Reino de Dios - Gerardo Cárdenas - Clase 3
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Reino de Dios i
REMA University
Asignatura
Módulo I
Clase 3
Catedrático
Introducción
Sobre el reino existen dos puntos de vista extremistas, que son los más comunes entre los
cristianos evangélicos. El primero dice que el reino de Dios es algo futuro y que Jesús lo
instituirá por un periodo de mil años. Según esta versión, los hijos de Dios tendremos cuerpos
que traspasarán paredes, volaremos, nos trasladaremos de un sitio a otro de manera instantánea,
nada nos dañará y no moriremos. Asimismo, los hijos de Dios gobernaremos a todos los mortales
y pondremos orden en la tierra. Nadie desobedecerá, Jesús gobernará el mundo desde Israel,
nosotros seremos sus reyes y gobernadores y estableceremos sus decretos en la tierra donde
debamos estar. En efecto, la misma versión asegura que entre mejores personas seamos en la
Dicho brevemente, esta postura teológica lo ubica todo en el futuro, espera que Dios lo
haga todo y que establezca su reino en la tierra. De acuerdo con esto, ¿de quién depende que se
este sentido, los creyentes esperan un reino, tierra, trono, templo y corona físicos, en
Por otra parte, el segundo punto de vista o enseñanza sobre el reino es opuesto al primero.
Este dice que el reino es presente, que la responsable de establecerlo es la iglesia y que lo hará
con gente rica y con poder en el gobierno y en la sociedad. Esto es, cada vez que un individuo
ayudará a las iglesias de ese sitio a crecer, tener programas sociales y darle ayuda a la gente, y
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que así vaya a la iglesia. Según esta postura, esta iglesia es de reino, porque lo establece por
tener una visión de ayuda social a su comunidad. En definitiva, el énfasis está en tener posiciones
de poder y ganar dinero para manifestar el reino. En otras palabras, este se manifiesta con poder
Hay que mencionar, además, otra comprensión del reino, basada en todo lo que las
revelación de todo lo que la Biblia enseña al respecto. De ahí que la responsabilidad de ver la
realidad del reino no dependa de Dios ni de la cantidad de dinero o poder político, sino de cada
Por todo lo anterior, vale la pena profundizar a continuación en estas ideas falsas acerca
establecimiento del reino de Dios. En otras palabras, con base en esa posición, el reino no ha sido
aún establecido en la tierra y ello sucederá cuando Jesús esté físicamente en ella y reine desde la
una posición teológica específica, señalamos verdades que son claras en las Escrituras, sin atacar
esa posición, sino a través de señalar aspectos claros que estas nos marcan.
Por otro lado, quienes creen en un reino futuro dicen que Jesús y los discípulos
predicaban el evangelio del reino a los judíos y que a nosotros se nos predica el evangelio de la
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gracia, y que, en el futuro, durante un tiempo de tribulación nunca antes visto, se les volverá a
La verdad en las Escrituras es que no hay dos evangelios, sino solo uno. Pablo dice que
no hay otro evangelio y que, si alguien enseña otro, este no debe ser recibido. Hechos 8:12 dice:
«Pero cuando creyeron a Felipe mientras anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre
de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres» (Reina Valera Actualizada [RVA], 2015). Allí
Para muchos, esto es como se llama en el ámbito evangélico «un mover», o una «nueva
onda» o «moda». Sin embargo, el reino de Dios no es un mover nuevo ni una doctrina, sino el
centro de la realidad donde Dios y el hombre operan en la tierra. Así que, ¿de qué somos
mente) y desarrollar crecimiento en el espíritu. Por tanto, el gobierno de todas estas esferas en el
Se ha creado una religión evangélica que da normas humanas externas igual que toda
religión, que no produce un continuo avance en Dios ni tampoco una transformación de carácter.
Esa religión está más preocupada por una declaración de fe memorizada, aunque en la casa se
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viva en una sucursal del infierno. Es por esto que no necesitamos una declaración de fe, sino una
• Algo está mal cuando ponemos más atención a lo que la gente dice que cree que a lo que
vive.
• Algo está mal cuando medimos a una persona por sus obras y no por sus frutos.
Por consiguiente, nuestra forma de vida debe ser la que trazan las Escrituras. Mateo 7:21
dice: «No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos» (Nueva Biblia de las Américas [NBLA],
2005). Por ende, solo se entra en el ámbito de ser gobernado por Dios, es decir, el del reino,
cuando se hace la voluntad del Padre en el ámbito donde vivo a partir de los principios del reino
o de su autoridad.
Nosotros podemos llamarlo «Señor» y eso nos hace salvos, porque el que confiesa con su
lengua que Jesús es el Señor, es salvo. No obstante, solo quienes le dan en su vida la autoridad de
ser su Señor con la renovación de su entendimiento, con dejar a un lado patrones incorrectos y
con la adopción de nuevos patrones de la cultura del reino de Dios, traspasan la puerta para
entrar a la realidad del reino. Asimismo, nosotros podemos decir que Cristo es el Señor y gritar
que él reina, pero con todo eso nunca entraremos a la realidad del reino en nuestra vida, porque
El reino es el cielo. Las llaves que Jesús dio no fueron las del cielo, sino las del reino. Así
que uno debe estar en la tierra para emplear estas llaves. En consonancia con esto, Mateo 16:19
dice: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los
cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos» (NBLA, 2005).
Por lo tanto, lo que atemos y soltemos en la tierra es lo que determina el ámbito espiritual
en que vivimos. Las llaves no son para entrar al cielo, sino para que el cielo sea afectado por lo
que hacemos aquí. Esas llaves son para usarse en la tierra con la actividad correcta.
revelación de todo lo que la Biblia enseña al respecto. A propósito, Mateo 6:33 dice: «Pero
busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (NBLA, 2005).
Jesús le dijo a su generación, preocupada por la economía y por cómo ganarse el sustento, lo que
vemos en este pasaje: «busquen primero Su reino». Por tanto, ¿para qué buscar algo que solo
En este orden de ideas, lo que Jesús enseñó es que lo primero, la prioridad, lo más
importante es encontrar el reino y se lo dijo a gente preocupada por su manutención y por saber
qué iban a comer al otro día. Además, les dio a entender que lo más importante no es buscar
cómo salir de su condición económica de escasez, sino que encuentren el reino, porque, si lo
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sino que va mucho más allá. Si la abundancia de dinero fuera evidencia de que vivimos el reino
debería enseñar cómo vivir la vida del reino en las finanzas. Así que, ¿a quién le gustaría que
este tipo de personas les enseñara a sus hijos cómo hacer dinero en el reino? Quizás hagan
ganó el dinero con justicia, no tiene paz y no puede disfrutar con sus hijos en un lugar público,
por ende, no tiene gozo en el espíritu. En cambio, la realidad del reino, en ocasiones, es
Con referencia a lo anterior, Jesús estaba en el templo y vio a los ricos que depositaban
sus ofrendas. Buenas cantidades sonaban al caer y llegaba otro y la dejaba caer desde más alto. Y
llegó una viuda pobre y depositó dos blancas, que eran monedas que equivaldrían hoy a un
quinto de un centavo americano. Sus monedas sonaron a reino. Jesús se impresionó, y dijo: «esta
viuda (…) echó más que todos» (NBLA, 2005, Lucas 21:3). Aquella mujer encontró el reino al
dar. Ella vivía el reino en sus finanzas, porque para ella era más importante dar que comer.
Como se afirmó arriba, no vamos a ver el reino de Dios en nuestras finanzas hasta que no
seamos dadores alegres. Ser un dador alegre (gozo en el espíritu) es estar dispuesto a que Dios y
sus propósitos tomen la prioridad; es alguien alegre de ser un canal de bendición para otros y que
no le duele serlo.
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Por otro lado, para ver el reino de Dios en las finanzas es necesario hacer lo que él enseña
sobre ese tema. Eso no depende de ser hijos de Dios, sino de heredar el reino. Hay que heredar el
reino en todas las esferas. Podemos ser hijos de Dios, salvos por gracia, justificados por la fe, sin
condenación, pero sin reino. Por lo tanto, debemos heredar el reino en todas las áreas.
no será buena y sus hijos sufrirán las consecuencias. Esa persona es salva por gracia, pero no
heredó el reino en el área familiar. Asimismo, debemos heredar el reino en el ámbito laboral, en
el carácter interno, en la vida económica, en las relaciones, en nuestra función como miembros
del cuerpo de Cristo, en nuestra área emocional, en nuestro crecimiento personal, en nuestro
La expresión del reino se produce por experimentar tres realidades: ver, entrar y heredar.
Ver el reino
Juan 3:3 dice: «Respondió Jesús y le dijo: —De cierto, de cierto te digo que, a menos que
nazca de nuevo, uno no puede ver el reino de Dios» (RVA, 2015). La realidad del reino de Dios
no depende de si lo ves o no. El reino existe y trasciende, es universal y operante, aun en los
lugares donde nunca se ha escuchado hablar de Jesús, con la diferencia de que allí no lo verán.
Por ejemplo, el hecho de que no veamos físicamente a nuestro presidente no quiere decir que no
exista. Por lo tanto, la primera condición para ver el reino es nacer de arriba o de nuevo, porque,
El reino es semejante a la levadura que una mujer escondió en tres medidas de masa y a
un tesoro escondido. En ambos casos el reino no se puede ver porque está oculto. De igual
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manera, el reino es semejante a un mercader que busca perlas caras, porque no las ha encontrado.
Estas son iguales al reino, porque, de igual forma, muchos no lo han encontrado, porque no lo
han visto. Si ya nacimos de arriba, de la vida que solo Dios puede dar, entonces tenemos la
capacidad de verlo, porque solo lo podemos ver por la fe, así como la salvación. Sin embargo, no
es solo verlo.
Entrar en el reino
perseverar fieles en la fe. Les decían: “Es preciso que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios”» (RVA, 2015). Igualmente, Mateo 11:12 dice: «Desde los días de
Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos se apoderan
En el original, «reino de Dios» se asocia con la palabra griega biazo, que significa
«presionando» o «usar violencia». En este sentido, los que presionan arrebatan el reino. Es como
en el fútbol, para quien quita el balón a un jugador del equipo contrario, solo lo hace cuando
presiona y arrebata el balón. Así, debemos entrar con presión sobre aquello que nos impide que
producen congestiones.
En otra referencia bíblica, Lucas 16:16 dice: «La Ley y los Profetas fueron hasta Juan. A
partir de entonces son anunciadas las buenas noticias del reino de Dios, y todos se esfuerzan
por entrar en él» (RVA, 2015). Es necesario esforzarnos o entrar por la fuerza, porque hay
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cosas que debemos hacer para traspasar a la dimensión del reino. Eso solo nosotros lo podemos
hacer.
Por otra parte, Lucas 18:17 dice: «De cierto les digo que cualquiera que no reciba el reino
de Dios como un niño, jamás entrará en él» (RVA, 2015). Un niño lo recibe creyéndolo, sin
estructuras mentales previas, con una mente nueva, como si aprendiera a leer y a escribir o a
hablar. Un niño aprende un idioma nuevo en meses, lo habla, entiende y pronuncia. Por el
contrario, un adulto quizás nunca aprenderá a hablarlo bien, porque la influencia de su lengua
Por otro lado, Marcos 9:47 dice: «Y si tu ojo te hace tropezar, sácalo. Mejor te es entrar
con un solo ojo al reino de Dios que, teniendo dos ojos, ser echado al infierno» (RVA, 2015).
Esto es, sacar de nuestra vida todo lo que nos impida que entremos al reino, porque hay muchas
cosas que no nos han dejado entrar al ámbito en nos gobierna Dios. También, Marcos 10:23-25
dice:
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: —¡Cuán difícilmente entrarán
en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron por sus
palabras; pero Jesús, respondiendo de nuevo, les dijo: —Hijitos, ¡cuán difícil es entrar
en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un
En este caso, Jesús se refiere a un hombre cuyas riquezas ocupaban el primer lugar en la
Finalmente, retomamos nuevamente la referencia de Mateo 7:21, que dice: «No todo el
que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de
Heredar el reino
¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se engañen: que ni los
inmorales sexuales ni los idólatras ni los adúlteros ni los afeminados ni los homosexuales
ni los ladrones, ni los avaros ni los borrachos, ni los calumniadores ni los estafadores,
heredarán el reino de Dios. Y esto eran algunos de ustedes, pero ya han sido lavados,
pero ya son santificados, pero ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo
Vemos que el reino en ese contexto lo explica Pablo a los Corintios, que eran salvos, que
operaban en milagros, pero cuyas vidas estaban muy desordenadas y no vivían en el orden del
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: inmoralidad sexual, impureza,
cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que practican tales cosas no
¿Un hijo de Dios que tiene enemistades pierde la salvación? No, pero no hereda el reino
en sus relaciones interpersonales. ¿Una mujer celosa pierde la salvación? Tampoco, pero no
hereda el reino con la persona a la que cela, porque su relación será de guerra. ¿Un iracundo
pierde la salvación? No, pero pierde a la esposa, a los hijos, a los trabajadores y a los amigos y,
Lucas 22:29 dice: «Yo, pues, dispongo para ustedes un reino, como mi Padre lo
dispuso para mí, para que coman y beban en mi mesa en mi reino» (RVA, 2015). Por tanto,
Cristo declaró que él está a la puerta y llama. Si le abrimos, cenará con nosotros. Él nos ofrece su
reino, su poder y su forma de hacer las cosas. Así que podemos hoy caminar en la voluntad de
Dios y con presión para entrar en todas las áreas de nuestra vida en la dimensión de su reino.