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HABLA SETH v2.

LA ETERNA VALIDEZ DEL ALMA

JANE ROBERTS

1972

Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de
que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN

Para descargar d e Internet:


“ ELEVEN” – Biblioteca del Nuevo Tiempo
Rosario – Argentina
Adherid a al Directo ri o Promin eo: www.promineo.gq.nu

1
Habla Seth
Título Original: Seth Speaks
©1972, Jane Roberts
Digitalizador: ≅ Hernán (Rosario, Arg.)
L38 – v1.0: 6/08/02 – v2.0: 23/08/03

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE:
1. No tengo cuerpo físico y, sin embargo, estoy escribiendo este libro.
2. Mi entorno, mi trabajo y mis actividades actuales.
3. Mi trabajo y aquellas dimensiones de la realidad a las que me conduce
4. Dramas de reencarnación
5. Cómo el pensamiento da forma a la materia. Puntos coordenados.
6. El alma y la naturaleza de su percepción.
7. Potenciales del alma.
8. El dormir, los sueños y la consciencia.

SEGUNDA PARTE
9. La experiencia de la "muerte"
10. Las condiciones de la "muerte" en la vida.
11. Las distintas posibilidades después de la muerte y el proceso de transición.

CONTRAPORTADA:
"Habla Seth" es una crónica de los pensamientos y creencias de SETH escritos tal y como él mismo se
los reveló a Jane Roberts durante sus estados de trance, Seth le desveló secretos acerca de la vida y la
muerte, del universo más allá de los sentidos...
Seth muestra en este libro que la esencia humana es multidimensional, es decir, que existimos en varias
realidades a la vez, y que el alma o ser interno no es algo separado de nosotros, sino el verdadero medio que
nos permite existir.

SOBRE LA AUTORA
Jane Roberts es la mano que plasma todas las enseñanzas que nos brinda Seth. Nació en 1929 en
Saratoga, U.S.A., murió en 1984. Escribió poesía, metafísica, cuentos para niños y novelas.
Su trabajo ha sido el mayor impacto para el movimiento espiritual y la Nueva Era cuando apareció su
primer libro “Habla Seth”. Como guía–maestro Seth habló de la responsabilidad de crear la propia realidad, un
concepto en la actualidad promovido por muchos otros seres canalizados. Es el paso principal en calidad de
canalizaciones, y aún fija estándares para material canalizado.

Durante más de siete años Seth ha hablado a través de mí en sesiones de trance dos veces a la
semana. Mi iniciación psíquica empezó realmente una noche de septiembre de 1963 cuando estaba sentada
escribiendo poesía. De repente, mi consciencia abandonó mi cuerpo y mi mente fue invadida por un aluvión de
ideas sorprendentes y nuevas para mí en esa época. Cuando volví a mi cuerpo descubrí que mi mano había
producido una escritura automática que explicaba muchos de los conceptos que me habían sido dados. Incluso
había puesto un título a esas notas: "El universo físico como la interpretación de una idea".
No es mi intención insinuar que poseemos la piedra angular de la verdad, o dar la impresión de que
esperamos impacientemente conocer secretos no distorsionados sobre las eras por venir. Sé que todo el
mundo tiene acceso al conocimiento intuitivo y puede obtener atisbos de la realidad interna. El universo nos
habla a cada uno de nosotros a este respecto; en nuestro caso, lo hace a través de las sesiones de Seth.
2
Según Rhea Powers (del libro "Cambios en la Tierra")

Jane Roberts también era un médium de cuerpo entero. Jane era anoréxica; cuando Seth tomaba su
cuerpo, fumaba un cigarrillo tras otro y bebía cerveza. La combinación no benefició la salud de Jane, ya
precaria. Murió de muerte muy penosa, a la edad relativamente temprana de cincuenta y un años, después de
haber pasado la mayor parte de los dos últimos años en un hospital. No fue la canalización lo que la mató, por
supuesto, pero el entregar su cuerpo a los apetitos de Seth no la ayudó.

***
DEDICADO A ROB

INTRODUCCIÓN
Este libro ha sido escrito por una personalidad llamada Seth que se describe a sí misma como una
«esencia de energía de la personalidad» que ya no tiene forma física. Durante más de siete años ha hablado a
través de mí en sesiones de trance dos veces a la semana. Mi iniciación psíquica empezó realmente una noche
de septiembre de 1963 cuando estaba sentada escribiendo poesía. De repente, mi consciencia abandonó mi
cuerpo y mi mente fue invadida por un aluvión de ideas sorprendentes y nuevas para mí en esa época. Cuando
volví a mi cuerpo, descubrí que mi mano había producido una escritura automática que explicaba muchos de
los conceptos que me habían sido dados. Incluso había puesto un título a esas notas: «El universo físico como
la interpretación de una idea.»
A causa de esa experiencia, comencé a investigar la actividad psíquica y planifiqué escribir un libro sobre
ese tema. Así fue como mi marido Rob y yo experimentamos con una tabla de espiritismo (ouija) a finales de
1963. Al cabo de unas pocas sesiones, el puntero empezó a deletrear mensajes que decían venir de una
personalidad llamada Seth.
Ni Rob ni yo habíamos tenido experiencia psíquica alguna y, cuando comencé a prever las respuestas
del tablero, di por sentado que venían de mi subconsciente. Algún tiempo después sentí la necesidad de
pronunciar las palabras en voz alta, y un mes más tarde Seth hablaba a través de mí en estado de trance.
Los mensajes parecían empezar donde terminaba «La interpretación de una idea», y más tarde Seth nos
dijo que mi experiencia de expansión de consciencia había representado su primer intento de contacto. Desde
entonces, Seth ha dictado de forma continuada un manuscrito que ahora tiene más de seis mil páginas
mecanografiadas. Lo llamamos El material de Seth y trata de materias como la naturaleza de la realidad física,
el tiempo, la realidad, el concepto de Dios, los universos probables, la salud y la reencarnación. La innegable
calidad del material nos atrajo desde el principio, y fue ésta la razón que nos hizo continuar.
A partir de la publicación de mi primer libro en este campo, comenzaron a llegar cartas de desconocidos
que solicitaban la ayuda de Seth. Empezamos a mantener sesiones para aquellos que tenían una mayor
necesidad de ayuda. Algunas de esas personas no podían acudir a las sesiones pues vivían en otra parte del
país, pero a pesar de ello el consejo de Seth les sirvió de ayuda y la información que dábamos por correo sobre
los antecedentes individuales de estas personas resultaron ser ciertas.
Rob siempre toma notas de las sesiones de Seth, utilizando su propio sistema taquigráfico. Más tarde las
mecanografía y las adjunta a nuestra colección de material de Seth. Las excelentes notas de Rob muestran las
circunstancias en que tienen lugar las sesiones. Su apoyo y estímulo me han sido siempre de gran valor.
Según nuestra manera de pensar, hemos tenido más de seiscientas citas con el universo, aunque Rob
nunca lo describiría así. Estas citas tienen lugar en nuestro amplio y bien iluminado salón, aunque, en términos
más profundos, transcurren en el área de la personalidad humana, que está fuera del espacio.
No es mi intención insinuar que poseemos la piedra angular de la verdad, o dar la impresión de que
esperamos impacientemente conocer secretos no distorsionados sobre las eras por venir. Sé que todo el
mundo tiene acceso al conocimiento intuitivo y puede obtener atisbos de la realidad interna. El universo nos
habla a cada uno de nosotros a este respecto; en nuestro caso, lo hace a través de las sesiones de Seth.
En El material de Seth, publicado en 1970, expliqué estos acontecimientos y expuse las opiniones de
Seth sobre una gran variedad de temas extraídos de nuestras sesiones. También describí los encuentros que
mantuvimos con psicólogos y parapsicólogos, en un intento de entender nuestras experiencias y emplazarlas
en el contexto de la vida normal, así como las pruebas que hicimos para verificar la capacidad clarividente de
Seth. A nosotros nos parece que Seth aparece siempre en medio de una sinfonía de colores.
Nos ha resultado extremadamente difícil encontrar expertos en todas las materias que componen el
siempre creciente cuerpo del trabajo de Seth. Ésta es la razón por la que necesariamente El material de Seth
deja muchas cuestiones sin respuesta y muchos temas sin explorar. Sin embargo, dos semanas después de
acabarlo, Seth nos dictó el esbozo del presente manuscrito, mediante el cual él sería libre de poder expresar
sus ideas a su manera.

3
He aquí una copia de ese esbozo, que nos fue dado en la sesión 510 del 9 de enero de 1970. Como
podréis ver, Seth me llama Ruburt y Joseph a Rob. Estos nombres representan a la totalidad de nuestra
personalidad para poder distinguirla de nuestro ser actual orientado físicamente.

En estos momentos estoy trabajando en otro material que os será entregado más adelante, así que me
tendréis que aguantar durante algún tiempo más. Me gustaría daros una somera idea del contenido de mi
libro.1 Tratará de temas diversos. El libro incluirá una descripción de la manera en que se está escribiendo y los
procedimientos necesarios para transmitir mis propias ideas a Ruburt, de tal modo que ella pueda expresarlas
en palabras.
No tengo cuerpo físico, y aún así estoy escribiendo este libro. En el primer capítulo explicaré cómo y por
qué.
(Ahora –escribió Rob en sus notas –, el ritmo de Jane se había ralentizado considerablemente y cerraba
los ojos a menudo. Hacía muchas pausas, algunas muy largas.)
El siguiente capítulo describirá lo que vosotros llamaríais mi entorno actual, mis «características»
presentes y a mis asociados. Así llamo a aquellas personas con las que me relaciono.
El siguiente hablará de mi trabajo y de aquellas dimensiones de la realidad a las que me conduce,
porque, al igual que viajo a vuestra realidad, también lo hago a otras para cumplir con un propósito mío que
debo completar.
El siguiente tratará de mi pasado y sobre algunas de las personalidades que he sido y he conocido.
También quiero aclarar que el pasado, el presente y el futuro no existen, y explicar que no es contradictorio el
hecho de que yo me refiera a existencias pasadas. Todo esto podría extenderse a dos capítulos.
El siguiente expondrá la historia de mi encuentro con Ruburt –desde mi punto de vista, por supuesto –, y
la manera en que establecí contacto con su consciencia interna mucho antes que ninguno de vosotros supiese
nada sobre fenómenos psíquicos o sobre mi existencia.
El siguiente capítulo tratará sobre la experiencia de cualquier personalidad en el momento de la muerte y
las distintas variaciones de esa aventura fundamental. Usaré alguna de mis propias muertes como ejemplo.
El último de este tomo hablará de la experiencia posterior a la muerte con todas sus variantes. Ambos
capítulos abundarán en la reencarnación referida a la muerte, con especial atención a la muerte que
sobreviene al final de la última encarnación.
El primer capítulo del segundo tomo se referirá a la realidad emocional del amor y las relaciones entre las
distintas personalidades, y a lo que les ocurre durante las sucesivas reencarnaciones, ya que algunos caen en
el camino y otros se quedan retenidos.
El capítulo siguiente tratará de vuestra realidad física tal y como aparece ante mí y ante otros como yo.
Este capítulo contendrá algunos puntos fascinantes, ya que, además de formar parte de la realidad física que
conocéis, también sois parte de otros entornos igualmente válidos en otras realidades gracias a vuestros
pensamientos, deseos y emociones actuales.
El siguiente hablará de la eterna validez de los sueños como puerta de entrada a otras realidades y como
áreas abiertas a través de las cuales él «ser interno» vislumbra las múltiples facetas de su experiencia propia y
se comunica con otros niveles de su realidad.
El siguiente profundizará en este tema, para lo cual relataré las distintas maneras en que he entrado en
sueños ajenos como instructor y guía.
El siguiente explicará los métodos básicos de comunicación que usa cualquier tipo de consciencia, de
acuerdo con su grado de evolución, se encuentre o no en un cuerpo físico. Eso nos remitirá a la comunicación
básica usada por las personalidades humanas como vosotros las entendéis, y mostraré que las
comunicaciones internas son independientes de los sentidos físicos, los cuales son meras extensiones físicas
de la percepción interna.
Explicaré al lector cómo ve lo que ve y oye lo que oye y por qué. Me propongo demostrarle que él es un
ser independiente de su imagen física, y espero ser capaz de darle algún método que pueda probarle mi tesis.
El capítulo posterior relatará las distintas experiencias que he tenido en todas mis existencias con esas
«Gestalt en pirámide» de las cuales hablaré en el transcurso del libro, y se referirá a mi propia relación con la
personalidad que vosotros llamáis Seth Dos, y con otras consciencias multidimensionales mucho más
evolucionadas que la mía.
Ese será mi mensaje al lector: «Esencialmente, vuestra personalidad no es más física que la mía y,
cuando os relate cómo es mi realidad, os estaré relatando también la vuestra.»
Habrá un capítulo sobre las religiones del mundo y sobre las verdades y distorsiones que ellas encierran;
hablaré de los tres Cristos y de algunas verdades concernientes a una religión perdida que perteneció a un
pueblo del cual no tenéis información. Este pueblo vivió en un planeta que estaba en el mismo espacio que
ahora ocupa vuestra Tierra, «antes» de que existiera vuestro planeta. Ellos lo destruyeron a causa de sus
propios errores y se reencarnaron una vez que vuestro planeta estuvo preparado. Sus recuerdos conformarían
luego la base para el nacimiento de la religión como la concebís ahora.

1
Habla Seth se publicará en castellano en dos tomos. El segundo tomo aparecerá en julio de 1999. ( N.de la E.)

4
Habrá un capítulo sobre dioses probables y sistemas probables.
Habrá también un capítulo de preguntas y respuestas.
Y habrá un capítulo final en el cual pediré al lector que cierre los ojos y tome consciencia de la realidad
en la que existe, y de su propia realidad interna. También le daré el método para hacerlo. En ese capítulo
invitaré al lector a usar sus «sentidos internos» para que me pueda ver a su manera.
Aunque mis comunicaciones llegarán exclusivamente a través de Ruburt, para proteger la integridad del
material, invitaré al lector a que se haga consciente de mi propia personalidad a fin de que pueda darse cuenta
de que es posible la comunicación con otras realidades y que él está también abierto a percepciones que no
son físicas.
Éste es el esquema del libro, pero sólo es un esbozo de mis intenciones. No doy un esquema más
completo porque no quiero que Ruburt se me anticipe. Veremos con todo detalle la dificultad que encierran
estas comunicaciones, y dejaré claro que las llamadas comunicaciones paranormales vienen de distintos
niveles de la realidad y describen la realidad en la que existen. Por tanto, yo describiré la mía propia y otras
que también conozco. Con esto no quiero decir que no existan otras dimensiones que desconozco. Dictaré el
libro durante nuestras sesiones.
Éste será el título de nuestro libro (sonrisa): Habla Seth: La eterna validez del alma. Uso el término
«alma», porque es un concepto que tiene significado para la mayoría de los lectores.
Os sugiero que os equipéis con buenas plumas y bolígrafos.

Como conozco el esfuerzo que requiere escribir un libro, sentí cierta cautela cuando Seth habló de
escribir el suyo propio. Aunque sabía perfectamente que él podía hacerlo, una parte dubitativa mía se decía:
«Sin duda El material de Seth es realmente significativo, pero ¿qué sabe Seth de escribir un libro, o sobre la
organización que ello requiere, o sobre cómo dirigirse al público?».
Rob me decía constantemente que no me preocupara. Mis amigos y los alumnos de mis clases estaban
atónitos de que fuera precisamente yo la que albergase dudas, pero yo me decía que era la persona más
indicada para albergarlas. Bueno, ya había una declaración de intenciones. ¿Sería Seth capaz de seguir
adelante?
Seth comenzó a dictar el libro en la siguiente sesión, la 511, el 21 de enero de 1970, y lo acabó en la
591, el 11 de agosto de 1971. Sin embargo, no todas esas sesiones estuvieron dedicadas a dictar el libro;
algunas lo estuvieron a asuntos propios, otras a determinada gente que necesitaba ayuda y otras a contestar
preguntas filosóficas sin conexión con en el libro. Yo también tomé unas pequeñas vacaciones, pero, a pesar
de todas estas interrupciones, Seth siempre retomaba el dictado en el punto preciso donde lo había dejado.
Durante el tiempo en que Seth trabajaba en su libro, yo trabajaba cuatro horas al día en uno propio, tenía
mis clases semanales de percepción extrasensorial y además estaba anegada por la correspondencia que
suscitó la publicación de El material de Seth. También comencé a dar una clase semanal sobre escritura
creativa.
Por pura curiosidad le eché un vistazo a los primeros capítulos del libro de Seth, pero luego me mantuve
apartada de él. Rob me hablaba de vez en cuando de algún pasaje que pensaba podría interesar a mis
alumnos. Aparte de eso, no presté atención alguna al libro, permitiendo que Seth lo realizara. Es decir, aparté
su trabajo de mi cabeza y a veces no veía el manuscrito durante varios meses.
La lectura del libro acabado fue una experiencia deliciosa. En su totalidad me resultaba algo
completamente nuevo, a pesar de que cada una de sus palabras había salido a través de mis labios y había
dedicado muchas noches en estado de trance a su producción. Esto me resultaba especialmente raro, ya que
como escritora estaba acostumbrada a organizar mi propio material, seguirle la pista y empollarlo como una
gallina clueca.
Debido a mi experiencia personal como escritora, soy consciente de lo difícil que resulta traducir material
del inconsciente a la realidad consciente. Eso se hace aún más obvio cuando estoy escribiendo un poema. Sea
lo que sea lo que suponga el libro de Seth, ciertamente requiere una gran cantidad de actividad inconsciente
operando a toda máquina. Era por tanto natural que hiciese comparaciones entre mi propia experiencia creativa
consciente y el proceso de trance requerido para escribir el libro de Seth. Quería descubrir por qué sentía que
el libro de Seth era su libro, divorciado del mío propio. Si ambos provenían del mismo inconsciente, ¿cómo es
que encontraba diferencias subjetivas en mis sentimientos?
Estas diferencias se hicieron evidentes desde el principio. Cuando estoy escribiendo un poema y me
llega la inspiración, me embarga la emoción y me invaden sentimientos de urgencia y descubrimiento. Pero,
justo antes de que esto ocurra, se presenta una idea, no se sabe de dónde, según parece, como si me fuera
«dada». Sencillamente aparece, y de ella emanan nuevas conexiones creativas.
Me siento alerta y receptiva, suspendida en un extraño estado de elasticidad psíquica entre la atención
serena y la pasividad. Cuando estoy en ese punto, el poema en sí mismo o la idea son lo único que importa en
el mundo. Es el gran compromiso personal, el trabajo y el juego requeridos para ayudar a la idea a «emerger»
lo que hace que el poema sea mío.
Estoy acostumbrada a este tipo de experiencias desde mi temprana niñez, y ellas constituyen la piedra
angular de mi existencia. Sin ellas, o cuando no estoy trabajando en ese terreno, me siento apática y triste. De
alguna manera ahora experimento el mismo sentido de creación personal mientras escribo esta introducción.
«Me pertenece».
5
No me sentía conectada de esa manera al libro de Seth y no tenía consciencia del proceso creativo
requerido. Yo entraba en trance, al igual que hago de manera regular en nuestras sesiones. Seth dictaba el
libro a través de mí, hablando por mis labios. El trabajo creativo era tan ajeno a mí que a ese respecto no podía
reconocerlo como propio. A cambio se me daba el libro de Seth como un producto completo –y excelente por
demás– por el cual me siento, desde luego, extremadamente agradecida.
Aún así, he llegado a la conclusión de que sólo mis escritos me proporcionan la clase de satisfacción
creativa que necesito, es decir, la implicación consciente con el material inconsciente y «la emoción de la
caza». El hecho de que Seth haga su trabajo no me absuelve de hacer el mío. Sentiría que me falta algo, si no
pudiera continuar mi libro.
Cualquiera podría decir, por supuesto, que en el libro de Seth los procesos ocultos están tan alejados de
mi propia consciencia, que el producto final sólo parece venir de otra personalidad. Únicamente puedo
manifestar aquí mis sentimientos y señalar que el libro de Seth y el manuscrito de seis mil páginas de El
material de Seth no tienen nada que ver con mi propia responsabilidad o expresión creativa. Si ambos vienen
del mismo inconsciente, sería lógico que no hubiera diferencias entre la capacidad productiva.
A pesar de todo, soy consciente del hecho de que yo era necesaria para poder producir el libro de Seth.
Él necesita de mi habilidad con las palabras e incluso, creo, de mi manera de pensar. Mi experiencia como
escritora ayuda a la producción de su material y también a darle forma, aunque todo eso se haga de una
manera inconsciente. Asimismo son importantes ciertas características personales, supongo, como por ejemplo
la habilidad con la que puedo cambiar el centro de atención de mi consciencia.
Seth lo da a entender en el capítulo cuarto cuando dice: «Ahora la información de este libro está dirigida
en cierta manera por los sentidos internos de la mujer que está en trance mientras yo lo dicto. Un esfuerzo tal
es el resultado de una precisión interna altamente organizada y un gran entrenamiento. [Ella] no podría recibir
la información de mí –no podría traducirla ni interpretarla– si estuviera intensamente concentrada en el entorno
físico.»
Sin embargo, si lo miramos simplemente como ejemplo de producción inconsciente, el libro de Seth
muestra claramente que la organización, el discernimiento y el razonamiento no son sólo cualidades de la
mente consciente, lo cual muestra a su vez el alcance y la actividad de que es capaz el ser interno. No creo
que yo sola hubiese podido hacer algo semejante al libro de Seth. Lo más que podría haber conseguido sería,
quizá, algún poema o ensayo notable; y así y todo les habría faltado la unidad, continuidad y organización
globales que Seth ha dado al libro.
Además, suelo tener experiencias especiales durante las sesiones, que parecen compensar mi falta de
consciencia durante el proceso creativo. A menudo participo de la gran energía y sentido del humor de Seth,
por ejemplo, lo cual me permite gozar de una riqueza emocional y conectarme con su personalidad en extraños
niveles. Puedo sentir claramente sus cambios de ánimo y vitalidad, aunque no estén dirigidos a mí, sino a la
persona con la cual Seth se comunica en ese momento. Puedo sentirlas cuando pasan a través de mí.
Como muestran las notas de Rob, con frecuencia tengo otro tipo de experiencias cuando hablo como
Seth. En ocasiones tengo visiones internas que unas veces ilustran lo que dice Seth –de modo que recibo
información de dos maneras distintas–, y otras son totalmente independientes del mensaje. También he tenido
experiencias «fuera del cuerpo» durante las sesiones, en las que he visto acontecimientos que en realidad
sucedían a miles de kilómetros.
Seth muestra en este libro que la esencia humana es multidimensional, es decir, que existimos en varias
realidades a la vez, y que el alma o ser interno no es algo separado de nosotros, sino el verdadero medio que
nos permite existir. Él hace hincapié en que la «verdad» no se encontrará yendo de maestro en maestro, de
iglesia en iglesia, o de disciplina en disciplina, sino mirando dentro del ser. El conocimiento íntimo de la
consciencia, los «secretos de universo», no son por tanto verdades esotéricas escondidas a la gente. Son tan
naturales al hombre como el aire, y están disponibles para aquellos que las busquen con sinceridad,
observando su fuente interna.
Seth ha escrito un libro que es, en mi opinión, un clásico en su género. A pesar de referirme a él
cautelosamente como «una personalidad», me siento obligada a añadir que Seth es un buen filósofo y un
psicólogo sagaz, gran conocedor de los recovecos de la personalidad humana y de los triunfos y derrotas de la
consciencia humana.
Me siento, desde luego, intrigada por el hecho de que este libro haya sido escrito a través de mí sin que
mi mente consciente estuviera presente en cada momento, buscando, organizando y criticando ansiosamente,
como hace con mi propio trabajo. En ese caso, aunque mi capacidad creativa e intuitiva goce de plena libertad,
la mente consciente ejerce total control. Pero este libro no ha sido escrito «por sí mismo», como parece
suceder con algunos de mis poemas. A menudo un escritor dice que cierto libro «se escribió solo», y yo sé a lo
que se refiere. Éste, en cambio, procede de una fuente específica y no de «por ahí fuera», y trasluce además la
personalidad de su autor, que no es la mía.
Esta aventura creativa podría ser la iniciación de una personalidad, Seth, que escribe libros. Seth podría
ser a su vez, una creación, al igual que lo es este libro. En ese caso, sería un ejemplo excelente de arte
multidimensional hecho en un nivel tan alto de inconsciencia, que el «artista» no tiene conocimiento de su
propio trabajo y se sorprende ante él como cualquier otra persona.
Se trata de una hipótesis interesante. De hecho, Seth habla sobre arte multidimensional en este libro,
pero en realidad hace algo más que escribir libros. Es una personalidad totalmente desarrollada que se
6
conceptos que nos resulten comprensibles, además de convertirlos en viejas imágenes estereotipadas. Pero
ellos, los que hablan, están siempre ahí, en el viento y en los árboles, con forma o sin ella, y de alguna manera
quizá mucho más vivos de lo que lo estamos nosotros.
»A través de estas voces, estas intuiciones, estas visiones y estos mensajes internos, el universo nos
habla personalmente a cada uno de nosotros. Se están dirigiendo a ti y también a mí. Aprende a oír tus propios
mensajes sin distorsionarlos y sin intentar traducirlos a viejos alfabetos.
»Durante las clases (y a menudo también en la vida) creo que respondemos a ellos; a veces incluso los
representamos con sabiduría infantil, componemos con ellos unos dramas primitivos e individuales, dramas
que tienen en nuestro interior un significado que no podemos expresar con palabras.
»Ésta podría ser el tipo de obra de teatro que los «dioses» consienten, de la que emanan creaciones que
se extienden en todas las direcciones. Tal vez respondamos por nuestra cuenta a los dioses internos, con esos
destellos íntimos de comprensión que retan a nuestros conocimientos tridimensionales.
»Quizá Seth nos esté llevando fuera de nuestros límites usuales hacia otros reinos que son nuestros por
derecho, indispensables tanto si estamos dentro como fuera de la materia. O podría ser él la voz del conjunto
de nuestros seres que nos dice: "Durante los períodos en que tenéis cuerpos conscientes, recordad cómo era y
cómo será el no tener cuerpo, el ser una energía en libertad sin nombre, pero con una voz que no necesita
lengua, con una creatividad tal que no necesita carne. Nosotros somos como vosotros, pero al revés."»

Pero, sean cuales fueren mis ideas sobre Seth o sobre la naturaleza de la realidad, este manuscrito debe
ser considerado un libro en sí mismo. Desde luego, lleva la marca de la personalidad de Seth al igual que todo
libro lleva indeleblemente impreso el sello de su autor. Las ideas que contiene merecen ser escuchadas, sin
importar la fuente de la cual proceden y, sobre todo, debido a ella.
Al principio de nuestras sesiones pensé en publicarlas como si el material fuera mío, sin hacer ninguna
referencia a su procedencia, para que se lo aceptara por su valía. Pero luego no me pareció justo, porque la
manera en que se produce el material de Seth es parte de su mensaje y además lo refuerza.
Reproducimos el dictado de Seth en el mismo orden en que lo recibimos y no tachamos ni añadimos
nada. Ciertamente él conoce la diferencia entre el lenguaje hablado y el escrito. Sus clases son mucho más
espontáneas, y en ellas hay un alto nivel de participación. El estilo del libro se parece más al de nuestras
sesiones privadas, en las que Seth nos transmite el cuerpo de su material. Definitivamente da mayor énfasis al
contenido, recalca más lo escrito que lo hablado.
No hemos cambiado la estructura de las frases de Seth a excepción de contadas ocasiones (alguna vez
partí en dos una frase muy larga, por ejemplo). Él nos ha indicado casi toda la puntuación, de modo que nos
hemos limitado a poner los puntos y las comas, los guiones y los paréntesis donde él lo sugería, suprimiendo
sus instrucciones para no distraer al lector. Seth también nos ha pedido que subrayemos ciertas palabras.
Sus frases son a menudo largas, especialmente para la comunicación verbal, pero él nunca se pierde ni
confunde su sentido o la sintaxis. Cuando nos parecía que eso había sucedido, repasábamos las notas
originales de la sesión y encontrábamos que el error se había cometido en la transcripción. (Destaco esto
porque yo he intentado dictar mis cartas a un magnetófono con bastante poco éxito. Después de unas pocas
frases, tenía grandes dificultades en recordar lo que había dicho o mi manera de expresarlo.)
Hemos incluido a veces algún material que no es del libro cuando consideramos que era relevante, que
arrojaba alguna luz sobre el método de presentación o que nos permitía conocer al propio Seth. Como indican
las notas de Robert, Seth comenzó a dictar el apéndice tan pronto como terminó el libro. Curiosamente, no me
di cuenta de que había empezado a dictarlo y estuve varios días preguntándome quién iría a hacerse cargo de
él – y, si era Seth, cuándo iba a comenzarlo.
Y, finalmente, una última nota de interés sobre el mismo tema. Normalmente escribo tres borradores de
mi trabajo e, incluso así, a veces me quedo insatisfecha. Este libro ha sido escrito a partir del primer borrador.
Además Seth fue capaz de seguir más fielmente su esquema de trabajo de lo que lo hago yo, aunque a veces
se haya desviado un poco de él, de acuerdo con el derecho que asiste a todo autor.
A partir de aquí, Seth habla por sí mismo.

JANE ROBERTS
Elmira, Nueva York, 27 de septiembre de 1971

8
PRIMERA PARTE

1. NO TENGO CUERPO FÍSICO Y SIN EMBARGO ESTOY ESCRIBIENDO


ESTE LIBRO
SESIÓN 511, 21 DE ENERO DE 1970
21.10 MIÉRCOLES

(Al empezar estas notas debo mencionar que hay ciertos cambios notables en Jane, cuando canaliza a
Seth.)
(Normalmente Jane entra y sale rápidamente del estado de trance. Durante las sesiones, a excepción de
cortos instantes, mantiene los ojos abiertos, pero a veces están entreabiertos o abiertos normalmente, y otras,
desmesuradamente abiertos y más oscuros de lo habitual. Utiliza su mecedora Kennedy, aunque de vez en
cuando se levanta y se pasea por la habitación. Suele fumar cuando está en trance y bebe un poco de vino,
cerveza o café. Cuando su trance ha sido muy profundo, necesita unos minutos para «salir realmente», como
ella dice. Casi siempre tomamos un tentempié después de las sesiones, por muy tarde que sea.)
(Cuando está en trance, su voz puede ser coloquial en su tono, volumen y ritmo, pero con una amplia
variedad de tonos. Por lo general es más grave y fuerte que la «suya propia». De vez en cuando habla
bastante alto con su «voz de Seth», y ésta es más poderosa, con tonos claramente masculinos y una energía
evidente. Sin embargo, la mayoría de las sesiones son bastante tranquilas.)
(Seth habla con un acento difícil de definir. Algunos dicen que es ruso, otros irlandés, alemán, holandés,
italiano e incluso francés. Una vez Seth comentó, con gran sentido del humor, que su manera de hablar era
debido a su «pasado cosmopolita» adquirido a través de muchas vidas. Jane y yo pensamos que es
simplemente su acento personal y que las personas reaccionan a él de acuerdo a sus antecedentes étnicos y
emocionales.)
(Hay otros dos cambios que Jane manifiesta cuando está en trance. Uno es que sus gestos se vuelven
más desmañados. El otro es que hay un reajuste de sus músculos faciales que le produce cierta tirantez, creo
que debido al gran flujo de energía –o de consciencia– que recibe. A veces, cuando el efecto es muy intenso,
siento inmediatamente la presencia de Seth.)
(Creo que esos cambios de Jane durante las sesiones son debidos a su recepción creativa de una
entidad, una esencia, a la que llamamos Seth, y a su idea personal de cómo comportarse cuando está
representando al género masculino. Su transformación en Seth es original, y resulta muy interesante observarla
y participar en las sesiones. Sin tener en cuenta su condición, Seth es una presencia muy especial y amable.
Yo siento que oigo a otra personalidad y que dialogo con ella.)
(Antes de la sesión, Jane dijo sentirse bastante nerviosa; pensaba que Seth iba a empezar su propio libro
esa noche. Esa sensación de nerviosismo es bastante infrecuente en estas sesiones. Conseguí calmarla
diciéndole que no pensase en nada y dejase que el libro fluyera a su manera.)
Te deseo buenas noches, Joseph.
(–Buenas noches, Seth.)
Nuestro amigo Ruburt padece el típico miedo a salir a escena, y en cierto sentido es explicable; así que
seré indulgente con él.
De todas formas vamos a empezar el capítulo uno. (Sonrisa.) Si Ruburt quiere puede escribir la
introducción. (Pausa.)

9
CAPÍTULO UNO

Bien. Habéis oído hablar de los cazafantasmas. Se me podría llamar un escritor fantasma, aunque no
apruebo la palabra «fantasma». También es verdad que normalmente no se me suele ver en forma física.
Tampoco me gusta la palabra «espíritu»; pero, si vuestra definición del término representa la idea de una
personalidad sin cuerpo físico, tendré que aceptar que encajo en esa descripción.
Aunque me dirijo a un público invisible, sé que mis lectores existen. Del mismo modo, le pido a cada uno
de ellos que me conceda el mismo privilegio.
Escribo este libro a través de una mujer a la que aprecio mucho y a la que he cogido mucho cariño. A
algunos les resulta extraño que cuando me dirijo a ella le llame «Ruburt» y la trate de «él», pero sucede que la
he conocido en otros tiempos y lugares con nombres diversos. Unas veces ha sido hombre y otras mujer, y a la
identidad completa que ha vivido esas vidas separadas se la puede designar con el nombre de Ruburt.
Sin embargo, los nombres no son importantes. Yo me llamo Seth. Un nombre es simplemente una
designación, un símbolo;
Así que, si vosotros estáis obligados a llevar uno, yo lo haré también. Escribo este libro con la
colaboración de Ruburt, que habla en mi nombre. En esta vida se llama Jane, y Robert Butts, su marido, toma
notas de las palabras que Jane transmite. Yo lo llamo Joseph.
Mis lectores quizá supongan de sí mismos que son criaturas físicas, atadas a un cuerpo físico,
encarceladas en carne, hueso y piel. Si creéis que esta existencia depende de la imagen corporal, os
consideráis en peligro de extinción, ya que no hay forma física que dure y nadie, por muy bello que sea en su
juventud, retiene el mismo vigor y encanto en la edad madura. Si os identificáis con vuestra juventud, o vuestra
belleza, o vuestro intelecto y vuestros logros, entonces os torturaréis constantemente, al saber que estos
atributos pueden desvanecerse, y lo harán.
Escribo este libro para deciros que eso no sucede así. Esencialmente, no sois un ser más físico de lo que
pueda serlo yo, y yo he ocupado y abandonado más cuerpos de los que puedo contar. Una personalidad que
no existe no puede escribir un libro. Yo soy bastante independiente de la imagen física, y también lo sois
vosotros.
La consciencia crea la forma, y no al contrario; No todas las personalidades son físicas. Lo que sucede
es que estáis tan preocupados por las cuestiones de vuestra existencia diaria, que ello os impide daros cuenta
de que hay en vosotros una parte que conoce que su poder es superior a lo que demuestra su “yo” ordinario.
Todos habéis tenido otras existencias, y ese conocimiento existe dentro de vosotros aunque no seáis
conscientes de él. Espero que este libro ayude a despertar el “yo” intuitivo de mis lectores y que les permita
traer a la consciencia aquellas intuiciones que les sean útiles.
Empiezo este libro a finales de enero, según vuestro tiempo, en 1970. Ruburt es ahora una mujer de pelo
oscuro, delgada e inteligente, que en estos momentos está sentada en su mecedora, hablando en mi nombre.
(Larga pausa a las 21.35.) Mi consciencia está bien centrada dentro de Ruburt. La noche es fría. Ésta es
nuestra primera experiencia de escribir un libro completo en estado de trance, y en cierta manera Ruburt
estaba un poco nerviosa antes de comenzar la sesión. No es sólo cuestión de que esta mujer hable en mi
nombre: se necesita una serie de manipulaciones y ajustes psicológicos. Hemos establecido entre nosotros –es
decir, entre Ruburt y yo– lo que yo llamo un puente psicológico.
Cuando hablo a través de Ruburt no lo hago exactamente igual que si utilizase un teléfono. Hay una
especie de extensión psicológica, una proyección de caracteres por ambas partes, y es eso lo que uso para
establecer la comunicación. Más adelante explicaré cómo se crea y sostiene esta estructura psicológica, pues
es como una carretera que hay que mantener limpia de basuras. Para leer este libro, os sería de gran ayuda
que os preguntaseis a vosotros mismos quiénes sois en lugar de preguntaros quién soy yo, porque no podéis
entender quién soy a menos que podáis entender la naturaleza de la personalidad y las características de la
consciencia.
Si creéis firmemente que vuestra consciencia está encerrada en algún lugar de vuestro cráneo y es
incapaz de escaparse de ahí, si pensáis que vuestra consciencia termina en los límites de vuestro cuerpo,
quiere decir que os valoráis en poco y pensaréis que soy una ilusión. Pero yo no lo soy más de lo que podáis
serlo vosotros, y ésta podría ser una frase cargada de intención.
Con toda sinceridad (sonrisa) puedo decir esto a mis lectores: soy mucho más viejo que vosotros, al
menos por lo que se refiere a la edad tal como vosotros la concebís.
Si un escritor puede ser calificado como autoridad en función de su edad, en ese caso deberían darme
una medalla. Soy una esencia de energía de la personalidad que ya no está enfocada en la materia física. Y,
como tal, tengo consciencia de ciertas verdades que muchos de vosotros parecéis haber olvidado.
Espero poder recordároslas. Y no hablo tanto a esa parte vuestra que creéis que es vuestro ser, sino a
esa otra parte que no conocéis, la que de alguna manera habéis negado y tenéis un tanto olvidada. Es esa
parte vuestra la que está leyendo este libro, [incluso] mientras «vosotros» lo estáis leyendo.
Me dirijo a los que creen en Dios y también a los que no creen, a los que piensan que la ciencia será
capaz de encontrar todas las respuestas sobre la naturaleza de la realidad y a los que creen que no lo logrará.

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(23.00. Jane salió del trance con rapidez. Había mantenido un buen ritmo a lo largo de la sesión. Dijo que
estaba contenta de que Seth hubiera comenzado a trabajar en su libro. «Durante mucho tiempo –dijo–, cada
vez que pensaba que Seth quería empezar el libro, tenía miedo de dejarle que lo hiciera.»)
(Jane se preguntaba si debía leer el libro a medida que Seth lo producía. Os sorprenderá saber que Jane
no leyó el manuscrito hasta que estuvo terminado. Decidimos que no importaba si lo hacía o no, así que
finalmente decidió leer todo el material cuando yo terminara de mecanografiarlo.)

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SESIÓN 512, 27 DE ENERO DE 1970
21.02 MARTES

(La sesión programada normalmente para los lunes tuvo que posponerse para esta noche.)
(El ritmo de Jane era bastante lento y con muchas pausas. Algunas están indicadas en estas notas. Su
voz tenía un tono medio; frecuentemente tenía los ojos abiertos.)
Buenas noches.
(–Buenas noches, Seth.)
Bien. Volvamos a nuestro nuevo manuscrito. Como hemos mencionado a los animales, debo decir aquí
que ellos poseen un tipo de consciencia que no les permite tantas libertades como la vuestra; pero, por otro
lado, no se ven estorbados por ciertas características que a menudo dificultan a los humanos el ejercicio de
todo el potencial práctico de su consciencia.
La consciencia es una manera de percibir las distintas dimensiones de la realidad. La consciencia que
conocéis vosotros es muy especializada. Los sentidos físicos os permiten percibir el mundo tridimensional, pero
al mismo tiempo, debido a su propia naturaleza, pueden inhibir la percepción de otras dimensiones igualmente
válidas. Muchos de vosotros os identificáis con vuestro ser diario, físicamente orientado. Nunca se os ocurriría
identificaros sólo con una parte de vuestro cuerpo y hacer caso omiso de todas las otras; sin embargo, es eso
lo que hacéis (sonrisa) cuando creéis que vuestro ser egotista es el que lleva la carga de vuestra identidad.
Estoy diciendo que no sois una bolsa cósmica de carne y huesos que se mantiene unida a causa de la
mezcla de ciertos elementos y agentes químicos. Estoy diciendo que vuestra consciencia no es un producto
repentino formado por mero accidente debido a la interrelación de ciertos componentes químicos.
No sois un retoño abandonado de materia física, ni vuestra consciencia ha sido creada para
desvanecerse como una bocanada de humo. Al contrario, formáis el cuerpo físico que conocéis a un nivel
inconsciente muy profundo, haciendo uso de un gran discernimiento, una milagrosa claridad y un íntimo
conocimiento inconsciente de cada mínima célula que lo compone. Y todo esto no lo digo en sentido simbólico.
Dado que vuestra mente consciente, tal como la conocéis, no está despierta a estas actividades, no
lográis identificaros con esa otra porción interna de vuestro ser. Preferís identificaros con aquella otra parte
vuestra que mira la televisión, trabaja o cocina: la parte que vosotros creéis que sabe lo que está haciendo.
Pero esa porción vuestra, aparentemente inconsciente, es muchísimo más erudita, y la totalidad de vuestra
existencia física depende de su buen funcionamiento.
Esa porción es consciente; sabe y está alerta. Sois vosotros los que estáis tan concentrados en la
realidad física que no escucháis su voz, que no comprendéis que ella es esa gran fuerza psicológica de la que
emana vuestro ser físicamente orientado.
Yo llamo «ego interno» a esa aparente inconsciencia, pues dirige las actividades internas. Correlaciona
la información recibida, no a través de los sentidos físicos, sino a través de otros canales internos. Él es el
perceptor interno de la realidad que existe más allá de la tridimensional, y lleva consigo el recuerdo de cada
una de vuestras existencias pasadas. Puede ver las dimensiones subjetivas, que son prácticamente infinitas, y
es de esas dimensiones subjetivas de donde fluyen todas las realidades objetivas. (Larga pausa.)
A través de esos canales internos se os da toda la información necesaria, y existe además toda una serie
de increíbles actividades internas que suceden antes de que podáis tan siquiera mover un dedo, pestañear o
leer una frase en esta página. Esa porción de vuestra identidad es bastante clarividente y telepática de forma
innata; os avisa de los desastres antes de que ocurran, aunque no siempre aceptéis conscientemente el
mensaje. Y toda esa comunicación tiene lugar en menos tiempo del que se tarda en emitir una sola palabra.
(Suavemente:) Puedo hacer pausas de vez en cuando para que descanséis.
(–No. Estoy bien.)
El «ego externo» y el ego interno trabajan juntos, uno para ayudaros a manejar el mundo que conocéis,
el otro para traeros esas delicadas percepciones internas, sin las cuales no se podría mantener la existencia
física.
Sin embargo, hay una parte vuestra –la identidad interna, que conforma los egos externo e interno– que
tomó la decisión de que fueseis un ser físico en esta era y en este tiempo. Esa es la esencia de vuestra
identidad, la semilla psíquica de la cual brotasteis, la personalidad multidimensional de la que formáis parte.
Para aquellos que se pregunten dónde coloco yo el subconsciente, según lo describen los psicólogos,
diré que en cierta manera os lo podéis imaginar como un lugar de encuentro entre el ego interno y el externo.
Recordad que no hay divisiones reales en el ser; aún así, hablamos de sus distintas partes para aclarar la idea
básica.
Como nos dirigimos a individuos que se identifican con el «ser consciente normal», toco este tema en
este primer capítulo, ya que usaré esos términos más adelante en el libro; y también porque quiero hacer
constar lo antes posible el hecho de la personalidad multidimensional.
No podréis comprenderos a vosotros mismos ni aceptar mi existencia independiente, hasta que os
desembaracéis del concepto de que la personalidad es un atributo de la consciencia «aquí y ahora». Muchos
de los conceptos que expongo en este libro sobre la realidad física os pueden resultar sorprendentes, pero
debéis tener en cuenta que yo la veo desde un punto de vista totalmente diferente.
(Jane hacía frecuentes pausas al hablar como Seth. Tenía los ojos cerrados a menudo.) Vosotros estáis
ahora enfocados enteramente en esta realidad, preguntándoos quizá qué habrá fuera... si es que hay algo. Yo
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estoy fuera y he vuelto momentáneamente a una dimensión que conozco y que he amado. No obstante,
hablando en vuestros términos, no resido en ella y, aunque tengo «pasaporte» psíquico, debo enfrentarme a
ciertos problemas de traducción e inconvenientes en el acceso.
He oído decir que hay gente que ha vivido toda su vida en la ciudad de Nueva York y nunca ha visitado el
edificio del Empire State, mientras que hay muchos extranjeros que lo conocen muy bien. Así, aunque tengáis
una residencia física, yo os puedo hacer ver milagrosas estructuras psíquicas y psicológicas que existen dentro
de vuestro sistema de realidad y que vosotros desconocéis.
Con toda franqueza, espero hacer mucho más que eso. Confío en poder llevaros por un recorrido a
través de los niveles de realidad a los que tenéis acceso, y guiaros en un viaje a través de las dimensiones de
vuestra propia estructura psicológica, para mostraros áreas enteras de vuestra consciencia de las que habéis
permanecido relativamente bastante inconscientes. Por tanto, no sólo espero explicar los aspectos
multidimensionales de la personalidad, sino también que cada lector pueda llegar a vislumbrar la enorme
identidad a la que pertenece.
(Suavemente.) Podéis hacer un descanso.
(22.07. Jane salió del trance rápidamente y con facilidad. No tenía ni idea de si su ritmo había sido lento
o rápido, ni del paso del tiempo. Dijo tener la impresión de que el material de Seth estaba muy concentrado y
dirigido al lector, y que Seth estaba intentando hacernos llegar sus ideas lo más concisa y claramente posible.)
(Luego Jane añadió que había estado muy cansada antes de la sesión; la continuó en el mismo estado a
las 22.29.)
El ser que vosotros conocéis no es más que un fragmento de vuestra identidad total. Sin embargo, todos
los otros seres que la conforman no están enhebrados juntos como las cuentas de un collar. Se parece más a
las capas de una cebolla, o quizá a los gajos de una naranja, todos conectados por una misma vitalidad y
desarrollándose en distintas realidades aunque todos brotan de la misma fuente.
No pretendo comparar vuestra personalidad con una naranja o con una cebolla, pero quiero destacar
que, al igual que ellas crecen de dentro a fuera, lo mismo hace cada fragmento del ser completo. Lo que
vosotros observáis es el aspecto externo de un objeto. Vuestros sentidos físicos os permiten percibir su forma
externa, a la cual reaccionáis, pero en cierta manera también vuestros sentidos físicos os fuerzan a percibir la
realidad de esta manera, y la vitalidad interna de la materia y de la forma no son tan evidentes.
Os puedo decir, por ejemplo, que hay consciencia incluso en un caracol, pero pocos de mis lectores
serán capaces de tomarme lo suficientemente en serio para pararse en mitad de esta frase e ir a decirle
buenos días o buenas tardes al primer caracol que encuentren en un palo. No obstante, los átomos y
moléculas que forman parte del caracol poseen su propio tipo de consciencia. Los átomos que conforman las
páginas de este libro, son también conscientes a su nivel. No existe nada –ni roca, ni mineral, ni planta, animal
o aire– que no posea la consciencia propia a su especie. Por consiguiente, estáis permanentemente en medio
de una constante conmoción vital, en una Gestalt de energía consciente y, al mismo tiempo estáis compuestos
físicamente de células conscientes que llevan dentro el conocimiento de su identidad propia y que cooperan
voluntariamente en la formación de la estructura corporal que es vuestro cuerpo físico.
Quiero decir, por supuesto, que no existe nada a lo que pueda llamarse materia muerta. No existe un
sólo objeto que no haya sido formado a través de la consciencia; y cada consciencia, sea cual sea su grado de
evolución, es afortunada poseedora de la sensación y de la creatividad. No podréis entender lo que sois, a
menos que comprendáis estos conceptos.
Sólo por conveniencia os cerráis a las múltiples comunicaciones internas que conectan la más mínima
parte de vuestro cuerpo; pero, aún como criaturas físicas, sois hasta cierto punto porciones de otras
consciencias. El ser no tiene límites: su potencial es ilimitado. (Pausa.) Sin embargo, vuestra ignorancia os
lleva a adoptar limitaciones artificiales. Por ejemplo, podéis identificaros solamente con vuestro ego externo y
así disociaros de las capacidades que os son inherentes. Podéis negarlas, pero no podéis cambiar el hecho de
que existen. La realidad es multidimensional, aunque muchas personas escondan la cabeza, figurativamente
hablando, en las arenas de la existencia tridimensional y crean que no existe nada más.
(En tono festivo:) Con este libro pretendo sacar algunas cabezas de la arena. Podéis terminar la sesión o
hacer una pausa.
(–Haremos una pausa.– La pausa duró de 22.59 a 23.10.)
Bien. Pronto terminaremos el capítulo uno. Ya queda poco. (Divertido.) Esto no es para el libro.
No quiero subestimar el ego externo: sois vosotros los que lo habéis sobreestimado. Tampoco habéis
reconocido su verdadera naturaleza.
Tenemos más que decir sobre este punto, pero esto es suficiente por ahora, para que os deis cuenta de
que vuestro sentido de la continuidad y de la identidad no depende de vuestro ego.
Por ahora, en ciertos momentos usaré el término «camuflaje» referido al mundo físico con el que se
relaciona el ego externo, ya que la forma física es uno de los camuflajes que adopta la realidad. El camuflaje es
real, pero detrás de él hay una realidad mucho mayor: la vitalidad que le da forma. Vuestros sentidos físicos os
permiten percibir ese camuflaje, pues están adaptados a él de una manera sumamente especializada. Pero
para poder sentir la realidad que esconde la forma, se requiere una clase diferente de atención y ciertas
manipulaciones más delicadas de las que permiten los sentidos físicos.

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lo que podríamos llamar mi entrenamiento básico; aunque mis compañeros y yo teníamos otros nombres para
ellas.
Podéis tomaros un descanso.
(21.52. Jane salió casi inmediatamente del trance. «Me siento igual que los de ese programa de
televisión», dijo, refiriéndose a un programa de ciencia ficción que habíamos visto esa tarde. Trató de explicar
una imagen que había recibido justo antes de que Seth empezase a transmitir, a la vez que decía que no era
fácil explicarla con palabras. Vi... un campo que contenía algo parecido a estrellas. Nosotros proyectamos una
idea hacia ese campo y luego éste parecía explotar aunque realmente la idea está justo aquí», dijo haciendo un
gesto hacia sus manos, bajo su mandíbula.)
(Durante la pausa Jane recibió un mensaje de Seth corto, pero claro: debíamos cambiar nuestra cama
para que el cabezal estuviese de nuevo en dirección norte, en lugar de oeste como estaba ahora.)
(Continuamos con ritmo lento a las 22.02.)
La entidad o alma tiene una naturaleza mucho más creativa y complicada de lo que incluso las religiones
han supuesto.
Utiliza innumerables métodos de percepción, y tiene bajo su mando muchas otras clases de consciencia.
Vuestra idea del alma está realmente limitada por vuestros conceptos tridimensionales.
El alma puede cambiar el enfoque de la consciencia, y utiliza la consciencia al igual que vosotros utilizáis
los ojos de la cabeza. Ahora en mi nivel de existencia, y por muy raro que pueda parecer, sencillamente soy
consciente de que yo no soy mi consciencia. Mi consciencia es sólo un atributo que puedo usar. Eso se aplica
a todos los lectores de este libro, aunque ese conocimiento permanezca escondido. El alma o entidad es
mucho más que una consciencia.
Por tanto, cuando entro en vuestro entorno, enfoco mi consciencia en vuestra dirección. De alguna
manera traduzco lo que soy en un acontecimiento que vosotros podáis entender hasta cierto punto. De una
manera mucho más limitada, un artista hace lo mismo cuando trata de expresar lo que es, o una parte de lo
que es, en un cuadro. He aquí, al menos, una analogía sugestiva.
Cuando entro en vuestro sistema me introduzco en la realidad tridimensional, y vosotros debéis
interpretar lo que pasa a la luz de vuestras creencias fundamentales. Ahora bien: pese a que no os deis cuenta,
todos vosotros entráis en otros sistemas de realidad en estado de sueño, aunque sin la total participación de
vuestro ser consciente normal. En vuestras experiencias subjetivas dejáis atrás la existencia física y actuáis
con un propósito claro y validez creativa, en sueños que olvidáis en el momento de despertar.
Cuando reflexionáis en el propósito de vuestra existencia, lo hacéis con respecto a vuestra vida diaria de
vigilia; pero también cumplís vuestro propósito en esas otras dimensiones del sueño. Estáis entonces en
comunicación con otras porciones de vuestra identidad, y el trabajo y esfuerzo realizados en ellas son tan
válidos como los que hacéis en vuestra vida de vigilia.
(22.17.) Por tanto, cuando entro en contacto con vuestra realidad, es como si estuviese entrando en
vuestros sueños. Yo puedo ser consciente de mi ser mientras dicto este libro a través de Jane Roberts, y ser
también consciente de mí en mi propio entorno; esto es así porque sólo proyecto aquí una parte de mi ser, así
como quizá vosotros proyectáis sólo una parte de vuestra consciencia cuando estáis escribiendo una carta a un
amigo y seguís conscientes de la habitación en la que estáis. Yo proyecto mucho más de lo que lo hacéis
vosotros en una carta, ya que una parte de mi consciencia permanece ahora dentro de la mujer en trance a la
que dicto, pero la analogía se aproxima bastante.
Mi entorno, como dije antes, no sería el que corresponde a una personalidad que acaba de morir, pero
más tarde os describiré lo que podéis esperar en esas circunstancias. Una gran diferencia entre vuestro
entorno y el mío es que vosotros estáis obligados a materializar físicamente vuestros actos mentales como
materia física. Nosotros entendemos la realidad de los actos mentales y reconocemos su genial validez; los
aceptamos tal como son y, consecuentemente, no necesitamos materializarlos e interpretarlos de una manera
tan rígida.
Vuestro planeta Tierra me ha sido muy querido. Ahora puedo enfocar mi consciencia hacia ella y, si así lo
decido, experimentarla de igual modo que vosotros; pero también puedo percibirla de muchas otras maneras
que vosotros no podéis en vuestro tiempo.
Ahora algunos de los que estáis leyendo captaréis enseguida intuitivamente lo que digo, porque ya
habréis comprendido que veis vuestra experiencia a través de unas lentes figuradas que distorsionan la visión.
Recordad también que, si la realidad física es en un amplio sentido una ilusión, es una ilusión causada por una
realidad aún mayor. Esa ilusión tiene en sí misma un propósito y un significado.
Podéis descansar ahora.
(22.31. Jane salió rápidamente del trance otra vez, pero no pudo recordar nada del material.)
(Aunque no esperaba una contestación esa misma noche, hice una pregunta que pensé que Jane
consideraría, en caso de que fuese ella la que iba a escribir la introducción del libro: ¿Podría ella transmitir la
totalidad del libro de Seth, por ejemplo, en un mes de sesiones diarias, o era necesaria cierta cantidad de
experiencias y vivencias diarias en un período de meses, quizá, a fin de estar preparada para servir como
canal?)

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(Continuamos al mismo ritmo lento a las 22.45.)
Quizá sería mejor decir que la realidad física es una forma que toma la realidad. Sin embargo, en vuestro
sistema estáis intensamente enfocados en un aspecto relativamente pequeño de la experiencia.
Nosotros podemos viajar libremente a través de muchas de esas realidades, y en este momento, nuestra
experiencia incluye nuestro trabajo en cada una de ellas. No pretendo con esto minimizar la importancia de
vuestra personalidad actual, ni de la existencia física: todo lo contrario.
La experiencia tridimensional es un valiosísimo lugar de entrenamiento. La personalidad que conocéis
ahora perseverará sin duda, y también sus recuerdos, pero sólo es una parte de vuestra entidad total, al igual
que vuestra infancia de esta vida es una parte importante de vuestra personalidad actual, aunque ahora seáis
mucho más que un niño.
Seguiréis creciendo y desarrollándoos y llegaréis a ser conscientes de otros entornos, incluso si habéis
dejado ya la casa de vuestra infancia. Pero los entornos no son cosas objetivas, conglomeraciones de objetos
que existen independientemente de vosotros. Por el contrario, sois vosotros los que los formáis y son
literalmente extensión vuestra, actos mentales materializados que se expanden de vuestra consciencia.
Os voy a decir exactamente cómo formáis vuestro entorno. Yo formo el mío siguiendo las mismas reglas,
aunque el vuestro se compone de objetos físicos y el mío no.
Bien. Continuaré con este punto en la próxima sesión.
(–Muy bien.)
(Pausa a las 22.56.) En relación con tu pregunta, el libro podría escribirse tanto en noches consecutivas
como con nuestro método actual. Aunque dejo cierto margen a la espontaneidad y a la sorpresa, de manera
que podamos usar cualquier cosa de vuestra experiencia como ejemplo, o como tema sobre el qué entablar
una discusión que en cualquier caso yo ya tenía programada.
Meramente sugiero que Ruburt pruebe durante una semana el cambio de la cama y luego veremos lo
que piensa al respecto.
(–De acuerdo. –Nuestro dormitorio es pequeño y resulta difícil orientar la cama norte–sur; además, en
ese caso Jane no podría mirar a través de la única ventana que tiene. Nunca llegamos a orientar la cama de la
manera sugerida por Seth.)
Mis más cariñosos deseos para ambos, y os deseo una buena noche.
(–Buenas noches, Seth. Gracias.)
(23.00. «Siento cosas raras –dijo Jane cuando salió del trance–. Siento como si no hubiese pasado
mucho tiempo desde que Seth comenzó el libro. Pero subjetivamente creo que hasta el momento hay una gran
cantidad de información; que de alguna manera estoy transmitiendo una cantidad acumulada, o una riqueza, de
experiencia. Puede ser que esté buscando una expresión disparatada como "riqueza concentrada"...»)
(Jane utilizó entonces la analogía de una biblioteca, sin sugerir con ello que estuviese recibiendo todos
esos datos «de una biblioteca perdida en algún lugar».)

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SESIÓN 520, 25 DE MARZO DE 1970
21.09 MIÉRCOLES

(Según creíamos) Seth iba a continuar el dictado del capítulo tres. Unos minutos antes de que empezase
la sesión. Jane me dijo que tenía una «vislumbre» de Seth: dos o tres frases. «Normalmente –dijo– me instalo y
espero a que empiece la sesión. Pero sigo sin poder explicar cómo lo hago.»)
Buenas noches.
(–Buenas noches, Seth.)
Volvamos a nuestro libro.
(Con pausas.) Finalmente vuestros científicos están descubriendo lo que los filósofos han sabido desde
hace siglos: que la mente puede influir sobre la materia. Aún tienen que descubrir el hecho de que la mente
crea y forma la materia.
Ahora vuestro entorno más próximo, físicamente hablando, es vuestro cuerpo. No es una especie de
maniquí en el que estéis apresados, o algo que exista aparte de vosotros como si fuera una carcasa. Vuestro
cuerpo no es bello o feo, saludable o deforme, rápido o lento, porque ése sea el cuerpo que se os dio
indiscriminadamente al nacer: vuestra forma física, vuestro entorno corpóreo personal, es la materialización
física de vuestros pensamientos, emociones e interpretaciones.
Literalmente, el «ser interno» forma el cuerpo transformando mágicamente pensamientos y emociones
en su homólogo físico. Vosotros hacéis crecer vuestro cuerpo, de tal modo que su condición refleja en todo
momento vuestro estado subjetivo. Usando átomos y moléculas, construís vuestro cuerpo, y con estos
elementos básicos configuráis una forma que llamáis propia.
Intuitivamente sois conscientes de que configuráis vuestra propia imagen y de que sois independientes
de ella. No os dais cuenta de que creáis vuestro entorno más amplio y el mundo físico que conocéis,
impulsando a la materia vuestros pensamientos y emociones: un progreso en la vida tridimensional. Por tanto,
el ser interno, individualmente y en masa, envía fuera su energía psíquica y crea tentáculos que se incorporan
a la forma.
(21.23.) Cada emoción y pensamiento tiene su realidad electromagnética propia, completamente única, y
está totalmente equipada para combinarse con otras, de acuerdo con los distintos grados de intensidad que
podáis darle. Por así decirlo, los objetos tridimensionales se forman de modo semejante a como se forman las
imágenes que veis en vuestras pantallas de televisión, pero con grandes diferencias. Y, si no estáis
sintonizados en esa frecuencia particular, no podéis en manera alguna percibir los objetos físicos.
(Jane–Seth se inclinó hacia adelante mientras hablaba, para enfatizar sus palabras. Su transmisión era
algo distinta esa noche. Pensé que reaccionaba al entorno. Había ruido abajo y sobre nosotros. Jane transmitía
una frase, luego hacía una pausa más larga de lo habitual, y su ritmo era más lento que de costumbre.)
Actuáis todos como transformadores y, de manera inconsciente y automática, transformáis unidades
electromagnéticas altamente especializadas en objetos físicos. Estáis en medio de un «sistema de materia
concentrada» rodeados, por así decirlo, de unas áreas más débiles en las que persiste lo que vosotros
llamaríais «pseudomateria». Todo pensamiento y emoción existe espontáneamente como una unidad
electromagnética simple o compleja, no percibida aún por vuestros científicos.
(21.27.) La intensidad determina tanto la fuerza como la permanencia de la imagen física en la que el
pensamiento o emoción serán materializados. Explico esto en profundidad en mi propio material. Aquí sólo
quiero que entendáis que el mundo que conocéis es un reflejo de la realidad interna.
Básicamente estáis hechos de los mismos ingredientes que una silla, una piedra, el cogollo de una
lechuga o un pájaro. Todas las consciencias se unen en una labor cooperativa gigantesca, para crear las
formas que percibís. Dado que nosotros conocemos eso, podemos cambiar nuestro entorno y nuestra forma
física a nuestro antojo y sin confusión alguna, ya que percibimos la realidad que subsiste en ella.
También sabemos que la permanencia de la forma es una ilusión, ya que toda consciencia debe estar en
estado permanente de cambio. Nosotros podemos –hablando en vuestros términos– estar en distintos lugares
a la vez, pues somos conscientes de la verdadera movilidad de la consciencia. Ahora bien: siempre que
pensáis emocionalmente en una persona, enviáis fuera de vosotros un homólogo vuestro, con una intensidad
inferior a la de la materia, pero con forma definida. Esta forma que vuestra consciencia proyecta hacia afuera
escapa totalmente a la atención del ego. Cuando yo pienso emocionalmente en otra persona, sucede lo mismo,
pero envío una parte de mi consciencia dentro de la imagen y puedo comunicarme a través de ella. Podéis
tomaros un descanso.
(21.37. Jane salió rápidamente del trance. Los ruidos continuaban en la casa. Le habían molestado
durante la transmisión y habían interferido en mis notas. A pesar de todo, quedó sorprendida de que hubiese
pasado casi media hora.)
(A las 21.56, cuando estaba esperando para volver a entrar en trance. Jane dijo: «No sé si es porque
esta noche estoy cansada o porque los ruidos pueden conmigo, pero me está costando empezar de nuevo...»
Continuamos a las 21.58.)
Los entornos son primordialmente creaciones mentales de la consciencia empujadas a distintas formas.
Yo tengo un despacho del siglo XIV, que es mi preferido y en el que hallo gran complacencia. No existe en
vuestros términos físicos, y sé muy bien que es una producción mental mía. A pesar de todo me gusta mucho,
y a veces tomo forma física para sentarme en el escritorio y mirar el paisaje por la ventana.
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