Lesion Ligamento Cruzado Anterior

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CARRERA.

- FISIOTERAPIA Y KINESIOLOGIA

LESIONES LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR

MATERIA: MEDICINA DEL DEPORTE


DOCENTE: LIC. ENRIQUE P. CASTILLO C.
ESTUDIANTES: AQUINO VASQUEZ MARIA TERESA

BENÍTEZ RUEDA MARIA BELEN

LEÓN FLORES VICTOR EDUARDO

LÓPEZ ROSALVA

TAPIA CUELLAR ANAHI

FECHA ASIGNADA: 26/10/2023

FECHA DE ENTREGA: 06/11/2023


I. INTRODUCCION

La historia natural y el tratamiento de las lesiones del ligamento cruzado anterior de


la rodilla (LCA) generan mucha controversia, porque en algunos individuos la
articulación queda poco funcional después de una ruptura del LCA, mientras que en
otros permanece relativamente asintomática y el paciente es capaz de retornar a una
actividad deportiva exigente, al menos por corto tiempo.

La información disponible en la literatura y la experiencia pueden ayudar a definir


cuál va a ser el tratamiento y a seleccionar apropiadamente a los pacientes que
responderán bien a una intervención quirúrgica. Además, la identificación de los
individuos que están en riesgo de ruptura del LCA, sea de primera vez o repetida,
puede también ayudar a prevenir estas serias lesiones.

En el pasado se trató conservadoramente a los pacientes con trauma de los tejidos


blandos de la rodilla, pero ya se acepta, desde hace dos décadas, que las lesiones
del LCA incrementan el riesgo de que la rodilla desarrolle osteoartritis prematura, y
que su tratamiento adecuado es de suma importancia para el deportista que aspira a
seguir compitiendo en el mismo nivel. Por tales razones hoy se hace una evaluación
completa de las lesiones agudas de la rodilla y se reparan o reconstruyen los
ligamentos mayores, especialmente en deportistas.

II. OBJETIVOS:

II.1. OBJETIVO GENERAL

Conocer las características de la lesión del ligamento cruzado anterior, así como la
prevención y rehabilitación post operatoria.
II.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS

- Saber las causas, signo-sintomatología de la lesión del ligamento cruzado


anterior.
- Identificar las medidas de prevención de la lesión.
- Conocer como se realiza la rehabilitación pre y post operatoria.

III. CUERPO Y DESARROLLO

III.1. Antecedentes:

De acuerdo al artículo: Lesiones del ligamento anterior de la rodilla, realizado por:


Jorge Jaime Márquez Arabia (Médico Deportólogo, Universidad de Antioquia,
Docente e Investigador Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia) y William
Henry Márquez Arabia (Ortopedista Universidad de Antioquia, Clínica Las Américas,
Docente de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia). Las lesiones del
ligamento cruzado anterior de la rodilla son comunes y producen discapacidad en
personas jóvenes y deportistas; además, predisponen a lesiones ulteriores de la
rodilla y a osteoartritis temprana. Esta revisión actualiza los siguientes aspectos de
importancia para la comprensión, el diagnóstico y el tratamiento de estas lesiones:
anatomía y biomecánica del ligamento cruzado anterior; incidencia, factores de
riesgo, estrategias de prevención, historia natural, diagnóstico, examen físico,
evaluación artrométrica, estudios imaginológicos, lesiones asociadas, tratamientos
conservador y quirúrgico y rehabilitación.

III.2. Marco Teórico

La lesión del ligamento cruzado anterior es el desgarro o esguince de ese ligamento,


que es una de las fuertes bandas de tejido que ayudan a conectar el hueso del muslo
(fémur) con la tibia. Las lesiones del ligamento cruzado anterior comúnmente se
producen durante la práctica de deportes que implican detenerse o cambiar de
dirección en forma repentina, saltar y aterrizar, como el básquetbol, el fútbol, el fútbol
americano, y el esquí alpino.

Biomecánica

El LCA es la primera restricción para el desplazamiento anterior de la tibia. Junto con


el ligamento cruzado posterior (LCP), el LCA determina la combinación de
deslizamiento y rodamiento entre la tibia y el fémur que caracteriza la cinemática de
la rodilla normal. (Ver anexo 1) Por lo tanto, la deficiencia del LCA no solo produce
episodios de inestabilidad sino también una alteración de la mecánica articular, que
puede contribuir a los cambios degenerativos que se ven a menudo en pacientes con
insuficiencia de larga data del LCA. El LCA consiste en una serie de fibras que están
tensas en diferentes posiciones de la rodilla. Se ha encontrado que las fibras más
isométricas son las que pertenecen a la banda AM; la mayor parte del ligamento está
tensa cuando la rodilla está extendida y relativamente laxa cuando está en flexión.

Cuando hay una lesión del LCA la tibia se puede subluxar anteriormente, con los
signos clínicos correspondientes, pero también puede haber cambios sutiles de la
función articular, a saber: desplazamientos en la localización del centro de rotación
instantáneo, o sea, para cada ángulo de movimiento, haciendo que los vectores de
velocidad, que normalmente son paralelos a la superficie articular, dejen de serlo; se
producen así fuerzas compresivas a través de la articulación que pueden explicar la
enfermedad articular degenerativa acelerada que frecuentemente acompaña las
lesiones de este ligamento.

Causas

Los ligamentos son fuertes bandas de tejido que conectan un hueso con otro.
El ligamento cruzado anterior, uno de los dos ligamentos que cruza por el medio de
la rodilla, conecta el hueso del muslo con la tibia, y ayuda a estabilizar la articulación
de la rodilla.

La mayoría de las lesiones del ligamento cruzado anterior ocurre al practicar


deportes y hacer actividades físicas que pueden ejercer presión en la rodilla:

 Reducir la velocidad y cambiar de dirección de manera repentina (con


brusquedad)
 Girar con el pie firmemente apoyado
 Aterrizar con torpeza después de un salto
 Detenerse de manera repentina
 Recibir un golpe directo en la rodilla o chocar, como un tackle en un partido de
fútbol americano

Cuando se daña el ligamento, por lo general, se produce un desgaste parcial o


completo en el tejido. Una lesión leve puede estirar el ligamento, pero dejarlo intacto.
La lesión del LCA representa el 50% de las lesiones ligamentosas de rodilla,
produciéndose el 75% durante las actividades deportivas. Los mecanismos de lesión
más frecuentes son:
- La rotación del fémur sobre la tibia fija durante un movimiento de valgo
excesivo. (Ver anexo 2).
- Hiperextensión excesiva de rodilla aislada o combinada con rotación interna
de tibia.
Existen tres grados de lesiones del ligamento cruzado anterior de la rodilla:
Grado I: distensión o elongación del ligamento. Hay desgarros microscópicos.
Grado II: rotura o desgarro parcial
Grado III: rotura completa o total. (Ver anexo 3).

Síntomas

Los signos y síntomas de una lesión del ligamento cruzado anterior suelen ser:
 Un chasquido fuerte o sensación de "chasquido" en la rodilla.
 Dolor intenso e incapacidad para continuar una actividad.
 Hinchazón rápida.
 Pérdida de la amplitud de movimiento.
 Sensación de inestabilidad o de "darse por vencido" al soportar peso.

Factores de riesgo

Un factor que parece estar asociado con un mayor riesgo de lesión del LCA,
especialmente en situaciones de no contacto, es la variación en la anatomía del
surco intercondíleo del fémur distal. Varios autores reportaron independientemente
que el surco intercondíleo, medido tanto en radiografías simples como en
tomografías, es más estrecho en pacientes con rupturas agudas del LCA y la
diferencia fue estadísticamente significativa. Se usó el método de medir la proporción
entre la amplitud del surco y la del fémur distal completo; si resulta menor de 0,2 se
concluye que el surco es estrecho y que hay riesgo de lesión del LCA.

Otros factores potenciales de riesgo para las lesiones del LCA se pueden clasificar
en intrínsecos y extrínsecos: entre los primeros están la mala alineación de la
extremidad, laxitud anteroposterior de la rodilla y pronación de la articulación
subastragalina. Los segundos incluyen: la interacción del zapato con el terreno, la
superficie de juego y las estrategias alteradas del control neuromuscular.

Recientemente se hizo una reclasificación de los factores potenciales de riesgo en


las siguientes categorías:

Ambientales: tipo de superficie de juego, equipo de protección, condiciones


meteorológicas y calzado.
Anatómicos: alineación de la extremidad inferior, laxitud articular, fuerza muscular,
surco intercondíleo y tamaño del LCA.
Hormonales: efecto de los estrógenos sobre las propiedades mecánicas del LCA y
mayor riesgo de lesión durante la fase preovulatoria del ciclo menstrual.
Biomecánicos: alteración del control neuromuscular que influye en los patrones de
movimiento y en las cargas articulares incrementadas.
Otros estudios indican que la fatiga es un factor adicional de riesgo para lesiones sin
contacto del LCA.

Complicaciones

Las personas con una lesión de ligamento cruzado anterior tienen mayores riesgos
de desarrollar osteoartritis en la rodilla. La artritis puede ocurrir incluso si ya se ha
pasado por una cirugía de reconstrucción del ligamento.

Es probable que varios factores influyan en el riesgo de tener artritis, como la


gravedad de la lesión original, la presencia de lesiones relacionadas en la
articulación de la rodilla, o el nivel de actividad después del tratamiento.

Prevención

Un entrenamiento y ejercicios adecuados pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrir


una lesión del ligamento cruzado anterior. Un médico especializado en medicina del
deporte, un fisioterapeuta, un entrenador atlético u otro especialista en medicina
deportiva puede ofrecer evaluación, enseñanza y comentarios que pueden ayudar a
reducir los riesgos.
Los programas para reducir las lesiones del ligamento cruzado anterior incluyen los
siguientes:

 Ejercicios para fortalecer el tronco del cuerpo, incluidas las caderas, la pelvis y
la parte inferior del abdomen, con el objetivo de entrenar a los atletas para que
eviten mover la rodilla hacia adentro cuando hagan sentadillas
 Ejercicios que fortalecen los músculos de las piernas, sobre todo aquellos
para los músculos isquiotibiales, a fin de garantizar un equilibrio general en la
fuerza muscular de las piernas
 Entrenamiento y ejercicios para enfatizar en las técnicas adecuadas y
posiciones correctas de las rodillas a la hora de saltar y de volver a tocar el
suelo luego del salto
 Entrenamiento para mejorar las técnicas a la hora de realizar movimientos
bruscos y que implican giros

El entrenamiento para fortalecer los músculos de las piernas, las caderas y el torso,
así como el entrenamiento para mejorar las técnicas de salto y de caída sobre los
pies y para prevenir el movimiento hacia adentro de la rodilla, puede ayudar a reducir
ese riesgo de lesión del ligamento cruzado anterior en las mujeres atletas.

Diagnóstico

Una buena historia es fundamental en la evaluación de un trauma importante de la


rodilla y constituye, posiblemente, el indicador más certero de ruptura del LCA. Un
deportista que cae sobre el pie y siente un ruido seco y dolor agudo en la rodilla, lo
más probable es que haya hecho una ruptura del LCA, sea incapaz de continuar
activo y desarrolle edema articular en las siguientes 12 a 24 horas. Muchos pacientes
describen lo que sintieron como que la rodilla 'se salió de su lugar'.

Con frecuencia la historia en el servicio de urgencias es la de un trauma por rotación


de la rodilla, luego un sonido seco, la incapacidad funcional y el edema. Aunque las
rupturas del LCA se pueden producir en un contacto directo en la práctica deportiva,
los mecanismos más comunes son la rotación sin que haya habido contacto y la
desaceleración o hiperextensión súbitas.

Es importante en el momento de la consulta preguntar por episodios previos


similares de menor o igual sintomatología que pudieron ser diagnosticados como
'esguinces' de los cuales el paciente 'ya se había recuperado'. Otros pacientes
pueden haber sido intervenidos quirúrgicamente por lesiones de los meniscos, y en
dicho procedimiento pasó inadvertida la lesión del LCA, o el cirujano no consideró
necesario reconstruirlo en ese momento.

En el caso de la insuficiencia crónica del LCA la historia cambia: los pacientes


informan episodios repetidos de que la rodilla 'se les va', o 'se les dobla', o 'se les
sale'. Los episodios de inestabilidad se relacionan con los saltos, los cambios de
dirección y la desaceleración.

Exámenes complementarios

Radiografía simple

Se debe evaluar mediante radiografía simple cada rodilla en la que se sospeche una
lesión del LCA. El examen radiológico de rutina de la rodilla debe incluir las
siguientes proyecciones: anteroposterior (AP) con soporte de peso, lateral y de la
articulación patelofemoral, descrita por Merchant en 45° de flexión. La cuarta
proyección, que puede ser muy útil en casos crónicos, es la del surco o túnel. Las
fracturas osteocondrales o avulsiones cerca de la inserción ligamentosa se pueden
ver en las radiografías simples. La fractura de Segond o signo capsular lateral, que
se ve en el borde lateral de la tibia en proyección AP, es patognomónica de una
lesión del LCA.

En los casos de inestabilidad anterior crónica de la rodilla, los hallazgos radiológicos


incluyen: osteofitos e hipertrofia de la eminencia intercondílea, formación de
osteofitos de la faceta rotuliana inferior, disminución del espacio articular con
osteofitos, estrechamiento del surco intercondíleo y formación de osteofitos
posteriores en el platillo tibial.

Resonancia magnética (RM)


Si se ha obtenido una historia sugestiva de insuficiencia del LCA y si el examen físico
es compatible con este hallazgo, no se requiere ningún estudio imaginológico fuera
de la radiografía simple. Raramente se necesita recurrir a la RM para el diagnóstico
de una lesión del LCA, pero en algunos casos, como los de ruptura meniscal o
contusión ósea, este examen puede dar información adicional. En diferentes estudios
se encontraron los siguientes datos en pacientes con lesiones agudas del LCA:
especificidad 98–100% y sensibilidad 94%. En las rupturas crónicas la sensibilidad
baja al 80% pero la especificidad se mantiene: 93%; se concluyó que la cicatrización
del muñón del LCA uniéndose al ligamento cruzado posterior puede dificultar la
distinción entre las rupturas crónicas y el ligamento intacto. La sospecha de una
ruptura del LCA observada en la RM solo se confirma con la artroscopia en el 70–
90% de los casos.

Tratamiento

La decisión acerca del tratamiento que se va a hacer en un paciente con lesión del
LCA depende de varios factores: grado de la lesión, presencia de lesiones
asociadas, edad, nivel de actividad, ocupación, participación deportiva (expectativas
del paciente), frecuencia y gravedad de los episodios de inestabilidad y compromiso
con la rehabilitación posoperatoria.

Las metas del tratamiento deben ser: prevenir la inestabilidad sintomática, restaurar
la cinemática normal de la rodilla y prevenir la enfermedad articular degenerativa
temprana.

Tratamiento conservador

El tratamiento conservador de los pacientes con insuficiencia del LCA incluye la


modificación de las actividades, la rehabilitación y ocasionalmente la utilización de
ortesis. Probablemente el factor más importante en el éxito del tratamiento
conservador es el nivel de actividad del paciente. Este debe entender el riesgo de las
actividades que le imponen demandas funcionales altas a la rodilla y estar dispuesto
a modificar su estilo de vida y las actividades deportivas.
Tratamiento quirúrgico de la lesión del LCA

Se ha descrito una gran variedad de técnicas quirúrgicas para estabilizar la rodilla


con insuficiencia del LCA. Se utilizan procedimientos extraarticulares, intraarticulares
y la combinación de ambos. Los primeros tienen un papel limitado. La revisión de la
literatura indica que los resultados son más favorables, predecibles y reproducibles
con las reconstrucciones intraarticulares.
Es posible que el médico recomiende cirugía en los siguientes casos:

 En los deportistas, sobre todo si implica saltos, movimientos bruscos y giros.


 Más de un ligamento o el cartílago fibroso de la rodilla también están dañados.
 La lesión provoca que la rodilla se tuerza durante las actividades cotidianas.

Durante la reconstrucción del ligamento cruzado anterior, el cirujano retira el


ligamento dañado y lo reemplaza por un segmento de tendón (tejido similar a un
ligamento que conecta el músculo con el hueso). Este tejido de reemplazo se
denomina injerto.

¿Cuándo intervenir?

Para decidir el momento apropiado para la cirugía, se deben tener en cuenta el


edema, el arco de movimiento y la induración capsular. La cirugía se lleva a cabo
cuando el tejido esté blando y suave, el arco de movimiento sea normal, y se haya
restaurado la coordinación neuromuscular en toda la extremidad. Algunos pacientes
logran esto en una semana mientras que otros requieren de 6 a 8 semanas.
Intervenir una rodilla rígida es asegurar que así seguirá en el posoperatorio; la
historia natural de una rodilla rígida es peor que la de una rodilla con insuficiencia del
LCA.
Rehabilitación (Ver anexo 4)

Objetivos:
- Minimizar la inflamación
- Evitar el dolor
- Conservar/aumentar el arco de movilidad
- Mantener fuerza muscular

Técnicas fisioterapéuticas utilizadas:


- Punción seca
- Movilización y liberación miofascial
- Diatermia
- Crioterapia
- Drenaje Linfático Manual
- Vendaje neuromuscular

El cuádriceps puede perder hasta el 30% de su fuerza muscular en los primeros 7


días a causa de la inflamación y la inmovilización.
Fase postquirúrgica 1ª FASE: 2-4 semanas tras la intervención:

Objetivos:
- Bajar la inflamación.
- Reducir el dolor.
- Ejercicios isométricos.
- Completar la extensión y flexión a 90º.
- Recuperar el control muscular.
- Ganar rango movilidad: la movilización precoz de la articulación ayuda a
reducir el dolor y disminuir alteraciones adversas del cartílago articular.
- Ayudando en la cicatrización y favoreciendo la circulación.

Normalmente transcurridos 3-6 meses dependiendo del tipo de intervención el injerto


ya tiene las características adecuadas y similares a un LCA. El apoyo progresivo es
importante y facilita la recuperación del cuádriceps, pero es el profesional sanitario el
que debe pautar los tiempos puesto que el apoyo también ocasiona la traslación
anterior de la tibia, pero sus efectos no están bien estudiados.

El trabajo de propiocepción se inicia en la primera semana.


Fase postquirúrgica 2ª FASE INTERMEDIA: 6-10 semanas tras la intervención: Los
túneles del injerto se han incorporado pero el resto de tejido injertado probablemente
tenga cierta vulnerabilidad y exista cierta debilidad.

Objetivos:
- Completar el arco de movilidad.
- Fortalecer musculatura: los isquiotibiales y el cuádriceps son los grupos
musculares prioritarios por la estabilidad de rodilla, para disminuir tensión en
el injerto y protegerlo.
- Propiocepción: es importante insistir en la recuperación de la propiocepción
para la mejora de la coordinación y del reaprendizaje de los patrones de
movimiento.
- Recuperar el patrón de la marcha.
- Ejercicios concéntricos y excéntricos en cadena cinética cerrada.

Fase de Recuperación o Fase Progresiva Funcional: 2-3 meses después de la


intervención aproximadamente. El objetivo principal es recuperar las cualidades
físico-deportivas básicas como son: fuerza máxima, fuerza-resistencia o resistencia
aeróbica; y comenzar con ejercicios funcionales específicos.

Otros objetivos:
- Comenzar las técnicas estáticas de contracción-relajación y ejercicios de
flexibilidad.
- Continuar el trabajo de fortalecimiento muscular para estabilizar la articulación,
evitar la debilidad estructural y aumentar el grado de traslación anterior de la
rodilla lesionada.
- Ejercicios concéntricos y excéntricos en CCC y en CCA.
- Ejercicios de carrera.
- Recuperación resistencia aeróbica.
- Natación, bicicleta.
- Ejercicios avanzados de propiocepción.

Fase de Entrenamiento Funcional: 16 semanas tras la intervención. Es la fase de


retorno y preparación específica para la actividad deportiva.

Objetivos:
- Conseguir la estabilidad monopodal.
- Incrementar frecuencia, distancia y tiempo de carrera.
- Ejercicio terapéutico con pliometría.
- Ejercicios en los que se practiquen cambios de ritmo y dirección.
- Fase de Retorno a la Actividad Deportiva 6 meses tras la intervención
- Aumento progresivo de la carrera en distancia e intensidad.
- Ejercicios pliométricos.

IV. CONCLUSION

Las lesiones del LCA son entidades traumáticas que afectan, por lo general, a
pacientes jóvenes. Para lograr un resultado satisfactorio en el tratamiento es
necesario el conocimiento de su anatomía, clasificación y el tipo de injerto a emplear
según sus ventajas y desventajas. Las complicaciones en esta afección pueden ser
de tipo quirúrgica y médica. Además de una adecuada rehabilitación.
Sin embargo, tras una revisión sistemática encontramos que la mayoría de la
bibliografía consultada no detalla suficientemente la metodología utilizada, tan sólo
describen los beneficios de las cargas sobre el injerto y su cicatrización. Los
diferentes autores estudian la técnica quirúrgica que permita una rehabilitación
acelerada, pero no profundizan en los detalles del proceso rehabilitador.

V. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

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ligament. Orthop Clin North Am 2002; 33: 605–620.

Anderson A, Arnockzky S, Bach B, Barber–Westin S, Burks R, Carpenter J, et al. The


ACL deficient knee. Rosemont (Illinois ): Library of the Congress. American Academy
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Renstrom P, Ljungqvist A, Arendt E, Beynnon B, Fukubayashi T, Garrett W. Non–


contact ACL injuries in female athletes: an International Olympic Committee current
concepts statement. Br J Sports Med 2008; 42: 394–412.

Griffin LY, Albohm MJ, Arendt EA, Bahr R, Beynnon BD, Demaio M, et al.
Understanding and preventing noncontact anterior cruciate ligament injuries: a review
of the Hunt Valley II meeting, January 2005. Am J Sports Med 2006; 34:1512–1532.
VIII. ANEXOS
ANEXO 1 LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR

Anatomía normal de la rodilla

ANEXO 2
Mecanismo de lesión del ligamento cruzado anterior
ANEXO 3

Grados de lesiones del ligamento cruzado anterior

ANEXO 4

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