunas de las ilustraciones publicadas en sus monografías;
a José Luis Fernández y Edgar Linares, curadores del Herbario Nacional
Colombiano (COL), por las facilidades para consultar el herbario; a Dairon
Cárdenas, del Herbario Amazónico COAH (del Instituto SINCHI), por po-
ner a nuestra disposición el herbario y su base de datos, y por su apoyo
permanente; a Alvaro Cogollo (Herbario JAUM) por la colaboración presta-
da y la información suministrada, especialmente en lo que concierne a la
distribución de las especies en Antioquia; a José Luis Fernández, compa-
ñero en la coordinación de este proyecto, por su constante apoyo y
orientación.

A las asistentes de investigación Isabel Tobón e Hilda Dueñas, por la


recopilación y organización de gran parte de la información para estas
tres familias. Por su trabajo en la elaboración de los mapas se agradece
a Carol Andrea Franco (de la unidad del Sistema de Información Geográ-
fica-SIG del Instituto Humboldt) y a Julio César Gutiérrez (del programa
de Biología de la Conservación del Instituto Humboldt). También se reco-
noce y agradece la ayuda de Fernando Forero y Claudia Patricia Ortiz durante
las etapas de georreferenciación, así como el apoyo de Dolors Armenteras,
directora de la unidad de SIG.

Se agradece a Henry Arellano, por realizar la mayoría de las ilustraciones


que acompañan este trabajo; a Carole Young, directora del “New York
Botanical Garden Press”, por otorgar permiso para reproducir tres ilus-
traciones de las revistas Flora Neotropica y Brittonia, para las especies
Licania cabrerae, L. fuchsii y L. maritima; a María T. Tellería, directora del
Real Jardín Botánico de Madrid, por autorizar la reproducción de la ilus-
tración de Tapura colombiana, incluida en la portada.

También a Enrique Forero, del Instituto de Ciencias Naturales de la Uni-


versidad Nacional de Colombia, por haber escrito el prólogo.

A los asistentes de investigación Paola Pedraza, Marcela Alvear, Alexandra


Hernández, María A. Orjuela, Carlos A. Bernal y a Andrés Varón, por

15
contribuir al desarrollo conceptual y manejo de la base de datos en la que
se recopiló toda la información.

También se agradece a la Asociación Colombiana de Herbarios, y a cada


uno de sus miembros (los herbarios regionales), por poner a disposición
sus colecciones, información o conocimiento, con miras a mejorar la in-
formación contenida en esta serie. Igualmente, reconocemos la ayuda
que nos han prestado algunos miembros de la Red Colombiana de Jardi-
nes Botánicos y de la Red Colombiana de Reservas de la Sociedad Civil, al
haber compartido con nosotros su conocimiento y opiniones.

Se reconoce la ayuda de aquellas personas que de una u otra forma han


contribuido a consolidar el proceso de producción de los libros rojos, ya
sea en la etapa de discusión inicial del proyecto (durante varias reunio-
nes y talleres realizados en el Instituto Humboldt, en Villa de Leyva 1999-
2000), o durante la fase de intercambio de información (muchas veces
personalmente, en congresos, o por correo); las contribuciones de estas
personas han sido importantes, de una u otra forma, para la orientación
del proyecto o para la concreción de este primer volumen del libro rojo de
fanerógamas, y por esto agradecemos muy sinceramente a Jaime Aguirre,
Marisol Amaya, Germán Andrade, Gonzalo Andrade, Jesús E. Arroyo,
Rodrigo Bernal, Julio Betancur, César Barbosa, Isidoro Cabrera, Ricardo
Callejas, Rafael Castillo, Eduino Carbonó, Alejandro Castaño, Jorge
Ceballos, Emilio Constantino, Hermes Cuadros, Wilson Devia, Arend De
Wilde, Santiago Díaz P., Héctor E. Esquivel, Ramiro Fonnegra, José H.
Gallego, Diego Giraldo C., Favio González, Rob Gradstein, Peter Lowy,
Jim Luteyn, José L. Fernández, Enrique Forero, Ximena Londoño, Ricardo
Manrique, Humberto Mendoza, Myriam Monsalve, María T. Murillo, Clara
I. Orozco, P. Pedro Ortíz S. J., Nicolás Peláez, Pablo Picca, Luz M. Quiñones,
Bernardo Ramírez, Orlando Rangel, Juan G. Ramírez, Guillermo Reina,
David Rivera, Cristián Samper, Darío Sánchez, Roberto Sánchez, Jorge
Sarmiento, Philip Silverstone-Sopkin, Juan L. Toro, Jaime Uribe, William
Vargas, María C. Vélez, Hernando Vergara y Guy Xhonneux.

Se hace un reconocimiento especial a la labor de Cristián Samper, ex


director del Instituto Humboldt, por su importante labor de gestión al
inicio del proyecto, que llevó a concretar una alianza entre el Ministerio
del Medio Ambiente, la Universidad Nacional de Colombia y el Instituto
Alexander von Humboldt, para la realización de los libros rojos de plantas
fanerógamas. También a Gonzalo Andrade, director del Instituto de Cien-
cias Naturales, por su apoyo constante a este proyecto. Se agradece a
todo el personal del Instituto Humboldt por el apoyo brindado para mate-
rializar este primer volumen de fanerógamas, especialmente a Ana M.
Franco y Luis M. Renjifo, por su labor de coordinación y su apoyo cons-
tante; y también muy especialmente a Jaime Rojas, así como a otras
personas de la Dirección Administrativa y Financiera del Instituto
Humboldt, por el apoyo administrativo dado al proyecto.

Se reconoce la ayuda financiera de la CVC (Corporación Autónoma Regio-


nal del Valle del Cauca) y de la CAR (Corporación Autónoma Regional de
Cundinamarca) por contribuir con recursos financieros para el tiraje de

16
este primer volumen. Finalmente, agradecemos al Ministerio del Medio
Ambiente, al Instituto Alexander von Humboldt y al Instituto de Ciencias
Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, por el apoyo económi-
co y logístico brindado para la realización de este trabajo, y en particular
a Adriana Rivera, del Ministerio del Medio Ambiente, por su constante
labor de enlace entre los ejecutores científicos del proyecto y el ministe-
rio.

17
18
Siglas y
abreviaturas
ANU: Área Natural Única

BGCI: Botanic Gardens Conservation Intenational

CAR: Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca

CAS: Corporación Autónoma Regional de Santander

COAH: Herbario Amazónico (del Instituto SINCHI, en Bogotá)

COL: Herbario Nacional Colombiano (Bogotá)

CR: En Peligro Crítico (categoría de la UICN)

CVC: Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca

CORANTIOQUIA: Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia

CORNARE: Corporación Autónoma Regional de los Ríos Rionegro y Nare

DD: Datos Insuficientes (categoría de la UICN)

EN: En Peligro (categoría de la UICN)

FMB: Herbario Federico Medem (o Herbario del Instituto Humboldt, en


Villa de Leyva)

IAVH: Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von


Humboldt

IUCN: International Union for the Conservation of Nature

JAUM: Herbario del Jardín Botánico “Joaquín Antonio Uribe” (Medellín)

LC: Preocupación Menor (categoría de la UICN)

19
MO: Missouri Botanical Garden Herbarium

NT: Casi Amenazado (categoría de la UICN)

NT(VU): Casi Amenazado, descendido desde Vulnerable (categoría regio-


nal de la UICN)

NY: New York Botanical Garden Herbarium

ONG: Organización no gubernamental

PNN: Parque Nacional Natural

RSC: Reserva de la Sociedad Civil

SFF: Santuario de Flora y Fauna

SIG: Sistema de información geográfica

SINAP: Sistema Nacional de Areas Protegidas

SINCHI: Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas “SINCHI”

SSC: Species Survival Commission, de la IUCN

UICN: Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (= IUCN),


también llamada Únion Mundial para la Naturaleza

US: United States National Herbarium

VU: Vulnerable (categoría de la UICN)

WCMC: World Conservation Monitoring Centre

20
Prólogo

S
on muchos los esfuerzos que se han hecho en los últimos años
para llamar la atención sobre los problemas que enfrenta la natu-
raleza como resultado de la deforestación y la transformación de
los ecosistemas en todo el mundo. La pérdida de la diversidad biológica
depende de diversos factores asociados con los problemas económicos y
sociales que soportan particularmente los países en desarrollo.

El crecimiento desmedido de la población y la consecuente presión sobre


los recursos disponibles y su sobre-explotación, la ganadería, la indus-
trialización, la construcción de obras de infraestructura, las concesiones
madereras, la deficiente administración y planeación, y la carencia de
estudios serios de impacto ambiental, han contribuido en forma conside-
rable a este proceso de destrucción.

En Colombia se agregan a esta lista de flagelos ambientales la amplia-


ción de las áreas dedicadas a los cultivos ilícitos que ha ocurrido en
épocas recientes y los atroces delitos contra el medio ambiente que co-
meten los grupos al margen de la ley.

La producción de “Libros Rojos” estuvo por muchos años dominada por la


fauna del planeta que siempre sirvió como “bandera” para las campañas
de protección de la naturaleza. Afortunadamente para todos, la comuni-
dad conservacionista del mundo reconoció más o menos recientemente
la necesidad de dar énfasis a la destrucción de los ecosistemas naturales
como un todo y, dentro de éstos a las plantas, elementos fundamentales
para la supervivencia de todas las especies.

La iniciativa de publicar con relativa urgencia Libros Rojos de Plantas de


Colombia es por demás bienvenida. Ya otros países de la región han he-
cho esfuerzos semejantes. Colombia es considerado uno de los cuatro
países megadiversos del mundo, junto con Brasil, Indonesia y México.
Esa razón podría considerarse suficiente para que sea supremamente
apropiado y oportuno informar a la sociedad sobre los peligros que ame-
nazan a nuestra diversidad vegetal en el momento actual. Sin embargo,
todos sabemos que no es la única razón.

21
Este volumen incluye información detallada sobre especies amenazadas
que pertenecen a tres familias vegetales: Chrysobalanaceae,
Dichapetalaceae y Lecythidaceae. El especialista mundial en estas tres
familias, Dr. Ghillean T. Prance, escribió en un artículo publicado en
1977 (Prance, G.T., 1977. Floristic inventory in the tropics. Where do we stand?
Ann. Missouri Bot. Gard. 64: 659-684) una frase que mantiene su vigencia:
“La tragedia del inventario biológico en los trópicos, consiste en que la
destrucción y transformación de los ambientes naturales avanza más rá-
pido que los esfuerzos que se hacen por estudiarlos”. Se puede sumar a
esta afirmación el hecho de que los esfuerzos que se hacen por conservar
esos ambientes naturales también avanzan con extrema lentitud.

Esta entrega parcial de lo que ha de ser el Libro Rojo de Especies de


Plantas Colombianas, incluye información sobre 71 especies considera-
das amenazadas según los criterios de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN). El número ya es sorprendente si
se tiene en cuenta que se trata de grupos de plantas que crecen princi-
palmente en nuestras selvas tropicales húmedas, y demuestra el grado
de destrucción que estas padecen en la actualidad.

El sólo pensar que el 46% de las especies de Dichapetalaceae (una fa-


milia de arbustos y lianas principalmente del Chocó biogeográfico) está
amenazado y que el 17% está en peligro, es escalofriante. Puede ser que
la familia no tenga importancia económica. Lo grave es que sus especies
son componentes naturales de un ecosistema que, según estos datos,
está sufriendo toda clase de amenazas. En muchas de las “fichas rojas”
aparece otro dato alarmante: la palabra “Ninguna” frente al subtítulo
“Medidas de conservación tomadas”. El panorama que nos presentan los
autores no puede ser más contundente.

Mientras los gobiernos no tomen medidas drásticas e inmediatas para


subsanar algunos de los serios problemas que amenazan a nuestros re-
cursos naturales, mientras el medio ambiente y la educación sigan siendo
las “cenicientas” de las políticas gubernamentales, mientras la sociedad
no acepte la inmensa responsabilidad que le cabe en estos temas, mien-
tras sigamos con la costumbre de diagnosticar todas las situaciones ad
infinitum sin llegar a respuestas concretas, los problemas que aquejan a
nuestros recursos naturales, y en especial la desaparición de las espe-
cies, continuarán avanzando hasta que ya no haya solución posible. ¡La
extinción es para siempre!

Enrique Forero
Profesor Titular
Instituto de Ciencias Naturales
Universidad Nacional de Colombia

Bogotá, D.C., abril de 2002

22
Prefacio

E
ste trabajo es el primer volumen de una serie sobre las especies
de plantas fanerógamas amenazadas de Colombia. Desde
1999, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Na-
cional de Colombia y el Instituto Alexander von Humboldt (en su Progra-
ma de Biología de la Conservación), con el apoyo del Ministerio del Medio
Ambiente, están colaborando para producir, en varias entregas, el Libro
Rojo de la Flora de Colombia. En este primer volumen se consigna la
información sobre las especies amenazadas de tres familias:
Chrysobalanaceae, Dichapetalaceae y Lecythidaceae.

Hemos comenzado con estas tres familias, aprovechando que sobre ellas
ya existen tratamientos monográficos en las series Flora Neotropica
(Prance 1972a, 1972b, Prance & Mori 1979, Prance 1989, Mori & Prance
1990) y Flora de Colombia (Prance 2001a, 2001b), y teniendo en cuenta
que, tanto en Chrysobalanaceae como en Lecythidaceae, se conocen es-
pecies útiles y relativamente importantes como maderables, como
comestibles, o desde el punto de vista ambiental. Las monografías men-
cionadas han servido como punto de partida para la realización de este
trabajo, aunque no han sido las únicas fuentes de información consulta-
das. De hecho, se han tenido también en cuenta numerosos artículos,
flórulas y listas de chequeo regionales, además de la información que
aparece en bases de datos internacionales, consultables por internet,
especialmente la base de datos W3-Tropicos del Jardín Botánico de
Missouri, la cual ha sido de enorme utilidad, habida cuenta de la gran
cantidad de registros colombianos allí sistematizados; o la base de datos
del Jardín Botánico de New York, con valiosa información sobre los tipos
nomenclaturales allá depositados. También se ha integrado información
consultada en los herbarios colombianos COAH, COL, FMB y JAUM, en-
tre otros.

Con esto queremos mostrar los primeros resultados de una labor enco-
mendada en la “Estrategia Nacional de Conservación de Plantas”, en el
sentido de fortalecer los procesos encaminados a la construcción y publi-
cación del Libro Rojo de la flora de Colombia (Instituto Alexander von
Humboldt, Red Nacional de Jardines Botánicos, Ministerio del Medio

23
Ambiente y la Asociación Colombiana de Herbarios 2001). La inclusión de
esta labor en la “Estrategia Nacional de Conservación de Plantas” fue
considerada de alta prioridad, teniendo en cuenta las recomendaciones
emitidas por un grupo de botánicos provenientes de los herbarios y jardi-
nes botánicos colombianos, en varias reuniones y talleres que se realizaron
en Villa de Leyva durante 1999-2000 (con el auspicio del Instituto Alexander
von Humboldt y el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Na-
cional), para impulsar el proceso de preparación de los libros rojos.

Contexto histórico
El primer intento por establecer una lista de plantas colombianas ame-
nazadas, o en situación de riesgo, se remonta a Fernández Pérez (1977),
quien publicó una selección de algunas especies que podrían estar ame-
nazadas, pero sin categorizarlas. Fernández Pérez llamó la atención sobre
la ausencia de registros recientes para muchas de las especies con tipos
de J. J. Triana depositados en el Herbario Nacional Colombiano entre
1853 y 1855, así como para algunas de las orquídeas ilustradas en la
Expedición Botánica de Mutis; además, también mostró una lista de es-
pecies que se conocían entonces sólo por el tipo, según las monografías
de Chrysobalanaceae (Prance 1972a) y Dichapetalaceae (Prance 1972b)
que la serie Flora Neotropica ya había publicado para entonces. Sin em-
bargo, la mayoría de esas especies, que a 1977 se conocían sólo por el
tipo, hoy en día se conocen para otras localidades adicionales.

Una década después, IUCN (1987) da a conocer una lista roja de plantas
de Colombia, la cual incluye 736 especies, repartidas en todas las catego-
rías de entonces (ver METODOLOGÍA), pero de las cuales 641 fueron
consideradas en alguna categoría de amenaza o duda, mientras que las
restantes 95 fueron consideradas en la categoría “Ni raro ni amenazado”
(ver Tabla 5).

En cuanto a grupos o familias en particular, el primer intento por evaluar


el estado de conservación de una familia en Colombia, siguiendo los
lineamientos establecidos por la UICN hasta ese momento (IUCN 1980),
fue realizado por Bernal (1989), quien hace la primera categorización del
grado de amenaza de las palmas de Colombia, en la que señala 22 espe-
cies “En Peligro” y 17 “Vulnerables”. Posteriormente, Johnson (1996) en
su “Plan de Acción para la Conservación y Uso Sostenible de las Palmas”,
incluye una serie de recomendaciones sobre prioridades de estudio y áreas
de conservación para las palmas en Colombia.

En ese mismo año, BGCI (1996), con base en datos de UICN y WCMC,
hace pública su lista de plantas raras y amenazadas de Colombia, donde
revisa y amplía las listas de la UICN, especialmente en las familias
Amaryllidaceae y Zamiaceae, pero reduce considerablemente la lista roja
de Orchidaceae. En este mismo año, la WCMC estaba publicando su
lista de árboles amenazados de las Américas y el Caribe (WCMC 1996).

24
Más recientemente, Calderón (1998), por encargo del Instituto de Inves-
tigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, publicó una
“lista selecta de plantas de Colombia extintas o en peligro de extinción”,
donde se incluyeron unas especies categorizadas preliminarmente (es
decir, sin aplicación formal de los criterios de la UICN), trabajo que se
complementó luego en 1999-2000, y se presentó entonces al grupo de
trabajo del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de
Colombia, en versión magnética (sin publicar), bajo el título de “Plantas
colombianas en peligro, extintas o en duda”.

Una lista actualizada de las fanerógamas amenazadas, categorizadas pre-


liminarmente para Colombia, puede consultarse en el sitio
www.humboldt.org.co. Simultáneamente, la UICN estaba ampliando
sus listas de plantas amenazadas a nivel mundial (Walter & Gillett 1998).
Este último trabajo incluye las categorías asignadas para Colombia y el
mundo, para algunas especies de plantas colombianas; sin embargo, allí
se usaron los antiguos esquemas de categorización, a pesar de que la
misma UICN ya contaba con un nuevo esquema de categorización desde
1994 (IUCN 1994). Otra contribución reciente, relacionada con las plan-
tas amenazadas de Colombia, y específicamente de los páramos
colombianos, ha sido la de Rangel-Ch. (2000), quien categoriza prelimi-
narmente (es decir, sin citar los criterios de categorización) algunas
especies de plantas de los páramos de Colombia.

El trabajo aquí presentado constituye el primer intento por categorizar


formalmente (es decir, citando los criterios de categorización) las espe-
cies colombianas de plantas fanerógamas, según su nivel de riesgo, usando
la versión 3.1 de las categorías de la UICN (IUCN 2001).

Plan de la obra
Este volumen contiene información sobre las especies amenazadas de
las familias Chrysobalanaceae, Dichapetalaceae y Lecythidaceae en Co-
lombia, y está organizado de la siguiente manera: una sección introductoria
que incluye una explicación sobre la metodología de categorización de
especies amenazadas propuesta por IUCN (2001) y empleada en esta se-
rie. El tratamiento propiamente dicho sobre las especies amenazadas
está organizado por familias, y dentro de cada familia por orden alfabético
de géneros y especies.

Al inicio de cada familia se presenta una corta introducción sobre su


forma de vida, su distribución y composición en el mundo y en Colombia,
así como un breve análisis sobre las especies amenazadas. Al final de
esta introducción se da una lista de chequeo de las especies encontradas
con certeza, hasta ahora, en el territorio colombiano, incluyendo su cate-
goría según los criterios de la UICN. Para cada especie amenazada (en
las categorías CR, EN y VU), se presenta una ficha roja que incluye la
siguiente información:

25
• Información taxonómica básica: incluye el nombre completo de la
especie, con su autor y lugar de la publicación original, un ejemplar de
referencia representativo (E. R.), incluyendo los herbarios en los que se
encuentra disponible (esta última información está incluida entre
paréntesis a continuación de la publicación).

• Nombres comunes: se incluyen los nombres con los que se conoce


esta especie en Colombia, o en su defecto, en otros países.

• Categoría de amenaza: incluye el resultado de la categorización para


cada especie, según los lineamientos de la UICN, y los criterios de
categorización cumplidos en cada caso. Se considera categoría global
cuando la especie es exclusiva de Colombia; en el caso contrario, se habla
de categoría nacional y entonces la categorización se restringe a las
poblaciones presentes en el territorio colombiano, es decir, sólo a una
subpoblación o a una parte de la población total del taxón.

La categoría se presenta, por convención internacional, a manera de


código, en el cual las dos primeras letras (abreviado del inglés) indican la
categoría, así: CR (En Peligro Crítico), EN (En Peligro) y VU (Vulnerable); y
el resto de las letras hace referencia a los criterios que se cumplen para
que la especie sea asignada a una categoría en particular. El significado
de las categorías y de los criterios sugeridos por la UICN se encuentran
en el capítulo de METODOLOGÍA.

Ante la dificultad o imposibilidad de conocer con precisión el estado ac-


tual de las poblaciones de algunos taxones, se hizo necesario inferir su
situación actual teniendo en cuenta las exigencias medioambientales
del taxón (en algunos casos extrapoladas mediante comparación con
taxones cercanamente emparentados) en relación con el presunto
deterioro de sus hábitats y la antigüedad de las últimas colecciones o
reportes conocidos.

En algunos taxones que a primera vista cumplían con los criterios para
VU D2 (menos de cinco localidades), se practicó un descenso de un punto
en la categoría asignada, desde Vulnerable hasta Casi Amenazada
[anotándola entonces como “NT(VU)”], siguiendo el procedimiento de
Gärdenfors et al. (1999) para la categorización nacional o regional. Este
descenso (de VU a NT) se practicó en aquellos taxones de regiones
pobremente exploradas, con pocas localidades conocidas para Colombia
(menos de cinco) pero muy distantes entre sí, y con presencia de un
hábitat muy extenso y presumiblemente adecuado entre dichas localidades
y por consiguiente, con una alta probabilidad de presencia en otros sitios
espacialmente intermedios; y además con la condición de que fueran
especies no exclusivas de Colombia y que tuvieran una alta probabilidad
de recuperación en la subpoblación local (si ésta llegara a ser diezmada o
agotada) gracias a la muy probable importación exitosa de genes o
propágulos provenientes de los países vecinos.

Este tipo de descenso se practicó principalmente en especies amazónicas


como Licania gracilipes o L. granvillei, las que, si bien se conocen de menos

26
de cinco localidades en Colombia, se creyó altamente probable su presencia
en otras localidades de la Amazonia, teniendo también en cuenta que estas
mismas especies son abundantes o frecuentes en los terrenos circunvecinos
de los países limítrofes (Venezuela, Brasil, Perú y/o Ecuador).

Otros taxones fueron categorizados como Casi Amenazados (NT) y


Preocupación Menor (LC). En general, se consideró a estos taxones como
fuera de peligro (al menos en el nivel taxonómico específico), y por lo tanto
no llevarán una reseña específica en esta obra. Una lista de los taxones ya
mencionados, al igual que los categorizados como Datos Insuficientes (DD),
se muesta en la sección denominada LISTA DE ESPECIES POR CATEGORÍA.

• Distribución geográfica: incluye información sobre la distribución de la


especie a nivel global y nacional, haciendo énfasis en las regiones natu-
rales, aunque también se incluyen los departamentos (o unidades políticas
menores en caso de ser relevante); se adiciona también el rango altitudinal
y se especifica si la especie es exclusiva de Colombia.

Esta información está complementada con los mapas que acompañan a


cada especie. La información y el mapa están basados en los ejemplares de
herbario citados en los trabajos monográficos y la literatura, y en ejemplares
adicionales del Herbario Nacional Colombiano (COL), del Herbario COAH,
del Instituto Amazónico SINCHI, de los herbarios JAUM y FMB (entre otros)
y de las bases de datos internacionales disponibles por internet, como la
del Herbario del Missouri Botanical Garden (MO) y la del Jardin Botánico de
Nueva York (NY). Cuando fue posible, la información se complementó con
datos regionales suministrados por botánicos de diferentes sitios del país.
Los mapas de distribución de las especies amenazadas fueron elaborados
en un sistema de información geográfica, usando el programa Arcview 3.2.

Estos mapas muestran las localidades donde ha sido encontrada la especie,


al igual que las áreas del Sistema Nacional de Areas Protegidas, el modelo
digital de elevación del terreno (con precisión de 1 km), la división política
por departamentos, los ríos principales y cuerpos de agua (lagos y lagunas).
Para facilitar la interpretación de los mapas se presenta a continuación un
ejemplo ilustrativo de la información contenida en cada uno de ellos:

´
Limite
departamental

Río
Registros

Área de
parque natural

Altitud
(m.s.n.m.)

Modelo digital de elevación Mapa detallado de distribución geográfica


27
• Ecología: incluye el hábito y hábitat de la especie, información sobre
épocas de floración y fructificación (extraída de los datos del material de
herbario), además de otra información ecológica relevante.

• Usos: se consignan aquí los usos conocidos para la especie en Colombia.

• Amenazas: aquí se describen los principales factores que han contribuído


a la disminución de las poblaciones de la especie considerada. Se refiere
a amenazas obvias, que están operando actualmente o que han operado
en el pasado con relativa intensidad.

• Medidas de conservación tomadas: se refiere a la presencia de la


especie en áreas del Sistema Nacional de Areas Protegidas (parques na-
cionales, santuarios de flora y fauna, reservas municipales o reservas de
la sociedad civil), así como su cultivo en jardines botánicos y colecciones
privadas.

• Situación actual: se consigna aquí toda la información disponible so-


bre el estado de las poblaciones, o sobre el estado actual de nuestro
conocimiento, y se especifican los criterios que se utilizaron para la
categorización. Puesto que hay muy poca información detallada sobre las
poblaciones de la mayoría de las especies, se hicieron inferencias y aproxi-
maciones con base en las localidades provenientes de los registros
disponibles (material de herbario, literatura e información personal).
Parámetros como la extensión de presencia se calcularon con base en la
georeferenciación de las localidades conocidas, siguiendo la metodología
de IUCN (2001). Para la aplicación de los criterios, se hicieron inferencias
sobre el posible estado de las poblaciones, teniendo en cuenta el grado
de deforestación o de conservación de las localidades, con base en la
experiencia personal de los categorizadores. En los casos en los que fue
posible, se indagó con los botánicos regionales sobre el estado de con-
servación de localidades en donde se ha registrado la especie.

Vale la pena aclarar que el diagnóstico que aquí se hace puede ser incom-
pleto o impreciso, dada la poca información disponible; posiblemente la
situación se encontrará diferente cuando se reuna más información de
primera mano. Finalmente, se incluyen también en este punto, las
categorizaciones previas realizadas en trabajos anteriores de la UICN.

• Medidas de conservación propuestas: incluye las medidas sugeridas


para tratar de asegurar la conservación de las especies, de acuerdo con el
diagnóstico de su situación actual.

Para la mayoría de las especies se sugiere el monitoreo y la exploración


de las poblaciones existentes, como un primer paso para reforzar o revaluar
el diagnóstico dado. En aquellas especies con poca información disponi-
ble, pero suficiente como para ubicarla en una categoría alta de amenaza
(CR o EN), la recomendación más procedente ha sido la de explorar la
población remanente, para constatar si aún existe una población viable.

28
En otras especies amenazadas, donde la información disponible permitió
concluir que aún existen poblaciones viables, se recomendaron entonces
algunas medidas prácticas de conservación, tales como la creación o fo-
mento de áreas protegidas, o la inclusión en colecciones ex situ. Sin
embargo, aunque para muchas de las especies se propone la creación de
nuevas áreas de reserva, esta recomendación debe interpretarse con cau-
tela, pues un diseño coherente y viable de áreas protegidas debe tener en
cuenta la presencia no sólo de una especie amenazada, sino de poblacio-
nes viables de varias especies amenazadas de fauna y flora.

• Comentarios: se incluyen notas relevantes principalmente sobre la


taxonomía y el estado de conocimiento de la especie.

• Ilustraciones: 22 especies de las categorías EN o CR (el 57% de las


especies en estas categorías) están ilustradas con dibujos a tinta. La
mayoría de las ilustraciones fueron elaboradas especialmente para este
trabajo, teniendo en cuenta las especies más amenazadas (categorías EN
y CR) que tuvieran material de herbario disponible. Sólo tres ilustracio-
nes (en Licania cabrerae, L. fuchsii, L. maritima) fueron reproducidas de
trabajos previos.

En el pié de página de las fichas están los nombres de las personas que
han participado o han sido responsables del proceso de recopilación de
informaciónR y de categorizaciónC (ver superíndices sobre cada nom-
bre).

Al final del volumen se presenta una LISTA DE ESPECIES POR CATEGO-


RÍA, en la que se incluyen todas las especies evaluadas en este trabajo,
seguida por una relación de la LITERATURA CITADA, una LISTA DE ILUS-
TRACIONES (con sus respectivos créditos), un ÍNDICE DE NOMBRES
CIENTÍFICOS y un ÍNDICE DE NOMBRES COMUNES.

29
30
Introducción

C
olombia se halla ubicada en la esquina noroccidental de Suramérica.
Su porción continental se encuentra entre los 12º 26’ 46’’ latitud
norte y los 4º 13’ 30’’ latitud sur, y entre 66º 50’ 54’’ y 79º 02’ 33’’
longitud oeste, dentro de la franja intertropical. El territorio colombiano
ocupa una superficie de 1.141.748 km2 continentales y 930.000 km2 marinos.
Limita al norte con el mar Caribe, por el oriente con Venezuela y Brasil,
por el sur con Perú y Ecuador y por el occidente con el Océano Pacífico y
Panamá (IGAC 1992, Arango & Lagos 1998).

El país tiene una topografía compleja dominada por los Andes, que
atraviesan el territorio de sur a norte. La mitad oriental del país es
predominante plana y la mitad occidental es topográficamente más
compleja, pues incluye tanto las llanuras caribe y pacífica como la región
andina. Los Andes colombianos están conformados por tres cadenas
montañosas que corren en sentido más o menos paralelo de norte a sur:
la cordillera Occidental, la Central y la Oriental, separadas por profundos
y amplios valles de los ríos Magdalena y Cauca. La Cordillera Occidental
tiene una altura media de unos 2000 m, mientras que las Cordilleras
Central y Oriental tienen alturas medias superiores a los 3000 m, y
alcanzan elevaciones de más de 5000 m en sus partes más altas. Estas
tres cordilleras se unen en un solo macizo al suroccidente del país, cerca
de la frontera con Ecuador. Al norte de los Andes, en la llanura del Car-
ibe, se encuentra la Sierra Nevada de Santa Marta, que alcanza una altitud
de 5775 m; al nororiente de los Andes, hacia la frontera con Venezuela,
se encuentra la cuenca del río Catatumbo, que drena hacia el golfo de
Venezuela; en el occidente del país, en la frontera con Panamá, se
encuentran la Serranía del Darién y el Cerro Pirre, los cuales continúan
hacia el sur en la serranía del Baudó. La mitad suroriental del país se
divide en dos regiones: la Orinoquia en la cual predominan las planicies
con formaciones de sabanas y la Amazonia en la cual predominan las
planicies cubiertas por formaciones selváticas. En la Orinoquia y la
Amazonia se encuentran algunos sistemas montañosos de poca o mediana
elevación (pertenecientes al Escudo de las Guayanas), entre los que se
destacan las Serranías de La Macarena y Chiribiquete (Hilty & Brown
1986, Rangel 1995, Chaves & Arango 1998). En el mar Caribe, el país

31
cuenta con 1600 km de costa y en el océano Pacífico con 1300 km, en
donde se encuentra una gran diversidad de ecosistemas marinos y costeros
como los arrecifes coralinos, manglares y bosques de transición, sistemas
de playas y acantilados, estuarios, deltas y lagunas costeras, lechos de
pastos marinos o praderas de fanerógamas y fondos blandos
sedimentarios. Entre estos ecosistemas se destacan los bosques de
manglar y los arrecifes coralinos, por su alta productividad y diversidad de
especies (INVEMAR 2001). La complejidad climática y topográfica del país
determina sus grandes regiones naturales: Caribe, Pacífica, Andina,
Orinoquia, Amazonia, Oceánica Caribe y Oceánica Pacífica (Hilty & Brown
1986, Chaves & Arango 1998).

En este territorio se encuentra un 10% de la biodiversidad mundial a


nivel de especies. Se estima que en el país existen aproximadamente
26.000 especies de plantas vasculares, 1762 aves, 583 anfibios, 506 rep-
tiles y 454 mamíferos (Stotz et al. 1996, Chaves & Arango 1998, Fandiño y
Ferreira 1998, Andrade 2001). Entre los grupos mejor estudiados de
insectos existen 3019 especies conocidas de mariposas diurnas (Andrade
2001) y 4800 especies de himenópteros (Fernández 2000). En cuanto a los
ambientes marinos, se estima aproximadamente 1900 especies de peces, 970
de crustáceos (Acero & Campos com.pers.); 2200 de moluscos, 150 de corales,
290 de equinodermos ( Díaz, Reyes, Benavides & Borrero, com. pers.).

Introducción a las plantas fanerógamas amenazadas


de Colombia
Con una flora de fanerógamas calculada en cerca de 26.000 especies (Rangel
1999), Colombia es, sin duda, uno de los países con más alta diversidad
en el mundo. El conocimiento actual de nuestra flora es todavía
fragmentario y se requiere aún del trabajo de una legión de botánicos,
durante varios años, para llegar a conocer con algún grado de exactitud,
cuáles son las especies que crecen en nuestro país. Si consideramos
esta situación y el hecho de que cada nuevo inventario, aún en los
alrededores de Bogotá, resulta en el descubrimiento de nuevas especies,
la tarea de establecer cuáles especies de nuestra flora están amenazadas
y en qué grado, parecería a todas luces, desproporcionada. Más aún cuando
los criterios para la clasificación de especies en una u otra categoría
implican, en el caso ideal, el conocimiento de la distribución de las
especies y el estado actual de sus poblaciones.

Sin duda, hay que invertir muchos más esfuerzos en la exploración botánica
del territorio y en la identificación de las especies, la elaboración de floras
regionales y nacionales y en la sistematización de toda la información.
Estamos atrasados en esa tarea y tenemos que corregirlo. Mientras tanto,
hay que hacer acopio de toda la información disponible para establecer,
de la mejor manera posible, con los recursos actuales, el estado de
conservación de las especies. Esta información es una herramienta para
que el país, en cabeza de las entidades y/o personas que tienen en sus
manos la posibilidad y el deber de tomar las medidas necesarias
encaminadas a la protección de las especies, haga los correctivos

32
necesarios. La diversidad presente en nuestro territorio no es sólo un
cúmulo de recursos genéticos potenciales para el desarrollo económico y
social del país, es también un legado por el que nos corresponde velar.

Por esta razón, se inició el proceso de evaluación del estado de conservación


con aquellas familias para las que se tuvieran tratamientos monográficos
recientes y/o especialistas nacionales o extranjeros activos. Ya está en
curso la recopilación de la información sobre varias familias y grupos
taxonómicos, y este volumen constituye la primera entrega.

Las familias Chrysobalanaceae y Dichapetalaceae han sido recientemente


tratadas en la Flora de Colombia (Prance 2001a, 2001b), y la familia
Lecythidaceae cuenta con una revisión de todas sus especies a nivel del
Neotrópico (Mori & Prance 1990, Prance & Mori 1979). Esta información
fue complementada con trabajos florísticos regionales. Con todo, somos
concientes de que la información disponible podría ser mejorada, y que
seguramente el diagnóstico para las especies deberá ser actualizado a
medida que se acopie más información.

Las tres familias, en su mayoría de árboles y arbustos de las zonas cálidas


y húmedas del país, comprenden 222 especies conocidas con certeza para
Colombia, que equivalen a menos de 1% de la flora de fanerógamas del
país. En total, el 32% de estas especies se considera en alguna categoría
de amenaza, de acuerdo con los lineamientos de IUCN (2001).

Cerca de la mitad de las especies amenazadas en estas tres familias son


exclusivas de Colombia y el 24% de las especies son conocidas de una
sola localidad (cerca de la mitad sólo por el espécimen tipo). La tabla 1
muestra el número de especies, por familias y por categorías de riesgo,
que han sido objeto de evaluación en este trabajo y confrontadas contra
los criterios de la UICN.

Tabla 1. Número de especies evaluadas en este trabajo, por familias y por


categorías de riesgo. Los números entre paréntesis (en la columna a la izquierda)
corresponden al total de especies amenazadas (CR + EN + VU) en cada familia.
Las cifras en la segunda columna muestran el total de especies evaluadas, para
cada familia, lo que equivale a la cantidad de especies conocidas con certeza
para Colombia, en estos grupos.

Total CR EN VU NT(VU) NT DD LC
Chrysobalanaceae
121 8 14 12 36 4 2 45
(34)
Dichapetalaceae
24 1 3 7 6 7
(11)
Lecythidaceae
(26) 77 2 10 14 10 6 2 33

(71) TOTAL: 222 11 27 33 52 10 4 85

33
Las principales amenazas que están operando sobre las tres familias
evaluadas son la deforestación, la fragmentación de los hábitats y, en el
peor de los casos, la conversión de tierras para actividades agropecuarias.
En menor medida, también existen amenazas particulares que afectan
directamente a algunas especies; por ejemplo, la sobreexplotación
maderera del “abarco” (Cariniana pyriformis) o el efecto del embalse del río
Mutatá sobre la población de Stephanopodium gentryi y de la represa de
Urrá sobre Parinari parvifolia. Si bien en los últimos años el sistema de
áreas protegidas de la nación se ha ampliado, sólo el 23% de las especies
amenazadas de estas tres familias están presentes con certeza en las
áreas de reserva. El papel de las Reservas de la Sociedad Civil cobra aún
más importancia en este punto, al albergar en sus bosques un 15% de las
especies amenazadas en las familias consideradas aquí. Con todo, es
claro que las medidas de conservación hasta ahora establecidas son
insuficientes para proteger la integridad de las especies amenazadas en
estas tres familias.

El establecimiento de áreas de reserva adicionales en la región del Bajo


Calima, departamento del Valle del Cauca, contribuiría enormemente a la
protección de por lo menos cuatro especies, una En Peligro Crítico (Licania
gentryi) y tres En Peligro (Licania fuchsii, Tapura costata y Gustavia foliosa),
así como un número mayor de especies en la categoría de Vulnerable.
También, la creación de otras áreas de reserva en el Magdalena Medio
podría proteger a varias de las especies más amenazadas como Tapura
bullata, Gustavia excelsa, G. longifuniculata y G. romeroi e igualmente a varias
especies consideradas Vulnerable. La mayoría de las especies que
resultaron En Peligro Crítico (CR), tienen una distribución muy restringida
y, además, habitan zonas muy intervenidas.

Tal ha sido el caso, por ejemplo, de Licania cabrerae, L. salicifolia y L. gentryi.


También se han incluido en la categoría CR, aunque con menor frecuencia,
algunas especies cuyas poblaciones han menguado drásticamente como
consecuencia de una explotación sistemática e intensa, aunada a una
difícil regeneración natural bajo las actuales circunstancias. Un ejemplo
de este último caso es la categoría aquí propuesta para el “abarco”
(Cariniana pyriformis, Lecythidaceae), especie muy perseguida por su
madera, y antiguamente abundante en el Magdalena Medio, el norte del
Chocó Biogeográfico y el Catatumbo, en áreas ahora fuertemente
intervenidas.

Como especies típicamente En Peligro (EN) resultaron algunas especies


cuyos areales han sido intervenidos, y que tienen, por lo general, una
distribución restringida (criterio B: areal pequeño, fragmentado y en
disminución) y para las cuales se estima reducción poblacional (criterio
A). La mayoría de estas especies son habitantes de la zona andina, los
valles interandinos o el Chocó Biogeográfico (v. gr., Licania calvescens y L.
durifolia).

Las especies con menos de cinco localidades históricas conocidas para


Colombia, han sido, en primera instancia, categorizadas directamente
como Vulnerable (VU), según el criterio D2 (“presente en menos de cinco

34
localidades”). Sin embargo, cuando una especie está en la categoría de
Vulnerable sólo por el criterio D2, no necesariamente está en un nivel de
riesgo preocupante (aunque forma parte de las especies amenazadas sensu
UICN). Este es el caso de algunas especies de distribución muy restringida,
que aunque aparentemente no están sujetas a presiones externas
considerables, sí presentan un claro factor de vulnerabilidad (areal muy
pequeño). Así, la situación en términos de conservación para dos especies
categorizadas como Vulnerable (VU) es muy diferente de acuerdo con los
criterios que se aplican para cada una. Por ejemplo: Licania undulata fue
categorizada como Vulnerable (VU) sólo por el criterio D2, pues se conoce
únicamente de una colección en la región de Araracuara; sin embargo,
esta región está aún bastante bien conservada, y no se conoce ninguna
amenaza en particular que esté operando actualmente sobre esta especie.

En contraste, la situación de riesgo de Parinari romeroi es mucho más


preocupante que la de L. undulata, a pesar de que también fue categorizada
como Vulnerable (VU), debido a que no sólo cumplió con el criterio D2,
sino también con el criterio A2c+4c, pues se presume una disminución
poblacional mayor del 30% en los últimos 100 años, con base en que la
especie se conoce de dos regiones muy alteradas del Pacífico colombiano,
como son el Bajo Calima y los alrededores de Tumaco.

Las especies de distribución restringida y las exclusivas de Colombia,


revisten una especial importancia, que amerita un análisis más detallado.
Para facilitar este análisis se han agrupado las distribuciones de las
especies en dos clases o niveles de endemismo, según la distancia
máxima entre localidades, es decir, según la distancia entre las
localidades silvestres más apartadas conocidas históricamente para la
especie a nivel global, siguiendo la propuesta de Calderón-Sáenz (1995),
con ligeras modificaciones. Estas dos clases son: Muy restringida
(distancia máxima hasta 30 km) y Restringida (distancia máxima: 30 a
300 km). El conjunto de las especies restringidas y muy restringidas es lo
que aquí consideramos como especies endémicas, en el sentido
biogeográfico.

La tabla 2 muestra que, aunque las Dichapetalaceae son las que presentan
el mayor porcentaje de exclusividad y endemismo, las Chrysobalanaceae
son las que ocupan el primer lugar en cifras absolutas, en términos de
exclusividad y endemismo.

Tabla 2. Número y porcentaje de especies%exclusivas


Especies de de Colombia y de
Especies % especies
de
endémicas (Restringidas + Muy restringidas),
exclusivas exclusividadpara cada familia
endémicas estudiada,
endemismo
incluyendo todas las especies evaluadas.
Chrysobalanaceae 21 17 % 23 19 %

Dichapetalaceae 5 21 % 8 33 %
Lecythidaceae 11 14 % 16 21 %

35
Si se analizan los niveles de exclusividad y endemismo específicamente
para las especies amenazadas (tabla 3) se encuentra que todas las especies
de distribución Muy Restringida son Exlusivas de Colombia y que la
mayoría de ellas están muy amenazadas (nueve En Peligro Crítico, cuatro
En Peligro y cinco Vulnerable). La gran mayoría de éstas corresponde a
Chrysobalanaceae (14 especies), mientras que sólo unas pocas son
Dichapetalaceae (2 especies) o Lecythidaceae (2 especies). Recae
exclusivamente en Colombia la responsabilidad de velar por la protección
in situ de estas especies Muy Restringidas.

Tabla 3. Cantidad de especies amenazadas Exclusivas y No Exclusivas de


Colombia, así como amenazadas Restringidas (R) o Muy Restringidas (MR)
para las tres familias evaluadas. Los números entre paréntesis indican la
cantidad de Exclusivas y No Exclusivas, respectivamente, dentro de las especies
restringidas y Muy Restringidas analizadas. La columna de la derecha (R + MR)
muestra los totales, por cada familia, de especies Endémicas involucradas.

Muy Endémicas
FAMILIA Exclusivas No Exclusivas Restringidas
Restringidas R+MR
Chrysobalanaceae 18 16 9 (4 + 5) 14 (14+0) 23
Dichapetalaceae 5 6 6 (3 + 3) 2 (2 + 0) 8
Lecythidaceae 10 16 14 (8 + 6) 2 (2 + 0) 16
TOTALES 33 38 29(15+14) 18 (18 + 0) 47

Con respecto a las especies de distribución Restringida, la gran mayoría


de ellas corrresponde a las categorías EN o VU, y sólo una de ellas (Cariniana
pyriformis) se encuentra en la categoría CR. Cerca de la mitad de estas
especies son exclusivas de Colombia, y entre las no exclusivas algunas
tienen una distribución binacional, estando compartidas con Ecuador,
Panamá o Venezuela, como lo muestra la tabla 4.

Dado el grado de amenaza de estas especies, es necesario trazar para


ellas estrategias de conservación binacionales (y especialmente para las
especies consideradas CR y EN), teniendo también en cuenta el estado
de las poblaciones y el grado de amenaza en el respectivo país vecino.

Al sintetizar la información para estas tres familias, se destacó, como un


común denominador, la escasez de información sobre el estado actual de
las poblaciones en los lugares en donde se han registrado, de tal forma
que entre las medidas de conservación propuestas más recurrentes está
el monitoreo y exploración de estos lugares y de otras áreas en donde se
esperaría la presencia de la especie. Para la mayoría de las especies
amenazadas también se sugiere su inclusión en programas de conservación
ex situ, incluyendo propagación y mantenimiento de material vivo en los
jardines botánicos y colecciones privadas. Sin duda, la situación varía de
grupo en grupo, como seguramente se irá viendo cuando se termine el
diagnóstico para otras familias, pero los resultados para estas tres familias
36
son un punto de partida, que esperamos apoyen los esfuerzos de
conservación en el país.

La información y la categorización aquí presentadas, pretenden servir como


un insumo para priorizar acciones de conservación a nivel nacional o
regional (por lo menos en lo relacionado con estas tres familias), y también
se espera que esta información sea de utilidad durante la elaboración de
planes de acción o investigación de algunos jardines botánicos
colombianos.

Tabla 4. Especies amenazadas de distribución Restringida, pero No


Exclusivas de Colombia (binacionales), con indicación de los departamentos
en Colombia, el país vecino involucrado y la categoría de riesgo para Colombia,
asignada en este trabajo.

ESPECIE DEPARTAMENTOS OTRO PAIS CAT.

Licania cuatrecasasii Valle ECUADOR EN

Stephanopodium
Nariño ECUADOR EN
cuspidatum
Gustavia foliosa Valle ECUADOR EN

Grias multinervia Cauca ECUADOR EN

Grias colombiana Cauca, Chocó, Valle ECUADOR EN

Licania glauca Cauca, Nariño?, Valle ECUADOR VU

Parinari romeroi Nariño, Valle ECUADOR VU

Eschweilera rimbachii Nariño, Valle ECUADOR VU

Tapura colombiana Antioquia, Chocó, Valle PANAMA VU

Tapura panamensis Chocó PANAMA VU

Gustavia grandibracteata Antioquia, Chocó PANAMA VU

Antioquia, Boyacá, Caldas,


Cariniana pyriformis Cesar, Chocó, Córdoba, Norte VENEZUELA CR
de Santander, Santander

Licania pittieri Antioquia, Santander VENEZUELA EN

Parinari pachyphylla
´
Antioquia, Bolivar, Cesar, La
Guajira, Magdalena, Norte de VENEZUELA EN
Santander, Vichada

37
38
Metodología

Las categorías de la UICN


El proceso de asignación de las categorías de las listas rojas de la UICN
a un grupo de taxones candidatos, es comparable a ordenar dichos taxones
según su riesgo de extinción o su grado de deterioro poblacional. Esto se
hace comparando la situación actual de las poblaciones, con la situación
que supuestamente imperaba hace 100 años o tres generaciones del taxón.
Pero antes de plantear cómo se mide el riesgo de extinción o el grado de
amenaza de una especie, hay que tener claro, que lo que realmente está
en riesgo no son sólo las especies, sino también subespecies, razas,
poblaciones y genes (para no hablar de ecosistemas), es decir, todo un
juego de niveles de organización y oportunidades evolutivas.

Las categorías de riesgo o amenaza empleadas en esta serie son las


Categorías de la UICN, tal como fueron propuestas por la Comisión de
Supervivencia de Especies (SSC) de la UICN y consignadas en el documento
“IUCN Red List Categories version 3.1” (IUCN 2001). Estas categorías
fueron diseñadas para ser usadas con cualquier especie o taxón, con
excepción de los microorganismos. Deben ser aplicadas sólo a poblaciones
silvestres, independientemente del estado de conservación ex situ que
pueda tener el taxón en cuestión. En general, no deben aplicarse a híbridos
(en estos casos, la categorización debe realizarse sobre cada una de las
especies parentales del híbrido en cuestión). Tampoco deben ser objeto
de categorización las formas o ecotipos, ya que éstas corresponden a
variaciones fenotípicas, producto de condiciones ambientales particulares.

Debe aclararse que existen otras versiones anteriores de las categorías


de la UICN, como la versión 2.3 (IUCN 1994), o la version de 1987 (IUCN
1987), que han sido utilizadas en alguna medida por organismos
internacionales, tales como Botanic Gardens Conservation International
(BGCI) o World Conservation Monitoring Centre (WCMC) para categorizar
algunas de las mismas especies presentes en este trabajo, tanto a nivel
global como nacional (BGCI 1996, WCMC 1996). Esta circunstancia impone
cautela a la hora de establecer comparaciones entre las categorías aquí
propuestas (según la versión 3.1) y aquellas empleadas para las mismas

39
especies en el pasado. Si se compara el actual sistema de categorización
con los sistemas anteriores, se nota que, si bien los nombres de algunas
de las categorías han permanecido constantes (Tabla 5), la circunscripción
o el significado de las categorías ha cambiado. Los cambios a lo largo de
estas versiones están relacionados con una tendencia a establecer
criterios de categorización cada vez más cuantitativos y menos subjetivos
(por ejemplo: tamaño del areal, tamaño de la población efectiva, número
de localidades remanentes, porcentajes de reducción estimado, entre
otros). De esta manera se ha minimizado la subjetividad, pero vale la
pena aclarar que no se ha eliminado completamente, pues todo sistema
de categorización que sea operable con especies para las cuales se tiene
poca información, requiere, en alguna medida, de inferencias, proyecciones
o estimaciones. Al comparar la versión 2.3 con la versión 3.1, se nota que
los cambios en la circunscripción o definición de las categorías han sido
mínimos o poco sustanciales: en la nueva versión han desaparecido tanto
la categoría “Menor Riesgo (LR)” como la subcategoría “Dependiente de la
Conservación (LRcd)”; además, las subcategorías “Casi Amenazado (LRnt)”
y “Preocupación Menor (LRlc)” han sido elevadas al rango de categorías (a
NT y LC, respectivamente).

Tabla 5. Abreviaturas y nombres de las categorías empleadas en las diferentes


versiones de los sistemas de categorización de la UICN desde 1987 hasta 2001.

Versión 1987 Versión 2.3 (1994) Versión 3.1 (2001)

Ex: Extinto EX: Extinto EX: Extinto

E: En Peligro EW: Extinto en estado EW: Extinto en estado


silvestre silvestre
V: Vulnerable
CR: En peligro crítico CR: En peligro crítico
R: Raro
EN: En peligro EN: En peligro
I: Indeterminado
VU: Vulnerable VU: Vulnerable
K: Insuficientemente
conocido LR: Menor riesgo NT: Casi amenazado
(con 3 subcategorías):
C: Candidato LC: Preocupación menor
LRcd: Dependiente de la
?: Sin datos conservación DD: Datos insuficientes
LRnt: Casi amenazado
nt: Ni raro ni amenazado LRlc: Preocupación NE: No evaluado
menor

DD: Datos insuficientes

NE: No evaluado

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Definiciones de las Categorías de las listas rojas
Extinto (EX)
Un taxón está “Extinto” cuando no queda duda alguna que el último
individuo ha muerto.

Extinto en Estado Silvestre (EW)


Un taxón está “Extinto en Estado Silvestre” cuando sólo sobrevive en
cultivo, en cautiverio o como población naturalizada completamente fuera
de su distribución original.

En Peligro Crítico (CR)


Un taxón está “En Peligro Crítico” cuando enfrenta un riesgo
extremadamente alto de extinción en estado silvestre en el futuro
inmediato, según queda definido por cualquiera de los criterios A a E
(tabla 6).

En Peligro (EN)
Un taxón está “En Peligro” cuando, no estando “En Peligro Crítico”,
enfrenta de todas formas un alto riesgo de extinción o deterioro
poblacional en estado silvestre en el futuro cercano, según queda definido
por cualquiera de los criterios A a E.

Vulnerable (VU)
Un taxón está en la categoría de “Vulnerable” cuando, no estando ni “En
Peligro Crítico” ni “En Peligro”, enfrenta de todas formas un moderado
riesgo de extinción o deterioro poblacional a mediano plazo, según queda
definido por cualquiera de los criterios A a E.

Casi Amenazado (NT)


Un taxón está en la categoría de “Casi Amenazado”, cuando no satisface
ninguno de los criterios para las categorías “En Peligro Crítico”, “En Peligro”
o “Vulnerable”, pero está cercano a calificar como “Vulnerable”, o podría
entrar en dicha categoría en un futuro cercano.

Preocupación Menor (LC)


Un taxón está en la categoría de “Preocupación Menor” cuando no califica
para ninguna de las categorías arriba expuestas. Generalmente se usa
para organismos muy comunes o abundantres, y equivale a “fuera de
peligro”.

Datos Insuficientes (DD)


Un taxón pertenece a la categoría “Datos Insuficientes” cuando la
información disponible es inadecuada para hacer una evaluación, directa
o indirecta, de su riesgo de extinción, con base en la distribución y/o el
estado de la población.

No Evaluado (NE)
Un taxón se considera “No Evaluado” cuando aún no ha sido confrontado
contra los criterios de la UICN.
41
Procedimientos para aplicar las categorías de la UICN
En la práctica, para aplicar estas categorías lo primero que se tiene en
cuenta es el diagrama que ilustra la relación entre ellas (ver figura 1,
tomada de IUCN 2001):

Extinto EX

Extinto en Estado Silvestre EW

En Peligro Crítico CR

AMENAZADO En Peligro EN

DATOS Vulnerable VU
ADECUADOS
Casi Amenazado NT

EVALUADO Preocupación Menor LC

Datos Insuficientes DD

No Evaluado NE

Figura 1. Estructura de las catagorías según la UICN (versión 3.1).

Si se decide evaluar el taxón, entonces se analiza, en primera instancia,


si los datos disponibles son adecuados, o si por el contrario son
insuficientes (DD). Si son adecuados, entonces se continúa averiguando
si está Extinto (EX) o Extinto en Estado Silvestre (EW). Si no lo está,
entonces se procede a considerar la posibilidad de que sea un taxón
Amenazado (VU, EN o CR) en el sentido de la UICN, y para ello hay que
confrontar el taxón contra los criterios de los taxones amenazados,
que básicamente son cinco (tabla 6):

A. Rápida reducción en tamaño poblacional.


B. Areal pequeño, fragmentado, en disminución o fluctuante.
C. Población pequeña y en disminución.
D. Población o areal muy pequeño.
E. Análisis de viabilidad poblacional.

Cada criterio tiene unos subcriterios, y cada uno de éstos tiene unos
umbrales predeterminados, los que a su vez son complementados por
unos calificadores (ver tabla 6). Las categorías de amenaza (VU, EN o
CR) están definidas por la combinación de determinados criterios,
subcriterios, umbrales y calificadores. Los umbrales corresponden, en su
mayoría, a características poblacionales cuantitativas, tales como:
42
· Porcentajes de reducccion poblacional observados, estimados, inferido
o sospechados (criterio A).
· Tamaños de areal, expresados ya sea como extensión de presencia o
como área de ocupación (criterios B, D2).
· Tamaños de población efectiva (criterios C, D1).
· Número de localidades conocidas (criterio B).
· Probabilidad de extinción de las poblaciones naturales, expresada en
porcentaje de probabilidad de extinción en un tiempo dado, tras un
análisis matemático de viabilidad de poblaciones (criterio E).

Cada taxón debe ser evaluado contra todos los criterios posibles,
considerando los umbrales especificados. Sin embargo, debe aclararse que,
de una parte, no todos los criterios son aplicables para todos los taxones;
pero, de otra parte, sólo basta con que uno de los criterios sea plenamente
satisfecho, para llegar a una categoría válida. Si un taxón ha sido categorizado
como CR según alguno de los criterios cuantitativos, es posible que el
mismo taxón pueda ser categorizado también como EN o VU según otros
criterios; en este caso se toma la mayor de ellas (CR) como la categoría
válida.

Aunque los criterios para las categorías de amenaza son de naturaleza


cuantitativa, la escasez de información de alta calidad no es un impedimento
absoluto para aplicarlos, pues el método de la UICN permite el uso de
estimativos (de lo ocurrido en el pasado), así como de inferencias y
proyecciones (de lo que puede ocurrir en el futuro), siempre y cuando éstas
puedan justificarse razonablemente. En caso de una amplia variación en
los estimativos, la UICN recomienda aplicar el principio preventivo y usar
el estimativo que lleva a la categoría de mayor riesgo. En los casos en que
existan amenazas evidentes a un taxón, por ejemplo por el deterioro de su
único hábitat conocido, se recomienda intentar categorizarlo como
amenazado (VU, EN o CR), aún si existe poca información biológica sobre
el mismo.

La Tabla 6 muestra, en forma esquemática, los pasos a seguir para establecer


si un taxón cumple con los criterios de las especies amenazadas sensu
UICN, es decir, si pertenece a cualquiera de las categorías CR, EN o VU.
También puede verse en esta tabla la secuencia de criterios, subcriterios,
umbrales y calificadores que hay que confrontar para llegar a una categoría
válida. En la columna del extremo derecho se muestran los códigos que se
suelen citar junto con las categorías, y que simbolizan los conjuntos de
condiciones cumplidas en cada caso.

No sobra advertir a los usuarios de los Libros Rojos, que las categorías
aquí propuestas no deben traducirse automáticamente en niveles de
prioridad de conservación nacional o regional, ya que para esto sería
necesario incluir también otras consideraciones de carácter práctico,
relacionadas con la disponibilidad de recursos para la conservación, así
como con la importancia del taxón para el ecosistema y para la misma
sociedad humana. Una cosa es, pues, la metodología de categorización
(objeto de este capítulo), y otra cosa es la metodología de priorización
que se deberá aplicar en el futuro (y que no se incluye en los Libros Rojos).

43
Definiciones Básicas para usar las categorías de la UICN
Para usar correctamente las categorías de la UICN es necesario tener en
cuenta las siguientes definiciones o acepciones básicas (mayores detalles
pueden verse en IUCN 1994 y 2001):

Taxón: cualquier unidad taxonómica específica o infraespecífica,


genéticamente diferenciada, y que puede ser objeto de la categorización,
tal como especie, subespecie o variedad.

Taxón amenazado: cualquier taxón asignado a la categoría CR, EN o VU.

Población efectiva: número total de individuos maduros de un taxón


que son capaces de reproducirse (según evidencia directa, estimación o
inferencia), teniendo en cuenta las siguientes particularidades:

• Cuando una población está caracterizada por fluctuaciones normales


o extremas, los valores mínimos de esas fluctuaciones deberán ser
usados.
• Deben excluirse los individuos incapaces de reproducirse en estado
silvestre por causas ambientales, de comportamiento, o porque se
hallan impedidos por otras causas (por ejemplo, aislamiento de otros
individuos reproductivos).
• En el caso de poblaciones con sesgo en la proporción de los sexos es
apropiado usar estimaciones más bajas para el número de individuos
maduros, como compensación por dicho sesgo.

Subpoblación: grupo diferenciado en la población, ya sea geográficamente


o por otro criterio, y que tiene poco o escaso intercambio genético con el
resto de la población.

Tiempo de generación: edad media de los progenitores en la población.


Es mayor que la edad de la primera reproducción, excepto en aquellos
taxones en los que los individuos se reproducen sólo una vez.

Declinación continua: disminución o deterioro poblacional (reciente,


actual o proyectado) por causas no necesariamente bien conocidas ni
controladas, y que tenderá a continuar, a menos que se tomen medidas
de conservación o mitigación adecuadas.

Reducción: disminución de la población efectiva en un porcentaje dado,


no causada por fluctuaciones naturales, y definida para un período de
tiempo especificado (aunque la disminución no continúe aún).

Fluctuación extrema: ciclo de desaparición temporal completa de la


población adulta, en algunas especies efímeras que pasan la temporada
desfavorable en forma de huevos o semillas.

Extensión de presencia: área (en km2) contenida dentro de los límites


continuos e imaginarios más cortos que pueden dibujarse para incluir
todos los sitios conocidos, inferidos o proyectados en los que un taxón se
44
halla presente, excluyendo los casos de individuos deambulantes. Esta
medida puede incluir hábitats o regiones no viables para el taxón, y por lo
tanto se considera una medida teórica, que no necesariamente refleja el
grado de continuidad o discontinuidad (disyunción) de la población. Pero,
aún así, su uso se considera válido dentro del sistema de categorización.

Area de ocupación: área, dentro de su extensión de presencia,


efectivamente ocupada por el taxón. Por definición, se excluyen los hábitats
no viables. En la práctica puede calcularse como la sumatoria de las áreas
de las celdas (de la malla cartográfica) donde hay presencia del taxón.

Localidad: área geográfica o ecológica discreta en la cual un solo evento


(por ejemplo: contaminación) prontamente afectará a todos los individuos
del taxón presentes.

Aplicación global versus aplicación regional o nacional


de las categorías
En principio, los procedimientos de categorización de la UICN están
diseñados para ser aplicados a la población global de cada taxón. Sin
embargo, se permite también su aplicación a niveles regionales o
nacionales. En todo caso, debe especificarse claramente si la categorización
propuesta se aplica a toda la población del taxón (categorización global
en el sentido de la UICN) o si, por el contrario, se aplica sólo a una
fracción geográficamente circunscrita de la población del taxón
(categorización regional o nacional, en el sentido de la UICN).

Una de las propuestas más relevantes para establecer categorías a nivel


regional o nacional, es la de Gärdenfors et al. (1999), según la cual se
recomienda proceder, en primera instancia, como si la subpoblación
regional (o nacional) fuese la población global del mismo; luego se
consideraría la posibilidad de descender la categoría en un punto, si las
poblaciones extrarregionales cercanas a Colombia fueran muy vigorosas
(en términos de abundancia y estado de conservación) y si además hubiese
una alta probabilidad de importación (hacia Colombia) de individuos,
propágulos material genético que pudieran establecerse exitosamente
aquí, lo cual disminuiría la probabilidad de agotamiento o “extinción” a
nivel local.

Por su parte, las especies extintas a nivel nacional o regional, pero


presentes en otros países o regiones, pueden agruparse en la categoría
especial de “Regionalmente Extinto (RE)”, según la propuesta de Gärdenfors
et al. (1999).

45
Tabla 6. Resumen de las categorías y criterios de la UICN para especies amena-
zadas, extractado de IUCN (2001).
Criterio Subcriterios Umbrales Calificadores Código
1. Obvia Reducción (observada, estimada o Reducción: a. Observación directa A1a
sospechada), en los últimos 10 años ó 3 A1b
generaciones*, por causas reversibles y b. Indice de A1c
≥ 90% : CR
conocidas y ya no operantes, según uno abundancia A1d
≥ 70% : EN
cualquiera de los calificadores a-e: apropiado para el A1e
≥ 50% : VU taxón
2. Obvia reducción (observada, estimada,
inferida o sospechada) en los últimos 10 años c. Disminución en
A2a
ó 3 generaciones*, por causas que pueden ≥ 80% : CR extensión de
A2b
estar operando aún , o que no son bien ≥ 50% : EN presencia, área de
A2c
A. RÁPIDA entendidas, o que no son reversibles, según ≥ 30% : VU ocupación
A2d
REDUCCIÓN EN uno cualquiera de los calificadores a-e: y/o calidad del
hábitat A2e
TAMAÑO
POBLACIONAL 3. Reducción proyectada o sospechada para A3b
≥ 80% : CR d. Niveles de
los próximos 10 años ó 3 generaciones*, A3c
≥ 50% : EN explotación reales o
según uno cualquiera de los calificadores b-e: A3d
≥ 30% : VU potenciales A3e
4. Reducción (observada, inferida, proyectada e. Efectos de biota
o sospechada) en 10 años ó 3 generaciones*, introducida, A4a
y donde el lapso de tiempo debe incluir el ≥ 80% : CR hibridización, A4b
pasado y el futuro, y cuyas causas pueden ≥ 50% : EN patógenos, A4c
estar aún operando o no estar bien ≥ 30% : VU contaminantes, A4d
entendidas o no ser reversibles, según uno competidores o A4e
cualquiera de los calificadores a-e: parásitos
a. Severamente i. Extensión de B1a
1. Extensión de presencia (estimada) inferior fragmentado o se presencia B1b(i)
a cualquiera de los umbrales expuestos conoce que existe B1b(ii)
abajo, y cumple 2 cualquiera de los sub - en solo: B1b(iii)
criterios a-c (al frente): 1 localidad : CR ii. Área de ocupación B1b(iv)
< 5 locals. : EN B1b(v)
< 100 km2 : CR <10 locals. : VU B1c(i)
B. AREAL b. Declinación iii. Área, extensión B1c(ii)
< 5000 km2 : EN
PEQUEÑO, continua y/o calidad del B1c(iii)
< 20000 km 2 : VU
FRAGMENTADO (observada,. hábitat B1c(iv)
O EN Inferida o B2a
2. área de ocupación (estimada) inferior a
DISMINUCIÓN proyectada), según B2b(i)
cualquiera de los umbrales expuestos abajo y
CONSTANTE cualquier calificador iv. Número de B2b(ii)
cumple 2 cualquiera de los sub -criterios a-c
entre i-v: localidades o B2b(iii)
(al frente):
subpoblaciones B2b(iv)
c. Fluctuaciones B2b(v)
< 10 km2 : CR
extremas según B2c(i)
< 500 km2 : EN v. Número de
cualquier calificador B2c(ii)
< 2000 km 2 : VU individuos maduros
entre i-iv: B2c(iii)
B2c(iv)
1. Reducción
estimada mayor al
umbral:
>25% en 3 años ó 1
generación** : CR
Ninguno C1
Tamaño estimado de la población (en número >20% en 5 años ó 2
de individuos maduros) inferior al umbral generaciones** : EN
estipulado abajo, y cumple al menos 1 ó 2 (al >10% en 10 años ó
frente): 3 generaciones** :
C. POBLACIÓN VU
CR < 250 individuos maduros : 2. Declinación i. Todas las
PEQUEÑA Y EN
DISMINUCIÓN continua en el subpoblaciones tienen
EN < 2500 individuos maduros : número de menos de 50 (CR), C2a(i)
individuos maduros 250 (EN) ó 1000 (VU) C2a(ii)
VU < 10000 individuos maduros : y cumple a ó b: individuos maduros
a. Estructura de las
población como en i ii. Por lo menos el
o ii (al frente): 90% (CR) 95% (EN) ó
b. Fluctuaciones 100% ( VU) de los
extremas en individuos está en C2b
número de una sola
individuos maduros subpoblación
D1. POBLACIÓN Población < 50 individuos maduros : CR
MUY PEQUEÑA Población < 250 individuos maduros : EN Ninguno D1
Población < 1000 individuos maduros : VU
D2. AREAL MUY
Área de ocupación < 20 km2 ó < 5 localidades (solo VU) Ninguno D2
PEQUEÑO
E. ANÁLISIS DE Probabilidad de extinción en estado silvestre:
VIABILIDAD > 50% en 10 años ó 3 generaciones* : CR
Ninguno E
DE > 20% en 20 años ó 5 generaciones* : EN
POBLACIONES > 10% en 100 años : VU

* Lo que sea mayor, hasta un valor mínimo de 100 años


** Lo que sea mayor, hasta un valor máximo de 100 años en el futuro

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