La Vida Pastoral Diocesana de Chimbote Ok
La Vida Pastoral Diocesana de Chimbote Ok
La Vida Pastoral Diocesana de Chimbote Ok
Introducción
Somos protagonistas de un nuevo escenario global que presenta desafíos, luces y sombras,
aciertos y desaciertos. Este nuevo escenario global es la expresión de un cambio de época
con consecuencias globales como la ruptura del conducto social, con un vertiginoso
crecimiento de las Tecnologías de la Información y Comunicación; el surgimiento doloroso
e insensible de un nuevo modelo cultural; y la transición cultural que fractura la transmisión
y vivencia de la fe y los valores. Además, se verifica una permisividad ética y un relativismo
moral que hace al hombre cuestionarse sobre los valores fundamentales e inalienables; y
sobre todo su vivencia de fe en la comunidad.
Por otro lado, América Latina y el Perú experimentan un nuevo mapa geopolítico, con
frágiles democracias y un descontento por la política. El continente llamado de la
esperanza, por su población joven y ebullición de crecimiento asimétrico, se ve inmerso en
una vorágine de ambivalencias políticas y vaivenes sociales.
La población mayoritariamente católica, vive un contraste social y económico donde la
solidaridad aún es incipiente para superar las brechas sociales, económicas y culturales.
1. Ver – escuchar
Escuchar es un arte, que requiere ejercicio, aprendizaje, tiempo y paciencia. Escuchar es
el principio de comunión que hace posible la vida en la Iglesia. ¡Eso nos está enseñando y
recordando el Papa Francisco! Estamos invitados a escuchar lo que sucede en nuestra
Diócesis, en sus diversas realidades de la ciudad y el campo.
Escuchar a Dios a través de la historia de vida de las personas; el impacto producido por
los hechos del hombre o los fenómenos de la naturaleza; y el desequilibrio que ocasionan
las crisis 1.
Es importante y edificante recordar las palabras iniciales de Gaudium et Spes. “Los gozos
y las esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo sobre todo de
los pobres y de cuantos sufren son a la vez gozos y esperanzas de los discípulos de Cristo”
(GS n. 1). En este documento más importante en la tradición social de la Iglesia se señala
el deber que tiene el pueblo de Dios de observar los signos de los tiempos a la luz del
Evangelio, para darse cuenta de la pérdida de valores, de los cambios que caracterizan al
mundo actual.
Se experimenta un cambio de época, porque se ha cambiado el modo de ser, de pensar y
de actuar. Los Obispos de América Latina y el Caribe reunidos en el CELAM, reconocieron
el «cambio de época»2 al analizar la situación del continente ante el tercer milenio como
desafío pastoral, concepto que se profundizó en Aparecida y luego en el documento
Globalización y nueva evangelización en América Latina y el Caribe, publicado en el año
20033.
Más recientemente, Francisco se hace eco de este llamado y utiliza la categoría «cambio
de época» para contextualizar el escenario que afronta la Iglesia en la actualidad. Al
1
Franco, L. Claves para un discernimiento de la realidad. 2020.
2
CELAM. El tercer milenio como desafío pastoral. Informe CELAM 2000. Bogotá, 2000. 159-216.
3
Globalización y nueva evangelización en América Latina y el Caribe. Reflexiones del CELAM 1999-
2003, CELAM; Bogotá; 2003, 16.
1
respecto declara: «Este cambio de época se ha generado por los enormes saltos
cualitativos, cuantitativos, acelerados y acumulativos que se dan en el desarrollo científico,
en las innovaciones tecnológicas y en sus veloces aplicaciones en distintos campos de la
naturaleza y de la vida. Estamos en la era del conocimiento y la información, fuente de
nuevas formas de un poder muchas veces anónimo»4.
Esta situación implica tomar en cuenta la doctrina social de la Iglesia, que además de los
principios que iluminan la realidad, es la conciencia teórica de un movimiento práctico donde
hay ejemplos notorios de compromiso desde la política y las ciencias sociales, pero sobre
todo de la solidaridad en las comunidades.
Este cambio de época presenta consecuencias positivas y otras negativas. Entre las que
ofrecen un valor se percibe una sed de Dios, el anhelo de búsqueda de la verdad, así como
el deseo de lograr la paz, la justicia y en definitiva la felicidad. También aparece una
sensibilidad por la creación y la naturaleza y la defensa de los Derechos Humanos y una
clara disposición hacia realidades de mayor valor cualitativo.
4
Francisco. Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 50.
5
Aguiar, C. Necesidad de interpretar los signos de los tiempos para descubrir la voz de Dios. 2022.
2
4. ¿nuestros procesos y planes pastorales toman en cuenta y responden a esos
dinamismos y desafíos?
5. ¿Qué oportunidades se presentan?
6. ¿Hacia donde se dirige la sociedad?
7. ¿Qué acciones pastorales se está realizando para atender a la periferia de tu
parroquia?
8. ¿Qué logros se detectan en nuestra acción pastoral?
2.- juzgar - creer - tener fe
Escuchar es prestar atención a lo que se oye. Y solo se presta atención a quien dice algo
que interesa y resulta bueno. La fe viene de la escucha y sólo después de haber escuchado
es posible corresponder a la palabra creyendo. Para el creyente, la escucha, además de
ser un arte, es obediencia. Obedecer es creer, es fiarse de Dios.
Como Jurisdicción eclesiástica desde hace 60 años, primero como Prelatura y luego como
Diócesis, asumimos “la Pastoral de Conjunto”, orientados hacia la vivencia de la
Sinodalidad. Ya Mons. Luis Bambarén, en el año 1984 recordaba que: “la pastoral de
conjunto es un proceso permanente para que la evangelización tenga eficacia
transformadora” (Huellas de la Iglesia Católica en Chimbote, 101).
La pastoral de conjunto hunde sus raíces en la misma praxis de la Iglesia apostólica, como
se narra en los Hechos de los Apóstoles. Los discípulos, fieles al mandato del Señor, iban
por el mundo entero a anunciar el evangelio (Cf., Mt 28, 18-20), y desplegaron sus esfuerzos
evangelizadores en estrecha comunión entre sí, buscando hacer realidad el pedido de
Jesús: "Que todos sean uno" (Jn 17, 21), como reza el lema inspirado por nuestro Obispo
Ángel Ernesto.
Los Apóstoles actuaron colegiadamente, valorando y respetando los carismas y dones de
los miembros de la Iglesia como cuerpo de Cristo (Cf., 1Cor 12, 12ss). En este sentido, la
Pastoral de Conjunto es la concreción ideal del Evangelio, tan deseado por el mismo Jesús,
es la comunión y participación que anima a la Iglesia para realizar su misión. La
naturaleza de la acción pastoral exige que ésta sea una Pastoral de Conjunto. (Cf. Padre
Lorenzo Ato).
Por otro lado, el discernimiento permitirá que la persona acreciente una vida de comunión
con Dios y de pertenencia a la Iglesia. Discernir la realidad es cernir a la luz del Evangelio,
desde la experiencia de Dios; y es motivo para ratificar la identidad espiritual, reconocer los
vínculos con Dios y el compromiso evangelizador 6. Dios clama desde la realidad, porque
está en el mundo, en su creación hecho con y por amor. Cada realidad es única e irrepetible,
su diversidad la hace compleja y solo una vida sostenida por una espiritualidad le ofrece la
oportunidad de comprender la realidad y asumir un compromiso.
Es el Espíritu el que nos concede el don del discernimiento. La experiencia de sabernos
habitados por Él, nos lanza más allá de nuestros propios análisis, reflexiones… Supone
situarnos en contexto, dejarnos permear por la realidad y reconocer que en ella Dios se
manifiesta y actúa7.
El discernimiento requiere disponerse sin resistencias, preconcepciones, temores y desde
una experiencia profunda de libertad. El miedo y las actitudes defensivas, le quitan espacio
al Espíritu, le roban protagonismo a la gracia.
6
Franco, L. Claves para un discernimiento de la realidad. ODN. 2020.
www.liderescatolicos.net/diplomado2022/lecturas/franco.pdf
7
Franco, L. Claves para un discernimiento de la realidad. 2020.
3
El discernimiento nos dispone a cernir, con inteligencia espiritual y los pies anclados la
realidad, las mociones, para desentrañar cómo nos trabaja Dios, qué espera, cómo y dónde
nos quiere, desde que lógicas y criterios. Para poder conjugar la atención a la realidad, en
la que Dios acontece, con respuestas audaces, innovadoras y por sobretodo evangélicas 8.
Hay situaciones que ameritan mayor creatividad pastoral e invitan a seguir trabajando y
caminar juntos, a fin que todos los bautizados asumamos el compromiso de ser testigos y
misioneros de Jesucristo. Por ello, como todo camino recorrido, conviene que hagamos un
alto para meditar sobre lo andado (Dt.8,2-6). Reflexionar sobre nuestro quehacer Pastoral
tanto en la ciudad como en el campo, es decir, sobre nuestro trabajo en cada parroquia.
Tengamos fe en nuestro trabajo pastoral porque no hemos caminado solos, hemos hecho
bien lo que teníamos que hacer con la ayuda de Dios. Los esfuerzos desplegados de todos
los sacerdotes, religiosas y laicos han sido acompañados siempre por Jesús. “Yo estoy con
ustedes todos los días hasta el fin de la historia” (Mt. 28, 16-20).
Estamos invitados a responder a las siguientes preguntas:
1. ¿Cuál es la situación Pastoral a nivel Parroquial y de Diócesis? (Logros y dificultades y
luces y sombras).
2. Pastoral de Conjunto, Comunión (Evangelización, Misión, Iglesia en salida)
¿Cómo está estructurado tu Parroquia pastoralmente? (Consejo Pastoral, Consejo de
Asuntos Económicos, grupos parroquiales, hermandades y movimientos apostólicos,
etc).
3. Catequesis. (Formación en la fe y servicios pastorales) ¿Cómo está organizada la
Catequesis en tu Parroquia? Niños, adolescentes, jóvenes y adultos.
4. ¿Cuáles son los aspectos positivos y dificultades que has tenido?
3. Actuar
Actuar es la respuesta de la fe, es decir poner en práctica, aquí y ahora. Para transformar
la realidad de nuestra parroquia tenemos que buscar los medios necesarios que hagan
crecer en la fe, la esperanza y el amor.
Tenemos que ser una Iglesia que abraza a toda la humanidad como dice la constitución
pastoral del Concilio Vaticano II sobre la iglesia en el mundo moderno, “nada hay
verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de la Iglesia” (GS, n° 1).
En cuanto a la fe se ha de intensificar la creatividad y el replanteamiento de las estrategias
pastorales alentadas desde la experiencia de fe en Jesucristo hacia una Nueva
Evangelización que ha de ser nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión, con el
espíritu de la sinodalidad, el discernimiento eclesial como expresión de la comunión
operativa y unidad eclesial.
Una Iglesia “en salida” es la Iglesia para la misión: una Iglesia Sinodal es una iglesia “en
salida”, una iglesia misionera para gestar la comunión “con las puertas abiertas” (EG, 46).
El Papa Francisco llama a trabajar por una Iglesia sinodal para lograr la Nueva
Evangelización, ante el cambio de época y expresa su preferencia: «Prefiero una Iglesia
accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el
encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades» (Evangelii Gaudium).
Tenemos la responsabilidad de lograr que los valores del Reino de Dios sean levadura en
el proceso de gestación del nuevo modelo cultural.
8
Franco, L. Claves para un discernimiento de la realidad. 2020.
4
1. Responder a los desafíos actuales para vivir en comunión y caminar juntos
2. Iniciar una adecuada valoración para fortalecer y potenciar como una Nueva
evangelización hacia una Iglesia sinodal.
3. Asumir la actitud de una Iglesia no autoreferenial, sino de servicio y con autoridad moral.
4. Ante un mundo plural, secularizado y anticlerical, fortalecer la formación integral
(humano-espiritual y académico-pastoral) con los laicos, jóvenes y centros de
educación de los diferentes niveles.
5. Formación de los agentes pastorales y fieles en general.
Conclusión
Las circunstancias del cambio de época exigen un compromiso cada vez más intenso y
racional porque se ha de saber dar razón de la fe en esta nueva época donde la Iglesia
corre el riesgo de quedarse en el ámbito de lo privado olvidando que tiene el derecho nativo
y original de anunciar la verdad, de ser testigo de un nuevo estilo de vida que forma una
comunidad según el querer de Jesucristo.
Esta nueva realidad ofrece oportunidades que permiten transformar las situaciones
adversas e inhumanas y superar los peligros que comporta el mundo fragmentado que ha
distorsionado el sentido universal de los bienes.
Así mismo, esta nueva época exige redescubrir la vocación y misión del cristiano y el líder
católico, vivir su identidad ante el mundo y su compromiso de construir una sociedad más
humana, justa y solidaria. La formación política del cristiano implica tratar a la política, que,
según Francisco, es «una de las formas más excelsas de vivir la caridad», como un servicio
a la comunidad y en ella a la misma humanidad. De allí la necesidad de formarse en la
Doctrina Social de la Iglesia, sobre todo en el Perú donde se evidencia la ausencia de
líderes con una visión objetiva de la realidad y con recta intención de servir al bien común.
Discernimos porque nos sabemos discípulos, aprendices, porque queremos estar atentos
a la manera como Dios nos urge al compromiso y discernir nos conduce a salir, a
desentrañar la vocación misionera que todos hemos recibido por el hecho de ser cristianos
y que nos dispone para seguir a Jesús con mayor autenticidad y radicalidad.
En el peregrinar de la Iglesia, experta en humanidad, se ha de motivar al dialogo
permanente con el mundo, para que con espíritu de sinodalidad, que implica la escucha
recíproca, el discernimiento eclesial y la articulación de personas y estructuras, testimonie
la fe e impregne al mundo del espíritu evangélico.