Crecimiento Personal

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Crecimiento personal

1- Biopsicosocial es un concepto que no forma parte del diccionario que elabora la Real
Academia Española (RAE). Sin embargo, podemos descomponer el término en sus
unidades constituyentes para comprender de forma precisa a qué hace referencia.

El prefijo “bio” alude a la vida; “psico” se vincula a la psicología (la actividad de la mente o las
cuestiones del alma); “social”, por último, es aquello vinculado a la sociedad (la comunidad de
individuos que comparten una cultura y que interactúan entre sí). La noción de biopsicosocial, por
lo tanto, integra cuestiones biológicas, psicológicas y sociales.

El ser humano, un ser biopsicosocial

Suele decirse que el ser humano es biopsicosocial. Su potencial está determinado por sus
características biológicas (físicas), pero a su vez su accionar es influenciado por aspectos
psicológicos (como deseos, motivaciones e inhibiciones) y por el entorno social (la presión que
ejercen otras personas, los condicionamientos legales, etc.). Estos tres aspectos (bio, psico y
social) no pueden escindirse, sino que constituyen un todo. La conducta del hombre, de hecho,
constituye una unidad biopsicosocial.

Se habla de modelo biopsicosocial con referencia al enfoque que atiende la salud de las personas a
partir de la integración de los factores biológicos, psicológicos y sociales. Este modelo entiende
que el bienestar del hombre depende de las tres dimensiones: no alcanza con que el individuo
esté sano físicamente.

2- Necesidades básicas del ser humano:


 Necesidades fisiológicas
Son las necesidades vitales, las más básicas para sobrevivir, son de orden biológico,
encontramos, entre otras necesidades: de respirar, de beber agua, de dormir, de comer,
de sexo, de refugio. En resumen, son las que hacen que sigamos con vida, por eso son las
más básicas. Es importante cubrirlas ya que de lo contrario no podremos cubrir las
siguientes.
 Necesidades de seguridad
Son la consecuencia de haber cumplido las anteriores. Orientadas a la seguridad personal,
a la estabilidad y la protección de la persona. Entre ellas encontramos: la seguridad física,
de trabajo, de ingresos y recursos, de la familia, de la salud…

3- Necesidades de Crecimiento del ser humano:


 Necesidades de afiliación
Son las necesidades de los individuos para establecer vínculos afectivos, de crear un
entorno social. Por ejemplo, casarse, formar una familia, pertenecer a una comunidad o a
un club social, hacer amigos, etc.
 Necesidades de reconocimiento
Estas permiten fortalecer la autoestima. Es el reconocimiento hacia la propia persona, los
logros particulares y el respeto hacia los demás, si las cubrimos, nos sentiremos seguros de
nosotros mismos y que tenemos un valor dentro de la sociedad.
De lo contrario nos sentiremos inferiores y sin valor. Hay dos categorías: la inferior
(incluimos el respeto de los demás: el estatus, la fama, la gloria, el reconocimiento, etc…) y
la superior (el respeto por sí mismo: la autoconfianza, la competencia, el logro, la
independencia y la libertad).
 Necesidades de autorrealización
Son las necesidades internas de desarrollo espiritual, moral, buscar una misión u objetivo
en la vida, hacer un voluntariado, etc. Ahora que ya sabemos gran parte de lo que son las
necesidades humanas según Maslow.

4- ¿Quién es el niño interior?


El niño interior es un concepto nacido de la terapia gestalt. Para la gestalt, el niño interior
es la estructura psicológica más vulnerable y sensible de nuestro “yo”. Se forma
fundamentalmente a partir de las experiencias, tanto positivas como negativas, que
tenemos durante los primeros años de la infancia. Dependiendo del tipo de experiencias y
de cómo las interiorizamos, el niño interior puede ser una “personita” alegre, optimista y
sensible o por el contrario, alguien temeroso de la vida, enfurruñado e irascible.

Con el paso del tiempo, este niño se va escondiendo en lo más profundo de nuestro ser
pero sale a la luz en determinadas circunstancias, como por ejemplo, cuando necesitamos
enfrentar un proyecto que demanda mucha imaginación o cuando revivimos un miedo
que, como adultos, no debería atemorizarnos. La mayoría de las personas no se percatan
de la existencia de este niño interior, pero lo cierto es que en ocasiones es él quien
determina cómo respondemos ante determinadas circunstancias.

¿Cómo saber si nuestro niño interior está herido?


Cuando somos pequeños todos pasamos por experiencias positivas y negativas. Si vivimos
una situación negativa y somos capaces de solucionarla de manera adecuada (viviendo el
dolor correspondiente, dándonos tiempo para sanar y cerrando las heridas), entonces esta
experiencia se incorporará en nuestro “yo” sin causar daños y pasaremos a la fase sucesiva
del desarrollo.

No obstante, si no somos capaces de superar el impacto emocional de estas experiencias,


es probable que se generen sentimientos de ira, frustración y tristeza que terminarán
afectando a nuestro niño interior, quien deberá cargar con el peso de estos problemas
irresueltos. Como podrás suponer, estos sentimientos negativos afloran una y otra vez
determinando cómo reaccionamos ante la realidad.

Si tienes miedos irracionales, sientes rencor, odio o tristeza a menudo, respondes de


manera desproporcionada ante situaciones que no son realmente tan importantes o
saboteas tus metas constantemente, es probable que tu niño interior esté dañado. Lo cual
es perfectamente comprensible, ya que le estás obligando a llevar el peso de heridas
profundas que no acaban de sanar.

¿Cómo sanar a tu niño interior?


El niño interior debería servirnos para despertar la ilusión, la creatividad, la espontaneidad
y la alegría. Cuando nos hace revivir antiguos miedos y nos incita a comportarnos de
manera irascible, se convierte en un problema que debemos solucionar. ¿Cómo hacerlo?

Sanar al niño interior es un camino de autodescubrimiento porque deberás regresar en el


tiempo para descubrir cuáles han sido esos eventos negativos que aún no has podido
superar desde el punto de vista emocional y que te mantienen atado/a al pasado. Cuando
liberamos el dolor le ayudamos a nuestro niño interior a sanar y podemos mirar al futuro.

Vale aclarar que en ocasiones este viaje al pasado puede ser doloroso, puesto que
profundiza en heridas que no sanaron del todo. Por eso, para emprender el viaje de forma
segura lo mejor es hacerlo de la mano de un psicólogo que sea capaz de guiarte por los
recovecos de tu mente y guiarte en el proceso. Afortunadamente, hoy contamos con
herramientas terapéuticas como la hipnosis o EMDR, las cuales nos permiten acceder a
esos recuerdos grabados en nuestra memoria emocional y sanarlos, permitiéndonos
cicatrizar las heridas del pasado. Ya sabes que una cicatriz es algo que nos recuerda que
algo nos dolió, pero que YA no nos duele.

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