Fuentes Bíblicas de La Renovación Carismática
Fuentes Bíblicas de La Renovación Carismática
Fuentes Bíblicas de La Renovación Carismática
1
Cfr. Antonio ROYO MARÍN, El Gran Desconocido. El Espíritu Santo y sus Dones, BAC 29,
Fareso, Madrid 20105, 21.
2
Cfr. Hugo ESTRADA, El Espíritu Santo en la Biblia y en Nuestra Vida, Colección Logos 41,
Carrera, Bogotá 1987, 7.
1
vida como nueva. Él quiere despertar sentimientos de adoración, calmar la sed de
Dios, llenar al hombre de Amor por él, inundarle el corazón de la Alegría que da la
Resurrección de Jesús3.
3
Cfr HAAG V., D. BORN, S. DE AUSEJO, Diccionario de la Biblia, Volumen Nº 27-28, Herder,
Barcelona, 1987, 611.
4
Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), De tu Espíritu Señor está Llena la Tierra, Palatino
y Helvética en el centro de publicaciones del CELAM 1997, colección nº 146, 35.
5
Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación, Nº 16, San
Pablo, Bogotá 1997, 89.
6
Cfr. Juan PABLO II, Carta Encíclica Dominum et vivificantem sobre el Espíritu Santo, Nº 1,
Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1986, 3.
2
La fe de la Iglesia sobre el “Espíritu Creador” se expresa en los diferentes
símbolos y textos litúrgicos. El credo de Nicea confiesa: “creo en el Espíritu santo
que es Señor y Dador de vida”; la plegaria Eucarística III reza, “Por Jesucristo, tu
Hijo, Señor Nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo das vida y santificas todo”. En
otro texto de la liturgia se lee: “Veni Sancte Spiritus reple tuorum corda fidelium et
tui amoris in eis innem acende, emitte Spiritum tuum, et creabuntur, et renovabis
faciem terris”. “Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu y serán creadas todas las cosas y se
renovará las faz de la tierra”. Así mismo, el himno más antiguo en honor al Espíritu
Divino comienza “Veni creator Spiritus” y termina “Quae tu creasti péctora”. En
consecuencia la Iglesia proclama a viva voz que el Espíritu Santo también es
Creador y que actúa desde el inicio de los tiempos7.
“El Espíritu es aquella fuerza vital que Dios ha inspirado en el hombre desde el
principio, y que después el mismo hombre, desfigurado por el pecado y por la
muerte, pierde, y se hace necesitado continuamente de ese espíritu renovador que
da Vida, que restaura esa “semejanza con Dios” con la que fue creado y le
devuelve la gracia y la “Gloria de Dios”(Rm 3,23) de la que fue privado”.
7
Cfr. Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), De tu Espíritu Señor está Llena la Tierra…,33.
8
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, Conferencia Episcopal Colombiana, Editorial Vaticana,
Roma, 1993, Nº 291, 72.
9
Cfr. Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), De tu Espíritu Señor está llena la tierra…, 34.
10
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica Nº 703.
11
Cfr. HAAG V., D. BORN, S. DE AUSEJO, Diccionario de la Biblia, 606.
3
Esta Fuerza renovadora de Dios le ha sido dada al Hombre desde el primer
momento de su existencia terrenal. Dios, viendo que después de haberlo creado le
faltaba aliento de vida, sopló sobre él su Espíritu dándosela, y el hombre, por su
parte, cuando decide volver a Él, reconoce su debilidad y la necesidad de la
Fuerza renovadora y portadora de vitalidad, sin la cual no puede hacer nada. San
Ambrosio de Milán lo afirmaba ya: “la Escritura no nos ha enseñado solamente a
tener una conciencia del Espíritu Santo como creador, sino también de saber que
sin el Espíritu no puede durar creatura alguna.” Por tanto, El Espíritu Santo se
revela en el Antiguo Testamento como Soplo de Dios (Gn 1,2) y
fundamentalmente como principio de vida (Cfr. Gn 2,7), que está presente y
actuante en el origen del mundo. Así que permanecer en el Espíritu Santo es
permanecer en la vida12.
4
para que pueda vencer. La Virtud del Altísimo interviene poderosamente en la
historia del pueblo de la alianza. En el libro de los Jueces Dios, por la súplica de
su pueblo, hace venir su Espíritu Santo sobre un hombre llamado Otoniel para que
los saque del apuro y los salve de sus enemigos (3,9-10), o sea que el Espíritu de
Dios “empuja”, “arrebata”, “conduce” (1 Re 18,12) se “apodera” de la persona
humana y la llena de una fuerza que sólo la da Él (Jue 14,6)15.
Con esto se puede constatar, que Dios despierta en los hombres que
escoge un poder muy grande para obrar y hacer cosas, a veces imposibles a los
seres humanos, los llena de gozo y de un entusiasmo asombroso por la profecía.
Por ejemplo, al profeta Elías la Biblia lo describe como un hombre lleno del
Espíritu Santo, al cual su discípulo Eliseo, al verlo morir, le pide una doble porción
del Espíritu que él poseía (2 Re 2,15)16.
5
absolutamente hermosa y diciente para lo que de verdad hace el Espíritu del
Señor. (37, 1-14). Según algunos comentaristas puede que otra referencia al
Espíritu del Señor sea la del agua que sale del costado abierto del templo y se
introduce al Mar Muerto que lo purifica, ya que el agua en la Sagrada Escritura
constantemente es utilizada como símbolo del Espíritu Santo18.
El profeta Isaías es quien habla por primera vez sobre lo que la Iglesia
después retomará como los siete dones del Espíritu Santo, que serán poseídos
por el Mesías prometido. El número “siete” en la Biblia significa perfección,
abundancia, por eso, al referirse a los siete dones del Espíritu Divino se hace
referencia a la abundancia que derrama el Espíritu Santo. Es este profeta quien
profetiza a Jesús como Mesías y poseedor sin límites del Espíritu Santo; en Is
42,1 lo presenta: “mirad a mi elegido, a quien prefiero, sobre Él he puesto mi
Espíritu…” Después, en el capítulo sesenta y uno escribe lo que algunos biblistas
llaman la misión del profeta, texto que Jesús, cuando se presentó por primera vez
en la sinagoga de Nazaret proclamó: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque
él me ha ungido, me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para
vendar los corazones desarraigados… para anunciar el año de gracia en el
Señor…”. Cuando Jesús lo acaba de leer, expresa: “Hoy en presencia de ustedes
se ha cumplido este pasaje de la Escritura” (Lc 4,18). Este Espíritu Jesús lo
prometerá en la última cena y efectivamente lo enviará haciéndonos sus testigos
en Jerusalén y en todo el mundo19.
18
Cfr. Ibid…, 14.
19
Cfr. Ibid…,13.
6
1.2 EL ESPÍRITU “RENOVADOR” EN EL NUEVO TESTAMENTO
“Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros
cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros” (Rm 8,11).
Las pocas ideas que el Antiguo Texto lanza acerca de la Divina Persona del
Espíritu de Dios, se enlazan perfectamente con las del Nuevo Testamento. La
mayor parte de las expresiones con que el Testamento Antiguo alude a las
manifestaciones del Espíritu de Yahvéh, se hallan en el Nuevo Testamento. La
persona del Espíritu Santo que se vislumbra entonces en el Antiguo Testamento,
es el mismo que ahora es enviado por el Eterno Padre (Jn 15,26); el Espíritu que
estuvo presente y actuante en el momento de la creación del mundo, e impulsó la
predicación de los profetas, va tomar ahora verdaderamente parte en la Historia
de la Salvación, derramándose sobre Jesús y confirmando su obra para siempre20.
Los textos proféticos que se refieren al envío del Espíritu Santo, están en
lenguaje de promesa, y según estas en los “últimos tiempos” el Espíritu del Señor
será derramado sobre todos y renovará el corazón humano. Con San Juan
Bautista, se llega a la consumación del ciclo profético inaugurado por Elías y se
inicia una nueva etapa en la Historia de los hijos de Dios. Con este gran personaje
el Espíritu Santo sella el tiempo de preparación para la venida de Cristo, y abre las
puertas al anuncio gozoso del Evangelio. San Juan es quien anuncia la llegada del
Reino entre los hombres; es este hombre un auténtico y verdadero profeta
ungido21.
Si todos los profetas, fueron tomados por el Espíritu, para llevar a cabo la
misión encomendada por Dios, convenía que, aquel que iba a anunciar al Mesías,
fuera consagrado por el Espíritu de Yahvéh de forma excelente. El ángel Gabriel le
anuncia a Zacarías su padre: “él estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno
de su madre” (Lc 1,15). Juan es el “Elías que ha de venir al mundo” (Cfr. Mt 17,10-
13), el “enviado por Dios para dar testimonio de la luz (Jn 1,6). Juan fue de verdad
un personaje de gran relevancia en la preparación de la era mesiánica; el mismo
Jesús lo afirma: “Les aseguro que entre los nacidos de mujer ninguno es mayor
que Juan” (Lc 7 28)22.
7
que él da a quienes se le abren. Personajes como san Juan el bautista (ya
mencionado), la Santísima Virgen María, Zacarías, Simeón, San Pablo, los
Apóstoles, son muestra de personas que se dejaron tocar por la fuerza renovadora
del Espíritu de Dios, quien los cambió de tal manera que ya no seguían siendo los
mismos. En efecto cuando el Espíritu viene a la vida del hombre no lo deja igual,
su vida es otra, el temor y la tristeza ya no habitan en su interior. Una expresión
usada varias veces en la Sagrada Escritura es “no temas”, es decir, el Espíritu
echa afuera el temor, la duda y la desesperanza23.
Antes de nacer Jesús, esta expresión es utilizada dos veces por San Lucas,
el evangelista del Espíritu Santo: El Ángel Gabriel, cuando se le apareció a
Zacarías le dijo, “no temas, porque tu petición ha sido escuchada,” (Lc 1,13) y
cuando se le presenta a María le dice, “no temas María, porque haz hallado gracia
ante Dios” (Lc 1,30). El Espíritu Santo para llenar el corazón humano de su paz,
sus dones y frutos, tiene que liberar al ser de todo aquello que lo oprime como la
angustia, la tristeza, el temor y aquello que lo separa de la gracia; esto sólo se
logra si ese corazón se encuentra bien dispuesto para esto, como se ve en María,
quien no colocó “peros” para dejarse llenar y renovar por la acción del Espíritu.
Otro personaje que el texto la describe como llena del Espíritu Santo, es Isabel.
Una mujer anciana, que a pesar de su avanzada edad, reconoce perfectamente a
lo lejos la voz de María, y dejándose penetrar por el Espíritu la declara “Madre del
Señor” (Lc 1, 39)24.
Jesús es la acción cumbre de Dios por el Espíritu; por eso sólo se le conoce
y se le sigue por este Soplo Divino 25, pues la función principal de este Espíritu es
dárnoslo a conocer. Por la venida del Espíritu Santo el día de su Bautismo, Jesús
queda solemnemente consagrado y reconocido por todos como el ungido y
elegido de Dios (Mc 1,10); el Espíritu del Padre descendiendo sobre Jesús lo
renueva y lo hace “Cristo” o sea el Ungido, cumpliéndose lo que el profeta Isaías
había dicho: “El Espíritu del Señor está sobre mi y me ha ungido” (61,1). El Soplo
Renovador del Altísimo descansa sobre Él, y con este gran acontecimiento, Cristo
inicia su ministerio mesiánico lleno del Espíritu Santo. Jesús es Ungido por el
Espíritu, ya desde el momento de su concepción, pero con el Bautismo esta
unción se revela en su realidad más verdadera. Este es un momento trascendental
23
Cfr. Ibid…,19.
24
Cfr. Ibid…,20.
25
Cfr. Plan Nacional de Formación de la Renovación Carismática de Colombia…, 22.
8
en la vida de Jesús, pues el Espíritu Paráclito entra en Él, lo unge, lo renueva,
toma posesión de Él y lo irá guiando en el transcurso de su ministerio26.
Otro gran personaje al que Jesús en una noche le da una gran enseñanza,
sobre el Espíritu de Dios es Nicodemo. Gran visita. Experto religioso y alguien muy
bien posicionado en la asamblea de la élite judía. En un momento del diálogo
Jesús le expresa algo que cambiaría para siempre el rumbo de la vida de este
hombre y a su vez, trazaría el itinerario de la vida eclesial, que tiene como base la
acción del Espíritu Santo: “si quieres llegar a contemplar el Reino de Dios, tienes
que nacer de nuevo”. Este hombre, asustado por esta respuesta que no esperaba,
y además un poco incrédulo, le pregunta: ¿Cómo un hombre siendo viejo va a
nacer de nuevo? Y Jesús con gran ternura le da una respuesta magistral, que
posteriormente será una base de la teología sobre el Espíritu Santo: “El que no
nace del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el Reino de Dios… y
agrega: El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde
26
Cfr. Salvador CARRILLO ALDAY, El Espíritu Santo…, 37.
27
Cfr. Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), De tu Espíritu Señor está llena la tierra…, 59.
28
Cfr. Ibid…, 62
9
viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu de Dios” (Juan
3,8)29.
29
Cfr. Salvador CARRILLO ALDAY, El Espíritu Santo…, 58.
30
Cfr. Hugo ESTRADA, El Espíritu Santo en la Biblia y en nuestra vida…, 28.
10
el Espíritu Santo” (Jn 20, 21), Espíritu que los hará nuevos y capaces de llevar
acabo la misión por Jesús confiada31.
Algo que no se puede perder de vista, por tanto, es que el Espíritu ha sido
ya dado a todos sin distinción alguna, cumpliéndose lo que dijo el profeta Joel
(3,1-5), para que el mundo sea regenerado y tome parte de los dones que el
Espíritu derrama sobre aquellos que en Él confían. Cristo invita a tener un
encuentro con él por medio de su Espíritu renovador, para poder entrar en su
Reino y así contemplar la vida que Él nos tiene prometida32.
El Apóstol Pablo en su carta a los cristianos de Roma les escribe “La ley del
Espíritu que da la vida, por medio de Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte” con esto declara que la ley del Espíritu Santo es renovar la
vida del hombre y desatarlo de la esclavitud del pecado donde vive. Pablo quiere
expresar también toda la dinámica nueva de la vida cristiana, el «dinamismo del
Espíritu» (Rom 15, 13; cf. 1,4), que afecta no solamente al bautizado individual,
saciado del Espíritu, sino a la Iglesia entera (1 Cor 12, 11 y 13). Esta fuerza de
Dios penetra finalmente en la historia entera, ya que las arras o las primicias del
Espíritu, ya se nos han dado (Rom 8, 23) antes de que todo haya sido
enteramente renovado en el Espíritu (Rom 8, 11).
Así como Jesús utilizó la figura del viento para comparar la acción del
Espíritu explicándole a Nicodemo, San Pablo también utiliza varios símbolos para
hacer comprender la acción del Espíritu. El apóstol utiliza figuras como el Espíritu
es “arras” y “primicias” de lo que nos entregará. El Espíritu Santo es “sello” con el
cual hemos sido marcados. Además también se atreve a afirmar que todo hombre
31
Cfr. Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), De tu espíritu Señor está llena la tierra…, 63.
32
Cfr. Hugo, ESTRADA, El Espíritu Santo en la Biblia y en nuestra vida…, 30.
11
es templo vivo del Espíritu y que mora en ellos: “¿No sabéis que sois templos del
Espíritu Santo y que el Espíritu habita en vosotros”33.
El templo para los judíos era lo más sagrado, y por supuesto para el
cristiano es igual; si el templo de Dios es sagrado, el cristiano al ser templo vivo,
se hace sagrado en la manera que deje al Espíritu renovarlo y morar en él. Si no
hay renovación, al Espíritu de Dios le queda algo difícil morar completamente en el
interior del creyente. Cuando el ser humano peca el Espíritu es arrojado vilmente
de ese templo, a lo que San Pablo se refiere como “no entristezcáis al santo
Espíritu de Dios” (…..),es decir que este Espíritu se queda triste cuando el pecado
ingresa en el hombre. Por lo tanto esa vida ya queda vacía, porque quien debe
vivir allí, ya no vive. Cuando el pecado ingresa a la vida del hombre, el amor
desaparece, viene el conflicto y abundan las tinieblas. Por esto el ser humano
cada vez que peca, necesita del Espíritu Divino, para que lo renueve y lo haga otra
vez su templo digno. El cristiano por tanto, cada día se debe renovar, para acoger
en su cuerpo, la nueva vida de Cristo en el Espíritu34.
San Pablo a los cristianos de Roma exhorta muchas veces a la nueva vida
en Cristo por su Espíritu. Hoy a toda la Iglesia la invita a lo mismo, a renovarse y
ha revestirse de la nueva condición humana en el Espíritu que lo vivifica todo y le
inserta su vida, para que ya no viva más para este mundo, sino que anhele las
33
Cfr. Salvador, CARRILLO ALDAY, El Espíritu Santo…, 47.
34
Cfr. Raniero CANTALEMESA, Renovarse en el Espíritu, Editorial San Pablo, México, Junio.1984,
169.
35
HAAG V., D. BORN, S. DE AUSEJO, Diccionario de la Biblia…, 618.
36
Antonio ROYO MARÍN, El gran desconocido…, 4.
12
cosas del Cielo, donde está Cristo sentado a la derecha del Padre. El hombre se
debe abrir a la acción del Espíritu Santo y dejarse renovar por Él, para así no vivir
más según la carne, sino según el Espíritu. A esto nos invita el Apóstol San Pablo,
prisionero de amor por el Espíritu.
Hay que decir antes de proceder, que los Padres son los mejores
comentaristas de los textos bíblicos acerca de la Persona y misión del Espíritu
Santo. Por esta razón es mucho, lo que hay sobre el Santo Espíritu pero sólo
interesará aquí lo que quisieron decir en cuanto al Espíritu Renovador.
“No existe santidad sin el Espíritu Santo” San Basilio. Puesto que el
Espíritu Santo se destaca mucho en la predicación de Jesús, y aún más, es
revelado en las primeras comunidades cristianas, es de entender que ocupase un
puesto grande en la predicación tradicional, desde los Padres Apostólicos hasta
los últimos Padres del siglo VII. Por ello, ha merecido la atención de los Santos
Padres, proporcionando una doctrina amplia y abundante sobre la acción de esta
Divina Persona. Los Padres que más hablan sobre el Espíritu Santo son: San
Ireneo de Lyón, Clemente Alejandrino, Tertuliano, Orígenes, san Cipriano, san
Hilario, Dídimo el Ciego, san Atanasio, san Gregorio, san Cirilo de Jerusalén, san
Basilio Magno, san Agustín, san Gregorio de Nisa; de éstos, los que más
sobresalen en cuanto a doctrina pneumatológica son: San Basilio y Dídimo el
Ciego en la Iglesia oriental y San Agustín y san Hilario en Occidente37.
37
Cfr. Aurelio FERNANDEZ, Teología Dogmática. Subsidia Theologica, BAC 1, Fareso, Madrid
2012, 489.
38
Cfr. Ibid…,488.
13
San Basilio “el Grande”39 (379) perteneciente a la Iglesia oriental, nos
recuerda que “el contacto con el Espíritu Divino nos santifica, y nos diviniza,
puesto que él es Dios”. Es la gracia del Espíritu la que hace que el ser se
santifique y se regenere; el hombre al tener algún contacto con la Divinidad poco a
poco se va transformando y se va abriendo a la acción renovadora del Espíritu. En
repetidas ocasiones San Basilio, expresa la acción santificadora del Espíritu en el
hombre: “El Espíritu Santo es origen de la santificación, luz inteligible que a toda
potencia racional confiere cierta iluminación para buscar la verdad, Inaccesible por
naturaleza, pero alcanzable por benignidad”. (Espíritu Santo xv, 35).
Según este gran Santo, del Espíritu sólo participa aquel que está en gracia;
sólo quien se ha purificado del pecado recibe este precioso Don del Padre;
“Solamente si el hombre se purifica de la maldad que había contraído con el
pecado, si retorna a la natural belleza y, como imagen de un rey, vuelve por la
pureza a la primitiva forma, sólo entonces podrá acercarse al Paráclito. Y El, como
el sol, alcanzando al ojo que está limpio, te mostrará en sí mismo la imagen del
Invisible”. El pastor místico aquí quiere dar a entender entonces, que no todos
reciben esta luz. La razón es que “la unión íntima del Espíritu con el alma” no
consiste en una dimensión solo local, sino en el alejamiento de las pasiones, que
39
Se le ha llamado “el grande” puesto que fue el Padre que más desarrolló la doctrina sobre el
Espíritu Santo, se le conoce como “el maestro de fe en el Paráclito”. Fue uno de los que más
influyó para que en el concilio de Constantinopla (381), se declarara la divinidad del Espíritu Santo
procedente no sólo del Padre, sino también del Hijo, es decir, que el Espíritu Santo es igual en
dignidad y en consubstancialidad con el Padre y el Hijo.
40
Raniero CANTALEMESA, Renovarse en el Espíritu…, 168.
14
acechan al alma en cuanto a la carne, apartándola de la intimidad con Dios. Es a
través de la pureza como se acerca al santo Espíritu. Así Él se posesiona como un
sol del ojo que se ha purificado y le muestra al Verbo, que es la Imagen del
invisible41. Otra de las gracias que concede el Espíritu santo al hombre cuando lo
recibe, es el de hacerlo un hombre espiritual, es decir, es el Espíritu Santo el que
hace al hombre “capax Dei” (capaz de recibir a Dios). El hombre es espiritual por
obra de Espíritu y en el Espíritu, es decir, Dios y el hombre forman una unidad por
el Espíritu. San Basilio sostiene que el Espíritu Santo es la fuerza y la potencia
que actúa en los creyentes, conduciéndolos a la plenitud de la madurez humana y
cristiana en la relación con Dios: “Aquel que no vive ya más según la carne , sino
que es conducido por el Espíritu de Dios, es llamado hijo de Dios, y es llamado
espiritual”42.
San Basilio, al igual que todos los Padres Griegos y Latinos, no duda en
afirmar que es el Espíritu quien imprime en el hombre la imagen de Dios, puesto
que con ella ha sido creado: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”
(Gn 1,26). El hombre es imagen de Dios porque está llamado a la comunión con
Él, y el Espíritu es quien lo pone en esa relación. Esa afinidad no sólo se hace con
el Padre, sino con toda la Trinidad, puesto que donde está uno, están los otros
dos, claro está que aunque sean iguales en dignidad y en santidad, su función es
diversa, así como la del Padre es ordenar y crear, la del Hijo Redimir y salvar, la
del Espíritu Santo es la de santificar, comunicar y llenar de vida lo creado.
41
Cfr. Ibid,…,168.
42
Cfr Ibid,… 169.
43
El Espíritu del Señor, Presentación del Cardenal Roger ETCHEGARAY, BAC, Madrid 19985, 53.
44
Apellidado "el Ciego," porque cuando tenía 4 o 5 años perdió la vista, según nos informa Paladio
uno de sus más eruditos discípulos (Hist. Lausiac. 4)
15
Fue maestro de San Jerónimo, Rufino, y maestro de la escuela catequética de
Alejandría. Este hombre es un vivo testimonio de la gracia del Espíritu Santo, no
sólo por estas cosas, sino por muchas otras más. Pero lo que hay que reconocer
en este hombre, es una indudable obra del Soplo de Dios45.
Son pocos los escritos que actualmente se tienen de Él, puesto que fueron
quemados. Además, de lo que sus discípulos han escrito de sus enseñanzas, los
que hay ahora es porque se han hallado unos pocos escritos en forma de papiros,
en donde hace comentarios a algunos pasajes bíblicos; pero propiamente de él
quedan algunos pocos fragmentos que se conservan hasta hoy. "Es imposible,
que uno obtenga la gracia de Dios, si no tiene al Espíritu Santo, en el que
reconocemos que consisten todos los dones de Dios.” Este gran Padre de la
Iglesia ha sido unos de los que habló ampliamente sobre la dignidad del Espíritu
Santo, también de su misión y de su procedencia Divina46.
“El Espíritu Santo habita solamente en los que habiendo abandonado los
vicios, siguen el coro de las virtudes y, conforme a ellas y por medio de ellas, viven
en la fe de Cristo.... Dios invitando a la santidad por medio de la fe, a saber, para
que lleguen a ser creyentes en el Espíritu Santo, les concedió el Espíritu
Santo". (Sobre el Espíritu Santo XLIX, 222). La santidad es para Él la forma más
exacta de vivir el evangelio, y quien da esa forma es el Espíritu Santo que habita
en todos, según el designio de Dios Padre. El Espíritu es Santo, y por el hecho de
serlo, su misión es santificar. La liturgia da a entender esto: “Por la fuerza del
Espíritu Santo das vida y santificas todo” (plegaria III). Así que el Espíritu santifica
y a la vez da vida, y si es dador de vida puede perfectamente renovarla y a la vez
santificarla. En el inicio de la creación se le dio tal misión: “y sopló sobre Él aliento
de vida” Gn 2,7. Así que la misión más antigua del Espíritu indudablemente es la
de “dar vida”47.
16
abre a la enseñanza del Espíritu Santo, comprenderá “todo”. Esto lo había dicho
Jesús en el santo evangelio: “cuando venga el Espíritu de la verdad os lo
enseñará todo” Jn… Así que con su fuerza renovadora y su enseñanza
purificadora, se llegará a la verdad plena que es Jesús.
Que el Espíritu Santo es Don; lo dice el evangelista San Juan (4,10) cuando
Jesús entabla un diálogo con aquella samaritana y le dice, “Si conocieras el Don
de Dios, y quién es que te pide de beber, le pedirías tú a Él y Él te daría agua
viva”, y sabemos que aquí se refiere al Espíritu Santo, porque más luego nos dice
el mismo evangelista “Si alguno tiene sed que venga y beba…Esto dijo del Espíritu
48
Cfr. Aurelio FERNANDEZ, Teología Dogmática…, 491.
49
Cfr. Ibid… 492.
50
Cfr. Raniero CANTALEMESA, Renovarse en el Espíritu…, 176.
17
que iban a recibir los que habrían de creer en Él” (Jn 7,39). Es bebiendo de esa
agua que nunca más se tiene sed, es decir, bebiendo de la fuente de gracia, que
es el Espíritu Santo, se calma la sed de Dios, y al saciarse el hombre de aquella
gracia, queda lleno del Espíritu Santo y renovado por la misma gracia que ha
tomado51.
51
Cfr. Ibid,… 174.
52
Cfr. Ibid,…177.
53
Cfr. Ibidem.
54
Cfr. Raniero CANTALEMESA, Renovarse en el Espíritu…,180.
18
Estos tres rostros del Espíritu,- Don, Comunión, Gozo- hacen referencia a
una única realidad que los contiene todos: el Amor. El Don es dado por amor, la
comunión es signo y reflejo del amor, el amor es el contenido de la comunión; y en
último término, ¿De dónde proviene el gozo y la alegría, sino del amor y del ser
que amamos?, Así que, indudablemente, para el doctor de la gracia el Espíritu no
puede ser otra cosa que el Amor, y cuyo fruto son los tres rasgos que muestra la
Sagrada Escritura de Él. Por esto afirma en su obra las confesiones: “Mi peso es
el amor; a donde quiera que soy conducido, es Él el que me conduce, pues
gracias al amor nuestro corazón tiende a Dios y está inquieto hasta que repose en
Él, es el Espíritu Santo, Don en el que gozamos el reposo, en el que gozamos de
Ti”55.
CAPÍTULO II
55
Cfr. Ibid…179.
56
Cfr. Aurelio FERNANDEZ, Teología Dogmática…,491.
19
“Quedaron todos llenos del Espíritu Santo” Hch 2,4
57
Cfr. Josef FÜRZINGER, Los Hechos De Los Apóstoles, TOMO I, Colección el nuevo testamento
y su mensaje, 5/1, Herder, Barcelona, 1979, 52.
58
Cfr, Monseñor Alfonso URIBE JARAMILLO, Renovación Carismática, Granamérica LTDA, Mayo
19761, 37.
20
del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra ” (Hch 1, 4-8)59.
Así que el día que ellos anhelaban llegó: en el momento más imprevisto, el
Eterno derrama sobre ellos su Don por excelencia que es el Espíritu Santo y los
unge como lo hizo con Jesús en el momento de su bautismo. Así describe San
Lucas la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles:
21
de libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos judíos y prosélitos, cretenses y
árabes, todos los oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios. Todos
estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros: “¿Qué significa esto?”.
Otros en cambio decían riéndose: “Estos están borrachos”.” (Hch 2, 1-15)
Lo que se acabó de recordar, fue ese momento magno que partío en dos la
historia de unos hombres que lo han dejado todo por seguir al maestro, y marcaró
el inicio del tiempo del Espíritu Santo, en la Santa Iglesia de Cristo. Raniero
Cantalamesa, referente a este sublime misterio, comenta: “Pentecostés es el
acontecimiento magno del Espíritu Santo, el misterio pneumatológico por
excelencia”62. Esta experiencia con el Espíritu, que fue prometido por Jesús a sus
discípulos en su última aparición, fue algo que, como dice Monseñor Alfonso Uribe
Jaramillo, “supera todo intelecto humano, algo sobrenatural, trascendental por
esencia”63.
62
Raniero CANTALAMESSA, LOSMISTERIOS DECRISTO EN LA VIDA DE LA IGLESIA, El
misterio de Pentecostés, Colección pastoral nº 31, Editoria edicep, Valencia-España, 2007, 5.
63
Cfr. Monseñor Alfonso URIBE JARAMILLO, El Actual Pentecostés…, 51.
64
Cfr. Josef FÜRZINGER, El Nuevo Testamento Y Su Mensaje…, 51.
65
El nombre de Pentecostés dado a las fiestas de las siete semanas lo encontramos ya en la Biblia
Griega: Tb 2,1; 1M 12,32. Esta fiesta agrícola, que celebraba el principio de la siega del trigo, era
de origen cananeo. Después de la conquista de Canaán, Israel la incorporó a su calendario
litúrgico. La llamaban fiesta de “Las Semanas”: Ex 34,22; Dt 16,10; o de “La Siega” Ex 23,16; o
“Día de los primeros frutos”:Nu 28,26. Las cuatro tradiciones del Pentateuco hablan de esta
solemnidad: tradición elohísta: Ex 23,14-17; tradición Yavista: Ex,18-23; tradición sacerdotal: Lv 23;
y la tradición Deuteronomista: Dt 16,1-16.
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el de la libertad; sino que mociona al hombre a abrir el corazón a la acción de
Dios.
Otro momento es este: “De repente vino del cielo un ruido como el de una
ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en donde se encontraban. Se
les aparecieron unas lenguas como de fuego,” (2,2-4). Espíritu se manifiesta
través de dos símbolos perceptibles: el viento y el fuego. En la historia de la
revelación del Antiguo Testamento, estos son símbolos de la divinidad68.
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El segundo es el fenómeno visivo: Al fenómeno acústico se agrega uno de
visión, también de origen divino. El prodigio consiste en la aparición de “una
especie de lenguas de fuego que se reparten y se posan sobre cada uno de ellos”.
La partícula ‘una especie de…’ es reveladora. No se trata de lenguas de fuego
materialmente hablando, sino de símbolos sensibles del Espíritu Divino, que llenan
a cada uno de los apóstoles y los impulsa a dar testimonio sobre Jesús, un
testimonio que se convierte en un evangelio vivo que quema y que hace surgir la
vida de nuevo, este mensaje es un evangelio de vida. El fuego, en efecto, en la
simbología antigua se refiere a la presencia de Dios (Ex 19,18)70.
Otro aspecto que contiene este versículo, es que a los apóstoles se les
escucha hablar en lenguas. Aquí no sólo se trata, del famoso don de hablar en
lenguas desconocidas durante una asamblea de oración, (carisma de la
Glosolalia) sino más bien del signo misterioso que esto representa. Para San
70
Cfr Ibid…, 11c
71
Cfr Salvador CARRILLO ALDAY, EL ESPÍRITU SANTO, En la Iglesia de los Hechos de los
Apóstoles, Colección nº 2 ,Editorial Carrera, Bogotá, 1983, 20.
72
Cfr Josef FÜRZINGER, EL NUEVO TESTAMENTO Y SU MENSAJE…,53.
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Lucas el verdadero milagro que allí ocurre; es que cada uno de los que allí
estaban, comprenden inmediatamente las palabras que los apóstoles dicen en su
propia lengua, les entienden todo lo que dicen”73.
73
Raniero CANTALAMESSA, LOSMISTERIOS DECRISTO EN LA VIDA DE LA IGLESIA…, 16.
74
Cfr Josef FÜRZINGER, EL NUEVO TESTAMENTO Y SU MENSAJE…, 54.
75
Salvador CARRILLO ALDAY, EL ESPÍRITU SANTO, En la Iglesia de los apóstoles…,17.
76
Cfr Raniero CANTALAMESSA, LOSMISTERIOS DECRISTO EN LA VIDA DE LA IGLESIA…, 19.
77
Monseñor Alfonso URIBE JARAMILLO, RENOVACIÓN CARISMÁTICA…, 42.
78
Cfr Raniero CANTALAMESSA, LOSMISTERIOS DECRISTO EN LA VIDA DE LA IGLESIA…, 14.
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cenáculo, cincuenta días después de la Pascua, no se puede quedar sólo en
recuerdos bonitos, sino que debe penetrar hasta lo más profundo del ser. La
Palabra de Dios por naturaleza es “viva y eficaz”, por tanto tiende a actualizar, ha
hacer nuevamente presente y operante lo que en aquel tiempo se realizó. Así
como los apóstoles, según está escrito, “quedaron llenos del Espíritu Santo”,
también ahora los cristianos deben tender a quedar “llenos del Espíritu Santo” 79.
Solo recibiendo la acción del Espíritu se puede afirmar lo que decía San Agustín
“si queréis recibir la vida del Espíritu Santo, conservad la caridad, amad la verdad
y desead la unidad para llegar a la eternidad” San Agustín.
79
Cfr Ibidem.
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