El Cowboy y El Barista
El Cowboy y El Barista
El Cowboy y El Barista
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1
Un barista es el profesional especializado en el café de alta calidad,
que trabaja creando nuevas y diferentes bebidas basadas en él, usando varios tipos de
leches, esencias y licores, entre otros. También se ocupa de su presentación.
Capítulo 1
4 —¿Supongo que no sólo vende café regular aquí? —Su voz era
rica y ronca.
—Más o menos.
—¿Estás bromeando?
Sal hizo como le dijo y se echó hacia atrás con las manos
mientras la psíquica distribuía cuatro cartas en un patrón como de
las agujas del reloj. Luego volvió la primera carta. —Ésta representa
13 el amor. —dijo la mujer mayor.
—Ahora vamos a ver lo que el universo tiene para ti, hijo mío.
—dijo Sal, descansando sus manos sobre mis hombros.
Sal se quedó sin aliento ante la falsa amenaza. —Lo que sea. —
14 dijo ella tirando de sus manos quitándoselas de encima.
—Eso está muy bien. —le dije en tono pomposo a mis propios
oídos.
—Es una buena cosa el que esté aquí para separar a los dos. —
dijo Asher. Tomó un sorbo de su bebida y se movió, su mano
cepillando su pierna. Obtuve una bocanada de su perfume picante y
me concentré en calmar mi pulso.
—Ambas. —dijo.
—Supongo.
Asher asintió con la cabeza y le dio los pulgares arriba. —Te ves
bien.
—Lo siento.
—Ya veo.
—¿Cómo qué?
—Esa es una.
—¿Por qué?
—No entiendo.
—Sí.
—Tú sabes que no eres el primer vaquero tonto del culo que ha
tratado de llegar hasta mí para conseguir café gratis.
28
Capítulo 2
—¿Thomas?
Reconocí la voz ronca de Asher inmediatamente. Mi corazón se
volcó varias veces, pero yo traté de sonar casual cuando le
respondí. —Sí soy yo.
—Él está siempre presente. Pero sí, eso suena muy bien. —Yo
estaba emocionado ante la perspectiva de volver a verlo, y sentirme
sin aliento.
—Buena idea. —Yo estaba de pie con las manos en las caderas y
exhalé en un gran aliento al mirar el paisaje. Exhale y lo sorprendí
mirándome con curiosidad.
—Puede ser.
—La tengo.
Asher se arrodilló en el suelo y hojeó la mochila. —Tengo una
manta en alguna parte.
—Mierda, Asher... voy a... —le dije con voz ahogada. Tiré de sus
rizos negros para tirar de su cabeza, pero él siguió chupando duro
hasta el último segundo y luego la soltó. Y me dejó llevar demasiado,
salpicando leche caliente sobre el pecho y la garganta cuando los
espasmos me hicieron estremecer. Agarré su pelo suave y mordí el
grito tratando de escapar de mi garganta mientras mis caderas se
resistieron con placer.
—Esta es, sin duda la mejor caminata que he tomado, —le dije,
moviendo las cejas.
—Oh querido.
—Bueno, me rompí la pierna el año pasado y he tenido que
tomar un trabajo más fácil mientras me la arreglo. Yo trabajo en el
Tumbling Weed Dude Ranch temporalmente.
—Ya sabes cómo es. —Tragó saliva. —No soy dueño de una
cafetería, Thomas. Si las personas que me contratan deciden que no
aprueban mi estilo de vida, no voy a comer.
—¿En secreto?
—Tal vez algún día, pero por ahora no es algo con lo que me
sienta cómodo.
—Yo sería el hazmerreír de los chicos con los que trabajo. —Su
expresión era una mezcla entre enojado y mortificado. —¿No
entiendes eso?
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Capítulo 3
—Va bien.
Él sopló las manos y las frotó. —El tiempo se volvió frío, —dijo.
Esta era una agonía, el estar aquí teniendo una cháchara sin
sentido y evitando el gigantesco elefante en la habitación. Era algo
que me molestó, pero yo suponía que era cómo se comportaban las
personas civilizadas.
—Thomas.
—Ese soy yo. Yo soy ese tipo. —A pesar de que mis piernas no
querían moverse me obligué a que así fuera. Caminé en la tienda y
agarré dos tazas. —¿Quieres una muestra?
—Yo no creo que ella sea consciente de ello. —Le di una risa
dura. —Además de que no es de mi incumbencia.
—Bueno.
—Es la verdad.
—Quiero verte.
—¿A quién?
—Porque te gusta.
—¿Qué importa?
—Eso espero.
Me eché a reír. —Por supuesto que sí. —El señor que dirigía el
stand le entrego el gorila de peluche, y nos mudamos a otra cabina
de juego del carnaval.
—Sí, yo creo que Asher sólo está llena de trucos. —Me tomé
otro trago de mi bebida. Esto era muy agradable. Siendo una especie
de borracho adormecido por el dolor de verlo con Charlotte. Tendría
que conseguir emborracharme más a menudo.
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Capítulo 4
—¿Cuánto tiempo hace que sabes que tal vez te mudarías? —Yo
sabía que era de mala educación interrumpir, pero la cerveza
desinhibía mis modales.
Dios estaba tan bueno, con su sedoso cabello oscuro que le caía
sobre la frente, y su camisa que detallaba cada músculo de su
cuerpo. Yo sabía que lo estaba mirando más de lo debido, pero no
era capaz de evitarlo en mi estado de ebriedad. —Necesitaba estar
solo.
—No. No lo eres.
Se ruborizó. —Sí.
—Tú tienes amigos con los que sales, ¿no? —Sus fosas nasales
se dilataron cuando él hizo esa pregunta, como si acabara de
ocurrírsele que la respuesta podría ser algo distinta a lo que él quería
oír. —¿Cierto?
—Por supuesto.
Suspiró. —Oh.
—Además tienes que hacerlo por ti, por tu felicidad. No por
ninguna otra persona. No por mí.
—Maldita sea, tengo mis razones para ser como soy. —Me frote
la parte de atrás de mi cuello, esa sensación de malestar
83 recorriéndome por tener que volver a recordar viejas emociones. —
No me desperté un día y decidí que era como los chicos con quien
quería estar.
—Comparte algo conmigo entonces. No entiendo por qué estas
siendo tan testarudo, —él declaró.
Giré mis labios y mi voz era amarga. —Por supuesto que no fue
así. Él estaba demasiado jodido para salvarse a sí mismo, o para
amarme.
Salí con cautela y casi me caigo cuando vi que era Asher. Tenía
el sombrero de lado y el cuello volteado contra el aire frío de la
86 noche.
—¿Cómo es la mujercita?
—Creo que cada uno ha dicho lo que ha tenido que decir esta
noche. —Intenté detener mi ansioso corazón de que esto era todo
entre nosotros.
—Pero fue más difícil de lo que pensé que sería. Cada vez que
89 pasaba por tu tienda quería detenerme sólo para verte o hablar
contigo aunque sólo fuera por unos minutos. —Su voz estaba teñida
de asombro. —No puedo explicarlo.
Él no necesitaba explicar. Entendía perfectamente. Había
habido una conexión entre nosotros desde el principio.
—Sí.
90 La luz parecía salir de su mirada, y sus hombros se hundieron.
—Entonces supongo que ya es demasiado tarde.
Mi pecho dolía de lo desmoralizado que parecía. Pero yo estaba
haciendo lo que tenía que hacer, ¿verdad? Aun así, por alguna razón
yo era incapaz de no tocarlo. Por el tipo duro y callado que estaba
siendo tan increíblemente sincero. —Bueno, tal vez yo todavía pienso
en ti un poco.
—Lo es. —Me agarró la mano y cerró los dedos alrededor de los
míos, y mi corazón se calentó. —Entonces esta semana pasada, fue
otra semana de no verte. No puedo soportarlo, Thomas. Me estoy
volviendo loco. No puedo concentrarme en mi trabajo, estoy
gritando por cualquier cosa y haciendo enojar a todo el mundo.
—Eso es una mierda ilegal, —le dije. —Además ¿qué tiene esto
que ver con lo bien que trabajas o montas? Tú eres el mismo chico
que siempre han conocido.
—Yo tampoco.
100 —Guau. Esa psíquica fue muy certera, —dijo. Su cálido aliento
se apoderó de mi piel mientras hablaba y un hormigueo cálido
recorrió la base de mi polla. —No puedo creer que te acuerdas de lo
que te dijo.
—¿Qué?
—¿Oh sí? ¿No sabes que no hay nada gratis en la vida? —Lo
empujé de nuevo sobre el colchón, riendo, y cubrí su cuerpo con el
mío. —Supongo que tengo que enseñarte una lección importante,
vaquero.
101 Fin
102