03.06 Epistolasi
03.06 Epistolasi
03.06 Epistolasi
GÁLATAS y EFESIOS
Epístolas I -11-00.doc
Introducción
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1. Santiago
2. 1 Pedro
3. 2 Pedro
4. 1, 2, 3 Juan
5. Judas
D. Epístolas a Iglesias
1. Romanos
2. 1 Tesalonicenses
3. 2 Tesalonicenses
4. Gálatas
5. 1 y 2 de Corintios
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GÁLATAS
I. Visión general del libro de los Gálatas
A. Autor: Pablo
B. Fecha en que fue escrito: Entre 55 - 56 DC
C. Dirigido a:
Iglesias en la región sureña de Galacia fundada en el primer viaje
misionero de Pablo.
D. Propósito:
Refutar a los judaizantes (los que enseñaban que los creyentes
gentiles debían de obedecer la ley judía para que puedan ser salvos),
y llamar a los cristianos a la fe y libertad en Cristo.
F. Nota:
Esta fue la única carta escrita a la gente de Galacia.
A menos que se indique de otra manera las notas para este libro son de “Be
Series Collection” de Warren Wiersbe en CD rom.
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las iglesias de Galacia—iglesias que Pablo había fundado—y estaban
enseñando un mensaje diferente del que había enseñado Pablo.
En cuanto comienzas a leer la carta de Pablo a los cristianos de Galacia,
puedes decir inmediatamente que algo está radicalmente mal, ya que no
inicia su carta con su usual alabanza a Dios y oración por los santos. ¡Él no
tiene tiempo! Pablo está a punto de librar una batalla por la verdad del
evangelio y la libertad de la vida cristiana. Falsos maestros están
diseminando un falso “evangelio” que es una mezcla de Ley y Gracia, y
Pablo no se va a quedar a un lado sin hacer nada.
¿Cómo se acerca Pablo a los gálatas en su intento de enseñarles la verdad
del Evangelio? En estos versículos de apertura, el apóstol da tres pasos
definidos a lo que se prepara para luchar esta batalla.
A. Malas noticias acerca del Evangelio
1. Tres pasos de cómo librar la batalla.
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(“aprendices”), y de estos Él seleccionó 12 Apóstoles (Marcos 3:13-19).
Más tarde, uno de los requisitos para ser apóstol era el haber sido testigos de
la Resurrección (Hechos 1:21-22; 2:32; 3:15). De acuerdo, Pablo mismo no
había sido discípulo ni apóstol durante el ministerio terrenal de Cristo, pero
había visto al Señor resucitado y había sido comisionado por Él (Hechos
9:1-18; 1 Cor. 9:1).
La milagrosa conversión de Pablo y llamado al apostolado causó algunos
problemas. Desde el mismo comienzo, estuvo apartado de los apóstoles
originales. Sus enemigos decían que no era un verdadero apóstol por esta
razón. Pablo es cuidadoso en señalar que había sido hecho un apóstol por
Jesucristo de la misma manera como habían sido los doce originales. Su
apostolado no era por selección ni aprobación humana, sino por elección
divina. Por lo tanto, él tenía la autoridad de tratar con los problemas en la
iglesia de los gálatas.
Pero en su ministerio, Pablo tenía una segunda base para la autoridad:
había fundado las iglesias en Galacia. No les estaba escribiendo como un
extraño, ¡sino como uno que les había llevado el mensaje de vida en el
comienzo! Esta carta revela el afecto de Pablo por esos creyentes (véase Gál.
4:12-19). Desafortunadamente, este afecto no le estaba siendo devuelto a él.
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gracia de Dios. (el verbo indica que estaban en el proceso de abandono y no
lo habían hecho completamente.)
Dios los había llamado en Su gracia, y los había salvado de sus pecados.
Ahora se estaban trasladando de su gracia nuevamente hacia la ley. ¡Están
abandonando la libertad por el legalismo! Se habían atontado con la religión
de los judaizantes, tal como los niños pequeños van detrás de un extraño
porque estos les ofrecen caramelos.
“La gracia de Dios” es otro tema básico en esta carta (Gál. 1:3, 6, 15;
2:9, 21; 5:4; 6:18). La gracia es simplemente el favor de Dios hacia los
pecadores inmerecidos. Las palabras “gracia” y “don” van juntos, porque la
salvación es el don de Dios a través de Su gracia (Efesios 2:8-10). ¡Los
creyentes gálatas no estaban simplemente “cambiando iglesias” sino que
estaban abandonando realmente la misma gracia de Dios! Para hacer las
cosas peor, estaban abandonando al mismo Dios de la gracia! Dios los había
llamado y salvado; ahora lo estaban abandonando por líderes humanos que
los iban a llevar a esclavitud.
Pero ellos eran culpables de otros pecados que le dio a Pablo una gran
ansiedad: estaban pervirtiendo el evangelio de Cristo. Los judaizantes
decían estar predicando “el Evangelio,” pero no pueden haber dos
evangelios, uno centrado en obras y el otro centrado en la gracia. “Ellos no
están predicando otro evangelio,” escribe Pablo, “sino un mensaje diferente
—uno tan diferente del verdadero evangelio que no es un evangelio del
todo.” Los judaizantes dirían, “Creemos en Jesucristo—pero tenemos algo
maravilloso que agregar a lo que ya ustedes saben.” ¡Como si cualquier
hombre podría “agregar” algo mejor a la gracia de Dios!
La palabra traducida como “pervertir” en Gálatas 1:7 es utilizada solo
tres veces en el Nuevo Testamento (Hechos 2:20; Gál. 1:7; Santiago 4:9).
Significa “dar una vuelta completa, cambiar a un carácter opuesto.” La
palabra podría ser traducida como “dar reversa.” En otras palabras, los
judaizantes habían dado marcha atrás en el evangelio—¡le habían dado
vuelta y lo habían llevado nuevamente a la ley! Para ellos, la Ley y el
Evangelio iban de la mano. Su mensaje fue: “A menos que sean
circuncidados a la manera [Ley] de Moisés, no podéis ser salvos”
(Hechos 15:1).
Qué estaba haciendo este “abandono y perversión” a los cristianos
gálatas? Los estaba perturbando (Gál. 1:7). Este verbo “perturbar” lleva la
idea de perplejidad, confusión, y no descanso. No hay que maravillarse de
que Pablo estaba ansioso por sus convertidos: La Gracia siempre lleva a la
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paz (véase Gál. 1:3), pero los creyentes habían abandonado la Gracia y por
lo tanto no tenían paz en sus corazones.
Estaban dejando de depender en los recursos de Dios y dependiendo en
sus propios recursos. Habían comenzado sus vidas cristianas en el Espíritu,
pero ahora iban a intentar continuar en el poder de la carne (Gál. 3:3).
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2. Ahora que Pablo se ha encontrado con sus adversarios en
batalla, ¿cómo iba a hacer para doblegar a sus enemigos?
Hemos notado tres pasos que Pablo tomó para encontrarse con estos
falsos maestros en batalla: él expuso su autoridad, expreso su ansiedad, y
puso a sus adversarios al descubierto. ¿Qué metodología usará para
convencer a los creyentes gálatas que todo lo que necesitan es fe en la gracia
de Dios? Una rápida revisión de toda la carta muestra que Pablo es un
maestro defensor del Evangelio. Nota las tres metodologías que Pablo usa.
Su primera metodología es personal (Gál. 1-2). Revisa su propia
experiencia personal con Jesucristo y el mensaje del evangelio. El señala que
había recibido el evangelio de manera independiente, del Señor y no de los
12 apóstoles (Gál. 1:11-24), pero ellos habían aprobado su mensaje y su
ministerio (Gál. 2:1-10). Además, Pablo incluso había defendido el
Evangelio cuando Pedro, el apóstol principal, había comprometido su
primera postura (Gál. 2:11-21). La sección autobiográfica de la carta prueba
que Pablo no era un “falso apóstol,” sino que su mensaje y ministerio eran
verdaderos para la fe.
Los capítulos 3 y 4 de Gálatas son doctrinales, y en ellos Pablo
presenta muchos argumentos para establecer que los pecadores son salvos
por fe y por gracia, no por obras ni la ley. Primero él apela a sus propias
experiencias (Gál. 3:1-5). Luego el regresa a la ley del Antiguo Testamento
en Gálatas 3:6-14 para mostrar que incluso Abraham y los profetas
entendían que la salvación es pro gracia a través de la fe. Habiendo
mencionado la ley, Pablo ahora expone porqué la ley fue dada originalmente
(Gál. 3:15-4:18). Luego él usa la historia de Sara y Agar para ilustrar la
relación entre la ley y la gracia (Gál. 4:19-31).
Los dos capítulos finales de la carta son prácticos en énfasis, ya que
Pablo se vuelve de los argumentos a la aplicación. Pablo expone la relación
entre la gracia de Dios y el vivir práctico del cristiano. El muestra que el
vivir por gracia significa libertad, no esclavitud (Gál. 5:1-12); dependiendo
en el Espíritu, no en la carne (Gál. 5:13-26); viviendo para otros, no para sí
mismo (Gál. 6:1-10); y viviendo para la Gloria de Dios, no para la
aprobación del hombre (Gál. 6:11-18). O es bien una serie de acciones o la
otra—ley o gracia—pero no pueden ser ambas.
B. La gracia demostrada en la vida de Pablo (Nacido libre)
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1. Pablo el “no conformista”. Los enemigos de Pablo
apuntan a su no conformidad como prueba de que su
mensaje y ministerio no eran realmente de Dios. “Él dice
que es un apóstol,” ellos argumentaban, “pero él no se
mantiene en la tradición apostólica.” Es esta mala
representación que Pablo responde en esta sección de
Gálatas. Su no conformidad era divinamente deliberada.
Dios había escogido revelarse a sí mismo en una manera
diferente a Pablo.
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perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la
asolaba. 1:14 Y en el judaísmo aventajaba a
muchos de mis contemporáneos en mi nación,
siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis
padres.
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b. Era el creyente porque había sido escogido.
1:15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó
desde el vientre de mi madre, y me llamó por su
gracia,
Dios escogió a Pablo, no solo para salvarlo, sino también para usarlo y ganar
otros. La elección implica responsabilidad. Dios escogió a Pablo para
predicar entre los gentiles la misma gracia que él había experimentado. Esta,
en sí, era evidencia de que la conversión de Pablo era de Dios; porque
ciertamente ¡un rabino judío prejuicioso nunca se decidiría a ministrar a los
despreciados gentiles!
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esto fue después de su ministerio inicial en Damasco (Hechos 9:19-20).
En vez de “consultar con carne y sangre,” Pablo se dio a sí mismo a estudiar,
orar, y meditar, y se encontró con el Señor a solas. Puede que haya pasado la
mayor parte de sus tres años en Arabia (Gál. 1:18), y sin duda estaba
involucrado en el evangelismo y también en el desarrollo personal espiritual.
Los apóstoles habían recibido tres años de enseñanza del Señor Jesús, y
ahora Pablo iba a tener su propia oportunidad de ser enseñado por el Señor.
Hubiera sido lógico visitar Jerusalén a esas alturas, pero el Señor dirigió
de otra manera (Pablo predicó en Damasco Hechos 9:20-25 antes de ir a
Jerusalén). Ciertamente era algo riesgoso para Pablo regresar a la ciudad que
conocían que ya se había hecho cristiano. Los líderes judíos que lo habían
visto como su campeón en contra del cristianismo definitivamente irían tras
su cabeza. Aparentemente el “incidente de la canasta” se dio en ese tiempo.
El retorno a Damasco y el peligro que esto trajo a la vida de Pablo era
prueba suficiente de que los líderes judíos consideraban a Pablo como un
enemigo, y por lo tanto que su experiencia con Cristo era válida.
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A medida que Pablo iba a través de Siria, el predicaba la Palabra, y
cuando arribó a Cilicia, su provincia natal (Hechos 21:39; 22:3), el comenzó
a evangelizar (lee Hechos 15:23). Los historiadores han concluído que
quizás permaneció ahí por siete años, hasta que Bernabé lo reclutó para el
trabajo en Antioquia (Hechos 11:19-26). Unos cuantos creyentes en
Jerusalén conocían a Pablo, pero los creyentes en la iglesia de Judea no,
aunque ellos oyeron que él ahora estaba predicando la misma fe que alguna
vez trató de destruir.
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incurrió en su disgusto (Hechos 13:13; 15:36-41). Años después, Pablo
encomendaba a Marcos y se beneficiaba de su amistad (Col. 4:10; 2 Tim.
4:11).
Tito era un creyente gentil que trabajó con Pablo y aparentemente había
sido ganado para Cristo a través del ministerio del apóstol (Tito 1:4). El fue
un “producto” del ministerio del apóstol entre los gentiles, y fue llevado a la
conferencia de Jerusalén como una “exhibición” de las iglesias gentiles.
Años más tarde, Tito apoyó a Pablo al ir a algunas de las iglesias más
difíciles para ayudarlos a resolver sus problemas (2 Cor. 7; Tito 1:5).
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cristianos, sino solamente estaban enmascarados de tal modo que ellos
podían capturar la conferencia para ellos mismos.
Esta, entonces, es la lista de personajes. Hechos 15 debería ser leído a la par
con Gálatas 2:1-10 para tener la historia completa de los eventos.
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“Y para no correr o haber corrido en vano” (Gál. 2:2) no significa que
Pablo estaba inseguro ya sea de su mensaje o de su ministerio. Su conducta
camino a la conferencia indica que no tenía dudas (Hechos 15:3). Lo que sí
le preocupaba era el futuro del evangelio entre los gentiles, porque este era
su ministerio específico dado de Cristo. Si los “pilares” se hacían al bando
de los judaizantes, o trataban de comprometerse, entonces el ministerio de
Pablo estaría en peligro. El quería tener su aprobación antes de encarar a la
asamblea entera; de otro modo podría resultar en una división de tres partes.
¿Cuál fue el resultado de su consulta privada? Los apóstoles y los
ancianos aprobaron el evangelio de Pablo. No le añadieron nada a éste (Gál.
2:6b) y por esta razón declararon a los judaizantes errados. Pero este
encuentro privado era solo el comienzo.
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estaban ahí debieron haber debatido con Pablo y Bernabé. Pablo quería que
la “verdad del Evangelio” continúe entre los gentiles (Gál. 2:5).
Al parecer Tito se convirtió en un “caso de prueba” en este punto. Era un
cristiano gentil que nunca se había sometido a la circuncisión. Aún así era
claro para todos que era genuinamente salvo. Ahora, si los judaizantes
estaban en lo correcto (“A menos que seas circuncidado a la manera de
Moisés, no puedes ser salvo,” Hechos 15:1), entonces Tito no era un hombre
salvo. Pero él era un hombre salvo, y daba evidencia de tener el Espíritu
Santo; por lo tanto, los judaizantes estaban equivocados.
En este punto, pudiera ser de ayuda si consideramos otro asociado de
Pablo—Timoteo (lee Hechos 16:1-3). ¿Estaba siendo Pablo inconsciente al
rehusar circuncidar a Tito, aún así estando de acuerdo al circuncidar a
Timoteo? No, porque dos temas diferentes estaban dándose. En el caso de
Timoteo, Pablo no estaba sujeto a la ley judía para ganarlo para Cristo.
Timoteo era parte judío, parte gentil, y su falta de circuncisión hubiera
dificultado su ministerio entre el pueblo de Israel. Tito era totalmente gentil,
y para él el haberse sometido hubiera indicado que estaba perdiendo algo en
su experiencia cristiana. El tener circuncidado a Tito hubiera sido señal de
cobardía y compromiso; el no tener circuncidado a Timoteo hubiese dado
lugar a problemas innecesarios en su ministerio.
Santiago, el líder de la iglesia, da el resumen de los argumentos y la
conclusión del suceso (Hechos 15:13-21). Siendo judío como el era, dejó en
claro que un gentil no tiene que convertirse en judío para llegar a ser
cristiano. El programa de Dios para este día es “sacar de los gentiles un
pueblo para Su Nombre.” Judíos y gentiles son salvos de la misma manera: a
través de la fe en Cristo. Santiago entonces pidió que la asamblea pida a los
gentiles que no haga nada que pudiera ofender a los inconversos judíos, a
menos que esto les impida ser salvos. Pablo ganó la batalla.
Su punto de vista prevaleció en el encuentro privado cuando los líderes
aprobaron su evangelio y en la reunión pública cuando el grupo estuvo de
acuerdo con Pablo y se opuso a los judaizantes.
La deliberación (Hechos 15:4-21)
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disensión cuando algunos creyentes
(Fariseos) dijeron que los gentiles debían
circuncidarse y exigían que se obedezca la
ley de Moisés.
(II) Reunión privada. (Hechos 15:6, Gál 2:1-
10)
Atendido por Pablo, Bernabé, Pedro, Juan,
Santiago, Tito, y posiblemente otros. Pedro,
Juan, y Santiago eran los líderes claves y
pilares de la iglesia en Jerusalén. Hubo
acuerdo en que Pablo fue llamado a predicar
a los gentiles así como Pedro a predicar a los
judíos y Dios estaba trabajando en ambos
ministerios. Santiago, Pedro, y Juan le
dieron a Pablo y Bernabé la mano derecha
de compañerismo cuando reconocieron la
gracia en Pablo. Todos estaban de acuerdo.
(III) Reunión pública. (Hechos 15:7-21)
Toda la iglesia asistió. Los judaizantes
nuevamente trajeron el asunto. Hubo mucha
discusión. Pedro reconoció que a los
gentiles les fue dado el Espíritu Santo no
haciendo distinción entre judíos y gentiles y
purificando sus corazones por la fe. Se
refirió a un encuentro en la casa de Cornelio.
Pablo y Bernabé silenciaron a la asamblea
cuando les dijeron de la señales y maravillas
que Dios había hecho entre los gentiles a
través de ellos. Santiago dijo que lo que
había sucedido estaba de acuerdo con la
palabra de los profetas en el libro de Amós.
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Santiago dijo que no deberían hacer difícil
que los gentiles se vuelvan a Dios. El dio
instrucciones para que los gentiles se
abstengan de cosas repugnantes a los judíos
y de escribir a los gentiles salvos. El
propósito era por causa de la armonía con
los judíos. En Ro 14:12-23, Pablo escribe
que ellos no deben ser piedras de tropiezo u
obstáculo en el camino de nuestro hermano.
El dio instrucciones adicionales en 1Cor
9:19-23.
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reconocieron públicamente que Dios había encomendado el aspecto gentil de
Su trabajo en las manos de Pablo. no pudieron añadir nada al mensaje ni al
ministerio de Pablo, y no se atrevieron a quitarle nada. Hubo acuerdo y
unidad: un evangelio sería predicado a los judíos y a los gentiles.
No obstante, los líderes reconocieron que Dios había asignado áreas de
ministerios diferentes a hombres diferentes. Aparte de su visita a la casa de
Cornelio (Hechos 10) y a los samaritanos (Hechos 8), Pedro había centrado
su ministerio primeramente entre los judíos. Pablo había sido llamado como
un embajador especial de Dios a los gentiles. Así, se acordó que cada
hombre ministraría en la esfera asignado a él por Dios.
“El evangelio de la circuncisión” y “el evangelio de la incircuncisión” no
son dos mensajes diferentes; ya se había acordado que solo hay un solo
evangelio. En vez de eso, tenemos dos esferas diferentes de ministerio, uno a
los judíos y otro a los gentiles. Pedro y Pablo predicarían el mismo
evangelio, y el mismo Señor estaría trabajando en y a través de ellos (Gál.
2:8), pero ministrarían a gentes diferentes.
Esto no significa que Pablo nunca buscaría ganar a los judíos. Por el
contrario, tenía una gran carga en su corazón por estas personas (Rom. 9:1-
3). De hecho, cuando Pablo llegaba a una ciudad, primero se dirigía a la
sinagoga judía, si es que había una, y comenzaba su trabajo entre su propio
pueblo. Tampoco Pedro estaba excluido de ministrar a los gentiles. Pero
cada hombre concentraba su trabajo en su propia esfera asignada a él por el
Espíritu Santo. Santiago, Pedro y Juan irían a los judíos; Pablo iría a los
gentiles (Gál. 2:9b, donde la palabra gentiles significa “naciones gentiles”).
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a. enviar líderes representativos de regreso a Antioquia
para acoplar a los testigos y dar testimonio. Los
representantes seleccionados fueron Judas
(Barsabás) y Silas.
b. Enviaron una carta a la iglesia de Antioquia
expresando la decisión de la conferencia.
(I) Un voto de confianza en Pablo y Bernabé
valorando su ministerio.
(II) La iglesia está siendo guiada por el
Espíritu Santo tal como fue la decisión en sí.
(III) Cosas en común necesarias para
compartir el compañerismo entre judíos y
gentiles.
21
Formado como un judío ortodoxo, Pedro tuvo un tiempo difícil al
aprender esta lección. Jesús le había enseñado esto mientras Él estaba con
Pedro antes de la crucifixión (Mat. 15:1-20). El Espíritu Santo había re
enfatizado esto cuando lo envió a Pedro al hogar de Cornelio, el centurión
romano (Hechos 10). Además, la verdad había sido aceptada y aprobada por
la conferencia de líderes en Jerusalén (Hechos 15). Pedro había sido uno de
los testigos claves en aquel tiempo.
La libertad de Pedro estaba amenazada por su temor. Mientras estuvo en
Antioquia, la iglesia fue visitada por algunos de los asociados a Santiago.
(Recordarás que Santiago era un judío estricto incluso cuando era un
creyente cristiano.) Pablo no sugiere que Santiago envió estos hombres para
investigar a Pedro, ni tampoco que ellos eran oficiales de la iglesia en
Jerusalén. Sin duda ellos pertenecían al “partido de la circuncisión” (Hechos
15:1, 5) y quería dirigir a la iglesia de Antioquia a un legalismo religioso.
Después de su experiencia con Cornelio, Pedro había sido “called on the
carpet” y se había defendido hábilmente a sí mismo (Hechos 11). Pero
ahora, estaba temeroso. Pedro no había sido temeroso de obedecer al
Espíritu cuando Él lo envió donde Cornelio, ni tampoco tuvo miedo de dar
su testimonio en la conferencia de Jerusalén. Pero ahora, con la llegada de
algunos miembros de “la oposición,” Pedro perdió su valor. “El temor del
hombre pondrá lazo” (Prov. 29:25).
¿Cómo nos damos cuenta de este temor? Por una cosa, sabemos que
Pedro era un hombre impulsivo. El podía mostrar una fe asombrosa y valor
en un minuto y caer completamente en el siguiente minuto. Caminó sobre
las olas para ir a Jesús, pero luego se acobardó y empezó a hundirse. El
fanfarreó en el aposento alto que gustosamente moriría con Jesús, y luego
negó a su Señor tres veces. Pedro en el libro de los Hechos es ciertamente
más consistente que en los cuatro Evangelios, pero no era perfecto—¡ni
tampoco nosotros! El temor de Pedro lo llevó a su caída. Dejó de disfrutar el
“banquete de amor” con los creyentes gentiles y se apartó de ellos.
Hay dos tragedias para la caída de Pedro. Primera, lo hizo un hipócrita (la
cual es significado de la palabra fingir). Pedro fingía que sus acciones eran
motivadas por la fidelidad, cuando realmente estaban motivadas por temor.
Cuan fácil es usar “la doctrina Bíblica” para cubrir nuestra desobediencia.
La segunda tragedia es que Pedro arrastró a otros con él. Incluso Bernabé se
involucró. Bernabé había sido uno de los líderes espirituales de la Iglesia en
Antioquia (Hechos 11:19-26), así que su desobediencia tendría una tremenda
influencia en otros en su compañerismo.
22
5. 2:14-15 Pero cuando vi que no andaban rectamente
conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro
delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los
gentiles y no como judío, ¿porqué obligas a los gentiles
a judaizar? 2:15 Nosotros, judíos de nacimiento, y no
pecadores de entre los gentiles
Las palabras de Pablo tuvieron que haberle punzado a Pedro: “Si tú,
siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿porqué obligas a los
gentiles a judaizar? ¿Qué clase de consistencia es esa?”
Pedro mismo había manifestado en la conferencia de Jerusalén que Dios
no había “puesto diferencia entre nosotros y ellos” (Hechos 15:9). Pero
ahora Pedro estaba poniendo una diferencia. El pueblo de Dios es uno solo,
incluso cuando este pueda ser dividido en varios grupos. Cualquier práctica
de nuestra parte que viola la Escritura y separa a un hermano del otro es una
negación de la unidad del cuerpo de Cristo.
23
cristiano. “Habiendo por lo tanto sido de una vez por todas justificados por
la fe, tenemos paz con Dios” (Rom. 5:1, traducción literal). Dado que somos
justificados por la fe, es una transacción inmediata e instantánea entre el
pecador que cree y Dios. Si fuéramos justificados por obras, entonces esto
sería un proceso gradual.
Además, la justificación es un acto de Dios; no es el resultado ni del
carácter ni de las obras de los hombres. “Es Dios quien justifica” (Rom.
8:33). No es por hacer las “obras de la ley” que el pecador se justifica
delante de Dios, sino al poner su fe en Jesucristo. Como Pablo explicó más
tarde en su carta, la ley fue dada para revelar el pecado y no para redimirlo
de éste (lee Rom. 3:20). Dios en su gracia ha puesto nuestro pecado en
Cristo—y la justicia de Cristo ha sido puesta a nuestro favor (lee 2 Cor.
5:21).
En la justificación, Dios declara al pecador que cree justo; Él no lo
hace justo. Antes de que el pecador confíe en Cristo, el es CULPABLE
delante de Dios; pero en el momento que él cree en Cristo, es declarado NO
CULPABLE y ¡nunca más se lo llamará CULPABLE!
La justificación no es simplemente “perdón,” porque una persona
puede ser perdonada y luego va y peca y es culpable. Una vez que se es
“justificado por fe” nunca más serás tenido por culpable delante de Dios.
La justificación también es diferente de la “absolución” porque un
criminal absuelto aún tiene un registro. Cuando el pecador es justificado por
la fe, sus pecados pasados no son recordados en contra de él nunca más, y
Dios nunca más pone sus pecados en un registro (lee Salmos 32:1-2; Rom.
4:1-8).
Finalmente, Dios justifica a los pecadores, y no a la “gente buena.”
Pablo dice que Dios justifica “al impío” (Rom. 4:5). La razón por la que la
mayoría de los pecadores no son justificados es porque ellos ¡no admitirán
que son pecadores! Y los pecadores son la única clase de gente que
Jesucristo puede salvar (Mat. 9:9-13; Lucas 18:9-14).
Cuando Pedro se apartó de los gentiles, él estaba negando la verdad de la
justificación por fe, porque él estaba diciendo, “Nosotros los judíos somos
diferentes de—y mejores que—los gentiles.” Pero tanto judíos como gentiles
son pecadores (Rom. 3:22-23) y pueden ser salvos solo por la fe en Cristo.
24
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en
la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí 2:21 No desecho la gracia de Dios, pues
si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió
Cristo
Los judaizantes querían mezclar la ley y la gracia, pero Pablo nos dice
que eso es imposible. El regresar a ley significa “dejar a un lado” la gracia
de Dios.
Era obvio que estas personas habían experimentado algo en sus vidas cuando
Pablo por primera vez los visitó; pero los judaizantes habían estado con ellos
también y los había convencido que su experiencia no estaba completa. Ellos
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necesitaban algo más, y ese “algo más” era la obediencia a la Ley de Moisés.
Estos falsos maestros los habían cautivado y hecho tontos.
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que el Espíritu no puede darle el gozo ni el poder que el
necesita para el vivir cristiano. Los creyentes deberían ser
llenos del Espíritu Santo (Efesios 5:18-21), que
simplemente significa “controlado por el Espíritu.” Esto es
una experiencia continua, como tomar agua de un arroyo
fresco (Juan 7:37-39).
Así que, en la experiencia de conversión de ellos, los
creyentes en Galacia habían recibido el Espíritu por fe y
no por las obras de la ley. Esto dirige a Pablo a otra
pregunta: “Si ustedes no comenzaron con la ley,
¿porqué entonces traerla? Si comenzaron con el
Espíritu, ¿pueden continuar hacia la madurez sin el
Espíritu, dependiendo de la carne?” la palabra carne aquí
no se refiere al cuerpo humano, sino a la vieja naturaleza
del creyente. Dado que somos salvos por el Espíritu, y no
por la carne, a través de la fe y no de la ley, entonces es
razonable que debemos continuar en ese camino.
27
salvación. Juan el bautista les advirtió que su descendencia física no les
garantizaba la vida espiritual (Mat. 3:9). Jesús hizo una clara distinción entre
“la descendencia de Abraham” física y “los hijos de Abraham”
espirituales (Juan 8:33-47). Algunas personas hoy en día aún se imaginan
que la salvación es hereditaria. Porque el padre y la madre fueron gente
piadosa, los hijos son automáticamente salvos. Pero esto no es verdad. Ha
sido bien dicho, “Dios no tiene nietos.”
28
La salvación nunca podría venir por obediencia a la ley porque
la ley trae maldición, no bendición. Aquí Pablo cita de
Deuteronomio 27:26. La ley demanda obediencia, y esto
significa obediencia en todas las cosas. Pablo pasa a citar a
Habacuc, “el justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4). Esta
declaración es tan importante que el Espíritu Santo inspiró tres
libros del Nuevo Testamento para explicar esto como se
mencionó antes.
Romanos expone “el justo” y nos dice como el pecador
puede ser justificado delante de Dios (lee Rom. 1:17).
Gálatas explica como el justo “vivirá”; y
Hebreos discute “por la fe” (lee Hebreos 10:38). Nadie
podría jamás vivir “por ley” porque la ley mata y muestra al
pecador su culpabilidad ante Dios (Romanos 3:20; 7:7-11).
29
Esto era una gran humillación, porque el pueblo judío era
muy cuidadoso en su trato a los cuerpos de los muertos.
Después de que el cuerpo había sido expuesto por un
tiempo, era bajado y enterrado (lee Josué 8:29; 10:26; 2
Sam. 4:12).
30
no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham
mediante la promesa.
31
judaizantes no tenían derecho para hacer esto ya que ellos
no eran parte del pacto original.
Ex. 12:40-42 El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue
cuatrocientos treinta años 12:41 Y pasados los cuatrocientos treinta años,
en el mismo día todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto
12:42 Es noche de guardar para Jehová, por haberlos sacado en ella de la
tierra de Egipto. Esta noche deben guardarla para Jehová todos los hijos de
Israel en sus generaciones.
32
4. Gál 3:21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de
Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada
pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por
la ley.
Aquí Pablo usa una ilustración que era familiar a todos sus
lectores—el guardián del niño. En muchos grupos
familiares de Roma y Grecia, esclavos bien educados
33
llevaban y traían a los niños de la escuela y los vigilaban
durante el día. Algunas veces protegían a los niños,
algunas veces protegían y prohibían, y algunas veces
inclusive disciplinaban. Esto es lo que Pablo quería decir
con ayo (Gál. 3:24); pero por favor no leas esta palabra
pensando en la idea moderna de lo que es un ayo. La
transliteración de la palabra griega nos daría nuestra
palabra pedagogía, que literalmente significa “conductor
de un niño.”
34
La fe en Jesús nos bautiza “en Cristo” (Gál. 3:27). Este
bautismo del Espíritu identifica al creyente con Cristo y lo
hace parte de su cuerpo (1 Cor. 12:12-14). El bautismo en
agua es una figura exterior de este trabajo interno del
Espíritu Santo (lee Hechos 10:44-48).
35
Finalmente, la ley nunca pudo hacernos herederos de Dios
(Gál. 3:29). Dios hizo la promesa a “la simiente de
Abraham,” (singular, Gál. 3:16), y esa simiente es Cristo.
Si estamos “en Cristo” por fe, entonces también somos “la
simiente de Abraham” espiritualmente hablando. Esto
significa que somos herederos de las bendiciones
espirituales que Dios le prometió a Abraham. Esto no
significa que las bendiciones materiales y nacional hechas
a Israel son dejadas a un lado, sino que los cristianos de
hoy somos enriquecidos espiritualmente por causa de la
promesa de Dios a Abraham.
D. El argumento histórico (4:1 - 11)
36
en gran expectativa, esperando a un libertador, en el
tiempo en que Jesús nació.
37
nuestros cuerpos (Rom. 8:23). Algunos escolares piensan
que esta segunda etapa en nuestra adopción corresponde a
la práctica romana cuando un hombre adoptaba alguien
fuera de su familia para que sea su hijo. Primero había una
ceremonia privada en la cual el hijo era comprado;
después había una ceremonia pública en la cual la
adopción era declarada abiertamente delante de los
oficiales.
38
solamente mostrar la debilidad del hombre y el fracaso
espiritual.
39
apariencia externa, sino porque ellos representan al Señor y traen Su
mensaje.
Ahora Pablo les pregunta: “¿Qué había pasado con ese amor? ¿Qué había
pasado con la bendición—la felicidad—que ustedes experimentaron cuando
oyeron el evangelio y confiaron en Cristo?” Claro, Pablo sabía qué había
pasado: los judaizantes habían ido y robado sus corazones.
Gál 4:19-31 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,
hasta que Cristo sea formado en vosotros, 4:20 quisiera estaer con
vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto
a vosotros. 4:21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis
oído la ley? 4:22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno
de la esclava, otro de la libre. 4:23 Pero el de la esclava nació según la
carne; 4:24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos
pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud;
éste es Agar. 4:25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y
corresponde a la Jerusalén actual, pues esta, junto con sus hijos, está en
esclavitud. 4:26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos
nosotros, es libre. 4:27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú
que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores
de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene
marido. 4:28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de
la promesa. 4:29 Pero como entonces el que había nacido según la
carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también
ahora. 4:30 Mas, ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su
hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
4:31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la
libre.
40
1. Ya que los judaizantes apelaban a la ley, Pablo entonces
usa la ley para probar que los cristianos no están bajo la
ley. Él toma la historia familiar de Ismael e Isaac (Gén.
16-21) y saca de ahí verdades básicas acerca de la relación
del cristiano con la ley de Moisés.
41
4. Hasta donde se conoce de los tratos de Dios con el
hombre, Dios comenzó con gracia. En el Edén, Dios le dio
a Adán y Eva gracia. Incluso hasta después que ellos
pecaron, en Su gracia les proveyó cubiertas de pieles como
vestimenta (Gén. 3:21). No les dio leyes para obedecerlas
como un modo de redención; en vez de eso, él les dio una
promesa de gracia para creer: la promesa de un Redentor
victorioso (Gén. 3:15).
42
controlarla. Por naturaleza, el Espíritu y la carne son
“contrarios el uno al otro” (Gál. 5:17), y ninguna cantidad
de actividad religiosa va a cambiar el panorama.
Cualquiera que escoja a Agar (Ley) como su madre va a
experimentar esclavitud (Gál. 4:8-11, 22-25, 30-31; 5:1).
Pero cualquiera que escoja a Sara (Gracia) como su madre
disfrutará libertad en Cristo. Dios quiere que sus hijos sean
libres (Gál. 5:1).
43
Desde el punto de vista humano, puede parecer cruel que
Dios mandara Abraham a sacar a su propio hijo Ismael, a
quien amaba mucho. Pero ésta era la única solución al
problema, porque “el hombre fiero” nunca podría vivir con
el hijo de la promesa. En un sentido más profundo, sin
embargo, piensa en cuánto le costó a Dios cuando Él dio a
Su Hijo para cargar con la maldición de la ley y hacernos
libres. El corazón roto de Abraham significaba la libertad
de Isaac; el hecho de que Dios dio a su Hijo significa
nuestra libertad en Cristo.
44
Cuando los creyentes en Galacia confiaron en Cristo, ellos perdieron el
yugo de esclavitud al pecado y se pusieron el yugo de Cristo (Mat. 11:28-
30). El yugo de Cristo es “fácil” y su carga es “ligera.” La palabra fácil en
griego significa “gentil, lleno de gracia.” El yugo de Cristo nos libera para
completar Su voluntad, mientras que el yugo de la ley nos esclaviza. Las
personas que no son salvas se visten con el yugo del pecado (Lamentaciones
1:14); los legalistas religiosos se visten con el yugo de esclavitud (Gál. 5:1);
pero el cristiano que depende de la gracia de Dios se viste con el yugo
libertador de Cristo.
Pablo usa tres frases para describir las pérdidas en que el cristiano incurre
cuando pasan de la gracia a la ley: “
De nada aprovechará Cristo” (Gál. 5:2);
“está obligado a guardar toda la ley” (Gál. 5:3);
“De Cristo os desligasteis” (Gál. 5:4).
Esto conlleva a la triste conclusión en Gálatas 5:4: “De la gracia habéis
caído.” Es suficientemente malo que el legalismo prive al creyente de su
libertad, pero también le priva de su salud espiritual en Cristo. El creyente
que vive bajo al ley se convierte en un esclavo insolvente.
45
de Cristo en la cruz, es capaz de perdonar a los pecadores, sin importar cuan
grande es su deuda.
Así que, cuando confiamos en Cristo, nos hacemos espiritualmente ricos.
Ahora compartimos en las riquezas de la gracia de Dios (Efesios 1:7), las
riquezas de Su gloria (Efesios 1:18; Filipenses 4:19), las riquezas de Su
sabiduría (Rom. 11:33), y las “inescrutables riquezas de Cristo” (Efesios
3:8). En Cristo tenemos “todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento” (Col. 2:3), y estamos “completos en Él” (Col. 2:10). Una vez
que la persona está “en Cristo,” ésta tiene todo lo que necesita para vivir la
clase de vida cristiana que Dios quiere que vivamos.
Los judaizantes, sin embargo, quieren que creamos que estamos
“perdiendo algo,” que seríamos más “espirituales” si practicáramos la ley
con sus demandas y disciplinas. Pablo deja claro que la ley no añade nada—
¡porque nada puede ser añadido! En vez de eso, la ley viene como un ladrón
y roba las riquezas espirituales que el creyente tiene en Cristo. Esto lo pone
nuevamente endeudado, responsable por una deuda que no es capaz de
pagar.
46
3:12-21). No corremos para ser salvos; corremos porque ya somos salvos y
queremos completar la voluntad de Dios en nuestras vidas (Hechos 20:24).
“Ustedes corrían bien.” Cuando por primera vez Pablo fue a ellos, ellos
lo recibieron “como a un ángel de Dios” (Gál. 4:14). Aceptaron la Palabra,
confiaron en el Señor Jesucristo, y recibieron el Espíritu Santo. Tenían un
profundo gozo que era evidente a todos, y estaban deseosos de hacer
cualquier sacrificio para acomodar a Pablo (Gál. 4:15). Pero ahora, Pablo era
su enemigo.
Una traducción literal de Gálatas 5:7 nos da la respuesta: “Estaban
corriendo bien. ¿Quién se metió en medio de ustedes para que dejaran de
obedecer a la verdad?” En las carreras, cada competidor tenía que
permanecer en su carril asignado, pero algunos corredores se metían en el de
sus competidores para tratar de sacarlos de su carril. Esto es lo que los
judaizantes habían hecho a los creyentes gálatas: se metieron en medio de
ellos y los forzaron a cambiar de dirección e irse por un “desvío espiritual.”
Su explicación cambia su manera de hablar del atletismo a la cocina,
porque Pablo introduce la idea de la levadura (fermento). En el Antiguo
Testamento, la levadura es generalmente puesta como un símbolo del mal.
Durante la pascua, por ejemplo, ninguna levadura era permitida en casa (Éx.
12:15-19; 13:7). A los adoradores no se les permitía mezclar la levadura con
los sacrificios (Éx. 34:25), aunque habían algunas excepciones para esta
regla. Jesús usó la levadura como una figura de pecado cuando advirtió en
contra de la “levadura de los fariseos” (Mat. 16:6-12); y Pablo usó la
levadura como un símbolo de pecado en la iglesia de Corinto (1 Cor. 5).
La levadura realmente es una buena ilustración de pecado: es pequeña,
pero si se deja sola se desarrolla y empapa todo. La falsa doctrina de los
judaizantes fue introducida en las iglesias de Galacia de una pequeña
manera, pero, en poco tiempo, la “levadura” se desarrolló y a la larga se
apoderó de todo.
El espíritu del legalismo no se apodera de una iglesia de repente. Como la
levadura, se introduce de manera secreta, se desarrolla, y en poco tiempo
envenena a toda la asamblea.
No está mal tener normas en una iglesia, pero nunca deberíamos pensar que
las normas harán a alguien espiritual, o que el mantener las normas es una
evidencia de espiritualidad. Cuan fácil es para la levadura crecer. Antes de
tiempo, nos hacemos orgullosos de nuestra espiritualidad (“envanecidos” es
la forma en que Pablo lo dice, 1 Cor. 5:2, y eso es exactamente lo que la
levadura hace: envanece), y luego critica la falta de espiritualidad de
cualquier otro.
47
B. El Espíritu, no la carne (5:13 - 26)
48
2. Gál 5:16-17 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne. 5:17 Porque el deseo
de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es
contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no
hagáis lo que quisiereis.
Así como Isaac e Ismael no fueron capaces de estar juntos, así el Espíritu
y la carne (la vieja naturaleza) están en guerra la una con la otra. Por “la
carne,” por su puesto, Pablo no quiere decir “el cuerpo.” El cuerpo humano
no es pecaminoso; es neutral. Si el Espíritu Santo controla el cuerpo,
entonces caminamos en el Espíritu; pero si la carne controla el cuerpo,
entonces caminamos en lujuria (deseos) de la carne. el Espíritu y la carne
tienen diferentes apetitos, y esto es lo que crea el conflicto.
Los apetitos opuestos se ilustran en la Biblia de diferentes maneras. Por
ejemplo, la oveja es un animal limpio y evita la basura, mientras que el
cerdo es una animal inmundo y disfruta revolcarse en la inmundicia (2 Pedro
2:19-22). Después que la lluvia cesa y el arca se asienta, Noé soltó un cuervo
que nunca regresó (Gén. 8:6-7). El cuervo es un ave de carroña y encontró
muchas cosas de comer. Pero cuando Noé soltó a la paloma (un ave limpia),
ésta regresó (Gén. 8:8-12). La última vez que soltó la paloma y ésta no
regresó, él sabía que había encontrado un lugar limpio para asentarse; por
tanto las aguas habían retrocedido.
La vieja naturaleza es como el cuervo y el cerdo, siempre buscando algo
inmundo para alimentarse. Nuestra nueva naturaleza es como la oveja y la
paloma, buscando lo que es limpio y santo. ¡No se maravillen de que
continúan las luchas en la vida del creyente! El hombre que no es salvo no
sabe de esta batalla porque no tiene el Espíritu Santo (Rom. 8:9).
Note que el cristiano simplemente no puede desear vencer la carne: “y
éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gál. 5:17). Es
este mismo problema que Pablo discute en Romanos: “Porque lo que hago,
no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. . . .
Porque no hago el bien que quiero; sino el mal que no quiero, eso hago”
(Rom. 7:15, 19). Pablo no está negando que hay victoria. Simplemente está
señalando que no podemos ganar esta victoria en nuestras propias fuerzas y
voluntad.
49
3. Gál 5:18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis
bajo la ley.
50
Dios. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso” (Jer.
17:9). Esta lista en Gálatas puede ser dividida en tres categorías principales:
Los pecados sensuales (v. 19, 21b). Adulterio es el sexo ilícito entre la
gente casada, mientras que fornicación generalmente se refiere al mismo
pecado entre la gente soltera. Inmundicia significa precisamente eso: una
impureza de corazón y mente que hace a la persona profano. La persona
inmunda ve sucio todo (lee Tito 1:15). Lascivia es muy parecida a la palabra
depravación. Se refiere al apetito lujurioso que no conoce vergüenza. Esto
sin decir que todos estos pecados fueron incontrolables en el imperio
romano. Las borracheras y algarabías (orgías) no necesitan explicación.
Los pecados de superstición (v. 20a). Idolatría, como los pecados que
se mencionan antes, está con nosotros hoy. La idolatría es simplemente
poner las cosas antes que a Dios y a las personas. Tenemos que adorar a
Dios, amar a las personas, y usar las cosas, pero muy a menudo usamos a las
personas, nos amamos a nosotros mismos, y adoramos cosas, dejando a Dios
de lado completamente. Jesús nos dice que cualquier cosa que adoramos,
servimos (Mat. 4:10). El cristiano que es devoto más a su carro, casa, o bote
que a Cristo puede estar en peligro de idolatría (Col. 3:5).
La palabra hechicería es de la palabra griega pharmakeia, que significa
“el uso de drogas.” Nuestra palabra castellana farmacia se deriva de esta
palabra. Los magos en los días de Pablo solían usar drogas para provocar sus
efectos malignos. Por su puesto, la brujería es prohibida en la Biblia como lo
son todas las actividades de lo oculto (Deut. 18:9-22).
Los pecados sociales (v. 20b-21a). Odio significa “enemistad,” la actitud
de mente que desafía y reta a otros. Esta actitud conlleva a los pleitos, lo
cual es contienda, el mejor trabajo de la enemistad. Celos significa envidia o
rivalidades. Que trágico es cuando los cristianos compiten el uno con el otro
y tratan de hacer que los demás se vean mal en los ojos de otras personas.
Ira significa arrebato de coraje, y contienda lleva la idea de “pretender,
ambición egoísta,” que crea divisiones en las iglesias.
Disensiones y herejías son términos familiares. El primero sugiere
división, y el segundo es un grupo de gente causado por un espíritu
partidario. Las divisiones y los bandos serían una traducción justa. Estos son
el resultado de que los líderes de la iglesia se promueven a sí mismos
insistiendo que la gente los siga, y no al Señor. (la palabra herejía en griego
significa “hacer una elección.”) Envidias sugiere el llevar rencores, el
profundo deseo por lo que otro tiene (lee Prov. 14:30). Homicidios y
borracheras no necesitan explicación.
51
La persona que practica estos pecados no heredará el reino de Dios.
Pablo no está hablando acerca de un acto de pecar, sino del hábito de pecar.
¿Cómo el creyente maneja la vieja naturaleza cuando esta es capaz de
producir tales horroroso pecados? La ley no puede cambiar o controlar la
vieja naturaleza.
La vieja naturaleza debe ser crucificada (v. 24). Cristo no solo murió
por mí, sino que yo morí con Cristo. Cristo murió por mí para que de mí sea
removida la pena de mi pecado, pero yo morí con Cristo para romper el
poder del pecado.
El nos dice que la carne ya ha sido crucificada. Es nuestra
responsabilidad creer esto y actuar sobre esto. (Pablo llama a esto
“considerar” en Rom. 6; tienes la misma verdad presentada en Col. 3:5).
Tu y yo no somos deudores a la carne, sino al Espíritu (Rom. 8:12-14).
Debemos aceptar lo que Dios dice acerca de la vieja naturaleza y no tratar de
hacer de ella algo que no es. No debemos hacer “provisión para la carne”
(Rom. 13:14) al alimentarla con cosas que disfruta. En la carne no habita
nada bueno (Rom. 7:18), así que no debemos poner ninguna confianza en la
carne (Filipenses 3:3). La carne no está sujeta a la ley de Dios (Rom. 8:7) y
no puede agradar a Dios (Rom. 8:8). Solo a través del Espíritu Santo
podemos “hacer morir” las obras que la carne haría a través de nuestro
cuerpo (Rom. 8:13). El Espíritu Santo no solamente es el Espíritu de Vida
(Rom. 8:2; Gál. 5:25), sino que también es el Espíritu de muerte: Él nos
ayuda para considerarnos a nosotros mismos muertos al pecado.
5. 5:22-23, 25-26
Gál 5:22-23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, 5:23 mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley
52
Una cosa es vencer la carne y no hacer cosas malas, pero algo muy
distinto hacer cosas buenas. El legalista puede ser capaz de presumir que el
no es culpable de adulterio u homicidio (pero lee Mat. 5:21-32), ¿pero puede
alguien ver las bellas gracias del Espíritu en su vida? Bondades negativas no
es suficiente en una vida; deben estar las cualidades positivas también.
El contraste entre las obras y el fruto es importante. Una máquina en
una empresa trabaja, y da lugar a un producto, pero nunca podrá
manufacturar un fruto. El fruto debe surgir de la vida, y, en el caso del
creyente, esta es vivir en el Espíritu (Gál. 5:25). Cuando piensas en “obras”
piensas en esfuerzo, labor, tensión, y afán; cuando piensas en “fruto” piensas
en belleza, quietud, el desarrollo de vida. La carne produce “obras muertas”
(Heb. 9:14), pero el Espíritu produce fruto viviente. Y este fruto tiene en sí
la semilla para aún más fruto (Gén. 1:11). ¡El amor engendra más amor! ¡El
gozo hace producir más gozo! A Jesús le preocupa que demos “fruto . . . más
fruto . . . mucho fruto” (Juan 15:2, 5), porque esta es la manera en que lo
glorificamos. La vieja naturaleza no puede producir fruto; solo la nueva
naturaleza puede hacerlo.
El cultivo del fruto es importante. Pablo advierte que debe haber una
atmósfera correcta antes de que el fruto desarrolle (Gál. 5:25-26). Así como
el fruto no puede crecer en cualquier clima, así el fruto del Espíritu no puede
crecer en la vida de cada individuo o en cada iglesia.
El fruto se desarrolla en un clima bendecido con abundancia del Espíritu
y la Palabra. “Caminar en el Espíritu” (Gál. 5:25) significa “mantener el
paso con el Espíritu”—no adelantarse y no quedarse retrasado.
Debemos recordar que este fruto se produce para ser comido, no para ser
admirado o puesto en pantalla. La gente alrededor nuestro está hambrienta
de amor, gozo, paz, y todas las otras gracias del Espíritu. Cuando ellos los
encuentran en nuestras vidas, ellos saben que tenemos algo que ello carecen.
No llevamos fruto para nuestro propio consumo; llevamos fruto para que
otros puedan ser alimentados y ayudados, y para que Cristo sea glorificado.
53
(Rom. 12:10), “hospedar el uno al otro” (1 Pedro 4:9), y muchas otras
amonestaciones similares.
En esta sección ante nosotros, Pablo agrega otra frase: “Sobrellevad los
unos las cargas de los otros” (Gál. 6:2). El cristiano guiado por el Espíritu
piensa en los demás y cómo puede ministrarlos. En esta sección, Pablo
describe dos ministerios importantes que tenemos que compartir el uno con
el otro.
El legalista es siempre más duro sobre otras personas que sobre sí mismo,
pero el cristiano guiado por el Espíritu demanda más de sí mismo que de los
otros para que pueda ser capaz de ayudar a otros.
Pablo representa un caso hipotético de un creyente que está
repentinamente errado y cae en pecado. La palabra sorprendido lleva la
idea de ser tomado repentinamente, así que este no es un caso de
desobediencia deliberada. ¿Porqué Pablo usa esta ilustración? Nada revela
mejor la maldad del legalismo que la manera en que los legalistas tratan a
54
aquellos que han pecado. (Los legalistas no necesitan hechos ni pruebas;
sólo necesitan sospechas y rumores. La imaginación auto justificadora de
ellos hará el resto.) Así que, en este párrafo, Pablo realmente está
contrastando la manera en que los legalistas tratarían con el hermano caído,
y la manera en la que el hombre espiritual lo haría.
55
Requiere de un gran trato de amor y valentía para que nos aproximemos
al hermano que ha errado y busquemos la forma de ayudarlo. Jesús compara
esto al ojo de un cirujano (Mat. 7:1-5)—¿y cuántos de nosotros estamos
calificados para eso?
Pablo probablemente tiene en mente aquí las instrucciones de nuestro
Señor en la reconciliación (Mat. 18:15-35). Si tu hermano peca contra ti, ve
y háblale en privado, no para que ganes un argumento, sino para que ganes a
tu hermano. (esa palabra ganar es la misma que Pablo usa en 1 Cor. 9:19-22
para referirse a ganar a los perdido para Cristo. Es importante ganar a los
perdidos, pero también es importante ganar a los salvos.) Si el te oye,
entonces el asunto es arreglado. Pero si el no se pone de acuerdo contigo,
entonces pídele a una o dos personas espirituales que vayan contigo. Si aún
así no se soluciona el asunto, entonces toda la congregación debe ser
informada y debe comenzar la disciplina. Pero Jesús continúa y señala que la
iglesia debe practicar al oración (Mat. 18:19-20) y el perdón (Mat. 18:21-
35), sino la disciplina no tendrá efecto.
El legalista, por supuesto, no tiene tiempo para esta clase de “gana-
almas” espiritual. Cuando el oye que este hermano ha pecado, en vez de ir al
hermano, comparte todas las malas noticias con otros (“para que puedas orar
más inteligentemente acerca de esto”) y luego condena al hermano por no
ser más espiritual.
56
burlado: pues todo lo que el hombre sembrare,
eso también segará. 6:8 Porque el que siembra
para su carne, de la carne segará corrupción; mas
el que siembra para el Espíritu, del Espíritu
segará vida eterna. 6:9 No nos cansemos, pues,
de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si
no desmayamos. 6:10 Así que, según tengamos
oportunidad, hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe.
Así como el uno al otro es una frase clave en el vocabulario cristiano, así
es la palabra compañerismo (traducido como “partícipe” en Gál. 6:6).
Desde el mismo inicio de la Iglesia, el compartir fue una de las marcas de
la experiencia cristiana (Hechos 2:41-47). La palabra griega es koinonia,
que simplemente significa “tener en común,” y se refiere a nuestro
compañerismo común en Cristo (Gál. 2:9), nuestra fe común (Judas 3), e
incluso nuestro compartir en los sufrimientos en Cristo (Filipenses 3:10).
Pero a menudo en el Nuevo Testamento, koinonia se refiere a compartir las
bendiciones materiales el uno con el otro (Hechos 2:42; 2 Cor. 8:4; Heb.
13:16 [texto griego]). Es esto lo que Pablo tiene en mente en estos versos.
Él comienza con un precepto (Gál. 6:6), exhortándonos a compartir el
uno con el otro. El maestro de la Palabra comparte tesoros espirituales, y
aquellos que son enseñados deben compartir los tesoros materiales.
(debemos recordar que lo que hacemos con las cosas materiales es una
evidencia de cómo valoramos las cosas espirituales. “Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón” (Mat. 6:21).
Porque el apóstol Pablo no quiso dinero para llegar a ser una piedra de
tropiezo a los inconversos, el ganaba su propio dinero (lee 1 Cor. 9), pero el
repetidamente enseñaba que el líder espiritual en la iglesia tenía que ser
sostenido por las donaciones de la gente. Jesús dijo, “El obrero es digno de
su salario” (Lucas 10:7), y Pablo emitió esta declaración (1 Cor. 9:11, 14).
Pero debemos darnos cuenta del principio espiritual que descansa detrás
de este precepto. Dios no manda a los creyentes a dar simplemente para que
los pastores y maestros (y misioneros, Filipenses 4:10-19) puedan tener sus
necesidades materiales satisfechas, sino que los dadores puedan tener una
mayor bendición (Gál. 6:7-8). El principio básico de sembrar y cosechar se
57
encuentra a través de toda la Biblia. Dios ha ordenado que seguemos lo que
sembramos. Si esto no fuera así para esta ley, todo el principio de “causa y
efecto” fallaría. El granjero que siembra trigo puede esperar segar trigo. Si
fuera de otro modo, habría caos en nuestro mundo.
Pero Dios también nos ha dicho que seamos cuidadosos de dónde
sembramos, y es este principio que Pablo trata aquí. El ve nuestras
posesiones materiales como semillas, y el ve dos posibles clases de terreno:
la carne y el Espíritu. Podemos usar nuestros bienes materiales para
promover la carne, o para promover las cosas del Espíritu. Pero una vez que
hemos terminado de sembrar, no podemos cambiar la cosecha.
El dinero sembrado en la carne traerá una cosecha de corrupción (lee Gál.
5:19-21). Ese dinero se va y nunca podrá ser reclamado. El dinero sembrado
en el Espíritu (tal como compartir con aquellos que enseñan la Palabra)
producirá vida, y en aquella cosecha habrá semillas que pueden ser plantadas
nuevamente para otra cosecha, y en la eternidad. Si todos los creyentes
vieran sus beneficios materiales como semillas, y la plantaran
apropiadamente, no habría carencia en la obra del Señor.
Claro está, hay una aplicación mucha más ancha del principio para
nuestra vida; porque todo lo que hacemos es o una inversión en la carne o en
el Espíritu. Debemos segar lo que sea que hayamos sembrado, y nosotros
segaremos en proporción a lo que hayamos sembrado. “El que siembra
escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará.” (2 Cor. 9:6).
Habiéndonos dado el precepto (Gál. 6:6) y el principio detrás del
precepto (Gál. 6:7-8), Pablo ahora nos da una promesa (Gál. 6:9): “a su
tiempo segaremos, si no desmayamos..” detrás de esta promesa hay un
peligro: cansarse en el trabajo del Señor, y luego al final desmayar, y detener
nuestro ministerio.
Pero la promesa que Pablo nos da nos ayudará a mantenernos
continuando: “A su tiempo segaremos.” La semilla que está plantada no
lleva fruto inmediatamente. Hay temporadas para el alma así como hay
temporadas para la naturaleza, y debemos darle tiempo a la semilla para que
eche raíces y lleve fruto. Cada día debemos plantar semilla para que un día
podamos segar (Salmos 126:5-6).
V. 10 - Debemos “hacer bien a todos los hombres.” Así es como
dejamos ver nuestra luz y glorificamos a nuestro Padre en el cielo (Mat.
5:16). No es tan solo que testificamos a los perdidos, sino también con
nuestras obras. De hecho, nuestras obras pavimentan el camino para nuestro
testimonio verbal; ellas ganan el derecho para que nosotros seamos oído. No
58
deberíamos ser como el abogado defensor que trataba de discutir, “¿Quién es
mi prójimo?” (Lucas 10:25-37) Jesús dejó esto bien en claro que la pregunta
no es “¿Quién es mi prójimo?” sino “¿A quién le puedo ser yo un prójimo?”
Cuando “hacemos bien a todos los hombres,” debemos darle prioridad
a “los de la familia de la fe,” el compañerismo de los creyentes. Esto no
significa que la iglesia local debe hacerse un grupo exclusivo con los
miembros aislados del resto del mundo y sin hacer nada para ayudar a los
perdidos. Esto es, cuestión de balance.
Debemos recordar, sin embargo, que compartimos con otros cristianos
para que todos nosotros podamos compartir con el mundo necesitado. El
cristiano en la familia de la fe para que pueda ser un trasmisor. Cuando
abundamos en amor el uno por el otro, sobreabundamos en amor para todos
los hombres (1 Tesalonicenses 3:12).
Pablo no tiene nada bueno que decir acerca del legalista. Él describe sus
cuatro características de la siguiente manera.
a. Son jactanciosos (v. 12a, 13b).
59
también eran cristianos, y trataban de hacer que los seguidores de la ley de
Moisés pensaran que ellos también obedecían la ley…
c. Son persuasivos (v. 12a).
Para Saulo, el estudiado rabí judío, una doctrina de sacrificio en una cruz
era completamente increíble. De que el Mesías venía, no tenía dudas, pero
que el viniera a morir—y morir en una cruz maldita—bien, no había lugar
para esto en la teología de Saulo. Después de su conversión la cruz dejó de
ser una piedra de tropiezo para él y se hizo, mas bien, la misma piedra
angular de su mensaje: “Cristo siendo crucificado por nuestros pecados.”
Un propósito de la cruz era hacer una nueva creación (Gál. 6:15). Esta
“nueva creación” es el cuerpo de Cristo. La “vieja creación” estaba liderada
60
por Adán, y esta terminó en falla. La nueva creación es liderada por Cristo, y
va a tener éxito.
Otro propósito de la cruz era crear una nueva nación, “el Israel de Dios”
(Gál. 6:16). Jesús le dijo a los líderes judíos, “el reino de Dios será quitado
de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él” (Mat.
21:43). Pedro identifica la nación como la familia de Dios: “Mas vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa” (1 Pedro 2:9).
Que reprensión para los judíos. ¡Ellos querían regresar a la iglesia a la ley
del Antiguo Testamento, cuando aquella ley ni siquiera pudo ser guardada
por la nación de Israel! La nación fue puesta a un lado para hacer camino a
la verdadera gente de Dios, ¡aquellos que son de la fe de Abraham y
encomiendan su vida a Cristo!
Los creyentes gentiles de hoy en día pueden no ser “hijos de Abraham”
en la carne, pero son “la simiente de Abraham” a través de la fe en Jesucristo
(Gál. 4:28-29). Ellos habían experimentado una circuncisión de corazón que
es mucho más efectiva que la circuncisión física (Rom. 2:29; Filipenses 3:3;
Col. 2:11). Por esta razón, ni la circuncisión ni la falta de ella es de
importancia para Dios (Gál. 6:15; lee también Gál. 5:6).
61
sino una marca permanente que la llevaría hasta la tumba. Tampoco recibió
sus marcas en una manera fácil: tenía que sufrir repetidamente para llegar a
ser un hombre marcado para Cristo.
También era la práctica en aquellos días marcar a los esclavos, para que
todos supieran quien era el propietarios. Pablo era el esclavo de Jesucristo, y
el llevaba Su marca para probarlo.
Así, Pablo llega al final de su carta; y la concluye del mismo modo en
que la comenzó: ¡GRACIA! No “la ley de Moisés,” sino ¡LA GRACIA DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO!
62
EFESIOS
El material presentado en este bosquejo fue tomado de:
The Preacher’s Outline Sermon Bible en CDrom por NavPress (POSB)
La “Be Collection”de Warren Wiersbe en CDrom por Parsons
Technology (WW)
Comentarios adicionales por el Rev. Dick Christensen (RevC)
A. Autor: Pablo
B. Fecha de elaboración: Entre 60 - 61 DC mientras qeu Pablo estaba
preso en Roma.
C. Dirigido a: La iglesia en Éfeso.
D. Propósito:
Fortalecer a los creyentes en Éfeso en su fe cristiana al explicar la
naturaleza y el propósito de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.
E. Versículos claves: (4:4-6)
Un cuerpo, y un Espíritu, com fuisteis también llamados en una
misma esperanza de vuestra vocación; {5} un Señor, una fe, un
bautismo, {6} un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por
todos, y en todos.
F. Personas claves: Pablo, Tíquico.
G. Características especiales:
Muchos cuadros de la iglesia son presentados: cuerpo, templo,
misterio, hombre nuevo, novia, y soldado.
63
gloria de Éfeso. Había habido intentos de dragar y quitar la obstrucción, pero
los esfuerzos fueron desalentados y finalmente abandonados. Los corazones
de los efesios ya no estaban en esfuerzo. Parte de la razón para esta actitud
era el comercio exitoso y provechoso que los efesios disfrutaban de su culto
religioso. El gran templo de Diana, o Artemisa, estaba ahí. Diana era la diosa
que tenía una cabeza grotesca y muchos senos y se enfocaba al placer sexual
de la carne. Los peregrinos adoradores encontraron su satisfacción en la
prostitución con una hueste de sacerdotisas que promovían el culto a la
diosa. Un gran comercio de plateros se había desarrollado por años, y el
comercio turístico estaba en auge todo el año. Esto es por el gremio de
plateros que hallaban en las multitudes una manera fácil para levantar
oposición en contra de Pablo (Hechos 19:24). Al pasar de los años, el gran
puerto se obstruyó más y más, y los efesios dependían más y más del
comercio que venía de la religión y la superstición. El puerto natural de
Esmirna, que se asentaba cerca, se hizo un puerto más viable y comenzó a
tomar más y más del puerto de Éfeso. Como resultado Éfeso llegó a ser una
ciudad que moría, viviendo de su pasada reputación como un centro
religioso y filosófico. La gran ciudad de Éfeso tenía una enfermedad, la
enfermedad de la injusticia sensual, y la enfermedad hacía su trabajo:
corrompía a la gente. La gente, egocéntrica y sensual, perdió su voluntad y
su disposición para emplear un jugoso negocio. Así, la enfermedad de Éfeso
era mortal. El “candelabro” de Éfeso se derrumbó, y la luz de Éfeso se apagó
(lee Apocalipsis 2:1-7, esp. Apocalipsis 2:5).
64
necesario para llegar a la gente. Como siempre, Dios hizo todo lo que el
podía para alcanzar a las personas. Estas experiencias muestran el gran amor
y mover de Dios hacia el hombre (lee Hechos 19:11-20). Al ver estos
sucesos, debemos de tener en mente el trasfondo de la ciudad. Éfeso era una
cama oriental caliente de magia y superstición. Las personas eran muy
emocionales y sensuales, fácilmente llevada por los sentimientos. Habían
personas devotas, personas expresivas, gente amante, e igualmente una gente
encantadora (Apocalipsis 2:1-7, esp. Apocalipsis 2:4).
La gran similitud con los colosenses. Hay más de 55 versos que son
exactamente lo mismo, y 25 versos que son muy similares. Esto significa
que de 155 versos en Efesios, 75 están conectados de cerca con Colosenses.
Tanto Efesios como Colosenses comienzan con una sección doctrinal y
terminan con una sección práctica, y ambas fueron aparentemente
entregadas por la misma persona, Tíquico (Efesios 6:21; Col. 4:7). Tal
similitud es de esperarse. Pablo escribió ambas mientras estuvo preso en
Roma, probablemente una justo después de la otra.
65
descripción del ministerio de Pablo en Éfeso, lee Hechos
20, y para una explicación de la oposición al ministerio de
Pablo ahí, lee Hechos 19:21-41.
66
36, 38), gente del Camino (Hechos 9:2) y santos (Hechos
9:13, 32, 41).
67
clara sería “en las regiones celestes en Cristo.” Las
personas no salvas se interesan primariamente en las
terrenales, porque es aquí donde viven. Jesús los llamó
“los hijos de este mundo” (Lucas 16:8). La vida del
cristiano se centra en el cielo. Su ciudadanía está en el
cielo (Filipenses 3:20); su nombre está escrito en el cielo
(Lucas 10:20); su Padre está en el cielo; y su atención y
afecto deben de ser centrados en las cosas del cielo (Col.
3:1). Las batallas que libramos no son contra carne ni
sangre en la tierra, sino contra poderes satánicos “en las
regiones celestes” (Efesios 6:12).
68
la Biblia, la elección es siempre hacia algo. Es un privilegio que lleva una
gran responsabilidad.
Notarás que las tres Personas de la Trinidad están involucradas en nuestra
salvación (lee también 1 Pedro 1:3). En lo que a Dios el Padre se refiere, tu
fuiste salvo cuando Él te escogió en Cristo en la eternidad pasada. Pero solo
eso no te salvó. En lo que a Dios el Hijo se refiere, fuiste salvo cuando Él
murió por ti en la cruz. En lo que a Dios es el Espíritu se refiere, fuiste salvo
cuando te inclinaste hacia Su convicción y recibiste a Cristo como tu
Salvador. Lo que comenzó en la eternidad pasada fue completado en el
tiempo presente, ¡y continuará por la eternidad!
(POSB) Ahora, nota la gran bendición de Dios: que debemos ser santos y
sin culpa delante de Él. La palabra “santos” (hagious) significa ser apartado
y consagrado a Dios. Es la misma palabra que se utiliza para “santos” en
Efesios 1:1. La palabra “sin culpa” (amomous) significa ser libre del
pecado, sucio, e inmundicia; estar sin reproche y sin mancha; estar sin falta y
sin profanación.
69
Adopción es el acto de Dios por el cual Él da a Sus “nacidos” una figura
de adultos en la familia. ¿Porqué Él hace esto? ¡Así que podemos comenzar
inmediatamente a reclamar nuestra herencia y disfrutar nuestra riqueza
espiritual! Un bebé no puede utilizar legalmente su herencia (Gál. 4:1-7),
pero un hijo adulto puede—¡y debe! Eso significa que no tienes que esperar
hasta que seas un santo viejo antes de que puedas reclamar tus riquezas en
Cristo.
El aspecto futuro de la adopción se encuentra en Romanos 8:22-23, el
cuerpo glorificado que tengamos cuando Jesús regrese. Ya tenemos nuestro
tamaño de adultos ante Dios, pero el mundo no puede ver eso. Cuando
Cristo regrese, ¡esta “adopción privada” será hecha pública para que todos la
vean!
(WW) No podemos hacernos a nosotros mismo aceptos para Dios; pero Él,
por Su gracia, nos acepto en Cristo. Esta es nuestra eterna posición la cual
nunca cambiará. Algunas traducciones dicen “la cual Él libremente nos la
dio en el Amado” (NASB). Por causa de la gracia de Dios en Cristo, somos
aceptos delante de Él. Pablo le escribió a Filemón para alentarlo a aceptar su
esclavo huido, Onésimo, utilizando el mismo argumento. “Si él te debe algo
a tí, yo te lo pagaré. Recíbelo como me recibieras a mí” (Filipenses 17-19,
parafraseado). El paralelismo es fácil de ver.
70
libres de la ley (Gál. 5:1), libres de la esclavitud del pecado (Rom. 6),
también libres del poder de satanás y del mundo (Gál. 1:4; Col. 1:13-14).
La palabra perdonar significa “llevar lejos.” Esto nos recuerda el ritual del
día de expiación judío cuando el sumo sacerdote enviaba Azazel al desierto
(Lev. 16). Primero el sacerdote mataba uno de los dos machos cabríos y
salpicaba su sangre delante de Dios en el propiciatorio. Luego el confesaba
los pecados de Israel sobre el macho cabrío vivo, y dejaba que se pierda en
el desierto. Cristo murió para llevarse (llevar lejos) nuestros pecados para
que nunca más puedan ser vistos (Salmos 103:12; Juan 1:29). ¡Ninguna
acusación escrita permanece delante de nosotros porque nuestros pecados
han sido llevado lejos!
5. Nuestra quinta bendición espiritual: Sabiduría y Prudencia.
71
(WW) Nosotros los creyentes somos parte del “círculo más interno” de
Dios. Somos capaces de tener parte en el misterio en el que Dios algún día
unirá a todos en Cristo. Desde que el pecado vino al mundo, las cosas han
estado fracasando. Pero en Cristo, Dios reunirá todo en el cumplimiento de
todo lo que Él ha prometido a través de las eras.
72
(WW) Cuando los efesios creyeron, fueron “sellados con el Espíritu.” “y
habiendo creído en ÉL” debería leerse “cuando ustedes creyeron.” Tu
recibes el Espíritu inmediatamente al confiar en Cristo. (Lee Hechos 10:34-
48.)
¿Cuál es el significado de este sello del Espíritu Santo? Este sello implica
propiedad: Dios ha puesto su sello en nosotros porque Él nos ha comprado
para ser de Él (1 Cor. 6:19-20). También significa seguridad y protección.
El sello romano en la tumba de Jesús llevaba este significado (Mat. 27:62-
66). Así que, el creyente pertenece a Dios, y está seguro y protegido. De
acuerdo a Juan 14:16-17, el Espíritu Santo habita con el creyente para
siempre. Es posible para nosotros contristar el Espíritu y así perder las
bendiciones de Su ministerio (Efesios 4:30). Otro uso del sello es como una
marca de autenticidad. Así como la firma en una carta certifica que el
documento es genuino, así la presencia del Espíritu prueba que el creyente es
genuino. “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él” (Rom.
8:9). No es simplemente el profesar con nuestros labios, nuestra actividad
religiosa, o nuestras buenas obras, sino el testimonio del Espíritu que hace
nuestra declaración auténtica.
73
amor. Él es el novio y Su iglesia es la novia. Sabemos que Él vendrá y
llamará a Su novia porque Él nos ha dado Su promesa y Su Espíritu como el
“anillo de compromiso.”
Efesios 1:15-17 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe
en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, 1:16 no
ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis
oraciones, 1:17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre
de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento
de Él,
74
bicicleta en Navidad. La palabra tiene la idea de “asegurar para el futuro.”
La esperanza del creyente es, por su puesto, el regreso de Jesucristo por su
iglesia (1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Juan 3:1-3). Cuando estábamos
perdidos, estábamos “sin esperanza” (Efesios 2:12); pero en Jesucristo,
tenemos una “esperanza viviente” (1 Pedro 1:3) eso nos alienta día a día.
75
con nosotros los que creemos” (Efesios 1:19). Así de tremenda es esta
verdad que Pablo enlistó muchas palabras diferentes del vocabulario griego
para llegar a este punto: dunamis—“poder” como en dínamo y dinamita;
energeia—“trabajando” como en energía; kratos—“poderoso”; ischus
—“poder.” Efesios 1:19 puede ser traducida, “Cual es la grandeza
incomparable de Su poder hacia nosotros los que creemos, de acuerdo a la
operación del poder de Su fuerza.” Él está hablando de la dinámica divina,
energía eterna, ¡disponible para nosotros!
Nosotros los cristianos necesitamos poder para muchas razones. Para
comenzar, por naturaleza somos muy débiles para apreciar y apropiarse de
esta riqueza, y de usarla como debería ser. “El espíritu a la verdad está
dispuesto, pero la carne es débil” (Mat. 26:41). Para verter esta vasta riqueza
espiritual sobre un simple ser humano, viviendo por sabiduría y fuerza
humana, sería como darle una bomba atómica a un niño de dos años. El
poder de Dios nos capacita para usar las riquezas de Dios.
Pero hay una segunda razón por la que necesitamos el poder de Dios.
Hay enemigos que quieren robarnos nuestra riqueza (Efesios 1:21; 6:11-12).
Nunca podríamos derrotar a estos enemigos espirituales en nuestras propias
fuerzas, pero podemos hacerlo con el poder del Espíritu. Pablo quiere que
sepamos la grandeza del poder de Dios para que no fallemos al usar nuestra
riqueza, y para que el enemigo no nos prive de nuestra riqueza.
El poder es visto en la resurrección de Jesucristo. En el Antiguo
Testamento, la gente medía el poder de Dios por Su creación (Isaías 40:12-
27) o por Su milagro en el Éxodo de Israel de Egipto (Jeremías 16:14). Pero
hoy, medimos el poder de Dios por el milagro de la resurrección de Cristo.
Y es mucho más que el simple hecho de levantarlo de entre los muertos,
porque Cristo también ascendió a los cielos y se sentó en el lugar de
autoridad a la diestra de Dios. Él no solo es Salvador; También es Soberano
(Hechos 2:25-36). Ninguna autoridad ni poder, humano o en el mundo
espiritual, es mayor que el de Jesucristo, el Hijo exaltado de Dios. Él está
“muy por encima de todos,” y ningún enemigo futuro lo puede vencer,
porque ha sido exaltado “muy por encima de todos los” poderes.
¿Pero cómo se aplica esto a ti y a mí hoy? En Efesios 1:22-23, Pablo
explica esta aplicación práctica. Porque somos creyentes, estamos en la
iglesia, que es el cuerpo de Cristo—y Él es la Cabeza. Esto significa que hay
una conexión viva entre Cristo y tú. Físicamente hablando, la cabeza
controla el cuerpo y mantiene el cuerpo funcionando apropiadamente. Daña
algunas partes de tu cerebro y pondrás obstáculo o paralizarás a las
correspondientes partes del cuerpo. Cristo es nuestra Cabeza espiritual. A
76
través del Espíritu, somos unidos a ÉL como miembros de Su cuerpo. Esto
significa que somos parte de Su resurrección, ascensión, y exaltación. (Pablo
ampliará esto más tarde.) También estamos sentados, en lugares celestiales
(Efesios 2:6), y todas las cosas están bajo nuestros pies.
No hay que maravillarse de que Pablo quería que supiéramos ¡“la
supereminente grandeza de su poder para con nosotros”! Apartados de este
poder, no podemos sacar provecho de las grandes riquezas en Cristo.
El poder del Espíritu Santo, a través del Cristo resucitado y ascendido,
está disponible para todos los cristianos—por fe. Su poder es para “con
nosotros los que creemos” (Efesios 1:19). Es la gracia la que suple la
riqueza, pero es la fe la que reposa sostenida con la riqueza. Somos
salvos “por gracia, a través de la fe” (Efesios 2:8-9), y vivimos “por gracia,”
a través de la fe (1 Cor. 15:10).
a. Su nacimiento
b. Su bautismo
c. Su tentación
(Lucas 4:1) Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y
fue llevado por el Espíritu al desierto.
77
(Mat 12:28) Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los
demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
g. Su crucifixión
h. Su resurrección
78
(Rom 8:11) Y si el Espíritu de aquel que levantó de los
muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos
a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por
su Espíritu que mora en vosotros.
79
físicamente muerta no responde a estímulos físicos, así una persona
espiritualmente muerta es incapaz de responder a las cosas espirituales. Así
es con el hombre interior de la persona inconversa. Sus facultades
espirituales no están funcionando, y no pueden funcionar a menos que Dios
le de vida. La causa de esta muerte espiritual es “delitos y pecados” (Efesios
2:1). “La paga del pecado es la muerte” (Rom. 6:23). En la Biblia, muerte
básicamente significa “separación,” no solo física, como el espíritu
separado del cuerpo (Santiago 2:26), sino también espiritual, como el
espíritu separado de Dios (Isaías 59:2).
2. Él es desobediente 2:2-3
80
Desde aquel entonces, la raza humana ha vivido en desobediencia a Dios.
Hay tres fuerzas que alientan al hombre a su desobediencia—el mundo, el
diablo, y la carne. El mundo, o sistema mundial, presiona a cada persona
para intentar conseguir su conformidad (Rom. 12:2). Jesucristo no era “de
este mundo” y tampoco Su pueblo (Juan 8:23; 17:14). Pero la persona
inconversa, ya sea consciente o inconscientemente, es controlada por los
valores y actitudes de este mundo.
El diablo es “el espíritu que ahora trabaja en los hijos de desobediencia.”
Esto no significa que Satanás está personalmente trabajando en la vida de
cada inconverso, ya que Satanás como un ser creado es limitado en espacio.
A diferencia de Dios, que es omnipresente, Satanás no puede estar en todas
partes al mismo tiempo. Pero a causa de sus asociados demoníacos (Efesios
6:11-12), y su poder sobre el sistema del mundo (Juan 12:31), Satanás
influencia la vida de todos los inconversos, y también busca influenciar a los
creyentes. ÉL quiere hacer a la gente “hijos de desobediencia” (Efesios 2:2;
5:6). Él mismo fue desobediente a Dios, así que él quiere que otros también
lo desobedezcan.
La carne es la tercera fuerza que alienta al inconverso a desobedecer a
Dios. Por carne Pablo no quiere decir cuerpo, por sí mismo, el cuerpo no es
pecaminoso. La carne se refiere a aquella naturaleza caída con la cual
nacimos, ese deseo de controlar el cuerpo y la mente y que nos hace
desobedecer a Dios. ¿Porqué un pecador se comporta como un pecador?
Porque tiene la naturaleza de un pecador (Salmos 51:5; 58:3). A esta
naturaleza pecaminosa la Biblia la llama “la carne.”
(Efesios 2:4) Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor
con que nos amó,
81
Por naturaleza, “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Pero Dios amaría incluso si
no hubiera pecadores, porque el amor es una parte de Su mismo ser. Los
teólogos dicen que el amor es uno de los atributos de Dios. Pero Dios tiene
dos clases de atributos: aquellos que Él posee de Sí mismo (atributos
intrínsecos, como la vida, amor, santidad), y aquellos por los cuales ÉL se
relaciona con Su creación, especialmente con el hombre (atributos relativos).
Por ejemplo, por naturaleza Dios es verdad; pero cuando se relaciona con el
hombre, la verdad de Dios se convierte en fidelidad. Dios es por naturaleza
santo; y cuando Él relaciona esa santidad con el hombre, ésta se convierte en
justicia.
El amor es uno de los atributos intrínsecos de Dios, pero cuando este
amor se relaciona con los pecadores, se convierte en gracia y misericordia.
Dios es “rico en misericordia” (Efesios 2:4) y en “gracia” (Efesios 2:7), y
estas riquezas hacen posible que los pecadores sean salvos. Esto choca con
algunas personas cuando descubren que no son salvos “por el amor de
Dios,” sino por la misericordia y gracia de Dios. En Su misericordia, Él no
nos da lo que merecemos; y en Su gracia Él nos da lo que no merecemos.
Esto significa que Dios nos dio vida, incluso cuando estábamos muertos
en pecado. Él logró esta resurrección espiritual por el poder del Espíritu,
usando la Palabra. En los cuatro Evangelios, está registrado que Jesús
resucitó tres personas de entre los muertos: el hijo de la viuda (Lucas 7:11-
17), la hija de Jairo (Lucas 8:49-56), y Lázaro (Juan 11:41-46). En cada
caso, Él daba la Palabra y ésta daba vida. “La Palabra de Dios es viva y
eficaz” (Heb. 4:12). Estas tres resurrecciones físicas son cuadros de la
resurrección espiritual que viene al pecador cuando él escucha la Palabra y
cree (Juan 5:24).
82
4. Él nos guarda 2:7-9
(Efesios 2:7-9) para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús
{8} Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; {9} no por obras, para que nadie se gloria
83
Él no puede trabajar a través de nosotros a menos
que Él trabaje en nosotros. Por eso es que es
importante para ti pasar tiempo diariamente en la
Palabra y en la oración, y aferrarse a Cristo durante
los tiempos de sufrimiento. Porque es a través de la
Palabra, la oración, y del sufrimiento que Dios
trabaja en ti.
84
es suficiente decir que tenemos fe; debemos
demostrar esta fe por nuestras obras.
85
haya recibido la marca física del pacto no era prueba de que era un hombre
de fe (Rom. 2:25-29; Gál. 5:6; 6:15). Aquellos que habían confiado en
Cristo han recibido una circuncisión espiritual “no hecha a mano” (Col.
2:11).
a. Sin Cristo.
Dios llamó a los judíos y los hizo una nación. Él le dio Sus leyes y Su
bendición. Un gentil podía entrar en la nación como un prosélito, pero no
había nacido en aquella nación muy especial. Israel era la nación de Dios, en
una manera que verdaderamente no era ninguna nación gentil.
c. Sin pactos.
Los historiadores nos dicen que una gran nube de desesperanza cubría al
mundo antiguo. Las filosofías estaban vacías; las tradiciones estaban
desapareciendo; las religiones no tenían poder para ayudar a los hombres a
encarar ya sea la vida o la muerte. La gente anhelaba atravesar el velo y
obtener algún mensaje de esperanza del otro lado, pero no había nada (1
Tesalonicenses 4:13-18).
e. Sin Dios.
86
Pablo dijo que los gentiles conocían al verdadero Dios pero
deliberadamente rehusaban honrarlo (Rom. 1:18-23). La historia religiosa no
es un registro del hombre comenzando con muchos dioses (idolatría) y
gradualmente descubriendo al verdadero Dios. En vez de eso, es la triste
historia del hombre conociendo la verdad acerca de Dios y ¡deliberadamente
apartándose de ésta! Dios separó a los judíos de los gentiles para que ÉL
pueda salvar a los gentiles también. “la salvación viene de los judíos” (Juan
4:22).
Dios llamó a los judíos, comenzando con Abraham, para que a través de
ellos Él pudiera revelarse a Sí mismo como el verdadero Dios. Con los
judíos Él depositó Su Palabra, y a través de los judíos ÉL dio al mundo el
Salvador (Rom. 9:1-5). Israel tenía que ser luz a los gentiles para que ellos
también pudieran ser salvos. Pero es triste decir, Israel se hizo como los
gentiles, y la luz se encendió pero débilmente.
Dios había puesto una diferencia entre judíos y gentiles para que Sus
propósitos en la salvación pudieran ser logrados. Pero una vez que aquellos
87
propósitos fueron logrados, ya no hubo más diferencia. De hecho, era Su
propósito que estas diferencias sean borradas para siempre, y son borradas a
través de la obra de Cristo en la reconciliación.
Era esta lección tan difícil de entender para la iglesia primitiva. Por
siglos, los judíos habían sido diferentes de los gentiles—en religión,
vestimenta, dieta, y leyes. Hasta que Pedro no fue enviado a los gentiles
(Hechos 10), la iglesia no había tenido problemas. Pero con la salvación de
los gentiles en los mismos términos con los judíos, los problemas
comenzaron a aparecer. Los cristianos judíos reprimieron a Pedro por ir a los
gentiles y comer con ellos (Hechos 11), lo que dio lugar a la conferencia
sobre los gentiles en la iglesia (Hechos 15). ¿Debe un gentil hacerse judío
para llegara ser cristiano? Su conclusión fue, “¡No! Los judíos y los gentiles
son salvos del mismo modo—por la fe en Jesucristo.” ¡La enemistad se
había ido!
La causa de esa enemistad era la ley, porque la ley hacía una distinción
definida entre los judíos y los gentiles. Las leyes alimenticias recordaban a
los judíos que Dios había puesto diferencia entre lo limpio y lo inmundo
(Lev. 11:44-47). Pero los gentiles no obedecían estas leyes; por lo tanto ellos
eran inmundos. Ezequiel el profeta recordó a los sacerdotes que su tarea era
enseñar a los judíos “la diferencia entre lo santo y lo profano” (Ezequiel
44:23). Las ordenanzas divinas dadas por Dios a Israel se erguían como un
muro entre los judíos y las otras naciones. De hecho, había un muro en el
templo judío, separando al atrio de los gentiles del resto de las áreas del
templo. Los arqueólogos han descubierto la inscripción del templo de
Herodes, y reza de la siguiente manera:
Era este muro que los judíos pensaron que Pablo y sus amigos gentiles
cruzaron cuando los judíos lo atacaron en el templo y lo amenazaron de
muerte (Hechos 21:28-31).
Para que los judíos y gentiles sean reconciliados, este muro tenía que ser
destruido, y esto hizo Jesús en la cruz. El costo de destruir el enemigo fue la
sangre de Cristo. Cuando Él murió, el velo del templo fue literalmente
partido en dos, y la pared de separación (sentido figurado) fue tumbado.
Jesús quitó la barrera legal que separaba a los judíos de los gentiles. Hoy,
“Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor
88
de todos, es rico para todos los que le invocan; porque todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Rom. 10:12-13).
V. 14 En Jesucristo, judíos y gentiles se hacen uno. “Él es nuestra paz”
(Efesios 2:14). A través de Cristo, los alejados gentiles se hacen cercanos
(Efesios 2:13, 17), y tantos judíos como gentiles se hacen uno. La palabra
abolir V. 15 simplemente significa “anular.” La ley ya no puede persuadir ni
a los judíos ni a los gentiles, ya que los creyentes en Cristo no están bajo la
ley sino bajo la gracia.
Cristo “es nuestra paz” (Efesios 2:14) y Él hizo “paz” (Efesios 2:15). Ese
verbo hacer en Efesios 2:15 significa “crear.” La iglesia, el cuerpo de
Cristo, es la nueva creación de Dios (2 Cor. 5:15). “Ya no hay judío ni
griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gál. 3:28).
89
y ambos tienen acceso abierto a Dios (Rom. 5:1-2). ¡La reconciliación está
completa!
90
3. Un templo (v. 20-22).
91
es un “secreto sagrado” que es desconocido a los no creyentes, pero
entendido y atesorado por el pueblo de Dios.
Pablo explica el misterio—los creyentes gentiles ahora son unidos a los
creyentes judíos en un cuerpo, la iglesia (Efesios 3:6). Él había mencionado
esta nueva obra de Dios, así que sus lectores eran familiares al concepto
(Efesios 1:10; 2:11, 22). Pero ahora Pablo explica el tremendo impacto de
este “misterio sagrado” que tanto había poseído su propia vida y ministerio.
A. ERA IMPORTANTE PARA PABLO (EFESIOS 3:1-5)
(Efesios 3:1-5) Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por
vosotros los gentiles; {2} si es que habéis oído de la administración de la
gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; {3} que por
revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito
brevemente, {4} leyendo lo cual podéis entender cual sea mi
conocimiento en el misterio de Cristo, {5} misterio que en otras
generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora
es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:
92
a los creyentes judíos, hubo un alboroto en el templo y Pablo fue arrestado
(Hechos 21:30-33). Pablo se defendió a si mismo al dar su testimonio
personal, y la multitud lo escuchó hasta que pronunció la palabra “gentiles”
y nuevamente se alborotaron (Hechos 22:22-23). El resto del libro de los
Hechos explica cómo Pablo viajó de Jerusalén hasta Roma, “prisionero de
Cristo Jesús por vosotros los gentiles” (Efesios 3:1). Al haber Pablo
comprometido su mensaje probablemente hubiese sido liberado.
Pablo no solamente fue un “prisionero” por causa de “el misterio,” sino
que también fue un “ministro.” Dios le dio una “dispensación”
(mayordomía) de que vaya a los gentiles, no solo con las Buenas Nuevas de
Salvación a través de Cristo, sino también con el mensaje de que los judíos y
gentiles ahora son uno en Cristo. La palabra dispensación viene de dos
palabras griegas: oikos, que significa “casa” y nomos, que significa “ley.”
Nuestra palabra en castellano “economía” se deriva directamente del griego
oikonomia, “la ley de la casa,” o “una mayordomía, una administración.”
Dios tiene distintas maneras de administrar Su programa de generación en
generación, y a estas distintas “mayordomías” los estudiantes de la Biblia
algunas veces las llaman “dispensaciones” (Efesios 1:9-10). Los principios
de Dios no cambian, pero Sus métodos de tratar con la humanidad sí
cambian con el curso de la historia.
Dios hizo de Pablo un mayordomo de “el misterio” con la
responsabilidad de compartirlo con los gentiles. No era suficiente
simplemente de ganarlos para Cristo y formarlos en congregaciones locales.
Él también tenía que enseñarles la maravillosa posición en Cristo como
miembros del cuerpo, compartiendo la gracia de Dios igualmente con los
judíos. Esta verdad no había sido revelada en las Escrituras del Antiguo
Testamento. Esta fue revelada a los apóstoles y profetas del Nuevo
Testamento (lee Efesios 4:11) por el Espíritu Santo. Dios la reveló
personalmente a Pablo, y era su responsabilidad compartirlo con los
cristianos gentiles. Esta fue la “dispensación”—o mayordomía—que Dios le
había dado. Y porque Pablo fue un mayordomo fiel, él ahora era prisionero
en Roma. Como José en el Antiguo Testamento, su mayordomía fiel resultó
en un falso arresto y encarcelamiento. Pero, al final, esto trajo gran gloria a
Dios y salvación a judíos y gentiles.
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(Efesios 3:6-8) que los gentiles son coherederos y miembros del mismo
cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del
evangelio, {7} del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de
Dios que me ha sido dado según la operación de su poder. {8} A mí, que
soy menos que el más pequeño, de todos los santos, me fue dada esta
gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables
riquezas de Cristo,
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dio cuenta cuán insignificante realmente era (Hechos 13:9). Él se llamaba a
sí mismo “el más pequeño de los apóstoles” (1 Cor. 15:9), pero al menos él
era un apóstol, que es más de lo que podemos pretender. Aquí el se llama sí
mismo, no “el más pequeño de los santos,” sino “el más pequeño de todos
los santos” (Efesios 3:8), y él después se llama a sí mismo el “el primero de
los pecadores” (1 Timoteo 1:15). Al entender las profundas verdades de la
Palabra de Dios no le da al hombre una gran cabeza; esto le da un corazón
contrito y humillado.
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de “dar variedad” o “multicolor.” Esto implica la belleza y variedad de la
sabiduría de Dios en Su gran plan de salvación.
96
No vale de nada que estas dos oraciones, también como las otras
oraciones de prisión (Filipenses 1:9-11; Col. 1:9-12), traten con la condición
espiritual del hombre interior, y no con las necesidades materiales del
cuerpo. Pablo sabía que si el hombre interior es lo que él debe ser, el hombre
exterior será atendido a su debido tiempo. Muchas de nuestras oraciones se
enfocan solamente en las necesidades físicas y materiales y fallan al
apropiarse de las más profundas necesidades interiores del corazón. Nos
haría bien usar estas oraciones de prisión como nuestras, y pedirle a Dios
que nos ayude en nuestro ser interior.
1. LA INVOCACIÓN 3:14-15
(Efesios 3:14-15) Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de
nuestro Señor Jesucristo, {15} de quien toma nombre toda familia en los
cielos y en la tierra,
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Efesios 3:16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser
fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu;
Pablo usa tres cuadros aquí para conducir esta idea de la profundidad
espiritual, y los tres cuadros están ocultos en los tres verbos: “habite,”
“arraigados,” y “cimentados.” El verbo habitar literalmente significa
“asentarse y sentirse en casa.” Por lo que Pablo ora es por una experiencia
profunda entre Cristo y Su pueblo. Él anhela que Cristo se asiente y se sienta
en casa en sus corazones—no una relación superficial, sino un
compañerismo siempre adentrándose.
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El verbo arraigar nos mueve hacia el mundo. Los tres deben enraizarse
profundamente en un terreno si se quiere tener tanto cuidado como
estabilidad; y el cristiano debe tener sus raíces espirituales hundidas en el
amor de Dios. Salmos 1:1-3 es una perfecta descripción de esta palabra, y
Jeremías 17:5-8 es un buen comentario de esta. Una de las más importantes
preguntas que un cristiano puede hacerse a sí mismo es, “¿De dónde debo
sacar mi cuidado y mi estabilidad?” Si tiene que haber poder en la vida del
cristiano, entonces debe haber profundidad.
Cimentado es un término de arquitectura; se refiere a las fundaciones
sobre las cuales edificamos. La parte más importante de un edificio es la
fundación. Si no vas muy a fondo, no puedes ir muy alto.”
La tormenta que sopla revela la fuerza de las raíces. Jesús contó la
historia acerca de dos edificadores, uno de los cuales no fue lo
suficientemente a fondo con sus cimientos (Mat. 7:24-29). Pablo oraba para
que los creyentes puedan tener una experiencia más profunda con Cristo,
porque solo una experiencia profunda podría sostenerlos durante las duras
pruebas de la vida.
c. Comprensión (v. 18-19a).
99
entendimiento” está en paralelo con “las insondables riquezas de Cristo”
(Efesios 3:8). Somos tan ricos en Cristo que nuestras riquezas no pueden ser
calculadas ni siquiera con la más sofisticada computadora.
Nunca los cristianos tienen que preocuparse acerca de tener los recursos
espirituales inadecuados para satisfacer las demandas de la vida. Si el ora
por fuerza espiritual y profundidad espiritual, él podrá aprender—echar
mano de—todos los recursos del amor y de la gracia de Dios. “Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). ¿Y cuál es el resultado
de todo esto?
F. LA BENDICIÓN 3:20-21
(Efesios 3:20-21) Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas
mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el
100
poder que actúa en nosotros, {21} a Él sea gloria en la iglesia en Cristo
Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén
101
doctrinas en los primeros tres capítulos. (Rom. 12:1-2 son versículos
paralelos.)
La palabra rogar indica que Dios, en amor, nos urge a vivir para Su
gloria. Él no dice, como lo hizo con los judíos del Antiguo Testamento, “Si
ustedes me obedecen, Yo los bendeciré.” En vez de eso, Él dice, “Ya los he
bendecido—ahora, en respuesta a mi amor y mi gracia, obedézcanme.”
102
experimentada fuera del amor. “El amor es sufrido, es benigno” (1 Cor.
13:4). Realmente, Pablo está describiendo algo de los “frutos del Espíritu”
(Gál. 5:22-23); para que la “unidad del Espíritu” (Efesios 4:3) sea el
resultado del creyente “caminando en el Espíritu” (Gál. 5:16).
La siguiente gracia que contribuye a la unidad del Espíritu es el estar
solícitos. Literalmente se lee “estar ansioso de mantener, o guardar, la
unidad del Espíritu.” “es grandioso que se amen el uno al otro,” una vez oí a
un hermano maduro en la fe decirle a una pareja de recién casados, “pero si
ustedes van a ser felices en el matrimonio, ¡tienen que trabajar en esto!” el
verbo que se utiliza aquí está en presente, que significa que constantemente
tenemos que estar solícitos de mantener la unidad.
La gracia final es paz—“el vínculo de la paz.” Lee Santiago 3:13-4:10
por la más vívida enseñanza de la guerra y la paz en el Nuevo Testamento.
Nota que la razón para la guerra hacia afuera es la guerra que está dentro. Si
un creyente no puede caminar con Dios, no puede caminar con otros
creyentes. Cuando “la paz de Dios” gobierna nuestros corazones, entonces
construimos la unidad (Col. 3:15).
103
persona sea un miembro del un cuerpo no lo excusa de pertenecer a un
cuerpo local, porque es ahí que él ejercita sus dones espirituales y ayuda a
otros a crecer.
b. Un Espíritu
d. Un Señor
Este es nuestro Señor Jesucristo quien murió por nosotros, vive por
nosotros, y un día vendrá por nosotros. Es difícil creer que dos creyentes
pueden decir que obedecen al mismo Señor, y aún así no ser capaces de
caminar juntos en unidad.
e. Una fe
104
f. Un bautismo (las notas en este punto han sido
editadas y añadidas a las hechas por Rev. C.)
105
resurrección de Cristo. No hay razón por la cual esto no pueda ser realizado
por cualquier creyente en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
En lo que al un cuerpo se refiere, hay un bautismo en el cuerpo de
Cristo el cual es realizado por el Espíritu Santo.
g. Un Dios y Padre
A Pablo le gusta enfatizar Dios el Padre (Efesios 1:3, 17; 2:18; 3:14;
5:20). La maravillosa integridad de creyentes en la familia de Dios es
evidente aquí, porque Dios es sobre todo, y trabajando a través de todos, y
en todos. Somos hijos en la misma familia, amando y sirviendo al mismo
Padre, así que debemos de ser capaces de caminar juntos en unidad. Así
como en la familia terrenal, los varios miembros tienen que dar y coger para
mantener una unidad amorosa en el hogar, así la familia celestial de Dios
debe hacer lo mismo. La “Oración del Señor” comienza con “Padre
Nuestro”—no “Padre mío.”
Pablo está muy preocupado de que los cristianos no rompan la unidad del
Espíritu al ponerse de acuerdo con falsas doctrinas (Rom. 16:17-20), y el
apóstol Juan repite esta advertencia (2 Juan 6-11). La iglesia de Cristo no
puede creer en paz a cualquier precio, porque la sabiduría de Dios es
“primeramente pura, después pacífica” (Santiago 3:17). La pureza de la
doctrina de sí misma no produce unidad espiritual, porque hay iglesias que
son sanas en la fe, pero no lo son cuando se trata de amor. Por eso es que
Pablo junta las dos: “siguiendo la verdad en amor” (Efesios 4:15).
Efesios 4:7-11 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme
a la medida del don de Cristo. 4:8 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto,
llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. 4:9 Y eso de que
subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes
más bajas de la tierra? 4:10 El que descendió, es el mismo que también
subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 4:11 Y Él
mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros,
106
Parece que dos temas importantes son entrelazados en este pasaje. El
primero trata de los dones que Cristo ha puesto en el cuerpo v. 7,8b y 11. el
segundo tema es la actividad de Cristo con respecto a su ascensión v. 8a 9-
10. Veamos primero al v. 8a 9-10.
En otra porción de este pasaje Pablo se mueve de lo que todos los cristianos
tienen en común a cómo los cristianos difieren el uno del otro. Él está
discutiendo la variedad y la individualidad dentro de la unidad del Espíritu.
Dios ha dado a cada creyente al menos un don espiritual (1 Cor. 12:1-12), y
este don debe ser usado para la unidad y la edificación del cuerpo de Cristo.
Debemos hacer una distinción entre “dones espirituales” y habilidades
naturales. Cuando naciste en este mundo Dios te dio ciertas habilidades
naturales, tal vez en mecánica, arte, atletismo, o música. En este aspecto,
todos los hombres no fueron creados iguales, porque unos son más
inteligentes, o más fuertes, o más talentosos que otros. Pero en el reino
espiritual, cada creyente tiene al menos un don espiritual sin importar qué
habilidades naturales puede o no poseer. Un don espiritual es una habilidad
107
dada por Dios para servir a Dios y otros cristianos de tal modo que Cristo
sea glorificado y los creyentes edificados.
Pablo enseñó que Cristo es el dador de estos dones, a través del Espíritu
Santo (Efesios 4:8-10).
Hay tres listas de dones espirituales dadas en el Nuevo Testamento: 1
Corintios 12:4-11, 27-31; Romanos 12:3-8; y Efesios 4:11. ya que estas
listas no son idénticas, puede ser que Pablo no haya nombrado todos los
dones que están disponibles. Pablo escribió que algunos dones son más
importantes que otros, pero que todos los creyentes son necesarios si se
quiere que el cuerpo funcione normal (1 Cor. 14:5, 39). Pablo entonces
nombra 4 dones.
a. Apóstoles
La palabra significa “uno que es enviado con una comisión.” Jesús tenía
muchos discípulos, pero Él escogió 12 Apóstoles (Mat. 10:1-4). Un
discípulo es un “seguidor” o un “aprendiz,” pero un apóstol es un “un
representante divinamente seleccionado.” Los apóstoles tenían que dar
testimonio de la resurrección (Hechos 1:15-22), y por lo tanto tenían que
haber visto al Cristo resucitado personalmente (1 Cor. 9:1-2). No hay
apóstoles hoy en día en el sentido más estricto del Nuevo Testamento. Estos
hombres ayudaron a echar los cimientos de la iglesia—“el fundamento de
los apóstoles y profetas” (Efesios 2:20), y una vez que el fundamento fue
echado, ellos ya no fueron necesarios. Dios dio testimonio del ministerio de
ellos con milagros especiales (Heb. 2:1-4). Claro está, en un sentido más
amplio, todos los cristianos tienen un ministerio apostólico. “Como me
envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21). Pero no debemos de
andar proclamando que somos apóstoles.
b. Profetas
108
Pablo sugiere que el don de profecía tenía que ver con el entendimiento
“todos los misterios y toda ciencia” (1 Cor. 13:2), queriendo decir, por su
puesto, verdades espirituales. El propósito de la profecía es “edificación,
aliento, y consuelo” (1 Cor. 14:3, traducción literal).
c. Evangelistas
d. Pastores y Maestros
(estos pensamientos son del Rev. C.) Un Maestro es alguien que tiene un
don de comunicar las verdades de la Palabra de Dios con aquellos que están
hambrientos de aprender. Los maestros son guiados a encontrar las más
profundas verdades que ayudarán a desarrollar la relación del creyente con
Cristo y lo equiparan para el servicio al cuerpo de Cristo. Muchos pastores
también tienen el don de la enseñanza pero no todos los maestros tienen el
don de ser pastores.
109
4. El crecimiento de la unidad. (4:12-16)
110
uno al otro. Cada creyente, sin importar cuan insignificante pueda parecer,
tiene un ministerio para otros creyentes. El cuerpo se desarrolla al igual que
los miembros individuales se desarrollan, y ellos crecen a medida que son
alimentados de la Palabra y ministrados el uno al otro. Note una vez más el
énfasis en el amor: “soportándoos con paciencia los unos a los otros en
amor” (Efesios 4:2); “hablando la verdad en amor” (Efesios 4:15);
“edificándose en amor” (4:16). El amor es el sistema circulatorio del cuerpo.
Hay algunas cosas negativas en la vida cristiana, y aquí hay una de ellas:
“No andéis como los otros gentiles (v. 17).” El cristiano no debe imitar la
vida de la persona que no es salva y que lo rodean.
Para comenzar con algo, los cristianos piensan de manera diferente de lo
inconversos. Note el énfasis aquí en pensar: mente (Efesios 4:17, 23),
entendimiento (Efesios 4:18), ignorancia (Efesios 4:18), “aprendido de
Cristo” (Efesios 4:20). La salvación comienza con el arrepentimiento, lo
cual es un cambio de mente. La total apariencia de una persona cambia
cuando esta confía en Cristo, incluyendo sus valores, metas, y la
interpretación de la vida. ¿Qué está mal con la mente de la persona
inconversa? Por una cosa, su pensamiento es “vano” (fútil). Esto no lleva a
ningún propósito sustancial. Dado que el no conoce a Dios, no puede
realmente entender el mundo alrededor de él, ni puede entenderse a sí
mismo.
El pensamiento de la persona inconversa es fútil porque está
entenebrecido. El piensa que está en luz porque rechaza la Biblia y cree en
las más recientes filosofías, cuando realmente está en oscuridad. No es
simplemente que sus ojos están cegados para que no puedan ver, sino que
sus mentes están entenebrecidas para que no puedan pensar correctamente
acerca de asuntos espirituales.
111
La vida del creyente no es fútil, sino con propósito. En todo sentido, el
creyente es diferente del inconverso, y por lo tanto la amonestación: “No
andéis”
2. El Argumento
112
¿Porqué volver a usar ropas de muerto? ¡Quítense lo viejo y pónganse lo
nuevo!
Este era el argumento de Pablo—ustedes ya no pertenecen a la vieja
corrupción del pecado; ustedes pertenecen a la nueva creación en Cristo.
¡Quítense la ropa de muerto! ¿Cómo hacemos esto? “renovaos en el
espíritu de vuestra mente” (Efesios 4:23). La conversión es una crisis que
lleva a un proceso. A través de Cristo, de una vez y por todos, nos ha sido
dada una nueva posición en Su nueva creación, pero día a día, debemos
apropiarnos por fe lo que Él nos ha dado.
3. La Aplicación
113
mentira—están perdidos para siempre. La vida cristiana está controlada por
la verdad.
Nota la razón que Pablo da para decir la verdad: Pertenecemos el uno al
otro en Cristo. ÉL nos impulsa a edificar el cuerpo en amor (Efesios 4:16) y
a edificar el cuerpo en verdad. “Hablando la verdad en amor” (Efesios 4:15).
Como “miembros el uno del otro” incidimos el uno en el otro, y no podemos
edificarnos el uno al otro fuera de la verdad. El primer pecado que fue
juzgado en la iglesia primitiva fue el pecado de la mentira (Hechos 5:1-11).
b. Ira (v. 26-27).
La ira es una reacción emocional causada por algo que nos desagrada. En
sí misma, la ira no es pecado, porque incluso Dios puede tener ira (Deut. 9:8,
20; Salmos 2:12). Muchas veces en el Antiguo Testamento aparece la frase,
“la ira de Jehová” (Núm. 25:4; Jer. 4:8; 12:13). La ira santa de Dios es una
parte de Su juicio en contra del pecado, como se ve en la ira de nuestro
Señor cuando limpió el templo (Mat. 21:12-13). La Biblia frecuentemente
habla de la ira como “siendo encendida” (Gén. 30:2; Deut. 6:15), como si la
ira se comparara con el fuego. Algunas veces la ira del hombre arde sin
llama, y a esto podríamos llamar malicia; pero esta misma ira puede
repentinamente explotar y destruir, y a esto podemos llamar furia.
Es difícil para nosotros practicar una verdadera ira santa o indignación
justa porque nuestras emociones son manchadas por el pecado, y no tenemos
el mismo conocimiento que Dios tiene en todas las cosas. Dios ve todo de
manera clara y sabe todo completamente, y nosotros no. El principio del
Nuevo Testamento parece ser que el creyente debería estar en ira con el
pecado pero amoroso con la gente. “Los que amáis a Jehová, aborreced el
mal” (Salmos 97:10).
Es posible tener ira y no pecar, pero si pecamos, debemos arreglar el
asunto rápidamente y no dejar que el sol se ponga sobre nuestro enojo.
“Ponte de acuerdo con tu adversario pronto” (Mat. 5:25). “ve y repréndele
estando tú y él solos” (Mat. 18:15). El fuego de la ira, si no se apaga por el
perdón amante, se esparcirá y mancillará y destruirá el trabajo de Dios. De
acuerdo a Jesús, la ira es el primer paso hacia el asesinato (Mat. 5:21-26),
porque la ira le da al diablo un punto de apoyo en nuestras vidas, y Satanás
es un homicida (Juan 8:44). Satanás odia a Dios y al pueblo de Dios, y
cuando el encuentra a un creyente con las chispas de la ira en su corazón, él
ventila esas chispas, añade combustible al fuego, y hace una buena obra de
daños al pueblo de Dios y a la iglesia de Dios. Tanto la mentira como la ira
“le da lugar al diablo” (Efesios 4:27).
114
Salomón tiene una buena solución: “La blanda respuesta quita la ira; Mas
la palabra áspera hace subir el furor” (Prov. 15:1).
c. Hurtar (v. 28).
“No robarás” es uno de los diez mandamientos, y cuando Dios dio ese
mandamiento, el instituyó el derecho de propiedad privada. Un hombre tiene
derecho de convertir sus fuerzas en una ganancia, de mantener esa ganancia
y usarla como él vea conveniente. Dios dio numerosas leyes a los judíos para
la protección de la propiedad de ellos, y estos principios han llegado a ser
parte de nuestras leyes de hoy. El robar era particularmente un pecado de
esclavos en los días de Pablo. usualmente no se cuidaba bien de ellos y
siempre estaban en necesidad, y la ley casi ni les daba protección. Cuando él
le escribió a Tito, Pablo lo impulsaba a amonestar a los esclavos para que no
“defrauden” (usar para sí mismos lo que le pertenecía a su amo) sino que
sean fieles a sus amos (Tito 2:10). Pero no solamente eran los esclavos, sino
los ciudadanos en general, que eran adictos al robo, porque Pablo escribió a
la gente en la iglesia de Éfeso quienes eran empleados bien pagados (Efesios
4:28).
Así como Satanás es un mentiroso y un asesino, él también es un ladrón.
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir” (Juan 10:10). Él hizo
de Judas un ladrón (Juan 12:6) y nos haría lo mismo si pudiera. Cuando él
tentó a Eva, él la guió para que llegara a ser una ladrona, porque ella tomó
del fruto que era prohibido. Y ella, a su vez, hizo de Adán un ladrón. El
primer Adán fue un ladrón y fue echado del paraíso, pero el postrer Adán,
Cristo, le miró a un ladrón y dijo, “hoy estarás conmigo en el paraíso”
(Lucas 23:43).
Pablo agregó motivo a la amonestación. Debemos decir la verdad porque
somos “miembros el uno del otro.” Deberíamos controlar nuestra ira para
que no “demos lugar al diablo.” Deberíamos trabajar, y no robar, para que
podamos “dar al que necesite.” Trabajamos para que podamos ser capaces
de otros. Si robamos, lastimamos a otros; por lo tanto, deberíamos de
trabajar para que podamos ser capaces de ayudar a otros. Esta era una regla
fundamental en la iglesia primitiva que “Si alguno no quiere trabajar,
tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10). Un cristiano ocioso se roba a sí
mismo, a otros, y a Dios. Pablo no estaba escribiendo a creyentes que no
podían trabajar por discapacidad, sino a aquellos que no querían trabajar.
Pablo mismo fue ejemplo de duro trabajo, porque mientras él estaba
estableciendo iglesias locales, el trabajaba construyendo tiendas. A cada rabí
judío se le enseñaba un negocio, porque, decían los rabíes, “Si no le enseñas
115
a tu hijo un negocio, le enseñas a ser un ladrón.” Los hombres a quienes
Dios llamó en las escrituras eran personas ocupadas que trabajaban cuando
les vino el llamado. Jesús mismo era un carpintero.
d. Palabra corrompida (v. 29).
116
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en
armonía!” (Salmos 133:1).
Un hombre guapo de avanzada edad se detuvo en mi estudio un día y me
preguntó si yo podría realizar una boda para él. Le sugerí que trajera a la
novia para que pudiéramos dialogar juntos y enterarnos mejor, dado que yo
me rehúso a casar extraños. “Antes que ella entre,” dijo él, “déjeme
explicarle esta boda. Ambos hemos sido casados antes—el uno con el otro!
Hace casi treinta años, contendimos, me enloquecí, y nos separamos.
Después hicimos algo estúpido y nos divorciamos. Creo que ambos éramos
muy orgullosos para disculparnos. Bien, todos estos años vivimos solos, y
ahora vemos cuán tontos hemos sido. Nuestra amargura nos ha robado los
gozos de la vida, y ahora queremos volvernos a casar y ver si el Señor nos da
unos cuantos años de felicidad antes de que muramos.” La amargura y la ira,
usualmente sobre cosas triviales, hace estragos en los hogares, iglesias, y
amistades.
Pablo da tres razones porqué debemos evitar la amargura. Primero, ésta
contrista al Espíritu Santo. Él vive dentro del cristiano, y cuando el corazón
está lleno con amargura e ira, el Espíritu se contrista.
Segundo, nuestro pecado contrista a Dios Hijo, quien murió por
nosotros. Tercero, contrista a Dios Padre quien nos perdonó cuando
confiamos en Cristo. Aquí Pablo pone su dedo en la causa básica de una
actitud amarga: No podemos perdonar a las personas. Si alguien nos
hace daño, ya sea deliberadamente o sin intención, y no lo perdonamos,
entonces comenzamos a desarrollar amargura dentro, que endurece al
corazón. Debemos ser blandos de corazón y amables, pero en vez de eso
somos duros de corazón y amargos. La amargura en el corazón nos hace
tratar a otros de la manera en que Satanás los trata a ellos, cuando
deberíamos de tratar a otros en la misma forma que Dios nos ha tratado. En
su amabilidad llena de gracia, Dios nos ha perdonado, y nosotros deberíamos
perdonar a otros. No perdonamos por nuestra causa (aunque sí conseguimos
una bendición de esto) o incluso por causa de ellos, sino por la causa de
Jesús. Aprender cómo perdonar y olvidar es uno de los secretos de una vida
cristiana feliz.
117
VII. Imitando a nuestro Padre Capítulo 5
(Efesios 5:1-2) Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. {2} Y
andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo
por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Esta amonestación se enlaza con los últimos dos versículos del capítulo
anterior donde Pablo nos ha advertido en contra de la amargura y la ira. Se
requiere de un amor real en el corazón, porque “el amor cubrirá multitud de
pecados” (1 Pedro 4:8).
a. Caminar como hijos de Dios.
“Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus
amigos” (Juan 15:13). Pero Él puso Su vida por sus enemigos (Rom. 5:10).
Nuestro amor por Él es nuestra respuesta a Su amor por nosotros. Pablo
compara el sacrificio de Cristo en la cruz a los sacrificios de “olor fragante”
del Antiguo Testamento que eran presentados en el altar del Templo (Lev.
118
1:9, 13, 17; 2:9). La idea detrás del “olor fragante” es simplemente que el
sacrificio es complaciente a Dios. Esto indica que la muerte de Cristo
satisface la ley santa de Dios y por lo tanto es aceptable y placentero al
Padre. Las ofrendas de olor fragante son descritas en Levítico 1-3; la ofrenda
quemada, la ofrenda de comida, y la ofrenda de paz.
119
puede cambiar cualquier oración en bromas grotescas. El don del ingenio es
una bendición, pero cuando se lo ata a una mente sucia o a un motivo
grotesco, este llega a ser una maldición.
Los cristianos que tienen la Palabra de Dios en sus corazones (Col. 3:16)
siempre sazonarán su lenguaje con sal (Col. 4:6); porque gracia en el
corazón significa gracia en los labios.
3. Caminar sabiendo que tienes una herencia (v. 5-6).
Efesios 5:7-14 No seáis, pues, partícipes con ellos. 5:8 Porque en otro
tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos
de luz 5:9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y
verdad), 5:10 comprobando lo que es agradable al Señor. 5:11 Y no
participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino mas bien
reprendedlas; 5:12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos
hacen en secreto. 5:13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en
evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que
manifiesta todo. 5:14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y
levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.
120
Esta figura es el empuje principal de este pasaje, porque Pablo estaba
amonestando a sus lectores a (v.8) “caminar como hijos de luz.” Ahora que
somos salvos, “¿qué comunión tienen la luz con las tinieblas?” Después de
todo, la luz produce fruto, pero las obras de las tinieblas son infructuosas en
cuanto a las cosas espirituales comprende. “Porque el fruto del Espíritu [o
“la luz”] es en toda bondad, justicia y verdad.” Es imposible estar en
tinieblas y en la luz al mismo tiempo!
La luz produce “bondad,” una manifestación del fruto del Espíritu (Gál.
5:22). La bondad es “el amor en acción.” La justicia (v. 9) significa rectitud
de carácter ante Dios y rectitud de acciones delante de los hombres.
“Caminar como hijos de luz” significa vivir delante de los ojos de Dios,
sin esconder nada. Es relativamente fácil esconder cosas de otras personas
porque ellos no pueden ver nuestras mentes y corazones; pero “todas las
cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquel a quien tenemos que dar
cuenta.” (Heb. 4:13).
Pero caminar “como hijos de luz” también significa revelar la luz de Dios
y nuestro diario vivir. Por nuestro carácter y conducta, traemos la luz de
Dios a un mundo oscuro. Como luces de Dios, ayudamos a otros a encontrar
sus caminos a Cristo. La mente de la persona inconversa esta cegada por
Satanás (2 Cor. 4:3-4) y por el pecado (Efesios 4:17-19). Solo cuando
testificamos y compartimos a Cristo la luz puede entrar. Así como una
persona saludable puede asistir al enfermo, así un hijo de Dios puede guiar a
los perdidos fuera de la oscuridad a la maravillosa luz de Dios.
Diligencia (v. 15) proviene de dos palabras latinas que significan “mirar
alrededor.” La palabra griega lleva la idea de precisión y exactitud. “Miren
que caminen cuidadosamente, con exactitud” es el significado. Lo opuesto
sería caminar sin cuidado y sin la apropiada guía y enseñanza previa. No
podemos dejar la vida cristiana a la casualidad. Debemos hacer sabias
decisiones y buscar hacer la voluntad de Dios.
121
“Aprovechando bien el tiempo” (v. 16) —tomando ventaja de éste.” La
brevedad de la vida es un fuerte argumento para hacer el mejor uso del
(oportunidad) tiempo que Dios nos da.
“Entendidos” (v. 17) sugiere usar nuestras mentes para descubrir y hacer
la voluntad de Dios. Muchos cristianos tienen la idea que descubrir la
voluntad de Dios es una experiencia mística que cancela el claro pensar.
Pero esta idea es equivocada—y peligrosa. Descubrimos la voluntad de Dios
a medida que Él transforma la mente (Rom. 12:1-2); y esta transformación
es el resultado de la Palabra de Dios, oración, meditación, y adoración. Si
Dios te dio una mente, entonces Él espera que la uses. Esto significa que
aprender Su voluntad involucra el reunir hechos, examinarlos, pesarlos, y
orar pidiendo Su sabiduría (Santiago 1:5). Dios no simplemente quiere que
conozcamos Su voluntad; Él quiere que entendamos Su voluntad.
(RevC) En Salmos 103:7 se dice que Dios mostró sus actos (muestra de
su fuerza y poder, ejemplo abrió el mar rojo, sacó agua de la roca, etc.) a los
hijos de Israel. Esto yo compararía a conocer la voluntad de Dios. Está
bien, pero hay algo más que entender. El salmista continúa diciendo que Él
notificó sus caminos a Moisés. Moisés fue más profundo en Dios. No era
suficiente para él solamente ver la fuerza y el poder; Moisés fue al lugar de
“entender” a Dios y Sus caminos, la persona detrás de los actos poderosos.
Para la mayoría de nosotros el solo estar confiando que conocemos la
voluntad de Dios parece como un gran logro en sí mismo, pero talvez si
estuviéramos hambrientos por más podríamos conocer más de Dios.
122
termómetro sino un termostato. En vez de elevarse o decaer con las
circunstancias, este determina la temperatura espiritual de las circunstancias.
Pablo lo puso esto de manera hermosa cuando escribió, “he aprendido a
contentarme, cualquiera sea mi situación.” (Fil. 4:11).
Para ilustrar este gozo, Pablo usó esta imagen familiar de la embriaguez:
“No os embriaguéis con vino . . . antes bien sed llenos del Espíritu” (Ef.
5:18). Cuando los creyentes en Pentecostés fueron llenos con el Espíritu, la
multitud los acusó de estar ebrios con vino nuevo (Hechos 2:13-15). Hubo
tal gozo en ellos que los inconversos no pudieron pensar en otra mejor
comparación.
Ciertamente no es difícil vivir o trabajar con alguien que es lleno del
Espíritu y gozoso. Tiene una canción en su corazón y en sus labios. A pesar
del dolor y la vergüenza, Pablo y Silas pudieron cantar alabanzas a Dios en
la cárcel de Filipos (Hechos 16:25), y el resultado fue la conversión del
carcelero y su familia.
b. Caminar agradecidos 5:20
Ef. 5:20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre
de nuestro Señor Jesucristo.
123
La palabra gratitud viene de la misma raíz de la palabra gracia. Si hemos
experimentado la gracia de Dios, entonces debemos estar agradecido por lo
que Dios nos trae. Agradecer y Pensar también vienen de la misma palabra.
Si podemos pensar más, agradeceríamos más.
(Ef. 5:22-24) Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al
Señor; {23} porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es
cabeza de la iglesia, la cual es Su cuerpo, y Él es su salvador. {24} Así
que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén
a sus maridos en todo.
124
Esto explica porque un cristiano debe casarse con una cristiana y no
“unirse en yugo desigual” con una persona inconversa (2 Cor. 6:14-18). Si el
cristiano es sometido a Cristo, no tratará de establecer un hogar que
desobedezca la Palabra de Dios. Tal hogar invita a la guerra civil desde un
comienzo. Pero algo más es importante. La pareja cristiana debe ser
cuidadosa de someterse al señorío de Cristo incluso antes de que se casen. A
menos que la pareja ore junta y sinceramente busque la voluntad de Dios en
Su Palabra, su matrimonio comienza en un débil fundamento. Los pecados
cometidos antes del matrimonio tienen una manera de causar problemas
después del matrimonio. Ciertamente Dios puede perdonar, pero así mismo
algo muy precioso se pierde.
(Ef 5:25-33) Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a
la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, {26} para santificarla,
habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, {27} a
fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
{28} Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus
mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. {29} Porque
nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida,
como también Cristo a la iglesia, {30} porque somos miembros de su
cuerpo, de su carne y de sus huesos. {31} Por esto dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán unas sola
carne. {32} Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo
y de la iglesia. {33} Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a
su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Pablo tiene mucho más que decir para los maridos cristianos que para las
mujeres. Él estableció para ellos un estándar más alto: Amad a vuestras
mujeres “así como Cristo amó a la iglesia.” Pablo estaba elevando el amor
marital al nivel más alto posible, porque él vio en el hogar cristiano una
ilustración de la relación entre Cristo y la iglesia. Dios estableció el
matrimonio por muchas razones. Por una cosa, éste satisface las necesidades
emocionales del hombre. “No es bueno que el hombre esté solo” (Gén.
2:18). El matrimonio también tiene un propósito social al criar niños para
continuar la raza (Gén. 1:28). Pablo señaló un propósito físico para el
matrimonio—ayudar al hombre y a la mujer a completar los deseos normales
125
dados por Dios (1 Cor. 7:1-3). Pero en Efesios 5, Pablo señaló también un
propósito espiritual en el matrimonio, como la experiencia entre el marido y
la mujer con la sumisión del uno al otro y el amor de Cristo (Ef. 5:22-33).
Si el marido hace del amor de Cristo por la iglesia el modelo para amar a
su esposa, entonces él la amará a manera de sacrificio (Ef. 5:25). Cristo se
dio a sí mismo por la iglesia; así que el marido, en amor, se da a sí mismo
por su esposa.
El amor del esposo también será un amor que santifica (Ef. 5:26-27). La
palabra santificar significa “apartar.” En la ceremonia matrimonial, el
marido es apartado para pertenecer a la esposa, y la esposa es apartada para
pertenecer al marido. Cualquier interferencia con este arreglo dado por Dios
es pecado. Hoy, Cristo está limpiando su iglesia a través del ministerio de Su
Palabra (Juan 15:3; 17:17). El amor del marido por su mujer debe estar
limpiándola (y a él) para que ambos lleguen a ser más como Cristo. Incluso
su relación física debe ser sometida a Dios (1 Cor. 7:3-5). El marido no debe
“usar” a su esposa para su propio placer, sino que debe mostrar la clase de
amor que es mutuamente recompensada y santificada. La experiencia del
matrimonio debe ser una de constante crecimiento. El amor siempre hace
más grande y enriquece, mientras que el egoísmo hace justamente lo
contrario.
El amor del marido por su mujer debe ser de sacrificio y santificador,
pero también debe ser de satisfacción (Ef. 5:28-30). En la relación del
matrimonio, el marido y la mujer llegan a ser “una sola carne.” Por lo tanto,
lo que sea que el uno le haga al otro, se lo hace a sí mismo. Es una
experiencia de satisfacción mutua. El marido que ama a su mujer está
realmente amando su propio cuerpo, dado que él y ella son una sola carne.
Ya que él la ama, él está cuidando de ella. Cuánta gente a confesado, “Estoy
hambriento de amor.” No debería haber un hambre de amor en el hogar
cristiano, porque el marido y la mujer deben amarse el uno al otro de modo
que sus necesidades físicas, emocionales, y espirituales sean satisfechas. Si
ambos se someten al Señor, y el uno al otro, ellos estarán tan satisfechos que
no serán tentados a buscar en ningún otro lugar esa llenura.
126
(Ef. 6:1-3) Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es
justo. {2} Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento
con promesa; {3} para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la
tierra.
Si se los deja por sí solos, los hijos se hacen rebeldes, así que es
necesario que los padres eduquen a sus hijos. La Biblia registra los tristes
resultados de los padres negligentes con sus hijos, ya sea siendo mal ejemplo
para ellos o fallando al disciplinarlos apropiadamente. David consintió a
Absalom dándole un mal ejemplo, y los resultados fueron trágicos. Elí falló
al disciplinar a sus hijos y ellos le trajeron desgracia a su nombre y derrota a
la nación de Israel. En sus años postreros, incluso Isaac consintió a Esaú,
mientras que su esposa mostró favoritismo a Jacob; y el resultado fue un
hogar dividido. Jacob estaba mostrando favoritismo a José cuando Dios
providencialmente rescató al muchacho e hizo de él un hombre en Egipto.
Pablo nos dice que el padre tiene muchas responsabilidades hacia sus hijos.
127
la intemperie. Pablo le dice a los padres, “No usen su autoridad para abusar
del niño, sino que anímenle y edifiquen al niño.” A los colosenses les
escribió, “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”
(Col. 3:21). Así que, lo opuesto a “provocar” es “alentar.”
Los padres provocan a sus hijos y los desalientan al decir una cosa y
hacer otra—al siempre culparlos y nunca alabarlos, al ser inconsistente e
injusto en la disciplina, y al mostrar favoritismo en el hogar, al hacer
promesas y no mantenerlas, y al hacer ligeros los problemas que, para ellos,
son muy importantes. Los padres cristianos necesitan la llenura del Espíritu
para que puedan ser sensibles a las necesidades y problemas de sus hijos.
128
C. Siervos cristianos (6:5-8)
129
de corazón” y “haciendo la voluntad de Dios de corazón” ambas cosas
indican la importancia de una actitud de corazón correcto en el trabajo.
El tercer argumento de Pablo es que ellos serán recompensados por
el Señor (Ef. 6:8). En esos días, los esclavos eran tratados como elementos
de propiedad, sin importar cuán bien educados pudieran ser. Un esclavo
educado y culto que se hacía cristiano podía recibir aún peor trato de su amo
a causa de su fe, pero el mal trato no tenía que apartarlo de hacer lo mejor (1
P. 2:18-25). Tenemos que servir a Cristo, no a los hombres. Recibiremos
nuestras recompensas de Cristo, y no de los hombres.
Ef. 6:9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las
amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y
que para Él no hay acepción de personas
“El Señor de ellos y vuestro está en los cielos” (Ef. 6:9). Esto es
practicar el señorío de Cristo. Los siervos son obedientes “como a Cristo”
(Ef. 6:5), y los amos tratan a sus siervos como su “Amo que está en los
130
cielos” los trata a ellos. Cada persona, en sumisión al Señor, no tiene
problemas sometiéndose a los que están por sobre él.
Jesús dijo que la manera de ser el mayor es primero ser un siervo (Mt.
25:21). La persona que no está bajo autoridad no tiene derecho a ejercer la
autoridad. Esto explica porqué muchos grandes hombres de la Biblia fueron
primero siervos antes que Dios los haga gobernantes: José, Moisés, Josué,
David, y Nehemías son solo unos cuantos ejemplos. Incluso después de que
un hombre se hace líder, debe aún guiar sirviendo. Un proverbio africano
dice, “El jefe es el sirviente de todos.” “Y el que quiera ser primero entre
vosotros será vuestro siervo” (Mt. 20:27).
4. Él no hace acepción de personas
A menos que sepamos quién es nuestro enemigo, dónde está, y qué puede
hacer, tendremos un tiempo difícil derrotándolo. No solo en Efesios 6, sino a
través de toda la Biblia, Dios nos instruye acerca del enemigo, así que no
hay razón para que nos tomen desprevenidos.
1. El líder—el diablo.
131
El enemigo tiene muchos nombres diferentes. Diablo significa
“acusador,” porque el acusa al pueblo de Dios día y noche delante del trono
de Dios (Ap. 12:7-11). Satanás significa “adversario,” porque él es el
enemigo de Dios. También se le llama el tentador (Mt. 4:3), y el homicida y
el mentiroso (Juan 8:44). Es comparado con un león (1 P. 5:8), una serpiente
(Gn. 3:1; Ap. 12:9), y un ángel de luz (2 Co. 11:13-15), y también “el Dios
de este siglo” (2 Co. 4:4, NVI).
Muchos estudiantes creen que en la creación original, él era “Lucifer,
hijo de la mañana” (Is. 14:12-15) y que el fue arrojado por su orgullo y su
deseo de ocupar el trono de Dios. Muchos misterios se relacionan con el
misterio de Satanás, ¡pero lo que él está haciendo y hacia donde se dirige no
es ningún misterio! Dado que él es un ser creado, y no eterno (como Dios
es), él es limitado en su conocimiento y actividad. A diferencia de Dios,
Satanás no es omnisciente, todopoderoso, ni omnipresente. ¿Entonces cómo
es que logra tanto en tantas partes del mundo? La respuesta está en sus
ayudantes organizados.
2. Los ayudantes de Satanás.
132
gusto no se o compara con un león y con un dragón! El libro de Job nos dice
lo que su poder puede hacerle al cuerpo del hombre, hogar, riquezas, y
amigos. Jesús llama a Satanás un ladrón que viene “a robar, matar, y
destruir” (Juan 10:10). No solo que Satanás es fuerte, sino que también es
sabio y sutil, y luchamos contra “las asechanzas del diablo.” Asechanzas
significa “astucias, artimañas, estratagemas.” El cristiano no puede afrontar
el ser “ignorante de sus maquinaciones” (2 Co. 2:11). Algunos hombres son
astutos y sagaces y “mienten en espera de recibir” (Ef. 4:14), pero detrás de
ellos está el archi-maquinador, Satanás. Él se disfraza como ángel de luz (2
Co. 11:14) y busca cegar las mentes de los hombres a la verdad de la Palabra
de Dios. El hecho de que Pablo usa las palabras “tener lucha” indica que
estamos involucrados en una batalla mano a mano y no somos meros
espectadores del juego. Satanás quiere usar nuestro enemigo externo, el
mundo, y nuestro enemigo interno, la carne, para derrotarnos. Sus armas y
planes de batallas son formidables.
F. EL EQUIPO (EF. 6:13-17)
(Ef. 6:13-17) Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que
podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
{14} Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y
vestidos con la coraza de justicia, {15} y calzados los pies con el apresto
del evangelio de la paz. {16} Sobretodo, tomad el escudo de la fe, con
que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. {17} Y tomad
el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios;
133
Satanás es un mentiroso (Juan 8:44), pero el creyente cuya vida es
controlada por la verdad lo derrotará. El ceñidor hace que las otras partes de
la armadura permanezcan juntas, y la verdad es la fuerza integradora en la
vida del cristiano victorioso. Un hombre de integridad, con una conciencia
limpia, puede enfrentar al enemigo sin temor. El ceñidor también sostiene la
espada. A menos que practiquemos la verdad, no podemos usar la Palabra de
Verdad. Una vez que una mentira entra en la vida de un creyente, todo se
empieza a derrumbar. Por más de un año, el rey David mintió acerca de su
pecado con Betsabé, y nada iba bien. Salmos 32 y 51 nos dice el precio que
él pagó.
2. La coraza de la justicia (v. 14b.)
El soldado romano vestía sandalias con clavos en las suelas para darle
una mejor pisada en la batalla. Si vamos a “estar firmes” y “resistir,”
entonces necesitamos los zapatos del evangelio. Pero los zapatos tienen
otro significado. Debemos estar preparados cada día para compartir el
Evangelio de paz con un mundo perdido. El cristiano más victorioso es un
cristiano que testifica. Si nos ponemos el calzado del Evangelio, entonces
tenemos los “hermosos pies” mencionados en Isaías 52:7 y Romanos 10:15.
Satanás ha declarado la guerra, pero tu y yo somos embajadores de paz (2
Co. 5:18-21); y, como tales, llevamos el Evangelio de paz a donde sea que
vayamos.
4. El escudo de la Fe (v. 16).
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sólida. Esto sugiere que nosotros los cristianos no estamos solos en la
batalla. La “fe” que se menciona aquí no es la fe salvadora, sino una vida de
fe, una confianza en las promesas y en el poder de Dios. La fe es un arma
defensiva que nos protege de los dardos de fuego de Satanás. En los días de
Pablo, las flechas, se enterraban en una sustancia inflamable y hacían
ignición, eran lanzadas al enemigo. Satanás dispara “dardos de fuego” a
nuestras mentes y corazones: mentiras, pensamientos blasfemos,
pensamientos de odio acerca de otros, dudas, y deseos ardientes por el
pecado. Si por fe no apagamos estos dardos, ellos encenderán un fuego
dentro y desobedeceremos a Dios. Nunca sabemos cuando Satanás nos
disparará un dardo, así que siempre debemos caminar por fe y usar el escudo
de la fe.
Esta espada es el arma ofensiva que Dios nos da. El soldado romano se
ponía en su cinturón una espada corta que era usada para luchas cercanas.
Hebreos 4:12 compara la Palabra de Dios con una espada, porque es filuda y
capaz de atravesar el hombre interior así como una espada material atraviesa
el cuerpo. Pedro trató de usar una espada para defender a Jesús en
Getsemaní (Lucas 22:47-51); pero el aprendió en Pentecostés que la “espada
del Espíritu” hace un mejor trabajo. Moisés también trató de conquistar con
una espada física (Ex. 2:11-15), solo para descubrir que la Palabra de Dios
únicamente era más que suficiente para derrotar a Egipto.
Una espada material atraviesa el cuerpo, pero la Palabra de Dios atraviesa
el corazón. Mientras más uses una espada física, más se desgastará; pero el
usar la Palabra de Dios solamente se hace más filuda en nuestras vidas. Una
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espada física necesita de la mano de un soldado, pero la espada del Espíritu
tiene su propio poder, porque esto es “viva y eficaz” (He. 4:12). Una espada
física hiere para herir y matar, mientras que la espada del Espíritu hiere para
sanar y dar vida. Pero cuando usamos la espada en contra de Satanás,
estamos libres para asestarle un porrazo que lo tullirá y lo mantendrá alejado
de estorbar la obra de Dios.
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podemos orar en la voluntad del Señor. De otro modo, nuestra oración
podría ser egoísta y fuera de la voluntad de Dios. Es posible orar
fervientemente en la carne y nunca llegar hasta Dios. También es posible
orar de una manera quieta en el Espíritu y ver la mano de Dios hacer grandes
cosas.
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H. EL ÁNIMO (EF. 6:21-24)
Ef. 6:21-24 Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que
hago, todo os lo hará saber Síquico, hermano amado y fiel ministro en el
Señor, 6:22 el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo
tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones. 6:23 Paz sea a
los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 6:24
La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con
amor inalterable. Amén.
Nota las palabras que Pablo usa cuando cierra esta carta: ¡paz—amor—fe
—gracia! Él era un prisionero de Roma, aún así era más rico que el
emperador. ¡Sin importar cuales sean nuestras circunstancias, en Jesucristo
somos “bendecidos con toda bendición espiritual”!
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