Tesis Experimental
Tesis Experimental
Tesis Experimental
I. Introducción.
III. Idealización cognitiva (el enfoque prescriptivo) v.s naturalización en la filosofía del
derecho (el enfoque descriptivo como condición del prescriptivo).
V. Conclusión.
VI. Bibliografía.
I. INTRODUCCIÓN
Los sujetos del derecho cumplen con normas muy diversas y complejas: leyes tributarias,
penales, civiles y administrativas, entre muchas otras.
Los abogados, por su parte, deben dedicar varios años de su vida para comprender y
conocer a fondo sólo un subconjunto de un sistema normativo.
En este trabajo partimos del supuesto de que responder a esta pregunta requiere
respuestas que van más allá de las que hasta la fecha han sido ofrecidas por la Teoría del
Derecho y que para ello se requiere saber cuáles son los procesos cognitivos que hacen
posible la eficacia normativa.
En la actualidad y dados los importantes avances en las ciencias cognitivas la teoría del
derecho no puede ignorar esta pregunta cuya respuesta debe ser por lo menos compatible
con los resultados de dichas ciencias.
En otras palabras, dado el nivel de avance de las últimas investigaciones cognitivas sobre la
conducta humana resulta injustificado no tomar en serio en qué consiste la eficacia de los
sistemas jurídicos y, como ha sido hasta la fecha, conformarse con referir el concepto de
pasada mediante elucubraciones especulativas. Muchas de las preguntas fundamentales
planteadas por los teóricos del derecho dependen de la respuesta al problema de la eficacia
normativa y son lo suficientemente relevantes como para no aprovechar las herramientas
teóricas y conceptuales proporcionadas por la ciencia para intentar contestarla. Sólo por
citar algunas consecuencias de esa respuesta vale señalar que de una adecuada explicación
de la eficacia del derecho depende la cabal comprensión de la autoridad del derecho, de su
legitimidad, de su incidencia o no en la configuración de prácticas sociales, de la
justificación de la atribución de responsabilidad jurídica y la aplicación de sanciones o,
incluso, siguiendo a Kelsen, la existencia misma de los sistemas jurídicos.
En este trabajo consideramos que para responder a esta pregunta central es necesario
conocer qué procesos cognitivos son necesarios o suficientes para que la eficacia jurídica
opere, respuesta que constriñe a las actuales teorías del Derecho de modo tal que aquellas
que no sean compatibles con los resultados de las ciencias resultarían inválidas o al menos
relegadas al terreno de las explicaciones "metafísicas" en el sentido peyorativo otorgado por
Carnap a la expresión. Asumimos, por lo tanto, que esta pregunta requiere considerar las
respuestas que la ciencia cognitiva proporciona a la conducta humana, lo que ofrece una
ruta hacia la naturalización del derecho: precisamente la que intentaremos seguir.
Por supuesto, apelar a la naturalización en la teoría del derecho no es del todo nuevo. De
hecho, hay varias propuestas al respecto, algunas apelando al realismo de prácticas
judiciales y los procesos epistémicos que éstas asumen, mientras que otras, en una zona de
intersección con la neuroética apelan directamente a cuestiones neuronales ó
neurocientíficas.
Proponemos que la indexicalidad cognitiva situada (relacionada con el problema del marco)
puede ser consciente ó inconsciente.
Dado que los contextos epistémicos y morales utilizados por los sujetos de las normas son
los que usan en su vida diaria, el gran misterio de la relación entre la moralidad y el
derecho desaparece o al menos debe reconsiderarse seriamente desde nuevos supuestos.
De igual manera, el de la eficacia normativa de un gran número de normas que sólo los
abogados comprenden después de arduo estudio, pero que también son seguidas por el
resto de los destinatarios de las mismas sin ese conocimiento también desaparece. Estas
son dos ventajas de nuestra propuesta.
La analogía lingüística es fundamental. Estructura y sintaxis son inconscientes. Los aspectos
normativos también son inconscientes. Uno requiere de lingüistas y psicólogos para
entender explícitamente las normas gramaticales y del comportamiento. De igual manera,
uno requiere de jueces para entender las normas jurídicas explícitamente. Sin embargo, uno
no necesita de esos conocimientos necesariamente para ser un hablante competente.
Por ejemplo, en el terreno de la física sabemos que el esfuerzo requerido para acelerar un
objeto se expresa mediante la ecuación lineal: fuerza = masa x aceleración, cuya
representación gráfica corresponde a una línea recta ascendente.
Dado que no es posible (o al menos no lo ha sido y no tenemos razones para suponer que
algún día lo será) representar todo cuanto es el caso en el mundo en un solo modelo, el
trabajo científico implica selección.
De esta manera, en la ecuación anterior se han considerado únicamente las dos variables
dependientes "masa" y "aceleración", pero todos sabemos que en el mundo también opera
la fricción y que ésta cambia la magnitud del esfuerzo requerido para el desplazamiento del
objeto y, por tanto, su velocidad.
Incluir la fricción como variable implica serias complicaciones que no pueden ser abordadas
desde una ecuación lineal y cambia el tipo de matemáticas al de las ecuaciones no lineales.
Los factores que pueden influir en las decisiones metodológicas durante el diseño de una
investigación científica pueden ser múltiples. Uno de particular importancia es el grado de
desarrollo del conocimiento científico o tecnológico en un dominio específico y en un tiempo
determinado. Así, el hecho de contar con súper computadoras hace posible abordar (y en
última instancia definir) problemas inimaginables en el siglo XIX. Sin embargo, la elección
de los elementos constitutivos del objeto de explicación (explanans) constituye una decisión
fundamental para la cual no hay garantías metodologías y frecuentemente queda a la
sagacidad del científico.
Una importante diferencia entre teorías científicas y las filosófico- jurídicas (así como con
todas las demás teorías puramente conceptuales) es que estas carecen de un estándar de
verificación empírica para su validación. No obstante, elaborar una teoría jurídica también
implica una selección de las propiedades relevantes del objeto de explicación o explanans,
que se traduce en la o las preguntas que el teórico buscará responder.
Esto es lo que parece tener en mente Julie Dickson cuando presenta su concepto de
proposición evaluativa indirecta referido a la teoría o filosofía del derecho:
"An indirectly evaluative proposition of the form 'X' is an important feature of the law" is
thus a proposition which attributes some evaluative property to that of the law but which
does not entail a directly evaluative proposition that the features of the law in question is
good (or bad) ...In asserting that 'X is an important feature' we are accounting
the existence of some X as significant and hence worthy of explanation". 2
La cuestión que ahora surge respecto de la teoría del derecho es si podemos identificar
algún criterio para determinar cuándo una propiedad requiere ser explicada y cuándo no. La
respuesta a este problema es relevante porque se liga de manera directa con la evaluación
de la virtud epistémica de la cobertura explicativa de una teoría (¿explica lo que debería
explicar?).
Siguiendo esta línea de pensamiento, el pluralismo en las teorías jurídicas puede explicarse
como diferentes instancias de la "X" en la fórmula de Dickson. Cada instanciación puede
considerar una propiedad diferente del derecho como relevante para ser explicada y
constituir el punto de partida de una tradición en la filosofía del derecho.
"Legal systems are extremely complex. Inevitably, a theory about law can capture only a
portion of the relevant facts...Once one accepts the importance of selection in constructing
social theories, the focus then turns to the basis on which selection occurs" 3
Por lo que respecta al objetivo central de este trabajo, la referencia al pluralismo metódico y
la diversidad de tradiciones en la teoría del derecho resulta de suma relevancia, toda vez
que cada una de ellas puede presuponer idealizaciones distintas acerca de las capacidades
cognitivas de los sujetos de derecho y, por tanto, ser susceptibles de diferentes refutaciones
a partir de los resultados de la investigación experimental. Con base en esto, debe resultar
obvio que las capacidades cognitivas presupuestas por un ius-naturalista que considera que
el derecho natural se conoce por revelación divina son diferentes a las de un defensor del
análisis económico del derecho que suscribe la teoría de la decisión racional, o a la de un
representante del realismo (o neo) realismo americano, para quien las decisiones judiciales
obedecen básicamente a factores subjetivos, o a la de un analítico oxoniense que asume
que el derecho es una práctica social. Como hemos señalado precedentemente, el objetivo
de este trabajo es meramente exploratorio y por tanto no habremos de analizar a
profundidad las capacidades cognitivas presupuestas por cada tradición y sus refutaciones.
En su lugar nos limitaremos a realizar algunas consideraciones generales sobre la tradición
analítica, el análisis económico del derecho y el (neo) realismo defendido por Leiter. Como
se mostrará más adelante resulta sorprendente percatarse de que, a pesar de sus
diferencias, es posible encontrar una zona de intersección en los presupuestos de las
diferentes tradiciones filosófico-jurídicas que corresponde a la idealización cognitiva del
destinatario del derecho como un agente racional, consciente del contenido de las normas
jurídicas que debe seguir y que decide su comportamiento con base en la autonomía de su
voluntad. Estos mismos presupuestos también son compartidos por otro tipo de teorías
conceptuales de gran importancia en los sistemas jurídicos de tradición romano-germánica:
las teorías doctrinales o de dogmática jurídica características de cada una de las diferentes
áreas del derecho.
En todo caso, debe subrayarse que no es nuestro objetivo realizar un análisis detallado de
las idealizaciones cognitivas en cada una de las referidas teorías, sino señalar el tipo de
investigación que creemos debe caracterizar a un programa de naturalización en la filosofía
del derecho, mismo que puede resumirse en la siguiente prescripción: aumentar el estándar
de validación epistémica de las teorías jurídicas de tal suerte que vaya más allá del ejercicio
dialéctico de la argumentación especulativa y llegue a ser una continuación de los
resultados de la investigación en ciencias cognitivas, en un sentido semejante tiene lugar en
el terreno de la filosofía de la mente contemporánea, donde ya no es posible hablar de
homúnculos.
¿Cómo es posible la identificación personal de uno mismo como sujeto de cierta norma?
Este problema tiene dos aspectos. El primero es normativo: ¿qué procesos cognitivos
permiten seguir una regla? El segundo es semántico: ¿qué procesos cognitivos permiten el
reconocimiento de una descripción como aplicable a uno mismo? A este último proceso se le
puede llamar indexicalidad normativa.
Respuestas a la primer pregunta, que es de carácter normativo, son de dos tipos: cognición
idealizada y cognición implementada. La cognición idealizada busca principios formales,
como las reglas basadas en los axiomas de probabilidad para condicionar las creencias. Este
es el tema de la epistemología formal. En contraste con esta propuesta formal, está la
evidencia psicológica que demuestra que en muchos casos estos principios formales no son
seguidos por los sujetos. La propuesta descriptiva busca encontrar cómo los agentes
cognitivos razonan, no cómo deben razonar.
En filosofía hay dos vertientes de crítica situacionista, que favorecen la tesis escéptica. Una
es de carácter moral y la otra es de carácter epistémico. Gilbert Harman y John Doris
señalan que la evidencia científica demuestra que las virtudes éticas no tienen sustento
porque no hay disposiciones suficientemente robustas para calificar como virtudes. Lo que
hay son disposiciones que dependen demasiado de la situación en la que los sujetos deben
responder: de ahí el término situacionismo.5 Nótese que esta es una crítica dirigida
principalmente a las virtudes. En epistemología han habido críticas similares, basadas en el
trabajo de Kahneman y Tversky,6 pero el situacionismo epistémico es mucho menos
plausible que el ético.7 No obstante la implausibilidad del situacionismo epistémico, es muy
importante analizar la propuesta de Kahneman para apreciar la distinción que proponemos
entre indexicalidad consciente o reflexiva e indexicalidad implícita. Es cierto que gran parte
de nuestras capacidades cognitivas son situadas y contextuales, pero no se sigue de esto
que seamos incapaces de seguir normas jurídicas, epistémicas y morales.
Kahneman argumenta que existen dos sistemas de razonamiento, o mejor dicho, dos
formas de razonamiento analógicamente similares, que clasifica como los sistemas 1 y 2. El
sistema 1 es rápido, flexible, muy contextual y no confiable. Este sistema produce los
problemas documentados en la evidencia experimental en los que sujetos violan axiomas
básicos de la probabilidad, dependiendo de la información que les es presentada antes de
contestar. El sistema 2, por el contrario, es lento, requiere de atención consciente y
voluntaria, pero al mismo tiempo es "flojo," y "deja" que el sistema 1 tome las riendas en la
mayoría de los casos. El sistema 2, sin embargo, es muy confiable. Éste es el sistema que
los matemáticos usan cuando prueban o deducen verdades matemáticas y es el que usamos
cuando queremos seguir paso a paso un argumento. El sistema 1, Kahneman dice, casi
siempre gana la batalla en contra del sistema 2. Nuestro cerebro, de acuerdo con
Kahneman, está configurado de modo que el sistema en el que dependemos para navegar
la información que confrontamos a diario es el sistema 1. Aunque debemos, idealmente,
implementar el sistema 2, muy raramente lo hacemos. 8
Primero, hacemos la distinción que hace Perry entre entender que una descripción le aplica
en la tercera persona y entender que la descripción le aplica a uno en la primera persona.
En su ejemplo, uno puede seguir a un sujeto que está haciendo un reguero de azúcar en un
centro comercial y pensar que dicho sujeto es descuidado. El contenido de esta proposición
cambia radicalmente cuando uno se da cuenta que el que está haciendo el reguero es uno
mismo. La proposición no cambia de contenido en la descripción de la acción, pero cambia
en la perspectiva del sujeto, y tiene consecuencias importantes para la acción. Creemos que
este tipo de contenido indéxico es fundamental en la caracterización del sistema 1 de
Kahneman, que puede ser inconsciente, flexible, contextual e implícito. Algo similar ocurre
entre los sujetos de las normas que siempre actúan en un contexto y los jueces y abogados
que deben razonar sobre lo que unifica a varios contextos normativos.
La siguiente analogía tiene que ver con el conocimiento de la sintaxis del lenguaje. Los
hablantes de una lengua saben perfectamente la sintaxis de esa lengua (la distinción entre
sujeto, verbo, adverbio). Dichos hablantes usan este conocimiento de manera inconsciente
e implícita10 cuando hablan (sistema 1) pero los lingüistas que dedican su vida a entender la
sintaxis de una lengua usan razonamiento consciente y explícito para formular las reglas del
lenguaje que estudian (sistema 2). Algo similar ocurre entre los sujetos de las normas que
las siguen implícitamente y los jueces y abogados que las estudian explícitamente.
Como hemos señalado, la selección de los elementos constitutivos del explanans es una
decisión metodológica fundamental en la teoría jurídica. Igualmente afirmamos que uno de
los presupuestos fundamentales de la teoría jurídica y del derecho en general es que este
regula la vida social. En lo sucesivo nos referiremos a este presupuesto con "presupuesto de
la eficacia normativa", o simplemente "P.E.J."
A pesar de su innegable importancia y por tanto constituir un "X" que merece ser explicado,
el P.E.J no ha sido objeto de análisis teórico por parte de las principales teorías analíticas
del derecho.
En otra parte de este trabajo hemos sostenido que una buena manera de abordar un
situacionismo jurídico sería partir de la reacción que el situacionalismo ético representa para
la ética de virtudes.
No obstante, es necesario tener presente una variable de gran significación que distingue al
situacionismo ético del jurídico: la separación entre derecho y moral.
Esto implica que, a diferencia de lo que ocurre con la moral, el derecho es el producto de las
propiedades constitutivas de las normas jurídicas y no un producto cultural adquirido por
aprendizaje vicario o que venga pre-programado en nuestro cableado neuronal. En buena
medida, es una construcción artificial.
En este sentido, las normas del derecho son equivalentes a las reglas constitutivas de
Searle y los hechos jurídicos a sus hechos institucionales.
Trataremos de ilustrar lo anterior mediante el siguiente ejemplo:
Supongamos el gobierno de un país que necesita recursos extraordinarios para hacer frente
a un déficit financiero y en un estado de cosas 1 promulga una ley que establece un
impuesto sobre la tenencia de ventanas. Durante el tiempo en que dicha norma es vigente,
es posible identificar en el mundo de los hechos institucionales conductas correspondientes
al delito de evasión del pago del impuesto sobre ventanas. Una vez resuelta la crisis
financiera se deroga la norma que establecía al impuesto sobre ventanas. En este segundo
estado de cosas, es imposible encontrar en el mundo de los hechos institucionales
conductas correspondientes al delito de evasión del pago de impuesto sobre ventanas.
Desde luego en el caso de la moral no existe un equivalente a la función constitutiva del
derecho.
Como es bien conocido, para John Austin el derecho se caracteriza por cierto tipo de
mandatos emitidos por el gobernante a sus súbditos con la posibilidad de infringirles
castigos en caso de que no lo obedezcan. Para él, la conducta de obediencia al derecho está
caracterizada por el temor al castigo.
A partir de los problemas de la teoría Austiniana, Hart elabora una teoría más sofisticada en
la que la conducta de los sujetos de derecho no obedece únicamente al miedo a las
sanciones, sino también a la consecución de objetivos lícitos, base de su distinción entre
reglas primarias y reglas secundarias. A diferencia de Austin, la regla de reconocimiento es
el resultado de prácticas institucionales y no un producto volitivo del rey.
Por otra parte, cabe resaltar que mientras Austin arroja luces fundamentalmente sobre la
incidencia del derecho en los ciudadanos, Hart lo hace sobre los oficiales.
A pesar de que en estricto sentido no suele ser considerado un analítico, para los efectos de
este trabajo incluimos en este rubro a Kelsen en tanto tiene finalidades semejantes a las de
los autores anteriores y metodológicamente comparte con ellos el análisis conceptual.
A pesar del estricto formalismo con el que Kelsen pretende caracterizar al derecho, reconoce
que la existencia de un sistema normativo depende de su eficacia. Es decir, un sistema
jurídico existe si es eficaz y para ser eficaz es necesario que se realicen las conductas por
las que se crean las normas del sistema, conforme a las reglas de producción normativa que
el propio sistema establece. Estas, a su vez, son condición necesaria para que la conducta
jurídica de la sociedad en general pueda tener lugar.
2. Dichas creencias normativas tienen una estructura constante que hace posible
respetarlas independientemente de factores contextuales. Este postulado está en la
base de la vinculatoriedad del derecho y en considerar a las normas jurídicas como
razones protegidas que pretenden derrotar cualquier razón en contra de su
observancia.
4. Tienen control consciente sobre los mecanismos aludidos en "3)" y por tanto deciden
también conscientemente si actúan o no de conformidad con las creencias referidas
en "1)". Es una condición necesaria para la racionalidad del derecho y está en la base
incluso de aquellos casos en que se decide deliberadamente no obedecer el derecho
como acontece en el caso de la desobediencia civil.
En la práctica, una persona puede instanciar diferentes sujetos normativos y por tanto estar
en posibilidad u obligación de realizar determinadas conductas para obtener o evitar ciertos
resultados.
En congruencia con la idealización referida, esto significaría asumir que cada persona está
consciente del papel jurídico que le toca representar en cada momento y decide consciente
y voluntariamente su comportamiento jurídico.
A continuación sometemos a ese test las propiedades del modelo idealizado de las
capacidades cognitivas de los destinatarios de las normas que fundamentan el supuesto de
la eficacia jurídica entre los positivistas:
Como ejemplo de soporte empírico de esta afirmación, podemos referir una investigación
interdisciplinaria entre la psicología social y el derecho sobre las bases psicológicas del
comportamiento jurídico en México realizada en la Universidad Nacional Autónoma de
México. Dicha investigación, realizada en 5 estados de la república mexicana acerca de
normas de tránsito, permitió constatar el desconocimiento absoluto de las normas de
tránsito por parte de quienes conducen cotidianamente en el país. Se mostró que las
razones por las que se comportaban los sujetos de la investigación obedecían a
consideraciones morales o simplemente a balances costo beneficio en los que ponderaban el
costo del posible soborno a entregar al agente, contra la probabilidad de quedar impunes
por faltas de tránsito. El contenido normativo muy excepcionalmente formaba parte del
sistema de creencias de los sujetos.
El hecho de que la investigación se hubiera realizado sobre algo tan cotidiano como la
legislación de tránsito permite conjeturar el desconocimiento de normas más especializadas
y por tanto la imposibilidad de auto-ubicación de los destinatarios de las normas en
términos de indexicalidad jurídica.
Dicho brevemente, los destinatarios de las normas carecen del conocimiento de las
categorías normativas (sujetos de derecho) que pueden instanciar y consecuentemente no
pueden auto-situarse como el modelos idealizado hace suponer. Simplemente no ocurre al
acto de autoconsciencia expresable mediante: ¡Las indicaciones de la patrulla son para mí
debido a que yo soy quien acaba de infringir el reglamento de tránsito! Desde luego los
supuestos cálculos conscientes y racionales involucrados en la decisión de si realizo una
conducta contraria a un norma de tránsito o no, es más irreal todavía.
Por otra parte, no debe asumirse que la no indexicalización a partir de las normas jurídicas
es necesariamente una cuestión de conocimiento o desconocimiento de las mismas. Al igual
que ocurre con un ciudadano, un jurista no entra a un restaurante pensando: ahora soy un
comensal que está celebrando un contrato de prestación de servicios conforme al artículo
"x" del código de comercio, de igual manera que el mesero no se estará auto-ubicando
como trabajador en los términos de la Ley Federal del Trabajo.
2) Dichas creencias normativas tienen una estructura constante e invariantista que debe
respetarse independientemente de factores contextuales.
Esta propiedad, semejante a la que tiene lugar en las diversas propuestas de la ética de la
virtud, recuerda al universalismo kantiano y queda sujeta a refutaciones semejantes a las
que se dirigen por parte del situacionismo ético. Se ha mostrado expermientalmente que las
creencias normativas que pueden dirigir nuestra conducta son inestables, dependientes de
contexto y que factores éticamente irrelevantes como puede ser tener prisa o no para llegar
a una cita puede marcar la diferencia entre ser solidario con alguien que solicita ayuda o no.
En este sentido, la supuesta estabilidad de las creencias normativas del derecho es un
presupuesto no justificado que está íntimamente ligado con la conocida expresión
latina Dura lex sed lex, fuente de una de las críticas más arraigadas en contra del
positivismo: El formalismo extremo.
Una vez más se presenta una analogía con la ética de la virtud y los conceptos de
conciencia e inconsciencia.
Sin embargo, aun asumiendo la integración de las normas, como podría ser el caso de un
oficial, muchos de los resultados obtenidos en el campo del inconsciente adaptativo
muestran que en un altísimo porcentaje, nuestras decisiones aparentemente conscientes
son estados emergentes de procesos inconscientes sobre los que no tenemos el control
supuesto en "2)".
En este punto traemos a colación lo referido previamente respecto de los experimentos que
muestran la ilusión de la voluntad.
Para concluir con este apartado deseamos referirnos a dos cuestiones importantes que
invitan a la reflexión naturalizada: La primera se expresa en la pregunta: ¿en qué grado la
supuesta regulación normativa del derecho es un epifenómeno de prácticas sociales que de
una u otra forma tendrían lugar sin él? A fin de cuentas, la propiedad, las transacciones
comerciales y los matrimonios existen mucho antes que cualquier código civil, legislación
mercantil o el concepto técnico de "atributo de la personalidad". El hecho de que esas
conductas acontezcan en la vida de Juan Pérez sin la exigencia de que él pueda auto-
situarse conscientemente en el rol jurídico exigido por normas, equivale a decir que para él
dichas prácticas (que) operan sin el derecho: simplemente son parte de la vida.
Por otra parte, la idealización del P.E.J. analizado plantea un dilema ético que tiene
importantes consecuencias en la racionalidad del derecho: por una parte justifica
mecanismos tales como la imposición de sanciones o la atribución de responsabilidad al
asumir injustificadamente que el sujeto ha tenido conocimiento del deber impuesto por el
sistema jurídico, y exigir su auto-situación consciente en el. Mientras que en el otro polo se
encuentra el hecho de que exigir (y no simplemente suponer) el conocimiento y auto-
ubicación jurídicas haría inoperante al sistema, lo que se expresa en la conocida fórmula de
dudosa justificación política y moral: "la ignorancia de la ley no exime del cumplimiento de
la misma".
El análisis económico del derecho constituye una tradición que se basa en la misma teoría
idealizada y por tanto es objeto de las mismas críticas.
Hasta este momento hemos centrado nuestras reflexiones en teorías generales del Derecho,
sin embargo creemos que el tipo de consideraciones realizadas pueden extenderse a otros
ámbitos de la construcción teórico-jurídica: A las teorías particulares o doctrinas de la
dogmática jurídica. En ellas también es posible encontrar idealizaciones de las propiedades
cognitivas de los destinatarios de las normas que no soportarían el análisis de la
naturalización.
Llama la atención el hecho de que, al igual que acontece con las diversas tradiciones en
filosofía del derecho, también en la doctrina es frecuente encontrar diversas tradiciones en
torno a un mismo tema. Por ejemplo, la teoría del delito es desarrollada de manera distinta
por la tradición causalista, la finalista, la lógico-matemática o la funcionalista y cada una de
ellas puede estar presuponiendo idealizaciones cognitivas susceptibles de validación
mediante naturalización filosófica.
Desde luego no es este el lugar para desarrollar a profundidad este tipo de reflexión. En
lugar de ello, procedemos a ejemplificarlo con una cita representativa del concepto de
culpabilidad defendido por la llamada "Teoría normativa o normativista de la culpabilidad":
Como es fácil observar en esta cita de Reinhart Maurach 12 los suscriptores de dicha teoría
adoptan el mismo modelo idealizado desarrollado al abordar las teorías de Austin, Hart y
Kelsen. Es notorio que los autores asumen que la culpabilidad presupone la incorporación de
la norma penal a su sistema de creencias, el control consciente de mecanismos de
autorregulación de la conducta y una decisión de actuar en contra de lo establecido por la
norma mediante un acto volitivo.
El carácter "teórico" de esta conceptualización puede tener una gran trascendencia práctica,
pues si es adoptado por un juez penal como criterio de interpretación del significado de la
palabra 'culpabilidad' contenido en la legislación traerá aparejados serios problemas
epistemológicos para determinar la verdad o falsedad de la afirmación: "X" es responsable
de la conducta ilícita "C", pues requerirá probar que el sujeto conocía la norma al momento
de cometer el ilícito y que voluntariamente decidió actuar en contra de lo que ella
establecía. Evidentemente probar proposiciones expost-fácticas aseverativas de estados
mentales frecuentemente presenta dificultades insuperables.
Esto significa que la validación conceptual por vía de naturalización puede ir más allá del
ejercicio académico y plantea importantes reflexiones en torno del derecho positivo y la
teoría de la legislación: ¿en qué medida el derecho se basa en modelos de idealización
cognitiva que serían refutados por la investigación experimental?
V. CONCLUSIÓN
Esta refutación podría dar la impresión de que se niega totalmente el papel del control
consciente, lo que resultaría contraintuitivo con las creencias tan arraigadas en nuestra
manera de comprender la conducta humana y la manera de "modelarla" a través del
derecho.
Sin embargo, lo que si sostenemos es que la forma en que las idealizaciones cognitivas
referidas deben ser sustituidas por explicaciones naturalizadas que den cuenta de la
interacción entre los niveles consciente e inconsciente como capas subemergente y
emergente de un mismo sistema. Algo semejante a los sistemas 1 y 2 de Kahneman.
Una explicación basada en la relación entre ambos niveles del mismo sistema cognitivo
resulta de gran importancia para responder a dos preguntas fundamentales que hasta la
fecha han pasado desapercibidas tanto para la teoría del derecho como para nuestras
representaciones sociales acerca del mismo: Si las normas jurídicas entendidas como las
proposiciones contenidas en las fuentes jurídicas son desconocidas por parte de los
ciudadanos, entonces ¿en qué sentido el derecho regula nuestra vida social en general? Y,
por otra parte, si el derecho opera únicamente a nivele inconsciente sobre los que no
tenemos control, ¿cómo explicar los procesos de razonamiento que tienen lugar entre dos
litigantes cuyos procesos cognitivos son orientados por cierta teleología, o los realizados por
los jueces al momento de ponderar las pruebas ofrecidas por las partes?
La respuesta que damos a estas cuestiones está en los dos sistemas referidos y en dos tipos
de indexicalidad situacional que hemos dado en llamar 'implícita' y 'explícita'.
Por otra parte, los oficiales también se sitúan como ciudadanos en determinados contextos
(el ejemplo del jurista que asiste al restaurante). Sin embargo, en otros contextos opera
una especie de "switcheo cognitivo" que produce una indexicalidad situacional que pasa a
operar a nivel consciente y donde el procesamiento del contenido proposicional de las
normas jurídicas es central. Para ilustrar esto volvamos al ejemplo del jurista que asiste al
restaurante: imaginemos que se encuentra como cualquier comensal disfrutando de su
platillo sin haberse situado en un nivel en el que codifica su entorno de términos jurídicos
(no ve al mesero como un trabajador en términos del artículo "X" de la ley federal del
trabajo, ni al restaurante como un establecimiento constituido conforme a la ley general de
sociedades mercantiles, ni a él como parte en un contrato de prestación de servicios,
etcétera). Como cliente frecuente del restaurante tiene cierto grado de familiaridad con el
mesero que lo atiende a quien percibe con una energía bastante menor que la habitual y le
pregunta por su estado de salud. El mesero admite no sentirse bien desde hace algunos
días y el cliente le pregunta si ya fue al médico, ante la respuesta negativa del mesero
debido al alto costo de las consultas privadas de los médicos. Acto seguido el cliente-jurista
le pregunta por la seguridad social que debe brindarle el patrón, misma que, a decir del
mesero, no le ha sido concedida. En ese momento el jurista, como reflejo natural comienza
a dar una asesoría gratuita sobre los derechos a la seguridad social de los trabajadores. En
este caso, el paso del sistema 1 al sistema 2 es dado cuando el abogado se percata de la
falta de cumplimento de las obligaciones jurídicas de los patrones, de conformidad con la
legislación y ha operado a nivel consciente en la elaboración de la asesoría. El switcheo ha
dado lugar al paso de una indexicalidad situada implícita a una indexicalidad situada
explícita propia de los operadores del sistema.
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6
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Review, vol. 80, núm. 4, 1973, pp. 237-251.
7
Morton, Adam, Bounded Thinking, Oxford University Press, 2012; Fairweather, Abrol and
Montemayor, Carlos, "Epistemic dexterity: a Ramseyian account of agent-based
knowledge", en Fairweather, Abrol y Flanagan Owen (eds.), Naturalizing Epistemic Virtue,
New York, Cambridge University Press, 2014.
8
Kahneman, Thinking fast and slow, cit.
9
Gigerenzer, op. cit.
10
Chomsky, Noam, Knowledge of language, New York, Praeger, 1986. Chomsky, Noam,
"Generative grammar: Its basis, development and prospects", Studies in English literature
and linguistics, Kyoto, Kyoto University, 1987.
11
Putnam, Hilary, "The Meaning of 'Meaning'", en Keith Gunderson (ed.), Language, Mind
and Knowledge, Minnesota Studies in the Philosophy of Science, Volumes VII, University of
Minnesota Press, 1975; reprinted in Putnam, Hilary, Mind, Language and Reality,
Philosophical Papers, Cambridge University Press, 1975, vol 2.
12
Castellanos Tena, Fernando, Lineamientos Elementales de Derecho Penal, México, Porrúa,
1977, p.234.