Historia Primer Parcial 2023
Historia Primer Parcial 2023
Historia Primer Parcial 2023
Las disciplinas suelen apoyarse en mitos que nombran a padres como fundadores, el
problema de la psicología es que el elenco de progenitores se diversifica, creando una
familia extensa y desorganizada. Su nacimiento fue problemático y dudoso, por lo que el
primer objetivo plantear una historia pacificadora y compensatoria frente a la reinante
anarquía.
En cuanto a la cuestión de la paternidad de las ciencias, mientras que en el psicoanálisis no
parece haber un problema en cuanto al acuerdo de quien ha sido su fundador, siendo cierto
e indudable el consenso acerca de su rol, la extensa y desorganizada familia de la
psicología complica la tarea de nombrar un padre, ya que podemos nombrar un amplio
abanico de personajes que han marcado el camino del desarrollo de la ciencia, como
Darwin, Wundt o Watson entre muchos otros.
Las memorias hegemónicas son planteadas ante la incertidumbre y no dan lugar a una
investigación histórica autónoma. Ante crisis son desafiadas, siendo más contestatarias sus
opositoras mientras mas rígida es.
La historia intelectual se distancia del modelo de la memoria para buscar procesos y
acontecimientos múltiples, heterogéneos y parciales. No busca reconstruir totalidades sino
plantear problemas con la curiosidad como motor y suspendiendo todo a priori normativo
sobre lo que la disciplina debe ser o saber. Se funda en un materialismo dialectico que
propone una nueva lectura de nociones psicoanalíticas y ve al psicólogo como un agente
activo en la sociedad recuperando la tradición reformista. Excede los limites de la disciplina
o institución, está dispuesta a desplazarse para evitar reduccionismos. Se refiere a su
campo científico profesional sin generalizar a la sociedad, política o poder.
En cuanto a la circulación, se desplaza el foco de atención desde el autor hacia las
condiciones de producción y circulación que conectan al autor con la obra; ya que la lectura
supone una apropiación que transforma según los espacios e impactos. Un problema
histórico o ideología surgida en un país puede ser implantado en otro generando problemas
de recepción de las ideas, métodos y programas, haciendo necesario el análisis de las
condiciones de implantación y apropiación del conocimiento en sus contextos culturales,
climas de pensamiento y formas institucionales específicas.
Guia:
Introducción
1) ¿Cómo define el autor la “Historia de la Psicología”? En principio, ¿quiénes estarían
encargados de establecerla y a quiénes estaría destinada? ¿Cómo se plantea la cuestión
de la identidad en esos relatos, generalmente elaborados por profesores? ¿En qué se
apoya la institución de filiaciones? ¿Cómo se diferencia el psicoanálisis de la psicología
respecto de la cuestión de la paternidad?
“Historia de la Psicología” es hoy sobre todo una asignatura incluida en un marco curricular
destinado a la formación de los practicantes de la psicología; es, al mismo tiempo, un
espacio de investigación y conocimiento que desborda ese propósito y se incluye en el
campo mayor de las historias disciplinares.
Se trata de una historia establecida por, y destinada a, los psicólogos como incipiente
comunidad profesional. Sus condiciones no fueron diferentes de las de otras historias
disciplinares, particularmente allí donde se reúnen el sustrato científico y el dispositivo
profesional: historia de la medicina, de la ingeniería o de la sociología. El primer modelo
tiende a continuar y ampliar “introducciones” o el repaso de “antecedentes” históricos
usualmente insertados en los comienzos de la enseñanza: una memoria de la psicología,
académica o profesional, que todo profesor se siente obligado a incluir, al modo de un ritual
que sirve a la vez para establecer una filiación y afirmar una legitimidad.
Un núcleo más o menos explícito en esos relatos es la cuestión de la identidad, que se
construye siempre retrospectivamente, desde los comienzos de la disciplina, que bajo el
rubro psicología pueden contenerse conceptos y prácticas muy diferentes. Las disciplinas
suelen instituir filiaciones apoyadas en pequeños mitos familiares que nombran un padre,
Hipócrates y Newton, p.e.
En el caso de los practicantes del psicoanálisis, esa operación se pone en escena de un
modo que revela ese pequeño drama identitario: lo usual es instalar y exhibir el retrato del
padre del psicoanálisis como un gesto que asegura la continuidad de un linaje. Pero aquí la
paternidad es siempre cierta e indisputable, mientras que lo primero que salta a la vista en
el caso de la psicología es que se diversifica el elenco de progenitores.
2) ¿En qué consiste la posición del historiador en contraposición con la de profesor? ¿Cómo
se concibe la historia de la psicología desde cada una de esas dos posiciones? ¿Cuál es el
“doble desafío” que enfrenta el historiador?
Frente a una historia concebida como una crónica de lo mismo, emerge una posición
distinta, de historiador antes que de profesor, que busca su autonomía en la distancia que
construye respecto de la función celebratoria o la confirmación de las verdades
establecidas. Ese trabajo innovador sobre el pasado, indaga las versiones oficiales, señala
los “olvidos”, amplia el canon, en fin, explora una dimensión latente y no reconocida del
pensamiento de la disciplina.
El historiador de la disciplina, que hoy tiende a concebirse como un especialista, se enfrenta
a un doble desafío: por una parte, no puede perder una familiaridad con su objeto, la
psicología, cuyo campo busca explorar e iluminar; por otra, cuanto más se afirma en el lugar
de historiador, más se extiende necesariamente su espacio de trabajo y de interlocución a
las disciplinas históricas, sobre todo los rubros que hoy comunican la historia de las ciencias
y de las ideas con la de la cultura y los campos intelectuales.
3) ¿Cuál sería la función más importante de la disciplina histórica? ¿Qué exige esta función,
particularmente en el caso de la psicología? ¿Qué se espera del alumno (de psicología)
desde esta perspectiva crítica?
La función más importante para la disciplina histórica es la iluminación crítica del presente.
En el caso de las ciencias humanas (y de la psicología en particular) exige no solo tomar
distancia de cualquier identidad propuesta sino partir de la diversidad de las condiciones,
modelos, conceptos y prácticas.
Con intención critica, se tratara que el alumno incorpore, además de información, algunas
herramientas de análisis y, sobre todo, cierta sensibilidad para los problemas de la historia y
que la reconozca como un saber capaz de iluminar cuestiones presentes de la disciplina.
5) ¿Cuáles son las tres tradiciones que, según Vezzetti, sirven para esquematizar la
diversidad en los inicios de la psicología hacia fines del siglo XIX? ¿Cuál es su relación con
sus “contextos culturales y de lenguaje”? ¿Qué otra tradición podría agregarse, ya más
cerca del siglo XX, teniendo en cuenta el texto de Foucault de 1957?
Hacia el siglo XIX, la diversidad en los comienzos de la psicología puede ser ordenada, en
tres tradiciones: la psicofísica y sus derivaciones en las psicologías experimentales; el
evolucionismo y sus efectos sobre la psicología comparada y evolutiva; y la psicopatología y
sus consecuencias en la clínica de la hipnosis y las formas modernas de la psicoterapia.
En ese agrupamiento se advierte ya que los problemas de la constitución científica de la
disciplina no pueden separarse de distintos contextos culturales y de lenguaje, de Inglaterra
a Francia y a Alemania, que operan como un suelo ineludible para un análisis histórico.
Toda la historia de las disciplinas “psi” puede ser encarada como una historia de las lecturas
y las apropiaciones, es decir, según los criterios de los estudios de recepción.
Por otra parte, esas tradiciones generales no agotan la pluralidad de ideas y proyectos en el
periodo en que la psicología alcanza un estatuto académico autónomo. Es posible señalar
otros ámbitos, como la psicología colectiva y de las masas, que establecen sus temas y sus
objetos, en relación con esas tres corrientes principales.
6) ¿Qué significa que la psicología contemporánea “nace como práctica aplicada”? ¿Cómo
se diferencia en este punto de las ciencias de la naturaleza? Relacione con el texto de
Foucault que aparece citado. ¿Qué implica este desplazamiento hacia “las prácticas y los
usos” para un estudio histórico de la psicología?
En la medida en que la psicología nade directamente como práctica aplicada (como
tecnología), debe incluir, como un tema destacado de la investigación, la dimensión de los
usos en la clínica y el diagnóstico, la educación, los grupos, las instituciones, el ámbito
jurídico y forense, el trabajo y las profesiones, la publicidad y los estudios de mercado,
incluyendo nuevas líneas como la psicología transcultural.
Si en su dimensión tecnológica la psicología moderna podría ser comparada con las
prácticas nacidas de las ciencias de la naturaleza, la diferencia salta a la vista: mientras que
en las ciencias naturales responder a dificultades o límites que son temporales y
provisionales, la psicología, dice Foucault, nace en ese punto en el que la práctica del
hombre encuentra su propia contradicción. La psicología contemporánea es, en su origen,
un análisis de lo anormal, de lo patológico, de lo conflictivo, una reflexión sobre las
contradicciones del hombre consigo mismo. Y sí se transformó en una psicología de lo
normal, de lo adaptativo, de lo ordenado, es de manera secundaria, como un esfuerzo por
dominar esas contradicciones.
Al desplazarse a las prácticas y los usos, un estudio histórico de la psicología deberá incluir
no solo la trama de las ciencias humanas y sociales, sino las condiciones sociales y
culturales, las nuevas instituciones (en la salud, educación, trabajo), y las racionalidades
políticas que enmarcan las figuras y los “malestares” de un homo psicologicus que es
edificado conjuntamente con los saberes y las técnicas que le son destinados.
B. Una historia de los usos plantea otro tipo de cuestiones al desplazarse a los ámbitos de
aplicación. En su dimensión tecnológica, la disciplina despliega modalidades de
construcción e implantación, que a menudo entran en conflicto con los objetivos de la
llamada investigación básica o las formas de organización académica. Una historia de las
prácticas y las instituciones incluye y a la vez desborda las formas de profesionalización
universitaria en la medida en que la inserción de los psicólogos en ámbitos sociales y
profesionales constituidos, en la medicina y la psiquiatría, en la educación y en el trabajo, en
la familia y los grupos, necesariamente convoca a otro cruce de historias. El sentido y la
eficacia de las practicas psicológicas en esos espacios no pueden ser comprendidas
partiendo solo de las ideas de los psicólogos sobre lo que creen hacer, sino de lo que
efectivamente hacen.
C. Una historia social y cultural se hace posible en la medida en que se trata de un discurso
que ha penetrado profundamente en la cultura moderna y proporciona un conjunto de
nociones incorporadas a la trama de significaciones de la vida social. Esa dimensión de
implantación cultural ha tenido y tiene un peso innegable en la historia contemporánea y la
fisonomía actual de la psicología. Si se piensan las prácticas de la psicología, en la relación
que establece con un público y un mercado específico, en la interacción con las demandas
de “usuarios” diversos, se advierte el impacto sobre una trama de representaciones y
creencias sobre la propia vida, la educación y la crianza, la familia y la pareja, la sexualidad,
etc. En ese sentido, puede hablarse de una cultura “psi” que ha contribuido notoriamente a
reconfigurar nociones y valores del mundo moral. Muchos de los tópicos que en el saber
académico se definen en términos de un lenguaje y un corpus conceptual especifico tienen
sus raíces en, o se comunican con, el universo de las representaciones y las prácticas
sociales.
Guia:
Los experimentos de psicología no se llevan a cabo en un vacío social. Las personas que
toman parte en tales experimentos no están “en blanco” desde una perspectiva social, sino
que ingresan a la situación de experimento con una identidad social ya constituida. La
decisión de quién asume el rol de conductor del experimento y quién asume el de sujeto
puede guardar cierta relación con los roles que esas personas tienen fuera de la situación
experimental.
Wundt figuraba habitualmente como sujeto o fuente de datos en los experimentos que
publicaban sus estudiantes, aunque también era responsable de gran parte de la teoría que
sustentaba dichos experimentos.
Más aún, por lo general el ejercer alternativamente la función de sujeto y de investigador era
parte de una relación que excedía la situación de experimento. Quienes participaban en
esas situaciones generalmente se conocían como compañeros de estudios, o conocidos de
amigos, o como profesor y alumno. La situación experimental no implicaba una interacción
entre extraños.
El modelo clínico, surge en Francia y tiene cómo pionero a Charcot. Consistía en el estudio
experimental de los fenómenos hipnóticos. Se estudiaron diversas funciones psicológicas
bajo hipnosis inducida experimentalmente.
Es en el contexto de los experimentos clínicos donde se encuentra por primera vez un uso
sistemático del término“sujeto” en el campo de la psicología experimental. Esos
investigadores, orientados al ámbito de la medicina, con mucha naturalidad designaban a
sus pacientes como “sujetos”, dado que el término se había empleado durante largo tiempo
para designar a un ser vivo que fuera objeto de tratamiento médico o de observación
naturalista.
Para los investigadores que seguían a Galton, el sujeto individual era en último término “un
dato estadístico”.
Un avance muy importante fue que los investigadores de Estados Unidos adoptaron
rápidamente todas las principales técnicas de investigación psicológica. Cuando se inició en
Estados Unidos, la psicología presentaba una combinación de varios estilos de
investigación; pocos centros habían adoptado exclusivamente un estilo, si bien algunos
tenían claras preferencias.
El modelo de investigación que resultó menos viable en el siglo XX fue el de Leipzig. Dado
que ese modelo tenía un rasgo específico que siempre aparece de modo inequívoco en los
informes publicados sobre las investigaciones, es posible hacer un seguimiento bastante
exacto de cómo fue perdiendo importancia mediante un análisis del contenido de las
revistas científicas de psicología. Nos referimos al intercambio de los roles de investigador y
sujeto, al menos entre algunos de los participantes del mismo experimento. Ese rasgo, muy
característico del modelo de Leipzig, está claramente ausente en el experimento clínico y en
el tipo de investigación iniciado por Galton.
Similitudes: los mismos países, los mismos modelos cómo por ejemplo alemania/física, los
mismos problemas y la misma época y contexto histórico.
Diferencias:
Alemania (fechner/wundt),
Inglaterra (darwin/galton);
1) Describa las tres tradiciones presentes en los orígenes de la psicología moderna, destacando
en qué contexto surgen, cuáles son los autores significativos y de qué campo provienen, cuáles
son los problemas que guían la investigación, qué métodos utilizan y cuáles son los modelos
científicos utilizados como referentes.
A) El impacto del evolucionismo en la psicología viene a establecer un orden de problemas
característicos; la psicología se separa de la matriz del conocimiento y del campo de la
conciencia, que eran propios de la tradición empirista. Los problemas giran hacia la conducta, en
términos de relación del organismo con el medio vital. Los términos claves son: adaptación,
herencia, instinto, lo innato y lo adquirido.
Surge en Inglaterra, ya que tiene su origen a partir de la obra de Darwin. No solo constituye la
revolución científica más importante y decisiva del siglo XIX, sino que su impacto va más allá de
las ciencias naturales y la psicología para constituirse en modelo de las ciencias sociales y en
alimento de la filosofía positivista.
El método fundamental es el genético. La noción de la evolución se aplica tanto a las especies,
como a las edades evolutivas y los estadios de civilización.
B) La psicología del “sentido externo”, a partir de la psicofísica de Fechner, se despliega en
Alemania y es el fundamento de la psicología sensorial, fundada en los procedimientos
experimentales. Aquí nos encontramos con la tradición de una psicología de la conciencia,
apegada a las relaciones entre fenómeno físico, proceso fisiológico y representación mental. El
marco problemático de la relación de conocimiento, la distinción entre lo “externo” y lo “interno”,
el peso del modelo de la física y de la fisiología, caracterizan esta corriente que cierta tradición
historiográfica, nacida en los EEUU, ha tendido a considerar como la única psicología científica.
C) La tercera corriente gira alrededor de las cuestiones de la psicopatología y la clínica de la
hipnosis; podría decirse, con un término que es posterior, que sus problemas giran en torno del
síntoma. Allí nace la hipnosis como primer modelo de sistematización de un procedimiento que
es, a la vez, psicoterapéutico y de investigación, y que puede ser válidamente considerado como
un modelo igualmente experimental. En su consolidación más pública esta corriente encuentra
su lugar en Francia; en realidad el problema es más complejo, porque en rigor, la primera
formulación sistemática de la cuestión de la hipnosis se produce en Inglaterra. La denominación
misma de “hipnosis” y la iniciativa de definir a la hipnosis como procedimiento médico,
terapéutico e investigativo, nace en Inglaterra, a partir de un médico que es fisiólogo y clínico:
James Braid; y es previo a la obra de Charchot en Francia.
Dos modos clásicos (esto quiere decir, todavía vigentes) de la literatura del yo, esto son:
Esta escritura del yo va contra toda la tradición filosófica y se presenta incluso como una
destitución de toda filosofía. Por dos razones:
a) la filosofía clásica postula que sólo hay conocimiento de lo universal (Aristóteles 1980,
981b); luego, todo discurso sobre el yo particular del autor no puede enunciar ninguna
verdad que pueda interesarle al lector, hecho que Montaigne asume al admitir que no busca
otorgarle ningún servicio al que abre su libro;
b) según la tradición ética clásica, aún vigente, el hombre virtuoso nunca habla de sí
(Aristóteles 1981, 1125a), de manera tal que el hablar de sí mismo es una actividad ridícula
que denota un banal amor propio – acusación de la que Montaigne se hace cargo al escribir
que tratará de un asunto «frívolo y vano»: la escritura del yo es una destitución de la
metafísica y necesita una justificación ética.
Ahora bien, Montaigne enfrenta y desarrolla una serie de tópicos que serán de ahí en más
ineludibles para toda la literatura del yo:
1. La soledad. De manera solemne, Montaigne, testimonia su ruptura con los asuntos
públicos (de hecho, con su cargo en el Parlamento de Bordeaux) y establece el recinto
físico de su retiro, la biblioteca paterna, para establecer el ámbito de su distancia al mundo.
2. La transformación El esfuerzo reside por el contrario en registrar y describir, esto es, en
dar testimonio de la distancia entre el yo que escribe y el yo que aparece, en la multiplicidad
de monstruos fantásticos. «Es una empresa engañosa, escribe Montaigne - … seguir la
marcha vagabunda de nuestro espíritu, y penetrar las profundidades opacas de sus
repliegues internos…» Pues bien, quisiéramos destacar que la extrañeza monstruosa que
siente el yo que escribe ante el yo que describe se debe a una razón bien precisa, esta es,
el tiempo, entendido no como sucesión de instantes, sino como flujo de metamorfosis.
De modo que, una vez acometida la empresa de una re-posesión de sí mismo, el yo
constata que no puede poseerse a sí en el flujo continuo y contradictorio de sus
transformaciones. Esa multiplicidad de identidades hacen imposible toda forma de
identidad; en efecto, los distintos yo que danzan ante Montaigne son totalmente discretos;
nada liga a uno con los otros de manera que la diferencia entre ellos es igual a la diferencia
que existe entre el yo y otro. «Estamos hechos de pequeños pedacitos de una contextura
tan informe y diversa que cada pieza, cada momento, toma su decisión. Y hay tanta
diferencia entre nosotros y nosotros mismos como la que hay entre nosotros y otro»
3. La identidad del autor. Pero hay finalmente, si no una identidad, una unidad recuperada,
la del yo que escribe, al menos mientras escribe. Brevemente, la única unidad del yo es,
para Montaigne, la de aquel que, asombrado, se mira a sí mismo, en la imposible
reposesión de sí. Luego, no hay otra identidad que la del testigo que escribe la serie de
transformaciones confusas que se despliegan en sí y ante sí.
La literatura del yo tiene sus orígenes en la conciencia religiosa. Pero hasta allí, la
confesión, en tanto tal, se dirige a Dios y da testimonio de una búsqueda tortuosa, de un
sufrimiento y, finalmente, de una conversión. Cierto es que el que confiesa bucea en su
interioridad. Pero en las Confesiones de san Agustín, la interioridad es el lugar de una
búsqueda de Dios, de Aquél que es en mí pero no soy yo: «Tú estabas en mí y yo estaba
fuera de mí» escribe el santo (Agustín 1947, I 161). Lejos de llevar al conocimiento de un yo
(que se presenta desde el primer momento como fuente de error y pecado, enceguecido en
el amor de sí mismo y la avidez del deseo), la investigación agustiniana de la interioridad
sólo puede escribirse después de la conversión, justamente porque aspira a ser, al fin,
testimonio de la Gracia.
Rousseau se apodera del título de un clásico de la literatura cristiana, todavía muy vigente,
y escribe la primera confesión laica: el autor ya no se confiesa a Dios, se confiesa al
público.
Decir todo:
Rousseau inaugura la autobiografía y al mismo tiempo permite una formulación de nuestra
identidad personal como resultado de una historia (que nos compromete a nosotros, a los
otros, a la situación histórica del mundo) y esa historia es la historia de lo que sentimos.
Rousseau inaugura nuestro yo, entidad histórica y sensible. Hay dos puntos principales en
esta inauguración que debemos señalar y que nos permiten compararla con la de
Montaigne.
1. Transparencia y narración. El yo de Rousseau es transparente a sí mismo. «Siento
mi corazón» (Rousseau 1968, 43). No hay aquí monstruos, ni metamorfosis, y si hay
opacidad, es temporaria. El fin de la confesión es mostrar esa ansparencia a los ojos
del lector. «Quiero hacerme transparente a los ojos del lector». Soy transparente a
mí, pero esa transparencia es vana, porque los otros me conocen mal: ellos
atribuyen mis actos a motivos que no son los míos y son los suyos, en un
malentendido que exige ser rectificado. La conciencia de sí es insuficiente hasta que
no se haga pública y sea vista por los otros. Este abismo entre el yo privado y el yo
público se dramatiza en las Confesiones en una experiencia que marcará
definitivamente la vida y la filosofía del autor.
2. 2. El tiempo de la memoria: La autobiografía es posible porque la profundidad del yo
no admite una topografía espacial: el yo es esencialmente histórico; su ser presente
está determinado por el conjunto integral de su pasado y no puede presentarse de
otra manera que relatando su historia personal, íntima, sentida. Pues bien, este
relato, a su vez, es posible porque lo vivido, lo pensado y lo sentido, dejan una traza:
«los primeros rasgos que se han grabado en mi cabeza, han permanecido y aquellos
que se grabaron luego, antes de borrarlos, se han combinado con aquellos».
Nace aquí, junto con la autobiografía íntima, un yo puramente narrativo, que como
tal, no recuerda su vida narrando los grandes acontecimientos históricos, políticos,
públicos, en los que ha participado, según la tradición de las Memorias, si no que, al
contrario, recuerda para narrarse a sí mismo, en una historia que en principio
prescinde de o se privilegia sobre la historia del mundo.