Cambio Climatico
Cambio Climatico
Cambio Climatico
EL CAMBIO CLIMÁTICO
Pero no fue hasta hace dos siglos que el ser humano comenzó a tener un impacto
notable en el clima. Con la revolución industrial, iniciada en la segunda mitad del siglo
XVIII, las emisiones de CO2, principal gas de efecto invernadero, empezaron a crecer
debido a las grandes cantidades de combustibles fósiles extraídos de la naturaleza y
utilizados para producir energía.
Desde entonces, la cantidad de emisiones no ha hecho más que crecer y, por pri- mera
vez, se está produciendo (o al menos, acelerando) un calentamiento global por la acción
del hombre. Tal es el punto al que se ha llegado, que la comunidad científica ya afirma
que las temperaturas seguirán subiendo en las próximas décadas y que las conse-
cuencias serán cada vez más visibles.
Concentración de dióxido de carbono en el Observatorio
de Mauna Loa
02/05/2018:
Miles de años
atrás
De esta manera, por ejemplo, las corrientes polares son capaces de descender en
latitud hasta zonas anteriormente libres de su efecto (como el sur de Europa e incluso el
norte de África) y las corrientes subtropicales también ascienden hacia latitudes tradicio-
nalmente frías (como el centro de Europa y los países nórdicos).
Desde hace años hemos estado emitiendo una gran cantidad de gases de efecto
invernadero que se van acumulando en la atmósfera, procedentes, principalmente, de
la industria, los transportes y nuestro consumo energético. Los principales GEI son
seis: dióxido de carbono (CO2, el más abundante), metano (CH4), óxido nitroso (N2O),
hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
La mitad de estos gases tienen un origen natural, aunque su producción se ha visto
incrementada por la actividad humana, mientras que la otra mitad, agrupados dentro de
los gases fluorados, son originados en la industria. El origen de cada uno de ellos es el
siguiente:
Hasta el momento, se han realizado cinco Informes de Evaluación del IPCC, siendo
el último de 2014, y acordado dos años después que para 2022 esté disponible el sexto.
En este sentido, y frente a la opinión de ciertos sectores negacionistas del cambio climáti-
co, es importante mencionar una de las conclusiones a las que llegó el Cuarto Informe
de Evaluación (AR4) del IPCC, redactado en 2007, respecto a las evidencias del cambio
climático: “El calentamiento del sistema climático es inequívoco, tal y como eviden-
cian los incrementos observados en la temperatura del aire y los océanos, el derretimien-
to de nieve y hielo en cada vez más zonas del planeta y el aumento del promedio mundial
del nivel del mar”. Esta conclusión, que supone una de las más importantes a las que se
llegaron, mostró al cambio climático como una y la necesidad de tomar medidas cuanto
antes se hizo más fuerte que nunca.
Las Conferencias de las Partes (COP) son reuniones de los países que integran
la CMNUCC para evaluar el impacto de las medidas acordadas para disminuir las
emisiones de GEI. Una de sus funciones esenciales es analizar los informes de emisiones
enviados por los países (las partes), tras lo cual evalúan los efectos de las medidas que
se han estado tomando y el progreso realizado. Asimismo, los informes de evaluación del
IPCC les sirven como herramienta en la que basarse a la hora de tomar decisiones y hacer
un seguimiento al cumplimiento de los objetivos de la CMNUCC.
La primera COP (COP-1) tuvo lugar en el año 1995 en Berlín y desde entonces se
celebran cada dos años en un país diferente, habiendo sido la última de ellas en 2017 en
la también ciudad alemana de Bonn (COP-23)
Protocolo de Kioto
Para ello, los países se comprometen a tomar decisiones que ayuden a mitigar los
efectos del cambio climático. Entre ellas se encuentran, según queda establecido en el
Artículo 2 del Protocolo, las siguientes:
CONSECUENCIAS FÍSICAS
El cambio climático lleva consigo una serie de efectos que, en mayor o menor medi-
da, tienen un impacto directo sobre nuestras vidas. Los principales son:
• Inundaciones:
Debido a precipitaciones torrenciales como resultado del calentamiento global y
una mayor evaporación de océanos y mares.
• Escasez de alimentos:
La sequía, los cambios en el clima en zonas dependientes de la agricultura y ga-
nadería y el calentamiento de los océanos afectan a la producción agrícola, ganadera y
pesquera.
Es necesario puntualizar que los impactos del cambio climático se multiplican cuando se
trata de zonas pobres del planeta. Muchos de los países menos contaminantes son,
precisamente, los que más riesgo sufren frente al cambio climático. Como con-
secuencia de ello se ha producido un incremento del número de “refugiados
climáticos”, es decir, personas que se tienen que desplazar de un país a otro debido a
factores ambientales. En la actualidad se calcula que hay más de 1.000 millones de personas
que residen en zonas extremadamente vulnerables de verse afectadas por fenómenos me-
teorológicos extremos.
Por este motivo, es de una importancia crucial que los países desarrollados, mayores
emisores de gases de efecto invernadero, sean los primeros en tomar conciencia de la
situación.
• Calor extremo:
Incrementa las muertes por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre
todo entre las personas de edad avanzada; aumenta los niveles de polen y otros alérgenos;
y puede provocar asma, dolencia que afecta a unos 300 millones de personas en el mundo.
Existen dos líneas de actuación diferenciadas para combatir el cambio climático, basadas en
mitigar el riesgo y en adaptarse a sus consecuencias. No obstante, lo ideal es coordinar
acciones de ambos tipos. De este modo, una reducción de las emisiones de gases en las
próximas décadas puede aminorar los riesgos futuros y facilitar nuestra adaptación a las
consecuencias del cambio climático, contribuyendo así a un desarrollo sostenible.
Además, dado que es un problema que afecta a todo el planeta, es necesaria una actuación
global que esté basada en la cooperación internacional. En este sentido, las políticas locales
de mitigación y adaptación se tornan poco efectivas si estas no tienen en cuenta el impacto global
y no están basadas en un enfoque colaborativo. En resumen, el cambio climático ha de verse
como un problema global al que hay que enfrentarse mediante acciones locales: Piensa
globalmente, actúa localmente.
Estas acciones tienen la finalidad de paliar los efectos del cambio climático, es decir, preparar
a las ciudades con antelación, de forma que su incidencia no sea tan severa sobre los
ciudadanos.
Entre las acciones encaminadas a una adaptación a los cambios venideros, se podrían citar:
• Incremento de áreas con sombras en el entorno urbano y periurbano.
• Fomentar la vegetación en zonas urbanas.
• Adaptar nuestros edificios mediante la utilización de protecciones solares que
pueden ser de origen vegetal (fachadas y cubiertas verdes).
• Incrementar las zonas de drenaje que compensen la impermeabilización del
suelo producida por el asfalto.
• Recogida separada de pluviales para evitar escorrentías y fomentar su
aprovechamiento.
• Reforestar bosques que actúan como sumideros de carbono y reducen el
efecto de isla térmica urbana.
• Protección de las infraestructuras mediante soluciones basadas en la
naturaleza.
• Reforzar la respuesta a emergencias.