Los 3 Enemigos de La Carne
Los 3 Enemigos de La Carne
Los 3 Enemigos de La Carne
2. EL MUNDO CAÍDO
Habitamos en un mundo caído, entregado a satanás. El cristiano no es ciudadano de este
mundo, antes bien, es peregrino y extranjero. Por lo tanto el mundo conspira contra la
santidad del cristiano, satanás utiliza todo lo que está a su alcance para destruir al cristiano.
Basa su esquema de tentación en los sentidos y trabaja al hombre de afuera para adentro, al
contrario del Señor que trabaja de adentro para afuera.
2.1. Dios delegó su señorío: En efecto Dios creó los cielos y la tierra y se los entregó al
hombre para que señoreara, gobernara y administrara la tierra y todo lo que hay en ella.
Dios cedió su señorío sobre la tierra al hombre, lo delegó. Cuando Dios hace eso con
toda seguridad respalda lo que hace.
Genesis 1:26-28
Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias,
sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Los bendijo Dios y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla;
ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se
mueven sobre la tierra».
Salmo 8:3-8
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo:
«¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo
visites?»
Lo has hecho poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y de honra.
Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies:
ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves del cielo y los
peces del mar; ¡todo cuanto pasa por los senderos del mar!
2.2. Al hacerle caso a satanás, el hombre entrega ese señorío al pecado y a su autor: El
mundo ya no está bajo el reinado de Dios, está bajo el reinado de satanás pues este
esclavizó al hombre a través del pecado. Es satanás quien reina pues tiene como esclavo
a aquel a quien le fue delegado el señorío del mundo. Cuando el hombre pecó, se
esclavizó del pecado, fue vencido por él. Pecado es desobediencia a Dios, rebelión, y
sabemos quien es el padre de la desobediencia, de la rebelión, satanás.
Romanos 6:16-18
¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de
aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para
justicia?
2 Pedro 2:19
... Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.
Lucas 4:5-6
Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la
tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí
me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.
1 Juan 5: 19
Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
Isaías 14:12-15
¡Cómo caíste del cielo, Lucero, hijo de la mañana!
Derribado fuiste a tierra, tú que debilitabas a las naciones.
Tú que decías en tu corazón: “Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levan-
taré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, en los extremos del norte; sobre las al-
turas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo”.
Mas tú derribado eres hasta el seol, a lo profundo de la fosa.
4.1.2. El alma
Platón y Aristóteles utilizaron el vocablo "psyché" (de donde vienen nuestras
palabras "psicología" y "psíquico") y es de donde se deriva la definición final. En
ella se contienen nuestra voluntad, nuestras experiencias, nuestra forma de ser,
personalidad, carácter y temperamento. Es lo que se salva o se pierde puesto que
es nuestro yo, nuestro ser, el resultado de nuestras decisiones y de nuestra vida. Se
convierte en nuestro cuerpo celestial o espiritual al momento en que tengamos que
rendir cuentas.
Salmos 30:3
Jehová, hiciste subir mi alma del seol. Me diste vida, para que no descendiera a
la sepultura.
Salmos 33:20
Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es Él.
Salmos 34:22
Jehová redime el alma de sus siervos. ¡No serán condenados cuantos en él
confían!
Hebreos 10:39
Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que
tienen fe para preservación del alma.
Santiago 1:21
Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con
mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
1 Pedro 1:8-10
Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en Él aunque ahora no lo
veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, obteniendo el fin de vuestra fe,
que es la salvación de vuestras almas.
Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros inquirieron y
diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
Lucas 9:56
porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres,
sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.
Apocalipsis 6:9
Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían
muerto por causa de la palabra de Dios y del testimonio que tenían.
4.1.3. El espíritu
Es el soplo de vida. Viene del griego pneuma que significa soplo, aire. De allí se
derivan las palabras neumático, neumólogo, etc. Se dice que Dios sopló vida en
nosotros. El espíritu nos da la vida.
Job 33:4
El espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida.
Ezequiel 37:9-10
Me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu que así
ha dicho Jehová, el Señor: "¡Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre
estos muertos, y vivirán!"»
4.2. Los 3 enemigos nos inducen la tentación en las 3 áreas de nuestra vida. Satanás utiliza al
mundo para que, a través de nuestros sentidos (el cuerpo) llegar a nuestra alma (nuestro
yo, nuestro ego) y contaminar nuestro espíritu. Así lo intentó hacer con Jesús en el
desierto. Las 3 tentaciones a Jesús llevaban esa intención. Así lo consigna Lucas en su
evangelio capítulo 4 versos 1 al 13:
Nótese que Jesús siempre respondió a cada tentación con la Palabra de Dios, con
la cual que resistimos las tentaciones.
«Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero».
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potesta-
des, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos
podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.