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Análisis arqueológico de la cripta de la capilla de las Once mil vírgenes en


el convento de San Pablo de Burgos

Article · January 2004


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Alejandro García Álvarez-Busto


University of Oviedo
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Bolskan, 21 (2004), pp. 145-154 ISSN: 0214-4999

Análisis arqueológico de la cripta


de la capilla de las Once Mil Vírgenes
en el convento de San Pablo de Burgos

Alejandro García*

RESUMEN gos1. Durante este tiempo se pudo desarrollar la exca-


vación en área de buena parte de la superficie del
La excavación arqueológica del convento de convento2, localizado en un céntrico solar de la actual
San Pablo de Burgos (septiembre 2002-mayo 2003) ciudad —extramuros de la medieval—, a orillas del
permitió la documentación de una cripta o fosa río Arlanzón. Aunque la mayoría de las dependencias
funeraria localizada en la capilla de las Once Mil conventuales se encontraban saqueadas y arrasadas
Vírgenes, construida en el siglo XVI en el transepto por la construcción de un cuartel sobre las ruinas del
sur de la iglesia y de la cual no se tenía conoci- convento en la segunda mitad del siglo XIX, fue posi-
miento alguno hasta el momento. En el presente tra- ble documentar la planta de la iglesia y el claustro, así
bajo se aborda el análisis de la secuencia construc- como establecer una evolución histórico-constructiva
tiva de la capilla y de la cripta, la estratigrafía de del edificio (ADÁN et alii, 2003), conjugando el regis-
relleno de esta, así como los materiales arqueológi- tro arqueológico con la información suministrada por
cos recuperados. un considerable volumen de documentos escritos
analizados en un estudio previo (CASILLAS, 2001).
SUMMARY Entre los diferentes hallazgos realizados durante la
excavación destacó el de una cripta en el transepto
The archaeological excavation in the convent of sur de la iglesia (GARCÍA y ADÁN, 2003), dedicado a
San Pablo de Burgos (September 2002-May 2003) capilla funeraria de la familia Maluenda desde los
provided evidence for a crypt or grave located at the años sesenta del siglo XVI. La singularidad del descu-
chapel of the Once Mil Vírgenes, built in the 16th cen- brimiento, su contextualización histórica, así como la
tury in the southern transept of the church and hi- escasa atención que hasta el momento habían mereci-
therto unknown. In this paper, we analyse the cons- do estos espacios subterráneos dentro de la historio-
tructive sequence of the chapel and crypt and the grafía arqueológica peninsular, motivaron un análisis
stratigraphy of its filling, as well as the archaeologi- más pormenorizado del mismo, que se desgrana en
cal materials discovered. las siguientes líneas3.

INTRODUCCIÓN 1
Este estudio arqueológico, dirigido por la doctora Gema
Entre septiembre de 2002 y junio de 2003 se Adán, se desarrolló en el solar del aparcamiento de caballería de la
capital burgalesa con motivo de la construcción del Museo de la Evo-
acometió el estudio histórico-arqueológico del con- lución Humana (ADÁN et alii, 2002).
vento dominico de San Pablo en la ciudad de Bur- 2
Una parte del patio de servicio occidental del convento se
introduce bajo unas viviendas de la calle San Pablo.
3
Agradezco su colaboración en este artículo a los doctores
* C/ La Cruz de las Vallinas, 5. 33457 Castrillón (Asturias). Gema Adán, José A. Casillas, Eduardo Carrero, Gloria Fernández
E-mail: [email protected]. Somoza y a los arqueólogos José A. Fernández de Córdoba, Ángela
146 ALEJANDRO GARCÍA

EL CONVENTO DE SAN PABLO DE BURGOS documentado en la capilla. Así, el siglo XIX es un


periodo de abandono y transformaciones de las
La presencia de los frailes mendicantes en Burgos dependencias conventuales, que culminó con su total
se remonta a los años 1220-1222, cuando se establecen destrucción. Ocupado como acuartelamiento por las
modestamente en el barrio de Vega, fuera del recinto tropas francesas entre 1808 y 1813, el convento ya no
urbano amurallado4. Tras un periodo inicial de conso- se recuperará hasta su epílogo definitivo con la desa-
lidación urbana tenemos noticias del interés de la mortización de 1835. En los años siguientes es utili-
orden por trasladar su residencia hacia la calle de San zado como cárcel, cuartel y hospital, hasta que el pro-
Lucas en la década de los setenta de la decimotercera ceso destructivo se convierte en irreversible tras la
centuria. Este será su emplazamiento definitivo —ob- demolición de las ruinas del viejo convento y la erec-
jeto de la intervención arqueológica— tras un largo ción de un cuartel de caballería de planta ex novo
proceso de enfrentamientos con el cabildo catedralicio, entre los años sesenta y ochenta del siglo XIX (SÁN-
que será saldado el año 1300 con el definitivo acuerdo CHEZ, 1996: 135-143; CASILLAS, 2003: 321-344). La
entre las partes implicadas (CASILLAS, 2003: 462). No construcción del recinto militar supuso el arrasa-
obstante, el estudio arqueológico ha permitido docu- miento de buena parte de las dependencias conven-
mentar la utilización de facto de este espacio por la tuales por las cimentaciones del nuevo edificio, así
comunidad religiosa, con anterioridad a esa fecha, como el saqueo de los mampuestos y sillares de sus
como lugar de enterramiento, con inhumaciones en estructuras, que sirvieron de cantera.
fosa y numerario asociado que nos sitúan en los años
ochenta y noventa, sobre las estructuras arrasadas de
un ambiente doméstico anterior (ADÁN et alii, 2003). LA CAPILLA DE LAS ONCE MIL VÍRGENES
A partir de ese momento arranca un ambicioso
proyecto de construcción de un nuevo convento de Dentro de este programa funerario desarrollado
gran entidad. Durante los siglos XIV y XV se acomete entre el otoño de la baja Edad Media y el arranque de
la edificación de sus trazas fundamentales —iglesia, la Edad Moderna se integra la fundación de la capilla
claustro y dependencias conventuales—, pasando por funeraria de los Maluenda en el transepto sur de la
largas fases de letargo, y no será hasta 1430, con el iglesia. Originalmente este espacio había albergado
definitivo patrocinio del obispo Pablo de Santa María, la sacristía de la iglesia, una vez concluida su bóveda
cuando se den por terminadas las obras en la iglesia bajo el amparo del obispo Pablo de Santa María
gótica (CASILLAS, 2003: 54). Desde la segunda mitad (CASILLAS, 2003: 238-239). Más tarde, entre 1499 y
del siglo XV, y a lo largo de todo el siglo XVI, alcanza 1506, la estancia fue reformada para albergar el culto
su cenit una política de promoción de capillas funera- de las Once Mil Vírgenes, con el patrocinio de doña
rias y sepulcros, protagonizada por las jerarquías ecle- Juana de Aragón y su esposo don Bernardino de
siásticas urbanas, pero sobre todo por la enriquecida Velasco, condestable de Castilla, para que «la capilla
burguesía del momento —entre ellos encontramos a fuese relicario donde ninguno se enterrase» (ARRIA-
los Maluenda—, que dotará al convento, y principal- GA, 1972: 104). No obstante, este deseo fundacional
mente a la iglesia, de una topografía funeraria jerar- duró tan solo cincuenta y siete años. Tras la muerte de
quizada en virtud de las dotaciones económicas reali- la fundadora, los sucesivos condestables se mostraron
zadas en las diferentes fundaciones repartidas por la reticentes a mantener un patronato sobre la capilla
cabecera, transepto y capillas entre contrafuertes de que suponía altos costes, hasta que finalmente se aca-
las naves laterales de la iglesia (ibídem: 63-77). baron desentendiendo de la misma y perdieron sus dere-
Entre estas fundaciones funerarias destaca la de chos de propiedad (CASILLAS, 2003: 239). El 29 de
los Maluenda en la capilla de las Once Mil Vírgenes diciembre de 1563 el convento llega a un acuerdo con
del transepto sur de la iglesia en el año 1563. Pero, Francisco y Andrés de Malvenda y les concede «la
antes de entrar en detalles, debemos hacer una breve dicha capilla para uso de sus enterramientos e de quie-
pausa en los episodios finales del convento, que con- nes ellos quisieren libremente con derecho de patro-
dicionaron en gran medida el registro arqueológico nazgo en ella» (ibídem: 470 y 471, doc. 8). A partir
de ese momento el transepto sur de la iglesia alber-
gará los sepulcros de sucesivos miembros de la fami-
Ángela Rodríguez y Covandoga Ibáñez, esta última autora de las
planimetrías de la iglesia.
lia5, así como los de sus herederos, los Brizuela, que
4
Para los orígenes de la orden dominica en Burgos, remitimos ostentarán la titularidad de la capilla hasta la desapa-
a la obra de ARRIAGA (1972) y de CASILLAS (2001, 2002 y 2003). rición del convento (CASILLAS, 2003: 244).
ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DE LA CRIPTA DE LA CAPILLA DE LAS ONCE MIL VÍRGENES 147

Fig. 1. Localización de la cripta de los Maluenda (1) en la iglesia del convento de San Pablo de Burgos (planta base: CASILLAS, 2001).

LA CRIPTA alargados y de menor altura. En su conjunto la fábri-


ca de las paredes responde a una obra uniforme, en la
Con toda esta información previa se inició la que los muros están unidos entre sí, presentando su
excavación arqueológica del transepto sur de la igle- cara interior vista, con una esmerada labra mediante
sia. La zona se encontraba muy alterada por la obra el empleo de gradina y cincel, sin indicios de haber
del cuartel de caballería en el siglo XIX. De esta mane- estado revocadas. El espacio interior de la cripta está
ra, apenas si se pudieron localizar las cimentaciones subdividido en dos habitáculos por un murete media-
arrasadas del muro septentrional de la capilla (Unidad nero del que se conservan únicamente tres bloques
Estratigráfica 1423) y del muro con dirección oblicua monolíticos que conforman una sola hilada (UE
que la separaba de la capilla sur de la cabecera de la 1168), aunque resulta verosímil que tuviera un mayor
iglesia (UE 1157). El resto de las paredes habían sido desarrollo en altura, hasta el reborde superior de la
saqueadas durante la construcción del cuartel, si bien cripta, a tenor de las entalladuras y cicatrices que se
fue posible reconstruir su morfología y dimensiones observan en la pared sur. Cada habitáculo presenta un
como estructuras negativas o muros fantasma (UE acceso diferenciado, a través de dos escaleras de las
1067, 1143, 1099). En cualquier caso, durante la que se conservan cuatro peldaños con la misma fábri-
intervención se pudo documentar la existencia de un ca de sillares. Desde el peldaño superior de estas
espacio subterráneo o cripta adaptada a la esquina escaleras se alcanzaría la cota del suelo de la capilla,
sureste de la capilla de las Once Mil Vírgenes, y que realizado con baldosas de superficie vidriada y deco-
había sido respetada por las remociones posteriores. ración cordada (UE 1153). Por su parte, el suelo del
La cripta presenta planta rectangular, con unas fondo de la cripta está formado por losas rectangula-
dimensiones exteriores de 4,71 por 3,83 m, e interio- res de piedra caliza (UE 1164) que presentan su cara
res de 3,39 por 3,29 m —ligeramente trapezoidal al superior lisa labrada con gradina, mientras que por su
estrecharse en el lado norte—, que le proporcionan cara inferior están decoradas con celdas y arquillos
una superficie interna de unos 11,15 m2. Los para- de estilo gótico, por lo que parece tratarse de placas
mentos de las paredes están realizados con aparejo de decoradas reutilizadas en el suelo de la cripta. Estas
grandes sillares de piedra caliza concertados con losas descansan sobre la superficie de pequeños can-
argamasa (UE 1147 y 1169), dispuestos en tres hila- tos rodados de la terraza fluvial (UE 1167), sobre la
das coronadas por una hilada superior de sillares más que está cimentada toda la obra. En cuanto a la pro-
fundidad que podría tener la fosa, nada se puede afir-
mar con rotundidad, al no haberse conservado el sis-
5
Así la conoció Antonio Ponz en su visita al convento, quien tema de cubierta. Las paredes presentan una altura de
nos relata que «otras memorias sepulcrales hay en la capilla que lla- 0,98 m, mientras que entre el fondo de la cripta y el
man de las Vírgenes, con su decoración de mármoles de excelente
pavimento superior de la capilla hay una diferencia
trabajo. La una es de Pedro de Maluenda, Capellán de Carlos V y
nombrado para el Concilio de Trento, y la otra de Alonso de Maluen- de cota de 1,35 m.
da, que murieron el uno en 1562, y el otro en 1574» (PONZ, 1787).
148 ALEJANDRO GARCÍA

to de relleno (UE 1160) en cuya superficie se identi-


ficaron dos enterramientos infantiles (UE 1154 [E4]
y 1158 [E5]) dispuestos en sus respectivas fosas de
planta ovalada (UE 1155 y 1159). La UE 1160 pre-
sentaba una gran potencia, rellenando buena parte de
la altura de la cripta, y estaba formada por una matriz
arenosa de color grisáceo en la que encontramos un
amplio conjunto de restos arquitectónicos, escultóri-
cos y decorativos de los que nos ocuparemos más
detenidamente en el apartado dedicado a los materia-
les arqueológicos recuperados.
Por debajo de la UE 1160 se identificó un estra-
to de matriz arenosa y tonalidad grisácea-blanquecina
con abundantes nódulos de cal (UE 1161) y una
potencia de unos 20 cm que cubría el suelo de losas de
la cripta7, y a cuatro enterramientos en ataúdes de ma-
dera rellenos de cal que contenían esqueletos humanos
de individuos adultos (UE 1162 [E6], 1163 [E7], 1165
[E8] y 1166 [E9]). Los ataúdes ocupaban la mitad me-
ridional del suelo de la cripta, distribuidos por parejas
a cada lado del muro medianero y con una orientación
norte-sur. El grado de conservación de la madera de
los ataúdes era bastante defectuoso, por lo que gracias
a su impronta sobre la cal fue posible reconstruir la
morfología y las dimensiones de los féretros. Estos
tienen una forma trapezoidal alargada, con una longi-
tud de 190 cm y una anchura de 60 y 30 cm.
Por su parte los esqueletos presentaban una con-
servación irregular (enterramientos nos 6, 7, 8 y 9),
afectada posiblemente por el contacto directo con la
Fig. 2. Planta y alzado de la cripta de los Maluenda. cal. Se trata de cuatro individuos adultos en posición
de decúbito supino, con las extremidades inferiores
extendidas y las superiores cruzadas sobre la pelvis
Estratigrafía de relleno de la cripta —tan solo se conservaban en E6 y E9—, y una orien-
tación craneal y postcraneal norte. Junto a los esque-
La excavación de los diferentes rellenos que col- letos se recogieron varios clavos de hierro y bronce
mataban la cripta proporcionó la siguiente estratigra- de pequeño tamaño, un fragmento de vidrio, un alfi-
fía, de techo a base. La superficie de la capilla se ler de bronce, una plaquita de bronce incrustada en
encontraba cubierta por un relleno de arenas y madera, una medalla de bronce y un crucifijo de
escombros de obra (UE 1003), correspondiente al bronce con la imagen de Cristo con un orificio en el
subsuelo del cuartel de caballería. Por debajo, y tam- brazo largo —concretamente estos tres últimos ha-
bién en toda la planta de la capilla, se documentó un llazgos se encontraron sobre E9.
nivel de relleno de matriz arenosa y tonalidad grisá-
cea (UE 1142) que contenía abundantes materiales6, y
cuya formación parece estar relacionada con las 7
En esta unidad tan solo se recuperaron tres fragmentos
obras de demolición del antiguo convento y de cons- cerámicos: un fragmento de galbo de cerámica común de cocción
trucción del nuevo cuartel. Bajo la UE 1142, y ya tan oxidante, con torneado rápido y sin decoración; un fragmento de
galbo de cerámica común vidriada de cocción oxidante, torneado
solo en el interior de la cripta, se documentó un estra-
rápido y vedrío melado en la superficie interior, y un fragmento de
galbo con arranque de asa de cinta de loza estannífera. La escasa
representatividad de estos fragmentos nos sitúan en una cronológi-
6
Se trata de molduras, baldosas cordadas correspondientes ca amplia, correspondiente a la Edad Moderna y Contemporánea.
al suelo de la capilla, fragmentos de escultura de mármol y alabas- Además, en esta unidad se encontraron dos cráneos humanos colo-
tro, así como un fragmento de epígrafe. cados en las esquinas sureste y suroeste de la cripta.
ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DE LA CRIPTA DE LA CAPILLA DE LAS ONCE MIL VÍRGENES 149

Fig. 3. Sección de la estratigrafía de relleno de la cripta de los Maluenda.

Materiales arqueológicos recuperados engolada en dragantes de sinople y dos pe-


en el relleno de la cripta queños escudos con tres bandas paralelas
horizontales, todo ello orlado por una cadena
En la UE 1160 se recogieron un amplio conjun- de eslabones. En el campo inferior izquierdo
to de materiales, correspondientes en su mayor parte luce seis roeles y en el inferior derecho un
a los sepulcros emplazados en la capilla de las Once castillo con bordura de aspas10.
Mil Vírgenes, y de los que reseñamos algunos de los — Un fragmento correspondiente a la mitad
más destacados: superior de un escudo dividido en dos cua-
— Dos fragmentos de tapa de sepulcro mural en dros. En el cuadro izquierdo luce el brazo
piedra caliza con restos de policromía. Los superior de una cruz con bordura de castillos
fragmentos se corresponden con los pies de —se conservan cinco—. En el cuadro dere-
la figura yacente, vestida con hábito religio- cho, torre o castillo en campo azul11.
so indeterminado8. — Fragmento de epígrafe. Presenta la mitad
— Dos frontales de sepulcro mural en piedra izquierda del campo epigráfico, con la leyen-
caliza. Cada frontal está decorado con un da: AQV/ LONSO D/ DE BVRGO/ LVENDA I DE/
angelote que sostiene una moldura circular. SEÑOR SAN GIL I/ DE CASTROOS T/ PATRONESIDO
En el interior de la moldura se conservan res- T/SVMVG/. En su costado izquierdo está orna-
tos de mortero con una superficie rugosa, que mentado con una figura alada de cola enros-
podría haber servido para fijar alguno de los cada. Podría haber estado integrado en la
fragmentos de escudo encontrados en el esquina de un sepulcro.
relleno.
— Un frontal de sepulcro mural en piedra caliza
con moldura circular que enmarca un escudo. 10
El epitafio de don Pedro de Maluenda, conservado en el
El campo del escudo se encuentra cuartelado
Museo Arqueológico de Burgos, está coronado por dos angelotes
en cruz. En el cuadro superior izquierdo luce que sostienen sendos escudos. En el de la izquierda luce la cruz
una cruz ancorada con bordura de ocho cas- ancorada con bordura de ocho castillos, mientas que el de la dere-
tillos9. En el superior derecho, una banda cha es compuesto. En el cuadro superior izquierdo, banda engola-
da de sinople; en el superior derecho, castillo con bordura de aspas,
y en el inferior seis roeles. La identificación de este epitafio como
parte del sepulcro de don Pedro de Maluenda corresponde a CASI-
8
El fragmento conservado impide asegurar de qué tipo de LLAS (2002).
hábito se trata, aunque podría ser de un canónigo o de un dominico. 11
En el escudo de armas de Francisco Maluenda de la Torre,
9
En el testamento de Isabel de La Torre, de 1581, se descri- primogénito de Andrés de Maluenda —fundador con su hermano
ben las armas del linaje de los Maluenda: «Cruz ancorada colora- Francisco de la capilla—, y de Isabel de la Torre figuran la cruz de
da en campo amarillo y por orla ocho castilllos de oro en campo los Maluenda y un castillo como blasón del apellido de su madre
azul» (LÓPEZ MATA (s. a.). (LÓPEZ MATA, s. a.: 41).
150 ALEJANDRO GARCÍA

DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS aparecieron restos de catorce cadáveres de diversas


edades, a juzgar por el tamaño de los huesos. Tenía su
Si en los últimos años los estudios sobre la orga- etapa de entrada y tres escaleras de bajada». Además,
nización de los espacios funerarios en la arquitectura durante el traslado del mausoleo de San Lesmes «apa-
medieval y moderna peninsular han cobrado una sig- reció una cripta y dentro de ella el sepulcro con el
nificativa relevancia12, resulta poco usual hasta la esqueleto casi íntegro del Santo, que fue sacado el 7
fecha encontrarse con análisis más específicos que se de agosto en presencia del Excmo. Señor Arzobispo y
ocupen de las estructuras subterráneas vinculadas a autoridades. El esqueleto tenía los brazos cruzados
estos programas arquitectónicos y funerarios. Por el sobre el pecho y, con la más agradable de las sorpre-
contrario, en otros países europeos, la investigación sas, se pudo comprobar que faltaba el hueso del brazo
sobre estas «construcciones escondidas» representa que se conserva en el brazo-reliquia de San Lesmes».
una de las líneas de trabajo más activas de la arqueo- Finalmente, durante las reformas en el sepulcro de
logía dedicada a los edificios religiosos13. Volviendo a María de Ontiveros, «levantada la lápida había una es-
nuestras fronteras, y como punto de partida, hay que calera de bajada a una espaciosa cripta con restos di-
advertir que no son muy frecuentes las posibilidades versos y señales de haber estado inundada. La cripta
de obtener un conocimiento directo de estas estructu- tenía pared comunera con la de San Lesmes» (VARGAS,
ras. Así, mientras en la documentación escrita se loca- 1969). Por otro lado, en las últimas décadas, son cada
lizan referencias sobre la construcción de este tipo de día más numerosas las excavaciones arqueológicas en
enterramientos en las capillas funerarias de iglesias iglesias y conventos, así como la documentación de
parroquiales y conventos burgaleses, la visita a los estas estructuras subterráneas, aunque desafortunada-
mismos se torna por lo general infructuosa, al chocar mente no se ven acompañadas de un aumento de las
frontalmente con los pavimentos contemporáneos que publicaciones al respecto.
sellan el suelo del edificio. Algo más de información Retornando al convento de San Pablo de Bur-
nos ofrecen las restauraciones realizadas en ciertas gos, y una vez analizada la estructura de la cripta así
iglesias durante el siglo XX. Las reformas en los pavi- como el registro estratigráfico y los hallazgos asocia-
mentos y el traslado de sepulcros en el interior de los dos a la misma, pasemos ahora a interpretar su fun-
templos posibilitaron el descubrimiento de algunas cionalidad, morfología original y uso. Como hemos
criptas, aunque la inexistencia de un seguimiento visto, estas criptas son construcciones subterráneas
arqueológico durante las obras y el habitual desinterés destinadas a albergar enterramientos. La documenta-
por el hallazgo se resumen en genéricas descripciones ción escrita recoge su existencia, aunque con otra
sobre la identificación de escaleras de acceso y de denominación. Así, en el propio concierto sobre el pa-
esqueletos en su interior. Así ocurre en la iglesia de tronato de la capilla de las Once Mil Vírgenes, el con-
San Nicolás de Burgos, donde HUIDOBRO (1911) nos vento reconoce a los nuevos patronos Francisco y
describe que «en el sitio indicado, bajo la piedra de Andrés de Maluenda el derecho a «que nadie se
jaspe, hay una cripta que fue preciso descubrirla al pueda enterrar en ella sino quien ellos quisieren, para
rebajar el plano del altar y se cubrió inmediatamente que puedan labrar en el lo que quisieren, poner en ella
a presencia del señor Marqués de Murga. Allí apare- escudos, e arm. e pendones, así en lo que está obrado
cieron tres féretros de adultos y los restos de un niño». como lo que labraren por dentro, por fuera, y hacer
Durante la restauración de 1967 de la iglesia parro- aras y carneros para el uso de las dichas sepulturas»
quial de San Lesmes también se encontraron varias (CASILLAS, 2003: 470, doc. 8). Años después, Fran-
criptas, según recoge J. Vargas Vívar con mayor deta- cisco de Maluenda y su mujer, Margarita Alonso de
lle. Así, en la capilla de San Jerónimo, «deshechos los Maluenda, mandarán en su testamento ser enterrados
hornos, se hizo el vaciado de la capilla en una profun- «en la mía capilla de las Vírgenes, en el carnero que
didad de cuatro metros, reforzando sus muros. En el tenemos en la dicha capilla y en la sepultura de en
centro y debajo de donde estaban los hornos, apareció medio que tenemos en dicho monasterio» (ibídem:
una cripta de 2,85 de largo por 1,65 de ancha y 1,30 242). La identificación entre la cripta y el carnero, el
de alta, con bóveda semicircular de piedra, en la que lugar de la carne, resulta inequívoca14.

12
Ver, por ejemplo, BANGO (1992) y CARRERO (1998). 14
A través del estudio de la documentación escrita de los
13
Una síntesis actualizada para el territorio francés se puede siglos XV y XVI, Carlos Polanco define el carnero como «una pe-
ver en ESQUIEU (1996). queña cripta subterránea abovedada, a la que se accedía por una es-
ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DE LA CRIPTA DE LA CAPILLA DE LAS ONCE MIL VÍRGENES 151

La utilización del transepto sur de la iglesia varias losas calizas de gran tamaño y de reborde enta-
como capilla funeraria por la familia Maluenda desde llado, presentando una de ellas la impronta de una
el año 1563 supuso de partida la acomodación de este aldaba de hierro16. Un sistema mixto, que combina la
espacio como lugar de enterramiento para los sucesi- cubierta plana y el abovedamiento, se documenta en
vos miembros del linaje, mediante la construcción de la cripta localizada bajo la capilla mayor del monas-
sepulcros y carneros al uso de la época. Por las misma terio cisterciense de Santa María de Rioseco (Bur-
fechas se realizaba el contrato para la obra de la capi- gos)17. La cubierta de losas en la cripta de los Maluen-
lla de la Santa Cruz en la iglesia de San Gil, en el que da proporcionaría un espacio interior con poco más
se estipulaba que «en el comedio del güeco que le de un metro de altura, dividido en dos habitáculos por
quedare se ha de hazer un carnero de seis pies y medio el murete medianero, a los que se accede por sendas
y siete y medio de largo de a terçia cada pie en tal escaleras dispuestas en el extremo septentrional de la
manera que quepan tres ataúdes en el ancho y en altu- cripta. Por su parte, en el resto de carneros documen-
ra tendrá el dicho carnero tanta cantidad que un hom- tados en la iglesia el acceso escalonado se localiza en
bre quepa derecho a de tener el dicho carnero para la el extremo oeste18.
entrada dél una escalera de los pasos neçesarios de Las características constructivas —materiales
dos pies y medio en ancho y cubierta con sus losas, y empleados, acabado— de los diferentes carneros de
en la una de las dichas losas dos aldavas de hierro para la iglesia de San Pablo denotan una jerarquía interna
quando fuere neçesario descubrirla a de quedar ençi- —en virtud de la dotación económica realizada
ma para poner una losa de jaspe y armas y letreros» por sus respectivos propietarios— en la que destaca
(ibídem: 420, docs. 13-17). En el documento se resu- por encima de todas la cripta de los Maluenda. Se tra-
me expresivamente la morfología, la forma de la cu- ta de una obra de grandes dimensiones, la mayor den-
bierta y el sistema de acceso de este tipo de carneros. tro de la iglesia. El interior, al que solo se accedía oca-
En el caso de la cripta de los Maluenda vemos sionalmente para depositar al difunto, presenta un
como esta se adapta a la esquina sureste de la capilla. esmerado acabado, realizado con sillares vistos fina-
En el resto de la superficie del transepto sur no se mente labrados en las paredes y suelo enlosado19. Por
documentaron más estructuras subterráneas, sino tan su parte, el resto de carneros documentados presenta
solo una serie de rellenos y suelos de obra hasta una factura de menor calidad. En un segundo escalón
alcanzar la cota del pavimento de baldosas cordadas. se encontraría la cripta de la capilla norte de la cabe-
En cuanto al tipo de cubierta empleada en la cripta, cera, con obra de sillarejo revocado con una capa de
dos eran los sistemas más utilizados en la época: la mortero en las paredes y en el fondo suelo de losas
cubierta de losas, empleada en la capilla de la Santa bien labradas concertadas con argamasa. Finalmente,
Cruz, y la cubierta abovedada (ibídem: 305). A tenor los carneros localizados en el crucero de la iglesia
de los restos encontrados en su relleno interior15, la presentan una factura menos cuidada, con paramentos
cripta de los Maluenda podría haber estado cubierta que combinan sillarejo y mampuestos irregulares,
con grandes losas que descansaban sobre las paredes revocados con una capa de mortero, o incluso sola-
y el muro medianero, enrasando su cara superior con mente rejunteados. Tampoco tienen suelo de fábrica,
el pavimento de baldosas. Además, una parte del car-
nero habría estado tapado por los sepulcros adosados
a las paredes oriental y meridional de la capilla, algu- 16
La cubierta de losas, frente a la bóveda, es también el tipo de
no de cuyos fragmentos aparecieron en el relleno de cubierta más frecuente en las criptas francesas (ESQUIEU, 1996: 208).
17
Agradezco al arqueólogo Rafael Muñoz sus referencias
la cripta. En el resto de los carneros y sepulturas
sobre la localización e identificación de esta cripta. En su mitad
documentados en el convento de San Pablo la cubier- norte presenta una escalera de acceso de al menos cuatro peldaños.
ta plana de losas parece ser el método comúnmente Esta parte está cubierta por una gran lápida con el letrero y las
empleado. Así se observa en el crucero de la iglesia, armas del titular, junto con unas losas de menor tamaño que cubri-
y en el carnero localizado en la capilla norte de la rían el arranque de la escalera. Por su parte, la mitad meridional de
la cripta está cubierta mediante una bóveda de medio punto. Toda la
cabecera, en cuyo derrumbe interior se encontraron
obra está realizada con grandes sillares calizos bien trabajados, y
parece corresponder al siglo XVII. El fondo de la cripta está cubier-
to por una capa de tierra en la que se observan huesos humanos en
calera, cuya misión era recibir los cuerpos de los difuntos de una superficie revueltos por la acción de los saqueadores.
misma familia o linaje» (POLANCO, 2001: 186-187). 18
Esta es la localización más común de las escaleras en las
15
No se documentaron materiales propios del derrumbe de criptas funerarias (ESQUIEU, 1996: 209).
una bóveda y sí en cambio losas planas y alargadas que podrían 19
No se documentaron restos de derrumbe de un revoco de
haber pertenecido al sistema de la cubierta. las paredes en el interior de la cripta.
152 ALEJANDRO GARCÍA

aprovechando la superficie aplanada de pequeños can- co manda en su testamento ser enterrado junto con su
tos rodados y arenas de la terraza fluvial20. mujer «en sendos ataúdes de madera en la bóveda
La cripta de los Maluenda está concebida como que esta debaxo de las gradas del altar mayor» de la
un carnero familiar, dividido en dos habitáculos inde- iglesia de San Nicolás21. El mal estado de conserva-
pendientes con acceso individualizado. Cada uno de ción de los ataúdes en el interior de las criptas difi-
estos habitáculos estaría originalmente diseñado para culta la reconstrucción de su forma más allá de su
albergar dos ataúdes de madera, correspondientes planta trapezoidal alargada, aunque la documenta-
posiblemente a dos matrimonios del linaje familiar, ción escrita nos revela que tenían cubierta a doble
aunque esta distribución inicial estaría siempre con- vertiente y que podían estar recubiertos con telas
dicionada por las reutilizaciones posteriores. En el negras o cuero para incrementar la sensación de lujo
resto de carneros de la iglesia no se observa una dis- (POLANCO, 2001: 187). En cada habitáculo de la crip-
tribución interna tan elaborada. De esta manera, la ta de los Maluenda se disponen dos ataúdes, aposta-
cripta de la capilla norte de la cabecera, aunque tiene dos contra la pared sur de la cripta y junto al muro
mayor profundidad que la de los Malvenda, presenta medianero y a la pared lateral respectivamente. Los
menor superficie interna, sin compartimentaciones, ataúdes presentan una orientación norte-sur, rom-
lo que únicamente posibilitaría la colocación de dos piendo la orientación habitual oeste-este y primando
enterramientos yuxtapuestos en el fondo. Los car- su adaptación a la planta del carnero. Cada féretro
neros localizados en el crucero de la iglesia tienen aparece relleno de cal, seguramente por razones
plantas rectangulares de menor tamaño, permitiendo higiénicas y para evitar el olor de la putrefacción de
solamente —en principio— sepulturas dobles o indi- los cuerpos, y no sería descartable que parte del relle-
viduales. En cuanto a la señalización externa del car- no de tierra que cubría los ataúdes se hubiera intro-
nero también existe una gran variedad de opciones. ducido con el mismo fin22.
Los sepulcros de mayor categoría eran los exentos, La cripta de los Maluenda estaba concebida
emplazados en el centro de la capilla, en los que el como un carnero familiar, y como tal sujeta a sucesi-
carnero se localiza bajo la cama donde descansan las vas reutilizaciones por parte de los descendientes del
figuras de los yacentes (POLANCO, 2001: 304-305 y linaje familiar. Con este uso continuado parece estar
313-314). En la capilla de los Maluenda el carnero se relacionado el hallazgo de dos cráneos colocados con-
retira hacia un costado de la estancia, parcialmente tra las esquinas sureste y suroeste de la cripta, dentro
cubierto por los sepulcros adosados a las paredes, del relleno de tierra que cubre a los ataúdes, así como
donde letreros y blasones recordarían a los difuntos la cronología tardía, entre los siglos XVII y XVIII, del
depositados en la cripta. En casos más sencillos, crucifijo encontrado en el enterramiento número 9
como los del crucero de la iglesia, el carnero aparece (ORTEGA, 2003). Por su parte, en los carneros del cru-
cubierto por una lápida, en la que se esculpe el epita- cero de la iglesia se documenta expresivamente su
fio y las armas del fundador. reutilización, tanto por el método empleado, median-
Como hemos visto, en el interior de la cripta el te la superposición de los enterramientos —un ataúd
cuerpo del difunto se colocaba dentro de un ataúd de sobre otro— como por los abundantes osarios genera-
madera, del mismo modo que se documenta también
en el resto de carneros de la iglesia (GARCÍA y ADÁN,
2003). El uso del ataúd de madera es una necesidad 21
«mandamos que nuestros cuerpos sean sepultados quando
derivada de este tipo de enterramiento pero, princi- dios fuere servido de llevarnos desta presente vida en la yglesia
parrochial de señor san nicolas desta ciudad de burgos donde somos
palmente, refleja el interés de diferenciación social
parrochianos puestos en sendos ataudes de madera en la boveda que
que manifiesta la oligarquía urbana del siglo XVI, ya que esta debaxo de las gradas del altar mayor fasta tanto que sea fecho
frente al uso generalizado de las andas en los entie- un carnero debaxo de las dos piedras donde estan sepultados gon-
rros, el ataúd quedaba restringido a las capas sociales zalo lopez de polanco y leonor de miranda padres de mi el dicho
de mayor capacidad económica (POLANCO, 2001: gregorio de polanco e de otras piedras que estan junto a ellas que
con lo que esta losado que es todo nuestro abra harto lugar para
186-187). Así, en 1546 el regidor Gregorio de Polan-
hacer el dicho carnero en el qual se pasaran nuestros huesos y esta-
ran los de mis padres y cerrarse ha el dicho carnero con piedras de
sepultura donde estaran nuestras armas» (GARCÍA RAMILA, 1969: 6).
20
Esta variedad constructiva también se observa en las crip- 22
En la catedral de Aix se documentó un peculiar sistema
tas funerarias francesas, donde en las paredes se emplean sillares, para evitar la propagación del hedor mediante la construcción de
ladrillos o mampostería, y en los suelos, desde el propio terreno dos suelos superpuestos sobre una cripta funeraria, de tal modo
natural hasta baldosas de cerámica, pasando por suelos de mortero que se creaba una cámara que se rellenaba de tierra o cal (ESQUIEU,
y enlosados de pizarra (ESQUIEU, 1996: 211-212). 1996: 209).
ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DE LA CRIPTA DE LA CAPILLA DE LAS ONCE MIL VÍRGENES 153

dos23. Sin duda, los intereses económicos generados de Antonio de Maluenda, abad de San Millán, y el de
con los enterramientos debían de motivar algunas reuti- Melchor de Brizuela y Maluenda, este último repre-
lizaciones de los carneros no dispuestas o previstas por sentante ya de la familia Brizuela, descendiente de
sus fundadores, quienes establecían conciertos de exclu- los Maluenda, y que ostentó la titularidad de la capi-
sividad para garantizar la salvaguarda de sus intereses, lla, perpetuando la memoria del linaje, hasta la desa-
como refleja el compromiso al que había llegado el parición del convento (CASILLAS, 2002: 266).
monasterio de San Juan con Isabel de Astudillo para no La capilla funeraria se convierte así en un meca-
«dejar sacar ningunos huesos de los que allí están ente- nismo de ostentación económica y social que persi-
rrados no mostrando depósito» (POLANCO, 2001: 312). gue la concentración de los enterramientos de los
Como vemos, la utilización del sepulcro con miembros de la familia como vehículo de cohesión
carnero subterráneo como modo de enterramiento en del grupo y de perpetuación del prestigio del linaje,
el interior de los templos alcanzó una notable difu- conjugando el lujo de los sepulcros con la fundación
sión entre la clase adinerada durante el siglo XVI24. En de misas y capellanías testamentarias en recuerdo de
definitiva, están imitando modelos utilizados por la los difuntos (POLANCO, 2001: 201-234; CASADO,
nobleza y el alto clero, patrocinadores de lujosas 1985). Este comportamiento no es nuevo sino que
sepulturas de carácter individual, y que tienen su reproduce modelos anteriores, documentados durante
mejor reflejo en el sepulcro del rey Juan II y su espo- el siglo XV en la propia familia Maluenda, como pue-
sa Isabel de Portugal en la Cartuja de Miraflores, así den ser los enterramientos colectivos de los Maluen-
como en el de los Condestables de Castilla en su da-Miranda en la iglesia de San Nicolás (GÓMEZ,
capilla de la catedral de Burgos (BANGO, 1992; 1988: 149) y de los Alonso de Burgos-Maluenda en
POLANCO, 2001: 304-305). En su capilla funeraria del la iglesia de San Llorente (CASADO, 1985: 161),
convento de San Pablo, los Maluenda crearon un ambas en la ciudad de Burgos. Junto con la fundación
espacio de enterramiento preferencial para los sucesi- de las capillas funerarias, el comportamiento social
vos miembros del linaje, tal como se demuestra tanto de la familia Maluenda, en un afán emulador de la
en las reutilizaciones del carnero familiar como en la nobleza, incluye también la adquisición por parte de
multiplicación de sepulcros en el ámbito de la capi- Andrés de Maluenda, fundador con su hermano Fran-
lla. Entre ellos se encontraban algunos de los más cisco de la capilla familiar, de una casa-palacio en la
lujosos del convento, como el sepulcro exento de calle Corronería de la ciudad, donde fija la residencia
Francisco de Maluenda y Margarita Alonso de Ma- de la familia (LÓPEZ MATA, s. a.: 38-42). Esta actitud
luenda, situado en el centro de la capilla y decorado global se sustenta sobre una considerable fortuna
con mármoles, o el de Pedro de Maluenda, con epita- generada por unas compañías mercantiles familiares
fio de mármol coronado por los escudos del funda- que controlan el tráfico de lana, paños y lencerías con
dor25. También se encontraban, entre otros, los sepul- los principales centros distribuidores de Francia y
cros de Andrés de Maluenda e Isabel de la Torre, el Países Bajos, y que están en la base del acceso de los
sucesivos miembros de estos linajes a los puestos de
poder político de la ciudad (CASADO, 1985: 150-156;
23
En las criptas funerarias francesas está bien documentada IBÁÑEZ, 1990).
la reutilización de las sepulturas múltiples, mediante la yuxtaposi-
ción y superposición de los ataúdes, con capas de cal intermedias
(ESQUIEU, 1996: 209-210).
24
Su empleo queda incluso reflejado en la literatura del Siglo
CONCLUSIONES
de Oro: «Mi pobre boca ha expirado, con todo su barrio entero; y
mis dientes considero, que apestan la vecindad, y fuera gran cari- La identificación de la cripta localizada en la ca-
dad, el echarlos al carnero» (Romancero general, en GARCÍA RAMI- pilla de las Once Mil Vírgenes como un carnero resul-
LA, 1942-1945).
ta inequívoca. Se trata de una construcción subterránea
25
El sepulcro, actualmente conservado en el Museo Arqueo-
lógico de Burgos, presenta esta inscripción: «Aquí yace el insigne
destinada a albergar en su interior los cuerpos de los
varón Pedro de Maluenda, hijo de Martín de Maluenda e D.ª Juana difuntos y que está asociada a un sepulcro exterior en
García de Castro, Doctor en la Sagrada Teología, Capellán del el que se representan las figuras yacentes, las armas o
Emperador Carlos V, Rey de España, i uno de los nombrados por los epitafios de sus propietarios. Los carneros presen-
su Majestad para asistir al Concilio de Trento i en todas las dietas tan una variada tipología constructiva, ávida de estu-
que se hicieran en Alemania contra los herexes. Para extirpación
de ellos dexó dotada una misa rezada cada día perpetuamente.
dios que profundicen en sus diferentes modelos y en
Fallesció año de… [1562]. Requiescat in pacem» (CASILLAS, 2002: su evolución. La cubierta plana, formada por grandes
265-266 y 2003). losas, se nos revela inicialmente como el sistema más
154 ALEJANDRO GARCÍA

comúnmente empleado, frente a los ejemplos above- Congreso de Historia de Burgos, pp. 143-162.
dados. El acceso al fondo del carnero se realiza me- Junta de Castilla y León. Madrid.
diante una escalera, por lo general situada en su extre- CASILLAS GARCÍA, J. A. (2001). El convento de San
mo oeste, salvo casos particulares en la disposición del Pablo de Burgos. Apuntes sobre su proceso cons-
carnero. Internamente pueden presentar un espacio de tructivo y sobre su aspecto en el siglo XIX. Inédi-
ámbito único, destinado a albergar originalmente uno to. Ayuntamiento de Burgos.
o dos enterramientos, o compartimentaciones más CASILLAS GARCÍA, J. A. (2002). Los enterramientos
complejas que permiten un uso diferenciado. En su en el convento de San Pablo de Burgos. Archivo
interior los difuntos se depositan dentro de ataúdes de Dominicano XXIII, pp. 219-306. Salamanca.
madera rellenos de cal, posiblemente para evitar el CASILLAS GARCÍA, J. A. (2003). El convento de San
olor de la putrefacción de los cuerpos. Mientras que Pablo de Burgos. Historia y arte. Diputación Pro-
los lujosos sepulcros de la alta nobleza presentan una vincial de Burgos / San Esteban. Salamanca.
utilización individual, marcadamente personal, en los ESQUIEU, Y. (1996). Les caveaux funéraires. Archéo-
carneros localizados en el convento de San Pablo se logie du cimetière chrétien. Actes du 2.ème colloque
advierte un destino plural, definido por las sucesivas ARCHEA (Orléans, 29 sept.-1 oct. 1994), pp.
reutilizaciones documentadas en el interior de los mis- 205-214. Tours.
mos por los descendientes del linaje titular. La funda- GARCÍA ÁLVAREZ, A., y ADÁN ÁLVAREZ, G. (2003).
ción de sepulcros con carneros subterráneos en las Informe de la excavación arqueológica de la igle-
iglesias parroquiales y conventuales de la ciudad de sia del convento de San Pablo de Burgos. En
Burgos se nos revela como una práctica habitual entre ADÁN et alii (2003).
los miembros de la oligarquía urbana durante el siglo GARCÍA RAMILA, I. (1942-1945). Del Burgos de anta-
XVI. Las dudas razonables empiezan a la hora de esta- ño. Chivines y carnero. Boletín de la Comisión
blecer las raíces de esta tipología funeraria, así como Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos
las variables de su desarrollo tipológico y utilización. de Burgos VI, pp. 181-186. Burgos.
Sin duda alguna, la resolución de estos interrogantes GARCÍA RAMILA, I. (1969). Testamento otorgado en la
estará marcada por la puesta en común de las investi- ciudad de Burgos y en el año 1546, por el matri-
gaciones arqueológicas realizadas en la arquitectura monio integrado por Gregorio de Polanco, regi-
religiosa peninsular de la Edad Media y Moderna. dor y vecino de Burgos y su esposa doña María de
Salinas. Boletín de la Institución Fernán Gonzá-
lez XLVII. Burgos.
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