Por Falta de Palabras
Por Falta de Palabras
Por Falta de Palabras
Ahora la distancia entre nosotros ha disminuido a quince yardas. Cmo puedo abordarla? Qu debera decir? Buenos das seorita. Cree usted que podra concederme media hora para una pequea conversacin? Ridculo. Suena como a un vendedor de seguros. Disculpe, sabe usted si hay alguna lavandera de turno en el vecindario? No, esto tambin es ridculo. No estoy llevando nada para lavar, para empezar. Quien se creera un cuento como ese? Tal vez la simple verdad lo logre: Buenos das. Eres la chica 100% perfecta para m. No. Ella no lo creera. O aunque lo hiciera, ella podra no querer hablar conmigo. --"Disculpa"--, ella podra decir, --"yo puedo ser la chica 100% perfecta para ti, pero t no eres el chico 100% para m"--. Podra pasar. Y de encontrarme en esa situacin, probablemente me derrumbara. Nunca me recuperara del golpe. Tengo treinta y dos, y de esto se trata el hacerse viejo. Pasamos frente a una florera. Una pequea, clida masa de aire toca mi piel. El asfalto est hmedo y a m llega el aroma de las rosas. No puedo decidirme a hablarle. Ella lleva un suter blanco, y en su mano derecha lleva un delicado sobre blanco, con solo una estampilla. Entonces: ella le ha escrito una carta a alguien, tal vez se pas toda la noche escribiendo, a juzgar por el cansancio en su mirada. El sobre podra contener todos y cada uno de los secretos que alguna vez guard. Doy unos cuantos pasos ms y me doy vuelta: Ella se ha perdido en la muchedumbre. Ahora claro, ya s exactamente lo que debera haberle dicho. Podra haber sido un largo discurso, aunque, an ms largo para m el expresarlo adecuadamente. Las ideas que se me ocurren nunca son muy prcticas. O, bien: habra comenzado con un "Haba una vez" y terminado con un "Una historia triste, no crees?" Haba una vez un chico y una chica. El chico tena dieciocho y la chica diecisis. l no era precisamente apuesto, y ella no era especialmente hermosa. Ellos eran solamente un chico solitario ordinario y una ordinaria chica solitaria, como todos los dems. Pero ellos crean con todo el corazn que en algn lugar del mundo viva el chico 100% perfecto y la chica 100% perfecta para ellos. Si, ellos crean en un milagro. Y ese milagro realmente sucedi. Un da los dos se llegaron a encontrar en la esquina de una calle. "Esto es asombroso," dijo l. "Te he estado buscando toda mi vida. Puede que no creas esto, pero t eres la chica 100% perfecta para m."
"Y t," le dijo ella, "eres el chico 100% perfecto para m, exactamente como te haba imaginado en cada detalle. Es como un sueo." Se sentaron en la banca de un parque, se tomaron de las manos, y se contaron sus historias hora tras hora. Ya no estaban solos. Haban encontrado y haban sido encontrados por su otro 100% perfecto. Que maravilloso es, encontrar y ser encontrado por tu otro 100% perfecto. Es un milagro, un milagro csmico. Mientras se sentaban y hablaban, sin embargo, una pequea, pequesima astilla de duda se incrustaba en sus corazones: estaba realmente bien que los sueos de uno se hagan realidad tan fcilmente? Y entonces, cuando hubo un momento de pausa en su conversacin, el chico le dijo a la chica, Probmonos, solo una vez. Si realmente somos los amantes 100% perfectos uno del otro, entonces alguna vez, en algn lugar, sin duda nos volveremos a encontrar. Y cuando eso pase, y sepamos que somos 100% perfectos el uno para el otro, nos casaremos ah mismo. Qu te parece? "S," dijo ella, "Eso es exactamente lo que debemos hacer." Y as partieron, ella al este, y l al oeste. Sin embargo, la prueba a la que accedieron era completamente innecesaria. Nunca debieron tomarla, porque eran realmente los amantes 100% perfectos uno del otro, y haba sido un milagro el que se hayan llegado a encontrar. Pero era imposible para ellos saber esto, jvenes como eran. Las fras, indiferentes olas del destino procedieron a sacudirlos sin misericordia. Un invierno, ambos, el chico y la chica cayeron vctimas de la terrible gripe de la temporada, y despus de haber estado debatindose entre la vida y la muerte durante semanas, perdieron la memoria de sus aos anteriores. Cuando se recuperaron, sus cabezas estaban tan vacas como la alcanca del joven D. H. Lawrence. Ellos eran sin embargo, dos brillantes y decididos jvenes, y gracias a sus continuos esfuerzos fueron capaces de obtener nuevamente el conocimiento y los sentimientos que los calificaron para volver como personas de bien a la sociedad. Gracias al cielo, se convirtieron verdaderamente en ciudadanos comunes que saban cmo pasar de una lnea de subterrneo a otra, que eran completamente capaces de enviar una carta por correo especial en la oficina postal. De hecho, llegaron a experimentar nuevamente el amor, a veces tanto como un 75% o hasta un amor al 85%. El tiempo pas con una rapidez pasmosa, y pronto el chico tena 32, la chica 30. Una hermosa maana de abril, en busca de una taza de caf para empezar el da, el chico estaba caminando de oeste a este, mientras que la chica, con la intencin de enviar una carta por correo especial, iba caminando de este a oeste, pero por la misma estrecha calle en el vecindario de Harajuku en Tokio. Ellos pasaron uno junto al otro en el mismo centro de la calle. El destello mas dbil de sus recuerdos perdidos brill tenue por un instante en sus corazones. Cada uno sinti un estruendo en su pecho. Y ellos lo supieron: Ella es la chica 100% perfecta para m. l es el chico 100% perfecto para m.
Pero la luz de sus recuerdos era ya muy dbil, y sus pensamientos ya no tenan la claridad de hace catorce aos. Sin una palabra, pasaron uno junto al otro, desapareciendo entre la muchedumbre. Para siempre. Una historia triste no crees?.