Pedagogía Catequística Apuntes Completo
Pedagogía Catequística Apuntes Completo
Pedagogía Catequística Apuntes Completo
PEDAGOGÍA CATEQUÍSTICA
Apuntes de clase
ÍNDICE
1
C. NANNI, Educazione, en J. PRELLEZO – G. MALIZIA – C. NANNI (Eds.), Dizionario di Scienze
dell’Educazione, Roma, LAS, 22008, 369-372: 369.
2
Ibid., 369.
3
C. NANNI, Pedagogia, en J. PRELLEZO – G. MALIZIA – C. NANNI (Eds.), Dizionario di Scienze
dell’Educazione, Roma, LAS, 22008, 851-854: 851.
Seminario Arquidiocesano de Catequesis 3
Parroquia San Juan Bosco y Santo Domingo Savio
Av. Colón 6500
C.P. 5003 - Córdoba
4
M. GROPPO, Pedagogia cristiana, en J. PRELLEZO – G. MALIZIA – C. NANNI (Eds.), Dizionario di Scienze
dell’Educazione, Roma, LAS, 22008, 854-857: 855.
5
CONCILIO VATICANO II, Constitución dogmática Dei Verbum sobre la divina revelación, 1965, no 2.
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En este sentido, «la Revelación es la gran obra educativa de Dios. De hecho, también
puede interpretarse en clave pedagógica. En ella encontramos los elementos
característicos que pueden conducir a identificar una pedagogía divina, capaz de inspirar
profundamente la acción educativa de la Iglesia. La catequesis también sigue las huellas
de la pedagogía de Dios. Desde el comienzo de la historia de la salvación, la Revelación
de Dios se manifiesta como una iniciativa de amor que se expresa en muchas atenciones
educativas. Dios ha preguntado al hombre, a quien pidió́ una respuesta. A Adán y a Eva
pidió́ una respuesta de fe, en obediencia a su mandato; en su amor, a pesar de la
desobediencia, Dios continuó comunicando la verdad de su misterio poco a poco,
gradualmente, hasta la plenitud de la Revelación en Jesucristo»6.
«La idea fundamental en Israel y en toda la Biblia es que todo conocimiento procede de
Dios. Él es el mayor de todos los maestros. Toda sabiduría y erudición debe comenzar
aprendiendo “el temor de Dios”. Su finalidad es comprender mejor al creador y la obra
realizada por él. Y, así, la enseñanza conduce a la alabanza de Dios. No basta con
satisfacer sencillamente la curiosidad humana. la educación debe ayudar a la gente a
aprovechar al máximo las posibilidades que Dios le ha dado»7.
Cf. Sal 8; Prov 1,7; Job 28,28; Dt 4,9-10
6
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio para la
catequesis, Roma, 2020, no 157.
7
Educación, en Diccionario bíblico abreviado, Navarra, Editorial Verbo Divino - Ediciones Paulinas,
4
1985, 103-105: 103.
8
SALESIANOS DE DON BOSCO, La pastoral juvenil salesiana. Cuadro de referencia, Asunción, Editorial
S.D.B. Edición extracomercial, 32014, 59.
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«He aquí la integralidad de la propuesta: la educación qué se enriquece por estar inspirada
evangélicamente desde el principio; la evangelización que, ya desde el primer momento,
reconoce la exigencia de estar debidamente aclimatada a la condición evolutiva de los
jóvenes. la mediación educativa tiene como fin último favorecer en cada individuo una
experiencia personalísima del encuentro con Dios: orientar positivamente el proceso
educativo hacia la apertura de Dios y hacia la configuración con Cristo, hombre perfecto.
esta perspectiva supera el problema, sustancialmente metodológico, de cómo y cuándo
anunciará el Evangelio y de cómo compaginar en los ambientes pastorales concretos y
en los itinerarios educativos todas las dimensiones del proyecto educativo pastoral»9.
Para Don Bosco «educar lleva consigo una actitud especial del educador y un conjunto
de procedimientos, basados en convicciones de razón y de fe que guían la labor
pedagógica. En el centro de su visión está la “caridad pastoral”, que describe así: “La
práctica de este sistema se basa totalmente en la idea de San Pablo: 'la caridad es benigna
y paciente, todo lo sufre, todo lo espera y lo soporta todo'”. Tal caridad pastoral inclina a
amar al joven, sea cual fuere la situación en que se halla, con objeto de llevarlo a la
plenitud de humanidad revelada en Cristo y darle la conciencia y posibilidad de vivir
como ciudadano ejemplar en cuanto hijo de Dios. Tal caridad hace intuir y alimenta las
energías que el Santo sintetiza en el ya célebre trinomio de la fórmula: "razón, religión y
amor"»10.
9
Ibid., 63.
10
JUAN PABLO II, Carta Apostólica Iuvenum Patris en el centenario de la muerte de san Juan Bosco, 1988,
no 9.
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Actividad
1. Hacer una lista de los educadores que he tenido en mi vida. Anotar las
características positivas y negativas, lo que me ayudó de ellos y lo que no.
2. Leer la carta de San Francisco de Sales y el relato de las Memorias del Oratorio.
3. Identificar las actitudes educativas en Francisco y en Don Bosco:
a. ¿Dónde ponen el acento? ¿Qué les preocupa?
b. Como educadores: ¿qué se necesita para poder “mirar así la realidad”?
4. Escribir una breve síntesis sobre los elementos esenciales de una pedagogía
cristiana.
5. Como opcional pueden ver:
a. https://www.youtube.com/watch?v=x-XyGT47ksI
b. https://www.youtube.com/watch?v=MPgffmea_Xg
c. https://www.youtube.com/watch?v=GqZ7QuPle2E
(letra en el comentario)
Material de trabajo:
11
J. BOSCO, Memorias del Oratorio, en San Juan Bosco. Obras fundamentales, Madrid, BAC, 21978, 341-
495: 413-416.
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* Don Lemoyne (MB 2,76) dice que el santo, tras el “no sé nada” prosiguió así el diálogo:
“-¿Sabes cantar? – No. ¿Sabes silbar? Y entonces el chico sonrió”.
Las dos preguntas de Don Bosco y la sonrisa del chico fueron recogidas de labios del Santo por Don Ruffino
en su Crónica 1 (1860) p 29. Brillan ahí a la vez que la intuición psicológica y pedagógica de Don Bosco
y una señal de la confianza conquistada.
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12
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio para la
catequesis, no 158.
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13
C. M. MARTINI, Carta pastoral Dios educa a su pueblo, no 6.
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14
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio para la
catequesis, no 159-161.
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15
Cf. SALESIANOS DE DON BOSCO, La pastoral juvenil salesiana. Cuadro de referencia, 93-99.
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buscan una respuesta a las cuestiones sobre el sentido de la propia vida, respuesta que
solo Dios puede dar.
Amigo, Maestro y Salvador son los títulos que describen la centralidad de la persona de
Jesucristo en la vida espiritual de los jóvenes según el método salesiano.
Actividad
A) Leer detenidamente los siguientes textos:
a. Lc 24,13-35
b. BOSCO, Juan, Vida del joven Domingo Savio, en San Juan Bosco. Obras
fundamentales, Madrid, BAC, 21978, 128-221.
B) Responder:
1. ¿Cuáles son las características del acompañamiento de Jesús a los discípulos?
2. ¿Cuáles son los valores que les propone?
3. ¿En qué elementos de la narración bíblica y de la biografía de Domingo Savio
podemos identificar los núcleos de la EJS?
a dejarse inspirar y animar por el Espíritu de Jesús y, con su gracia, moldear la vida de fe
del creyente»16.
16
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio para la
catequesis, no 162-163.
17
Ibid., no 164-165.
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y al hombre. Se las aprendía en la Biblia, unidos sus dos Testamentos en una misma
expresión»18.
En el siglo III toda la preparación cuaresmal es entendida como un tiempo de retiro
consagrado a la oración, a la penitencia y al aprendizaje de los misterios de la fe. Debido
a que el tiempo de preparación para el bautismo era breve, las seis u ocho semanas de la
Cuaresma aparecen extremadamente densas y completas. El aspecto ritual: los
exorcismos. La función del exorcismo es sobre todo la de arrancar progresivamente al
catecúmeno de las fuerzas del mal y de unirlo a Cristo. El tiempo de preparación en el
bautismo es un tiempo de lucha, de tentaciones: con la narración de las tentaciones de
Jesús se abre la liturgia de la Cuaresma. En segundo lugar, a la base del rito del exorcismo
hay una teología dramática de la condición humana. Antes que Cristo lo libere del pecado
y de la muerte, el hombre permanece bajo el influjo del mal. La enseñanza doctrinal.
La preparación al bautismo comportaba también un aspecto de enseñanza. Esta implicaba
dos elementos: una explicación de la Escritura y un comentario del Símbolo. El tiempo
de la catequesis es verdaderamente aquel del fundamento de la fe, como también de la
purificación del alma. La entrega del símbolo. Al terminar las cinco semanas de
instrucción reciben el Símbolo. Entregándoselo a los catecúmenos, el obispo Cirilo de
Jerusalén recomienda aprenderlo de memoria: “para evitar que el alma termine con
ignorarlo, encerramos en estos pocos versos toda la enseñanza de la fe. Aquí está
precisamente lo que quiero que recuerden textualmente”. Luego el obispo hace un
comentario del Símbolo en su conjunto. La iniciación a la oración. La catequesis que se
da durante la “gran semana” de preparación última, antes de Pascua, es esencialmente
una iniciación a la oración. La “entrega del Pater” Se hace generalmente al inicio de la
Semana Santa. La preparación espiritual. La preparación cuaresmal se desarrolla en
una atmósfera de retiro, de oración, de penitencia, de conversion. Es el primer aspecto
sobre el cual el obispo dirige la atención de los catecúmenos en su catequesis de apertura:
es necesario aprovechar el tiempo de la Cuaresma para examinar las propias disposiciones
y, si es necesario, transformarlas. La catequesis mistagógica. Después del bautismo los
neófitos tienen ahora que vivir una última etapa de la catequesis con características del
18
C. LAGARDE – J. LAGARDE, La fe de los comienzos. Catequesis patrística y pedagogía moderna, Madrid,
CCS, 1989, 19.
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todo nuevas para ellos, No habiendo todavía recibido una catequesis sacramentaria. En
efecto, se pensaba que era necesario haber recibido el bautismo antes de ser introducido
en el “misterio” de los sacramentos cristianos. Es como sostiene, en términos modernos,
la importancia de una pedagogía “activa” que hace primero vivir el evento y después lo
explica. Todos los fieles que querían podían participar de tal enseñanza. Las catequesis
mistagógicas que conocemos presentan tres tipos de explicaciones de los sacramentos: se
tiene un comentario de los ritos apenas vividos por los neófitos, de los cuales se estimula
la memoria; sigue una teología bíblica de los sacramentos presentados como la
continuación de las grandes obras de Dios en el Antiguo Testamento (liberación De
Egipto y bautismo; maná y eucaristía); Al terminar la semana de catequesis mistagógica
los nuevos bautizados se colocan el vestido blanco.19
• El centro del PEPS es la persona del joven, sobre todo el más pobre
El punto de atención principal de todo el dinamismo de la Pastoral Juvenil Salesiana es
el joven en la integridad de sus dimensiones (corporeidad, inteligencia, sentimientos,
voluntad), de sus relaciones (consigo mismo, con los otros, con el mundo y con Dios), en
la doble perspectiva de la persona y de su protagonismo en la historia (promoción
colectiva, compromiso por la transformación de la sociedad). Todo ello se hace con una
19
Cf. J. DANIÉLOU – R. DU CHARLAT, La catechesi nei primi secoli, Turín, Elle Di Ci, 1969, 46-56.
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• Su realidad comunitaria
El PEPS, antes que un texto, es un proceso comunitario que tiende a generar en la CEP
una confluencia operativa en torno a los criterios, objetivos y líneas de acción comunes.
Por ser un proceso de la mente y del corazón, evita la dispersión de la acción y reconstruye
su carácter integral y su convergencia educativa; al mismo tiempo, crea y refuerza en la
CEP la conciencia de la misión común y profundiza la vocación educativo- pastoral que
hay que compartir y evaluar ininterrumpidamente. El PEPS, por consiguiente, es un
elemento que identifica y traza los caminos de la CEP, sujeto de la acción educativo-
pastoral.
20
SALESIANOS DE DON BOSCO, La pastoral juvenil salesiana. Cuadro de referencia, 137-141.
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catequesis. Junto con ellas, la psicología también tiene un valor importante, sobre todo
porque ayuda a comprender los dinamismos motivacionales, la estructura de la
personalidad, los elementos relacionados con el malestar y las patologías, las diferentes
etapas del desarrollo y los comportamientos evolutivos, la dinámica de la maduración
religiosa y las experiencias que abren a las personas al misterio de lo sagrado. Además,
las ciencias sociales y de la comunicación abren al conocimiento del contexto
sociocultural en el que todos vivimos y que de alguna manera nos condicionan.
La catequesis evita identificar la acción salvífica de Dios con la acción pedagógica
humana; de igual modo, cuida por no separar o poner en conflicto esos procesos. En la
lógica de la encarnación, la fidelidad a Dios y la fidelidad a la persona están
profundamente implicadas. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que la inspiración de la
fe, por sí misma ayuda a una correcta valoración de los aportes de las ciencias humanas.
Los enfoques y técnicas desarrollados por las ciencias tienen valor en la medida en que
se ponen al servicio de la transmisión y educación de la fe. La fe reconoce la autonomía
de las realidades temporales y también de las ciencias (Cf. GS 36), respeta sus lógicas
que, si son auténticas, están abiertas a la verdad de lo humano; al mismo tiempo, también
incluye estos aportes dentro del horizonte de la Revelación»21.
21
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio para la
catequesis, no 179-181.
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compañía entre peregrinos que comparten entre ellos las fatigas y ‘el pan del viaje’.
Finalmente, la praxis del acompañamiento encuentra sus parámetros interpretativos en
las teorías psicopedagógicas que privilegian un enfoque no directivo en la relación de
ayuda.
El término es usado en la pedagogía moderna para subrayar exigencias y características
de la relación educativa. […] Se Trata entonces de acompañar al otro hacia un doble
objetivo: hacia el conocimiento del yo, sobre todo de su realidad interior, pasada y
presente, actual e ideal, positiva y negativa, consciente e inconsciente, hacia la raíz de los
deseos y motivaciones. Pero es necesario también acompañarlo hacia la realización del
yo, en un proceso de apertura en la confrontación del otro y del Otro, del presente y del
futuro, en una sana tensión hacia el máximo de las propias potencialidades y en la
asunción plena de la propia libertad y responsabilidad. El acompañamiento entonces es
una ayuda necesaria para el crecimiento y la maduración de todos; pero hay particulares
momentos de la vida en los cuales está al servicio de las indispensable: en el periodo de
la adolescencia de la juventud y en general en la formación inicial, antes de los
discernimientos importantes, en situaciones específicas de la vida (momentos de crisis,
de sufrimiento, de cambios imprevistos, de exigencias nuevas…), y como instrumento de
formación permanente»22.
22
A. CENCINI, Accompagnamento, en J. M. PRELLEZO GARCÍA – G. MALIZIA – C. NANNI (Eds.), Dizionario
di Scienze dell’Educazione, Roma, LAS, 22008, 29-30 (la traducción es mía).
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objetivo era preparar a los muchachos para la vida, ayudarles a descubrir el amor que
Dios les tenía, apoyándose en su fe vivida en el día a día. De este modo, el Oratorio se
convirtió en una casa, una parroquia, una escuela, un patio.
La dirección espiritual practicada por Don Bosco es un itinerario que se desarrolla en el
ambiente y a nivel individual. No se limita al encuentro periódico personal entre director
espiritual e individuo que busca acompañamiento. Don Bosco ha logrado un espléndido
equilibrio entre el ambiente y el nivel individual. Dentro de esta dinámica básica, se
pueden distinguir entre acercamiento formal e informal.
El formal es regular, se apoya en un acuerdo. A nivel de grupo incluye retiros espirituales,
vida litúrgica, catequesis y otros encuentros, con intervenciones de diverso tipo,
organizados (formales). A nivel individual, se expresa en el ‘encuentro personal’ entre
director espiritual y la persona que busca acompañamiento.
El acercamiento informal tiene una expresión clara en la ‘palabra al oído’. será de modo
ocasional y puede implicar una variedad de sujetos que participan y acompañan.
El proceso de acompañamiento espiritual se realiza en una comunidad de fe, abierta a la
acción de la gracia y del Espíritu Santo, donde se da una red de encuentros formales e
informales. El encuentro regular y estructurado tiene mayor probabilidad de ser
transformador y fructífero, pero también es cierto que sin esas intervenciones no formales
y sin el ambiente favorable de la comunidad, la eficacia de los momentos formales sería
más pobre e incluso pudiera perderse.
Este tipo de praxis ‘holística’ nos ayuda a comprender todo el tiempo que Don Bosco
dedicaba a sus jóvenes. Para él, dedicar unas pocas horas de la semana al diálogo personal
no era suficiente. Su originalidad consistía en lograr un acercamiento global e integral,
que incluye las dimensiones grupal e individual, mediante encuentros formales e
informales dentro del ambiente que lo favorece»23.
23
DICASTERIO PARA LA FORMACIÓN – DICASTERIO PARA LA PASTORAL JUVENIL, Jóvenes salesianos y
acompañamiento. Orientaciones y pautas, Roma, SDB, 2020, 69-71.
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El criterio oratoriano
«En segundo lugar, en referencia al “corazón oratoriano”, practicamos un método
pedagógico típicamente salesiano de convivencia y de comunión, que da una específica
fisonomía a nuestras obras. Es el patrimonio de la Familia Salesiana que se configura no
solo como bagaje de experiencias en Valdocco, sino como identidad que desemboca en
un estilo. Su puesta en práctica facilita el clima de familia, establece las mediaciones
necesarias para que todo joven crezca en un ambiente acogedor y familiar (“casa”),
marcado por la alegría (“patio”); donde pueda desarrollar todas sus potencialidades,
adquiriendo nuevas habilidades (“escuela”) y camine siguiendo una clara propuesta de fe
(“parroquia”)»24.
24
SALESIANOS DE DON BOSCO, La pastoral juvenil salesiana. Cuadro de referencia, 127.
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real es de los jóvenes que participan en esos grupos y que asumen en modo propio la
responsabilidad de la gestión»25.
Para los jóvenes, una «importancia particular tiene el grupo juvenil en el camino de
formación. Es, sin duda, una realidad extendida y rica en perspectivas. En contacto con
los de su edad, el joven halla criterios de vida y orientaciones prácticas, lee los hechos de
la experiencia confrontándolos con el pasado, y se expresa con protagonismo gratificador.
Para muchos jóvenes el grupo es el único camino para hacer frente a la fragmentación
que acecha continuamente su vida. Así es más fácil superar la soledad, parte integrante
del proceso de desarrollo personal»26.
«El Sistema Preventivo requiere un intenso y diáfano ambiente de participación y de
relaciones amistosas, estimulado por la presencia animadora de los educadores. A su vez,
favorece todas las formas que construyen actividad y vida asociativa, como concreta
iniciación al compromiso comunitario, civil y eclesial. Desde esta perspectiva, la
dimensión activa diversas exigencias que tienen que ver con la amplitud de miras
solidarias hacia el entorno, con la capacidad de proyectar la vida en clave de escucha y
compromiso por una cultura de lo humano. Educar es ese impulso hacia la apertura a
otros mundos. contribuye al crecimiento de una convivencia con rostro humano. En otras
palabras, se trata de formar una conciencia crítica y creativa para aprender, conocer,
informarse e implicarse en los problemas de la propia comunidad. Este aspecto tiene una
desembocadura concreta; esto es, la participación en actividades que favorecen el cambio
de la sociedad civil y política»27.
25
Ibid., 165-166.
26
SALESIANOS DE DON BOSCO, Capítulo General 23. Educar a los jóvenes en la fe, Madrid, CCS, 1990, no
61.
27
M. Á. GARCÍA MORCUENDE, La educación es cosa de corazones. El modelo educativo-pastoral de los
Salesianos de Don Bosco, Madrid, PPC, 2017, 173-174.
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28
M. O. LLANOS, La vocazione nel gruppo. Contributo del counselling alla pedagogia vocazionale
comunitaria, Roma, LAS, 2013, 161-162 (la traducción es mía).
29
Cf. M. O. LLANOS, La vocazione nel gruppo, 47-52.
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El ambiente educativo
«La acogida cala más hondo cuando lo que implica el joven no es solo una persona, sino
todo un ambiente lleno de vida y de propuestas. El paradigma de todos nuestros ambientes
es el oratorio: casa que acoge, parroquia que evangeliza, escuela que encamina hacia la
vida y patio donde se comparte la amistad y la alegría.
El ambiente oratoria no es fundamentalmente una estructura educativa específica, sino el
clima que debe distinguir a cualquier obra salesiana. Las relaciones marcadas por la
confianza y el espíritu de familia, la alegría y la fiesta acompañadas por la laboriosidad y
el cumplimiento del deber, las expresiones libres y múltiples del protagonismo juvenil,
así como la presencia amiga de educadores que saben hacer propuestas que responden a
los intereses de los jóvenes y al mismo tiempo sugieren opciones de valores y de fe,
constituyen sus principales características. […] Don Bosco supo crear ambientes donde
aunaba educación y fe y donde los jóvenes se hacían misioneros de sus compañeros»30.
Acompañamiento de ambiente
«Ante todo, se acompaña creando un ambiente educativo. En él, por una parte, los jóvenes
se sienten en su casa; por otra parte, en un clima de ayuda mutua, de circulación de ideas
y de afectos, reciben propuestas educativas que los animan a hacer opciones y a
comprometerse. El ambiente que una Comunidad Educativo Pastoral (CEP) ofrece en una
obra salesiana debe ser comprendido, en primer lugar, en los aspectos más externos y
operativos, es decir, en su organización y en su coordinación: la calidad y la adecuación
de los procesos informativos y comunicativos de la CEP, tanto internos como externos;
la implicación de los esfuerzos de todos en los procesos educativos; el respeto de roles,
30
SALESIANOS DE DON BOSCO, Capítulo General 23, no 100.
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31
SALESIANOS DE DON BOSCO, La pastoral juvenil salesiana. Cuadro de referencia, 114-115.
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Nombre y apellido:
Actividades
2. Explicar con palabras propias la función y las características del proyecto educativo-
pastoral salesiano (PEPS) (Encuentro 3)
Bibliografía citada
BOSCO, Juan, Memorias del Oratorio, en San Juan Bosco. Obras fundamentales, Madrid,
BAC, 21978, 341-495.
CENCINI, Amedeo, Accompagnamento, en J. M. PRELLEZO GARCÍA – G. MALIZIA – C.
NANNI (Eds.), Dizionario di Scienze dell’Educazione, Roma, LAS, 22008, 29-30.
CONCILIO VATICANO II, Constitución dogmática Dei Verbum sobre la divina revelación,
1965.
DANIÉLOU, Jean – DU CHARLAT, Régine, La catechesi nei primi secoli, Turín, Elle Di Ci,
1969
.
DICASTERIO PARA LA FORMACIÓN – DICASTERIO PARA LA PASTORAL JUVENIL, Jóvenes
salesianos y acompañamiento. Orientaciones y pautas, Roma, SDB, 2020.
Educación, en Diccionario bíblico abreviado (= Manuales Nueva imagen, 3), Navarra,
Editorial Verbo Divino - Ediciones Paulinas, 41985, 103-105.
GARCÍA MORCUENDE, Miguel Ángel, La educación es cosa de corazones. El modelo
educativo-pastoral de los Salesianos de Don Bosco (= Educar), Madrid, PPC, 2017.
GROPPO, Mario, Pedagogia cristiana, en J. PRELLEZO – G. MALIZIA – C. NANNI (Eds.),
Dizionario di Scienze dell’Educazione, Roma, LAS, 22008, 854-857.
JUAN PABLO II, Carta Apostólica Iuvenum Patris en el centenario de la muerte de san
Juan Bosco, 1988.
LAGARDE, Claude – LAGARDE, Jacqueline, La fe de los comienzos. Catequesis patrística
y pedagogía moderna (= Colección Estudios Catequéticos, 7), Madrid, CCS, 1989.
LLANOS, Mario Oscar, La vocazione nel gruppo. Contributo del counselling alla
pedagogia vocazionale comunitaria (= Enciclopedia delle scienze dell’educazione, 122),
Roma, LAS, 2013.
MARTINI, Carlo Maria, Carta pastoral Dios educa a su pueblo.
NANNI, Carlo, Educazione, en J. PRELLEZO – G. MALIZIA – C. NANNI (Eds.), Dizionario
di Scienze dell’Educazione, Roma, LAS, 22008, 369-372.
———, Pedagogia, en J. PRELLEZO – G. MALIZIA – C. NANNI (Eds.), Dizionario di
Scienze dell’Educazione, Roma, LAS, 22008, 851-854.
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio
para la catequesis, Roma, 2020.
Seminario Arquidiocesano de Catequesis 32
Parroquia San Juan Bosco y Santo Domingo Savio
Av. Colón 6500
C.P. 5003 - Córdoba
SALESIANOS DE DON BOSCO, Capítulo General 23. Educar a los jóvenes en la fe, Madrid,
CCS, 1990.
———, La pastoral juvenil salesiana. Cuadro de referencia, Asunción, Editorial S.D.B.
Edición extracomercial, 32014.
STELLA, Pietro, Don Bosco nella storia economica e sociale (1815-1870) (= Studi storici,
8), Roma, LAS, 1980.
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Anexo 1
STELLA, Pietro, Don Bosco nella storia economica e sociale (1815-1870) (= Studi storici,
8), Roma, LAS, 1980, 494-506.
«Pedro José Enría, nacido el 20 de junio de 1841 en la parroquia de San Benigno Canavese, hijo
de Antonio y de la que fue Pasqualina Cappirone, ambos nativos de Montanaro. Me administró
el bautismo el sr. Párroco teólogo Bennone. A la edad de 7 años recibí el sacramento de la
confirmación por monseñor Luis Moreno, obispo de Ivrea, día que fue una verdadera fiesta en la
familia, pero duró poco porque pocos meses después de dicha fiesta moría mi pobre madre. El
día de la ascensión de Nuestro Señor mi padre quedó viudo con tres hijos. Yo, que era el primero,
tenía apenas 7 años. El padre pasó a segundas nupcias con una virtuosa mujer que nos trató como
verdadera madre.
En 1852 mi padre quiso transferirse a Turín donde estaban ya sus hermanos. Tomó en alquiler
una casa en la fábrica de Teraglie, llamada La Rivor, sobre el camino que conduce a la abadía de
Stura. El primer año parecía que todo andaba bien. Dios bendecido a nuestra familia. mi padre
tenía mucho trabajo y yo y mi hermano trabajábamos en la fábrica de Teraglie, pero cuando todo
parecía que iba a velas desplegadas, he aquí que sobrevino la malaria en aquella localidad, por lo
que todo aquel barrio fue asaltado por las fiebres malignas. Me recuerdo que nosotros éramos 6
en familia. Teníamos todos la fiebre, era un verdadero hospital. Yo era el primero de los hijos y
me tocaba asistir a toda la familia. Una vez estuve varias horas sin sentido, se me había ya enfriado
todo el cuerpo. Me contaron después que todos lloraban y rezaban a Dios para que tenga
misericordia. El Señor escuchó las oraciones de mis seres queridos y en poco tiempo recuperé la
salud primera. Pero no era la fiebre, sino que nos esperaba otro flagelo a nuestra pobre familia.
En 1854 asoló la epidemia de cólera en toda Italia, pero en modo particular en aquella región,
porque estando casi sobre la orilla del río Stura, el aire era malsano por lo que el cólera produjo
muchas víctimas, y nuestra familia fue golpeada terriblemente. Murió el hermano mayor de mi
padre, pocos días después cayó enfermo mi padre y mi madrastra. Yo, que había cumplido apenas
12 años debía asistir a mi padre porque la madrastra en poco tiempo murió. No puedo describir
los dolores probados.
En aquella época mi padre estaba en la cama. Nosotros éramos 5 hijos. Es verdad que venía
nuestra abuela a ayudarnos, pero también ella pobrecita era vieja y enfermiza. ¿qué hacer? Nos
encomendamos de corazón al Señor y a su Santísima Madre. Estábamos también a un paso de
caer en la extrema miseria porque entre la fiebre y las otras enfermedades los pocos recursos que
teníamos iban disminuyendo. Pero la divina providencia vino en nuestra ayuda. Un día yo estaba
solo junto al lecho de mi pobre padre y he aquí que entran improvisadamente dos señores. Uno
era el Conde Chaijs y el otro el Conde Daiano. Nos saludaron con amor, nos dieron ayuda y
después nos pusieron una medalla de la Virgen en el cuello a mi padre y a mí. Nos trataron con
tanta caridad que yo lloraba de consolación ¿ quién lo hubiera dicho que un día yo llegaría a ser
hermano de aquel santo Conde que fue Don Carlo Caijs de Giletta?
Pocos días después de aquella grata visita vienen otros dos señores, que no me acuerdo más el
nombre, pero eran mandados por un comité de señores que habían abierto un orfanato provisorio
en Turín para recoger a los hijos de los afectados por el cólera. Estos dos hombres hablaron con
mi padre diciéndole si estaba contento de que hicieran retirar a todos sus hijos. El padre me llamó
y me preguntó si estaba contento. Yo le respondí enseguida que sí, diciendo ser agradecido al
Señor y a la Santísima Virgen. Se acordó el modo, y pocos días después fuimos conducidos todos
los 5 a aquel hospicio que estaba ubicado en el convento de los dominicos en Turín.
Era, si no me equivoco, hacia fines del mes de agosto. Apenas fuimos conducidos allá nos trataron
con mucha caridad y amorevolezza. Éramos más de 100 entre chicos y chicas, sin contar los niños
lactantes para los que estaban las nodrizas expresamente para el cuidado de estos pobres
chiquillos. El presidente de aquel comité era el señor comendador Dupré, un verdadero patricio
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turinés, un santo hombre. Nosotros estábamos muy bien, asistidos y bien nutridos, pero aquella
casa no debía durar mucho. Se decía entre los chicos que hacía más tiempo que habían entrado,
uno decía: ahora nos van a mandar o al Cottolengo, o a lo Don Cocchis, o a lo de Don Bosco.
Uno me dijo: “¿ dónde te gustaría más?” Yo no conocía ni Turín, ni Don Bosco, ni el Cottolengo,
no conocía a ninguno. Sin embargo dije enseguida: “a mí me gustaría más ir de Don Bosco”. La
Providencia dispuso que yo viniera.
Es verdad que Don Bosco en 1854, cuando se ensañaba el cólera, acepto más de 50 jóvenes en su
casa. Todos huérfanos, quien de padre o quien de madre. Hacía más aún: iba a asistir a los
“colerosos” y mandó también a tantos de sus jóvenes más grandes y en su casa ninguno tuvo el
mal. En los primeros días de la novena de la Natividad de María, Don Bosco vino a hacer una
visita a los hijos de los golpeados por la fatal enfermedad en el orfanato provisorio que funcionaba
en el convento de los dominicos. Estábamos allí recogidos más de 100 chicos de ambos sexos.
Yo, Pedro José Enría, puedo atestiguarlo porque soy todavía uno de aquellos afortunados que fue
ayudado por Don Bosco. Hacía ya varios días que me encontraba con mis cuatro hermanos en ese
hospicio provisorio esperando la triste noticia de la salud de nuestro padre o sino la muerte de
nuestro padre, cuando la Providencia vino en nuestro socorro. Mientras todos los chicos eran
reunidos y puestos en fila por un asistente, vemos venir a un cura acompañado por el director del
orfanato. Aquel cura sonreía, tenía un aire de bondad que se hacía amar sin necesidad de hablarle.
Pasando al lado de los chicos a todos les hacía una sonrisa, y después les preguntaba con amor
paterno el nombre, apellido y pueblo y si sabían las oraciones y el catecismo y si ya habían sido
promovidos a la comunión y si se habían confesado. Todos respondían con confianza y decían
cómo se encontraban. Pasó finalmente junto a mí. Yo sentía que me batía fuertemente el corazón,
no por temor sino por un afecto y amor que sentía dentro de mí mismo. Sentía que habría amado
siempre aquel santo varón. Me preguntó el nombre y apellido y pueblo. Yo le respondí con gran
afecto: me llamo Enría Pedro José. Me dice: “¿quieres venir conmigo? Seremos siempre buenos
amigos hasta que estemos en el Paraíso. ¿estás contento?” “Oh, sí señor”, respondí, “estoy
contentísimo”. “¿Y este que tienes al lado es tu hermano?” “Sí, señor”. “Bien, vendrá también él.
Le bese la mano con confianza y amor de hijo, me saludó con amor de padre y pasó a otros. A
todos hacia una caricia, un saludo lleno de bondad. Yo lo acompañaba con la mirada y sentía en
mi corazón un no sé qué y decía: ¡ qué bueno que se se cura, cómo se hace amar todavía antes de
conocerlo! Yo, sin embargo, no podía comprender quién era aquel cura porque ninguno nos había
dicho su nombre.
Pero unos días después de dicha visita fuimos conducidos al Oratorio de San Francisco de Sales.
Era el 6 de septiembre de 1854, día afortunado para mí. ¿Quién lo hubiera dicho que Don Bosco
fuera a buscarse un oscuro joven, hijo de un pobre pero honesto campesino, para que fuera un día
aquel que debía asistirlo en todas sus enfermedades, hasta que fuera el paraíso a recibir el premio
de sus virtudes? Dios lo había inspirado para salvar mi alma. De hecho, hablando yo algún tiempo
después de que fuera aceptado en casa con algunos compañeros que estaban comentando sobre
una gran enfermedad que tuvo Don Bosco en 1848, de hecho estuvo en peligro de muerte y fue
salvado por las oraciones de sus jóvenes que obtuvieron de Dios la suspirada curación, yo sentía
mi corazón reventar en lágrimas, y si bien era todavía un chico, dije a aquellos compañeros: “ojalá
el señor Don Bosco no se enferme nunca jamás, pero si por desgracia eso sucediera, deseo con
todo el corazón poder asistirlo y prodigarle a aquellos afectuosos cuidados que un amoroso hijo
proporciona al propio padre”.
Al entrar en el Oratorio fuimos bien acogidos por Don Bosco y por su amorosa madre. Entonces
conocí a aquel cura que vino a visitarnos al hospicio de Santo Domingo. Sentí aquel nombre que
me había sonado tan dulce la primera vez que lo sentí decir por los pequeños huérfanos, pero
después, sabiendo que yo estaba justo en la casa de Don Bosco, mi corazón no podía más de
alegría»32.
32
P. STELLA, Don Bosco nella storia economica e sociale (1815-1870), Roma, LAS, 1980, 494-506.