Alerta Ustedes de Fabian Dobles-2
Alerta Ustedes de Fabian Dobles-2
Alerta Ustedes de Fabian Dobles-2
1.Anote, al menos, seis intertextos (mención de otras obras o personajes de otros textos).
2.Realice una comparación acerca de la descripción entre la Virgen de los Ángeles y la de Sarapiquí.
3.Explique la crítica que se hace al himno “Patriótica costarricense”.
4.Refiérase a la costumbre de poner nombres en inglés a negocios y personas. Págin
5.¿Por qué se hace referencia a la pérdida del voseo en Costa Rica? a|1
6.Explique con ocho ideas el código apreciativo. (no solo copie el del análisis literario facilitado)
7.¿De qué nos alerta el artículo a que se refiere en el ensayo?
8.¿Qué les pasó a Cocorí y Camaquire según el autor?
9.¿Qué nos define como nación, según el autor?
10.¿Qué debemos hacer los costarricenses ante la alerta que nos hace referencia Fabián Dobles?
Explique ampliamente.
En el “consejo” antes apuntado trates es forma de tuteo y decíle del voseo. La confusión
que aquí se evidencia puede parecer-en la actualidad y no sé si para todavía pocos o ya
muchos compatriotas-inofensiva o intrascendente, sobre todo a los ya aplanados por la
infracultura del “portamí. Más como acuse de recibido de cuanto puede estar sucediendo
psicosocialmente en nuestro país y, peor aún, dentro de su alma profunda nacional, me
parece grave corrosión interna demostrativa de que, al par de suplantaciones, despojos,
arrinconamientos, robos descarados, aplastamientos, domesticaciones y tantas otras
calamidades en los campos económicos, social, político, ecológico, moral y religioso,
también nos están arrastrando desde fuera a ser y sentirnos al conjugarnos los unos
parlandos con los otros, extraños y ajenos a lo que somos y traemos del pasado.
Págin
¿ no le ha sucedido a usted que al atendérselo en alguna tienda del centro comercial de a|2
San José o de Alajuela alguna vendedora de origen probablemente campesiono lo tutee
lisa y llanamente ( ¿ Quieres que te la alcance?, fíjate qué tela más fina…), como en las
telenovelas cotidianas? A mí sí. Y me he quedado tartamudo. Quizá se llame Yorleni,
Evelyn o Jennifer y pertenezca a la legión de nueva nomenclatura inglesa que viene del
Registro Civil y los libros parroquiales de unos decenios a esta parte como otro síntoma-
plaga de la enajenación de la cultura de nuestro asediado y casi indefenso país, cuyos
habitantes últimamente se caracterizan en proporción cada día mayor por su falta de
personalidad cultural e idiomática. Se me ocurre aquí preguntar si habrá todavía
periodistas que no escriban, al modo ríoplantese,, ese ajeno recién que “ recién en los
últimos años” nos ha llovido desde el cono sur y que a lo mejor debe de parecerles una
novedad estilística que ignoraban y “recién descubren”; o bien cuántos estarán enterrados
de que iniciar nunca fue verbo intransitivo, como sí lo son empezar, comenzar, por lo que
no se debe escribir “el partido inició a las once”, sino obligadamente “se inició”, ya que no
hablamos inglés; todavía hablamos el español dialectal costarricense, donde aún podemos
solazarnos con nuestras venerables formas reflejas o cuasirreflejas, riqueza de que no
disponen algunas otras lenguas. Y aunque estos últimos apuntamientos parecen desviarse
del meollo de mi artículo, los menciono-al igual que podría hacerse con otros similares
casos-como hincapié en nuestra flojera colectiva para sostenernos en lo que nos pertenece
y caracteriza, sin doblegar la cerviz ante cualesquiera novedades forasteras, a las que con
tan siniesca debilidad se tiende a imitar.
Sueñen por unos momentos con una conchería de Aquileo romanceada en “tú” y en “ti”, o
con los bananeros de Fallas o el palmitero de Max Jiménez diciendo “entiendes” por
“entendés” o “dinos” por “decínos” y, bueno, se sentirán en cualquier país menos Costa
Rica.
Mas no es sólo asunto de pueblo llano, sino cosa de arriba abajo y abajo arriba. Vayan si
no y se lo preguntan al maestro de la novela Juan Varela pero asimismo a don Federico, el
muy señor burgués bananero de Murámonos Federico, y también a la Tía Tula y los
cafetaleros “levas” de Los Molinos de Dios, por citar narraciones de las más sobresalientes
y conocidas de antes y de ahora donde, como en otras tantas a su vez renombradas,
sehace vivir literariamente a nuestra gente en diversas circunstancias y tiempos y zonas
sociales. Si no se tratan de “usted”, en relación de confianza entre amigos o cariñosamente
lo corriente y normal es tratarse de vos, como de padres a hijos o entre hermanos; a veces,
hasta entre desconocidos que al relacionarse se sienten iguales. De ese modo son como
son y si no no son, es decir, no somos. Su lenguaje natural espontáneo así se lo manda
para expresarse, como cifra y suma que este constituye de cultura histórica y memoria
colectiva integrada, porque el voseo es signo que nos identifica y diferencia, por de fuera,
en la forma, mas, desde muy adentro, en la sustancia psicológica.
Págin
Ah, pero sin embargo ahora está conteciendo que hasta la Virgen de Sarapiquí, a juzgar a|3
por el rosario de ingenuidades y rarezas que se pueden leer o escuchar eb diversas
informaciones públicas, no trata de “vos” a su iluminado mensajero. Por lo visto, en las
alturas celestiales están mal enterados de que nuestro país, fraguado históricamente por
pobres y pobretones pobladores-hidalgüelos, por Ley de Indias ”caballeros”, campeó y se
impulso el tratamiento de segunda persona en plural ficticio, como aconteció en el inglés
con el you y en el francés con el vous, claro indicio histórico-lingüístico según autorizadas
opiniones de una movilización social clasista de tendencia niveladora con trasfondo
democrático o democratizador, en sentido adverso al espíritu servil y al dominio noble
sobre los plebeyos.
Sólo que las naciones como la nuestra, especialmente en estos acelerados tiempos de los
enormes saltos científicos y tecnológicos y las intercomunicaciones ensordecedoras en
poder de los grandes imperios dominantes, llevan por pequeñas y débiles las de perder, al
igual que lo arrastran en los mezquinos y sucios campos de la economía y las finanzas
internacionales, si no adquieren conciencia plena de sí misma y defienden su personería
profunda en este perenne proceso de asimilación e intercambio cultural, en el fondo
necesario y fructífero considerado como totalidad en marcha hacia el futuro, mas también
capaz de borrarnos de la faz del planeta como ser nacional con nombre auténtico propio.
Casos curiosos hay en nuestra historia para hacernos temer lo que podría acontecernos
como pueblo al que con facilidad se lo logra hacer pasar por inocente hasta el extremo de
creer a pie juntillas suya y solo una canción – la Patriótica Costarricense-donde se canta a
la sombra crecí de tu palma, tus sabanas corrí siendo niño, pero en cambio no hay
mención ninguna a montaña, volcán ni río, aunque sí una alusión a los goces de Europa Págin
que no encaja para nada en un país sin familias terratenientes ausentistas ni millonaria a|4
burguesía “peninsulera” o afrancesada. Y todo el mundo tan campante. En este caso
(canción llegada de Cuba probablemente a fines del pasado siglo) este ingenuo
“adueñamiento” no ha hecho más daño, si lo hubiera, que exhibirnos como país sencillo y
despistado. Lo traigo, no obstante, a cuento porque hoy en día todo hace pensar que de un
modo y de otro una cúpula poderosa que en mucho ha perdido autenticidad nacional y se
identifica predominantemente con una posición subjetiva transnacionalista, influye en todos
los aspectos de la vida nacional y parece estar cambiándole la fisonomía interna a mucha
gente sencilla que de nada de esto es responsable, haciéndole pasar todos los días por
inocente para que crea que es liebre el gato.
Tal minoría piensa y siente más que en español en inglés, independientemente de hablarlo
o no. Hace algunos decenios se asomó a la prensa de que a Costa Rica le convendría
convertirse en Estado Libre Asociado, al modo portorriqueño.
Aunque, sin no recuerdo mal, a la atrevida sugerencia no le soplaron notorios vientos
favorables por su apariencia ligera y superficial, creo que esta superficialidad llevada ya en
sí la cabecita de un iceberg oculto en las turbias aguas político-sociales de aquellos días. Y
si ahora lo menciono es porque de igual manera piensa y quisiera actuar, o de hecho
actúa, consciente o inconsciente, la más predominante mayoría de esa cúpula
privilegiadamente influyente, caracterizada, matices más, matices menos, por importarle
muy poco el destino de Costa Rica como nación y pueblo con personalidad propia,
crecimiento diversificado y sano y perspectiva feliz, porque su cuenta bancaria y la
bienandanza y medro de su círculo y su clase están primero.
Bajo su dominio casi total se hallas lo más poderosos medios de comunicación social que,
también matices más, matices menos, obedecen a sus apetitos económicos, políticos y
“culturales” la televisión en primer lugar, instrumento de comunicación audiovisual el más
aplastante y deformador que, por más costoso y difícil de ser competido, resulta la más,
más y más, matices apenas menos-, la mayoría enlatados desde las grandes urbes de la
violencia, el crimen, las mafias, la internacional antiestética de la glotonería espasmódico-
musical y tantas cacomaniáticas carcajadas que ningún genio del mal, ni aun
proponiéndoselo con toda intención, lograría concebir y diseñar mejor para seducir,
disolver y despedazar almas adolescentes ávidas de estímulos.
Todo lo anterior, apenas un esbozo de tantos envoltorios dentro de los cuales se le sirven
a nuestra gente formas y contenidos no siempre , pero sí generalmente, necios o nefastos
y desmoralizadores que, por subyacentes oscuros caminos, deben de estar integrándose
corrosivamente en el alma nacional, enajenándola y en gran medida haciéndola degenerar
lastimosamente( pensemos en los pandilleros neoyorkinos que han infestado a San José y
los travestis como en San Francisco que pululan por los reductos de la Dolorosa al sur)
hasta extremos nunca antes sospechados…; peor aún si, como bien se sabe y tantos
acentúan, esto acontece en un país donde la situación creciente de pobreza y
desesperanza de tanta gente convierte el medio social en una esponja quemante que
absorbe con avidez este ir de mal en peor que nos viene caracterizando desde hace rato
en lo ético, lo estético, lo político, lo religioso y lo delictivo, así lo miren con los anteojitos
del pollino de la fábula algunos soñadores.
Bueno, si ya por culpa de esa cumbre de cien palancas que impone leyes, tratados,
empréstitos, contratos y gobiernos (lo nuestro no es, soñadores, si bien se mira, una
democracia: sin eufemismos, más bien una oligarquía ilustrada y muy bien disimulada,
democrático-teocrática, que adora su fetiche, el voto, dividido siempre, esto sí, en mitades
intercambiables cupularmente para divertimiento cuatrienal del rebaño multitudinario y la
repartición de gajes y viajes), se nos están acabando las playas en realidad propias; las
mejores bahías se van volviendo ajenas; los bosques se los llevaron casi todos navegando Págin
en barcos bananeros; le regalaron al diablo buena parte de los mejores ríos; el Golfo a|5
Dulce. Dulce golfo {único en el mundo, pende del hilo de una tremenda transnacional;
hoteles, restaurantes, lugares de descanso-todo eso que podía antes disfrutarse en grande
frente a la maravilla de la naturaleza-ahora llevan nombre muchos de ellos en lengua
extranjera y no los pueden pagar ningún costarricense, como no sea millonario.
Hipódromos, casinos, sitios prostibularios de carísimo postín por arriba; crack, marihuana y
puñaladita segua por allá abajo, qué fantasía disnilandiana para infancia del siglo venidero.
¿Adiós para siempre adiós los últimos monos colorados, los postreros manatíes, los ya no
los veremos tigres ni ocelotes, se nos acaban las guacamayas, las iguanas qué lástima, ya
nadie las recuerda, ayer murió el último cedro amargo, amargo, amargo? Todo esto se me
ocurre leyendo frente a esta plaza de pueblo donde aún juegan futbol los escolares, el
letrero de la que en otro tiempo llamábamos la taquilla del barrio y después la cantina;
ahora dice, aunque nadie sepa del genitivo sajón, YUCA`BAR, y calle de por medio
ABASTECEDOR SANTA MARTA. Como que se ha prohibido la palabra pulpería, al modo
en que para los anuncios y recomendaciones comerciales de prensa y televisión (no sé si
de radio también) está vedado emplear el voseo con los compradores costarricenses, por
lo visto todos los españoles, chilenos o mejicanos. Extraña manera de comerciar. Existe
entre cierta gama de intelectuales de altos pujos y publicistas de altos vuelos una especie
de vergüenza generalizada con respecto al idioma que hablamos, particularmente en lo
concerniente al idioma que hablamos, particularmente en lo concerniente al voseo,
atribuible a un fenómeno no ajeno a complejo, producto de la ignorancia como nación
pequeña de que en otros países y regiones mayores también vosea y todo el mundo feliz
de la vida, pera aquí nadie aparenta saberlo.
Y pues de vender hablábamos, Camaquire y Cocorí, heroicos caciques aborígenes que las
maestras de mi tiempo enseñaban a venerar como símbolos muy amados de entereza
patriótica, se trocaron en dos importantes instalaciones comerciales capitalinas de
múltiples y variadas líneas. Hace más de medio siglo, Cocorí, mártir de nuestros primeros
días como país en germen, había ya sufrido la afrenta de que le tomaran prestado su
nombre para ponérselo a un ron enloquecedor que lanzó en aquellos años la Fábrica
Nacional de Licores. Que confusión. Vaya manera de autenticarse dignamente ante los
demás pueblos. ¡País atrabiliario el nuestro, a veces!, por causa de esas cúspides
mandantes , grandes o chiquitas, gracias a las que lindos nombres de procedencia
terruñosa y tradicional se han extinguido, por ejemplo el de Pacaca, y aquí, al alcance de
mi respiración, el Bajo de la Cazuela.
He tratado en el curso de este cuarto-a espaldas-urdido un poco a lo mosaico herido y
apasionado en defensa de la personalidad de nuestro país, del asedio o escamoteo a que
se está sometiendo el tradicional voseo costarricense y, lo confieso, tiemblo un poco por su
futuro, si no nos ceñimos bien el santo y seña que nos define como nación.
Retomando el hilo con que lo comencé, terminaré con otro significativo ejemplo:
Acabo de leer en un cuento recién publicado, de uno de muchos diálogos que se pueden
suponer entre los costarricenses, estos abalorios: “…Julieta: no sabés cuánto me he
acordado de ti.
Decí, por Dios, qué me has dao Que estoy tan cambiao No se más quién soy…? No, que Dios no lo quiera. Págin
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Análisis literario del ensayo ¡Alerta, ustedes!
Págin
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Ejemplos:
“Así encontramos que las indagaciones realizadas en diversos países del continente nos señalan
como una excepción, en tanto se presenta en los habitantes de nuestro territorio…”
“¿No le ha sucedido a usted que al atendérselo en alguna tienda del centro comercial de San José o
de Alajuela alguna vendedora de origen probablemente campesino lo tutee lisa y llanamentePágin
(¿Quieres que te la alcance?, fíjate qué tela más fina…), como en las telenovelas cotidianas? A mí sí.a | 8
Y me he quedado tartamudo…”
El autor plantea está falta de identidad desde los siguientes puntos de vista: