VillaDevoto-Tesis Cubilla
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Diciembre 2017
FORMULARIO “E”
TESIS DE POSGRADO
g. Fecha de la defensa: / /
día mes año
i. Tutor de la Tesis:
2
k. Descripción física del trabajo de Tesis (cantidad total de páginas,
imágenes, planos, videos, archivos digitales, etc.):
3
dimensions, it examines its main civic association, local press and public
festivities. We will argue that these spheres allowed women and men living
in Villa Devoto to build bonds among them, forge a sense of friendship and
solidarity, express their values and visions and claim for their aspirations. In
so doing, they gradually developed and expressed an attachment to their
place of residency. Our analysis is based on a diversity of sources: the
official documents from the main civic society of Villa Devoto (newsletters
and proceedings), local press, municipal records, and, to a lesser degree,
national newspapers and magazines.
4
INDICE GENERAL
AGRADECIMIENTOS……………………………………………………….................. 6
ABREVIATURAS……………………………………………………………….….…...10
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………..… 11
CONCLUSIONES……………………………..…………………………...……….... 127
ANEXOS…………………………………….………...……………………..….…… 133
BIBLIOGRAFÍA…………………………...…………..………………….…………. 149
5
AGRADECIMIENTOS
6
prácticas de sociabilidad. Del mismo modo, durante 2016 cursé un seminario en el Instituto
de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín sobre género y
sexualidad en América Latina a cargo de Valeria Manzano. Las discusiones y debates que
allí se generaron me permitieron enriquecer varios de los argumentos de esta tesis.
Especialmente, agradezco a Valeria los valiosos comentarios realizados a una primera
versión del capítulo 2 de esta tesis.
Por último, muchas personas acompañaron este proceso y de una u otra forma
ayudaron a sobrellevar la escritura de la tesis. Agradezco a mis amigxs de toda la vida,
Sergio, Vanesa, Romina, Andrea y Agustina, estar dispuestos a escuchar sobre mis avances
en el posgrado. Con Melina y Francisco cursé el Profesorado en Historia y acompañaron
desde la amistad el cursado de esta maestría. A Belén y Esteban amigos con quienes cursé
los seminarios y con quienes compartí incertidumbres, avances y retrocesos en la
investigación. A Gastón, Gustavo, Nicolás y Juan por ser parte de los momentos de
distención entre las responsabilidades académicas. Agradezco también a Fátima, a quien
conocí durante 2016 siendo becarias de Historia Contemporánea de Europa y me dio
aliento en las últimas instancias de escritura y ayudó en los últimos detalles. Aquí una
mención especial para Jeremías, quien estuvo en todo momento en su doble rol de amigo y
co-director de mi beca de investigación. Agradezco su acompañamiento en mis primeros
pasos en la investigación, en los momentos de crisis y alegrándose por mis logros.
9
ABREVIATURAS
10
INTRODUCCIÓN
1 Ballent, Anahí y Adrián Gorelik, “País urbano o país rural: la modernización territorial y su crisis”, en:
Cattaruzza, Alejandro (Dir.), Nueva Historia Argentina. Crisis económica, avance del Estado e incertidumbre política
(1930-1943), Tomo VII, Editorial Sudamericana, 2001, pp. 143-2000.
2 Ibídem., p. 151.
3 Korol, Juan Carlos, “La economía”, en: Cataruzza, Alejandro, Op. Cit., Buenos Aires: Sudamericana, 2001.
Lattes, Alfredo, “Esplendor y ocaso de las migraciones internas”, en Torrado, Susana (Comp.) Población y
bienestar en la Argentina del primero al segundo centenario, Buenos Aires, Edhasa, 2007.
4 González, Ricardo, “Lo propio y lo ajeno, Actividades culturales y fomentismo en una asociación vecinal.
Barrio Nazca (1925-1930)”, en: Armus, Diego (Comp.) Mundo urbano y cultura popular. Estudios de historia social
argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1990. Gorelik, Adrián, “El color del barrio. Mitología barrial y
conflicto cultural en la Buenos Aires de los años veinte”, Variaciones Borges, 1999. Romero, José Luis,
Latinoamérica: las ciudades y las ideas, Siglo XXI Editores, 2010. Romero, Luis A. (Dir.), Los sectores populares en
Buenos Aires, 1860-1940: redes sociales, política y cultura, Informe técnico- Académico, 1988. Sarlo, Beatriz, Una
modernidad periférica. Buenos Aires 1920-1930, Buenos Aires, Nueva Visión, 1996.
11
las revistas y folletines, los libros a bajo costo.5 En esa gran ciudad, por entonces, ya se
recortaban con nitidez espacios diferenciados, destinados a la vida aristocrática, la
recreación, las manifestaciones políticas o el trabajo: el Jockey Club, el Rosedal, la calle
Corrientes, la Avenida de Mayo, la plaza del Congreso o la plaza San Martín, las fábricas de
Barracas, las oficinas del centro. A comienzos del treinta, tomando el título del clásico libro
de James Scobie, se perfilaban un “centro” y “los barrios” en esa Buenos Aires extendida y
diversa. Por esta razón, a nuestro juicio, un análisis en profundidad de la sociabilidad de
esta ciudad en esos años demanda reducir la escala de observación.
5 Al respecto: Archetti, Eduardo, “Estilos y virtudes masculinas en El Gráfico: la creación del imaginario del
fútbol argentino”, Desarrollo Económico, vol. 35, N° 139, 1995, pp. 419-442. De Privitellio, Luciano, Sociedades
barriales y cultura popular: El periódico Boedo 1936-1943, Tesis de Licenciatura, Departamento de Historia,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1990. González Velasco, Carolina, Gente de
Teatro. Ocio y espectáculo en la Buenos Aires de los años veinte, Siglo XXI Editores, 2012. Frydenberg, Julio, Historia
social del fútbol. Del amateurismo a la profesionalización, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2011. Hora, Roy,
Historia del Turf argentino, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2014. Karusch, Matthew, Culturas de Clases. Radio y
Cine en la creación de una Argentina dividida: 1920-1946, Buenos Aires, Ariel, 2013. Matallana, Andrea, Locos por la
radio. Una historia social de la radiofonía en Argentina 1923-1947, Buenos Aires, Prometeo, 2006. Saítta, Sylvia “El
periodismo popular en los años veinte”, en: Ricardo Falcón (Dir.) Nueva Historia Argentina, Democracia, conflicto
social y renovación de ideas (1916-1930), Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2000. Romero, Luis A. “Una
empresa cultural: libros baratos”, en: Leandro Gutiérrez y Luis A. Romero, Sectores Populares. Cultura y Política.
Buenos Aires en la entreguerra, Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1995. Sarlo, Beatriz, El imperio de los
sentimientos. Narraciones de circulación periódica en la argentina, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2011.
6 Para profundizar la conformación del centro y los barrios “nuevos” ver: Scobie, James, Buenos Aires. Del
centro a los barrios 1870-1910, Buenos Aires, Ediciones Solar/ Hachette, 1977. Gorelik, Adrián, La grilla y el
parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887-1936, Bernal, Editorial de la Universidad Nacional
de Quilmes, 1998.
12
en el período que nosotros indagamos, la denominación utilizada por la Municipalidad era
“Circunscripción 15. Villa Devoto”. La pregunta que cabe formularse y que aquí interesa es
entonces ¿qué significaba Villa Devoto para la sociedad porteña en la década de 1930?
13
rico, la dificultad no resulta grande. La sociabilidad formal del círculo de hombres se
lleva a cabo en un local alquilado o comprado por cooperación; son gastos, sin
embargo, fáciles de sobrellevar. El obrero, en cambio, es pobre y vive en gran
estrechez. El estudio de la sociabilidad obrera exige que, antes nos preguntemos
dónde se ejercía.9
lugar de la sociabilidad como factor de análisis en los estudios de historiografía de la democracia renovada”,
Cuestiones de Sociología, La Plata, 2013, pp. 1-4. Canal, Jordi, “El concepto de sociabilidad en la historiografía
contemporánea (Francia, Italia y España)”, Siglo XIX, n° 13, 1993, pp. 5-25. Fernández, Sandra y Paula Caldo,
“Sobre el sentido de lo social: asociacionismo y sociabilidad. Un breve balance”, en: Fernández, Sandra y
Oscar Videla (Comp.), Ciudad Oblicua. Aproximaciones a temas e intérpretes de la entreguerra rosarina, Rosario, La
Quinta Pata & Camino Ediciones, 2008. Navarro, Javier, “Sociabilidad e historiografía: trayectorias,
perspectivas y retos”, Saitibi. Revista de la Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Valencia, n° 56, 2006,
pp. 99-109.
12 Como sabemos, existe una nutrida variedad de estudios, entre otros trabajos: Devoto, Fernando, Historia de
la inmigración en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2003. Devoto, Fernando, Historia de los
italianos en la Argentina. Editorial Biblos, 2006. Gandolfo, Romolo, “Un barrio de italianos meridionales en el
Buenos Aires de fines del siglo XIX”, en: Devoto, Fernando y Marta Madero (Dirs.), Historia de la visa privada
en la Argentina, Buenos Aires, Taurus, 2002. Moya, José, Primos y extranjeros. La inmigración española en Buenos
Aires. 1850-1930, Buenos Aires, Emecé, 2010. Sábato, Hilda, “Estado y sociedad civil. 1860-1920, en: Luna,
Elba y Elsa Cecconi (Coord.), De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil. Historia de la iniciativa asociativa
en Argentina. 1776-1990. Editorial Gadis. En particular: “El esfuerzo mutualista” y “El mutualismo maduro”,
pp. 107-147.
14
la historiografía argentina que durante décadas asumió la historia pampeana o de la ciudad
de Buenos Aires como una historia “nacional”. Asimismo, esta literatura procura cuestionar
concepciones que definen a las historias locales como notas parroquiales o como ejemplos
a nivel micro de procesos históricos más generales.13 Más bien, en palabras de Sandra
Fernández, los estudios regionales y locales encarados desde análisis exhaustivos de casos
“…hacen que la Historia –en tanto disciplina por excelencia del contexto- subraye la
potencialidad de la representatividad del caso en la comprensión del todo, la interpretación
de la particularidad para esbozar un plano general, la explicación de lo singular para la
complejización de la totalidad.”14 En nuestro caso, al indagar la Capital Federal a escala
reducida podremos problematizar sus diferencias sociales y de género y comprender de
manera más acabada sus espacios y prácticas de sociabilidad.
13 Por ejemplo: Fernández, Sandra “Los estudios de historia regional y local: de la base territorial a la
perspectiva teórico-metodológica”, en: Fernández, Sandra (Comp.), Más allá del territorio: la historia regional y
local como problema. Discusiones, balances y proyecciones, Rosario, Prohistoria Ediciones, 2007. Fernández, Sandra y
Susana Bandieri (Coord.), La historia argentina en perspectiva local y regional. Nuevas miradas para viejos problemas,
Buenos Aires, Editorial Teseo, 2017.
14 Fernández, Sandra, Op. Cit., 2007, p. 44.
15 Gutiérrez, Leandro y Luis A. Romero, Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra, Buenos
15
estudio a las sociedades barriales para aproximarse a las experiencias y valores de la vida
pública de la Buenos Aires de entreguerras.
En su libro, estos autores sostienen que no era extraño que dentro de estas
instituciones los porteños pusieran en práctica las reglas de la democracia “…entendida
tanto como una vía de participación política cuanto como una forma de gestión de los
intereses locales ante las autoridades. Los ideales de la nueva sociedad se proyectaron a la
política, y el vecino responsable se dobló en el ciudadano educado”.18 Igualmente, un
conjunto de historiadores en un trabajo colectivo definió estos espacios durante la década
del treinta como “nidos de la democracia” en los cuales los vecinos se empapaban del
funcionamiento republicano. En este sentido, para estos autores era relevante desentrañar
cómo estas asociaciones existentes desde principios del siglo XX en la ciudad, funcionaban
bajo normas democráticas en un contexto marcado por el golpe de estado y gobiernos
conservadores, ya que en esos años “…los clubes barriales, las sociedades de fomento, las
bibliotecas populares y otras muchas instituciones de este tipo parecen haber vivido su
época de mayor florecimiento y creatividad”.19
18 Ibídem.
19 González, Ricardo; Gutiérrez, Leandro; Sábato, Hilda, Korol, Juan C.; Romero, Luis A. y Miriam Trumper,
“¿Dónde anida la democracia?, Punto de Vista. Revista de cultura, año V, n° 15, agosto-octubre de 1982, p. 10.
20 Romero, Luis A. y Luciano de Privitellio, “Organizaciones de la sociedad civil, tradiciones cívicas y cultura
política democrática: el caso de Buenos Aires, 1912-1976”, Revista de Historia, año 1, n° 1, Mar del Plata, 2005,
p. 4.
21 Ibídem, 33.
16
vida pública en Villa Devoto. En línea con estos estudios de L. Gutiérrez y L. A. Romero
examinamos las dinámicas propias de la Asociación de Fomento de Villa Devoto en la
década del treinta, el protagonismo de la prensa barrial y las prácticas festivas de sus
residentes. Empero, nuestro enfoque está informado por las orientaciones de la literatura
dedicada a las clases medias y por una perspectiva de género. En este sentido, nuestra
atención se centra en las asociaciones vecinales y las diferentes prácticas de sociabilidad
barrial, interrogándonos en especial sobre las diferencias tanto de clase como de género y el
modo en que estas estructuraron jerarquías.
17
dimensión política. Atento a la utilización de “clase media” como categoría nativa,
reconoce tres momentos: el primero, entre 1860 y 1919, en el cual el concepto “clase
media” fue esgrimido por los contemporáneos locales en función del significado y la
circulación del mismo en el continente europeo. Una segunda etapa, entre 1919 y 1943, la
cual el autor identifica como de “formación” pero no de consolidación de una “identidad
de clase media”. Para examinar este período retoma la clasificación de G. Germani y afirma
que tan diversos grupos ocupacionales no coagularon como una clase social particular
debido a su heterogeneidad y sus “vidas disímiles”.24 Adamovsky se concentra en las
“condiciones objetivas de vida”, es decir, indaga el grado de independencia laboral, los
niveles de ingreso y el prestigio social de docentes, profesionales, comerciantes y pequeños
propietarios rurales. A criterio de este historiador, estas diferencias afloran al comparar, por
ejemplo, la vida de un médico con un chacarero o de un docente con la de un empleado de
comercio. Al respecto, sostiene: “Desde el punto de vista `objetivo´ había demasiada
heterogeneidad como para que consideremos a todos estos sectores sin más como parte de
una y la misma clase”.25 Del mismo modo, al explorar las “condiciones subjetivas”
Adamovsky concluye que “… tampoco encontramos demasiados indicios de que hubiera
una identidad de `clase media´ ya firmemente arraigada”.26
…en los años que van entre las “asambleas de la clase media” de 1944 y la elección
de Frondizi en 1958, la idea de “clase media” dejó de ser un artículo de consumo de
ensayistas, académicos y políticos, para encarnar como una poderosa identidad social.
Aunque había comenzado a formarse lentamente luego de 1919, sólo en estos años
24 Adamovsky, Ezequiel, Historia de la clase media argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión. 1919-2003, Buenos
Aires, Editorial Planeta, 2009, p. 124.
25 Ibídem, p. 238.
26 Ibídem.
27 Ibídem, p. 239.
18
se consolidó en Argentina una verdadera identidad “de clase media”, grabada a fuego
en las mentes de muchísimas personas.28
Según este especialista, la clase media argentina recién asumió una identidad propia cuando
se sintieron “invadidos por la plebe peronista y ofendidos por los discursos del gobierno
que situaban al trabajador –y no a ellos- como el `argentino ideal´”.29 Para diferenciarse
tanto de los seguidores de Perón como de la “oligarquía anti-patria” utilizaron los
supuestos implícitos con los que se definía su identidad de clase: “la decencia, la cultura y la
blancura”.
28 Ibídem, p. 377.
29 Ibídem.
30 Otros estudios que adoptan esta perspectiva: Hora, Roy, Historia del Turf argentino, Buenos Aires, Siglo XXI
Editores, 2014. Hora, Roy y Leandro Losada, Una familia de la elite argentina. Los Senillosa, 1810-1930, Buenos
Aires, Prometeo, 2016. Losada, Leandro, La alta sociedad en la Buenos Aires de la “Belle Époque”, Buenos Aires,
Siglo XXI Editores, 2008.
31 Hora, Roy y Leandro Losada, “Clases altas y medias en la Argentina, 1880-1930. Notas para una agenda de
investigación”, Desarrollo Económico, vol. 50, n° 200, Buenos Aires, enero-marzo 2011, pp. 611-630, p. 612.
32 Ibídem., p. 623.
19
de cuño más moral que político, que solían condenar el ostentoso desenfreno propio de los
potentados locales.”33
Por último, esta investigación comparte las preocupaciones de los estudios sobre
mujeres, los modelos de familia y la apreciación del concepto de género como categoría de
análisis.37 Como sabemos, por muchos años la historiografía ignoró el rol de las mujeres en
los diversos acontecimientos políticos, sociales y culturales. En palabras de Michelle Perrot,
33 Ibídem.
34 Cosse, Isabella, “Las clases medias en la historia reciente latinoamericana”, Contemporánea. Historia y problemas
del siglo XX, año 5, vol. 5, 2014, p. 15.
35 Ibídem.
36 Ibídem.
37 En los últimos años, se han extendido los estudios que abordan estas temáticas, entre otros: Kelly, Joan,
“La relación social entre los sexos: implicaciones metodológicas de la historia de las mujeres”. En Navarro,
Marysa y Catherine R. Stimpson (Comps.), Op. cit., 1999, pp. 15- 36. Lagrave, Marie-Rose, “Una
emancipación bajo tutela. Educación y trabajo de las mujeres en el siglo XX”, en: Duby, George y Michelle
Perrot, Historia de las mujeres, Madrid, Taurus, 1995. Lamas, Marta, El género. La construcción cultural de la diferencia
sexual, Universidad Autónoma de México, 1997. Lavrin, Asunción, Mujeres, Feminismo y cambio social en
Argentina, Chile y Uruguay 1890-1940, Santiago de Chile, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2005.
Lefaucher, Nadine, “Maternidad, familia y Estado”, en: Duby, George y Michelle Perrot, Op. Cit, 1995.
Maynes, Mary Jo, “Cultura de clase e imágenes de la vida familiar”, en: Kertzer, David y Marzio
Barbagli, Historia de la familia europea. La vida familiar desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial
(1789-1913), vol. II, Barcelona, Paidós, 2003, pp. 297-337. Meyerowitz, Joanne, “A History of „Gender‟”, The
American Historical Review, vol. 113, n. 5, 2008.
20
se trataba de “una historia sin las mujeres.”38 Recién a partir de la década de 1970 varias
investigaciones se preocuparon por visibilizar las acciones y rostros femeninos.39 En sus
inicios, según Perrot esta fue “una historia del cuerpo y de los roles privados para llegar a
una historia de las mujeres en el espacio público de la ciudad, del trabajo, de la política, de
la guerra, de la creación. Empezó por una historia de las mujeres víctimas para llegar a una
historia de las mujeres activas.”40 En la historiografía argentina, los estudios agrupados en
esta corriente historiográfica se centraron sobre distintos aspectos: su estatus jurídico, las
asociaciones, el feminismo, el trabajo, la vida familiar, las prácticas y representaciones, las
distancias entre las prescripciones y las experiencias cotidianas, con sus deslices, resistencias
y desviaciones de las normas.41 Comenzaron, según Dora Barrancos, a problematizar las
desigualdades en la condición de hombres y mujeres pues, en palabras de esta autora, “no
es apenas diferente sino esencialmente desigual, toda vez que han sido los varones los
grandes protagonistas de la vida pública, los ocupantes principales de los lugares de mayor
jerarquía, poder y valor social.”42
Los debates sobre los alcances y límites de una historia social de las mujeres
condujeron a plantear el concepto de género como categoría de análisis. Como se sabe, en
sus influyentes trabajos, entre los que se destaca su libro Género e Historia, Joan Scott
propuso la categoría de género entendiéndola como un “elemento constitutivo de las
relaciones sociales, las cuales se basan en las diferencias percibidas entre los sexos, y el
género es una forma primaria de las relaciones simbólicas de poder.”43 Explorar sus
sentidos exige prestar atención a símbolos culturales, marcos normativos, instituciones y
organizaciones sociales, así como a la conformación de las identidades subjetivas. Con esta
definición, Scott problematiza la noción de poder teniendo en cuenta cómo el género
resulta un elemento legitimador y constitutivo de las relaciones sociales. Sobre este
enfoque, la historiadora afirma que “conceptos tales como los de clase se han creado a
través de la diferenciación” y, al mismo tiempo, “el género ha proporcionado,
históricamente, una forma de articular y naturalizar la diferencia.”44 Según la autora, los
lenguajes de clase del siglo XIX fueron construidos con términos que refieren a la
38 Perrot, Michelle, Mi historia de las mujeres, México, Fondo de Cultura Económica, 2008, p. 13.
39 La colección titulada Historia de las mujeres publicada durante los años noventa y dirigida por Georges Duby
y Michelle Perrot es el ejemplo más acabado del ingreso de las mujeres como sujetos de relevancia para el
análisis histórico.
40 Perrot, Michelle, Op. Cit., 2008, p. 17.
41 Para un estado del arte sobre esta temática ver: Barrancos, Dora, “Historia, Historiografía y género. Notas
21
diferencia sexual. Esta diferencia es entendida como un fenómeno natural y por lo tanto es
aceptada sin cuestionamientos. Empero, para Scott el género “está tan implicado en los
conceptos de clase que no hay forma de analizar a uno sin el otro”.45 En otras palabras, “no
hay opción entre focalizarse en la clase o en el género; cada uno es necesariamente
incompleto sin el otro”.46 De este modo, al pretender indagar las características de las
distintas clases sociales, necesariamente se deben analizar a la luz de una perspectiva atenta
a las diferencias o jerarquías de género. Finalmente, Scott entiende que este concepto
representa una herramienta que “dejará abiertas las posibilidades de pensar en las actuales
estrategias políticas feministas y el futuro utópico, porque apunta a que el género sea
redefinido y reestructurado conjuntamente con una visión de igualdad política y social.”47
45 Ibídem.
46 Ibídem., p. 93.
47 Ibídem., p. 74.
22
El capítulo 2 indaga la sociabilidad barrial tanto formal como informal. Se examina
la organización, funcionamiento y prácticas de diferentes asociaciones locales, en particular
la Asociación de Fomento de Villa Devoto (AFVD) y la Asociación de Señoras de San
Vicente de Paul. Asimismo, reconstruimos diferentes aspectos del cotidiano de los
hombres y mujeres que residían en el barrio: la experiencia laboral, diferentes aspectos de
mundo familiar y sus modos de vida. Nuestras fuentes principales son el periódico barrial
Noticias Devotenses (ND) y el Boletín de la Asociación de Fomento de Villa Devoto (BAFVD)
Por último, el tercer capítulo explora las fiestas públicas de Villa Devoto,
específicamente los corsos vecinales de carnaval. Nos concentramos en el análisis de la
participación de los vecinos y vecinas en dichas fiestas, su organización y reconstruimos los
roles de hombres y mujeres en el espacio público. El corpus documental de este capítulo
está compuesto por la Memoria del Departamento Ejecutivo de la Municipalidad de la
Ciudad de Buenos Aires (MDEMCBA), ND, y el BAFVD.
23
24
CAPITULO 1
De proyecto inmobiliario a barrio porteño
Este capítulo analiza las características físicas y sociales de Villa Devoto, en el marco de un
proceso más amplio de trasformación edilicio y social de la Capital Federal en los años
veinte y treinta. Esta aproximación no pretende ofrecer una narrativa lineal del crecimiento
de Villa Devoto centrada en sus aspectos arquitectónicos o urbanísticos. Existen ya
diversos estudios que cumplen ese objetivo y que nos sirven como insumos para esta
investigación. Nos referimos a los trabajos realizados por la Junta de Estudios Históricos
de Villa Devoto48 y por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. 49 Los datos
reunidos en dichas publicaciones serán, junto al Tercer Censo General Municipal (1909),
Cuarto Censo General Municipal (1936) y, en menor medida, a la Revista de Estadística
Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, el corpus documental central de este primer
capítulo.
Interesa aquí poner el foco en los espacios en que intervinieron los habitantes y en
el cuál se construyeron relaciones de sociabilidad, se promovieron prácticas culturales y se
configuraron imaginarios y representaciones que nos hablan de la sociedad porteña de la
década de 1930. Para ello, retomamos la definición de “barrio” propuesta por Adrián
Gorelik:
48 La Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, que pertenece a la Junta Central de Estudios Históricos
de la Ciudad de Buenos Aires, se fundó en 1992 con el objetivo de “investigar, conservar y difundir el origen
de nuestra Villa, de sus instituciones de los acontecimientos y actividades más destacadas, rescatar sus
personajes, anécdotas, separar la fantasía y los mitos que todos los barrios tienen buscando seriamente la
verdad de lo sucedido, defender su patrimonio, sin olvidar que cada uno de los que vivieron y viven en ella
fueron y son sus principales actores”. Para ello, realizan actividades tales como conferencias, un taller anual de
historia barrial, visitas guiadas, el Congreso de Historia de Villa Devoto (2008, 2010, 2012, 2014), editan la
revista Devoto Historia de distribución gratuita. Su página Web contiene un buen número de los artículos
publicados: http://www.devotohistoria.com.ar/revista.htm
49 La Municipalidad ha publicado obras sobre la Ciudad de Buenos Aires atendiendo a datos sobre población,
catastro, datos electorales, la nomenclatura de sus calles. Estos se encuentran disponibles en la página Web:
http://www.buenosaires.gob.ar/cultura/patrimoniocultural/patrimonio/publicaciones/libros.
Particularmente, sobre Villa Devoto cuenta con un número de la colección Cuadernos de Buenos Aires:
Herz, Germán, Villa Devoto. Un barrio de quietud patriarcal, Cuadernos de Buenos Aires, XLIX, Municipalidad
de la Ciudad de Buenos Aires, 1978.
50 Gorelik, Adrián, La grilla y el parque… Op. Cit, p. 273.
25
Según Gorelik, el “artefacto” barrio se conformó como producto de las transformaciones
de la infraestructura, de los cambios culturales y de la acción municipal. Para el autor, se
diferenció del vecindario porque,
En línea con lo planteado por Gorelik, creemos que es necesario interrogarse por la
fisonomía de esos nuevos espacios, el modo en que se recortan y distinguen en esa grilla.
Por tanto, las preguntas sobre las que se estructura este capítulo son ¿cuáles fueron los
cambios que convirtieron esos terrenos deshabitados de fines del siglo XIX en un
vecindario de la Capital Federal? ¿Cuál era la fisonomía de ese espacio en los años treinta?
¿Quiénes eran sus habitantes? Para ensayar respuestas, este capítulo explora, en su primera
sección, la conformación geográfica y espacial de Villa Devoto, prestando especial atención
a los cambios experimentados desde se fundación en 1889 hasta fines de los años treinta.
Examinaremos su organización durante el proceso de federalización y en las primeras
décadas del siglo XX, las implicancias de los vaivenes económicos internacionales y
nacionales en la consolidación de esta zona de la ciudad.
Previo a 1880, el área de lo que hoy es Villa Devoto pertenecía al territorio de la Provincia
de Buenos Aires. Con la Ley de Federalización, la provincia le concedió parte de su
territorio a la Nación para la demarcación definitiva de la Capital Federal de la República
51 Ibídem., p. 274.
26
Argentina. Específicamente, los partidos de San José de Flores y Belgrano se sumaron al
territorio inicial de la Capital, tal como ilustra el siguiente mapa:
Plano del Territorio cedido de la Nación para el ensanche de la Capital Federal con indicación del límite
definitivamente adoptado. Año: 1888.52
Como podemos apreciar, el plano indica en color más intenso el Antiguo Municipio de
Buenos Aires antes de la Federalización y en color claro los Partidos de San José de Flores
y de Belgrano, cedidos por la Provincia de Buenos Aires. Se demarca con una línea doble el
nuevo límite adoptado luego de la sanción de dicha Ley. Concretamente, a partir de 1887
cambiaron en su extensión los territorios de la Capital Federal y de la provincia y se fijó el
límite entre ambos distritos con la proyección de la que décadas más tarde sería la Avenida
General Paz. Hasta ese momento, esos lugares habían sido zona de residencia y recreación
de las clases más acomodadas. Su incorporación al distrito capitalino no cambiaría de
inmediato esa función, pero iniciaría un proceso de transformación, cuyas especificidades y
ritmos son objeto aún de la reflexión de la historia urbana y social. 53 Sabemos que ese
proceso de integración de esos espacios a la tradicional ciudad decimonónica requirió de
una participación activa del Estado nacional y la municipalidad. A tal fin, ésta supervisó el
Legislatura de la Provincia de Buenos Aires desde 1884 por diferentes conflictos de índole política, cuando se
resuelve en junio de 1887 ya es con la incorporación de los municipios completos de Flores y Belgrano bajo el
razonable argumento de que ambos eran en verdad apéndices de la capital municipios despoblados y no
desarrollados productivamente, prolongaciones que servían a las clases acomodadas urbanas para la
recreación y el descanso de temporada-no olvidemos que los mismos legisladores de la provincia que
discutían la cesión vivían en Buenos Aires y varios de ellos tenían en las afueras de la ciudad sus quintas-, con
lo cual el radio de la capital pasó a ser de más de quince kilómetros…”. Gorelik, Adrián, La grilla y el parque…
Op. Cit., p. 127.
27
loteo de terrenos y promovió el trazado de caminos y la inversión en medios de transporte
que resultarían años más tarde en la conformación de nuevos vecindarios.
54 En abril de 1887 se fundó el Banco Inmobiliario bajo la dirección de Antonio Devoto, con el fin de llevar a
cabo diversos emprendimientos inmobiliarios. El primero lo realizaron en Villa Alvear frente a la estación
Palermo del F.C.B.A.P. En una segunda instancia, adquirieron una fracción de terreno a 10km de la Estación
Palermo bajo escritura a los herederos de Santiago Altube y diseñaron un nuevo pueblo cuyos planos fueron
presentados a la Municipalidad en 1889. En 1892, aún en plena crisis económica iniciada en 1890, se produjo
la paralización del emprendimiento y la retroventa de parte de los terrenos a la familia Altube. Al mismo
tiempo, el Banco comenzó su transformación como “Compañía de Seguros La Inmobiliaria”, fundada
oficialmente en 1893. Fue la primera compañía de seguros generales y su sede estaba ubicada en la calle San
Martín al 235. Años después, en 1908, construyeron un imponente edificio en la Avenida de Mayo al 1400, el
cual se inauguró el 25 de mayo de 1910 durante los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo. De este
modo, dicha institución dejó de ocuparse de emprendimientos inmobiliarios y trabajó exclusivamente en el
área de seguros. Ver: Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, “Banco Inmobiliario”, Revista Devoto
Historia, Edición especial 125 aniversario, 2014.
55 La Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto publicó numerosos trabajos que hacen referencia a la vida
del reconocido fundador de Villa Devoto, entre ellos: Costa, Susana, “Antonio Devoto: un hombre singular”,
Revista Aniversario, n. 12, septiembre 2007. Costa, Susana, “Antonio Devoto: su nominación a conde”, Revista
Aniversario, n. 10, septiembre 2006. Tosi, Oscar, “Prehistoria de Villa Devoto”, Conferencia inicial del Taller
de Historia de Villa Devoto, agosto 2006.
56 Barbero, María Inés, “Estrategias de empresarios italianos en Argentina. El Grupo Devoto”, Anuario
CEEED, N. 1, Año 1, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, 2009, pp. 10-42.
57 Norberto Malaguti, “Villa Devoto Norte: orígenes de nuestro barrio y su asociación”, en Villa Devoto Norte,
28
poseía 17 fincas en la ciudad: su casa en el área del centro, una casa quinta, siete lotes y una
casa en construcción en Villa Devoto, el edificio de la Sociedad Anónima Compañía
General de Fósforos, propiedades en Barracas y Once, terrenos en Avellaneda y un lote en
la ciudad de Mar del Plata, entre otras propiedades. Antonio Devoto realizó diversas
inversiones y transacciones comerciales que le aseguraron una prosperidad económica
destacable que lo distinguieron de entre sus compatriotas italianos. En efecto, el trazado de
un vecindario que adoptaría su nombre evidenció otra de sus realizaciones y una de las
marcas más conocidas de sus legados.
29
Los argumentos de A. Devoto son reveladores de la conciencia de una ciudad que crecía
desmesuradamente y cuyos problemas de hacinamiento, salud e higiene se habían
convertido en esta década en una urgencia pública.60 Junto a las viviendas elegantes Devoto
prometía un modelo de ciudad moderno e higiénico.61 A decir verdad, este centro de
población que el presidente del Banco Inmobiliario imaginaba como una “villa modelo”
llevaría tiempo en transformarse.
Elaboración propia a partir de Ciudad de Buenos-Aires y Distrito Federal, publicado por Pablo Ludwig,
cartógrafo, según los datos oficiales y observaciones propias. Buenos Aires: Oficina Cartográfica de Pablo
Ludwig, 1900.62
hacinamiento en los conventillos y la creciente preocupación de los profesionales de la época por la “cuestión
social”. Entre ellos: Lobato, Mirta y Juan Suriano, La sociedad del trabajo. Las instituciones laborales en Argentina
(1900-1950), Buenos Aires, Edhasa, 2014. Suriano, Juan, La cuestión social en Argentina, 1870-1943, Buenos
Aires, La Colmena, 2000. Zimmermann, Eduardo, Los liberales reformistas: la cuestión social en la Argentina, 1890-
1916, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1995.
61 Para las discusiones de diferentes actores sociales y políticos sobre el higienismo ver: Armus, Diego, La
ciudad impura. Salud, tuberculosis y cultura en Buenos Aires, 1870-1950, Buenos Aires, Edhasa, 2007.
62 Disponible en: http://trapalanda.bn.gov.ar/jspui/handle/123456789/12217 [Consulta: 10-10-2016]. Para
la información referida a la nomenclatura antigua se utilizó: Piñeiro, Alberto Gabriel, Las calles de Buenos Aires.
Sus nombres desde su fundación hasta nuestros días. Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, 2003.
30
mismo modo, tanto las avenidas que bordeaban el área del vecindario como las que
cruzaban su plaza (Av. Lincoln, Fernández de Enciso, Salvador María del Carril y De la
Capital –actualmente Chivilcoy) y la Av. San Martín estaban señaladas como “Caminos
importantes”. Entretanto, el plano de 1900 nos muestra también el entorno alrededor de
Villa Devoto. En este sentido, salvo los vecindarios de Villa Catalinas y Villa Modelo
(zonas que actualmente constituyen Villa Urquiza) no aparecen representados otras
edificaciones en las inmediaciones del lugar. Por el contrario, podemos divisar algunos
sectores señalizados según las referencias como “casas quintas o chacras”, “monte” y
grandes fracciones del territorio sin división en manzanas.
63 James Scobie, Buenos Aires… Op. Cit. Gorelik, Adrián, La grilla y el parque… Op. Cit.
31
transporte público hacia el centro. Por otro, al norte de la misma plaza se situaban las vías
del Tramway Rural -en la actualidad Ferrocarril Línea General Urquiza- que cruzaban con
la Avenida San Martín y llegaban a su estación cabecera próxima al Cementerio de la
Chacarita (actualmente estación Federico Lacroze). La empresa administradora del
Tramway Rural inauguró en 1900 su estación en Villa Devoto brindando sus servicios con
un tren a vapor. Entendemos que ambas líneas de ferrocarril tenían una fuerte presencia en
el vecindario ya que en sus inicios eran el principal medio de transporte, tanto hacía el
centro de la Capital Federal como hacia la provincia de Buenos Aires y el resto del país.64
64 Torres, Horacio, El mapa social de Buenos Aires (1940-1990), Ediciones FADU, FADU-UBA, 2006, pp. 5-22.
65 Malaguti, Norberto, “Los tranvías en la Villa”, Revista Devoto Historia, Junta de Estudios Históricos de Villa
Devoto, N° 14, 2008.
66 Memoria del Ministerio de Obras Públicas de la República Argentina, 1926-1927, Buenos Aires, Talleres
32
establecimiento significó disputas entre las asociaciones, la prensa barrial, la policía y la
prensa de tirada masiva. Estas pugnas estaban relacionadas con la denominación
generalizada de la alcaidía como “cárcel de Villa Devoto”.67
67 Sobre esta cuestión: Cubilla, Erica, “Modernidades en disputa: el estado, la prensa y los vecinos porteños
ante la “Cárcel de Villa Devoto”. Mimeo
68 Herz, Germán, Villa Devoto. un barrio… Op. Cit., p. 63-67. Tosi, Edgardo, Historia de Villa Devoto: 1889-1916,
11-04-2007.
70 Troisi, Fortunato Nicolás, La villa Devoto que vi crecer (segunda parte), CABA, Edición del autor, 1988, pp. 77-
83.
33
Universidad de Cambridge. Se dictaban también clases de inglés, piano y violín. 71 En 1925
comenzó a desarrollarse el proyecto de una escuela para la comunidad judía en Villa
Devoto. Iosef Buk, residente del lugar inició en su casa la tarea de educar a un grupo de
niños que profesaban la religión judía. Años después, en 1931 junto a otros vecinos
adquirieron un lote en Esperanza entre Vallejos y Gabriela Mistral donde construyeron la
primera sede de la escuela Bialik Devoto que albergaba a 40 alumnos. En 1945 compran un
terreno en la Av. General Mosconi y Joaquín V. Gonzalez lugar donde se construyó para
1949 un templo y desde 1950 hasta la actualidad funciona la sede escolar.72
ND, 11-5-1935, p. 1.
71Tosi, Edgardo, Villa Devoto, los ingleses y el futbol, CABA, Edición del autor, 2010, p. 251.
72 “Bialik Devoto. Nuestra Historia”. Disponible en: http://www.bialik-devoto.edu.ar/institucional4.html
[Consulta: 5-7-2017]. Costa, Susana, “Inmigración Judía y nacimiento de la Escuela Bialik de Villa Devoto”,
Revista Aniversario, Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, N° 11, abril 2007.
34
Su habilitación completa se concretó dos años más tarde y la inauguración oficial realizada
en agosto de 1935 contó con la presencia del entonces intendente de la Capital, Mariano
De Vedia y Mitre. A partir de entonces lleva el nombre de Hospital Dr. Abel Zubizarreta
en honor a quien fuera el Director de la Asistencia Pública municipal entre 1922 y 1927.73
Como podemos apreciar, a medida que transcurrían los años la zona fue sumando diversos
servicios públicos disponibles para los habitantes del lugar (Mapa 4).
Servicios locales:
1) Comisaria (sección 45), José Cubas 4154
2) Registro Civil (sección 15) Hospital Vecinal
(Villa Devoto), Sub-Inspección Municipal,
(Circunscripción 15), Nueva York 3952
3) Correo Sucursal 26, Nueva York 3650
4) Obras Sanitarias, Mercedes y Navarro
5 )Alumbrado público, San Nicolás 4175
6) Consejo Nacional de Educación, Mercedes
y Av. Nacional
7) Compañía de Electricidad, Lacar 3645
8)Alcaldía de Procesados y Contraventores,
Bermúdez 2651
9) Seminario Metropolitano, José Cubas 3546
10) Parroquia San Antonio de Padua, A.
Lincoln 3751
Elaboración propia a partir de: BAFVD, diciembre de 1931 y Nuevo plano de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos
Aires: Talleres de la Sociedad Anónima Casa Jacobo Peuser Lda., papelería, librería e imprenta, 1936. 74
73 S/A, “Hospital Abel Zubizarreta”, Revista Devoto Historia, Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto.
Disponible en: http://www.devotohistoria.com.ar/hospital.htm [Consulta: 20-03-2017]
74 Disponible en: http://trapalanda.bn.gov.ar/jspui/handle/123456789/13610 [Consulta 10-10-2016]
75 El Seminario Metropolitano de Buenos Aires está ubicado en José Cubas 3543. En sus instalaciones
funciona también actualmente una biblioteca a cargo de la Pontificia Universidad Católica Argentina en la
cual se conservan documentos y libros que datan desde la fundación de esta entidad religiosa.
35
Padua. Su construcción se había iniciado a mediados de la década de 1890 aunque las obras
se paralizaron por falta de fondos hasta fines de los años veinte.76
Claro que los miembros del clero católico no fueron los únicos que construyeron
instituciones por estos años. En febrero de 1912 se colocó la piedra fundamental de la
Iglesia Anglicana del Buen Pastor ubicada en José Luis Cantilo 4232, lugar de referencia
para la comunidad británica en Villa Devoto.77 Desde su apertura, en octubre de ese mismo
año, la Iglesia brindó servicios dominicales y contó con un pastor permanente. Entre las
diferentes celebraciones se pueden mencionar: casamientos, conmemoración del “Harvest
Festival Service” -Festival de la Cosecha- en el cual los fieles donaban frutas, vegetales y
flores que eran destinados al Hospital Británico, conmemoración del “Día del Armisticio”
junto a la British Legion que agrupaba a los ex combatientes británicos, el Día del Imperio,
entre otros eventos. Asimismo, la iglesia servía también como sede para encuentros festivos
y de entretenimientos: campeonatos de bridge, rummy o torneos de ping-pong. Este
dinamismo de las instituciones religiosas, ya sea católica, protestante o judía, se puede ver
reflejado en los índices arrojados en el censo de 1936. Los habitantes de Villa Devoto se
definían mayoritariamente como católicos, esto quiere decir que de sus 146.717 habitantes,
un total de 118.119 declararon pertenecer a esta religión. A este grupo mayoritario, le
seguían 4.167 personas que se definían de religión judía. En tercer lugar, unos 3.115
76 Para una reseña histórica ver: Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, Basílica San Antonio de Padua.
Historia, arte y símbolos, 2008.
77 Tosi, Edgardo, Villa Devoto: pioneros…Op. Cit., p. 141.
36
habitantes expresaron ser protestantes, mientras, en último lugar, 2.510 se reconocían
simplemente como cristianos.78
Elaboración propia a partir de: Nuevo plano de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires: Talleres de la Sociedad
Anónima Casa Jacobo Peuser Lda., papelería, librería e imprenta, 1936. 79
78 Ver en el Anexo 1 la tabla con las diferentes religiones declaradas por los habitantes de Villa Devoto.
79 Disponible en: http://trapalanda.bn.gov.ar/jspui/handle/123456789/13610 [Consulta 10-10-2016]
37
capital y cuenta con un nutrido servicio de trenes, tranvías, ómnibus, y colectivos a todos
los rumbos de la ciudad.”80
En idéntico sentido, en 1938 justo cincuenta años después del pedido enviado por
su fundador a la Municipalidad, ND celebraba que Villa Devoto contara con 8 líneas de
ómnibus, 6 de colectivos, 51 coches de la línea de tranvías número 35, 19 de la línea 85 y 70
de la línea 86, así como 81 servicios de trenes diurnos de Retiro a Devoto, 86 de Devoto a
Retiro.81
80 ND, 22-12-1934, p. 6.
81 Ver en Anexo 2 tabla con los medios de transportes que recorrían Villa Devoto para los años treinta.
82 En la actualidad funciona allí (Fernández de Enciso, Joaquín V. González y Habana) la Biblioteca Popular
Roque Sáenz Peña y la Asociación de Fomento de Villa Devoto, también conocida como “El Castillito”. En
38
los principales acontecimientos de la época, como la colocación de la piedra fundamental
del Seminario Conciliar Metropolitana y el Asilo de Huérfanas San Vicente de Paúl. Su
labor fomentista incluyó la activa promoción de la infraestructura -iluminación, cloacas,
pavimentación y transporte público- y la realización de actividades culturales. Vale destacar
que durante las décadas posteriores hubo una activa vida asociativa, esto lo demuestran la
cantidad de clubes deportivos, sociedades de fomento y asociaciones étnicas que
funcionaron en el vecindario.
ella se dictan periódicamente distintos cursos, se realizan préstamos de libros y se encuentran actas de la
asociación, libros históricos del barrio, ejemplares del diario zonal ND, entre otros documentos.
83 Este listado es parcial pues existieron entidades que no perduraron en el tiempo o no quedaron registradas
39
llevar a cabo actividades culturales y acercar la lectura a los vecinos, en especial a los más
jóvenes. Así lo explicitaba en su nota editorial ND al momento de su inauguración:
“Carente la villa de todo centro de expansión cultural, donde pudiera volcarse la inquietud
espiritual, intelectual y artística de sus moradores, esta biblioteca ha dado el primer paso
había la consecución de esos simpáticos pronósticos.”84 Esta institución no tuvo otra
similar hasta la inauguración el 24 de mayo de 1938 de la Biblioteca Estudiantil N° 1.
Ubicada frente a la Plaza Gral. Arenales en un edificio donado a partir de la sucesión de
Elina Pombo de Devoto, esposa del fundador del barrio, estuvo bajo la dirección del
profesor Hugo Calzetti.85
84 ND, 3-2-1934, p. 1.
85 Actualmente llamada Biblioteca Popular Antonio Devoto, ubicada frente a la Plaza Gral. Arenales.
86 Gonzalez Bollo, Hernán, 125 años de la estadística porteña, CABA, Dirección General de Estadísticas y
40
respondían a lógicas administrativas específicas que no siempre coincidían entre sí. Para la
elaboración del censo, la DGEM decidió optar por la división utilizada por el Registro
Civil. Su conveniencia se justificaba en el hecho de que permitía:
…la comparación de los resultados del censo con las estadísticas de natalidad,
mortalidad y nupcialidad, que son compiladas según las circunscripciones del
Registro Civil. Asimismo, los censos municipales de 1904 y 1909 y el nacional de
1914 utilizaron la misma división del Registro Civil. La división de la ciudad utilizada
por el juzgado Federal, si bien coincide en gran parte con la del Registro Civil, ofrece
considerables diferencias con ésta en las zonas del puerto y de la costa del Río de la
Plata.87
87 Cuarto Censo General de Población. MCBA. 22-X-1936. Tomo I: "Informe preliminar", Buenos Aires,
1938, pp. 47-48.
88 Ibídem.
41
Mapa 6: Capital Federal por circunscripciones
Cuarto Censo General de Población. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. 22-X-1936. Tomo I:
"Informe preliminar", Buenos Aires, 1938, pp. 46.
89 Tercer Censo General de Población, Edificación, Comercio e Industrias de la Ciudad de Buenos Aires
Capital de la República Argentina. MCBA. 16-X-1909. Tomo I, p. 15.
90 Ver en Anexo 3 tabla con la población por circunscripciones para el Censo de 1909.
42
La magnitud del crecimiento de la población de Villa Devoto se puede observar si
tenemos en cuenta que constituyó la segunda circunscripción en cantidad de habitantes,
detrás de Vélez Sarsfield que cobijaba 149.446 residentes. Ese alto número de personas
parece una característica común en estas áreas nuevas de la ciudad que se incorporaron con
la federalización. Como indica la Tabla 1, acogía aproximadamente un 6% de la población
total de la Capital Federal:
Elaboración propia según Cuarto Censo General de Población. MCBA. 22-X-1936. Tomo I: "Informe
preliminar", Buenos Aires, 1938, pp. 100.
43
Como veremos en el siguiente capítulo, los matrimonios en Villa Devoto
constituyeron un acontecimiento de relevancia social. En el cuarto censo el estado civil de
la población estuvo clasificado en seis categorías: solteros, casados, separados legalmente,
divorciados, viudos y estado civil desconocido. De un total de 146.717 habitantes, 80.557
declararon ser solteros, aunque la mayoría de estos -66.459- tenían entre 15 y 24 años. Los
casados ascendían a 59.647. La mayoría de estos se encontraban entre los 30 y los 44 años.
Por otra parte, 394 personas declararon estar separadas legalmente y 32 divorciados. Por
último, 6.068 habitantes eran viudos.91
Este dato es importante porque nos ayuda a vislumbrar quienes podían estar
interesados en las actividades culturales de las bibliotecas populares y las asociaciones de
fomento. También nos da pistas sobre los potenciales lectores y lectoras de una nutrida
prensa barrial. En Villa Devoto, la prensa local tuvo un rol significativo, ya que constituyó
una herramienta de comunicación entre los vecinos, de publicidad y, fundamentalmente,
impulsó el crecimiento edilicio del lugar. Los periódicos de circulación barrial tenían una
extensión más acotada que los de tirada masiva, pero eran notorios en la capital, pues, por
lo general, cada barrio contaba con un diario local. Tenían diversas secciones en donde
informaban cuestiones de interés para los vecinos. Era común que abordaran temas
referidos al desarrollo edilicio, las demandas de servicios públicos, reclamos de los vecinos
de diferente tipo, eventos sociales, entre otros. En el caso de Villa Devoto, el primer
periódico se llamó El Despertador. Circuló sólo dos años (1913-1914) y estuvo dirigido por
44
Jacinto Ojer Ibáñez, dueño de una imprenta. En 1917 se fundaron dos periódicos, por un
lado, La Ráfaga dirigido por el periodista Juan Leandro Arroqui. En 1921 Arroqui fue
reemplazado por José y Félix Martorel y el diario continuó publicándose hasta 1929. Por
otro lado, también en 1917 Enrique Varela fundó La Razón y estuvo al frente de la
publicación hasta su fallecimiento en 1927. Lo reemplazó Lorenzo Stanchina quien, en
1930, lo rebautizó con el nombre La Razón de Villa Devoto (LRVD) para diferenciarlo del
diario de tirada nacional y en 1938 le agregó como subtítulo “con distribución en Villa
Pueyrredón, Villa del Parque, Villa Real y Agronomía”. Lorenzo Stanchina, escritor
reconocido por ser uno de los fundadores del grupo de Boedo, “desarrollaba un estilo
fuertemente realista tanto en novela como en teatro. En colaboración con su amigo Nicolás
Olivari escribirá en 1924 el ensayo `Manuel Gálvez´. Sus ideas lo ubican en la izquierda,
habiendo participado del periódico militante `Extrema izquierda´”.93 Cabe aclarar que el
archivo de este periódico se conservó durante varios años –pues es citado con frecuencia
en la literatura dedicada a la historia del barrio- pero no hemos conseguido dar con su
ubicación actual, por lo cual, lamentablemente, no pudo ser incluido en el corpus
documental de esta tesis.
93 Tosi, Edgardo, 1938 en Villa Devoto, Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, 1999, p. 38.
94 ND, 5-11-1932, p. 1.
45
Imagen 4: Portada de Noticias Devotenses
ND, 19-11-1932, p. 1.
ND contenía secciones fijas, tales como “Charlas sociales”, “Guía para el hogar”, “Galería
de profesionales” e incluían noticias o información relacionada con Villa Devoto y con las
zonas vecinas, además de publicidad de diversos comercios y eventos culturales. Tanto ND
como LRVD se publicaban semanalmente y “llegaban en números extraordinarios a sumar
entre ambos casi dos mil ejemplares.”95
Otro medio de prensa difundido en los distintos barrios en este período fueron los
boletines de las sociedades de fomento. Éstos reproducían el formato de las revistas que
tuvieron un auge de circulación en el período de entreguerras. La cantidad de hojas variaba
de 4 a 20 páginas y eran editadas, distribuidas y solventadas por las propias entidades y sus
socios. Dichas publicaciones informaban a los miembros de las instituciones y a los vecinos
de otros barrios sobre las múltiples actividades realizadas o a desarrollarse en el marco de la
organización barrial. La mayoría de las sociedades de fomento o asociaciones barriales,
entre ellas la Sociedad de Fomento de Versailles, la Unión Vecinal de Saavedra, la de Monte
Castro, la de General Paz y Asociación Vecinal del Parque, editaban sus propios boletines u
órganos de difusión. Estos circulaban no sólo entre los propios socios, sino también entre
las diversas asociaciones:
46
Imagen 5: Publicaciones recibidas por la AFVD
El Boletín también contaba con algunas secciones fijas como “Dos palabras” (un escrito a
modo de editorial sobre diferentes temáticas); “Comisión directiva” (publicación de las
actas de la comisión directiva de la Asociación); “Lista de socios”; Balance administrativo.
El resto de las noticias y tópicos abordados variaban según la actualidad local y de la
asociación de fomento. En suma, fueron estos distintos medios de prensa escrita los que
47
mantuvieron comunicados a los vecinos y les informaban sobre los sucesos que juzgaban
relevantes de cada vecindario.
Entre los extranjeros, un 95% eran europeos, esto es 50.056 personas. Tomando en
cuenta el lugar de procedencia, los italianos eran el grupo étnico mayoritario (24.083
residentes), seguidos por un total de 17.640 españoles. Lejos se ubicaban los demás países
de Europa: 2.085 originarias de Polonia, 1.196 de Rusia, 916 alemanes, 627 franceses y 334
personas oriundas de Reino Unido (Gran Bretaña e Irlanda del Norte). En menor medida,
1.827 extranjeros declararon provenir de algún país de América del Sur, en su mayoría
Uruguay y Brasil. Por último, 592 habitantes procedían de Asia y 201 de América Central y
del Norte. En líneas generales, el Cuarto Censo revelaba que el 36% de la población era
extranjera, porcentaje similar a los que arrojaban las demás circunscripciones como vemos
en la tabla 2. Sólo existía una diferencia pronunciada con la zona cercana a la Plaza de
Mayo -circunscripciones 13 y 14- que poseían el mayor porcentaje de población extranjera,
alcanzando el 47%.
96 Devoto, Fernando, Historia de la inmigración en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2003.
97 Ver en el Anexo 6 y 7 Tabla con los lugares de nacimiento desagregados para 1936.
48
Tabla 3: Nacionalidad por circunscripción y porcentaje de extranjeros (1936)
Circunscripción Nativos Extranjeros Totales
1ª Vélez Sarsfield 102.942 46.495 31,11% 149.446
1ª Nueva Chicago 45.298 22.384 33,06% 67.702
1ª Nueva Pompeya 75.139 38.590 33,90% 113.834
2ª 58.382 30.565 34,34% 88.997
3ª zona 1 25.460 15.588 37,92% 41.107
3ª zona 2 39.203 22.917 36,87% 62.155
4ª 46.989 26.597 36,12% 73.631
5ª 87.977 35.362 28,65% 123.396
6ª 72.630 33.178 31,34% 105.837
7ª 51.397 26.914 34,32% 78.401
8ª 47.599 25.035 34,36% 72.634
9ª 49.664 34.975 41,28% 84.712
10ª 26.492 17.734 40,06% 44.262
11ª 29.222 22.561 43,56% 51.791
12ª 45.293 29.562 39,44% 74.950
13ª 42.872 38.342 47,15% 81.307
14ª 39.789 35.018 46,80% 74.809
15ª San Bernardo 87.481 57.301 39,51% 145.014
15ª Villa Devoto 93.970 52.709 35,92% 146.717
15ª Villa Mitre 68.166 36.470 34,85% 104.638
16ª Belgrano 72.609 37.699 34,17% 110.313
16ª Villa Urquiza 77.148 41.370 34,86% 118.646
17ª 78.270 37.244 32,23% 115.532
18ª 78.539 44.463 36,13% 123.047
19ª 65.312 34.082 34,27% 99.427
20ª 35.264 27.567 43,87% 62.837
Totales 1.380.971 1.034.171 42,81% 2.415.142
Elaboración propia a partir de Cuarto Censo General de Población. MCBA. 22-X-1936. Tomo II:
"Masculinidad, lugar de nacimiento, alfabetismo", Buenos Aires, 1938, pp. 130.
49
musicalizaba la mayoría de los actos públicos, como fiestas patrias y carnavales. Por otro
lado, los socios de la Cámara de Comercio Italiana (Camera Italiana del Comercio e dal
Arte) fundaron en 1895 la Sociedad Italiana de Tiro a Segno. El polígono se ubicaba en un
lote paralelo a las vías del F.C.B.A.P. entre la estación Villa Devoto y el límite con el
Partido de Tres de Febrero de la Provincia de Buenos Aires.
50
3. La plaza Arenales: esparcimiento y distinción
En Villa Devoto, la plaza estaba ubicada en el centro del loteo inicial realizado en
1889, equidistante de las vías de ambos Ferrocarriles y la conformaban cuatro manzanas
atravesadas por dos diagonales: Lincoln y Fernández de Enciso, tal como vemos en la
imagen:
100 Sobre el nombre de la plaza: “Cien años se han cumplido el 4 del actual que en Moraya Bolivia- rodeado
de sus hijos, falleció, emprendiendo marcha rumbo a la gloria, el valeroso vencedor de La Florida y Cerro
Pasco, General Don Juan Antonio Álvarez de Arenales. Aquí en Devoto, donde está la plaza que lleva el
glorioso nombre de Arenales, lugar designado por Ley para la erección del monumento que perpetuará su
recuerdo, en varias ocasiones se reclamó su cumplimiento, pero una serie de circunstancias contrarias a ese fin
se han producido malogrando esos propósitos.” BAFVD, diciembre de 1931, s/n.
101Armus, Diego, La ciudad impura… Op. Cit., pp. 47-64.
102 MDEMCBA de 1933 y 1934, 1935, p. 434.
51
Imagen 8: Vista aérea de la Plaza General Arenales y alrededores
ND, 1-1-1937, p. 1.
Aunque adquirió una impronta destacada gracias a las actividades antes nombradas,
los mismos vecinos intentaron incrementar su relevancia y dotarla de calidad mediante la
colocación de luminarias, el mantenimiento del césped, bancos y diferentes decoraciones
según la época del año. En este sentido, el propósito consistió en posicionarla como
principal lugar de esparcimiento local, de igual manera que comenzaban a serlo otros
parques de los nuevos barrios de la Capital Federal. Retomamos aquí un fragmento
publicado en noviembre de 1932 en ND, allí se hacía alusión a la relevancia de la plaza y
afirmaba que cada barrio de la ciudad “tiene una callecita o un lugar escogido por donde,
los días domingos o feriados al atardecer, desfila la coquetería de las chicas y los galanteos
de los muchachos. Flores tiene su calle Rivadavia, Belgrano su calle Cabildo, Urquiza su
calle Triunvirato, Boedo su calle ídem, Devoto…”. De este modo, se creía necesario hacer
conocido el lugar de paseo de los vecinos y vecinas. Sobre esta cuestión, el periódico
continuaba: “La nueva generación hace esfuerzos ahora por imponer los caminos que
bordean la Plaza Arenales como lugar de desfile dominguero. Pero en todos los labios
52
parece hallarse la misma frase: -Si hubiera más luz para distinguir las caras ¡Qué bien se
pondría esto!”.103
Como vemos, para los vecinos la plaza contaba con el potencial necesario para ser
un espacio verde reconocido en la Capital. También el BAFVD se refirió a esta cuestión en
una nota titulada “El paseo de Villa Devoto”, en la cual se interrogaba sobre la posibilidad
de convertir a la plaza Arenales en un paseo tradicional:
Es pintoresca, amplia y muy cómoda con sus nuevos veredones. En ella caben las
miradas furtivas de los enamorados, las risas contagiosas de los grupos de niñas, el
ceño augusto de los jóvenes galantes, el paso acompasado del matrimonio feliz, las
corridas de los niños con el perrito juguetón. Cabe también el andar fatigoso de los
gordos en pleno footing para disminuir el peso y los suspiros de los débiles en
procura de oxígeno entre los eucaliptus. Niñas alegres y bellas hay muchas en las
casas de Villa Devoto. Ellas con sus atavíos multicolores, son verdaderas flores
vivientes de nuestros jardines. Ellas serían el atractivo adorno primoroso de nuestro
paseo, en un marco de jóvenes galantes y de distinguidas familias. Por un acuerdo
tácito se formarían las noches de moda, las noches de retreta y el paseo de Villa
Devoto se incorporaría a los ya tradicionales que existen en la metrópoli.104
La nota describe en detalle esos elementos que se juzgaban esenciales para que una plaza se
convirtiera en un paseo prestigioso y quiénes eran los sujetos que la disfrutarían. Se
presentaba el paseo como un lugar de diversión, distracción saludable y al mismo tiempo,
como un espacio generador de relaciones sociales que, entendemos, tenían como
primordial protagonista a la familia nuclear. Entre las principales actividades estaban el
cortejo, juegos de jóvenes y niños, deportes y paseos nocturnos.
tenido principio de ejecución…”, BAFVD, mayo de 1930, s/n. “Los caminos de la Plaza Arenales”,
BAFVD, octubre de 1930, s/n. “Pedido de vigilancia para la Plaza Arenales”, BAFVD, enero de 1931, s/n.
“Una llamado: la obra destructora de menores, chicos y grandes”, BAFVD, septiembre de 1931, s/n. “Una
fuente en la Plaza Arenales”, ND, 5-2-1938, p. 2. “Se proyectará el embaldosamiento de los caminos de la
Plaza Arenales”, ND, 9-4-1938, p. 3.
53
si las celebraciones patrias o los festejos de carnaval fortalecían el rol de la plaza para los
devotenses, la elección de este lugar como escenario para la presentación de orquestas
musicales seguramente le imprimía una jerarquía inter-barrial. Por ejemplo, en diciembre de
1937, ND publicó una noticia celebrando la aprobación por parte de Municipalidad del
programa de conciertos de verano brindados durante enero, febrero y marzo por la Banda
Municipal que incluía a dicha plaza:
La referida Banda concurrirá por mitades y por rotación a los siguientes paseos
públicos los días jueves a las 21 horas: Plaza San Martín, Almirante Brown y
Brandsen (Boca), Parque de los Patricios, Parque Chacabuco, Plaza Martín Irigoyen
(Liniers), Plaza Vélez Sarsfield, Plaza Irlanda, Barrancas de Belgrano, Plaza Arenales
(Villa Devoto), Plaza Pueyrredón de Flores, Plaza Esteban Echeverría (Villa
Urquiza).106
Este hecho advierte la importancia que adquiría para los vecinos que la plaza local fuera
reconocida a nivel municipal a la par de otros espacios de la misma índole. Seguramente
por este motivo, en el transcurso del verano de 1938 y evaluando el repertorio de la Banda
Municipal, ND publicó un editorial con tono irónico titulado “La Banda Municipal
descansa”, haciendo un balance del cumplimiento de las presentaciones y la rotación entre
los distintos escenarios barriales que había sido aprobado oportunamente por la
Intendencia Municipal. Al respecto señalaba que “La rotación comprendía no más de diez
paseos públicos, dividiéndose en algunos casos a ese conjunto para facilitar las audiciones
musicales más frecuentes. Ello hizo creer que tendríamos oportunidad de recibir la visita
periódica de ese conjunto, ya que la rotación programada asignaba un día de la semana a la
Plaza Arenales.”107 A continuación, el editorial hacía referencia a los gastos que la Banda
Municipal les representaba a los vecinos y vecinas, apuntando al alto costo que le
demandaba a los porteños. En este sentido, también remarcaban que durante la temporada
estival “…este conjunto visitó sólo una vez nuestra plaza local. Igual cosa ha ocurrido en
otros parques y paseos suburbanos de la ciudad. Con excepción de uno que otro paseo
céntrico, no existe paraje suburbano que haya conocido el privilegio de dos o más visitas
consecutivas en toda la temporada pasada.”108 La nota además comunicaba de manera
sarcástica que “Al requerir informes sobre la próxima visita a nuestra plaza, se nos
manifiesta que el personal de la Banda goza de una licencia. Descansa, pues luego de una
abrumadora tarea.” Y culmina resaltando el carácter valioso de estos espectáculos para los
barrios ubicados alejados del centro de la ciudad:
54
Los barrios suburbanos, donde escasean los motivos de esparcimiento, reclaman con
mayor fundamento la visita frecuente de las atracciones municipales, que contribuyen
a mantener en forma quizás más onerosa que las zonas céntricas. La indolencia que
caracteriza a la Banda Municipal debe merecer la atención debida por parte de las
autoridades superiores de la Comuna.109
109 Ibídem.
110 ND, 2-4-1938, p. 1.
111 Se entiende como “centro” al espacio que ocupaba la Municipalidad de Buenos Aires antes de la Ley de
Federalización.
55
contraste, el centro se caracterizaba como un lugar que desconocía estas carencias gracias a
gozar del favor del gobierno municipal.
Del mismo modo, otra distinción que realizaba la prensa barrial refería a la
circulación de los medios de transportes. Mientras que subterráneos y colectivos mantenían
comunicados cotidianamente a un buen número de pasajeros, al noroeste de la Ciudad se
acrecentaron los reclamos por su mal funcionamiento y la consecuente urgencia por
mejorar los mismos. Esta cuestión se producía por dos razones, por un lado, el transporte
no cubría la demanda requerida frente al crecimiento de la población y por otro, constituían
un medio privilegiado para recorrer un espacio en constante expansión como la Capital
Federal. En efecto, el transporte público se convirtió en un elemento fundamental para los
vecinos, en particular para los ubicados en las zonas periféricas, al momento de trasladarse
a sus empleos o de paseo por el centro. Por tal motivo, eran comunes los reclamos por
mejorar los servicios de los ferrocarriles, incrementar las líneas de colectivos o extender las
líneas de subterráneo hasta el barrio.112
Entre Sáenz Peña y Villa Lynch. Ubicados sobre una bellísima y fértil loma,
ofrecemos 12 manzanas que son 364 esplendidos lotes. Forman parte del futuro y
grandioso barrio-parque “Dr. José Figueroa Alcorta”. A SOLO 5 MINUTOS DE
VILLA DEVOTO Y LINDANDO CON LA CAPITAL. A 15 MINUTOS DEL
SUBTERRANEO LACROZE Y A 30 MÍNUTOS DEL CENTRO. Desde $12 por
mes. En 120 meses, sin interés.113
112 Ver por ejemplo: “El subterráneo de la CHADOPYF debe llegar a Devoto”, ND, 6-5-1934, p. 1. “La
coordinación de los servicios de transporte”, ND, 25-5-1934, p. 1. “Habilitación de una nueva línea de
colectivos”, en: ND, 25-8-1934, p. 2. “Habilitación oficial de la línea de colectivos n° 4”, en: ND, 13-4-1935,
p. 2. “El servicio del F.C.B.A.P.”, en: ND, 22-11-1937, p. 1. “Los servicios nocturnos de transporte al
centro”, en: ND, 12-2-1938, p. 1. “Se viajará más rápidamente al centro”, en: ND, 19-3-1938, p. 1.
113 ND, 17-2-1934, p. 8. Las mayúsculas son del texto original. El subrayado es nuestro.
56
Estos momentos volvían a poner de relieve las demandas, muchas de ellas articuladas en
contraposición con el centro.114 La prensa barrial se ocupó de expresar el sentimiento de
abandono o indiferencia de los vecinos por parte del Estado destacando el accionar de las
asociaciones. Por ejemplo, la visita de concejales al barrio brindaba la oportunidad de poner
de manifiesto las carencias o cuestiones que requerían solución:
El concejal socialista Joaquín Coca efectuará una visita a Villa Devoto para recoger
una impresión visual sobre las necesidades edilicias de la localidad. En su gira será
acompañado por una comisión de vecinos y el director de Noticias Devotenses quien
especialmente lo interesará en la apertura de la Av. Fernández Enciso actualmente
clausurada por la estación F.C.B.A.P.115
114 Ver por ejemplo: “Visita de un concejal”, ND, 25-3-1933. “El secretario de obras públicas en Villa
Devoto”, ND, 19-5-1934, p. 1. “concejales y vecinos”, ND, 11-12-1937, P. 1. “Dos concejales visitaron la
localidad”, ND, 13-10-1934. “Visitó Devoto el concejal S. Gómez”, ND, 29-9-1934. “Se esperan resultados
positivos de la gira que mañana efectuarán varios concejales por Villa Devoto”, ND, 4-12-1937. “Agasajan a
un concejal”, ND, 27-5-1939.
115 ND, 25-3-1933, p. 2.
116 ND, 31-3-1934, p. 1. El subrayado es nuestro.
57
transporte, la ponderación del cuidado de las autoridades para con los vecinos constituía
otra de las variables en las que Villa Devoto resultaba desfavorecido en el contrapunto con
el centro de la Ciudad. En efecto, en dicho balance, el centro siempre se representó como
un lugar más desarrollado y atendido por la Municipalidad, frente a un barrio cuyo
crecimiento dependía, en gran medida, de la sola iniciativa de los vecinos y de las
asociaciones.
4. Palabras finales
Tal como hemos desarrollado a lo largo de este capítulo, la conformación de este nuevo
barrio de la Capital Federal se forjó gracias a la intervención estatal, privada y asociativa.
Retomando las palabras de A. Gorelik, los barrios son un fenómeno en el que “participa un
cúmulo de actores y de instituciones públicas y privadas, articulando procesos económicos
y sociales con representaciones políticas y culturales” y, puede afirmarse que la historia de
Villa Devoto en las primeras décadas del siglo XX ilustra acabadamente esta interpretación.
Asimismo, creemos que a la par que estos diferentes actores construyeron materialmente el
barrio, proyectaron también imágenes de un barrio anhelado, un barrio ideal al que
aspiraban. Esos imaginarios acerca del espacio físico y la forma en que querían ser
reconocidos dentro de la geografía de la ciudad, constituyeron un componente fundamental
de la cultura de sus residentes y dan cuenta de la densidad y especificidad que iba
adquiriendo la identidad barrial. Es decir, no bastaba simplemente con construir una
escuela, una biblioteca popular o tener una plaza alumbrada, sino que tanto la prensa barrial
como la sociedad de fomento pretendían que Villa Devoto fuera reconocido como un
barrio moderno, culto, educado y familiar.
En este sentido, sostenemos que esa identificación con el lugar de residencia se fue
constituyendo y definiendo en los espacios de sociabilidad y en las prácticas de la vida
cotidiana de estos hombres y mujeres. Por esta razón los próximos dos capítulos se
concentran en analizar con una perspectiva de género y clase, por un lado, las prácticas de
sociabilidad y por otro, las costumbres propias de la vida familiar.
58
CAPITULO 2
Villa Devoto: ¿un barrio de comerciantes y profesionales?
Este capítulo analiza la sociabilidad local a partir del examen de la sociedad de fomento y la
prensa barrial, indaga el perfil de sus protagonistas, sus prácticas y las representaciones
predominantes sobre la vida pública y familiar. A partir del análisis sobre la sociabilidad de
los hombres y mujeres que habitaban Villa Devoto argumentaremos que, en esta década, se
fue gestando un sentido de vecindad, de pertenencia a un barrio en el que eventualmente
sus integrantes comenzaban a compartir ciertos ideales, valores y concepciones comunes.
Un lector atento a las páginas del principal periódico barrial ND bien podía concluir que el
barrio de V. Devoto era un lugar habitado por un buen número de profesionales y
comerciantes, que prácticamente lo dotaban de una fisonomía distintiva. Nos referimos
aquí a la notable presencia de publicidades y avisos sobre servicios así como la existencia de
las galerías de profesionales y comerciantes. Esta abundancia no debe sorprendernos. ND
al igual que la mayoría de los diarios y revistas comerciales de la época tenía que solventarse
a través de los ingresos provenientes de dicha propaganda. Es de suponer que aparecer en
el periódico implicaba un costo para los profesionales y comerciantes, lamentablemente la
información es prácticamente nula al respecto y no hemos encontrado referencias al precio
de dichos avisos.117 Por otro lado, es verdad también que esa abundancia documenta, a
nuestro criterio, el interés en ofrecer un servicio informativo a un conjunto de residentes a
los que el periódico definía como una comunidad. Natalia Milanesio advirtió sobre la
117Con respecto a los diarios masivos, Sylvia Saítta en su estudio sobre el Diario Crítica en la década de 1920,
advirtió sobre el rol de la publicidad para el sostenimiento económico de estos medios de comunicación.
Saítta, Sylvia, Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.
59
insistencia de los expertos publicitarios en el uso de los medios de prensa editados en los
pueblos y ciudades menores, aunque en los tiempos del peronismo clásico. Según afirma la
autora, aun teniendo “menos páginas y que la calidad de impresión y composición era
mediocre, sus tiradas eran consistentes, sus lectores eran fieles y sus editores no perdían
oportunidad de enfatizar las ventajas de anunciar en ellas”.118 En comparación con los
diarios de mayor tirada cuyas páginas estaban abarrotadas de avisos, los anuncios “…en
publicaciones menores tenían una ubicación central y atraían al lector muy fácilmente”. 119
En efecto, creemos que los periódicos locales son una fuente clave para el estudio del
consumo popular porque ellos desempeñaban una función fundamental en la difusión de
los artículos realizados por pequeñas empresas y vendidos en los comercios barriales. Y
como lo demuestran estas páginas, para los años treinta, la prensa barrial porteña
desempeñaba una función crucial en publicitar los productos de los comerciantes del barrio
y los servicios de los profesionales residentes en Villa Devoto.
118 Milanesio, Natalia, Cuando los trabajadores salieron de compras. Nuevos consumidores, publicidad y cambio cultural
durante el primer peronismo, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2014, p. 69.
119 Ibídem.
120 Fernando Rocchi examinó el surgimiento y desarrollo de la publicidad en Argentina, ver: “Inventando la
soberanía del consumidor, publicidad, privacidad y revolución del mercado en Argentina, 1860-1940”. En:
Devoto, Fernando y Marta Madero, Historia de la vida… Op. Cit. “A la vanguardia de la modernización: la
incipiente formación de un campo publicitario durante la década de 1920”, E.I.A.L., Vol. 27, n° 2, 2016, pp.
47-76.
60
Imagen 9: “La Toscana” Imagen 10: “La Quita”
61
Imagen 13: “La Chispa” Imagen 14: “Mignon”
62
posibilidad de comunicarse a través de un número telefónico. La conveniencia de comprar
en un negocio del barrio se encontraba también en el hecho de poder dejar encargado el
pedido por teléfono y quizás, suponemos, tener la posibilidad de recibirlo en el propio
domicilio. De este modo, también se afianzaba la cercanía entre el comerciante y sus
compradores, basado en un vínculo fluido y cotidiano.
63
Imagen 17: “La Nación” Imagen 18: “Nicomar”
Podemos inferir que a los comerciantes no sólo les interesaba publicitar su negocio
o servicio sino que, además, aspiraban a construir un vínculo con el lector y/o futuro
cliente. En este caso, este lazo podía darse al demostrar cierta empatía con la situación
económica del vecindario en años difíciles o en momentos del año de mayores gastos. Es
decir, los comerciantes expresaban sensibilidad con la situación económica de la mayoría de
los habitantes de Villa Devoto generando estrategias o modos de colaborar. Estas
maniobras a la par de asegurarles beneficios a sus negocios, mejoraban la condición de los
vecinos gracias a los precios reducidos o la oferta de promociones. En el marco de este
espíritu de buena vecindad todos parecían ganar pese a la crisis o la modestia en los
ingresos y el contexto recesivo, lejos de erosionar la afinidad entre ellos, la fortalecía. En
breve, los clientes se veían favorecidos por los precios mientras que los comerciantes no
veían declinar sus ventas exponencialmente.
64
Imagen 19: “Farmacia Arenales” Imagen 20: “Farmacia Devoto”
Este último aspecto se observa con asiduidad en los avisos de farmacias, los cuales hacían
aclaraciones que iban desde la calidad de la atención hasta el profesionalismo de los
farmacéuticos. De los ejemplos seleccionados nos interesa destacar tres cuestiones. Por un
lado, si prestamos atención a las frases “no compre en el centro” o “Farmacia Devoto, para
los Devotenses”, se evidencia el afán por crear un compromiso de comprar en Villa
Devoto, una suerte de obligación del vecino para con su barrio. Por otro lado, las
publicidades nos muestran que una de las cualidades de las que se preciaba un comerciante
para atraer a los clientes era su buena predisposición, dedicación atenta con los posibles
compradores, suponemos que discreción respecto a lo que se compraba en una farmacia,
razón por la cual se subrayaba la atención personalizada. Por último, en alguna de las
publicidades se aludía concretamente a valores tales como la honradez, la seriedad, el
profesionalismo.
En los años treinta junto a la tarea de los comerciantes, ND destacó la labor de los
profesionales de la zona. Recordemos que en esa década se produjo a nivel nacional un
fortalecimiento de las profesiones.122 Villa Devoto no permaneció ajeno a ese fenómeno. Al
igual que los comerciantes, también los profesionales confiaron en el periódico barrial para
darse a conocer. A diferencia de lo ocurrido con la publicidad de comercios de artículos de
consumo, la información sobre los servicios de los expertos no se ubicó indistintamente en
cualquiera de las páginas del semanario. Los avisos se disponían en una columna, de
manera similar a los avisos clasificados de los grandes diarios nacionales. 123 Dicha columna
122 Para estudios sistemáticos sobre las profesiones, ver por ejemplo: González Leandri, Ricardo, Las
profesiones: entre la vocación y el interés corporativo: fundamentos para su estudio histórico, Madrid, Catriel, 1999.
Zimmermann, Eduardo “Elites técnicas estatales: abogados y juristas”, en Dossier Saberes y Estado, a cargo de
Mariano Plotkin, Boletín Bibliográfico Electrónico del Programa Buenos Aires de Historia Política, No. 6, septiembre
2010, pp. 10-11. Plotkin, Mariano y Eduardo Zimmermann, Las prácticas del estado. Política, sociedad y elites
estatales en la Argentina del siglo XX, Buenos Aires: Edhasa, 2012.
123 Graciela Queirolo examinó los avisos clasificados de diarios masivos como La Prensa y La Nación para
reconstruir la dinámica de la oferta y demanda de los trabajos de escritorio y subrayó el potencial de esta
fuente, aún poco abordada, para el análisis del mercado de trabajo durante el período de entreguerras. En:
65
titulada “Profesionales” agrupaba información particular de martilleros públicos,
procuradores, escribanos, abogados, ingenieros civiles, médicos, parteras, cirujanos
dentistas y psiquiatras:
ND 4 de noviembre de 1933
Queirolo, Graciela, “El mundo de las empleadas administrativas: perfiles laborales y carreras individuales
(Buenos Aires, 1920-1940)”, Trabajos y comunicaciones, n° 34, 2008, pp. 129-151.
66
procuraban, a través de fotografías y breves reseñas de estos personajes, dar a conocer con
mayor profundidad quiénes eran los comerciantes o profesionales del barrio.
Habitualmente, en una misma página aparecía la foto de alguno de los especialistas
publicitados y un racconto de su trayectoria, por esto el nombre “Galería de
Profesionales”.124 Tal como hemos explicado para los avisos de los comerciantes, con estas
galerías de profesionales el periódico barrial cumplía una finalidad comercial fundamental:
acercar un producto o servicio a un potencial cliente. Como los medios de prensa de tirada
nacional, los periódicos barriales también contribuían a la conformación de un mercado
laboral que encontraba en el barrio su geografía propia.125 Vale advertir que mientras la
“Galería de Comerciantes” tuvo una corta duración, en cambio la “Galería de
Profesionales” se mantuvo a lo largo de toda la década.126 Y lo que interesa subrayar aquí es
que, al publicitar los servicios de los profesionales, el periódico barrial pareció prestigiarlos
de una manera distintiva.
Claro que a la vez estos anuncios parecían querer decir algo más. ¿Por qué se
confeccionaba una sección específicamente para los profesionales y otra para comerciantes?
¿Con qué fin se publicaba una fotografía de estas personas? Al examinar estas secciones se
advierte que a la descripción del servicio publicitado, se sumaba el reconocimiento a
individuos cuya instrucción y labores los convertían en sujetos destacados, o podríamos
decir, en vecinos notorios. Por ejemplo, una reseña publicada en ND a fines de 1932,
celebraba la trayectoria del Médico Cirujano Dr. Oscar Migliaccio. Al respecto, resumía:
124 Mercedes García Ferrari advirtió sobre el uso de las galerías fotográficas como fuentes documentales, en
su caso analizó la identificación policial de ladrones a través de galerías de sospechosos. En: Ladrones
conocidos/sospechosos reservados. Identificación policial en Buenos Aires, 1880-1905, Buenos Aires, Prometeo, 2010.
125 Sobre prensa masiva, ver: Delgado, Verónica; Mailhe, Alejandra y Geraldine Rogers, Tramas impresas.
Publicaciones periódicas argentinas (XIX-XX), La Plata, FaHCE- EDULP. Lida, Miranda, La rotativa de Dios. Prensa
católica y sociedad en Buenos Aires: El Pueblo. 1900-1960, Buenos Aires, Editorial Biblos, 2012. Rogers, Geraldine,
Caras y Caretas: cultura, política y espectáculo en los inicios del siglo XX argentino, La Plata, EDULP, 2008. Rogers,
Geraldine, “Sufragio cultural: masividad y democratización en revistas argentinas de 1920”, Iberoamericana,
XIII, 50, 2013, pp. 49-63.Saítta, Sylvia, Op. Cit., 1998.
126 Desconocemos los motivos por los cuales la “Galería de Comerciantes” no perduró en el tiempo. ND la
67
Imagen 23: “Dr. Oscar Migliaccio”
ND, 12-11-1932, p. 4.
Imagen 24: “Dr. Edmundo Pérez Gaona- Imagen 25: “Dr. Erik G. Fogelstrom- Médico
Cirujano Dentista” Cirujano”
68
Imagen 26: “Sr. Belisario Rizzo- Decano de los martilleros públicos de Villa Devoto”
Nos interesa resaltar como característica particular de esta galería que la representación de
la respetabilidad individual se encarna siempre en profesionales varones. Si bien los
anuncios de la columna “Profesionales” consignaban los servicios de especialistas mujeres -
odontólogas y fundamentalmente parteras- estas no aparecieron en los retratos publicados
semana a semana.
69
obtenidas durante sus estudios universitarios. Por otra parte, se destacaba el
reconocimiento de las amistades y fundamentalmente se celebraba que estos jóvenes
planearan desenvolver su vida profesional en el barrio. Merecen citarse dos ejemplos,
“Después de un breve y merecido descanso –explicaba una noticia del periódico local- el
doctor Villapol establecerá su consultorio en nuestra localidad, en donde sin duda alguna,
ha de conseguir nuevos y meritorios triunfos”.129 De igual modo, otra indicaba: “Dispuesto
a establecerse entre nosotros, no dudamos que el nuevo profesional ha de adquirir nuevos
triunfos dado el arraigo y prestigio que cuenta en la localidad”.130
Contar con un título y ejercer una profesión abrían las puertas al reconocimiento de
la prensa local y por tanto dotaban de prestigio a esos jóvenes vecinos. Por eso la
información sobre los resultados académicos, los logros formativos y la adquisición de un
título era por demás detallada. Ellos merecían visibilidad gracias a su vida ejemplar fruto de
la dedicación al estudio. Su espectacularidad no resultaba de las comodidades propias de las
clases más pudientes ni provenían de la capacidad para exponer una vida de lujos.131 Aquí el
prestigio no estaba dado por un consumo conspicuo: el grand tour europeo, los rígidos
códigos de “etiqueta”, el Jockey Club, las mansiones urbanas de comienzos de siglo XX -en
Retiro, Barrio Norte, y de manera más incipiente, Recoleta- la música lírica o los deportes
de armas.132 Por el contrario, los profesionales destacados por ND encarnaban la trayectoria
del ascenso social a través de los estudios universitarios y era precisamente ese logro lo que
constituía el pilar de su reputación y respetabilidad. Recordemos que en el período
posterior a la reforma universitaria de 1918 la matrícula en las universidades aumentó año a
año considerablemente. Según documenta Pablo Buchbinder, mientras “en 1906 había
1.942 alumnos matriculados en las universidades, y diez años después ese número llegaba
casi a 7.000, ya en 1920, la matricula alcanzaba a 12.116 alumnos”.133
Como hemos visto, tanto para los comerciantes como para los profesionales, el
barrio se convertía en un lugar de trabajo. Puede especularse que la decisión de estos
profesionales de radicarse allí quizás obedeciera a que los alquileres para sus consultorios u
oficinas fueran más convenientes que en algunas zonas del centro porteño, lo cual
explicaba la atracción que ejercía Villa Devoto. Idéntica razón puede haber llevado a los
129 Ibídem.
130 ND, 7-1-1933, p. 2.
131 En su tesis doctoral Leandro Losada examinó la constitución de la “alta sociedad” porteña a fines del s.
XIX y principios del XX. Ver: Losada, Leandro, La alta sociedad… Op. Cit. En particular: cap. 1: “La
composición de la alta sociedad”, pp. 1-44.
132 Hora, Roy y Leandro Losada, Clases altas y medias… Op. Cit., p. 615.
133 Buchbinder, Pablo, Historia de las universidades argentinas, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2005, pp.
118-132.
70
comerciantes a abrir un negocio en esa parte de la ciudad. Esto suena plausible en el
contexto de crisis económica nacional que se desarrolló entre 1929 y mediados de los años
treinta.
Por otra parte, la decisión de establecerse en este barrio parece revelar una cierta
confianza u optimismo respecto al potencial de consumo de estos vecinos y vecinas
devotenses y las posibilidades de mejorar su nivel de vida. Más allá de las circunstancias
desfavorables que produjo la recesión de principio de los años treinta la elección de estos
profesionales y comerciantes nos advierte sobre su convicción de estar radicándose en un
barrio con vecinos capaces de mantener una buena dieta, cuidar la salud, comprar los útiles
escolares, apreciar la moda o el cuidado personal. Destaquemos, por ejemplo, la entusiasta
síntesis sobre la instalación del mercado “El Progreso de Villa Devoto” ubicado en la
Avenida Tres Cruces 4035, nada menos que en diciembre de 1930:
71
para constituirse en clase media”135, aunque basada en el “relato arquetípico” de los
inmigrantes europeos cuyo ascenso social estaba dado por “el trabajo duro y la educación”,
la propuesta del autor nos permite repensar los sentidos de pertenencia a una clase social.
Para muchos Villa Devoto era un espacio de trabajo, el lugar donde elegían instalar sus
negocios, abrir sus consultorios y ofrecer sus servicios. Para éstos y tantos otros vecinos el
barrio constituía el lugar de residencia, un espacio familiar al que, como revelan las páginas
de la prensa local, se aspiraba a cuidar y mejorar. En efecto, todas las semanas ND
publicaba notas o cartas cuya temática principal era el mejoramiento edilicio del lugar. Estas
se distribuían indistintamente en las diferentes páginas de periódico. Abordaban problemas
referidos a los medios de transporte (cambios de recorrido, cambios de horario, nuevas
líneas de ómnibus), las escuelas (apertura de aulas, mejoras en la infraestructura), la
asistencia pública (inauguración de centros de salud, equipamiento), el estado de las calles
(arreglos, asfaltado), desagües, árboles (poda y plantación en algunas zonas) e iluminación.
Estas notas ilustran otra dimensión del estilo de vida de los habitantes de Villa Devoto, más
allá de la que refiere al barrio como espacio de trabajo o inclusive de consumo, o como
foco de atención de las asociaciones vecinales. Como veremos en esta sección, estas
72
preocupaciones de las y los vecinos respecto a la infraestructura del barrio que habitaban
son reveladoras también de una concepción de estilo de vida, de un ideal sobre los modos
de habitar en familia un espacio urbano. Podría decirse que esas preocupaciones traducían
también una concepción de respetabilidad social y la aspiración de hacer de V. Devoto un
barrio residencial y a la vez moderno.
Una revisión de esas notas y cartas publicadas en ND, nos permite agruparlas según
sus distintos objetivos. En primer lugar, unas solicitudes procuraban la instalación de
servicios, que estaban a cargo del Estado. Así lo ilustraba el editorial de ND del 12 de
noviembre de 1932, en la cual se reclamaba la apertura de una sucursal bancaria:
Como indica esta cita, el reclamo se dirigió a las autoridades del Banco Nación y se justificó
en función del aumento de la población en Villa Devoto, su creciente dinamismo y el nivel
de actividad comercial, en comparación con otras zonas en las cuáles sí se habían
inaugurado sucursales. En idéntico sentido y con argumentos similares, se exigían mejoras
en el transporte público. En estos casos, las cartas de los vecinos o asociaciones se dirigían
a las empresas o al Concejo Deliberante para que interviniera:
73
allí afirmaba: “Si hubiera más luz para distinguir las caras ¡Qué bien se pondría esto! Le
pasamos este deseo a la Sociedad de Fomento de Villa Devoto. Cincuenta focos bien
distribuidos en las calles Nueva York y Bahía Blanca.”138 El periódico local encontraba en la
AFVD un destinatario válido para el pedido de iluminación. En el imaginario de ND, un
barrio que se preciaba de tal, contaba con un centro, un lugar para la sociabilidad
dominguera, el esparcimiento familiar y el cortejo. Villa Devoto debía tenerlo y si la plaza
principal era el lugar elegido, merecía, en consecuencia, ser mantenida e iluminada para tal
fin.
Por otra parte, relevamos un conjunto de reclamos que los vecinos remitían a los
representantes de la MCBA. Entre estos figuraban pedidos de poda de árboles o de
mejoras en el hospital vecinal. Se trataba de la solicitud de inversión en infraestructura, en
ocasiones vinculadas no a simple cuestiones estéticas sino a necesidades básicas que
afectaban a la calidad de vida de la población.139 Así lo ilustra una noticia sobre el hospital,
publicada en el BAFVD:
74
colaboración de todos sus habitantes y más aún en aspectos tan básicos como la limpieza,
por eso, la misma nota sostenía:
…Nadie está exento de aspirar los miasmas que se desprenden de los residuos: que
cada vecino cuide de sí y de su familia evitando estos desmanes en contra de la salud
pública. ¡Quemen los residuos! No arrojemos aguas a las zanjas. Allí donde exista una
propiedad que no posea cloacas, echémosla a la calle en forma que represente una
utilidad; vale decir, que a pesar del mal gusto que ello representa, nos beneficie
aplacando el polvo.141
Este llamado a los vecinos a mantener aseado su lugar de residencia también se refería al
uso que se le daba al espacio habitado. Por ejemplo, en enero de 1935 ND se quejaba sobre
la crianza de animales de granja en una casa de la zona: “Un vecino, con veleidades
chacareras, ha convertido el terreno de la calle Segurola y Morán, en un campo de pastoreo
para su pequeña hacienda vacuna, lo que suscita las justificadas protestas de los vecinos que
soportan las molestias.”142 Tal como vemos en la imagen, ND publicó la fotografía de tres
vacas y se pueden distinguir de fondo las viviendas:
ND, 5-1-1935, p. 2.
Las citas muestran que el Villa Devoto cotidiano de 1930, sin recolección de residuos, sin
cloacas y con calles de tierra, distaba de esa “villa modelo” higiénica imaginada por A.
Devoto y el Banco Inmobiliario cuando solicitara la aprobación de loteos en 1889.
Asimismo, según la recomendación del periódico, los habitantes debían cuidar a su familia
y a los otros vecinos, siendo respetuosos de la limpieza y efectuando hábitos higiénicos en
un barrio cuyas casas no siempre gozaban de desagües, pese a presentarse como moderno.
75
Varias notas, cartas o solicitudes demuestran esa identificación de algunos vecinos
con el barrio y la aspiración de que el resto ejerciera y se comportara como un buen vecino,
un vecino respetable. No sorprende que en un barrio en pleno desarrollo y consolidación,
una de las principales acciones esperadas para los habitantes fuera el arreglo y la protección
de los espacios públicos. En particular cuando estos se veían dañados. Una nota del
BAFVD decía al respecto,
No pasa un día sin que tengamos que presenciar la obra destructora de menores,
chicos y grandes. Aquí, en Devoto, son legiones los menores que toman como
entretenimiento, arrojar piedras a los focos del alumbrado público o a las chapas de
nomenclatura de las calles, los que desgajan o destruyen los árboles, los que arruinan
los cercos, los que obstruyen las zanjas y conductos de desagües, mediante su relleno
con tachos u otros objetos y los que van a la Plaza a romper las varillas de los bancos.
Estos hechos que causan verdadero pesar, no tanto por el daño material que
producen, sino por lo que moralmente significan y prometen…143
Otro rasgo esperable del buen vecino, además de cuidar la infraestructura y mantener la
limpieza, consistía en exhibir un sentimiento de solidaridad y fidelidad a los comercios de
Villa Devoto. En la sección anterior, a través del análisis de los anuncios publicitados en las
páginas del periódico ND, documentamos ese expreso llamado desde el medio de prensa a
comprar en los negocios de la localidad. Eran comunes los avisos que expresaban: “No
compre en el centro, compre en Devoto”. Del mismo modo, el BAFVD promocionaba la
Liga Comercial de Devoto y proponía: “Haga economías. Sea progresista. Valorice su
propiedad. Sea práctico. Compre en Devoto”.144 Esa idea de pertenencia o apego local se
evidencia, como vimos, en las citas referidas anteriormente y se repetía en la mayoría de las
publicidades. Prescribía una práctica muy concreta y cotidiana: el deber realizar las compras
en los negocios de Villa Devoto y no en otros lugares. Se estimulaba así un sentido de
responsabilidad que todo vecino supuestamente debía practicar y fomentar para construir
una comunidad barrial próspera, apoyando, por ejemplo, a los comerciantes de la localidad.
76
¿Quiere Ud. a Devoto? a la Villa hay que quererla con efusión serena pero cierta.
Queremos vivir con dignidad y para ello empezamos a convenir que el lavarse la cara
es como un artículo de primera necesidad… cuando decimos esto es porque nuestro
amor por Devoto es una realidad. Vale decir que es un amor puro e interesado, el
único amor que vale porque lleva en sí la expresión genuina del progreso. Ahora, una
advertencia al oído: es una nota antiestética podar los árboles y arrojar ramas al
centro de la calzada o dejarlas sobre las veredas. Y más feo y desconsiderado echar
los desperdicios de la poda a las zanjas. Si amamos a Devoto es preciso contrariarnos
en estas reacciones que nos exponen a merecer calificaciones nada agradables.145
La cita resalta la importancia de la realización de acciones con el fin del bien común y para
el “progreso” del barrio. Según los últimos dos ejemplos, el ser buen vecino consistía en
involucrarse, comportarse acorde a la conciencia del bien público, del bien común, del
respeto a los derechos del otro. De otro modo, el vecino que podaba sus árboles y arrojaba
sus desperdicios a la vía pública, carecía de amor por su barrio. El buen vecino era aquel
que se involucraba, que participaba, que mantenía limpia y presentable no sólo el interior
de su casa sino los aledaños de su propiedad.
para el Hospital de Villa Devoto”, en: ND, 11-3-1933, p. 1; “Comisión pro ambulancia”, en: ND, 13-1-1934,
p. 6. “Se solicita la pavimentación de diversas calles de la localidad”, en: ND, 4-8-1934, p. 2. “Arreglo de las
malas veredas”, en: ND, 31-8-1935, p. 3.
77
promover estas soluciones implicaba involucrarse, escribir un petitorio, buscar adhesiones,
incluir a la asociación de fomento y seguir el trámite por la vía de los boletines o el
periódico barrial. Tal como nos muestran los ejemplos anteriores, los periódicos locales se
transformaron en un canal legítimo para manifestar y hacer visibles estos reclamos hacia
organismos estatales y privados.
En línea con las acciones llevadas a cabo por los habitantes y las sociedades de
fomento es necesario recalcar que la Municipalidad se hacía eco tanto de las demandas
como de la relevancia de dichas entidades.148 Prueba de ello fue la puesta en
funcionamiento de la Oficina de Sociedades de Fomento, adscripta a la Secretaria de Obras
Públicas, en marzo de 1934.149 Así se refería la Memoria Municipal de 1935 sobre la
actividad de dicha Oficina: “La efectividad de su acción, que al abreviar trámites permite la
solución inmediata de necesidades urgentes, quedó ratificada de manera evidente durante
este nuevo año de trabajo, consolidándose en su carácter de factor valioso del progreso de
los distintos barrios de la ciudad”.150 Podemos reconocer aquí la preeminencia del accionar
de los vecinos mediante las instituciones de la sociedad civil y el valor representativo que
esto adquiría para la Municipalidad, hasta el punto tal de crear la Oficina de Sociedades de
Fomento como parte del Poder Ejecutivo local, con el objetivo de funcionar como
mediadora entre las diversas solicitudes vecinales y el gobierno local.
148 En sucesivas oportunidades la Memoria Municipal refiere a las respuestas dadas a las demandas recibidas:
“El día 15 del mismo mes fue visitada la zona Oeste en Villa Devoto, donde los representantes de la Sociedad
de las Sociedades <Villa Devoto>, <General Paz>, <Devoto y Triángulo de Villa Devoto>…”. Memoria del
DEMCBA 1933 y 1934, 1935, p. 330; “Fue visitada la parte Sud de Villa Devoto, el 14 de mayo, a solicitud de
la <Comisión de Vecinos de Villa Devoto> y de la <Asociación de Fomento de Villa Devoto Oeste>…”.
Ibídem., 1935, p. 239.
149 Luciano de Privitellio se ha concentrado en el análisis de las sociedades de fomento y su relación con la
Municipalidad durante el período de entreguerras. Ver: De Privitellio, Luciano, Vecinos y ciudadanos… Op. Cit.
En particular: capítulo 3: “Las sociedades de fomento”, pp. 105-148.
150 Memoria del DEMCBA de 1935, 1936, p. 442.
78
compras en barrios vecinos o del centro perjudicando el comercio local, no participar de las
actividades de índole comunal como festejos o reclamos de infraestructura.
Si sus residentes se acercaban a ese ideal, entonces Villa Devoto podría convertirse
en ese barrio soñado. En este sentido, la prensa local nos permite examinar los imaginarios
de una geografía urbana asociada a la vida barrial, que los periódicos locales articularon y
difundieron: veredas anchas y limpias para caminar, un boulevard y una plaza luminosa
para recorrer en la tardecita o jugar con los niños, casas con jardines y flores perfumadas,
bibliotecas cercanas y accesibles, un hospital público digno, bancos y servicios adecuados.
Para ponderar estas características, en ocasiones, el punto de comparación era “el centro” y
en otras la referencia se establecía con los “otros barrios” ante los cuales, a juzgar por
algunos de los comentarios anteriormente mencionados, Villa Devoto competía mal. Pero
en cualquier caso, si mucho se esperaba de la acción del municipio, las empresas privadas,
las propias asociaciones de fomento y la prensa local, no cabe duda que mucho se esperaba
también de la buena educación y compromiso de sus residentes, de la adecuación de sus
comportamientos y sus prácticas a ese ideal de buen vecino insistentemente pregonado en
los años treinta.
En esta sección, nos proponemos analizar algunos de los espacios de sociabilidad que
construyeron los habitantes de Villa Devoto. Las preguntas que guían esta sección son: ¿en
qué ámbitos se relacionaban los habitantes de Villa Devoto? ¿De qué manera participaban
en la vida pública? Tal como documentamos en el primer capítulo, al promediar los años
treinta, Villa Devoto contaba con una amplia variedad de espacios asociativos “formales”:
sociedades de fomento, sociedades de beneficencia, asociaciones étnicas, clubes deportivos
y bibliotecas.151 Estos eran algunos de los lugares en los cuales sus habitantes podían
encontrarse, intercambiar ideas sobre las necesidades del barrio, realizar alguna actividad
recreativa y en consecuencia, relacionarse entre sí.
Los estudios sobre el asociacionismo barrial nos advierten que para entender el
funcionamiento de dichas instituciones es preciso examinar su organización y formas
151 Como señalamos en la introducción de esta tesis, nos referimos a espacios de sociabilidad “formal”
cuando se trata de lugares en los cuales las relaciones entre los individuos están mediadas por diversos
instrumentos organizativos tales como reglamentos, estatutos, comisiones directivas, asambleas, etc. Por este
motivo, en este apartado no diferenciamos estos espacios según sus objetivos disímiles (fomentistas, étnicos,
deportivos, benéficos, etc.) sino que los abordamos en su conjunto en la medida que podemos considerarlos
“formales”.
79
estatutarias.152 Recordemos, como ya advertimos en el capítulo anterior, que la Asociación
de Fomento de Villa Devoto fue fundada en 1896 y contaba para 1930 con un promedio
de 230 socios. Responder a quienes integraban estas sociedades de fomento no es sencillo.
Las listas de socios mensualmente publicadas en los boletines no brindan más que sus
nombres y apellidos. Sin embargo, nos permiten constatar que los afiliados a esta entidad
eran todos hombres. En términos de afiliados y de organización, la AFVD contrasta con
las asociaciones de otros barrios. Además de ser solamente hombres quienes estaban
reconocidos como socios tampoco poseía una secretaría dedicada a las mujeres como sí
sucedía, por ejemplo, en la Corporación Mitre del barrio Villa Nazca.153 Vale advertir que
esta pintura se repite durante toda la década de 1930.154
152 Entre otros: Bravo, María C. y Sandra Fernández (Coord.), Formando el espacio público: Asociacionismos y
política. Siglos XIX y XX, Edunt, Buenos Aires, 2014. González, González, Ricardo, Lo propio… Op. Cit.
Pasolini, Ricardo, “Entre la evasión y el humanismo. Lecturas, lectores y cultura de los sectores populares. La
Biblioteca Juan B. Justo de Tandil”, Anuario IEHS, N° 12, 1998. Roldán, Diego, “La sociedad en
movimiento. Expresiones sociales, culturales y deportivas durante el siglo XX” en Darío Barriera (Dir.)
“Nueva Historia de Santa Fe”, Prohistoria/La Capital, Rosario, 2006. Vignoli, Marcela, Sociabilidad y cultura
política. La Sociedad Sarmiento de Tucumán, 1880-1914, Prohistoria, Rosario, 2015.
153 González, Ricardo, Lo propio… Op. Cit.
154 Ver, por ejemplo: “Nómina de Socios” en BAFVD, febrero de 1930, pp. 7-9. “Socios nuevos del mes
julio”, BAFVD, julio de 1930, p. 7. “Lista de Socios”, en: BAFVD, febrero de 1931.
80
Tabla 4: Comisiones directivas AFVD 1930-1940
Cargo/ 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1937 1938 1939
año
Pte. Martín Martín Enrique Francisco Martín Martín Ricardo Juan Juan
González González Olivari Di Fonzo González González Burgos Arbeille Arbeille
Vice- José R Bernardo Marcelo Martín Victoriano Ing. Diego José Antonio
Pte. . Fratini Braylán González González Martínez Gabriel Moreau Gonzalez Marino
de Alegría Weber Menéndez
Sec. Bernardo Enrique Ricardo Bernardin Víctor Bernardin Mayor José R. Bernardin
Gral. Braylán Olivari Burgos o Suárez o Gregorio Fratini o
Devicenti Riobo Devicenti Gonzalez Devicenti
Saenz
Sec. 1° Humberto Natalio Natalio Rosendo Vicente Fidel Fidel Bernardin Roberto
Dondo Ferrante Ferrante Gómez Genovesi Gasbarro Gasbarro o O. Dolce
Devicenti
Sec. 2° Diego Rosendo Bernardino Antonio Selim Hid Antonio Prof. Fidel Prof. Fidel
Moreau Gómez Devicenti Marino Marino Gasbarro Gasbarro
Tesor. Francisco Di José Federico José Sra. María José Marcelo Marcelo Marcelo
Fonzo Frattini Lammel Garbarino L. de Garbarino Gonzalez Gonzalez Gonzalez
Martínez
de Alegría
Pro- Selim Hid Selim Hid Diego César Sra. Antonio José Juan Juan
tesor. Moreau Baratelli Argimira Marino Panizza Demicheli Demicheli
V. de s s
Varela
Voc. José Bernardino Juan Marcelo Srta. Diego Bernardin Ricardo Martín
Garbarino Devicenti Demichelis González Leontina Moreau o Burgos Gonzalez
Pietrafacci Devicenti
a
Esperidón Antonio José Juan Señorita Bernardo Alberto M. Antonio José
Raful Caputo González Arbeille Sara Renée Braylan, Aveleyra Marino Gonzalez
Menéndez Campos Menéndez
Pedro Juan José Alberto Sr. José P. Carlos Selim Hid José Aquilino
Lovigné Demichelis Garbarino Toriano Rodríguez Miranda Garbarino Colombo
Marcelo Ricardo Martín Bernardo Francisco Juan Carlos Francisco José
González Burgos González Braylan Pergolini Arbeille Aureliano Di Fonzo Garbarino
Miranda
Federico Diego Carlos Juan Victoria José Bernardo José Diego
Lammuel Moreau Miranda Demicheli Mayorga González Braylan Panizza Moreau
s Menéndez
Juan Arbeille José Bernardo José Srta. María Juan José Diego Bernardo
González Braylan Birreci Mezanza Demicheli Garbarino Moreau Braylan
Menéndez s
Juan José José José R. José José Carlos Carlos A.
Demichelis Garbarino Frattini Frattini Fratini Gonzalez Aureliano Miranda
Menéndez Miranda
José César Rossi Humberto Marcelo Francisco Martín Selim Hid
González Dondo González Di Fonzo Gonzalez
Menéndez
Elaboración propia en base a los datos publicados en ND y al BAFVD155
Bien mirado, sin embargo, hay algunos nombres de señoras y señoritas. Estas
mujeres, algunas de ellas casadas y otras no, desempeñaron como se observa tareas de
secretaría. Dicho de otro modo, durante este período tenían un rol significativo en lo que
por entonces se denominaba “empleos de escritorio”.156 La vida asociativa incluía también
81
este tipo de tareas: cobro de cuotas a los socios, balances contables, redacción y escritura de
las actas en las asambleas de comisión directiva, organización de la biblioteca, entre otras.
Las mujeres venían a desempeñar estas labores, su presencia, por tanto, no parece ser
excepcional, como lo advirtió L. A. Romero para la Corporación Mitre durante la década
de 1920. Las mujeres cumplían estas actividades “…bajo la supervisión de uno de sus
directivos y sin participar en las decisiones. Esta posición secundaria -que contrastaba con
la intensa actividad de las mujeres en la vida social barrial- fue característica de todas las
asociaciones de este período, donde rara vez ocupaban puestos de responsabilidad”.157 Lo
que sorprende en nuestro caso es, aunque nos resulta imposible explicar, por qué
encontramos mujeres formando parte de la comisión directiva solamente en 1934. Como
vemos, la asociación no posibilitaba a las mujeres la experiencia de gestión en cargos de
mayor jerarquía. Podemos decir entonces que la AFVD, si bien promovía la participación
de hombres y mujeres no constituía un ámbito igualitario o en el que fuera posible la
construcción de liderazgos femeninos.
Queirolo, Graciela, “El mundo de las empleadas administrativas: perfiles laborales y carreras individuales
(Buenos Aires, 1920-1940)”, Trabajos y comunicaciones, n° 34, 2008, pp. 129-151.
157 Romero, Luis A., “El Estado y las corporaciones. 1920-1976”, en: Luna, Elba y Elsa Cecconi (Coord.), De
las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil. Historia de la iniciativa asociativa en Argentina. 1776-1990. Editorial
Gadis, p 178. Ver también: González, Ricardo, Lo propio… Op. Cit. , p. 106-108.
82
relativamente reducido grupo de personas, ocupando uno u otro rol, estuvieran al mando
de la AFVD.
Por último, vale detenerse en quiénes eran estos individuos que llevaban adelante el
gobierno de esta entidad fomentista. Es evidente que el hecho de pertenecer a la comisión
directiva seguramente los dotó de visibilidad en tanto vecinos, pero aquí nos interesa
precisar su perfil ocupacional, a partir de la información que brinda el periódico barrial. Por
ejemplo, Bernardo Braylan era uno de los profesionales que anunciaba sus servicios como
dentista en la columna de ND dedicada a tal fin.158 Del mismo modo, Antonio Marino
ofrecía sus servicios como martillero público.159 ND publicaba el aviso “Juan Demichelis y
Hno. Técnicos constructores y proyectistas” en la misma columna que Braylan y Marino.
Por su parte, la fotografía de Selim Hid se incluyó en la “Galería de Comerciantes” del
primer número de ND160 y publicitaba en el BAFVD su negocio: “Tienda La Confianza. La
casa más antigua y mejor surtida en la localidad. Sedas- lanas- novedades- fantasías y
confecciones- especialidad sobre medias.”161 Fidel Gasbarro fue el único que apareció en el
listado de Comisión Directiva con una mención a su ocupación. En relación al lugar de
estos hombres en la vida pública local, merece subrayarse que ellos protagonizaban
numerosas actividades barriales, no necesariamente organizadas por la AFVD. Por ejemplo,
en marzo de 1934, Fidel Gasbarro, José Gonzalez Menéndez, José Garbarino, Francisco Di
Fonzo, Juan Arbeille integraron la comisión organizadora los festejos patrios del 25 de
mayo, en tanto secretario, tesorero, pro-tesorero y vocales, respectivamente.162 Se los
encuentra también en las comisiones organizadoras de los corsos vecinales, los festejos del
cincuentenario y en las comisiones de bienvenida a los miembros del Concejo Deliberante
de la ciudad que realizaban recorridas por el barrio. Fueron protagonistas también de las
notas sociales del periódico barrial. Por ejemplo, en la Imagen 29 se puede observar a José
Gonzalez Menéndez y Fidel Gasbarro, de vacaciones en las playas bonaerenses.
83
“elite barrial” como masculina. En consecuencia, cabe preguntarse qué rol desempeñaron
las mujeres en la vida pública de Villa Devoto en los años treinta. ¿Significó su escasa
visibilidad en el mundo fomentista la ausencia general de otros ámbitos públicos? La
pregunta vale la pena si se piensa que tanto en términos de status jurídico como de
representaciones el lugar de las mujeres en la sociedad estaba experimentado cambios a
nivel nacional e internacional. Por una parte, como se sabe, la aprobación de la Ley de
Derechos Civiles en 1926, dotó a las mujeres casadas de una mayor autonomía, ya no
debían solicitar al marido “…autorización para estudiar, profesionalizarse, comerciar,
testimoniar o pleitear. Tampoco el marido administraba los bienes que la esposa había
adquirido antes del matrimonio, aunque este siguió frente a la administración conyugal.”164
Asimismo, a partir de la Primera Guerra Mundial, las mujeres adquirieron un papel
fundamental en el mercado de trabajo y en la mantención de sus familias cuando los
hombres participaban activamente de la guerra y en la movilización del frente interno. Por
otra parte, como documenta la literatura histórica, las representaciones de la feminidad en
magazines y revistas durante el período de entreguerras pusieron en primer plano un nuevo
modelo: la “chica moderna”.165
Teniendo en cuenta este contexto más amplio, conviene advertir algunos matices en
la participación de las mujeres en la vida pública de Villa Devoto. Es indudable que un
ámbito de sociabilidad femenina por excelencia, aquel donde las mujeres podían aparecer
como un colectivo activo capaz de merecer el foco de la prensa barrial era la
beneficencia.166 La historiografía ya ha demostrado que las sociedades de beneficencia
representaban espacios privilegiados para la acción de las mujeres de las clases más
acomodadas.167 Según Gabriela Méndez y Ana María Macci, las damas de la elite
“…hallaron en la beneficencia la estrategia que les permitió crear, paulatinamente, canales
164 Barrancos, Dora, Op. Cit, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2010, p. 139.
165 Bontempo, Paula, “Para Ti, una revista moderna para una mujer moderna, 1922-1935”, Estudios Sociales,
año XXI, n°41, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, pp. 127- 156, 2011. Hershfield, Joanne, Imagining
la “Chica Moderna”: Women, Nation, and Visual Culture in México, 1917-1936. Durham and London: Duke UP,
2008. Tossounian, Cecilia, “Images of the Modern Girl-From the Flapper to the Joven Moderna (Buenos
Aires, 1920‐1940)", FIAR, vol. 6, n° 2, 2013.
166 Diversos autores han examinado las características de la beneficencia para el caso Argentino. Por ejemplo:
Guy, Donna, "La verdadera historia de la Sociedad de Beneficencia", en: Moreno, José Luis (Comp.), La
política social antes de la política social, Buenos Aires, Prometeo, 2000. Méndez, Gabriela y Ana María Macci,
“Representaciones visuales y sociales de las mujeres de elite. El caso de Ana Elia de Ortiz Basualdo”, en:
Zuppa, Graciela (Ed.) Bajo otros soles: miradas a través de folletos, postales, avisos publicitarios y fotografías: Mar del Plata
1900-1970, Mar del Plata, Editorial UNMP, 2012, pp. 95-116. Tossounian, Cecilia, “Asociaciones femeninas,
la cuestión de la mujer y el nacimiento de un estado social. Buenos Aires, 1920-1940.”. Tesis de Maestría en
Investigación Histórica. Universidad de San Andrés, 2006.
167 Tossounian, Cecilia, “Women´s Associations and the emergence of a Social State: Protection for Mothers
and Children in Buenos Aires, 1920-1940”, Journal of Latin America Studies, n° 45, pp. 297-324. Pita, Valeria, La
casa de las locas. Una historia social del hospital de mujeres dementes, Buenos Aires, Prohistoria, 2016.
84
de comunicación entre el espacio público y privado. (…) re significaron sus actividades,
permitiendo avizorar nuevas prácticas sociales que, sin negar la sociedad patriarcal,
intentaron modificar algunos límites”.168 Nos interesa entonces indagar los diversos
significados que adquirió esta actividad para estas mujeres en un barrio suburbano de la
ciudad. Sabemos que estas asociaciones católicas, como la Conferencia de Señoras de San
Vicente de Paul, reunían a las mujeres de la Capital Federal en su conjunto y, por tanto, las
ponían en contacto. Su propósito era el de brindar ayuda a las familias con menores
recursos en la zona. Vale señalar que para 1922 Villa Devoto ya contaba con un grupo de
“señoras y señoritas” que formaban parte de dicha asociación benéfica y se reunían en el
Seminario Conciliar. Como ya hemos destacado en el Capítulo 1, estas mujeres se
dedicaban a la recolección de alimentos, ropa y juguetes como así también a la recaudación
de dinero para ser donados a las familias más necesitadas de Villa Devoto. Uno de sus
principales eventos era la llamada “Semana del pobre”. Para fines de la década de 1930,
Era con el fin de ilustrar estas actividades que la prensa local mencionaba con nombre y
apellido a estas mujeres y publicaba sus fotografías llevando a cabo dichos actos. En efecto,
la Conferencia de Señoras de San Vicente de Paul presidida durante toda la década por
Adelaida F. de González Menéndez, era una de las agrupaciones de mujeres con mayor
actividad referida específicamente a la beneficencia en la zona.170
Como hemos visto hasta aquí parecía existir una división sexual en la participación
pública. Mientras los hombres intervenían casi con exclusividad en el desarrollo de la
principal entidad fomentista de Villa Devoto, las mujeres, por su parte, ejercían el
monopolio de las acciones de beneficencia. En los años treinta, sin embargo, la realidad era
más compleja y esta segmentación debe matizarse. Si observamos la actividad propia de los
clubes barriales encontramos espacios que propiciaban una sociabilidad que incluía tanto a
hombres como a mujeres. No profundizamos aquí esta cuestión sino que nos referimos a
168 Méndez, Gabriela y Ana María Macci, Op. Cit, 2004, pp. 116.
169 ND, 12-11-1938, p. 19.
170 Aclaremos que las actividades destinadas a la beneficencia en V. Devoto y de las que participaban mujeres
casi en su mayoría no se concentraban únicamente en la Conferencia de Señoras de San Vicente de Paul, sino
que diversos actores se encargaban de organizar colectas, por ejemplo, la AFVD, ND, algunos comerciantes,
entre otros.
85
algunas características generales, sin embargo creemos que sería una importante línea de
investigación para indagar a futuro.
Cómo hemos constatado, para Villa Devoto, es necesario prestar especial atención
a otras actividades sociales en distintos espacios de la vida barrial. En tal sentido, las
mujeres sí podían organizar eventos, actividades culturales, como por ejemplo en la
atención y creación de bibliotecas. En repetidas oportunidades, ND hizo referencia a la
organización de bailes por parte de comisiones de señoritas. En octubre de 1937, por
ejemplo, informó: “La comisión de fiestas del Club Devoto ha resuelto efectuar una
Kermese en dicha institución, (…) se nombraran las distintas comisiones de señoritas, a
cuyo cargo se encontrará la atención de los Kioscos y atracciones.”171 De la misma manera,
las autoridades del Club Gimnasia y Esgrima de Villa Devoto, en enero de 1935, ofrecieron
una fiesta: “en honor de las señoritas que tuvieron a su cargo la atención de los quioscos en
la kermesse recientemente realizada”. Informaron asimismo que ésta congregó una amplia
concurrencia, en particular de familias y que se había bailado “animadamente y al
promediar la tarde se sirvió un lunch.”172
86
las autoridades municipales. En consecuencia, las mujeres no ejercían de hecho la
representación del barrio ante las autoridades locales sino que lo hacían exclusivamente los
hombres. En otras palabras el ejercicio de la representación estaba masculinizado y la
participación pública de hombres y mujeres segmentada: los hombres en la sociedad de
fomento, las mujeres en la sociedad de beneficencia o en las actividades recreativas.
173 Para el caso argentino Sandra Gayol ha realizado trabajos pioneros en esta temática: Gayol, Sandra,
“Ámbitos de sociabilidad en Buenos Aires: despachos de bebidas y cafés, 1860-1900”, Anuario del IEHS, VIII,
Tandil, 1993, pp. 257-273. Gayol, Sandra, “Conversaciones y desafíos en los cafés de Buenos Aires (1870-
1910), en: Devoto, Fernando y Marta Madero (Dirs.), Historia de la vida privada… Op. Cit. Gayol, Sandra,
Sociabilidad en Buenos Aires. Hombres, Honor y Cafés 1862-1910, Ediciones del Signo, Buenos Aires, 2000.
87
paradójicamente, algunas de esas experiencias de la vida privada adquirieron un carácter
público al convertirse en noticias sociales en el periódico barrial.
ND, 7-11-1936, p. 4.
Dicha sección ocupaba entre una y dos páginas del periódico y se organizaba a
partir de subtítulos que variaban de una edición a otra. Entre ellos se encuentran: “Club
Devoto, Reuniones, Nacimientos, Enlaces, Compromisos, Los que viajan, Enfermos,
Funerales”. La sección “Charlas sociales” incluía también fotografías de mujeres
acompañando los anuncios de su casamiento o compromiso. En cambio, las fotografías de
niños del barrio aparecían recuadradas sin mayor texto que las acompañara, con la sola
mención en el epígrafe del nombre y apellido. Algunos acontecimientos propios de la vida
familiar estaban lejos de vivirse en la intimidad. Eran más bien acontecimientos “sociales”
pues sus propios protagonistas se interesaban por que fueran publicitados en la prensa
local. Por su parte, esta última también estimulaba el envío de notas al respecto. Así ND
solicitaba en cada una de sus números: “Envíenos o comuníquenos antes de cada viernes
Entre los números 1 (5-11-1932) y 53 (9-12-1933) la sección se titulaba “Notas Sociales”, a partir del
174
88
las noticias sociales de su conocimiento”.175 Las “Charlas Sociales” de ND se asemejaban o
emulaban la sección de sociales publicada en un buen número de diarios y periódicos de
tirada masiva. Por ejemplo, en La Razón se denominaba “Vida Social”, en La Nación se
titulaba “Sociales” y en CyC “Notas Sociales”. Creemos que las diferencias entre las
secciones de la prensa masiva y lo expuesto en ND radica –al igual que lo que sucedía con
las publicidades- en la circulación de sus ejemplares a nivel barrial y la trascendencia que
podría adquirir un vecino o vecina al aparecer en la prensa local. Resaltemos que si
miramos la prensa masiva mencionada, los eventos sociales destacados se concentraban en
fiestas ostentosas en embajadas y salones, casamientos en las iglesias del centro –en su
mayoría la Basílica de Nuestra Señora de la Merced o la Iglesia San Miguel Arcángel- y las
fotografías retrataban personas vestidas para la ocasión de manera elegante y suntuosa.
Entre los lugares de destino a los que se hacía referencia en “Los que viajan”
encontramos ciudades del interior de la Provincia de Buenos Aires, Provincias del interior
del país y países limítrofes. No es sorprendente que para el mes de enero los destinos
175ND, 6-2-1937, p. 4.
176 Pastoriza, Elisa, La conquista de las vacaciones. Breve historia del turismo en la Argentina, Buenos Aires, Edhasa,
2011, p. 15
177 ND, 14-1-1939, p. 3.
89
reiterados fueran zonas de playas del Atlántico y lugares de esparcimiento en las sierras. 178
Los destinos más nombrados eran: Mar del Plata, Miramar, Chivilcoy, Tandil, Bahía Blanca,
Córdoba, Concordia, Concepción del Uruguay, Rosario, Mendoza, Bariloche, Montevideo,
Piriápolis. Por ejemplo:
Para Miramar el Sr. Gregorio Dillón y familia. Se ausentarán hoy para las provincias
del litoral la señora Petrona L. de Garbini, Emma Reyes de Garbini y Srta. Maruca
Garbini. Para Mar del Plata el Dr. Arturo Frondizzi. Para Montevideo el Sr. Enrique
Porteus. De Rosario el Sr. Alfredo Valdez. Para Mar del Plata el Dr. Oscar
Fogelstrom, su señora Ema Vivaldi de Fogelstrom y sus hijitas Mary y Nancy. Se
ausentaron a Mar del Plata las señoritas Riquette, Susan, Raquel y María Caillet Bois.
De Mar del Plata la señora Colette M. de Criado Pérez. Para Mar del Plata el señor
Alejandro Collinson. De San Nicolás el Ing. Nicolás Oscar Ferramola, señora Clara
Imbert de Ferramola e hijo.179
178 Ver, entre otros: Cacopardo, Fernando (Ed.), Mar del Plata, Ciudad e Historia. Apuestas entre dos horizontes,
Buenos Aires, Alianza Editorial, 1997. De Laurentis, Fabiana Andrea, "Destino: el mar. La pavimentación de
la ruta a Mar del Plata y su impacto en la transformación del turismo nacional", Épocas. Revista De Historia,
Universidad del Salvador, N° 10, segundo semestre 2014, pp. 101-114. Kaczan, Gisela, “La mancha en la
playa. Imágenes de paseantes y bañistas a principios de siglo XX”, en: Zuppa, Graciela (Ed.), Op. Cit., 2004,
pp. 71-92. Piglia, Melina, “En torno a los parques nacionales: primeras experiencias de una política turística
nacional centralizada en la Argentina (1934-1950), PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio, España, Universidad
de la Laguna, vol. 10, n° 1, enero 2012, pp. 61-73.
179 ND, 7-1-1933, p. 5.
180 Algunos especialistas han problematizado el turismo y las vacaciones como práctica propia del uso del
tiempo libre y su relación con la conformación de una cultura de clase. Por ejemplo: Pastoriza, Elisa (Ed.),
Las puertas al mar. Consumo, ocio y política en Mar del Plata, Montevideo y Viña del Mar, Buenos Aires, Biblos, 2002.
Pastoriza, Elisa y Juan C. Torre, “La democratización del Bienestar”, en: Juan C. Torre (Dir.), Los años
peronistas. Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2002, pp. 257-312. Walton, John K.,
“La invención del turismo popular. Gran Bretaña, s. XVIII y XIX, Contemporánea, vol. 25, pp. 65-82.
181 Ballent, Anahí y Adrián Gorelik, País urbano… Op. Cit.
90
Imagen 29: Fotografía “tiburones marplatenses”
ND, 2-2-1935, p. 4.
ND, 24-2-1935, p. 4.
91
Imagen 30: Fotografía familia Matoso
ND, 2-2-1935, p. 4.
Lo que nos interesa señalar de esta columna de las “Charlas sociales” es que hacía
pública la experiencia de viaje de los vecinos y vecinas de Villa Devoto. Al respecto,
subrayemos aquí dos cuestiones. En primer lugar, resaltamos que la experiencia del viaje de
estos sujetos nos habla claramente de sus capacidades económicas. Sea por motivaciones
familiares, laborales o por placer, el poder viajar suponía un poder adquisitivo que les
permitía destinar una parte del salario al traslado de una o más personas y permanecer por
unos días en alguno de los destinos nombrados. Esta debió haber sido la situación del
profesor Fidel Gasbarro uno de los “tiburones marplatenses” de la fotografía
anteriormente citada. Sabemos que Fidel Gasbarro era profesor y había integrado en
distintas ocasiones la comisión directiva de la AFVD. De modo que quien se dedicara a la
182James, Daniel, “Fotos familiares, narraciones orales y formación de identidades: los ucranianos de
Berisso”, Entrepasados, Buenos Aires, Vol. 12, 2003, pp. 151-175.
92
docencia secundaria gozaba de un sueldo que le permitía vacacionar al menos unos días en
las playas bonaerenses. Otros trabajadores para gozar de una experiencia similar requerían
contar con vacaciones pagas. En los años treinta ese segmento era totalmente minoritario:
sólo los trabajadores ferroviarios y los empleados de comercio gozaban de vacaciones
pagas.
183 Hora, Roy y Leandro Losada, Clases altas y medias… Op. Cit.
184 Pastoriza, Elisa, La conquista… Op. Cit, Buenos Aires, Edhasa, 2011. En particular, Primera Parte: “El
turismo en la Argentina finisecular”, pp. 35-64. Caldo, Paula, “Los recuerdos de Elvira Aldao de Díaz… o
una mirada femenina acerca de los espacios y de las prácticas de sociabilidad durante los veraneos
marplatenses, 1887-1923”, Revista de la Escuela de Historia, vol. 9, n° 2, Salta, julio-diciembre de 2010. Losada,
Leandro, La alta sociedad… Op. Cit. En particular, capítulo V “Los ritos de la vida en sociedad”.
185 ND, 8-1-1938, p. 1.
93
Imagen 31: Viaje Asociación Pro Agentes de Policía
ND, 22-1-1938, p. 6.
94
Algo similar ocurrió con los enlaces matrimoniales. A lo largo de toda la década
ND registraba los casamientos que tenían lugar en las iglesias del barrio. Las noticias se
centraban en las ceremonias religiosas y contenían información parecida a la ofrecida para
el caso de los compromisos, aunque se sumaba el nombre de los padrinos, testigos, el lugar
de destino para el “viaje de bodas” y una fotografía de la novia, como vemos a
continuación:
En la Iglesia de San Antonio será consagrado esta noche a las 20 horas, el casamiento
de la señorita Julia Sodor con el Sr. José R. Bellagio ceremonia que apadrinarán doña
Julia B. de Sodor y D. José Bellagio. Como testigos firmarán en el casamiento civil D.
Eugenio Rochaix por la novia y D. Martín E. Bellagio por el novio. Finalizada la
ceremonia religiosa se efectuará una reunión en casa de la familia de la novia,
ausentándose a Nahuel Huapi la nueva pareja en viaje de bodas.
Será consagrado el 20 de febrero a las 20.30 horas, el enlace de la señorita María
Luisa del Carmen Rodríguez con el señor Luis enrique González, ceremonia que
estará amadrinada por doña Basilisa Gutiérrez de González y doña Filiberto
Rodríguez. Testificarán el casamiento civil, D. Carlos Danzet y D. José Fernández
por la novia y D. José Álvarez y Adolfo Menz por el novio. Finalizada la ceremonia
religiosa se efectuará una reunión en casa de la familia de la novia ausentándose luego
a Montevideo los recién desposados.188
95
en animado baile hasta las cuatro de la madrugada. Vimos entre otras a las familias
de…189
Esta extensa cita da cuenta de las características que asumía un acontecimiento de esta
naturaleza. La iglesia del barrio, la elegancia de la novia, una concurrencia numerosa y una
recepción en la residencia de algunos de los novios, preferentemente de la novia, eran los
elementos centrales de un enlace matrimonial.190
Además de describir los festejos, estas reseñas hacían énfasis en la presencia y los
buenos deseos de las amistades y familiares, cuyos apellidos se explicitaban. A partir del
ejemplo señalado, podemos adquirir una idea más acabada de la relevancia de la vivienda,
como un ámbito doméstico, lugar de intimidad para la familia nuclear pero también espacio
de sociabilidad, punto de reunión de familias, vecinos, conocidos en momentos de
celebración. Contar con una “residencia” seguramente era una fuente de prestigio y era,
como vemos, fundamental a la hora de poder ofrecer un ámbito para que los recién
casados y sus familias compartieran, disfrutaran una fiesta con sus seres queridos y
conocidos. Como se observa también, todo ocurría en Villa Devoto, la ceremonia se
realizaba en una iglesia local y la fiesta en una residencia del barrio. La única referencia a
un lugar diferente consistía en la mención de los lugares turísticos a los que se dirigían los
novios en su luna de miel. Aquí también, los y lectores de ND podían apreciar otra de las
maneras comunes de viajar, por entonces, de los jóvenes recién casados, generalmente a
diversas zonas turísticas de Argentina.
Vale la pena detenernos en las fotografías que ilustraban estos eventos a fin de
comprender el sentido de las representaciones ideales de familia y, en particular, de
feminidad así como los patrones de respetabilidad de estos vecinos y vecinas de Devoto en
los años treinta. En primer lugar, pese a que, como era obvio por entonces, el compromiso
y el enlace matrimonial involucraba a un hombre y una mujer, las fotos eran casi
exclusivamente de mujeres. Las fotos de mujeres de cuerpo entero o de perfil se repetían
semana a semana en las páginas de ND, aclarando el nombre de la protagonista y también
189 “…familias de: Maxuell, Giusti, Rivas, Brunella, Ferramola, corral, Maione, Peuser, Castrillón, Torronteguí,
Fumagalli, Paurrels, Aramburu, Giudice, Simón, Solari, Bellucci, Paniza, Bataglini, Patrón Beitía, Colombati,
Tappia, Groppo, Manión, Sosa Carreras, Ferrari, Pissano, Groppo, Busso, García, Vela, Labadie, Lage,
Braggio, Tortrino Romero, Seillán, Beiró, Rodríguez Socas, Gardiner, Brandi, Grebol, Robirosa,
Schiapapietra, Villalba, Topodi, Bravo, Wilson, Madrid, Vela, Grimoldi, Lagos, Pérez Gardiner, Gil, Acosta,
Olmos, Colombati, Acevedo, Lissa, Quintana, Gutiérrez, Ferramola, Raggio, Ozarán, Vecchio, Arosteguy,
Giusti, Aráoz de Lamadrid, Bollini, Podestá, Prader, Mayoral, Schanahan, Spotorno” ND, 10-3-1934, p. 4.
190 En la misma edición: “La novia, que lucía un lujoso atavío de “Podanchd” y tocado de punto a la aguja,
llevando en la mano un ramos de violetas de los Alpes, hizo su entrada al templo con el padrino de la
ceremonia, señor Elviro Vidal, siendo esperada en el altar por el contrayente y la madrina, señora Catalina
Puccini de Saccone. En el acto civil realizado en la mañana del mismo día, actuaron como testigos los señores
Andrés Lascano e ingeniero Arturo Puccini por parte de la novia y del novio, respectivamente. La nueva
pareja se ausentó a Mar del Plata.”
96
incorporaban el del novio. En las pocas ocasiones en las que aparecía una imagen
masculina era en un lugar secundario, ubicada frente al retrato femenino, como vemos en el
siguiente ejemplo:
Imagen 32: “Srta. Matilde Villardobos Acosta, cuyo compromiso con el Ing. Alberto
González Domínguez acaba de formalizarse”
ND, 23-12-1933, p. 4.
Sobre esta cuestión nos interesa hacer un paralelismo con la sección Galería de
Profesionales abordada en el apartado anterior. A diferencia de esta última, “Charlas
Sociales” exhibía fotografías que mayoritariamente mostraban imágenes femeninas. En este
punto, a partir de la comparación de ambas secciones podemos inferir que el mérito y
esfuerzo académico y laboral se asociaba a la figura de varones (invisibilizándose aquellos
casos en que eran mujeres profesionales las que podían exhibirlo), mientras que los
acontecimientos fundantes de una nueva vida familiar -compromisos, matrimonios-
constituían la ocasión para el lucimiento femenino, momentos en que la mujer adquiría
protagonismo público. Así ND retrataba la vida en un barrio, en el cual los títulos
académicos y el trabajo eran experiencias casi exclusivamente masculinas, y las escenas de la
vida marital y familiar eran monopolios femeninos.
97
secciones sociales de la prensa barrial, estas podían alcanzar un público más amplio y
proyectar el nombre y la figura de la novia ante una audiencia extendida.
Imagen 33: “Señorita Julia Sodor, cuyo enlace con D. José Bellagio será consagrado esta
noche”
ND, 7-11-1936, p. 4.
Vale subrayar que las mismas, mostraban a mujeres con un peinado prolijo,
generalmente recogido, con vestimenta clara y sin exceso de accesorios o joyas. Su
elegancia era evidente pero deliberadamente se buscaba evitar lujos excesivos, ornamentos
recargados, ostentación desmedida. En tal sentido, estas imágenes contrastan con los
mismos eventos en los círculos sociales de la elite porteña y también con la imagen de la
joven moderna, liberada de ciertas ataduras y convenciones que circuló en los años veinte.
Este examen de las noticias sociales revela algunos aspectos de la vida de los y las
residentes en Villa Devoto, a partir del modo en que la prensa local procuraba
representarlos. Asimismo, en función de este análisis sobre las imágenes de la vida conyugal
y familiar podemos coincidir con Eduardo Míguez, quien afirma que en las primeras
décadas del s. XX se conformó un modelo de familia que, “si en los hechos dista mucho de
ser capaz de subsumir en su marco las muy diversas prácticas sociales, en las imágenes,
parece capaz de transformarse en el modelo universal de familia. Es el modelo de la `clase
media´, sector social que se define precisamente a partir de una construcción de
imágenes”.191
Míguez, Eduardo, Familias de clase media: la formación de un modelo, Buenos Aires, en: Devoto, Fernando y
191
98
Como también puede observarse, las celebraciones a causa de los compromisos o
matrimonios constituían un momento de encuentro entre familiares y conocidos, un
acontecimiento de esparcimiento y sociabilidad. Advertimos en consecuencia, que estas
fiestas y las noticias que sobre ella se publicaban contribuían, como han destacado otros
especialistas sobre la aristocracia local, a reforzar vínculos, afianzar ciertos estilos de vida,
articular expectativas e ideales de familia.192 Y ese modelo de vida familiar ideal podía
realizarse precisamente en un barrio como Villa Devoto.193 Quien mirara ND pensaría
quizás, razonablemente, que ese era un barrio familiar, o mejor dicho un barrio para formar
familia –donde encontrar un buen partido o una joven que ansiara ser madre- donde criar
hijos, contar con una casa confortable que, a su turno, sirviera también de residencia para
eventos familiares, como los compromisos y matrimonios que aquí se detallaron.
192 Según Leandro Losada, para las clases altas, esto tipo de convites favorecían la reproducción como grupo:
“la cadena de encuentros, reuniones y fiestas ponían en funcionamiento el mercado matrimonial”, Leandro
Losada, La alta sociedad… Op. Cit., p. 218.
193 Aquí podemos señalar también otros estudios que examinan la constitución de distintos modelos de
familia en la Argentina de la primera mitad del siglo XX: Cosse, Isabella, “La emergencia de un nuevo modelo
de paternidad en Argentina (1950-1975), Estudios Demográficos y Urbanos, Colegio de México, Distrito Federal,
vol. 24, n° 2, mayo-agosto, 2009, pp. 429-462. Palermo, Silvana A., "En nombre del hogar proletario:
Engendering the 1917 Great Railroad Strike in Argentina." Hispanic American Historical Review , vol. 93, n° 4,
2013, pp. 585-620. Torrado, Susana, Historia de la familia en la Argentina moderna (1870-2000), Buenos Aires,
Ediciones de la Flor, 2003.
194 Aboy, Rosa, “Departamentos para las clases medias: organizaciones espaciales y prácticas de domesticidad
en Buenos Aires, 1930”, E.I.A.L., VOL. 25- N. 2, 2014. Armus, diego y Jorge E. Hardoy, “Conventillos,
ranchos y casa propia en el mundo urbano del novecientos”, en: Armus, Diego (Comp.) Mundo urbano… Op.
Cit. Ballent, Anahí, Las huellas de la política: vivienda, ciudad, peronismo en Buenos Aires, 1943-1955, Buenos Aires,
Universidad Nacional de Quilmes, 2005. En particular capítulo 1. Ballent, Anahí y Jorge F. Liernur, La casa y
la multitud: vivienda, política y cultura en la Argentina moderna, Buenos Aires, Fondo de Cultura económica, 2014.
Liernur, Jorge, “El contenido de la tempestad. La formación de la casa moderna en Argentina a través de los
manuales y artículos sobre economía doméstica (1870-1910)”, Entrepasados, n° 13, 1997. Pérez Salas, María
Esther, “El trajín de una casa”, en: Staples, Anne (Coord.) Historia de la vida cotidiana en México. Bienes y vivencias.
El siglo XX, Vol. IV, México, Fondo de Cultura Económica, 2005.
195 Liernur, Jorge F., “Casas y jardines. La construcción del dispositivo doméstico moderno (1870-1930)”, en:
en: Devoto, Fernando y Marta Madero (Dirs.), La vida privada… Op. Cit., p. 125.
99
Para finalizar, resaltamos que todas las noticias de la sección sociales –dedicada a
los viajes o a los acontecimientos de la vida familiar- apuntaban, a nuestro juicio, a dar
visibilidad a la vida relativamente acomodada de los y las residentes de Villa Devoto. El
periódico local servía a la construcción de un estatus por parte de estos sectores sociales en
ascenso a través de mecanismos similares a los esgrimidos por la alta sociedad porteña.
Esto es, existió una asimilación de hábitos, como los viajes, que nos muestran una
conexión a través de las prácticas de dos clases sociales que generalmente se definen como
distanciadas. Asimismo, al indagar las vidas privadas en la vidriera podemos afirmar que
éstas refuerzan los mandatos presentes en la sociabilidad formal. La utilización de
fotografías femeninas para ilustrar eventos tales como compromisos y enlaces
matrimoniales da cuenta de la construcción de la domesticidad como un espacio
eminentemente femenino, lejos de la cimentación de liderazgos y de la participación activa
en el fomentismo.
Pero como sostienen R. Hora y L. Losada, durante el período de entreguerras, si
bien existió asimilación de valores, formas de vida, entre sectores medios en ascenso y la
aristocracia, también se dio un proceso de distanciamiento. La “cultura de clase media” se
afirmó en contra del mundo de la alta sociedad mientras que, la elite comenzó a ver a estos
sectores medios como “un sujeto colectivo que, gracias a la mejora en la educación, la
ampliación del consumo y la mejora del ingreso característicos de la primeras décadas del
siglo, había visto incrementado su peso social y su conciencia de sí mismo”. 196 De este
modo, estos nuevos sectores comenzaban a reclamar el derecho a espacios definidos como
exclusivos de la elite. Según sostienen estos historiadores, esta interacción entre ambos
capas sociales era a distancia, por esto “una fórmula apropiada para pensar semejante
escenario puede ser la de coexistencia sin integración. Sus límites, por lo demás, no habrían
surgido sólo de la circunspección de las clases medias, sino también – y quizá de manera
más decisiva- de la posición de la propia elite”.197
4. Consideraciones finales
Esta indagación sobre el asociacionismo y la prensa local nos ha permitido conocer cómo,
a partir de la sociabilidad de ciertos residentes de Villa Devoto, éste fue convirtiéndose en
un barrio y se lo asoció a ciertos valores, visiones y representaciones de las clases medias.
En primer lugar, reiteremos que Villa Devoto era habitado por personas con diferentes
196 Hora, Roy y Leandro Losada, Las clases altas y medias… Op. Cit., p. 624.
197 Ibídem.
100
ocupaciones, entre los que se contaban trabajadores poco calificados, familias con escasos
recursos, pero también era el lugar de trabajo de numerosos comerciantes, profesionales,
empleados, cuyo protagonismo la prensa barrial destacaba. Como hemos demostrado, los
profesionales y los comerciantes adquirían una notabilidad a partir de identificarse con los
valores del esfuerzo, la previsión y el mérito académico.
En segundo lugar, al examinar los espacios asociativos en los cuales estos vecinos y
vecinas se relacionaban entre sí pudimos constatar una composición de carácter más bien
amplio con respecto al perfil laboral de sus principales protagonistas. En este sentido, esto
nos permitió situar a esos comerciantes, profesionales, maestros, con necesidades
laborales/gremiales, por supuesto totalmente disímiles, en entidades en las cuales se
aunaron con el objetivo común de promover el desarrollo de Villa Devoto. Una vez más el
compartir el interés por mejorar la situación del barrio, por su progreso los aunaba. Esto
nos parece central para reconsiderar el significado de esas vidas disímiles a las que hace
alusión Ezequiel Adamovsky al referirse a las condiciones objetivas del proceso de
formación de la clase media:
…las diferencias de función, calificación o nivel salarial podían crear entre este tipo
de asalariados grandes brechas. Un funcionario estatal se sentía por encima de
cualquier otro tipo de asalariado; el empleado bancario gozaba de mayor estima social
que uno de una tienda; a su vez éste se consideraba superior a otros de funciones
similares, como los dependientes de almacén. Estas diferencias, aunque a veces
puramente simbólicas, podían tener gran incidencia en las formas de organización
gremial, en las identidades, y en los lazos de solidaridad con otros trabajadores.198
Según este historiador, las diferencias en las condiciones objetivas de vida de los
comerciantes, profesionales, maestros, empleados se traducían también en diferencias en
las condiciones subjetivas: la organización gremial, el prestigio social, las identidades y los
lazos de solidaridad. En el caso de Villa Devoto, al indagar al interior de la AFVD,
encontramos que quienes participaban en ella eran profesionales (dentista, martillero
público), maestros, comerciantes. Podemos ver allí la interrelación de estos trabajadores en
el asociacionismo barrial. Es decir, al observar las asociaciones gremiales, tal como lo
sugiere Adamovsky, razonablemente afloran las demandas particulares de cada sector
(salario, condiciones laborales, etc.). Empero, al examinar a estos sujetos en el lugar que
habitaban, el barrio, podemos encontrar esos espacios de sociabilidad barrial donde
dentistas, abogados, martilleros, comerciantes y docentes se relacionaban, compartían su
tiempo y esfuerzos y trabajaban en pos de objetivos comunes. En efecto, afirmamos que
101
durante este período, los espacios asociativos barriales funcionaron como la amalgama que
cohesionó a esos diversos actores con experiencias laborales disímiles. Encontramos en
Villa Devoto un barrio con una vida pública propia que a través del asociacionismo
construyó y afianzó el vínculo entre vecinos de ocupaciones diversas.
102
CAPITULO 3
Veranos de carnaval
199 Entre los trabajos pioneros, Ozouf, Mona, “La fiesta bajo la Revolución Francesa”; en Jacques Le Goff y
Pierre Nora, Hacer la Historia. Objetos Nuevos, vol. III, Barcelona: Ed. Laia, 1980. Para Argentina, Un estado del
arte sobre esta temática se encuentra en: Falcón, Ricardo, “Rituales, fiestas y poder (una aproximación
historiográfica a un debate sobre su pasado y presente), Estudios Sociales, Revista universitaria semestral, año X,
n° 18, Santa Fe, 2000, pp. 89-101. Ver también Lobato, Mirta (Ed.) Buenos Aires. Manifestaciones, fiestas y rituales
en el siglo XX, Buenos Aires: Biblos, 2011. Bisso, Andrés, Sociabilidad, política y movilización. Cuatro recorridos
bonaerenses (1932-1943), CEDINCI- Editorial Buenos Libros, Buenos Aires, 2009. Munilla Lacasa, María Lía,
Celebrar y gobernar. Un estudio de las fiestas cívicas en Buenos Aires, 1810-1835. Buenos Aires: Miño y Dávila, 2013.
Lida, Miranda, “¡A Luján! Las Comunidades de inmigrantes y el naciente catolicismo de masas, 1910-1934”,
Revista de Indias, vol. 70, n° 250, 2010, pp. 809-835. Mauro, Diego, “Multitudes y movilizaciones católicas en la
Argentina de entreguerras. Cuestiones metodológicas e historiográficas”, Polhis, n° 8, 2011. Mauro, Diego, De
los templos a las calles: catolicismo, sociedad y política: Santa Fe, Santa Fe, Ediciones UNL, 2010.
200 Alfaro, Milita, Memorias de la bacanal: vida y milagros del carnaval montevideano (1850-1950), Montevideo,
Ediciones de la Banda Oriental, 2008. DaMatta, Roberto, Carnavales, malandros y héroes. Hacia una sociología del
dilema brasileño, México, FCE, 2002. Godoy Orellana, Milton, “Carnaval, disciplinamiento cultural y respuestas
populares en Chile (Norte Chico, 1840-1900); en Bohoslavsky, Ernesto y Milton Godoy Orellana (Eds.),
Construcción estatal, orden oligárquico y respuestas sociales. Argentina y Chile, 1840-1930, Buenos Aires,
UNGS/Prometeo, 2010, pp. 121-148. Chamosa, Oscar, “Lúbolos, Tenorios y Moreiras: reforma liberal y
cultura popular en el carnaval de Buenos Aires de la segunda mitad del siglo XIX”; en Sábato, Hilda y Lettieri,
Alberto (Comps.), La vida política en la Argentina del siglo XIX. Armas, votos y voces, Buenos Aires, FCE, 2003,
115-135. Falcón, Ricardo, “La larga batalla por el carnaval. La cuestión del orden social, urbano y laboral en el
Rosario del S. XIX”; en Anuario de la Escuela de Historia, n° 14, segunda época, Rosario: UNR- Editora, 1989.
Losada, Leandro, “Del carnaval al corso de Palermo: los ritos sociales de la élite porteña en la belle époque
(1880-1910)”, en: Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas, Alemania, Böhlau Verlag, 2007, pp. 259–280. Roldán,
Diego, “Imágenes, juegos, rituales y espacios. Las Interacciones socioculturales entre elites y sectores
populares durante la entreguerras. La “incultura en Rosario (Argentina)”, História, São Paulo, 28, (2), 2009, pp.
683- 714; La invención de las masas. Ciudad, corporalidades y culturas. La Plata: Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Educación (UNLP), capítulo XI, 2015, pp. 223-237.
103
espacio público. Por esto, este capítulo no puede desatender la relación de los carnavales
con la política, a la que le dan centralidad algunos estudiosos de estos festejos en distintas
ciudades de Argentina. Por ejemplo, Diego Roldán argumenta que, en Rosario, entre 1930
y 1932, se agudizó la preocupación en torno a los festejos de carnaval y afirma que “las
fuerzas del orden intentaron controlar las potencialidades revulsivas de las
celebraciones”.201 A partir de 1932, según afirma el autor, como consecuencia de la gradual
merma en la concurrencia, las autoridades municipales procuraron recuperar los corsos
barriales prohibidos anteriormente. Para ello dispusieron que se pudiera festejar en los
diferentes vecindarios y “el carnaval se descentralizó definitivamente en 1933. La
intendencia dejó a los vecinos la organización de los corsos”.202
Vale insistir en que los carnavales porteños de la década del treinta tuvieron lugar
en una ciudad, donde el uso del espacio público era objeto de cuidadosa atención por parte
del gobierno nacional. Marianne González Alemán ha documentado el intento de Agustín
P. Justo de reglamentar y prescribir el juego político callejero a través de un edicto policial
201 Roldán, Diego, “Imágenes de un juego social y simbólico. Los carnavales rosarinos entre 1900 y 1945”,
Estudios Sociales, revista universitaria semestral, año XXI, Nº 40, Santa Fe, Argentina, primer semestre 2011,
2011, pp. 139.
202 Ibídem, p. 141.
203 Bisso, Andrés “¿El de gaucho o el de Tom Mix? Reflexiones políticas a partir de los horizontes de
identidades prestadas en disfraces y personificaciones lúdicas en la provincia de Buenos Aires durante los
carnavales de la época fresquista, 1936-1940”, en Bisso, Andrés, Kahan, Emmanuel y Sessa, Leandro, Formas
políticas de celebrar y conmemorar el pasado (1930-1943), Ceraunia, La Plata, 2014.
204 Ibídem., p. 115.
104
en mayo de 1932. Según la autora, “los debates de 1932 sobre el derecho de reunión
reflejaban la convicción según la cual los ciudadanos no se habían mostrado aptos a la
socialización y que la sociedad se encontraba pervertida desde su interior por elementos
inasimilables”.205 Si bien en apariencia el edicto parece dirigido sólo a cuestiones políticas,
esta indagación nos advierte sobre la necesidad de atender a la intervención de las
autoridades en los festejos de carnaval, es decir nos exige interrogarnos sobre el modo en
que el Estado, a través de sus políticas y funcionarios moldeó las actividades culturales o de
ocio.
Cabe, por tanto aquí recordar que en la década de 1930, la Ciudad de Buenos Aires
estaba organizada como una municipalidad. La comuna era gobernada por un intendente
nombrado por el presidente de la nación con acuerdo del Senado. Asimismo, funcionaba
un Concejo Deliberante compuesto por 30 miembros que eran elegidos por todos los
varones nativos residentes a través del sufragio obligatorio y secreto y por los extranjeros
varones residentes a través del sufragio secreto y optativo.206 El intendente designado por
Agustín P. Justo entre 1932-1938, fue Mariano de Vedia y Mitre.
Para el examen de los corsos seleccionamos los años 1933, 1935 y 1938, esto
responde a la disponibilidad de fuentes ya que ND comienza a publicarse en noviembre de
1932 y las fuentes disponibles para los años anteriores no se concentran en los festejos de
carnaval. Utilizaremos un corpus documental constituido por: la Memoria del
Departamento Ejecutivo de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires (MDEMCBA),
el BAFVD y el periódico barrial ND. En la primera parte del capítulo reseñamos las
particularidades del carnaval en la Ciudad de Buenos Aires y el surgimiento de los corsos
vecinales. En el segundo apartado, examinamos los festejos en Villa Devoto y
reconstruimos su morfología, sus actores y modos de participación. En el último apartado,
indagamos la relación entre los vecinos, las asociaciones y la municipalidad en el contexto
de dichas fiestas.
205 González Alemán, Marianne, “¿Qué hacer con la calle? La definición del espacio público porteño y el
edicto policial de 1932”, Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, n° 34, Buenos
Aires enero 2012.
206 Según documenta Luciano De Privitellio, este sistema se desarrolló entre 1917 y 1941 y fue “…el resultado
de la reforma de la Ley Orgánica Municipal aprobada en agosto de 1917. (…) El período se cierra en 1941
cuando el presidente en ejercicio, Ramón S. Castillo puso fin a este régimen institucional al intervenir el Poder
Legislativo de la ciudad y reemplazarlo por una Comisión Vecinal elegida por el presidente con acuerdo del
Senado.”. De Privitellio, Luciano, Vecinos y ciudadanos… Op. Cit., p. 18.
105
1. El carnaval porteño: “del centro a los barrios”
106
permite explorar el carnaval como un “factor de disputa por la calle, por el espacio y sus
sentidos, con las autoridades”.212
212 Un examen preliminar al respecto en: Caruso, Laura, "Carnavales proletarios: la huelga grande del
Riachuelo y el carnaval al sur de la ciudad, Buenos Aires 1903-1904", ponencia presentada en el IV Taller
“Historia Social, Género y Derechos”, Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género, UMET, Buenos
Aires, 2017.
213 Seigel, Micol, “Cocoliche´s Romp: Fun with Nationalism at Argentina´s Carnival”, The Drama Review, Vol.
2008, p. 154.
216 Camarero, Hernán, A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-
1935, Buenos Aires, Siglo XXI Editora Iberoamericana, 2007, pp. 217-283.
107
Municipalidad conformó en 1933 la Comisión Permanente de Fiestas Populares (CPFP).
Los empleados municipales encargados de esta comisión tenían como objetivo principal
controlar y estimular las diversas conmemoraciones desarrolladas en el ámbito de la Capital
Federal. Según las Memorias Municipales, sus tareas radicaban en:
108
para la realización de corsos en los barrios por fuera del “festejo oficial”, es decir el que se
realizaba en el centro. Por ejemplo, en 1935 “[el carnaval] se celebró durante los días 3, 4, 5,
9 y 10 de marzo. A propuesta de la Comisión fueron autorizados los siguientes corsos,
sujetos a las disposiciones del Decreto respectivo: Oficial, Flores, Belgrano, Boca, Villa
Devoto, Mataderos y Parque de los Patricios”.220 Quienes tuvieron un rol significativo
dentro de esta reglamentación fueron las asociaciones de vecinos, ya que: “los corsos
vecinales se realizarían si lo solicitaban comisiones de vecinos responsables, y reconocidas;
y la CPFP les facilitaría toda la ayuda que fuese posible, en cuanto a materiales y elementos
de ornato e iluminación se refiere, una vez satisfechas las necesidades del Corso Oficial”. 221
El fragmento expresa, por un lado, el procedimiento impuesto para que cada barrio de la
ciudad obtenga el permiso para la organización de sus respectivos corsos, y por otro, deja
en claro la preeminencia de los corsos del centro como evento oficial de la Ciudad. En
otras palabras, el mecanismo consistía en que una agrupación o comisión de vecinos
“responsables y comprometidos” de cada barrio solicitarán a la CPFP y a través de ella al
Intendente, la autorización para realizar un corso vecinal.
Como ya señalamos para el año 1935, por ejemplo, se permitió que cada uno de los
siguientes barrios –Flores, Belgrano, Boca, Villa Devoto, Mataderos y Parque de los
Patricios- pudiera celebrar un corso en su distrito (Mapa 7). De modo que la ciudad contó
con siete corsos en total: uno oficial y los otros seis en los mencionados barrios:
Elaboración propia, a partir de Plano de la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, Edición Peuser, 1935 222
109
Tal como observamos en el mapa cuatro corsos barriales (Flores, Belgrano, Villa Devoto y
Mataderos) se celebraban en el territorio que no pertenecía a la Capital Federal antes de
1880 y cuya urbanización se consolida en los años veinte y treinta. En este sentido, es
importante destacar que la Municipalidad a través de estas autorizaciones reconocía
implícitamente, la relevancia que cobraban los corsos barriales en un contexto de expansión
de la ciudad y consolidación de las zonas suburbanas.
Cada año, a partir de la concesión por parte de la Municipalidad del permiso para efectuar
el festejo, todas las reuniones y decisiones tomadas por la comisión de vecinos fueron
publicadas en el periódico local.223 Ahora bien, ¿en qué consistían los carnavales en la
periferia de la ciudad? ¿Quién se ocupaba de organizar los festejos, dónde se realizaban y
quienes asistían? Anticipemos aquí que decir carnavales significa fundamentalmente decir
corso: disfraces y desfiles de carrozas. Pero como demostraremos en esta sección en Villa
Devoto también los carnavales suponían fiestas, en especial bailes, en clubes, cines y
residencias particulares.
Semanas antes del inicio de los carnavales, ND exponía toda la información sobre
el evento. La prensa local detalló la estructura y la disposición de las actividades. Por
ejemplo, la distribución de las guirnaldas que iluminarían el desfile, el valor de los palcos en
las diferentes ubicaciones, las vías de acceso de los automóviles y los precios fijados para
los mismos, los premios que se entregarían a los ganadores y los jurados para cada
223 Ver por ejemplo: “Mañana darán comienzo las reuniones de corso de carnaval. Prometen alcanzar gran
brillo los desfiles a realizarse los días 3, 4, 5, 9 y 10 del corriente”, “Concurso de máscaras infantiles”, “Quedó
constituida una Comisión Auxiliar de Damas” ND, 21-2-1935, p. 3; “Comenzará mañana el corso de Villa
Devoto” ND, 6-2-1937, pp. 1-2; “Se constituyó la Comisión de Corso para el próximo carnaval” ND, 5-2-
1938, p. 1.
224 Ver en el anexo 8 tabla con las comisiones directivas de los distintos años.
110
categoría.225 Los festejos se realizaban en torno a la Plaza General Arenales, principal
espacio verde del barrio y el recorrido -señalado en el siguiente mapa- comprendía las calles
marcadas con línea punteada: Nueva York (de Esperanza a Mercedes); Av. Fernández de
Enciso (de Nueva York a Asunción), Mercedes (de Nueva York a Pareja) y Bahía Blanca
(de Nueva York a Pareja). De ser necesario por el exceso de vehículos se extendía el
recorrido a las calles marcadas con una línea doble: Pareja (de Mercedes a Bahía Blanca) y
Nueva York (de San Nicolás a Esperanza). El palco oficial, estaba ubicado en la calle
Nueva York sobre la Plaza Arenales de frente a la calle Chivilcoy:
Sobre Nueva York, donde estaba el palco oficial, en el cual se ubicaba la comisión
organizadora del corso, se encontraban los palcos preferenciales cuyo precio era más
elevado que los ubicados en las otras calles del recorrido. En el siguiente cuadro
sintetizamos los distintos precios para los carnavales de 1933, 1935 y 1938 y los
comparamos con el importe de las entradas de cine del barrio. En el caso de los palcos el
valor es por abono de cinco noches por familia y para los vehículos el valor es por noche:
225“Palcos: 3 primeros premios y 6 segundos premios; carruajes: 2 primeros premios y 4 segundos premios;
orfeones: 1er premio $100 y medalla de oro, 2do premio $60 y medalla de plata; 3er premio $30 y medalla de
plata; grupos humorísticos: primer premio $50 y medalla de oro; 2do premio $25 y medalla de plata, 3er
premio medalla de plata; grupos gauchescos: primer premio $50 y medalla de oro; 2do premio $25 y medalla
de plata, 3er premio medalla de plata; mascaras sueltas: 1er premio medalla de oro, 2do premio medalla de
plata” ND, 25-2-1933, p. 3.
111
Tabla 5: Precios de entradas al corso vecinal
Palco
Año/ Chata-
preferencial Palco Auto Carruaje Entrada de cine
precio camión
1933 $25 $20 $4 $10 $25 Cine Devoto: 0,40
Cine Gran Bijou
$0.80
1935 $20 $15 $4 $5 $3
Cine Hollywood
$0.40- 0.60
Cine Teatro Gran
1938 $20 $15
Bijou $0.40
Cine Teatro Gran
1939 $15 gratis
Bijou $0.40
Elaboración propia a partir de los datos publicados en ND en los meses de enero, febrero y marzo de 1933,
1935 y 1938
Como podemos apreciar, la participación en los corsos vecinales implicaba una inversión
de dinero significativa. Aun teniendo en cuenta que los abonos de los palcos eran por
familia, en 1933 el valor equivalía a un total de 62 entradas de cine, en 1935 a unas 25
entradas y en 1938 a unas 37. La información recabada no hace referencia a la cantidad de
personas que podían ocupar un palco, pues efectivamente, al aumentar el número de
participantes disminuía el costo señalado. Empero, es importante destacar que los gastos de
estos festejos no residían únicamente en las entradas, ya sea de palcos o de vehículos, sino
que también debe tenerse en cuenta la utilización de disfraces, máscaras, el material
necesario para caracterizar y adornar el palco o vehículo y el cotillón típico de estas
celebraciones. El coste se incrementaba si además se concurría a los bailes de los clubes
cuyas entradas iban de $1 a $3 por persona. En efecto, participar de los carnavales requería
de una economía familiar holgada que permitiera gastar estas sumas de dinero en una
actividad de entretenimiento.
Las fiestas se desplegaban durante la noche, por lo general a partir de las 20 hs. y se
extendían hasta entrada la madrugada. Las familias disfrazadas presentaban sus palcos
adornados con diferentes motivos (castillos encantados, gitanas españolas, guerreras
griegas, damas de corazones, muñecas “Lenci”, aldeanas rusas, entre otros) con el fin de
conseguir alguno de los premios en efectivo.226 En dichos palcos, se podía ver a jóvenes
festejando con humor y realizando juegos con serpentina, papel picado y flores naturales.
Así lo describía ND para los festejos del 26, 27 y 28 de febrero de 1933: “Fue su recorrido
el escenario de una espléndida fiesta de la población, alegre y cordial, que bajo guirnaldas
226Por ejemplo, en 1935 los palcos que resaltaban fueron: “Cariocas 1935”, “Muñecas Lenci”, “Fantasía de
Dandy”, “Escolares 1935”, “Chicas de Hollywood”; en 1937 las familias adornaron sus palcos de:
“Mandarines chinos”, “Damas Victorianas”, “Muñecas Lenci”, “Paisanas rusas”, “Fantasía española”,
“Aldeanas españolas”; para 1938 la prensa destacó los palcos de: “Casanova fantasía”, “Aldeanas tirolesas”,
“Caperucitas rojas”, entre otros motivos.
112
luminosas afirmaba su derecho a la sana y necesaria expansión”.227 Durante el desarrollo de
la fiesta, una banda musicalizaba la velada: “Instalada en un palco en las calles Nueva York
y Mercedes, el conjunto de la Sociedad Operai Italiani que dirige el maestro Barbieri,
interpretó un variado programa musical, seguido con visible interés por el público.”228
Asimismo, otras familias que mostraban sus caracterizaciones desde sus autos y
carruajes desfilaban por las calles demarcadas previamente. Entre sus disfraces la prensa
destacaba: gitanas rusas, marineros, piratas, desfile de orfeones, murgas y centros
gauchescos. El periódico local destacó, en diversos años, la presencia de agrupaciones que
se reiteraban: “Los riojanos”, “As de espadas”, “Juventud primaveral”, “Los baquianos de
La Pampa”, “Cómo se canta en Nápoles”, “Los microbios”, “Los eléctricos”, “Los
revoltosos”. Aquí es importante resaltar que, a diferencia de las familias que aparecen
fotografiadas en sus palcos, no aparecían en ND fotografías de las murgas, orfeones y
centros gauchescos desfilando. Cabe mencionar que se podía participar del corso sin contar
con palco o tomar parte en el desfile de automóviles. Algunas familias observaban los
desfiles desde las veredas de las calles que conformaban ese circuito principal. Al finalizar el
desfile se seleccionaban y premiaban las mejores bandas musicales, carruajes, palcos,
grupos humorísticos y máscaras. Posteriormente, el periódico local publicaba la lista de
ganadores y fotografías alusivas.
Para responder a quiénes participaban de los carnavales, la prensa local nos ofrece
algunas pistas, en particular a partir de las fotografías publicadas. Al examinar las fotos, se
destaca la fuerte presencia femenina, en menor medida la presencia de niños y la casi nula
aparición de hombres. En la imagen 39, podemos ver mujeres aparentemente de distintas
edades con una leve sonrisa y maquillaje más sugerente en los labios. Todas están
caracterizadas como españolas con polleras floreadas y pañuelos cubriendo su cabeza.
Atrás está ubicada una mujer mayor, delante de ella posan chicas jóvenes y, por último, dos
niñas de edades diferentes y un niño, también disfrazados, se sitúan en el frente:
113
Imagen 34: “Fantasía española”
ND, 20-2-1937.
En la imagen 40, se observan cuatro mujeres jóvenes aparentemente del mismo rango de
edades, sentadas, con un maquillaje más suave comparado con la primera fotografía. Ellas
están caracterizadas como muñecas, con vestidos claros, sombreros en el mismo tono y un
lazo oscuro sobre sus hombros. En este caso, a su alrededor se encuentran parados
hombres jóvenes y un niño. Es importante señalar que ellos no están caracterizados, sino
que algunos visten saco, camisa y corbata y otros sólo camisas:
ND, 9-3-1935.
En el caso de “Las emisarias del zar”, vemos una mayor cantidad de personas
comparada con las fotografías anteriores. Parece ser una foto más casual ya que varios
protagonistas están con la mirada puesta en otro lugar. Aquí las mujeres jóvenes tienen una
sonrisa más marcada y están caracterizadas con vestidos, sombreros y una capa sujetada
con un lazo en el cuello. Asimismo, también tenemos la presencia de hombres jóvenes, al
igual que en la fotografía anterior, sin caracterizar. Dos de ellos están vestidos de saco,
114
camisa, corbata, moño y sombrero mientras que los otros personajes visten aparentemente
una camisa de color claro. En el fondo de la imagen se asoman dos muchachos de los
cuales no se logra distinguir si están disfrazados o no ya que solamente se les ve el rostro.
ND, 4-3-1933.
ND, 27-2-1937.
Las fotografías nos permiten inferir que la participación más activa en los palcos y
carruajes en cuanto a disfraces y caracterizaciones era femenina. Es decir, aunque ND
publicaba la nómina de familias que habían alquilado un palco y la temática con la se habían
115
caracterizado, las fotografías publicadas aluden mayormente a mujeres. Retomando la
reflexión que nos ocupó en el capítulo 2 de esta tesis, recordemos que las mujeres de Villa
Devoto que no tenían una presencia fuerte en la vida pública asociativa –vecinal o
profesional- sí parecían tenerla en la práctica de la beneficencia y, como vemos aquí,
también en la festiva. Para retratar estos eventos, la cámara se centra en las figuras
femeninas, mientras que las fotos de los hombres disfrazados no predominan.
Notablemente, el rol de las mujeres se volvía central en una celebración pública cuya
principal característica es el juego de caracterizaciones e “identidades prestadas.”229
Durante los dos o tres fines de semana en los que se desarrollaba el corso, los
asistentes disfrutaban de los juegos, disfraces, música y diversión. Los comercios, por
ejemplo las librerías, no estaban ajenos al carnaval e incluso se veían beneficiados por los
festejos. Así, en las mismas páginas donde se leía información sobre los corsos, se podía
encontrar: “Librería, imprenta y despacho de revistas y diarios. Serpentinas y artículos de
carnaval. Artículos para colegios, comisiones, servicio mensajero. Obsequios variados a los
niños. Selección, gusto. Precios moderados.”230
Como hemos señalado, decir carnaval significaba decir corso pero también bailes.
Los clubes locales aprovechaban para recaudar fondos realizando diversas actividades, se
efectuaban también fiestas en algunos cines e inclusive en casas particulares.231 En el caso
de las fiestas organizadas en clubes o cines, en ocasiones encontramos la invitación
publicada en el periódico local, y a posteriori, una crónica sobre las reuniones realizadas.
Las invitaciones versaban: “Olimpia Lawn Tennis Club. Gran baile de disfraz y concurso
de máscaras”; “Club Villa Devoto. Baile de disfraz y fantasía”; “Club Social Estudiantes.
Con 4 grandes bailes celebrará las fiestas de carnaval”232; “Cine Hollywood. Carnaval 1935”,
“Cine Gran Bijou. Grandes concursos carnavalescos”.233 Posteriormente, las descripciones
de estas fiestas resaltaban la concurrencia, la alegría de los presentes y el desarrollo de bailes
hasta horas de la madrugada. Así relataba, por ejemplo, ND la fiesta realizada los días 25,
26 y 27 de febrero de 1933 en el Club Social Estudiantes de la calle Fernández de Enciso
396: “En la amplia terraza tuvieron lugar los grandes bailes anunciados por las autoridades
con objeto de festejar las fiestas de carnaval. Una crecida concurrencia asistió a las fiestas
ND, 25-2-1933, p. 5; “Baile de disfraz y fantasía del Club Villa Devoto” ND, 25-2-1935, p. 4; “Bailarán en la
Asociación de Fomento de Villa Devoto Oeste. Han anunciado siete bailes de disfraz y fantasía” ND, 6-2-
1937, p. 3.
232 ND, 25-2-1933, p. 4
233 También: “Bailes en el Cine Devoto” ND, 25-2-1935, p. 8
116
mencionadas en las que al compás de una orquesta se bailó animadamente hasta avanzada
la madrugada”.234 Del mismo modo, informaba sobre un encuentro en el Club Devoto en
marzo de 1935: “tuvo lugar el primero de los bailes de disfraz y fantasía organizado por las
autoridades. La fiesta contó con el auspicio de una crecida concurrencia que hizo gala de
una constante animación, bailando con gran entusiasmo hasta avanzada la madrugada.”235
Vale recordar aquí que, durante la década de 1930, varios eran los cines que
funcionaban en Villa Devoto y que servían también como salones para estos bailes (Mapa
9). Según el testimonio de Fortunato Troisi “…uno de los primeros cines mudos, que se
denominaban “biógrafos”, fue el San Carlos, en Mercedes 4300, que permanecía todos los
días con películas de cowboys y los sábados y domingos había tres funciones: matinée,
vermouth y noche.”236 A través de las publicidades en la prensa barrial y del relato en las
memorias de F. Troisi hemos podido relevar la existencia de 7 cines, cuatro de ellos
denominados “cine teatro” (Tabla 6). Generalmente, publicaban sus carteleras en los
periódicos locales y describían allí las distintas funciones, películas y costos de las entradas,
estas oscilaban entre 0,20 y 0,80 centavos. Asimismo, las salas que funcionaban también
como teatro publicitaban las obras de diferentes compañías, las entradas variaban entre 1 y
5 pesos. Evidentemente, sus empresarios también aprovechaban los carnavales para
organizar festejos y sumarse a la oferta de entretenimientos de esas noches de verano.
Elaboración propia a partir de las memorias de Fortunato Troisi, las carteleras y publicidades de ND y
BAFVD
117
Mapa 9: Salas de cine y teatro en Villa Devoto
Elaboración propia a partir de Tabla 3 y Nuevo plano de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires: Talleres de la
Sociedad Anónima Casa Jacobo Peuser Lda., papelería, librería e imprenta, 1936. 237
Por último, notemos también las reuniones que se llevaban a cabo en los hogares de
los vecinos de Villa Devoto con motivo de celebrar el carnaval. En este sentido, las mismas
nos hablan, por un lado, de la existencia de diversas maneras de celebrar sin estar
necesariamente incluidas en los eventos oficiales y abiertos a toda la comunidad, y por otro,
de la relevancia que adquirían los diferentes círculos de amistades entre los vecinos y sus
familias. Precisamente, el periódico local publicaba crónicas, describiendo estos encuentros,
detallando el nombre de los presentes y documentándolos con alguna foto. Así informaba
ND sobre un “asalto de máscaras” en 1933:
118
madrugada del día siguiente. Se encontraban presentes las siguientes mascaras: señoritas:
Nora de Madrid, Anita Santos Zanaletti, Marta Kiernan Sabores, Alina y Marta Ford”.239
Como hemos referido, la década de 1930 signada por el Golpe Militar y marcada por la
Restauración Conservadora, impactó sobre los usos del tiempo libre de la sociedad
argentina, en general y porteña, en particular. En el caso de Villa Devoto, los sistemáticos
intentos de la Municipalidad por reglamentar los carnavales barriales durante esa década
generaron descontento entre los vecinos. En 1933, ND se hacía eco de esta insatisfacción,
explicando que:
119
Este fastidio se relacionaba, por un lado, con que antes de la intervención de la Compañía
de Boys Scouts la organización de los corsos sería efectuada por personas externas al
vecindario, y por el otro, se criticaba la utilización de los fondos recaudados a discreción
del gobierno municipal. Esta situación demostraba cierto sentimiento de pertenencia o
identidad propia del barrio que lo diferenciaba de los demás, como se verá a continuación,
tácitamente, ninguna persona procedente de fuera del barrio podría organizar el carnaval, ni
mucho menos la recaudación podría ser utilizada en otro lugar que no fuese Villa
Devoto.241
Tal era la centralidad de esta festividad, que a inicios de 1933 una comisión de
vecinos junto a la Compañía de Boys Scouts “General Arenales” realizó un petitorio a la
Municipalidad para emprender el “Corso Vecinal de Villa Devoto” sin injerencia de una
comisión externa. La respuesta fue positiva, según lo publicado en ND:
Tal como lo pedíamos, nuestro próximo corso estará organizado por una comisión
de caracterizados vecinos y su producto no emigrará de Devoto. Conseguidos tales
anhelos, es de esperar ahora, que el vecindario e instituciones locales, a estas últimas
especialmente hacemos nuestro llamado, cooperen y secunden a la comisión de
vecinos que ha de correr con su organización.242
Esta oposición de los vecinos a la intervención municipal puede ser explicada quizás por la
larga tradición organizativa de los vecinos de Villa Devoto, quienes organizaban fiestas de
carnaval desde 1919 y por la fuerte presencia asociativa en la zona, cuya primera Asociación
de Fomento databa de 1896.
241 En 1937, por ejemplo, el mismo periódico publicaba: “Todos los esfuerzos oficiales, todos los materiales,
todas las atenciones se concentran en el corso de la calle Corrientes; los corsos vecinales quedan huérfanos de
toda ayuda” en: ND, 30-1-1937, p.1, haciendo clara referencia a las diferenciaciones que existían entre el
centro y los barrios.
242 ND, 25-2-1933, p. 1.
120
contenido tradicional del evento. En primer lugar, ND manifestó su descontento frente a
las desigualdades que la Municipalidad demostraba entre el centro y los demás barrios en la
colaboración de la infraestructura para los carnavales. En este sentido, dichas festividades
eran otro de los escenarios en los cuales se podían ver estas diferenciaciones:
La posición oficial siempre es cómoda y fácil. Cuando los festejos producen alguna
perdida, se desentienden cómodamente, incidiendo aquella sobre el patrimonio
particular de los organizadores. Su actitud cambia fundamentalmente cuando los
festejos producen una ganancia, por ínfima que sea. (…) la negación de los elementos
más indispensables a las comisiones que buscan el apoyo oficial, pone de manifiesto
el menguado propósito de sabotear en toda forma el éxito de los corsos vecinales.
Todos los esfuerzos, todos los elementos y todas las atenciones se concentran en el
corso metropolitano; los corsos vecinales quedan librados a su propia suerte con la
pesada carga de la responsabilidad a que antes nos referíamos.243
anteriores, el uso de la careta, antifaces o el uso de pinturas que desfiguren el rostro. Tal disposición, que se
dicta en virtud del estado de sitio, contiene una excepción en lo que se refiere a las damas y menores que
podrán usar medio antifaz. Asimismo ha sido prohibido el juego con agua y pomos en las calles de la
Capital.” ND, 10-2-1934, p. 2.
121
máscaras y caretas durante las fiestas.246 Una semana después, ND se refirió al edicto
policial sobre el uso de esta indumentaria:
Como se observa, el periódico objetó el edicto en tanto alteraba el espíritu de los festejos.
Años después, en 1938 un nuevo edicto policial interfería en el carnaval porteño y ND
volvía a criticar este tipo de disposiciones: “la Intendencia Municipal dictó la semana
pasada un decreto por el cual se prohíben durante los próximos festejos de carnaval el uso
de disfraces de aspecto trágico o macabro por el temor que infunden en los menores y la
inquietud que provocan aun en los mayores”.248 Vemos aquí que las intervenciones sobre
los festejos no se limitaban solamente a cuestiones materiales, de sonido o iluminación,
sino que también las normativas influían llamativamente en el cómo se llevaba a cabo el
carnaval. La Municipalidad y la policía tenían injerencia, o intentaban tenerla, inclusive en
materia de disfraces. Claro que es materia pendiente el ponderar el grado de acatamiento de
estos edictos por parte de los vecinos y vecinas.249
Por último, queremos subrayar que en los ejemplos seleccionados, a la par de los
conflictos con los poderes políticos y sus restricciones, subyace también la reflexión sobre
la decadencia del carnaval como fiesta popular. Al respecto, luego de los carnavales de
1938, el periódico local especulaba:
Los que tienen vivo aun el recuerdo de los corsos que se realizaban en nuestra
localidad diez o quince años atrás, han sufrido el proceso involuntario de una
comparación, con los últimos corsos presenciados en la Plaza Arenales. (…) El
hecho observado entre nosotros se repite en otras zonas de la capital. De poco han
valido la entrada gratuita para carruajes, la donación de palcos y los mil recursos
empleados para reconquistar los prestigios del corso de carnaval. Entre nosotros, la
246 “Se permitirá usar careta durante las fiestas de carnaval. Numerosos comerciantes y vecinos nos han
solicitado informes sobre la prohibición que rigió en años anteriores sobre el uso de la careta y el antifaz
durante las fiestas de carnaval. La prohibición de referencia ha desaparecido con el levantamiento del estado
de sitio que rigió en años anteriores exigiéndose cómo único requisito para usar esos adminículos el permiso
que conceden las autoridades policiales. Este permiso no es indispensable para menores de catorce años”
ND, 16-2-1935, p. 2.
247 ND, 21-2-1935, p. 3.
248 ND, 26-2-1938, p. 1
249 A. Bisso indaga la aceptación o el rechazo de los edictos policiales prohibitivos por parte de los vecinos
observando a través de la prensa sus caracterizaciones en los concursos. En: Bisso, Andrés, Sociabilidad, política
y movilización. Cuatro recorridos bonaerenses (1932-1943), CEDINCI- Editorial Buenos Libros, Buenos Aires, 2009.
122
realidad en una y ella es que nuestro corso ha caído en una decadencia tal, que
difícilmente volveremos a presenciar los desfiles familiares de sus primeros años.
Debemos por ello preguntarnos ¿dejó Devoto de ser un barrio para corso?250
Los corsos constituían uno de los hechos más trascendentes que dieron fama a la
Plaza Arenales y por extensión a toda Villa Devoto. El primer año que se hicieron
fue en 1919, organizados por la Sociedad de Fomento (…) “El Triángulo”. El corso
comenzaba frente a la estación Villa Devoto con un recorrido total de siete a nueve
cuadras251
Después del corso de la Avenida de Mayo el otro que era muy amplio fue el de
Palermo, por las calles de los tradicionales bosques, financiados por fuertes firmas
comerciales; los corsos que más brillaron fueron los últimos días de carnaval con
corsos de flores; la carroza más bonita era la que más flores granjeaba. Hubo muchos
corsos que se armaban en los barrios: los más destacados ya los mencioné, figurando
como cuarta estrella el de Villa Devoto252
Aquí también se resalta la relevancia de los corsos vecinales. Y de una manera más
elocuente lo narran también algunos de los más destacados escritores argentinos, como
Bioy Casares en su novela “El sueño de los héroes”.254
Esta imagen, más allá de sus sesgos y su afán por edulcorar y engrandecer el pasado
local, documenta la centralidad del carnaval en los barrios porteños en los años treinta. Al
123
parecer, a partir de esos años de máximo apogeo se iniciaría un lento declive. Así, el 7 de
enero de 1939 ND se interrogaba en su portada: ¿Deben realizarse nuevos corsos de
carnaval en Devoto? Se trataba de una encuesta, que varios vecinos respondían
negativamente. Su negativa se fundaba en el hecho de que los corsos habían perdido su
atracción, no suscitaban el entusiasmo de los vecinos y no contaban con la colaboración de
la Municipalidad. El Dr. Francisco Guma (Presidente de la comisión vecinal de 1935)
afirmaba: “Devoto ha modificado indudablemente su estructura social. Las principales
familias se retraen de estos actos populares, buscando ambientes más propicios a sus
nuevas costumbres. De ahí su ausencia reiterada en los últimos corsos realizados”. 255 En un
contexto en el que se extendían el acceso a los viajes por vacaciones y se multiplicaban los
bailes en clubes y salones, tal como documentamos en el capítulo 2, no sorprende que
mermara la participación de las familias en estos festejos veraniegos. Quizás buscando
atraer a otras familias es que los corsos de 1939 se trasladaron a otro sector de Villa Devoto
y su recorrido se extendía al sur de la Estación Devoto del F.C.B.A.P., comprendía la Av.
Tres Cruces entre Chivilcoy y Segurola a unas 7 cuadras de la Plaza Gral. Arenales.
Por lo aquí analizado, esa pérdida de vitalidad pareciera poder atribuirse al impacto
negativo del control municipal, al menos a los ojos de algunos de los actores involucrados,
aunque también, creemos, que cabe inscribir este declive del carnaval en un marco más
amplio de transformaciones sociales y culturales, en particular referidos a los usos sociales
del tiempo libre en la segunda posguerra.
4. Consideraciones finales
Para los años treinta el barrio era un lugar donde se celebraba y se disfrutaba el carnaval. Se
consolidó una segmentación entre el centro y los barrios en términos de infraestructura,
acceso a las actividades culturales y posicionamiento económico.256 Estas diferenciaciones
también se vieron expresadas en las fiestas. El barrio se convirtió así en un espacio de
entretenimiento y de diversión diferente y alternativo al del centro de la ciudad.
124
residencias particulares que aumentaban año a año su concurrencia. Estas celebraciones se
desarrollaban en un marco familiar, ordenado y sin ostentaciones. Los palcos, la principal
atracción, mostraban a mujeres y niños disfrazados, reafirmando quizás las
representaciones que sobre el orden familiar analizamos en el capítulo 2.
Creemos que festejos, como los carnavales, nos permiten observar las relaciones
entre la sociedad civil, las asociaciones y el Estado municipal. En este caso, hemos podido
desentrañar las disputas que surgen en los años treinta en el proceso de realización de
festejos cuyo principal objetivo era la distensión, la diversión. Por tanto, podemos decir
que, de manera similar al caso bonaerense, los carnavales de Villa Devoto funcionaron
como instancia de negociación entre los distintos actores mencionados y fueron durante los
años treinta el resultado de una puja constante entre el gobierno y la acción vecinal.
125
126
CONCLUSIONES
127
colectivo que se da típicamente en las colectividades integradas por gentes de trabajo,
radica en la continuidad del esfuerzo común. En el espíritu democrático de emulación. En
la renuncia a toda esperanza en la ayuda oficial.”258 Esa “gente de trabajo” y ese “esfuerzo
común” dotaban al barrio de su respetabilidad. El editorial insistía en retratar a sus
habitantes como individuos con “iniciativa y buenas maneras”, en sintonía con aquellas
virtudes que exhibían los personajes de las galerías de comerciantes y profesionales, las
columnas de viajantes o las notas sociales sobre compromisos o casamientos. Sin ser un
barrio opulento, los hábitos, trayectorias, costumbres de sus residentes parecían
prestigiarlo. Un prestigio alcanzado a partir del esfuerzo laboral, la educación, la buena
vecindad y una vida familiar atenta al cuidado y futuro de los hijos. A criterio del editorial,
este era un barrio cuyos residentes se empeñaban en hacer mejor sus propias vidas y la de
sus conciudadanos participando así de un “espíritu democrático” que se entendía como la
confianza en el esfuerzo común, el empeño de la sociedad civil, que nada podía esperar de
la asistencia de las autoridades. En pequeña escala, el barrio de V. Devoto se construía
como una sociedad confiada y orgullosa de sí misma.
Seguramente la celebración del cincuentenario servía para insistir sobre ese Villa
Devoto imaginado sobre el cual, como se ha explicado en estas páginas, no todos
coincidían. Hemos demostramos que coexistían, y entraban en tensión, diferentes
imaginarios sobre este barrio. Tanto la AFVD como ND abogaban por el reconocimiento
de esta zona como un “barrio-parque” cuyo “destino en la vida de la ciudad, era el de
embellecerla y oxigenarla”.259 Empero este ideal se veía dificultado por limitaciones
materiales innegables: Villa Devoto estaba ubicado en los suburbios de la Capital Federal,
en el linde con la Provincia de Buenos Aires. Gustara o no, más de una vez se lo calificaba
como suburbano. Por otra parte, en 1930 Devoto carecía de un buen servicio de cloacas y
agua corriente, pavimentos y un transporte público eficiente. Aún hoy la extensión de
subtes le es esquiva. Finalmente, más allá del esfuerzo de sus residentes no todos lograban
el camino de la prosperidad. En Villa Devoto existían hogares humildes y por tanto tenía
sentido una sociedad de beneficencia cuya mayor visibilidad se lograba en la “Semana del
pobre” auxiliando a las familias carenciadas del barrio.
A los ojos de otros actores –las autoridades municipales, los diarios y las revistas
ilustradas de circulación nacional- Devoto no se asemejaba a ese barrio representado por
ND. Tal como vimos, Villa Devoto fue elegida sede de la Alcaidía de Procesados y
128
Contraventores de la Capital Federal desde 1927 y, por tanto, las revistas ilustradas de gran
tirada solían referirse a ella como la “Cárcel de Devoto”. Asimismo, algunos relatos
ficcionales de CyC reconstruían historias de personas, que habían buscado con ahínco
mudarse de allí. El 14 de enero de 1933, CyC publicó un cuento titulado “El piso 16”.260
Este relataba la historia de un matrimonio joven –Ramona y Jorge- que después de casarse
alquilaron una casa en “una tranquila calle de Villa Devoto, porque [Jorge] amaba el
silencio y las veredas arboladas del barrio”, aunque a Ramona “le fastidiaba esa vida,
porque la hubiera preferido bulliciosa y febril”. Como una amiga de Ramona, quien residía
en el centro de la ciudad, la persuadió que allí había “mucha comodidad” y que se estaba
“próximo a cines y teatros; desde donde se abarcaba toda la ciudad y el río”, ella le exigió a
su marido abandonar su casa en Villa Devoto y alquilar un departamento en un edificio del
centro. Sus motivos eran contundentes: “¡Yo no puedo vivir más aquí! Me aburro; este
silencio me hace daño; este barrio es muy triste. Tengo que divertirme un poco.”
Finalmente, Ramona logró convencer a Jorge y se mudaron a un departamento en el piso
16 de un edificio céntrico. El autor del cuento extremó el contrapunto entre el centro y los
suburbios, ambos caras opuestas de una misma ciudad, cuyas singularidades se definían a
partir de las diferencias existentes entre sí. Para su personaje –Ramona- en el centro “había
novedades cada día, tal vez cada hora; no como en el rincón de Villa Devoto, donde sólo al
mes se producía algún hecho digno de comentario.”261
La pintura que nos brinda este relato ficcional sobre Villa Devoto devuelve una
imagen muy distinta de la que las asociaciones fomentistas y la prensa devotense buscaba
proyectar. Aquí Villa Devoto está lejos de ser un barrio dinámico, carece de actividades
culturales y atracciones o entretenimientos. Conscientes de la circulación masiva de este
tipo de representaciones, la prensa local redobló sus esfuerzos para retratar al barrio como
un lugar atractivo, con una dinámica sociabilidad pública y una infraestructura amigable.
Claro que, según exponía en 1938 ND, afianzar estos rasgos exigía en la práctica “…la
acción dirigida de todos a lograr el interés de todos. Cuando se vuelva a esa política Devoto
recién podrá despojarse de lo de `villa´. Hasta entonces no será otra cosa que un barrio,
confusamente conocido, y una Cárcel por patronímico.”262
Disputada o no, los contornos que esta sociedad construyó para Villa Devoto
hacían que en los años treinta adquiriera una impronta propia y diferenciada de otras zonas
129
de la Capital Federal que adquirían un perfil claramente obrero y de otros barrios típicos de
las elites porteñas. Como sabemos, a fines del siglo XIX y principios del XX, en el contexto
de las oleadas de inmigración masiva, los barrios céntricos cercanos al puerto se
convirtieron en verdaderos espacios de alojamiento, sociabilidad y empleo de las clases
trabajadoras. Barrios como La Boca y Barracas fueron el foco de atracción de los recién
llegados a la Capital Federal.263 Asimismo, en el incipiente proceso de industrialización del
país las periferias hacia el sur de la ciudad, dentro de la Provincia de Buenos Aires, se
convirtieron en áreas privilegiadas para la instalación de los primeros cordones
industriales.264 Paralelamente, las elites porteñas se concentraron en zonas específicas que
les permitieron seguir marcando una distinción social y mantener un estatus diferenciado,
ejemplo de ello fueron los barrios de Recoleta, Barrio Norte y Palermo.265
263 Ver por ejemplo: Caruso, Laura, Embarcados. Los trabajadores marítimos y la vida a bordo: sindicato, empresas y
Estado en el Puerto de Buenos Aires. 1889-1921, Buenos Aires, Imago Mundi, 2016. Romero, Luis A., “Nueva
Pompeya, libros y catecismo”, en: Gutiérrez, Leandro y Luis A. Romero, Op. Cit., 1995, p. 176. Scheinkman,
Ludmila, “Pequeños huelguistas: participación de menores en los conflictos en la industria del dulce en
Buenos Aires en la primera década del siglo XX”, Trashumante. Revista Americana de Historia Social, D.F.-
Medellín Colombia, Universidad de Antioquia, Universidad Autónoma Metropolitana, 2016, p. 108.
264 Al respecto podemos señalar: Lobato, Mirta, La vida en las fábricas. Trabajo, protesta y política en una comunidad
barrios de la alta sociedad, trasladándose del sur de la Plaza de Mayo al norte, hacia Florida y Plaza San
Martín, primero, y Barrio Norte y la Recoleta, después…”, en: Losada, Leandro, Del carnaval... Op. Cit, pp.
259–280.
130
Al reducir la escala de análisis para pensar la sociabilidad porteña hemos podido
detectar líneas de indagación a profundizar en el campo de la historia social, que estimamos
fecundas. Creemos que, así planteado, este estudio sobre Villa Devoto ha podido contribuir
a la comprensión de la sociedad y sociabilidad barrial, la formación de las clases medias y
las ideologías de género y modelos familiares en la Argentina de la primera mitad del siglo
XX.
131
132
ANEXOS
Anexo 1
Elaboración propia a partir de Cuarto Censo General de Población. MCBA. 22-X-1936. Tomo III: "Estado
civil, país de matrimonio, religión", Buenos Aires, 1939, pp. 296-297.
133
Anexo 2
134
Anexo 3
135
Anexo 4
Cantidad de
Estado civil
población
Solteros 80.557
Casados 59.647
Separados
394
legalmente
Divorciados 32
Viudos 6.068
Estado Civil
1
Desconocido
Total 146.717
Elaboración propia a partir de Cuarto Censo General de Población. MCBA. 22-X-1936. Tomo III: "Estado
civil, país de matrimonio, religión", Buenos Aires, 1940, pp. 135.
136
Anexo 5
Elaboración propia a partir de Cuarto Censo General de Población. Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires. 22-X-1936. Tomo II: "Masculinidad, lugar de nacimiento, alfabetismo, Buenos Aires, 1939, pp. 328-
378.
137
Anexo 6
Lugares
varones mujeres Total general Porcentaje
de nacimiento
Nativos 45.569 48.401 93.970 63,61%
Brasil 204 237 441 0,29%
Uruguay 458 595 1.053 0,72%
Otros Países 154 179 333 0,22%
América Central
99 102 201 0,13%
y del Norte
Alemania 500 416 916 0,64%
Austria 289 241 530 0,35%
Checoslovaquia 265 192 457 0,30%
España 8.867 8.773 17.640 11,94%
Francia 252 375 627 0,42%
Hungría 110 98 208 0,14%
Italia 14.085 9.998 24.083 16,30%
Lituania 71 73 144 0,09%
Polonia 1.198 887 2.085 1,41%
Portugal 343 186 529 0,35%
Reino Unido
(Gran Bretaña e Irlanda 168 166 334 0,22%
del Norte)
Rumania 167 163 330 0,22%
Rusia
656 540 1.196 0,80%
(Europea y asiática)
Suiza 77 77 154 0,10%
Turquía 155 70 234 0,15%
Yugoslavia 146 114 260 0,17%
Otros Países,
188 141 329 0,22%
posesiones, etc.
Asia 404 188 592 0,40%
Siria y Líbano 235 104 339 0,22%
Otros países, posesiones,
169 84 253 0,17%
etc.
Oceanía 4 2 6 0,004%
África 10 17 27 0,01%
Origen desconocido 14 24 38 0,02%
Totales generales 74.453 72.264 146.717 100%
Elaboración propia según Cuarto Censo General de Población. MCBA. 22-X-1936. Tomo II: "Masculinidad,
lugar de nacimiento, alfabetismo, Buenos Aires, 1939, pp. 98-101.
138
Anexo 7
Elaboración propia según Tercer Censo General de Población, Edificación, Comercio e Industrias de la
Ciudad de Buenos Aires Capital de la República Argentina. MCBA. 16-X-1909. Tomo I, p. 12.
139
Anexo 8
Comisión vecinal
Cargo Corso 1933 Corso 1935 Corso 1938
Presidente Rodolfo Paolucci Dr. Francisco Guma Juan Leandro Arroqui
Vicepresidente Francisco Otero Profesor Alfredo Chiaravalle- Sr. Manuel López Delgado
Sr. Carlos Aureliano Miranda
Secretario Jorge L. Figueroa Profesor Fidel Gasbarro Sr. Juan Rodríguez Lorenzo
General
Secretario Ubaldo Aparicio Sr. Jorge L. Figueroa
Secretario de Ubaldo Aparicio Sr, Asdrúbal A. Noble
actas
Tesorero José R. Frattini Sr. Marcelo González Dr. Mario Bertoletti
Protesorero Mario Meriggi Sr. Herman Barrounere Sr. Fructuoso Bermúdez
Vocales Isidoro E. Gil, José Dr. Guillermo Lafaille, Sr. Sres. Alberto H Aveleyra,
González Menéndez, Juan Santiago Harte, Profesor Eduardo T. Troncoso,
Carlini, Carlos G. Spilsbury, Hugo Calzetti, Cap. de Sebastián Alsina, Carlos
César Baratelli, Enrique Fragata Teodoro Caillet Bois, Aureliano Miranda,
Roulet, Bernardino Coronel Juan Tonazzi, Sr. Eduardo Marcenaro,
Devicenti, Ricardo Burgos, Sebastián Alsina, Capitán Comisario Horacio
José Garbarino, Juan Salvador Martín Blanco, Sr. Fleurquin, Miguel Lorente,
Demichelis, Rosendo Eduardo Macías, Sr. José Esteban A. Rizzi, Ángel
Gómez, Manuel de Arcos, López Bravo, Comisario Navarro, César L. Pomato,
Antonio Caputo, Horacio Horacio Fleurquin, Sr. José Panizza, José
M. Fleurquin, Martín Rodolfo Paolucci, Teniente Garbarino, Marcelo
González, Aureliano Remigio Amaya, Sr. Antonio González, César Gallo,
Miranda, Diego Moreau, Marino, Sr. Francisco Di Eugenio Vázquez, Juan
Juan Bermúdez, Sebastián Fonzo, Sr. Natalio Ferrante, Baguez, Atilio Baron, Juan
Alsina, Alfredo Pascolini, Sr. Ricardo Burgos, Sr. Raúl Casella, Arturo E. Rozza,
Ignacio Braunthal, Fidel de la Puente, Sr. Alberto Enrique Quiroga, Enrique
Gasbarro y Lorenzo Gonzalez Ezeiza, Dr. Oscar Roulet
Stanchina. Migliaccio, Sr. Martín
Gonzalez, Sr. Segundo P.
Acuña, Sr. Víctor Suarez
Riobo, Sr. Manuel Tschirch,
Sr. Miguel Llorente, Sr.
Antonio Ponce, Sr. Antonio
Zocoli.
Elaboración propia a partir de los datos publicados en ND en los meses de enero, febrero y marzo
de 1933, 1935, 1938
140
Anexo 9
JUBILO- hay ruido de fiesta en la casa-. De fiesta de cumpleaños. ¡Qué música de augurios!
¡Qué estampido de frases! ¡Cuánto graznido optimista! ¡Con un poco de inconciencia,
echamos nuestra alegría por la ventana…
Un ático turista de la ciudad no puede menos que precisarnos su asombro en una
pregunta indignada:
-¡pero, che! ¿Devoto no pertenece a la capital?
-naturalmente
-entonces, ¿a qué viene esta bambolla provinciana? ¡qué cosa más chocante!
Y tan le chocaba, que al oír vociferar a un “intelectual”, bien conocido por su
frescura, regresó al centro, muy enojado. El pobre no comprendió que ese era uno de los
números cómicos de la fiesta. Tomó en serio el aspecto más baladí del Cincuentenario,
cerrando los ojos a lo que había de trascendente en el acontecimiento.
Trascendencia moral, desde luego. Porque una cosa es la campana y otra es la misa.
Los 50 años de Devoto no significan más que un episodio amable en la vida de la
metrópoli. Si nosotros agitamos locamente el badajo de nuestro entusiasmo, es porque
somos padres de la criatura. Nos llenamos de orgullo al verla vestida de largo; empero, de
ahí a darle la importancia de una solemne realidad, existe un trecho.
Ahorremos adjetivos, pues al acontecimiento, que de esta manera le daremos su
legítima importancia.
Que no es poca, como en seguida veremos.
Decíamos de una trascendencia moral. Pero ¿cuál? ¿Acaso el índice halagador de la
alta natalidad en Devoto? ¿O la bajísima estadística de divorcios? Claro que no. Porque no
se trata aquí de resaltar ese aspecto fragmentario de la moral, determinado por la geografía
o la solidez de la familia; se trata de señalar un aspecto moral colectivo que se da
típicamente en las colectividades integradas por gentes de trabajo, radica en la continuidad
del esfuerzo común. En el espíritu democrático de emulación. En la renuncia a toda
esperanza en la ayuda oficial. De tal moral tales consecuencias. En su lado bueno y en el
otro.
Si del bueno, resulta así hecho el elogio del progreso actual de Devoto en el orden
edilicio. Si del malo, explica el paulatino abandono de la colaboración, concretada en la
guerra de iniciativas encontradas; en la manifiesta hostilidad de sus hombres de acción a la
influencia de la gente culta. De todas maneras queda un saldo favorable. Y una enseñanza
para los vecindarios de algún suburbio de la ciudad, que con tener una existencia más larga,
un comercio próspero, y un sentido más autónomo de su posición dentro de la metrópoli,
están, sin embargo, en considerable retraso con esta zona.
De todo esto viene a resultar una consecuencia utilitaria de esa moral que hablamos.
La del valor del entendimiento por sobre todo otro interés. En la acción dirigida de todos a
lograr el interés de todos.
Cuando se vuelva a esa política Devoto recién podrá despojarse de lo de “villa”.
Hasta entonces no será otra cosa que un barrio, confusamente conocido, y una
Cárcel por patronímico.
Pero, entonces, ¿a cuenta de qué el ruido? Tenía razón el turista… No. El turista
del centro es un petimetre del asfalto, sin pizca de sentido social. El ruido conviene por dos
266
ND, 12-11-1938, p. 1 y 23. El subrayado es nuestro.
141
cosas: la primera, porque así así nos advierten; la segunda, porque como, en efecto, somos
aquí algo provincianos podemos congregarnos y reconocernos. El reconocernos será
saludable. ¡Hace tanto qué no se saludan patricios y plebeyos! La baraúnda del
Cincuentenario arrojará a la calle a las familias que viven encogiéndose de hombros en sus
“cottages” herméticas. Y es posible que el monolito, la calesita humilde de los bailes
populares, les traiga a la memoria el recuerdo de aquel viejo Villa Devoto del 900, cuando a
despecho de la falta de afirmados, de luz y de vigilancia se reunían a danzar “gavotas” y
“lanceros”, en los altos del Club Social que existía en Nueva York y Sanabria…
¡Ah, se dirán entonces esos vecinos retraídos, Devoto es siempre el mismo! ¿No es
acaso aquella muchacha rubia, la misma que flechara al irresistible Hiriart? Y aquel
jovencito atropellador ¿no es el Arroquí de otros tiempos? El bravo bigote de este otro,
¿no es la “mustacha” provocativa de Don Francisco Beiró?... Y esta plaza, de canteros bien
cuidados, gramilla recortada, y empenachada de faroles, ¿en qué se diferencia, vamos a ver,
a la otra de mis tiempos, a la del alambrado en torno, siete farolas mohosas, y cuatro
molinillos chirriantes! Todo está aquí como entonces. Ese viejo erguido que va ahí,
buscando algo perdido en las alturas, es Don Antonio Devoto. Y si no lo es, por lo menos
la figura y el bastón que usa, le pertenecen. En cuanto a cambios… ¡Bah! Acaso los árboles
más altos y coposos. Quizás más vigilantes… Lo demás está como entonces. El aire, la luz,
el paisaje. Un paisaje que conservaría toda su prístina hermosura, a no mediar esa terrible
plaga de las casas modernas.
La vieja sociedad devótense debe hacer sentir su influencia sobre las jóvenes
generaciones. Por eso es que consideramos beneficiosa la alharaca del Cincuentenario.
Aquellas familias de ascéticas costumbres, hechas en la inflexible disciplina de hogares
donde la educación tenía un temperamento clásico del deber, dieron a la localidad vecinos
de iniciativa y buenas maneras. El modernismo de la hora ha subvertido en Devoto como
en todas partes el concepto de las jerarquías y de la responsabilidad. Hoy asistimos al
espectáculo deplorable del rastacuero dominando la plaza con sus desplantes y
desopilancias.
La discreción y el recato han desaparecido. Se usa y abusa de la familiaridad, de la
grosería y del disparate. Hace unos días, en el seno de una Comisión Vecinal, un señor, en
presencia de personas responsables, se permitió decir que tenía en su acervo de hombre
público ¡más de 300 conferencias! No faltó quien reflexionara luego acerca de la innegable
pobreza que frente a este inédito “recordman” de la oratoria se venían a encontrar los
Ricardo Rojas, Lugones, Capdevilas, Amadeos, Aráos, Alfaro, Roffo, etc., etc., quienes al
través de su dilatada vida cultural no han podido llegar a una semejante cifra.
Episodios como éste sirven para documentar ese anhelo de regreso a las
costumbres del pasado.
Y para que esto sea logrado es preciso que vuelvan a ocupar su puesto de lucha los
viejos vecinos que se mantienen tercamente en la abstención.
Alguien ha dicho por ahí, con toda oportunidad, que el destino de Devoto en la
vida de la ciudad, era el de embellecerla y oxigenarla. Podía agregarse que también entraría
en tal destino el de reaccionar contra el caos del desarrollo urbano, poniendo en amplias
vías de ejecución su esbozada estructura de barrio-parque. Para cumplir tan alto propósito
tiene a su disposición las excelencias de su trazado y de su magnífica ubicación geográfica.
Además cuenta a su favor con la disposición inteligente de los modernos urbanistas, los
que, enfrentados con la vieja escuela de crear poblaciones mediante el loteo y el liberalismo
individualista, trabajan de acuerdo con la ciencia del urbanismo. Ciencia que además de un
fin estético y utilitario persigue un fin social, teniendo por objeto la adaptación funcional de
la anatomía urbana de acuerdo a las necesidades de la vida humana. Así, pues las ciudades
deben desarrollarse en forma racional, desde sus elementos celulares o casas, hasta sus más
complejos organismos generales.
142
Buenos Aires, que tiene su porvenir de ciudad saneado, en los suburbios, debe
vigilar y controlar el crecimiento científico de sus barrios, y cuando, como en el caso de
Devoto, la naturaleza de su configuración y la tradición estética de sus habitantes,
contribuyan a facilitarle la tarea, su deber es facilitarle medios que permitan su máxima
expansión.
Hemos llegado hasta aquí sin otro ánimo que expresar algunas reflexiones a
propósito del Cincuentenario que hoy se festeja, y que fuimos los primeros en anunciar
para que el vecindario no dejara caer esta fecha en el vacío.
De intento no abrimos un juicio acerca de los orígenes de la población, puesto que
en este mismo número, vecinos caracterizados se encargan de hacerlo, con plena autoridad.
En lo único que abrimos opinión es en la parte social, nervio y médula de toda
colectividad, cuyo estudio nos lleva a conclusiones optimistas acerca de lo que el futuro
reserva a esta localidad, donde hemos nacido y donde esperamos morir.
Si en alguna parte de nuestro juicio hemos sido severos, ha sido llevados por ese
amor al vecindario, tan bien probado ya, que nadie puede negarlo. De todas maneras no
cabe en nuestra intención más propósito que el de cumplir los sagrados principios del
periodismo. Libertad de pensamiento y honestidad es la crítica.
Con ese programa, que es el que nos impusimos al salir a bregar por el interés de
todos, continuaremos desarrollando nuestra modesta obra.
Y al término de la jornada, cuando llegue la hora inevitable del silencio, nos
daremos por satisfechos con haber logrado crear en Devoto, una conciencia periodística
responsable.
Que no es poca, a juzgar por los hechos.
143
Anexo 10
Cuando Jorge Estébanes contrajo matrimonio con Ramona, alquiló casa en una
tranquila calle de Villa Devoto, porque amaba el silencio y las veredas arboladas del barrio.
Ramona, aunque tenía otros gustos, no puso reparos a los deseos de su marido. Ella había
nacido y se había criado en un pueblo suburbano sosegado y monótono, y le fastidiaba esa
vida, porque la hubiera preferido bulliciosa y febril. Era de condición modesta y buena en
el fondo, pero caprichosa, y cuando aferraba alguna idea a su cerebro, se martirizaba
constantemente y no se calmaba hasta que no la viese satisfecha.
Antes de casarse ya le había comunicado a Jorge su agrado de vivir en un hotel o, al
menos, en un departamento central y en altos porque nunca había vivido así; pero él, a
quién abrumaba el tráfago y la vida encajonada del centro, la había disuadido de tal idea.
Transcurrieron algunos meses, siempre obsesionada por su capricho, Ramona
volvió a hablar sobre lo mismo a su marido, y éste moderadamente, volvió también a
rechazarle aquel propósito.
La venida de un hijo, que inundó de dicha el nuevo hogar, alejó por algún tiempo
de la cabeza de la mujer el deseo de vivir en el centro. Tenían mucho que hacer con su
Jorgito, para ocuparse en ociosos pensamientos: lavarlos, vestirlo, amamantarlo, enseñarle a
sonreír y a balbucear las primeras sílabas. Pasados los frescos transportes maternales,
Ramona dejó su hijito al cuidado casi enteramente de una niñera. En su apacible y retirada
casa solía visitarla una amiga, no mucho tiempo casada, que vivía en un piso alto, y le
contaba las delicias de su departamento: mucha comodidad, próximo a cines y teatros;
desde donde se abarcaba toda la ciudad y el río, con sus embarcaciones que entraban y
salían. El relato de su amiga avivó fuertemente en Ramona el deseo de vivir en el centro y
en los altos. Un día, acosada por esta idea, se propuso hablar decisivamente a su marido, y
obtener aquel gusto tan largamente anhelado. Cuando por la noche regresó Jorge de la
oficina, mientras cenaban, Ramona le dijo:
-Jorge: yo siempre hice lo que tú has querido… pero tú pocas veces has hecho mis
gustos.
El hombre, que comía frente a ella, algo cansado por la diaria labor, levantó la
cabeza y miró a su esposa con expresión que denotaba no comprender. Sin embargo,
sonrió:
-no sé lo que quieres decir, hija. Si tus gustos han sido de mi agrado, siempre traté
de contentarlos. ¿No tiene todo? ¿Algo te falta?
-no me quejo. Siempre has sido cariñoso conmigo… pero has hecho mis gustos
sólo cuando a ti te agradaban ¿Por qué no nos mudamos al centro? Hace tiempo te lo
vengo diciendo, y nunca me has hecho caso…
La frente de Jorge se ensombreció. ¡Cuando él creía que su mujer olvidaba aquel
capricho, lo veía surgir con más viveza! ¿Por qué aquella obstinación?, se preguntaba con
un poco de cólera y otro de dolor.
-¡Pero, Ramona!- le dijo en forma persuasiva- ¡vuelves a lo de antes! ¡No sabes
cuánto me haces sufrir! Ya te dije que no nos conviene vivir en el centro: el tráfico, el
ruido, el aire pesado, la falta de sol… Ya sabes cuánto le aprovecha Jorgito mucho sol y aire
puro. A aparte de esto, hija, aquí el alquiler es más económico.
267
CyC, 14-1-1933, p. 3-5. El subrayado es nuestro.
-¡Sí! ¡Esa es la razón!- exclamó con extraña violencia la mujer. -¡Más económico!
¡No quieres gastar unos pesos más! Porque lo que es Jorgito, allá también tendrá sol y aire
fresco ¿sabes? Podríamos estar cerca de la azotea… ¡Yo no puedo vivir más aquí! Me
aburro; este silencio me hace daño; este barrio es muy triste. Tengo que divertirme un
poco. ¡No puedo, no puedo, no puedo!...
Ramona cruzó los brazos sobre la mesa y se puso a sollozar convulsivamente. Jorge
permaneció mudo, preocupado. Amaba a su mujer, sabía que era buena y le apenaba verla
sufrir. Comprendía, sin embargo, que aquello era una mala sugestión; pero no la
reprochaba porque le parecía natural que una mujer joven quisiera un poco más de bullicio
y de novedad. Aun a costa de su carácter austero y del mayor gasto que le ocasionaría la
mudanza. Jorge resolvió complacer a su esposa, con el pensamiento de que más tarde, ya
calmado su anhelo, cambiase de parecer.
-¡Bien, Ramona! ¡No llores más! Iremos al centro…Mañana temprano saldremos
juntos a buscar un departamento como a ti te agrada.
Con ojos aun lagrimeantes, el rostro iluminado de alegría, Ramona se levantó de su
asiento y abrazó cariñosamente a su marido.
Ramona estaba contentísima con su nueva residencia. Tal como se lo había
prometido Jorge, al día siguiente de la discusión se dirigieron al centro y después recorrer
varios departamentos, Ramona escogió aquel, pequeño y confortable, el más alto de un
gran edificio recientemente levantado en la calle Esmeralda. ¡Era el piso 16!, y lo prefirió
porque estaba próximo a la azotea y distaba mucho del suelo.
Nunca había vivido en una casa tan imponente. Se le ocurría que todo el edificio
estaba a su disposición. En la planta baja había negocios, en los primeros pisos oficinas, y
todo lo demás estaba destinado para familias. Hasta el piso 13, todos estaban ocupados. En
el 14 y 15 nadie vivía. Así como Jorge alarmaba tanta altura, que daba vértigos, eso mismo
encantaba a la infantil inexperiencia de Ramona.
Es verdad que pagaban un alquiler superior al de antes; pero, según Ramona, se
compensaba, porque ahorraban el gasto que hacían de Villa Devoto al centro. Era un
cálculo pueril. La verdad la conocía Jorge.
Al principio, Ramona utilizaba el ascensor con frecuencia, más que por necesidad,
por el sólo placer de bajar y subir en el mecanismo durante tantos pisos. Todo lo que
deseaba lo tenía a su alcance: hasta su departamento le llevaban sus artículos el almacenero,
el carnicero, el carnicero y el panadero. En una esquina había una tienda, en otra un bazar y
en otra una farmacia. Si no quería bajar, con un breve pedido telefónico todo se lo llevaban,
y a veces sentía un malsano placer en hacer subir y bajar repetidas veces a los mandaderos
hasta tan alto.
Cuando venía su amiga, que ahora la visitaba con más frecuencia, comentaban con
gran entusiasmo las novedades del centro. Allí había novedades cada día, tal vez cada hora;
no como en el rincón de Villa Devoto, donde sólo al mes se producía algún hecho digno de
comentario.
Desde su balcón, que daba sobre las azoteas de las casas vecinas, a gran
profundidad, Ramona podía ver toda la ciudad de la parte este, que da hacia el río. Se
complacía en que aun las altas cúpulas y pararrayos y las chimeneas humeantes de las
fábricas estuvieran más abajo que ella. Desde las calles agitadas llegaba el apagado rumor de
los vehículos, y los hombres se movían como pigmeos.
Al mediodía y a la noche volvía Jorge de la oficina, alegre, al ver a su esposa
contenta y a su hijito sano y vivaracho; pero con la constante preocupación de aquella
nueva vida que no le agradaba. Sus gastos habían aumentado extraordinariamente y a veces
excedía a sus ganancias. Además le fastidiaba aquella asidua visita de la amiga de Ramona.
Sin embargo, no le hablaba nada de esto, para no contrariarla y quitarle aquella
superficial alegría que ella alimentaba; más aún cuando, los domingos y fiestas en que se
145
quedaban juntos, con Jorgito a su lado, se inundaba de placidez su alma, contemplando,
por el balcón, la fantástica perspectiva, y oyendo las palabras susurrantes de su mujer:
-¡Mira, Jorge, qué lindo! Aquellos veleros juegan una carrera en el río… ¡Qué
hermoso color tiene hoy el agua! Aquel vapor llegó esta madrugada… ¡Tan grande que es, y
tan pequeño parece!... ¡Mira aquel otro que se pierde lentamente en el horizonte! ¡Parece
que se hundiera en el mar!... Me recuerda los cuentos que leía cuando niña…
Las diarias preocupaciones, sin embargo, volvían a Jorge a la realidad. Aquello no
podía seguir mucho tiempo. Pero no quería que fuese él quien produjese los
acontecimientos. Confiaba que su sincero anhelo interior no se perdería en la nada, sino
que de alguna manera misteriosa influiría volviendo las cosas a su cauce verdadero. Por eso
no abandonaba su esperanza y solía decirse con firmeza: “¡Que comprenda, Señor, que
comprenda!”
Pasó el verano, y en esa época Ramona gozó de la agradable frescura de su
departamento, mientras abajo la gente se sofocaba. Vino el otoño y puso su nota gris sobre
el río y los edificios de los contornos; más todo era hermoso aun dentro de la melancolía en
que estaba envuelto. Pero llegó el invierno y el cuadro y las cosas cambiaron por completo.
Jorge había ido a la oficina, Ramona permanecía sentada, sola, en la salita que daba
hacia el balcón exterior, pálida, friolenta, con el recuerdo aún vivo de la terrible noche que
había pasado. Había llovido torrencialmente; el viento silbó y rugió toda la noche; el frío se
hizo agudo; truenos y relámpagos la mantuvieron desvelada; se estremeció la casa, y alguna
vez le pareció que el edificio se balanceaba en el vacío e iba a desplomarse. Su hijito se
despertó y lloró mucho. En cierta ocasión el viento abrió la ventana y penetró en la
habitación una ráfaga helada con lluvia. Se levantaron sobresaltados, y Jorge había
conseguido asegurar la hoja. A la mañana él había amanecido con un fuerte resfrío.
Ahora Ramona permanecía como anonadada. La noche había sido malísima algo
nuevo para ella. Le dolía la cabeza; no tenía noción de las cosas. Los muebles de la salita
fueron tomando formas extrañas; algunos parecían danzar… ¡si era para causar gracia y
también espanto!
En eso apareció Jorgito, su hijo, cruzó, gateando, junto a ella, sin mirarla. El niño se
acercó a la ventana y entreabrió la hoja. Eso le pareció extraño a la madre, porque Jorgito
no era así. Luego, ante el asombro, el chico se puso a trepar la barandilla de hierro del
balcón. Ramona empezó a temblar; quiso levantarse y no pudo: le pareció que alguien le
retenía fuertemente. Entretanto Jorgito se encaramó a caballo sobre la reja. Ramona quiso
gritar, pero ningún sonido salió de su garganta; forcejeó de nuevo, más no logró mover un
brazo. Sólo podía ver y pensar. Un sudor frío, mortal, recorrió su cuerpo. ¿Qué pasaba,
Señor? Los ojos de Ramona se agrandaron espantosamente al ver que su hijito se movía
desde aquella altura inverosímil. El chico se volvió a ella y por primera vez la miró; luego
perdió el equilibrio y cayó del otro lado del balcón, sobre la calle o azoteas contiguas.
Ramona lanzó un alarido y perdió el conocimiento.
Jorge Estebanez descendió del ascensor frente a su departamento y cerró la rejilla.
Una vocecita clara, risueña, llegó a sus oídos, y vio bajar por la escalera de la azotea a la
niñera con Jorgito en brazos.
-lo subí a tomar sol, porque hace mucho frío- explicó la niñera.
Jorge tomó a su hijito, lo besó y penetró con él en su casa. Atravesó el pequeño
vestíbulo en la salita de recibo, frente al balcón que daba al río, vio a Ramona, echada en un
sillón, sollozando, con la respiración entrecortada. Al ver a Jorge y su hijito, arreció su
llanto, y haciendo un penoso esfuerzo se levantó, quitó a su hijito de brazos de su marido,
febrilmente, y lo cubrió de besos y gemidos:
-¡Hijito mío! ¡Aquí estás! ¿Entonces no te caíste? ¡Ay, gracias, dios mío!...
-¿qué te pasa, Ramona? ¿Por qué lloras?- exclamó Jorge vivamente alarmado.
146
Ella lloró unos instantes más; luego enjugó su llanto, y besó a su marido. Tenía el
rostro desfigurado, dolorido.
-¡Ay, Jorge mío! ¡No sabes lo que me pasó! Me dolía la cabeza por la mala noche
que tuvimos. Yo estaba aquí sentada, y tuve una horrible visión, o pesadilla, qué se yo…
Me pareció que Jorgito abría la ventana y subía al balcón… Yo no podía gritar ni
moverme… ¡Ay, Jorge! ¡Creí que era cierto!... ¡Qué Jorgito se daba vuelta, me miraba, y
después… después se caía del otro lado!
Ramona volvió a sollozar, y a besar afanosamente a su hijito. Luego se calmó y
mirando a su marido, le dijo con su voz humilde y sonriente, a través de las lágrimas:
-Dios me ha demostrado que no debemos seguir viviendo aquí. Tenías razón,
Jorge… Vámonos de aquí; volvamos hoy mismo, si es posible a nuestra casita de Villa
Devoto, o a la que tú quieras, Jorge…
El hombre abrazó a su esposa. Una luz de gratitud brillaba en sus ojos.
Comprendió que su deseo interior se había cumplido.”
147
ARCHIVOS Y FUENTES
1. Archivos
2. Fuentes documentales
a) Documentos oficiales:
b) Publicaciones periódicas:
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