Capítulo 7. Fundamentos de La Protección Radiológica
Capítulo 7. Fundamentos de La Protección Radiológica
Capítulo 7. Fundamentos de La Protección Radiológica
FUNDAMENTOS DE
LA PROTECCIÓN RADIOL
RADIOLÓGICA
ÓGICA
Esta evolución refleja el progreso del conocimiento de los efectos de las radiaciones en los seres
humanos. Los valores tan poco restrictivos de las primeras limitaciones, tenían el propósito de
prevenir los efectos determinísticos que, por aquel entonces eran los únicos que podían
correlacionarse de algún modo con valores de dosis. En el caso de los efectos estocásticos sólo
puede establecerse una correspondencia con valores de dosis mediante estudios
epidemiológicos que involucren muchas personas y de muy largo plazo. Pero aún así, no es
factible obtener una correlación satisfactoria en el rango de dosis bajas de radiación. En la
actualidad, a partir de valores obtenidos a dosis altas de radiación, la aplicación de modelos ha
permitido suponer correlaciones a dosis bajas.
La primera de tales hipótesis (ausencia de umbral) implica que no es posible aspirar a reducir el
detrimento radiológico asociado con fuentes de radiación a cero si la sociedad pretende utilizar
tales fuentes. En efecto, el empleo de fuentes provoca inevitablemente dosis en algunas
personas debido a la imposibilidad de blindar completamente la radiación electromagnética y la
neutrónica y a la imposibilidad de evitar totalmente la incorporación de sustancias radiactivas al
organismo de las personas cuando se opera con fuentes no selladas.
Tal vez buena parte de los riesgos a los que están expuestos los individuos de la sociedad
carezcan de umbral (riesgos de accidentes de tránsito, riesgos de contraer enfermedades
infecciosas). Sin embargo la noción de umbral, inherentemente asociada con la noción de la
existencia de niveles de seguridad absoluta, ha estado erróneamente arraigada en las
disciplinas de protección del medio ambiente y del medio laboral.
Con respecto al medio ambiente, los criterios adoptados por la ICRP permiten asegurar la
protección de las especies vegetales y animales aunque no necesariamente a los individuos de
dichas especies.
PERSONAS A PROTEGER
Las personas que por la naturaleza de su actividad laboral deben interactuar con fuentes de
radiación, en mayor o menor grado están inevitablemente expuestas a radiaciones. En este
caso se da el nombre de Exposición Ocupacional a tales exposiciones.
Esta clasificación permite aplicar los conceptos básicos de Protección Radiológica a cada grupo
de personas teniendo en cuenta las consideraciones particulares apropiadas para cada caso.
Los tejidos y órganos de las personas pueden estar expuestos a radiaciones producidas por
fuentes externas al organismo (irradiación externa) o a las radiaciones emitidas por radionu-
cleidos que se incorporan a su organismo (irradiación interna). En el primer caso la exposición
es concomitante con la situación de proximidad a las fuentes en situación de irradiación. En
cambio, cuando se incorpora material radiactivo al organismo la exposición de los tejidos se
inicia en el momento de la incorporación y puede prolongarse en el tiempo mucho más allá de
esa circunstancia.
Esta distinción es de gran utilidad desde el punto de vista dosimétrico y tiene importancia
práctica en la implementación de los controles de la exposición radiológica.
Las prácticas que utilizan fuentes de radiación dan lugar a exposiciones previsibles porque
responden a una planificación de las diversas tareas que la configuran (Exposiciones Planificadas).
Pero también pueden dar lugar a exposiciones no previsibles, ni en valor ni oportunidad, en caso de
que se produzcan eventos disruptivos que no obedecen a las restricciones previstas en la
planificación, como es el caso de un accidente. En estas situaciones las exposiciones no responden a
los controles. Son situaciones indeseables, cuya ocurrencia no puede ser descartada, pero sí
prevenida mediante sistemas de seguridad (Exposiciones Potenciales).
Esta clasificación es útil para advertir qué es lo que se puede y debe limitar en cada
circunstancia: las dosis en las exposiciones planificadas y la probabilidad de ocurrencia de
eventos disruptivos en las potenciales.
Prácticas
Se denominan así aquellas actividades en las que se utilizan nuevas fuentes de radiación o se
habilitan nuevas vías de transferencia ambiental de radionucleidos y cuya introducción
deliberada y autorizada en la sociedad dan lugar a aumentos de las dosis de radiación que
reciben algunas personas.
Intervenciones
Esta expresión se aplica al conjunto de acciones que corresponde adoptar cuando las personas
reciben o pueden recibir dosis de radiación que se originan en causas no controlables y
preexistentes al momento de decidir la intervención, como es el caso de los accidentes ya
desencadenados y ciertas situaciones de exposición natural. Estas acciones pueden contribuir a
disminuir las dosis de radiación que habrán de recibir las personas a partir del momento en que
se decide la intervención.
Esta distinción es muy importante porque los criterios a aplicar a las prácticas y a las intervenciones
son distintos.
DETRIMENTO
La Publicación 60 la ICRP utiliza la expresión “detrimento” para configurar el daño que las
radiaciones ionizantes pueden provocar sobre la salud de las personas. En el concepto de
detrimento intervienen las probabilidades de que ocurran efectos, ponderadas por la respectiva
gravedad de cada uno de ellos.
D=∑ pi g i
−
Los efectos determinísticos no se producen si los umbrales de dosis no son superados. Por lo
tanto, se puede asegurar que, cuando una práctica se desarrolla en condiciones normales,
ningún trabajador o miembro de público que pueda estar involucrado habrá de recibir dosis que
superen esos umbrales y, en consecuencia, es factible, en tales condiciones, garantizar una
protección absoluta contra los efectos determinísticos. Desde este punto de vista, el número de
personas que conforman el grupo involucrado en una práctica es irrelevante, dado que
cualquiera sea ese número no se manifestarán efectos determinísticos en el grupo considerado.
Por el contrario, de acuerdo con el modelo de respuesta lineal a bajas dosis y sin umbral, la
probabilidad de ocurrencia de efectos estocásticos en un individuo es distinta de cero para
cualquier dosis por pequeña que sea y dicha probabilidad es proporcional a la dosis. Cuando se
considera un conjunto de personas expuestas, el número de efectos estocásticos que puede
manifestarse en cualquiera de las personas que componen el conjunto es función no sólo de la
dosis que reciben las personas, sino también de la cantidad de personas involucradas.
La visión colectiva permite tomar decisiones sobre la asignación de recursos para ciertas
actividades tales como educación, campañas preventivas contra ciertas enfermedades, seguridad
en las rutas, imposición de normas de higiene del medio laboral, protección del medio ambiente,
etc.
Si una fuente da lugar a que diversas personas reciban dosis de radiación, para cada una de
ellas (i) se puede escribir la expresión que vincula el detrimento individual con la dosis efectiva
individual:
pi g = k E i
∑p i g=k ∑E i
DC = k S
S = ∑ N i Ei
Ejemplo:
Una radiografía de tórax da lugar a una dosis efectiva en cada paciente del orden de 0,2 mSv. El
riesgo de muerte por cáncer radioinducido asociado con esta dosis es:
p=k E
p = 5 10 −2 Sv -1 2 10 −4 Sv = 1 10 -5
S=NE
S = 10 7 h 2 10 −4 Sv = 2 10 3 Svh
y el detrimento colectivo:
DC = k S
Vale decir que, a la luz del conocimiento actual y de acuerdo al modelo de respuesta en bajas
dosis, debe suponerse que la decisión de efectuar radiografías de tórax a 10 millones de
personas puede provocar, en el largo plazo, la muerte de alrededor de 100 personas por cáncer
radioinducido.
Los análisis colectivos no tienen significación alguna para cada una de las personas involucradas
(los riesgos de una persona no se modifican por la cantidad de personas expuestas a riesgo). Pero
los estudios colectivos sí son de interés para quienes deben tomar decisiones que pueden afectar
a un conjunto de la población, tales como las que se refieren a la aceptación de una práctica y a
los recursos que se justifica asignar a los sistemas de Protección Radiológica.
Los objetivos de radioprotección pueden ser alcanzados mediante la aplicación de tres principios
básicos de la Protección Radiológica:
JUSTIFICACIÓN
Ninguna práctica con radiaciones ionizantes debe ser autorizada si no existen evidencias de que
la misma producirá, para los individuos o la sociedad, beneficios que compensen el posible
detrimento que puedan generar.
Se trata de un principio que evalúa el beneficio y el detrimento colectivos asociados con la práctica
y su aplicación conduce a impedir la utilización de fuentes de radiación con fines superfluos.
El principio de justificación debe aplicarse no sólo a prácticas nuevas sino también a la revisión
de prácticas en curso toda vez que se tengan elementos de juicio que puedan aconsejar la
revisión de la justificación de la práctica.
OPTIMIZACIÓN
La ley económica de los rendimientos decrecientes, según la cual las unidades iniciales del
recurso económico que se destina a la consecución de un objetivo producen un grado de
satisfacción mayor que las unidades siguientes, las que gradualmente dan lugar a incrementos
de satisfacción proporcionalmente menores.
La limitación del total de recursos disponibles para atender diferentes propósitos hace que los
objetivos que se persiguen deban competir entre sí para la obtención de los recursos
necesarios.
A la luz de estas dos ideas puede inferirse que, si al logro de un objetivo se dedican muy pocos
recursos ese objetivo se satisfará muy por debajo de la medida necesaria, con lo cual puede
resultar un perjuicio para la sociedad. Por el contrario, si los recursos que se dedican a atender
dicho objetivo se incrementan excesivamente, el aumento del beneficio obtenido puede ser
proporcionalmente menor que el incremento de recursos y, por otra parte, ello impedirá que otros
objetivos dispongan de los recursos indispensables para alcanzar una satisfacción mínima
razonable, con lo cual puede haber otros motivos de perjuicio para la sociedad. La optimización
consiste en tener estos elementos de juicio en cuenta y encontrar la asignación de recursos óptima
para cada necesidad de modo que el perjuicio colectivo sea mínimo y el beneficio máximo.
Las técnicas de optimización que se emplean son las de análisis de costos y beneficios, análisis
de utilidad multiatributo y otras técnicas que se utilizan en teoría de la decisión.
Todo proceso de optimización está restringido por límites de dosis o por restricciones de dosis
aún más severas impuestas por las autoridades regulatorias de los países para cada tipo de
práctica en particular.
LIMITACIÓN DE DOSIS
Los valores de los límites de dosis se adoptan con el criterio de impedir la ocurrencia de efectos
determinísticos y limitar la probabilidad de los estocásticos. El primer aspecto se logra teniendo
en cuenta los valores de umbrales de dosis para efectos determinísticos y el segundo implica
aceptar un cierto orden de magnitud del detrimento asociado con los efectos cancerígenos y
hereditarios.
Los límites de dosis no constituyen umbrales de seguridad sino que definen un nivel fronterizo
entre el detrimento que se considera inaceptable y un rango de detrimentos tolerables. Dentro de
ese rango, las restricciones particulares que se impongan para cada práctica y la optimización
de su radioprotección definirán lo que pueda considerarse un nivel aceptable. En la mayor parte
de las aplicaciones de las fuentes de radiación es factible adoptar medidas para que las dosis de
radiación que habrán de recibir las personas sean apreciablemente inferiores a los limites de
dosis.
Inaceptable
Límite de dosis
Restricciones de dosis
Tolerable
Optimización
Aceptable
En la vigilancia del cumplimiento de los límites se deben considerar las dosis originadas por
fuentes externas y las comprometidas por la incorporación de radionucleidos en el organismo.
No deben tenerse en cuenta las dosis provocadas por la radiación natural ni las recibidas por las
personas en carácter de pacientes durante procedimientos médicos con fuentes de radiación.
Exposición ocupacional
Para fijar los valores recomendados como límites de dosis, la ICRP ha considerado los
siguientes componentes de los detrimentos: probabilidad de muerte atribuible a un cáncer
radioinducido en el medio laboral, contribución ponderada del cáncer no fatal, contribución
ponderada de efectos hereditarios, detrimento agregado definido por la sumatoria de los
anteriores componentes, tiempo medio de vida perdido suponiendo que ocurre la muerte y la
disminución media de la expectativa de vida.
RESTRICCIONES DE DOSIS
Si bien los límites de dosis constituyen una referencia indispensable para la práctica de la
Protección Radiológica, en la actualidad se considera que no radica en ellos el aspecto esencial
de la Protección Radiológica, sino que la optimización y las restricciones de dosis son las que
deben jugar una función relevante.
Las restricciones de dosis son valores inferiores a los límites de dosis y definen la cota superior
para la optimización. Tales restricciones pueden deberse a dos motivos:
En los casos en que algunos grupos de población puedan recibir dosis provocadas por más
de una instalación, existente o futura, debe restringirse el aporte particular de cada una de
las instalaciones. A tal efecto se imponen restricciones a cada una de ellas de modo que,
como resultado de la contribución de todas las fuentes previstas, las dosis que reciban las
personas no superen los límites de dosis para el público.
En todos los casos las restricciones de dosis, que son consideraciones genéricas aplicables a
una instalación o práctica, no relevan de la obligación de optimizar la radioprotección sino que
definen una cota superior para el proceso de optimización.
EXPOSICIONES POTENCIALES
POTENCIALES
El tratamiento del tema debe ser probabilístico y cada tipo de exposición potencial puede tener
una probabilidad asociada. La prevención consiste en disminuir esta probabilidad tanto como
sea posible y mantenerla por debajo de límites considerados aceptables.
El criterio al respecto es que la probabilidad de un accidente deberá ser tanto menor cuanto más
graves puedan ser las consecuencias posibles del mismo, es decir cuanto mayores sean las
dosis que pueda provocar.
Las recomendaciones sugieren establecer límites de probabilidad tanto más restrictivos cuanto
mayores sean las dosis que pueda provocar el accidente.
Para restringir la probabilidad de accidentes es necesario tener perfecto conocimiento de todas las
modalidades con que cada accidente imaginable puede ser desencadenado y efectuar un estudio
probabilístico de cada una de las sucesiones de eventos que conducen a un determinado
accidente.
Son situaciones que requieren intervención aquellas en las que no es factible actuar sobre las
causas que generan la exposición de personas pero es posible tomar acciones para reducir las
dosis de radiación que tales personas pueden recibir. Situaciones típicas en las que es aplicable
el concepto de intervención son:
Justificación en este caso significa que la intervención debe encararse sólo si su beneficio (dosis
de radiación que logra evitarse) es mayor que el perjuicio que pueden ocasionar las acciones
que deban tomarse para ello.
La optimización se refiere al análisis que debe realizarse para conducir la intervención del modo
más apropiado (con el mayor beneficio neto).
Los límites de dosis previstos para las prácticas planificadas no son aplicables en situaciones de
intervención. En cambio la adopción de niveles de intervención constituye una guía útil para
tomar rápidamente decisiones sobre la conducta a seguir. Estos niveles se correlacionan con el
tipo de acciones que corresponde adoptar en situaciones accidentales según la gravedad de la
misma considerando el grado de perturbación asociado con las posibles medidas de intervención.
EXPOSICIONES MÉDICAS
Los conceptos anteriores son aplicables tanto a la exposición ocupacional como a la del público.
En el caso de la exposición médica corresponde efectuar comentarios especiales sobre los tres
principios citados.
No es posible establecer limites de dosis para la exposición de los pacientes, pues en cada
circunstancia el balance entre el riesgo y el beneficio es diferente. Dado que el beneficio y el
riesgo están referidos a la misma persona no deberían presentarse situaciones de inequidad. Es
una responsabilidad médica determinar si los procedimientos radiológicos están justificados en
cada caso individual y de los respectivos especialistas decidir las condiciones en que deberá
efectuarse. Es posible que una proporción importante de los exámenes radiológicos que se
efectúan no estén plenamente justificados, lo que implicaría que la población está recibiendo una
dosis colectiva de radiación sin un correspondiente beneficio.
Los procedimientos de Diagnóstico con fuentes de radiaciones ionizantes deben ser realizados
empleando todos los medios posibles para reducir la exposición innecesaria al paciente sin
afectar la calidad de la imagen; en esto consiste la optimización. En las Normas Básicas
Internacionales para la Protección contra las Radiaciones Ionizantes y la Seguridad de las Fuentes
de Radiación se recomienda adoptar niveles de referencia para las diferentes prácticas como
radiografía, fluoroscopía, tomografía computada, mamografía y medicina nuclear. Si los
procedimientos se efectuaran de modo que los pacientes recibieran dosis mayores que tales
niveles deberían investigarse y corregirse las causas.