Trabajo Monografico (Unefa)
Trabajo Monografico (Unefa)
Trabajo Monografico (Unefa)
Si el niño está o no bien alimentado durante los primeros años de vida, puede
tener un efecto profundo en su salud, así como en su habilidad para aprender,
comunicarse, pensar analíticamente, socializar efectivamente y adaptarse a
nuevos ambientes y personas. Una buena nutrición es la primera línea de defensa
contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los niños
de por vida. "Cuando no hay suficiente comida, el cuerpo tiene que tomar una
decisión sobre cómo invertir la cantidad limitada de sustancias alimenticias
disponibles. Primero está la supervivencia, luego el crecimiento. En cuanto a la
nutrición, el cuerpo parece que está obligado a clasificar el aprendizaje en último
lugar. Es mejor ser estúpido y estar vivo a ser inteligente y estar muerto" (Sagan y
Druyan).
Cuando se habla del problema del hambre, lo importante son las consecuencias
del hambre, es decir, la desnutrición. Sin embargo, el hambre no es la única causa
de desnutrición, ya que la misma puede ocurrir en personas que tienen suficientes
recursos económicos para acceder a alimentos.
Causas individuales de la desnutrición
Desnutrición
Los vómitos provocados impiden al cuerpo absorber los nutrientes necesarios.
La desnutrición puede surgir cuando una persona no consume suficientes
nutrientes en sus comidas, o bien cuando no puede absorberlos. Las causas
pueden ser:
Síntomas de la desnutrición
Desnutrición
La desnutrición en los bebés les provoca períodos de llanto e inactividad
alternados.
Adultos:
Considerable pérdida de peso
Disminución de la masa corporal (índice de masa corporal por debajo de 17)
Debilidad muscular
Cansancio generalizado
Mayor vulnerabilidad a enfermedades de contagio
Aumento de la irritabilidad
Niños:
Retraso en el crecimiento (peso y talla)
Irritabilidad
Bebés:
Alternan períodos de llanto e inactividad
Problemas de aprendizaje
Atención dispersa
Resequedad y descamación de la piel
Vientre hinchado
Desnutrición infantil
En niños, la desnutrición tiene efectos más graves que en adultos, ya que puede
afectar el organismo de forma permanente, por impedir el correcto desarrollo del
cuerpo y del intelecto. La desnutrición crónica en niños causa retraso mental.
Dos enfermedades son causadas en niños exclusivamente por la desnutrición:
Fuente: https://humanidades.com/desnutricion/#ixzz82RZEDpOk
Resumen
En América Latina y el Caribe la mayoría de los países con
subalimentación (2011-2017), desaceleraron sus economías y,
profundizaron la crisis alimentaria y los conflictos sociales. Venezuela
vive un empobrecimiento masivo e inseguridad alimentaria que motiva la
migración a otros países. Para conocer la situación actual de la
seguridad alimentaria (SA) y la malnutrición, se estudiaron los principales
determinantes, mediante el análisis de informes técnicos de acceso
público en el último quinquenio. Se encontró que las dimensiones de la
SA están severamente comprometidas: el acceso, la disponibilidad, la
bioutilización y la estabilidad de las anteriores. Las preferencias
alimentarias están afectadas por la distorsión entre precios e ingresos
reales. El patrón de consumo de alimentos ha cambiado, resultando
insuficiente en cantidad y calidad, sin variedad, basado en arroz, maíz,
pasta, granos y aceite; carente en proteínas animales, vitaminas A, B y
C, y minerales (hierro, ácido fólico zinc y calcio). El efecto directo es el
incremento de la malnutrición y del hambre oculta, en los más
vulnerables. La desnutrición crónica, principal problema nutricional, se
solapa con el déficit calórico-proteico y las deficiencias de nutrientes. El
programa de nutrición comunitaria y el Proyecto de emergencia social
(2017-2018) reportaron severidad del retraso de crecimiento en talla
(moderado y severo) y desnutrición aguda que afectaron principalmente
a los niños menores de dos años, de las zonas de menores recursos
rurales o periurbanas. Los tres determinantes inmediatos del estado
nutricional del niño: seguridad alimentaria, atención adecuada y salud,
están fuertemente afectados por la pobreza. An Venez Nutr 2018; 31(2):
66-77.
Original Article
Introducción
En América Latina y el Caribe, según indican organismos internacionales,
el hambre recientemente ha presentado un incremento lento y
progresivo, aun cuando todavía se sitúa por debajo del 7%, en muchos
países de ingresos medianos donde la economía se ha ralentizado o
contraído, entre los que se encuentra Venezuela. Igualmente, la mayoría
de los países (65 de 77) que experimentaron un aumento de la
subalimentación entre 2011 y 2017 padecieron de forma simultánea
episodios de desaceleración o de debilitamiento de la economía,
adicionalmente estos países tienen economías muy dependientes de
productos básicos primarios para la exportación o la importación (1).
Seguridad alimentaria
La inseguridad alimentaria en Venezuela desempeña un papel
importante como factor determinante de la malnutrición que afecta a la
población. Las características son particulares, en cuanto a una
distribución desigual geográfica, social, económica y del grado de
severidad, moderado o severo. En ambas circunstancias la capacidad de
las personas para obtener alimentos y mantener, la calidad y la cantidad
de la dieta que consume está muy limitada, se alteran los hábitos
alimentarios normales y omiten comidas debido a la falta de dinero u
otros recursos. Cuando la inseguridad es grave, ya las personas no
tienen alimentos, han pasado varios días sin comer, lo cual pone en
peligro su salud y bienestar. Esta situación genera el incremento de la
malnutrición en todas sus formas y del hambre oculta en la población
más vulnerable, niños, mujeres embarazadas y adultos mayores, siendo
su impacto mayor en los más pobres. La inseguridad alimentaria,
también, cercena, una adultez y vejez saludable, por su relación con el
incremento de la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares,
que limitan el bienestar del individuo y de la sociedad (3), lo cual
seguramente tendrá su antecedente en el compromiso temprano que
puede afectar incluso al inicio del curso de la vida la salud reproductiva
de la mujer y de los menores de 2 años, es decir los primeros mil días de
vida.
En cuanto a los alimentos que adquieren los hogares, entre 2014 y 2017
ENCOVI (10, 14) reporta que continua la tendencia regresiva en la
compra semanal de alimentos, que se concentra en: 31,3% cereales
(arroz, harina de maíz, pan y pasta), 9,3% tubérculos; disminuyen las
carnes, pollo, leche, huevos, hortalizas y frutas mientras aumentan los
tubérculos (yuca) y leguminosas. La insuficiencia de alimentos y de
ingresos es de 70%, la inseguridad alimentaria afecta al 80% de los
encuestados y la mayoría de la población el 90% no tiene ingresos
suficientes para comprar la dieta habitual, aumenta la pobreza, el
desempleo, la escasez de alimentos y las deficiencias en los servicios
públicos de agua, luz, gas y transporte lo que a su vez limita aún más la
posibilidad de alcanzar una alimentación mínima (de sobrevivencia). La
escasez y el incremento de los precios afectan supremamente el
consumo de todos los bienes, pero más contundente en el caso de los
alimentos. La reducción en la compra del grupo de alimentos altamente
calóricos significa que el aporte de energía de la dieta disminuye de
manera drástica, el efecto directo es el incremento de la malnutrición y
del hambre oculta, en las familias de menores recursos económicos.
Las consecuencias
Tal como se ha señalado, la situación de subconsumo calórico
prolongado posiblemente ya ha dejado huellas irreversibles en la
población más vulnerable en su crecimiento físico y en su desarrollo
intelectual. Cuando por cualquier circunstancia, las calorías y nutrientes
no cubren los requerimientos básicos para mantener las funciones
vitales, el organismo comienza a utilizar las reservas biológicas, primero
la grasa corporal, pero si la condición se prolonga, se presenta el
catabolismo de su masa muscular, desgaste que se percibe en las
lamentables imágenes de niños desnutridos emaciados, cuyos rostros
apáticos claman por su derecho humano a la alimentación, la salud y a
una vida digna.
En este peregrinar son los niños menores de cinco años, las víctimas
silenciosas de la desnutrición crónica y aguda severa, pero lo más grave,
en esta acelerada carrera de precariedad nutricional es la afectación de
los niños menores de un año y de las mujeres embarazadas, muchas de
ellas adolescentes con su salud comprometida, en cuyo vientre
desnutrido está creciendo un niño que posiblemente nacerá con la huella
indeleble de la agresión sufrida por factores epigenéticos, que pudieron
haberse controlado durante la gestación (20).
En estas circunstancias, de inseguridad alimentaria y nutricional, es de
esperar que aumente la mortalidad infantil y neonatal y la mortalidad
materna. En efecto la mortalidad infantil en Venezuela retrocedió 20
años, con una tasa de 19 por cada 1.000 nacidos vivos registrados y la
tasa de mortalidad materna, que en 2016 era de 135 por cada 100.000
nacidos vivos registrados, se estimó que alcanzaría 190 por cada
100.000 nacidos en 2017, esta última cifra solo superada por Bolivia y
Guyana (11).
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Acceso 22/06/2019
Recibido: 06-07-2019
Aceptado: 10-09-2019
Resumen
Basándose en los conceptos de sistema de salud, políticas alimentarias y
nutricionales y examinando las evidencias con algunos indicadores
básicos, este artículo trata de mostrar los principales determinantes
sociales, políticos y económicos de los problemas de la seguridad
alimentaria y nutricional, considerando la importancia que estos aspectos
tienen en dicho sistema, comparando la situación nutricional con algunos
países y, finalmente, vinculando estas situaciones con el ejercicio del
poder político en los regímenes chavista y post chavista en
Venezuela. An Venez Nutr 2014; 27(1): 143-152.
Review Article
Food and nutrition policies in national health
systems
Abstract
On the basis of concepts such as health system, alimentary and
nutritional policies, and following up some indicators, this paper shows
the main social, political and economic determinants of Venezuela’s
nutritional issues and the importance these problems have in agenda of
the chavista and post chavista political regimes in Venezuela. An Venez
Nutr 2014; 27(1): 143-152.
1
CENDES-UCV
Solicitar correspondencia a: Jorge Díaz Polanco. E-
mail: [email protected]
3.1.La producción
Los datos nos muestran que en Venezuela, la producción de
alimentos es una industria que se encuentra sometida a los
vaivenes de políticas matizadas por la naturaleza rentística de
nuestra economía. En efecto, el crecimiento urbano venezolano a
partir de 1950, refleja un patrón de dependencia cultural y
económica claramente dirigido desde las economías centrales,
especialmente los Estados Unidos de Norteamérica. El empresario
venezolano se acostumbró a solucionar sus problemas de liquidez
y de inversión, a través de los subsidios del Estado que se
otorgaban en función de las prioridades alimentarias de la
población y, progresivamente, de patrones clientelares en las
relaciones Estado-sociedad civil. Eso ocurrió con la leche durante
mucho tiempo y con algunos cultivos como el algodón. La carne no
es una excepción. En la figura 1 se muestra la razón entre la
producción animal y el crecimiento de la población entre 1961 y
2011.
Fuen
te: Banco Mundial, 2013; OECD, 2013. Cálculos propios
Figura 2. Diferencias entre IPAL promedio de países seleccionados
e IPAL mundo, 1961 - 2011 (2004 - 2006= 100)
Sorprende la pequeña diferencia del Canadá y la mayor de Chile.
Venezuela se encuentra 1,43 puntos por debajo del promedio
mundial. Ya que se trata de promedios, es bueno examinar el caso
venezolano que se muestra en detalle en la figura 3.
Fuen
te: Banco Mundial, 2013. Cálculos propios
Figura 3. IPAL en relación con el promedio mundial. Venezuela,
1961-2011
Entre 1961 y 1993 podría identificarse un crecimiento progresivo y
sostenido; a partir del último año mencionado, la curva nos enseña
variaciones incontrolables que, una vez más, ponen de manifiesto
la inconsistencia de las políticas respectivas, similares a las
tendencias que se observan en la figura de producción animal. La
producción de cereales en kg. que se muestra en la figura 4,
plantea una disminución de la producción casi a los niveles de
1970, llegando sólo a algo más de 12 kg. por cada 100.000
habitantes. Si se toma en cuenta el aumento total de la población
en el lapso considerado (1961-2001) que fue de más de 21
millones de personas, para esa población, la producción de
cereales en Venezuela disminuyó en 1,9 % (Cuadro 4, Figura 4)
Cuadro 4. Crecimiento medio anual de la productividad total de los
factores (PTF) de la eficiencia y el cambio técnico en países de
medianos y bajos ingresos.
Fuen
te: Banco Mundial, 2013. Cálculos propios
Figura 4. Producción de cereales en Venezuela, 1961 -2011. (Kgs.
x 100.000 habitantes)
3.2. La Política como control ciudadano y del
Estado
Ya desde la entrada en funcionamiento de la Misión Barrio Adentro
(MBA) conocemos que la salud en Venezuela se ha convertido en
un pretexto para empujar la política exterior dejando las sobras de
una atención primaria venida a menos, como ilusión para quienes
por razones históricas, nunca tuvieron acceso a los cuidados
médicos, de manera que la meta de la política de salud, así como
la meta de la mayor parte de las políticas sociales desarrolladas
por los gobiernos venezolanos desde 1999 en adelante, ha sido su
concepción como mecanismos para retener y acrecentar el poder
político (Díaz Politicas alimentarias y nutricionales Polanco, 2008;
2012). En el curso de estos años, hemos visto cómo languidecen
nuestros hospitales, se cierran los módulos de Barrio Adentro, se
reparten las divisas entre grupos afectos al gobierno, mientras se
desangra el país en manos de la delincuencia incontrolable y las
enfermedades re-emergentes que vuelven por sus víctimas del
siglo XXI. Este patético panorama puede ser descrito de otra
manera, con frías cifras que ponen de manifiesto exactamente lo
mismo: Venezuela, se encuentra al borde de un abismo. Pero tal
disyuntiva se presenta con mayor claridad y crudeza, en el caso del
deterioro creciente de la salud y de los servicios de salud, cuya
institucionalidad es prácticamente inexistente y diluida en una lucha
permanente por el control burocrático y el poder político, entre lo
que es y lo que no es la MBA.
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POLÍTICAS PÚBLICAS EN
MATERIA DE
ALIMENTACIÓN DESDE EL
2001 HASTA LA
ASAMBLEA NACIONAL
CONSTITUYENTE
El Gobierno nacional ha propiciado la precaria situación alimentaria que
atraviesa el país no garantizando los componentes básicos del derecho a la
alimentación como lo son la disponibilidad y accesibilidad. A pesar de haber
creado diferentes cuerpos normativos en materia alimentaria, como la Ley
de Tierras y Desarrollo Agrario (2001, reformada en 2005 y 2010); Ley
Orgánica de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria 2008; Ley de Precios
Justos (reformada en 2014 y 2015), entre otros; la corrupción y violación
del derecho a la alimentación cada vez es más fuerte. Tal es el caso del
primer gran hecho que ha originado la actual crisis alimentaria: la
descomposición de más de 160 mil toneladas de alimentos en contenedores
de la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (PDVAL), ocurrida
en 2010.
En el devenir, diversos entes han tomado acción en materia alimentaria, que
no se traducen en políticas públicas alimentarias. Un nuevo actor que entra
en escena es la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), organismo que ha
decretado algunas normativas que, carecen de fundamento jurídico, son
importantes revisarlas a los fines de abordar de manera integral, todas las
acciones realizadas en torno a las misiones y, en este caso, la alimentación.
En este informe se analizará los puntos de quiebre en materia alimentaria y
cómo los programas sociales no planificados, como la Misión Alimentación,
han sido el eje central en la creación de políticas y nuevas legislaciones
desde el año 2001 hasta la arbitraria ANC
Nutrición
Estrategias
Recepción: 27/05/2016
Revisado: 27/05/2016
Aprobación: 27/09/2017
Resumo:As transformações políticas, econômicas e sociais, desde 1999, definiramo rumo das
políticas públicas na Venezuela. Do ponto de vista do Estado, erigiu-se uma agenda pública estatal
em termos de assuntos de interesse e participação nacional, como no caso da Segurança Alimentar e
Nutricional. A criação e mudanças na política alimentar exigem uma análise que permita estudar os
aspectos que originaram e determinaram sua evolução. O enfoque teórico do presente artigo se
baseia na análise de elementos do ciclo da política relacionados com a agenda, seu respectivo
desenho e implementação. Entre os principais resultados consta que a política se iniciou com uma
alta participação de atores envolvidos. Em sua implementação, o Estado centralizou as decisões
institucionais de seu funcionamento.Em função disso, a evolução da política esteve marcada pela
discricionariedade dos governos que a executaram, sem avaliação de resultados. O redesenho da
política não trouxe mudanças que permitissem um desempenho mais eficiente. Em consequência,
durante mais de uma década, com dois sucessivos governos socialistas, a sociedade venezuelana foi
submetida a um estado de vulnerabilidade e risco no sistema de segurança alimentar e nutricional.
1. INTRODUCCIÓN
Desde el enfoque del buen gobierno, Lahera (2000) resalta que los buenos
gobiernos son los que diseñan y ejecutan políticas públicas, cuyos resultados son
los más cercanos a los óptimos para la sociedad. Las políticas públicas son cursos
de acción para un objetivo público y tienen su momento analítico
correspondiente con el ciclo planteado por Tamayo (1997). En efecto, Lahera
(2000) explica que determinados desarrollos institucionales puedan convertirse
en restricciones de las políticas para su evolución, por lo que los incentivos
pueden devenir en perversos. A esto se añade lo planteado por Garrido & Parra
(2009, p. 14), «las instituciones contribuyen a generar políticas que, después de
adoptadas, no es que no puedan ser derrotadas por ninguna otra, sino que no
pueden ser derrotadas en virtud de las reglas institucionales en vigor». En el
institucionalismo económico, North (1993), refuerza este argumento, señalando
que una vez establecida la vía de la dependencia (path dependency), la historia
importa debido a que las elecciones o decisiones trazan la evolución incremental
de la institución. En consecuencia, esto definirá la estructura de incentivos reales
y los efectos de las políticas.
Entre algunas de las estrategias para alcanzar estos objetivos, las cuales
impactaron al sistema agroalimentario, se pueden mencionar: i) la liberación de
los mercados; ii) la disminución y eliminación de subsidios generalizados; iii) la
unificación del tipo de cambio bajo un sistema flexible; la reforma comercial; iv)
la privatización, la eliminación y la reestructuración de empresas y organismos
públicos; v) la renegociación de la deuda externa; vi) la reforma del sistema
financiero; vii) la política de salarios en un ambiente de concertación entre los
empleadores y las organizaciones sindicales; y, viii) la política de apertura y
estímulos tributarios a la inversión extranjera (Gutiérrez, Ablan & Abreu, 1995).
Durante los primeros años de la década también se introdujo una agenda social
paralela a la agroalimentaria, que formaba parte del Programa de enfrentamiento
de la Pobreza y de los objetivos de la seguridad alimentaria (SA) en su dimensión
nutricional. Estos programas se denominaron: i) Beca Alimentaria; ii) Beca
Láctea; iii) Bono de Cereales; iv) Programa Alimentario Materno Infantil; v)
Programa de Atención en Salud; y, vi) Hogares de Cuidado Diario. A partir de la
Agenda Venezuela se aplicaron políticas compensatorias en materia alimentaria y
asistencia técnica para subsidiar al consumidor parte del costo de siete alimentos
básicos, a través de la creación del Programa de Alimentos Estratégicos
(PROAL), el Programa de Alimentación Escolar y las Buenas Prácticas de
Fabricación, Almacenamiento y Transporte de Alimentos para Consumo
Humano (Anido, 2002).
Del mismo modo, Machado-Allison & Rivas (2004), plantean que este
conjunto de políticas no tuvieron efectos sustantivos sobre un aumento de la
producción agrícola en el largo plazo de manera que se ajustara al crecimiento de
la población venezolana. Si bien es extensa la posibilidad de verificación de las
acciones tomadas en esos tiempos, se puede referir que ha sido insuficiente la
producción agrícola nacional para lograr una independencia de las importaciones
agrícolas.
A finales de la década de 1990 y en el marco de la agenda de políticas públicas,
aun no se manejaba en el país la denominación de política alimentaria. Las
concepciones de la política para atender el problema alimentario obedecían a las
políticas sectoriales (agrícola, pecuaria, agropecuaria, agroindustrial y
nutricional). Los programas de ajustes experimentados en esta década
comenzaron a reconocer el tema alimentario de manera sistémica e integral y
pasaron a la designación de políticas agroalimentarias. Por lo tanto, la
concepción sectorial comienza a integrar el problema alimentario de manera
sistémica y se define el SAV. Este rasgo demuestra que se estaba frente a un
conjunto inédito de mediadores que construyeron un nuevo referencial de
política. Müller (1999) señala que los agentes o actores que ocupan una posición
estratégica en la toma de decisiones son quienes formulan el marco intelectual
dentro del cual se desarrollan las negociaciones, los conflictos o las alianzas que
conducen a la decisión. Los mediadores construyen el referencial de la política,
conocida ésta como la «…creación de las imágenes cognitivas que determinan la
percepción del problema por parte de los grupos presentes y la definición de las
soluciones apropiadas» (Müller, 1999, p. 44).
Cabe señalar que la política agrícola en Venezuela –durante una gran parte del
siglo XX– se mantuvo como una política pública de permanencia, basada en el
proteccionismo e intervención del Estado. Al respecto, Müller (1999) destaca que
la permanencia corresponde con los períodos de estabilidad a partir del consenso
de las élites de poder y los actores sociales. En el caso venezolano, el ajuste
estructural inició un cambio en el que los mediadores configuraron la política
agroalimentaria. Una década después el grupo de actores que se identificaron en
el período anterior y el nuevo conjunto de mediadores definieron el referencial de
lo que se conoció más tarde como la política alimentaria.
A partir del rango constitucional que adopta la SA, hoy consolidada como la
SAN, el reconocimiento y la permanencia del problema alimentario en la agenda
pública y el camino a seguir en el diseño e implementación de la política
alimentaria estarían determinados por la institucionalidad que la enmarcaba
(Rodríguez, 2008). Al respecto, Lahera (2000) propone que la agenda sea
establecida por la dinámica de las relaciones de poder, las características del
sistema político y el tipo de relaciones existentes entre el Estado y la sociedad
civil.
A partir de la década del 2000 comenzó una nueva etapa del gobierno en la que
se diseñaron un conjunto de políticas en todos los sectores de la vida económica
y social. Entre el período de transición que brindó la constituyente –i.e., 1999-
2000–, el Ejecutivo Nacional proyectó impulsar el crecimiento económico para
atender el sector agroalimentario y otros sectores de la economía. Para ello
promovió el Plan Nacional de Agricultura y Alimentación y el Plan de
Inversiones conocido, como el Plan Sobremarcha. Ambos planes estaban
orientados a impulsar el desarrollo económico, recuperar la infraestructura y el
fomento del empleo productivo para el sector agroalimentario, entre otros
sectores (FAO, 2014a).
El Plan Nacional de Agricultura y de Alimentación implementado por el
Ministerio de la Producción y el Comercio (MPC) se fundamentó en el rescate y
relanzamiento de la base productiva del país. De esta manera se pretendió
adecuar el sector agrícola nacional a los mercados globalizados. Entre los
lineamientos generales se encontraban el fomento del desarrollo competitivo del
sector, garantizar la SA, mejorar las condiciones de vida de la población rural,
reformar y ampliar los programas sociales dirigidos a la atención de la pobreza y
empleo, así como lograr una balanza comercial agroalimentaria positiva, entre
otros (MPC, 2002).
Así mismo, en 2002 el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE)
creó el Programa denominado Todas las Manos a la Siembra (PTMS), el cual se
originó como un reflejo de la crisis de escasez experimentada por el país en 2002.
El mismo tenía como objetivo la búsqueda de una nutrición saludable, segura,
soberana y sabrosa, además de tener un componente comunitario y escolar (FAO,
2014a).
Abadí & Falcón (2015) señalan que en Venezuela existen muy pocos
indicadores disponibles del sistema agroalimentario, en el que se ha destacado
como principal riesgo para la SAN, la dependencia de las importaciones de
alimentos, la cual supera el 70%. Gutiérrez (2015), afirma que el SAV durante
1998-2013 mostró una importante contracción en la producción agroalimentaria
nacional por habitante, al tiempo que acentuó las malas condiciones
macroeconómicas. Luego, a partir de 2008 –en un contexto de reducción de
ingresos petroleros– disminuyó el consumo de alimento per cápita y empeoraron
las condiciones generales del SAV. De acuerdo con la FAO (2014c), Venezuela
fue en 2013 el tercer país en América Latina y el Caribe con mayores compras
agroalimentarias en el exterior (11%), después de México y Brasil.
6. CONCLUSIONES
Los grupos de actores y mediadores inicialmente involucrados en la creación
de la agenda alimentaria se transformaron paulatinamente y perdieron fuerza en
los procesos de negociación para la solución del problema alimentario en
Venezuela con sus dificultades vigentes. Si bien la agenda pública en materia
alimentaria se mantiene, lo hace en otro contexto muy diferente al propuesto
inicialmente. No obstante, el tema alimentario –por su rango constitucional y la
institucionalidad supranacional– seguirá siendo parte de la agenda pública, pero
en otras condiciones que difieren a las que inicialmente la motivaron. Desde el
Estado se dará la posibilidad de cambiar las estrategias para resolver el problema
alimentario, mas no su institucionalidad. De esta manera, la transformación de
políticas que partan del consenso de los actores involucrados podría moldear
nuevamente el ejercicio de las instituciones y producir un cambio institucional.
Referencias
Abadí, A. & Falcón, M. (15 de junio de 2015). ¿La Seguridad Alimentaria es un logro o
apenas una meta? El Nacional. Recuperado de http://www.el-nacional.com/adolfo_p-
_salgueiro/Ripley-quedo-gafo-Premio-Alimentacion-FAO_0_641336077.html
Gutiérrez, A., Ablan, E. & Abreu, E. (1995). Políticas de ajuste y seguridad alimentaria
en Venezuela 1983-1993. Agroalimentaria, 1(1), 1-18.
Gutiérrez, A & Fontana, H. (2001). Ritmos de la Tierra: de las maduras a las verdes. En:
Baptista, A. (ed.), Venezuela Siglo XXI: Visiones y Testimonios (pp. 479-527). [Libro
2]. Caracas: Fundación Polar.
Padrón, A. (1999). Las políticas de ajuste estructural (PAE) en Venezuela: rezago social
y alternativas para combatir la pobreza. Economía, XXIV(15), 107-126.
Rodríguez, J. (2005). Tipo de cambio real, precios relativos y autonomía del sistema
agroalimentario venezolano 1973-2000. Agroalimentaria, 11(20), 105-116.
Tamayo, M. (1997). El análisis de las políticas públicas (Capítulo II). En: Bañon, R. &
Garrido, E. (comp.), La Nueva Administración pública (pp. 2-22). Madrid: Alianza
Universidad.
Notas
2
Malassis (1979, p. 437), en su definición más clásica y citada, expresa que se refiere al
«…conjunto de actividades que concurren en la formación y distribución de productos
agroalimentarios, y en consecuencia, al cumplimiento de la función de alimentación
humana en una sociedad determinada». En una concepción más actual, Gutiérrez (2010, p.
3) señala que «el sistema alimentario de un país está conformado por el conjunto de
actores y de actividades de producción agrícola, transformación agroindustrial,
comercialización-distribución de insumos y bienes agroalimentarios y consumo de
alimentos. Ellas se interrelacionan para tratar de cumplir los objetivos definidos por las
políticas alimentarias nacionales»
3
La definición más utilizada y reconocida mundialmente corresponde con la elaborada en
la Cumbre Mundial de la Alimentación (CMA) del año 1996, que fue reafirmada
oficialmente en la Declaración de la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria del
2009: «Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento
acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus
necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una
vida activa y sana» (FAO, 2012, p. 6). Adicional-mente señala, en cuanto a los elementos
clave para alcanzarla, lo siguiente: «Los cuatro pilares de la seguridad alimentaria son la
disponibilidad, el acceso, la utilización y la estabilidad« (FAO, 2009, p. 1).
4
Profesor Emérito de Ciencias Políticas y Economía en la Universidad de Yale (EE.UU.).
Es uno de los primeros promotores y defensores de la teoría de incrementalismo en la
política y en la toma de decisiones. Esto se expone en una de sus obras más importantes:
«La ciencia de salir del paso« (publicada en 1959).
Notas de autor
1
Economista (Universidad de Los Andes, Venezuela); M.Sc. en Economía, mención
Políticas Económicas (Universidad de Los Andes, Venezuela); Especialista en Formulación
y Evaluación de Proyectos de Inversión Pública, Diplomado en Gerencia de Proyectos
(CEPAL/ILPES, Chile); Candidata a doctora en Estudios del Desarrollo (Universidad
Central de Venezuela, Centro de Estudios del Desarrollo, Venezuela). Profesora Asociada e
investigadora de la Universidad de Los Andes, Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales. Dirección Postal: Avenida Las Américas, Núcleo Liria, edificio H, tercer piso,
Departamento de Economía, Universidad de Los Andes, Mérida, 5101,
Venezuela. Teléfonos: +58 274 2401017; +58 416 6753166; e-mail: [email protected]
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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Consequences for Behavioral Development." Ponencia preparada para la
conferencia del Banco Mundial sobre el Desarrollo Infantil Temprano: Invirtiendo
en el Futuro (Early Child Development: Investing in the Future), 8 y 9 de abril de
1996.
Sagan, C., A. Dryuyan.1994. "Literacy - The Path to a More Prosperous. Less
Dangerous America." Parade Magazine, 6 de marzo de 1994.