Alerta Ustedes de Fabian Dobles-2

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Guía de lectura:

1.Anote, al menos, seis intertextos (mención de otras obras o personajes de otros textos).
2.Realice una comparación acerca de la descripción entre la Virgen de los Ángeles y la de Sarapiquí.
3.Explique la crítica que se hace al himno “Patriótica costarricense”.
4.Refiérase a la costumbre de poner nombres en inglés a negocios y personas. Págin
5.¿Por qué se hace referencia a la pérdida del voseo en Costa Rica? a|1
6.Explique con ocho ideas el código apreciativo. (no solo copie el del análisis literario facilitado)
7.¿De qué nos alerta el artículo a que se refiere en el ensayo?
8.¿Qué les pasó a Cocorí y Camaquire según el autor?
9.¿Qué nos define como nación, según el autor?
10.¿Qué debemos hacer los costarricenses ante la alerta que nos hace referencia Fabián Dobles?
Explique ampliamente.

“¡Alerta ustedes!, de Fabián Dobles


“ Si ves pan o comida dentro del horno o sobre la cocina, no trates de cogerlos. ¡Podrás
quemarte! Mejor pedile a un adulto que los alcance”. ( El subrayado es mío ).
Ese consejo aparece así escrito en el suplemento Aprendamos Nº 29, del martes 7 de
setiembre de 1993, del diario La República, y lo la Consejito, personaje infantil
graciosamente concebido y dibujado para los niños.
Curiosa casualidad que la “desconcordada” coexistencia de la forma verbal “trates” y
“pedíle”( que tildo en la i por ser inclítica y así debe ser) aparezca a continuación de un
artículo titulado ¿Qué significa independencia?, publicado a propósito de la
conmemoración cercana del 15 de setiembre y donde acababa de leer entre otros valiosos
pensamientos uno que dice:
“Igualmente, nuestra cultura es mancillada día a día a través de la pérdida de nuestra
identidad cultural”.
El artículo todo, por cierto, merece leerse: es un vibrante llamado a comprender a fondo
por qué la decadencia de la identidad nacional y la necesidad de atajarla y luchar por una
verdadera patria soberana en todos sus aspectos. Y si ahora prosigo con la discordancia
entre trates y pedíle, síntoma de “débil conciencia nacional”, de la que precisamente se
lamenta el artículo citado, idiomáticamente en este caso, no se debe a voluntad de afear ni
deslucir el aludido Suplemento y menos la muy eficaz intención del artículo donde se
quiere sacudir a mentes y arrebatar a corazones para fortalecer esa conciencia de
identidad e independencia, sino para contribuir a este “¡Alerta, ustedes los todavía
costarricenses de cepa!” , desde mi posición de escritor centinela que ha intentado
escudriñar la vida de sus paisanos y la suya propia como uno de ellos, incluida como
prioridad vital su parla de todos los días-indivisible en cada ser humano de su pensar,
sentir, recordar y soñar-, donde la función y presencia del verbo predominan sobre todo los
demás porque es el movimiento y la acción.

En el “consejo” antes apuntado trates es forma de tuteo y decíle del voseo. La confusión
que aquí se evidencia puede parecer-en la actualidad y no sé si para todavía pocos o ya
muchos compatriotas-inofensiva o intrascendente, sobre todo a los ya aplanados por la
infracultura del “portamí. Más como acuse de recibido de cuanto puede estar sucediendo
psicosocialmente en nuestro país y, peor aún, dentro de su alma profunda nacional, me
parece grave corrosión interna demostrativa de que, al par de suplantaciones, despojos,
arrinconamientos, robos descarados, aplastamientos, domesticaciones y tantas otras
calamidades en los campos económicos, social, político, ecológico, moral y religioso,
también nos están arrastrando desde fuera a ser y sentirnos al conjugarnos los unos
parlandos con los otros, extraños y ajenos a lo que somos y traemos del pasado.
Págin
¿ no le ha sucedido a usted que al atendérselo en alguna tienda del centro comercial de a|2
San José o de Alajuela alguna vendedora de origen probablemente campesiono lo tutee
lisa y llanamente ( ¿ Quieres que te la alcance?, fíjate qué tela más fina…), como en las
telenovelas cotidianas? A mí sí. Y me he quedado tartamudo. Quizá se llame Yorleni,
Evelyn o Jennifer y pertenezca a la legión de nueva nomenclatura inglesa que viene del
Registro Civil y los libros parroquiales de unos decenios a esta parte como otro síntoma-
plaga de la enajenación de la cultura de nuestro asediado y casi indefenso país, cuyos
habitantes últimamente se caracterizan en proporción cada día mayor por su falta de
personalidad cultural e idiomática. Se me ocurre aquí preguntar si habrá todavía
periodistas que no escriban, al modo ríoplantese,, ese ajeno recién que “ recién en los
últimos años” nos ha llovido desde el cono sur y que a lo mejor debe de parecerles una
novedad estilística que ignoraban y “recién descubren”; o bien cuántos estarán enterrados
de que iniciar nunca fue verbo intransitivo, como sí lo son empezar, comenzar, por lo que
no se debe escribir “el partido inició a las once”, sino obligadamente “se inició”, ya que no
hablamos inglés; todavía hablamos el español dialectal costarricense, donde aún podemos
solazarnos con nuestras venerables formas reflejas o cuasirreflejas, riqueza de que no
disponen algunas otras lenguas. Y aunque estos últimos apuntamientos parecen desviarse
del meollo de mi artículo, los menciono-al igual que podría hacerse con otros similares
casos-como hincapié en nuestra flojera colectiva para sostenernos en lo que nos pertenece
y caracteriza, sin doblegar la cerviz ante cualesquiera novedades forasteras, a las que con
tan siniesca debilidad se tiende a imitar.

En un cuento muy conocido y muy costarricense, pero también iberoamericano y universal,


leemos:
“-Pues te me quitás de aquí ya, ya, si no querés que salga de vos ahora mismo; y cuidadito
con volver a asomar la nariz por aquí, porque te va a saber feo. Este yurro es mío y pedile
a Dios que no me arrepienta de dejarte ir.
Tío Tigre se las pintó sin esperar…”
¿Pueden ustedes imaginarse a Tío Conejo diciendo “quitas”, “quieres”, “salga de ti”, “pídele
a Dios”?

Sueñen por unos momentos con una conchería de Aquileo romanceada en “tú” y en “ti”, o
con los bananeros de Fallas o el palmitero de Max Jiménez diciendo “entiendes” por
“entendés” o “dinos” por “decínos” y, bueno, se sentirán en cualquier país menos Costa
Rica.

Mas no es sólo asunto de pueblo llano, sino cosa de arriba abajo y abajo arriba. Vayan si
no y se lo preguntan al maestro de la novela Juan Varela pero asimismo a don Federico, el
muy señor burgués bananero de Murámonos Federico, y también a la Tía Tula y los
cafetaleros “levas” de Los Molinos de Dios, por citar narraciones de las más sobresalientes
y conocidas de antes y de ahora donde, como en otras tantas a su vez renombradas,
sehace vivir literariamente a nuestra gente en diversas circunstancias y tiempos y zonas
sociales. Si no se tratan de “usted”, en relación de confianza entre amigos o cariñosamente
lo corriente y normal es tratarse de vos, como de padres a hijos o entre hermanos; a veces,
hasta entre desconocidos que al relacionarse se sienten iguales. De ese modo son como
son y si no no son, es decir, no somos. Su lenguaje natural espontáneo así se lo manda
para expresarse, como cifra y suma que este constituye de cultura histórica y memoria
colectiva integrada, porque el voseo es signo que nos identifica y diferencia, por de fuera,
en la forma, mas, desde muy adentro, en la sustancia psicológica.
Págin
Ah, pero sin embargo ahora está conteciendo que hasta la Virgen de Sarapiquí, a juzgar a|3
por el rosario de ingenuidades y rarezas que se pueden leer o escuchar eb diversas
informaciones públicas, no trata de “vos” a su iluminado mensajero. Por lo visto, en las
alturas celestiales están mal enterados de que nuestro país, fraguado históricamente por
pobres y pobretones pobladores-hidalgüelos, por Ley de Indias ”caballeros”, campeó y se
impulso el tratamiento de segunda persona en plural ficticio, como aconteció en el inglés
con el you y en el francés con el vous, claro indicio histórico-lingüístico según autorizadas
opiniones de una movilización social clasista de tendencia niveladora con trasfondo
democrático o democratizador, en sentido adverso al espíritu servil y al dominio noble
sobre los plebeyos.

Y ya que de Vírgenes y Sarapiquíes decirnos, pensemos si este novedoso o novelero


fenómeno recién aparecido en Costa Rica ( del que sociólogos, teólogos y hasta llanos
sacristanes escribientes se hallan muy ocupados discutiendo) en clara competencia de
clientela para con la costarricense Señora de los Angeles, que tanto nos significa a los aquí
bien nacidos y criados por humildosita y popular, no será en el fondo también ostentosa y
bien publicitada muestra más de la que califiqué débil personalidad nacional, en este caso
reflejada en el campo religioso, tan susceptible a supercherías e influjos disolventes que
provienen de presiones ajenas a lo que nos autentica o autenticaba como conglomerado
humano. Obsérvese cómo nuestra Virgen de extracción popular, oscura piedra plebeya y
connotación indígena y mestiza, se le enfrenta de buenas a primeras otra, pero solemne y
de aparente poder solar, producto de la que podría catalogarse “transnacional de las
apariciones marianas”, estas siempre de atuendo celeste y semblante caucástico-
eurocéntrico, clara señal de aculturación no ajena en la psicología social a tantos otros
fenómenos colectivos a menudo sicóticos que se dan y repiten en la gama de los grandes
espectáculos modernos, llenos de estímulos multiplicadores productos de efectos
especiales donde no faltan los alucinantes juegos de luces y escarcha luminotécnicas.

Bueno, es verdad: el desarrollo cultural se nutre globalmente de un irrefrenable toma y


daca histórico en movimientos continuo, donde se supone que unos y otros pueblos,
estas y aquellas regiones de la tierra, trasladándose de un modo y de otro en el tiempo y el
espacio, se influyen recíprocamente e intercambian sus grandes y pequeños hallazgos
culturales ( hablando a macrohistórico rasgos y sin excluir lo negativo junto a lo positivo),
de manera, y pese a tantos desgraciados encontronazos y pérdidas a la corta de los unos
o los otros, que es la humanidad toda quien acumula, suma, multiplica y gana, a la larga, y
así se enriquece culturalmente.

Sólo que las naciones como la nuestra, especialmente en estos acelerados tiempos de los
enormes saltos científicos y tecnológicos y las intercomunicaciones ensordecedoras en
poder de los grandes imperios dominantes, llevan por pequeñas y débiles las de perder, al
igual que lo arrastran en los mezquinos y sucios campos de la economía y las finanzas
internacionales, si no adquieren conciencia plena de sí misma y defienden su personería
profunda en este perenne proceso de asimilación e intercambio cultural, en el fondo
necesario y fructífero considerado como totalidad en marcha hacia el futuro, mas también
capaz de borrarnos de la faz del planeta como ser nacional con nombre auténtico propio.
Casos curiosos hay en nuestra historia para hacernos temer lo que podría acontecernos
como pueblo al que con facilidad se lo logra hacer pasar por inocente hasta el extremo de
creer a pie juntillas suya y solo una canción – la Patriótica Costarricense-donde se canta a
la sombra crecí de tu palma, tus sabanas corrí siendo niño, pero en cambio no hay
mención ninguna a montaña, volcán ni río, aunque sí una alusión a los goces de Europa Págin
que no encaja para nada en un país sin familias terratenientes ausentistas ni millonaria a|4
burguesía “peninsulera” o afrancesada. Y todo el mundo tan campante. En este caso
(canción llegada de Cuba probablemente a fines del pasado siglo) este ingenuo
“adueñamiento” no ha hecho más daño, si lo hubiera, que exhibirnos como país sencillo y
despistado. Lo traigo, no obstante, a cuento porque hoy en día todo hace pensar que de un
modo y de otro una cúpula poderosa que en mucho ha perdido autenticidad nacional y se
identifica predominantemente con una posición subjetiva transnacionalista, influye en todos
los aspectos de la vida nacional y parece estar cambiándole la fisonomía interna a mucha
gente sencilla que de nada de esto es responsable, haciéndole pasar todos los días por
inocente para que crea que es liebre el gato.
Tal minoría piensa y siente más que en español en inglés, independientemente de hablarlo
o no. Hace algunos decenios se asomó a la prensa de que a Costa Rica le convendría
convertirse en Estado Libre Asociado, al modo portorriqueño.
Aunque, sin no recuerdo mal, a la atrevida sugerencia no le soplaron notorios vientos
favorables por su apariencia ligera y superficial, creo que esta superficialidad llevada ya en
sí la cabecita de un iceberg oculto en las turbias aguas político-sociales de aquellos días. Y
si ahora lo menciono es porque de igual manera piensa y quisiera actuar, o de hecho
actúa, consciente o inconsciente, la más predominante mayoría de esa cúpula
privilegiadamente influyente, caracterizada, matices más, matices menos, por importarle
muy poco el destino de Costa Rica como nación y pueblo con personalidad propia,
crecimiento diversificado y sano y perspectiva feliz, porque su cuenta bancaria y la
bienandanza y medro de su círculo y su clase están primero.
Bajo su dominio casi total se hallas lo más poderosos medios de comunicación social que,
también matices más, matices menos, obedecen a sus apetitos económicos, políticos y
“culturales” la televisión en primer lugar, instrumento de comunicación audiovisual el más
aplastante y deformador que, por más costoso y difícil de ser competido, resulta la más,
más y más, matices apenas menos-, la mayoría enlatados desde las grandes urbes de la
violencia, el crimen, las mafias, la internacional antiestética de la glotonería espasmódico-
musical y tantas cacomaniáticas carcajadas que ningún genio del mal, ni aun
proponiéndoselo con toda intención, lograría concebir y diseñar mejor para seducir,
disolver y despedazar almas adolescentes ávidas de estímulos.
Todo lo anterior, apenas un esbozo de tantos envoltorios dentro de los cuales se le sirven
a nuestra gente formas y contenidos no siempre , pero sí generalmente, necios o nefastos
y desmoralizadores que, por subyacentes oscuros caminos, deben de estar integrándose
corrosivamente en el alma nacional, enajenándola y en gran medida haciéndola degenerar
lastimosamente( pensemos en los pandilleros neoyorkinos que han infestado a San José y
los travestis como en San Francisco que pululan por los reductos de la Dolorosa al sur)
hasta extremos nunca antes sospechados…; peor aún si, como bien se sabe y tantos
acentúan, esto acontece en un país donde la situación creciente de pobreza y
desesperanza de tanta gente convierte el medio social en una esponja quemante que
absorbe con avidez este ir de mal en peor que nos viene caracterizando desde hace rato
en lo ético, lo estético, lo político, lo religioso y lo delictivo, así lo miren con los anteojitos
del pollino de la fábula algunos soñadores.
Bueno, si ya por culpa de esa cumbre de cien palancas que impone leyes, tratados,
empréstitos, contratos y gobiernos (lo nuestro no es, soñadores, si bien se mira, una
democracia: sin eufemismos, más bien una oligarquía ilustrada y muy bien disimulada,
democrático-teocrática, que adora su fetiche, el voto, dividido siempre, esto sí, en mitades
intercambiables cupularmente para divertimiento cuatrienal del rebaño multitudinario y la
repartición de gajes y viajes), se nos están acabando las playas en realidad propias; las
mejores bahías se van volviendo ajenas; los bosques se los llevaron casi todos navegando Págin
en barcos bananeros; le regalaron al diablo buena parte de los mejores ríos; el Golfo a|5
Dulce. Dulce golfo {único en el mundo, pende del hilo de una tremenda transnacional;
hoteles, restaurantes, lugares de descanso-todo eso que podía antes disfrutarse en grande
frente a la maravilla de la naturaleza-ahora llevan nombre muchos de ellos en lengua
extranjera y no los pueden pagar ningún costarricense, como no sea millonario.
Hipódromos, casinos, sitios prostibularios de carísimo postín por arriba; crack, marihuana y
puñaladita segua por allá abajo, qué fantasía disnilandiana para infancia del siglo venidero.
¿Adiós para siempre adiós los últimos monos colorados, los postreros manatíes, los ya no
los veremos tigres ni ocelotes, se nos acaban las guacamayas, las iguanas qué lástima, ya
nadie las recuerda, ayer murió el último cedro amargo, amargo, amargo? Todo esto se me
ocurre leyendo frente a esta plaza de pueblo donde aún juegan futbol los escolares, el
letrero de la que en otro tiempo llamábamos la taquilla del barrio y después la cantina;
ahora dice, aunque nadie sepa del genitivo sajón, YUCA`BAR, y calle de por medio
ABASTECEDOR SANTA MARTA. Como que se ha prohibido la palabra pulpería, al modo
en que para los anuncios y recomendaciones comerciales de prensa y televisión (no sé si
de radio también) está vedado emplear el voseo con los compradores costarricenses, por
lo visto todos los españoles, chilenos o mejicanos. Extraña manera de comerciar. Existe
entre cierta gama de intelectuales de altos pujos y publicistas de altos vuelos una especie
de vergüenza generalizada con respecto al idioma que hablamos, particularmente en lo
concerniente al idioma que hablamos, particularmente en lo concerniente al voseo,
atribuible a un fenómeno no ajeno a complejo, producto de la ignorancia como nación
pequeña de que en otros países y regiones mayores también vosea y todo el mundo feliz
de la vida, pera aquí nadie aparenta saberlo.
Y pues de vender hablábamos, Camaquire y Cocorí, heroicos caciques aborígenes que las
maestras de mi tiempo enseñaban a venerar como símbolos muy amados de entereza
patriótica, se trocaron en dos importantes instalaciones comerciales capitalinas de
múltiples y variadas líneas. Hace más de medio siglo, Cocorí, mártir de nuestros primeros
días como país en germen, había ya sufrido la afrenta de que le tomaran prestado su
nombre para ponérselo a un ron enloquecedor que lanzó en aquellos años la Fábrica
Nacional de Licores. Que confusión. Vaya manera de autenticarse dignamente ante los
demás pueblos. ¡País atrabiliario el nuestro, a veces!, por causa de esas cúspides
mandantes , grandes o chiquitas, gracias a las que lindos nombres de procedencia
terruñosa y tradicional se han extinguido, por ejemplo el de Pacaca, y aquí, al alcance de
mi respiración, el Bajo de la Cazuela.
He tratado en el curso de este cuarto-a espaldas-urdido un poco a lo mosaico herido y
apasionado en defensa de la personalidad de nuestro país, del asedio o escamoteo a que
se está sometiendo el tradicional voseo costarricense y, lo confieso, tiemblo un poco por su
futuro, si no nos ceñimos bien el santo y seña que nos define como nación.
Retomando el hilo con que lo comencé, terminaré con otro significativo ejemplo:
Acabo de leer en un cuento recién publicado, de uno de muchos diálogos que se pueden
suponer entre los costarricenses, estos abalorios: “…Julieta: no sabés cuánto me he
acordado de ti.

…¡Recién estábamos acordándonos de vos!


…dónde estabas metido vos?…Necesito hablar en privado contigo, así es que llámame.”
Lo subrayo para que se note el arroz con mango o el coctel de leche de coco con aceite de
oliva.
¿Tendrá el voseo que cantar, parodiando a Gardel,

Decí, por Dios, qué me has dao Que estoy tan cambiao No se más quién soy…? No, que Dios no lo quiera. Págin
a|6
Análisis literario del ensayo ¡Alerta, ustedes!

Autor: Fabián Dobles (costarricense). Nació en San Antonio de Belén, el 7 de


enero de 1918. Estudió Derecho en la Universidad de Costa Rica. Abogado,
periodista y escritor.
Su obra se caracteriza por la búsqueda de la identidad costarricense, el estudio
de las raíces lingüísticas y culturales. El autor plantea una denuncia contra la
ignorancia del costarricense y su desconocimiento de la idiosincrasia nacional que
se refleja en el habla y las costumbres.
Género literario: Ensayo.
Características del género ensayo: Escrito en prosa.Es subjetivo
1. No agota el tema.
2. Presenta una extensión variable.
3. Dialógico (se da una interacción con el lector).
4. Es crítico.
5. Posee carácter didáctico.
6. Posee carácter ancilar: el ensayo está al servicio de otras disciplinas (Historia, Filosofía, otras).
7. Variedad de ideas y enfoques temáticos.

Movimiento literario: Vanguardismo (según la clasificación del MEP)


En realidad pertenece a la Generación del 40
Características del Vanguardismo:
1.Se evidencia en la literatura la pérdida de fe, la soledad, la angustia por la vida, el desencanto.
2.Culto al yo
3.Valoración excesiva de los elementos del mundo exterior.
4.Lo onírico (referente a los sueños) y lo irracional adquieren relevancia.

Contexto socio-histórico: Durante esta época, se implanta la socialdemocracia en Costa Rica. Se


crea el capítulo de "Las Garantías Sociales" por Manuel Mora Valverde. Es una época de
cuestionamientos y renovaciones, de importantes reformas sociales y de un nuevo concepto de
Estado. Los principales temas que tratan las obras literarias de este tiempo son la problemática
social, la distribución de la tierra y la dependencia de las compañías transnacionales.
El hablante en primera persona como recurso coloquial:
Este es uno de los recursos literarios que emplea el autor para entablar un coloquio (una
conversación, un diálogo) con el lector, y de este modo transmitirle su pensamiento.
Es el uso de la primera persona singular (yo) o primera persona plural (nosotros) en los textos
ensayísticos o ensayos. Es una estrategia del yo discursivo para hacer llegar el mensaje a los
receptores del texto. Es una manera informal, por eso se le llama coloquial, parece una conversación
en primera persona entre dos personas o más. El yo discursivo desea expresar sus impresiones o
ideas sobre un tema en específico.
Hablante en primera persona como recurso coloquial en el ensayo ¡Alerta ustedes!
El ensayo inicia como un llamado de atención a los costarricenses por la pérdida de la identidad
que se refleja, precisamente, en el habla cotidiana. El autor emplea la ironía (la burla) para criticar la
indiferencia del costarricense que se manifiesta en la vida cotidiana y hasta en los textos escritos.

Págin
a|7
Ejemplos:
“Así encontramos que las indagaciones realizadas en diversos países del continente nos señalan
como una excepción, en tanto se presenta en los habitantes de nuestro territorio…”
“¿No le ha sucedido a usted que al atendérselo en alguna tienda del centro comercial de San José o
de Alajuela alguna vendedora de origen probablemente campesino lo tutee lisa y llanamentePágin
(¿Quieres que te la alcance?, fíjate qué tela más fina…), como en las telenovelas cotidianas? A mí sí.a | 8
Y me he quedado tartamudo…”

El código apreciativo en el ensayo ¡Alerta ustedes!:


El autor denuncia la falta de compromiso del costarricense que lo lleva a aceptar costumbres
extranjeras, modismos y vocabulario ajenos a la identidad. Dobles denomina este proceso como la
infracultura del “portamí”.
La actitud de “no me importa” cómo hablo, cómo actúo y cómo reacciono ante los problemas
sociales refleja que el costarricense no se compromete con la defensa de la soberanía del país; por
esa razón tampoco le importa utilizar el tuteo que ha aprendido en las telenovelas, las canciones o
películas extranjeras. El “portamí” es la actitud propia de quien no tiene identidad personal pero
denigra los valores y tradiciones. Cuando un costarricense “tutea” demuestra la decadencia del país,
que se nota en el habla con el uso de anglicismos y nombres que no pertenecen al idioma español.

El autor plantea está falta de identidad desde los siguientes puntos de vista:

a) La religiosidad: Es un valor que define al costarricense, sin embargo, también se está


perdiendo debido a la influencia extranjera. La Señora de los Ángeles simboliza la fe del pueblo
costarricense, pero también su cultura.
b) El tuteo: El tuteo no forma parte del ser costarricense. Apareció recientemente como una moda
adquirida por la influencia de las telenovelas extranjeras. Para el autor, las personas que lo utilizan
están fuera de la realidad, demuestran ignorancia y carecen de identidad.
Del oyente o receptor: Fabián Dobles utiliza un título exhortativo que es un llamado a la defensa de
la identidad y una crítica a la construcción de la infracultura.
El autor propone un cambio de actitud del costarricense que se caracteriza por la pasividad, la
falta de compromiso.
Análisis titulológico (del título): La palabra alerta significa: Estar atento, listo, preparado… El autor
hace un llamado a la actitud vigilante de la sociedad costarricense ante la corrupción política, la
degradación social, la inseguridad ciudadana, la pobreza y otros problemas que afectan nuestra
sociedad.

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