Yo Soy La Vid Verdadera

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YO SOY LA VID VERDADERA

Juan 15. 1-11

I. INTRODUCCIÓN

Nos encontramos hoy con el último YO SOY de Jesús de nuestra serie de estudio

“YO SOY Jesús revelado en el evangelio de Juan. (REPASAR LOS ANTERIORES)

En el pasaje leído encontramos a Jesús declarando que él es la VID VERDADERA

y sus discípulos los PÁMPANOS.

II. DESARROLLO

Esta metáfora que el Señor utiliza nos recuerda que la cabeza de la Iglesia es Jesús

y nosotros somos sus miembros, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo.

Esta revelación de Jesús como una vid nos muestra, en primer lugar, que la

naturaleza de la vid y de los pámpanos es la misma, no puede ser otra.

Por esta razón, dado que Jesús es Dios según Juan 1.1 y nosotros no participamos

de esa naturaleza divina, se hizo hombre para que la naturaleza humana

estuviera plenamente en él y así ser la VID VERDADERA de la cual nosotros,

los hombres, somos PÁMPANOS. Por eso se nos dice que Cristo es

consubstancial con el Padre en su divinidad y consubstancial con nosotros en su

humanidad.

Jesús se muestra como la vid VERDADERA en contraste con una vid falsa, porque

está trayendo a la memoria de sus oyentes, y de nosotros, la imagen de Israel. En

el AT a Israel se le identifica como vid o viña (Salmo 80,8-16; Isaías 5,1-7; Jeremías

2,21; Ezequiel 15 y 19). Pero esa viña lamentablemente no produjo frutos de

obediencia y reverencia hacia el Señor. Jehová le habla a Israel por medio del

profeta Jeremías (2: 21) las siguientes palabras “te planté de vid escogida,
simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid

extraña?”. “Yo te planté como vid de la mejor calidad, como vid de la semilla

más fina. ¡Pero te has degenerado tanto, que ya ni te reconozco!”.

Yo soy, afirma, la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en

mí no lleva fruto, lo quitará (airos); y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que

lleve más fruto. ¿Es algo distinto el labrador y vid? Cristo, pues, es la vid según

este texto. Sin embargo, Juan 10. 30 declara que: “Yo y el Padre uno somos”.

Jesús como labrador, agricultor no es como aquellos que trabajan desde afuera,

sino que es un labrador comprometido con nuestro crecimiento. Las escrituras nos

muestran que ni quien planta es algo, ni quien riega, sino quien da el

crecimiento, Dios.

Cristo es Dios, porque la Palabra era Dios; por ende, él mismo y el Padre son uno

solo, y, si la Palabra se hizo carne, cosa que no era, ella sigue siendo lo que era.

Por eso, cuando habla acerca del Padre como un agricultor, que retira los pámpanos

infructuosos y, en cambio, limpia a los que tienen frutos para que produzcan más

fruto, al instante, se muestra como el labrador de los de sus discípulos al afirmar:

Vosotros estáis ya limpios a causa de la palabra que os he dicho.

Los VERSÍCULOS 4-5 exhiben la IDEA CENTRAL DE ESTE PASAJE BÍBLICO

“4Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto

por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no

permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece

en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis

hacer”.
Jesús enseña que quienes permanezcan unidos a Él como las ramas al tronco,

darán mucho fruto. Les dice que al que lleva fruto lo limpia -o lo poda- para que

dé más fruto, queriendo decir que debemos estar dispuestos a experiencias de

purificación de lo que nos impide producir buenos frutos.

Siete veces aparece en este pasaje del Evangelio la idea de estar UNIDOS con

Jesús.

Jesús les pide esto porque permanecer en él era provechoso para ellos, no para Él.

En efecto, los pámpanos están en la vid de forma que no son útiles a la vid, sino

que de ahí reciben con qué vivir; de hecho, la vid está en los pámpanos de forma

que les suministra el alimento y no porque tome de ellos alimento. Por eso

permanecer en Cristo nos beneficia a nosotros y no al revés. Cuando un pámpano

es cortado, otro puede retoñar de la raíz viva; en cambio, el que ha sido cortado no

puede vivir sin la raíz.

La yema es el órgano más importante del viñedo, pues sin él no habría nada del

resto de partes. Es un punto de crecimiento que se desarrolla entre el peciolo de la

hoja y el brote.

Con el aumento de las temperaturas y el agua, estas yemas que están “dormidas”

durante el invierno para protegerse de las temperaturas frías, comienzan a

despertar y “rompen” con su crecimiento. Así aparecen brotes o pámpanos verdes

e hidratados que crecen muy rápido.

Las hojas tienen una parte ancha y plana llamada limbo o folio diseñada para

absorber toda la luz solar y el dióxido de carbono (CO2) para fabricar el alimento

con la fotosíntesis. La parte inferior de la hoja contiene millones de poros llamados


estomas, a través de ellos se produce el intercambio de dióxido de carbono (CO2),

oxígeno (O2) y vapor de agua.

Otra parte que juega un papel importante (como cada una de las partes de esta

planta) son los zarcillos. Estos son estructuras delgadas que se enrollan a lo largo

de los alambres de sujeción, tutores y otros brotes, con el objetivo de proporcionar

apoyo a los brotes en crecimiento.

Al poco tiempo de suceder la brotación aparecen los racimos de flores que luego,

en la polinización comienzan a convertirse en los futuros granos y se agrupan en

pequeños racimos llamados inflorescencias.

Cuando el racimo ha entrado en fase de maduración o envero, la maduración de

los brotes también comienza. Primero tenemos un color amarillo que se va

tornando marrón con una capa dura, lisa y seca. Durante la maduración del brote,

las paredes celulares de los tejidos se engrosan y hay una acumulación de almidón

–que son hidratos de carbono de almacenamiento- en todas las células vivas de la

madera y de la corteza. Este proceso es conocido como “lignificación del brote”

o “agostamiento”. Y una vez que cae la hoja tras llegar el otoño y comenzar la

temporada inactiva, el brote o tallo ya adulto, es por fin considerado sarmiento.

Por eso y para resumir la idea, un pámpano o brote es lo mismo que un

sarmiento pero en distintas etapas del ciclo de la vid. Al comienzo del año la

viña brota desarrollando los pámpanos y a medida que el ciclo pasa ocurren

cambios físicos y químicos que le dan un carácter más robusto y acorazado, y se

les asigna el nombre de sarmientos. Ya sean los pámpanos y/o los sarmientos,

ambos son los responsables de traer frutos. 2 Corintios 4. 16 “antes, aunque


este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior sin embargo se renueva

de día en día”.

Es necesaria la robustez para sostener el fruto.

II. CIERRE

La arquitectura resulta de la combinación de la vertical y la horizontal. Al observar

imágenes de la fachada de la catedral Notre Dame (Paris) o del Partenón construido

en la Atenas de Pericles (Grecia), llama la atención el equilibrio de la línea vertical

y de la horizontal.

Esta idea de la verticalidad y horizontalidad arquitectónica también tiene

implicaciones en nuestra vida espiritual.

El sentido de la Biblia es múltiple: John Stot señalaba que “La Biblia es el prisma

que descompone la luz de Jesucristo en sus muchos y hermosos colores”.

Agustín de Hipona veía el caleidoscopio de la Escritura refractado a través de cada

verso. Esto nos muestra que la revelación de Dios es inagotable.

Además, la revelación de Dios es vertical y su aplicación es horizontal. La

verticalidad de las escrituras dice relación con la revelación que Dios nos da por

medio de Su Palabra directamente a nosotros. La aplicación horizontal busca

responder al cómo lo revelado verticalmente se extiende a los que me rodean.

Dios me ama-Revelación vertical de su amor.

REVELACIÓN VERTICAL APLICACIÓN HORIZONTAL


Dios es amor y el me ama Dios me insta a amar a otros
Dios me perdona por medio de Jesús Dios me invita a perdonar a otros
La revelación de Jesús como EL YO SOY nos desafía a aplicarla en su dimensión

horizontal:

REVELACIÓN VERTICAL APLICACIÓN HORIZONTAL


JESÚS ES EL PAN DE VIDA Dadle vosotros de comer (Mt. 14. 16)

JESÚS ES LA LUZ DEL MUNDO Vosotros soy la luz del mundo (Mt. 5.14)

JESÚS ES LA PUERTA Ministerio de reconciliación (2 Corintios


5.20)
JESÚS ES LA RESURRECCIÓN Y LA Quitad la piedra (Juan 11. 39)
VIDA Desatadle (Juan 11. 44)

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