Dcfichero Articulo
Dcfichero Articulo
Dcfichero Articulo
net/publication/40836100
CITATIONS READS
0 290
1 author:
SEE PROFILE
All content following this page was uploaded by Alejandro García Álvarez-Busto on 29 March 2016.
Alejandro García*
INTRODUCCIÓN 1
Este estudio arqueológico, dirigido por la doctora Gema
Entre septiembre de 2002 y junio de 2003 se Adán, se desarrolló en el solar del aparcamiento de caballería de la
capital burgalesa con motivo de la construcción del Museo de la Evo-
acometió el estudio histórico-arqueológico del con- lución Humana (ADÁN et alii, 2002).
vento dominico de San Pablo en la ciudad de Bur- 2
Una parte del patio de servicio occidental del convento se
introduce bajo unas viviendas de la calle San Pablo.
3
Agradezco su colaboración en este artículo a los doctores
* C/ La Cruz de las Vallinas, 5. 33457 Castrillón (Asturias). Gema Adán, José A. Casillas, Eduardo Carrero, Gloria Fernández
E-mail: [email protected]. Somoza y a los arqueólogos José A. Fernández de Córdoba, Ángela
146 ALEJANDRO GARCÍA
Fig. 1. Localización de la cripta de los Maluenda (1) en la iglesia del convento de San Pablo de Burgos (planta base: CASILLAS, 2001).
12
Ver, por ejemplo, BANGO (1992) y CARRERO (1998). 14
A través del estudio de la documentación escrita de los
13
Una síntesis actualizada para el territorio francés se puede siglos XV y XVI, Carlos Polanco define el carnero como «una pe-
ver en ESQUIEU (1996). queña cripta subterránea abovedada, a la que se accedía por una es-
ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DE LA CRIPTA DE LA CAPILLA DE LAS ONCE MIL VÍRGENES 151
La utilización del transepto sur de la iglesia varias losas calizas de gran tamaño y de reborde enta-
como capilla funeraria por la familia Maluenda desde llado, presentando una de ellas la impronta de una
el año 1563 supuso de partida la acomodación de este aldaba de hierro16. Un sistema mixto, que combina la
espacio como lugar de enterramiento para los sucesi- cubierta plana y el abovedamiento, se documenta en
vos miembros del linaje, mediante la construcción de la cripta localizada bajo la capilla mayor del monas-
sepulcros y carneros al uso de la época. Por las misma terio cisterciense de Santa María de Rioseco (Bur-
fechas se realizaba el contrato para la obra de la capi- gos)17. La cubierta de losas en la cripta de los Maluen-
lla de la Santa Cruz en la iglesia de San Gil, en el que da proporcionaría un espacio interior con poco más
se estipulaba que «en el comedio del güeco que le de un metro de altura, dividido en dos habitáculos por
quedare se ha de hazer un carnero de seis pies y medio el murete medianero, a los que se accede por sendas
y siete y medio de largo de a terçia cada pie en tal escaleras dispuestas en el extremo septentrional de la
manera que quepan tres ataúdes en el ancho y en altu- cripta. Por su parte, en el resto de carneros documen-
ra tendrá el dicho carnero tanta cantidad que un hom- tados en la iglesia el acceso escalonado se localiza en
bre quepa derecho a de tener el dicho carnero para la el extremo oeste18.
entrada dél una escalera de los pasos neçesarios de Las características constructivas —materiales
dos pies y medio en ancho y cubierta con sus losas, y empleados, acabado— de los diferentes carneros de
en la una de las dichas losas dos aldavas de hierro para la iglesia de San Pablo denotan una jerarquía interna
quando fuere neçesario descubrirla a de quedar ençi- —en virtud de la dotación económica realizada
ma para poner una losa de jaspe y armas y letreros» por sus respectivos propietarios— en la que destaca
(ibídem: 420, docs. 13-17). En el documento se resu- por encima de todas la cripta de los Maluenda. Se tra-
me expresivamente la morfología, la forma de la cu- ta de una obra de grandes dimensiones, la mayor den-
bierta y el sistema de acceso de este tipo de carneros. tro de la iglesia. El interior, al que solo se accedía oca-
En el caso de la cripta de los Maluenda vemos sionalmente para depositar al difunto, presenta un
como esta se adapta a la esquina sureste de la capilla. esmerado acabado, realizado con sillares vistos fina-
En el resto de la superficie del transepto sur no se mente labrados en las paredes y suelo enlosado19. Por
documentaron más estructuras subterráneas, sino tan su parte, el resto de carneros documentados presenta
solo una serie de rellenos y suelos de obra hasta una factura de menor calidad. En un segundo escalón
alcanzar la cota del pavimento de baldosas cordadas. se encontraría la cripta de la capilla norte de la cabe-
En cuanto al tipo de cubierta empleada en la cripta, cera, con obra de sillarejo revocado con una capa de
dos eran los sistemas más utilizados en la época: la mortero en las paredes y en el fondo suelo de losas
cubierta de losas, empleada en la capilla de la Santa bien labradas concertadas con argamasa. Finalmente,
Cruz, y la cubierta abovedada (ibídem: 305). A tenor los carneros localizados en el crucero de la iglesia
de los restos encontrados en su relleno interior15, la presentan una factura menos cuidada, con paramentos
cripta de los Maluenda podría haber estado cubierta que combinan sillarejo y mampuestos irregulares,
con grandes losas que descansaban sobre las paredes revocados con una capa de mortero, o incluso sola-
y el muro medianero, enrasando su cara superior con mente rejunteados. Tampoco tienen suelo de fábrica,
el pavimento de baldosas. Además, una parte del car-
nero habría estado tapado por los sepulcros adosados
a las paredes oriental y meridional de la capilla, algu- 16
La cubierta de losas, frente a la bóveda, es también el tipo de
no de cuyos fragmentos aparecieron en el relleno de cubierta más frecuente en las criptas francesas (ESQUIEU, 1996: 208).
17
Agradezco al arqueólogo Rafael Muñoz sus referencias
la cripta. En el resto de los carneros y sepulturas
sobre la localización e identificación de esta cripta. En su mitad
documentados en el convento de San Pablo la cubier- norte presenta una escalera de acceso de al menos cuatro peldaños.
ta plana de losas parece ser el método comúnmente Esta parte está cubierta por una gran lápida con el letrero y las
empleado. Así se observa en el crucero de la iglesia, armas del titular, junto con unas losas de menor tamaño que cubri-
y en el carnero localizado en la capilla norte de la rían el arranque de la escalera. Por su parte, la mitad meridional de
la cripta está cubierta mediante una bóveda de medio punto. Toda la
cabecera, en cuyo derrumbe interior se encontraron
obra está realizada con grandes sillares calizos bien trabajados, y
parece corresponder al siglo XVII. El fondo de la cripta está cubier-
to por una capa de tierra en la que se observan huesos humanos en
calera, cuya misión era recibir los cuerpos de los difuntos de una superficie revueltos por la acción de los saqueadores.
misma familia o linaje» (POLANCO, 2001: 186-187). 18
Esta es la localización más común de las escaleras en las
15
No se documentaron materiales propios del derrumbe de criptas funerarias (ESQUIEU, 1996: 209).
una bóveda y sí en cambio losas planas y alargadas que podrían 19
No se documentaron restos de derrumbe de un revoco de
haber pertenecido al sistema de la cubierta. las paredes en el interior de la cripta.
152 ALEJANDRO GARCÍA
aprovechando la superficie aplanada de pequeños can- co manda en su testamento ser enterrado junto con su
tos rodados y arenas de la terraza fluvial20. mujer «en sendos ataúdes de madera en la bóveda
La cripta de los Maluenda está concebida como que esta debaxo de las gradas del altar mayor» de la
un carnero familiar, dividido en dos habitáculos inde- iglesia de San Nicolás21. El mal estado de conserva-
pendientes con acceso individualizado. Cada uno de ción de los ataúdes en el interior de las criptas difi-
estos habitáculos estaría originalmente diseñado para culta la reconstrucción de su forma más allá de su
albergar dos ataúdes de madera, correspondientes planta trapezoidal alargada, aunque la documenta-
posiblemente a dos matrimonios del linaje familiar, ción escrita nos revela que tenían cubierta a doble
aunque esta distribución inicial estaría siempre con- vertiente y que podían estar recubiertos con telas
dicionada por las reutilizaciones posteriores. En el negras o cuero para incrementar la sensación de lujo
resto de carneros de la iglesia no se observa una dis- (POLANCO, 2001: 187). En cada habitáculo de la crip-
tribución interna tan elaborada. De esta manera, la ta de los Maluenda se disponen dos ataúdes, aposta-
cripta de la capilla norte de la cabecera, aunque tiene dos contra la pared sur de la cripta y junto al muro
mayor profundidad que la de los Malvenda, presenta medianero y a la pared lateral respectivamente. Los
menor superficie interna, sin compartimentaciones, ataúdes presentan una orientación norte-sur, rom-
lo que únicamente posibilitaría la colocación de dos piendo la orientación habitual oeste-este y primando
enterramientos yuxtapuestos en el fondo. Los car- su adaptación a la planta del carnero. Cada féretro
neros localizados en el crucero de la iglesia tienen aparece relleno de cal, seguramente por razones
plantas rectangulares de menor tamaño, permitiendo higiénicas y para evitar el olor de la putrefacción de
solamente —en principio— sepulturas dobles o indi- los cuerpos, y no sería descartable que parte del relle-
viduales. En cuanto a la señalización externa del car- no de tierra que cubría los ataúdes se hubiera intro-
nero también existe una gran variedad de opciones. ducido con el mismo fin22.
Los sepulcros de mayor categoría eran los exentos, La cripta de los Maluenda estaba concebida
emplazados en el centro de la capilla, en los que el como un carnero familiar, y como tal sujeta a sucesi-
carnero se localiza bajo la cama donde descansan las vas reutilizaciones por parte de los descendientes del
figuras de los yacentes (POLANCO, 2001: 304-305 y linaje familiar. Con este uso continuado parece estar
313-314). En la capilla de los Maluenda el carnero se relacionado el hallazgo de dos cráneos colocados con-
retira hacia un costado de la estancia, parcialmente tra las esquinas sureste y suroeste de la cripta, dentro
cubierto por los sepulcros adosados a las paredes, del relleno de tierra que cubre a los ataúdes, así como
donde letreros y blasones recordarían a los difuntos la cronología tardía, entre los siglos XVII y XVIII, del
depositados en la cripta. En casos más sencillos, crucifijo encontrado en el enterramiento número 9
como los del crucero de la iglesia, el carnero aparece (ORTEGA, 2003). Por su parte, en los carneros del cru-
cubierto por una lápida, en la que se esculpe el epita- cero de la iglesia se documenta expresivamente su
fio y las armas del fundador. reutilización, tanto por el método empleado, median-
Como hemos visto, en el interior de la cripta el te la superposición de los enterramientos —un ataúd
cuerpo del difunto se colocaba dentro de un ataúd de sobre otro— como por los abundantes osarios genera-
madera, del mismo modo que se documenta también
en el resto de carneros de la iglesia (GARCÍA y ADÁN,
2003). El uso del ataúd de madera es una necesidad 21
«mandamos que nuestros cuerpos sean sepultados quando
derivada de este tipo de enterramiento pero, princi- dios fuere servido de llevarnos desta presente vida en la yglesia
parrochial de señor san nicolas desta ciudad de burgos donde somos
palmente, refleja el interés de diferenciación social
parrochianos puestos en sendos ataudes de madera en la boveda que
que manifiesta la oligarquía urbana del siglo XVI, ya que esta debaxo de las gradas del altar mayor fasta tanto que sea fecho
frente al uso generalizado de las andas en los entie- un carnero debaxo de las dos piedras donde estan sepultados gon-
rros, el ataúd quedaba restringido a las capas sociales zalo lopez de polanco y leonor de miranda padres de mi el dicho
de mayor capacidad económica (POLANCO, 2001: gregorio de polanco e de otras piedras que estan junto a ellas que
con lo que esta losado que es todo nuestro abra harto lugar para
186-187). Así, en 1546 el regidor Gregorio de Polan-
hacer el dicho carnero en el qual se pasaran nuestros huesos y esta-
ran los de mis padres y cerrarse ha el dicho carnero con piedras de
sepultura donde estaran nuestras armas» (GARCÍA RAMILA, 1969: 6).
20
Esta variedad constructiva también se observa en las crip- 22
En la catedral de Aix se documentó un peculiar sistema
tas funerarias francesas, donde en las paredes se emplean sillares, para evitar la propagación del hedor mediante la construcción de
ladrillos o mampostería, y en los suelos, desde el propio terreno dos suelos superpuestos sobre una cripta funeraria, de tal modo
natural hasta baldosas de cerámica, pasando por suelos de mortero que se creaba una cámara que se rellenaba de tierra o cal (ESQUIEU,
y enlosados de pizarra (ESQUIEU, 1996: 211-212). 1996: 209).
ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DE LA CRIPTA DE LA CAPILLA DE LAS ONCE MIL VÍRGENES 153
dos23. Sin duda, los intereses económicos generados de Antonio de Maluenda, abad de San Millán, y el de
con los enterramientos debían de motivar algunas reuti- Melchor de Brizuela y Maluenda, este último repre-
lizaciones de los carneros no dispuestas o previstas por sentante ya de la familia Brizuela, descendiente de
sus fundadores, quienes establecían conciertos de exclu- los Maluenda, y que ostentó la titularidad de la capi-
sividad para garantizar la salvaguarda de sus intereses, lla, perpetuando la memoria del linaje, hasta la desa-
como refleja el compromiso al que había llegado el parición del convento (CASILLAS, 2002: 266).
monasterio de San Juan con Isabel de Astudillo para no La capilla funeraria se convierte así en un meca-
«dejar sacar ningunos huesos de los que allí están ente- nismo de ostentación económica y social que persi-
rrados no mostrando depósito» (POLANCO, 2001: 312). gue la concentración de los enterramientos de los
Como vemos, la utilización del sepulcro con miembros de la familia como vehículo de cohesión
carnero subterráneo como modo de enterramiento en del grupo y de perpetuación del prestigio del linaje,
el interior de los templos alcanzó una notable difu- conjugando el lujo de los sepulcros con la fundación
sión entre la clase adinerada durante el siglo XVI24. En de misas y capellanías testamentarias en recuerdo de
definitiva, están imitando modelos utilizados por la los difuntos (POLANCO, 2001: 201-234; CASADO,
nobleza y el alto clero, patrocinadores de lujosas 1985). Este comportamiento no es nuevo sino que
sepulturas de carácter individual, y que tienen su reproduce modelos anteriores, documentados durante
mejor reflejo en el sepulcro del rey Juan II y su espo- el siglo XV en la propia familia Maluenda, como pue-
sa Isabel de Portugal en la Cartuja de Miraflores, así den ser los enterramientos colectivos de los Maluen-
como en el de los Condestables de Castilla en su da-Miranda en la iglesia de San Nicolás (GÓMEZ,
capilla de la catedral de Burgos (BANGO, 1992; 1988: 149) y de los Alonso de Burgos-Maluenda en
POLANCO, 2001: 304-305). En su capilla funeraria del la iglesia de San Llorente (CASADO, 1985: 161),
convento de San Pablo, los Maluenda crearon un ambas en la ciudad de Burgos. Junto con la fundación
espacio de enterramiento preferencial para los sucesi- de las capillas funerarias, el comportamiento social
vos miembros del linaje, tal como se demuestra tanto de la familia Maluenda, en un afán emulador de la
en las reutilizaciones del carnero familiar como en la nobleza, incluye también la adquisición por parte de
multiplicación de sepulcros en el ámbito de la capi- Andrés de Maluenda, fundador con su hermano Fran-
lla. Entre ellos se encontraban algunos de los más cisco de la capilla familiar, de una casa-palacio en la
lujosos del convento, como el sepulcro exento de calle Corronería de la ciudad, donde fija la residencia
Francisco de Maluenda y Margarita Alonso de Ma- de la familia (LÓPEZ MATA, s. a.: 38-42). Esta actitud
luenda, situado en el centro de la capilla y decorado global se sustenta sobre una considerable fortuna
con mármoles, o el de Pedro de Maluenda, con epita- generada por unas compañías mercantiles familiares
fio de mármol coronado por los escudos del funda- que controlan el tráfico de lana, paños y lencerías con
dor25. También se encontraban, entre otros, los sepul- los principales centros distribuidores de Francia y
cros de Andrés de Maluenda e Isabel de la Torre, el Países Bajos, y que están en la base del acceso de los
sucesivos miembros de estos linajes a los puestos de
poder político de la ciudad (CASADO, 1985: 150-156;
23
En las criptas funerarias francesas está bien documentada IBÁÑEZ, 1990).
la reutilización de las sepulturas múltiples, mediante la yuxtaposi-
ción y superposición de los ataúdes, con capas de cal intermedias
(ESQUIEU, 1996: 209-210).
24
Su empleo queda incluso reflejado en la literatura del Siglo
CONCLUSIONES
de Oro: «Mi pobre boca ha expirado, con todo su barrio entero; y
mis dientes considero, que apestan la vecindad, y fuera gran cari- La identificación de la cripta localizada en la ca-
dad, el echarlos al carnero» (Romancero general, en GARCÍA RAMI- pilla de las Once Mil Vírgenes como un carnero resul-
LA, 1942-1945).
ta inequívoca. Se trata de una construcción subterránea
25
El sepulcro, actualmente conservado en el Museo Arqueo-
lógico de Burgos, presenta esta inscripción: «Aquí yace el insigne
destinada a albergar en su interior los cuerpos de los
varón Pedro de Maluenda, hijo de Martín de Maluenda e D.ª Juana difuntos y que está asociada a un sepulcro exterior en
García de Castro, Doctor en la Sagrada Teología, Capellán del el que se representan las figuras yacentes, las armas o
Emperador Carlos V, Rey de España, i uno de los nombrados por los epitafios de sus propietarios. Los carneros presen-
su Majestad para asistir al Concilio de Trento i en todas las dietas tan una variada tipología constructiva, ávida de estu-
que se hicieran en Alemania contra los herexes. Para extirpación
de ellos dexó dotada una misa rezada cada día perpetuamente.
dios que profundicen en sus diferentes modelos y en
Fallesció año de… [1562]. Requiescat in pacem» (CASILLAS, 2002: su evolución. La cubierta plana, formada por grandes
265-266 y 2003). losas, se nos revela inicialmente como el sistema más
154 ALEJANDRO GARCÍA
comúnmente empleado, frente a los ejemplos above- Congreso de Historia de Burgos, pp. 143-162.
dados. El acceso al fondo del carnero se realiza me- Junta de Castilla y León. Madrid.
diante una escalera, por lo general situada en su extre- CASILLAS GARCÍA, J. A. (2001). El convento de San
mo oeste, salvo casos particulares en la disposición del Pablo de Burgos. Apuntes sobre su proceso cons-
carnero. Internamente pueden presentar un espacio de tructivo y sobre su aspecto en el siglo XIX. Inédi-
ámbito único, destinado a albergar originalmente uno to. Ayuntamiento de Burgos.
o dos enterramientos, o compartimentaciones más CASILLAS GARCÍA, J. A. (2002). Los enterramientos
complejas que permiten un uso diferenciado. En su en el convento de San Pablo de Burgos. Archivo
interior los difuntos se depositan dentro de ataúdes de Dominicano XXIII, pp. 219-306. Salamanca.
madera rellenos de cal, posiblemente para evitar el CASILLAS GARCÍA, J. A. (2003). El convento de San
olor de la putrefacción de los cuerpos. Mientras que Pablo de Burgos. Historia y arte. Diputación Pro-
los lujosos sepulcros de la alta nobleza presentan una vincial de Burgos / San Esteban. Salamanca.
utilización individual, marcadamente personal, en los ESQUIEU, Y. (1996). Les caveaux funéraires. Archéo-
carneros localizados en el convento de San Pablo se logie du cimetière chrétien. Actes du 2.ème colloque
advierte un destino plural, definido por las sucesivas ARCHEA (Orléans, 29 sept.-1 oct. 1994), pp.
reutilizaciones documentadas en el interior de los mis- 205-214. Tours.
mos por los descendientes del linaje titular. La funda- GARCÍA ÁLVAREZ, A., y ADÁN ÁLVAREZ, G. (2003).
ción de sepulcros con carneros subterráneos en las Informe de la excavación arqueológica de la igle-
iglesias parroquiales y conventuales de la ciudad de sia del convento de San Pablo de Burgos. En
Burgos se nos revela como una práctica habitual entre ADÁN et alii (2003).
los miembros de la oligarquía urbana durante el siglo GARCÍA RAMILA, I. (1942-1945). Del Burgos de anta-
XVI. Las dudas razonables empiezan a la hora de esta- ño. Chivines y carnero. Boletín de la Comisión
blecer las raíces de esta tipología funeraria, así como Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos
las variables de su desarrollo tipológico y utilización. de Burgos VI, pp. 181-186. Burgos.
Sin duda alguna, la resolución de estos interrogantes GARCÍA RAMILA, I. (1969). Testamento otorgado en la
estará marcada por la puesta en común de las investi- ciudad de Burgos y en el año 1546, por el matri-
gaciones arqueológicas realizadas en la arquitectura monio integrado por Gregorio de Polanco, regi-
religiosa peninsular de la Edad Media y Moderna. dor y vecino de Burgos y su esposa doña María de
Salinas. Boletín de la Institución Fernán Gonzá-
lez XLVII. Burgos.
BIBLIOGRAFÍA GÓMEZ BÁRCENA, M.ª J. (1988). Escultura gótica
funeraria en Burgos. Burgos.
ADÁN ÁLVAREZ, G., et alii (2002). Proyecto de estu- HUIDOBRO Y SERNA, L. (1911). Descripción arqueo-
dio histórico-arqueológico del convento de San Pa- lógica de la iglesia de San Nicolás de Burgos.
blo de Burgos. Inédito. Ayuntamiento de Burgos. Valladolid.
ADÁN ÁLVAREZ, G., et alii (2003). Memoria del estu- IBÁÑEZ, A. C. (1990). Burgos y los burgaleses en el
dio histórico-arqueológico del convento de San Pa- siglo XVI. Burgos.
blo de Burgos. Inédito. Ayuntamiento de Burgos. LÓPEZ MATA, T. (s. a.). El palacio de los Maluendas.
ARRIAGA, G. de (1972). Historia del convento de San Boletín de la Institución Fernán González XVI, pp.
Pablo de Burgos (I). Institución Fernán González. 38-42. Burgos.
Burgos. ORTEGA, M.ª C. (2003). Restauración de los materia-
BANGO TORVISO, I. (1992). El espacio para enterra- les arqueológicos del convento de San Pablo. En
mientos privilegiados en la arquitectura medieval ADÁN et alii (2003).
española. Anuario del Departamento de Historia POLANCO MELERO, C. (2001). Muerte y sociedad en
y Teoría del Arte (UAM) IV, pp. 93-132. Burgos en el siglo XVI. Diputación Provincial de
CARRERO SANTAMARÍA, E. (1998). Arquitectura y es- Burgos.
pacio funerario entre los siglos XII y XVI: la cate- PONZ, A. (1787). Viaje de España. Madrid.
dral de Zamora. Anuario 1998. Instituto de Estu- SÁNCHEZ MORENO, F. (1996). Arquitectura militar de
dios Zamoranos Florián de Ocampo, pp. 202-251. Burgos. Ayuntamiento de Burgos.
CASADO ALONSO, H. (1985). Una familia de la oligar- VARGAS VÍVAR, J. (1969). La restauración de la igle-
quía burgalesa del siglo XV: los Alonso de Bur- sia parroquial de San Lesmes. Boletín de la Institu-
gos-Maluenda. En La ciudad de Burgos. Actas del ción Fernán González XLVII, pp. 181-189. Burgos.