Guion de Don Quijote

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LOS MOLINOS DE VIENTO

(Don Quijote de la Mancha)

NARRADOR. - En cierta ocasión iban Don Quijote y Sancho por una parte de la Mancha donde había muchos molinos de viento
y cuando Don Quijote los vio le dijo a Sancho.

D. QUIJOTE. - Me parece amigo Sancho que hoy vamos a tener una aventura.

SANCHO. - ¿Por qué lo dice vuestra merced?

D. QUIJOTE. - ¿No ves allí que hay por lo menos treinta gigantes? Pues voy a pelear contra ellos y matarlos a todos.

SANCHO. - ¿Qué gigantes? Yo no veo ningún gigante.

D. QUIJOTE. - Aquellos de allí que tienen los brazos muy largos.

SANCHO. - ¿Dónde están?

D. QUIJOTE. - Allí, ¿no los ves allí? ¿es que estás ciego?

NARRADOR. - Don Quijote se creía que los molinos de viento eran enormes gigantes que tenían los brazos muy largos.

SANCHO. - Mire vuestra merced que aquellos no son gigantes sino molinos de viento.

D. QUIJOTE. - Gigantes son.

SANCHO. - No, que son molinos.

D. QUIJOTE. - Sancho, tu no entiendes de hazañas de caballeros andantes y por eso dices que son molinos.

SANCHO. - No entenderé mucho de eso no, pero yo lo que veo ahí no es otra cosa que molinos de viento que sirven para
moler el trigo.

D. QUIJOTE. - Bueno pues si tú no quieres luchar ¡Quédate aquí y reza que yo pelearé solo!

SANCHO. - Seguro que se le ha ido la cabeza.

NARRADOR. - Era verdad don Quijote se había vuelto loco y quería luchar contra los molinos porque pensaba que eran gigantes
malos a los que había que matar porque iban a hacer cosas malas.

SANCHO PANZA. - Alto ahí. ¡Escuche!

D. QUIJOTE. - Ya no hay nada qué escuchar. (Preparándose para la pelea) Allá voy. Será esta una memorable batalla.

SANCHO. - ¡Qué batalla ni qué batalla! No vaya vuestra merced.

D. QUIJOTE. - (Dirigiéndose contra uno de los molinos) Sí que voy. No huyáis cobardes que voy yo solo contra todos.

SANCHO. - ¡Para, detente! ¡Madre mía, qué tortazo se va a meter!

NARRADOR. - Don Quijote no hizo caso de las voces que le daba Sancho y arremetió contra el primer molino. En ese momento
el aire movió las aspas y le dieron tal golpe que tiraron por tierra al caballo y al caballero.

D. QUIJOTE. - ¡Ay, ay! Mi cabeza. ¡Qué porrazo me he dado!

SANCHO. - (Va corriendo hacia D. Quijote y le ayuda a levantarse) ¿Se convence ahora de que no eran gigantes sino molinos?

D. QUIJOTE. - Calla Sancho todo esto ha sido obra de un sabio encantador enemigo mío que no quiere que coja fama y
nombramiento.

SANCHO. - Pues entonces cójase de mí vuestra merced y vayámonos a otra parte no vaya a venir ese sabio y nos muela a
palos.

NARRADOR. - Y así acabó la aventura de los molinos de viento. Cuando se repusieron un poco de sus dolores, don Quijote y
Sancho continuaron su camino con nuevas aventuras muy divertidas.

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