Propiedads Fisicas de Roca D. Benavente
Propiedads Fisicas de Roca D. Benavente
Propiedads Fisicas de Roca D. Benavente
D. Benavente
Laboratorio de Petrología Aplicada. Unidad Asociada CSIC-UA.
Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente. Universidad de Alicante.
INTRODUCCIÓN
Las propiedades físicas de las rocas ornamentales son la base de su utilización, presentan
notable interés como indicadores de calidad y contribuyen fuertemente a su durabilidad. La
durabilidad se puede definir como la medida de su capacidad a resistir y mantener su tamaño
original, forma, propiedades mecánicas y aspecto estético a lo largo del tiempo (Bell, 1993).
Las propiedades físicas más importantes que van a definir su utilización como roca orna-
mental son el sistema poroso, el comportamiento hídrico y las propiedades mecánicas.
Sin duda alguna, el componente de la roca más influyente en sus propiedades físicas es
el espacio vacío o poroso. Por un lado, condiciona la movilidad del agua y agentes agre-
sivos al interior de la roca y, por lo tanto, su durabilidad. Por otro lado, tiene una evidente
incidencia sobre las propiedades mecánicas debido a que representa una carencia de la
fase sólida de la roca y actúa como concentrador de tensiones (zonas de debilidad). Esto
hace que las rocas ornamentales puedan ser clasificadas en función del sistema poroso. Se
pueden definir dos tipos de porosidad: poros y discontinuidades. Los primeros ocupan una
notable fracción del volumen de la roca y están distribuidos homogéneamente en la roca
(dentro de la heterogeneidad microestructural de las rocas). Dentro de este tipo de porosidad
se puede destacar la porosidad interpartícula, intrapartícula, intercristalina, fenestral, etc.
Éstas influyen sobre las propiedades físicas de las rocas principalmente por su volumen
(porosidad) y distribución de tamaños. Por otro lado, las discontinuidades tienen una geo-
metría «planar» y contribuyen poco a la porosidad de la roca, aunque pueden condicionar
fuertemente su permeabilidad y resistencia mecánica. Dentro de este tipo de porosidad se
puede destacar las fisuras, fracturas, estilolitos, vénulas, etc. Su influencia en las propiedades
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Porosidad
resistividad eléctrica, etc. También se puede obtener por la diferencia entre la densidad real
y la densidad de conjunto. Por lo tanto, la porosidad no conectada no se puede obtener de
forma directa, sino por diferencia de la porosidad total y la conectada.
Existen técnicas basadas en el desplazamiento de fluidos (porosimetría de mercurio, in-
mersión, capilaridad, etc.) en las que éstos solo pueden acceder a unos determinados poros
(abiertos). Por ello se define la porosidad (abierta) accesible como la relación entre el volumen
accesible y el volumen de la roca. La fracción de porosidad abierta a la que no accede el
fluido se denomina porosidad (abierta) no accesible. Debido a que esta última depende de
la accesibilidad del fluido, es necesario especificar el fluido y/o técnica utilizada.
Las rocas ornamentales porosas tienen una porosidad muy variable, tanto en valor (la
mayoría se pueden incluir en el rango 5-40%) como en su grado de conexión con el exterior
(por ejemplo, la mayoría de la porosidad de la areniscas es abierta, mientras que las tobas
volcánicas presentan una fracción de porosidad cerrada importante). Las rocas poco porosas y
fisuradas, como los granitos y mármoles comerciales, y las muy fisuradas, como las pizarras,
tienen la porosidad muy baja. Las discontinuidades contribuyen muy poco a la porosidad, es
decir, la relación del volumen de discontinuidad y el volumen de la roca es muy pequeño.
Por ejemplo, una porosidad del 0.5 % definida sólo con fisuras se considera muy alta. Sin
embargo, las propiedades mecánicas de rocas con muchas fisuras pueden llegar a ser muy
bajas. También, este tipo de discontinuidad planar puede hacer que la permeabilidad de estas
rocas sea muy alta (Dullien, 1992). Esto hace que la descripción del sistema poroso de las
rocas fisuradas y muy fisuradas se complete mediante la descripción de las discontinuidades,
es decir, la medida de longitud y espesor de la familia de discontinuidades, intensidad y
densidad, así como su orientación y grado de conexión (Figura 2).
FIGURA 2. (a) Imagen de una probeta (7x7 cm2) de Marrón Emperador (roca muy fisuradas);
(b) imagen binarizada y (c) diagrama de orientaciones de discontinuidades.
empaquetamiento y del tamaño de las esferas. Este modelo se ha utilizado para simular
permeabilidades en rocas y, en particular, en areniscas, oolíticas, etc. Por ejemplo, la poro-
sidad obtenida para un empaquetamiento cúbico es del 47,6%; un 39,6% para el hexagonal
simple; 25,9% para el hexagonal compacto; y un 36% para un empaquetamiento aleatorio
(Schön, 1996).
Sin embargo, el modelo más extendido para estudiar la estructura del sistema poroso se
basa en suponer que éste está constituido por un conjunto de tubos capilares. Así, diferentes
técnicas de caracterización del sistema poroso, como la porosimetría de mercurio o adsorción
de gases, etc., están basadas en este modelo. También existen modelos de movimiento de
fluidos, como la permeabilidad o la capilaridad que están basados en dicha suposición.
Este modelo puede ser reconstruido suponiendo la unión en serie de varios tubos capila-
res de diferentes tamaños, distinguiendo y definiendo dos tipos de poros: poros tipo throat
o cuello de botella, y los poros tipo chamber o cámara. Esta visión simple del sistema
poroso se basa en un conjunto de ambos tipos de poros, de forma que los tipo chamber
están situados entre los tipo throat (Figura 3). De esta forma las propiedades de flujo es-
tán controladas por los poros tipo throat, mientras que los chamber definen la porosidad.
El modelo de tubos capilares permite explicar la porosidad atrapada en porosimetría de
mercurio, los procesos de histéresis observados en adsorción de nitrógeno o condensación
capilar, y entender diferentes procesos que ocurren en las rocas y condicionan su uso,
como la permeabilidad, el movimiento del agua por capilaridad, la evaporación, la presión
de cristalización de las sales, etc. Los poros tipo throat se cuantifican con porosimetría de
mercurio, mientras que los tipo chamber con el tratamiento de imágenes obtenidas con el
microscopio petrográfico y con el microscopio electrónico de barrido. Esto hace que ambas
técnicas sean complementarias e independientes.
FIGURA 3. Simplificación del sistema poroso de una lumaquela (a) con el modelo de tubos
capilares (b y c). C: poro tipo chamber; T: poro tipo throat.
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Otro parámetro importante que caracteriza el sistema poroso de las rocas es el tamaño
del poro, el cual se puede cuantificar por su radio o diámetro. El tamaño de los poros es
un factor determinante en la permeabilidad, capilaridad, durabilidad, etc., debido a que va
a condicionar la entrada y movilidad de los agentes contaminantes en su interior. Además,
diferentes mecanismos relacionados con el deterioro de las rocas porosas dependen fuerte-
mente del tamaño del poro, como la evaporación-condensación o presión de cristalización
de las sales y el hielo. Por ejemplo, rocas porosas que presenten una fracción de porosidad
menor de 1μm son menos durables que las que tienen un tamaño mayor.
El tamaño de los poros generalmente se define conjuntamente con la distribución de
tamaños de poros. Cada método de determinación de distribución de tamaños de poros
define un tamaño de poro en función del modelo en que se basa. El procedimiento general
usado para la obtención de la distribución de tamaños de poros consiste en la medida de
algún parámetro físico que dependa del tamaño del poro. Por ejemplo, la porosimetría de
mercurio estudia la distribución volumétrica de los poros en función de la presión impues-
ta al mercurio. El tamaño del poro (radio o diámetro de poro) se calcula a partir de esta
presión por la ecuación de Laplace y usando el modelo de estructura del sistema poroso
de tubos capilares. En particular, mediante las técnicas que se basan en la medida de vo-
lumen acumulado, como la porosimetría de mercurio, condensación capilar o adsorción de
nitrógeno, la distribución de tamaños de poros se puede calcular a partir de la derivada de
la curva acumulada.
Diversos autores han realizado clasificaciones tratando de agrupar los tipos de poros
según su tamaño. Generalmente los límites entre cada grupo se definen según los límites
específicos de una técnica o campo de estudio, o bien a propiedades químicas y físicas de
la roca o de los fluidos que se mueven en su interior. Se pueden destacar las clasificaciones
realizadas, en función de su radio, r, o diámetro, d, por Choquette y Pray (1970), IUPAC
(International Union of Pure and Applied Chemistry) (Gregg y Sing, 1982; Rouquerol et
al., 1994), movilidad del agua (Fort, 1996), y el límite de la microscopía óptica (Ordaz y
Esbert, 1985) (Tabla 1).
TABLA 1
CLASIFICACIÓN DE LA POROSIDAD EN FUNCIÓN DE SU TAMAÑO
Choquette y Microscopía
Clasificación IUPAC Movilidad del agua
Pray óptica
Mesoporos: 4 mm - 60 μm 50 nm y 2 nm 0,01 - 1
Microporos r < 60 μm d < 2 nm (0,002 μm) d < 0,01 μm. r < 2,5 μm.
Propiedades físicas y utilización de rocas ornamentales 129
Superficie Específica
La superficie específica juega un papel muy importante en una gran variedad de procesos
que ocurren en las rocas porosas, como la disolución de los granos de la roca, adsorción de
gases, intercambio iónico, carga superficial, etc. y, en general, en los procesos de transporte
de fluidos en la roca. La medida de la superficie específica de la roca proporciona información
del área expuesta a los agentes degradantes externos y, por lo tanto, es un parámetro básico
para evaluar la durabilidad de las rocas ornamentales. Este hecho se debe a que la superficie
específica esta relacionada directamente con la porosidad e inversamente con el tamaño de
poro, del mismo modo que diferentes procesos de deterioro como la cristalización de las
sales y el hielo. Además, la superficie específica está relacionada con la condensación en
rocas porosas debido a su relación inversa con el tamaño de los poros, produciéndose de
forma significativa en poros de tamaño menor de 0,1 μm, donde el efecto Kelvin es impor-
tante (Camuffo, 1998). Así, una roca con altos valores de superficie específica implica una
alta capacidad y susceptibilidad a la condensación y retención del agua en su interior. La
presencia de agua en el interior de las rocas provoca la disminución de su durabilidad debido
a que se favorecen los procesos de cristalización de sales y hielo, disolución, adsorción
de contaminantes y el biodeterioro. Además, la presencia de una película de agua sobre la
superficie de los poros y discontinuidades puede disminuir la energía libre superficial del
material, reduciendo su resistencia (Bell, 2000).
El área superficial se obtiene habitualmente por adsorción de nitrógeno y porosimetría
de mercurio. Los valores obtenidos en cada técnica dependen de su rango de aplicabilidad.
Así por ejemplo, el cálculo del área superficial con adsorción de nitrógeno comprende un
intervalo de tamaño de poros mayores de 0,00015 μm, mientras que la porosimetría de mer-
curio abarca desde 0,002 a 100 μm. Debido a que los poros de menor tamaño contribuyen
en mayor medida al área superficial, los valores obtenidos con adsorción de nitrógeno son
mayores que los obtenidos con porosimetría de mercurio (Gregg y Sing, 1982).
donde ε es una constante que depende de la longitud de medida del objeto y DF la dimen-
sión fractal. Por lo tanto, representando log A versus log L se puede calcular la dimensión
fractal de la pendiente de la recta. Existen otros parámetros que cuantifican la morfología
130 D. BENAVENTE
del poro que están basados en la relación entre el área y el perímetro. Así, por ejemplo, se
puede definir la redondez, δ, como:
, (2)
donde δ toma el valor de la unidad para el caso de una sección circular y tiende a 0 cuanto
más irregular.
Densidad
. (3)
Propiedades físicas y utilización de rocas ornamentales 131
Las técnicas más importantes y habituales utilizadas para caracterizar el sistema poroso de
las rocas ornamentales son la porosimetría de mercurio, absorción de gases (N2) y tratamiento
digital de imágenes (principalmente de electrones secundarios en modo retrodispersados y
de microscopía óptica). Dichas técnicas son complementarias debido a que proporcionan
información de la porosidad, distribución de tamaño de poros y superficie especifica para
diferentes rangos de tamaños de poros (Figura 4).
En el campo de las rocas ornamentales o piedra natural se utiliza ampliamente el ensayo
de inmersión para obtener la porosidad (abierta accesible) y/o coeficiente de absorción.
Dicho ensayo puede realizarse de varias formas (según normas y/o recomendaciones),
destacando la inmersión en agua, a presión atmosférica (durante 48 horas) (UNE-22-182-
85, 1985); al vacío con posterior llenado de agua a presión atmosférica (UNE-EN 1936,
1999); y/o combinando la capilaridad con la inmersión, es decir, primero el agua entra por
capilaridad y posteriormente se sumerge completamente en agua (UNE-EN 13755, 2002).
Los resultados van a cambiar en función del sistema poroso de cada roca, debido a las
diferencias en el movimiento del agua.
A partir del ensayo de inmersión se puede obtener el coeficiente de absorción de agua,
Cabs, definido como el tanto por ciento en peso de agua absorbida con respecto al peso de
la probeta en seco. Dicho coeficiente es un parámetro físico que se requiere en las espe-
cificaciones de la mayoría de las rocas ornamentales y cuantifica la cantidad de agua que
puede contener una roca. Por ejemplo, las especificaciones de la ASTM recogen que la
absorción máxima exigida para un mármol usado en exteriores es del 0,75% ó 0,4% para
granitos utilizado en edificaciones. Este coeficiente está relacionado con la porosidad (abierta
accesible) y la densidad de conjunto como Cabs = P [%]/ρbulk.
Las propiedades físicas que describen el movimiento del agua, tanto en fase líquida como
en vapor, en las rocas se denominan propiedades hídricas. El agua es uno de los agentes
de deterioro más importantes de los materiales pétreos, por lo que la caracterización de las
propiedades hídricas de las rocas es básica para evaluar su durabilidad y proporcionar un
uso adecuado. La presencia de agua en el interior de la roca va a condicionar fuertemente
la degradación química (disolución, precipitación, hidrólisis, oxidación, etc.), física (presión
de cristalización de sales y del hielo, etc.) y biológica, e incluso disminuye las propiedades
mecánicas de la roca.
Es importante resaltar el papel que juega el agua en la durabilidad de las rocas orna-
mentales durante la acción cíclica de humedad-sequedad. La fatiga que puede sufrir una
roca en su vida útil por los procesos de expansión-contracción se deben, en primer lugar, a
que las rocas pueden expandir cuando están saturadas en agua. En segundo lugar, el agua
adsorbida sobre la superficie de los granos reduce su cohesión por la energía interfacial
agua-superficie del mineral, y por lo tanto, disminuye la cohesión de la roca (Gauri y Ban-
dyopadhyay, 1999). Por otro lado, cuando la roca está parcialmente saturada se genera una
presión capilar debido a la tensión interfacial entre la superficie de los poros, el agua líquida
y el aire. Dicha presión somete a la roca a una tensión de compresión y puede superar va-
lores de –50 MPa en función del tamaño de los poros y humedad relativa ambiental (Hall
y Hoff, 2002). Además, el deterioro producido en dichas rocas porosas por este mecanismo
cíclico se puede intensificar, como anteriormente se ha comentado, por la cristalización del
hielo y las sales, y por la presencia de arcillas, influyendo tanto su cantidad como el tipo
de arcilla (Winkler, 1997).
El movimiento del agua en el interior de las rocas se puede describir considerando su
estado de saturación. Si la roca está totalmente saturada de un fluido (medio saturado) el
movimiento de dicho fluido en la roca se define mediante la permeabilidad. Por el contrario,
si la roca no está saturada se forma una interfase agua líquida-aire y el trasporte del agua
se describe mediante la capilaridad (movimiento del agua líquida debido a las fuerzas ca-
pilares), la evaporación (trasporte del vapor de agua asociado a la trasformación de estado
líquido a estado vapor) y la condensación (trasporte vapor de agua durante la trasformación
de estado vapor a líquido).
Las rocas ornamentales raramente están completamente saturadas y el flujo en medios no
saturados es el modo más común de transferencia del agua a través de las rocas. Esto hace
que la descripción de las propiedades hídricas de las rocas ornamentales se realice princi-
palmente mediante la capilaridad, el secado o evaporación, y la absorción o condensación
de vapor de agua (también denominada higroscopicidad). Sin embargo, la permeabilidad
se considera una propiedad física de trasporte básica utilizada durante años en la caracte-
rización tanto de rocas, en el campo del petróleo, como de cementos y hormigones, en el
campo de los materiales de construcción, y que cada vez más se está estableciendo en el
campo de las rocas ornamentales.
Propiedades físicas y utilización de rocas ornamentales 133
Permeabilidad
La permeabilidad o permeabilidad intrínseca mide la facilidad con que los fluidos fluyen
a través de las rocas. La permeabilidad se produce bajo un gradiente de potencial y sólo
puede ser medida por un experimento de flujo. La permeabilidad se puede definir como
absoluta y relativa, en función del número de fluidos inmiscibles que saturan la roca. La
permeabilidad absoluta, k, se define para una roca saturada 100 % de un solo fluido (o
fase). En el caso de un flujo simultáneo de dos o más fluidos inmiscibles, como agua-aire,
agua-petróleo, petróleo-gas, etc., se define la permeabilidad relativa, ki, de cada fluido con
respecto a la absoluta (Dullien, 1992).
Darcy definió la permeabilidad como:
, (4)
, (5)
donde d y n son constantes que se obtienen experimentalmente para cada roca de nuestra
área de estudio, y la porosidad P se expresa en tanto por uno (Tiab y Donaldson, 1996).
El principal problema de este tipo de correlaciones es considerar que el volumen total
de poros participa en el movimiento de fluidos. Es decir, la porosidad es una propiedad
estática relacionada con la capacidad de almacenamiento de fluidos, y no una propiedad
dinámica que relaciona la capacidad de flujo del sistema poroso. Por ello, la relación entre
la porosidad y la permeabilidad puede llegar a ser baja. Por ejemplo, una pumita tiene una
porosidad muy alta, sin embargo la porosidad efectiva es cercana a cero, y por lo tanto, la
permeabilidad es despreciable. Por otro lado, las rocas fisuradas tienen una baja porosidad
y sin embargo presentan una alta permeabilidad.
En general, la permeabilidad depende de una manera muy compleja tanto de sus pro-
piedades petrológicas (petrográficas) como de las petrofísicas (o del sistema poroso). En
rocas porosas la porosidad, el tamaño de poro y su distribución, la forma de los poros, la
tortuosidad y superficie específica de los poros están estrechamente relacionados con la per-
meabilidad. En rocas fisuradas, la permeabilidad depende de la orientación de la familia de
las fisuras, su tamaño y apertura, y el grado de conexión entre ellas. Si las discontinuidades
están separadas, éstas contribuyen a un aumento de la porosidad total, aunque no incrementa
significativamente la permeabilidad (Guéguen y Palciauskas, 1994).
Correlación de Kozeny
Kozeny derivó una de las relaciones más importantes que expresan la permeabilidad en
función de la porosidad, P, y el tamaño de poro, r, como:
. (7)
Esta ecuación se deduce considerando que la roca está constituida por n poros cilíndricos
de radio r, e insertando la ecuación de Hagen – Poiseulle en la ecuación de Darcy (Ec. (4))
(Dullien, 1992; Tiab y Donaldson, 1996). Análogamente, se puede obtener una expresión
similar para discontinuidades con geometría planar, como las fisuras, estilolitos, fracturas,
diaclasas, etc. Si se considera que este tipo de poros son cilíndricos, con una apertura (o
altura) 2w, radio r y que 2w << r (e.j.: una moneda) entonces la permeabilidad se puede
escribir en función de la porosidad y la apertura de la fractura como:
. (8)
Propiedades físicas y utilización de rocas ornamentales 135
La porosimetría de mercurio caracterizaba los poros tipo throat debido a que el mercurio
entraba, bajo presión, a los poros (throat) de las rocas. Este hecho puede ser muy útil para
obtener el tamaño de los poros accesibles o efectivos. Un ejemplo de la influencia de la
porosidad y del tamaño de poro (tipo throat) en la permeabilidad de rocas ornamentales
se expone en la Figura 5. Este ejemplo muestra claramente que el tamaño de poro es el
parámetro del sistema poroso más importante que contribuye a la permeabilidad, y que la
predicción de la permeabilidad a partir de la porosidad no es correcta cuando se comparan
rocas petrológicamente diferentes.
Los conceptos anteriormente presentados se han definido para rocas isotrópicas, es decir,
que el valor de sus propiedades no depende de la orientación de la medida. Sin embargo,
todas las rocas son, por definición, anisótropas. Algunas rocas porosas se podrían consi-
derar como isótropicas, como algunas areniscas, calizas oolíticas, etc. Sin embargo, las
rocas fisuradas y foliadas son altamente anisotrópicas, por lo que la permeabilidad deberá
expresarse de forma tensorial y dependerá de la orientación de las discontinuidades en la
roca. Si la anisotropía está muy definida, como en las pizarras, la permeabilidad se puede
, (9)
FIGURA 6. Permeabilidad de Klinkenberg y factor b para dos rocas ornamentales: (a) Piedra
Bateig Fantasía y (b) roca tipo Lumaquela.
138 D. BENAVENTE
La difusibilidad o permeabilidad al vapor de agua mide la capacidad del gas para atravesar
una roca cuando se establece un gradiente de presión entre dos superficies paralelas del mismo
(Vos, 1976; Künzel, 1995). Esta propiedad es extremadamente importante para evaluar la
idoneidad en la aplicación de productos de conservación (consolidantes y/o hidrofugantes)
sobre rocas (Esbert et al., 1997). Si la aplicación de dichos productos produce una fuerte
variación en la permeabilidad del vapor de agua, puede llegar a generar una interfase entre
la zona tratada y el interior de la roca, provocando una zona de alteración y de debilidad
mecánica, y como consecuencia, el desprendimiento de la capa tratada.
El trasporte del vapor del agua se cuantifica, en el campo de la roca ornamental o piedra
natural, como el coeficiente de permeabilidad al vapor de agua, KV. Sin embargo, este coefi-
ciente no puede ser considerado como tal según la ley de Darcy (Ec. (4)), sino un parámetro
proporcional a la difusibilidad del vapor de agua (Hall y Hoff, 2002). El coeficiente de per-
meabilidad se obtiene por medio de dos métodos: (1) la muestra se coloca en un recipiente
donde la parte interior contiene agua destilada (humedad relativa interior ∼100%) y se deja
secar a temperatura constante (humedad relativa exterior menor al 100% y constante); (2)
definiendo dos humedades relativas interior y exterior a partir de disoluciones saturas, a tem-
peratura constante. En la Tabla 2 se muestran diferentes disoluciones saturadas y la humedad
relativa de equilibrio (delicuescencia) a 25 ºC (DIN 50008-1, 1981; Wexler, 1994). De esta
forma, el flujo de vapor de agua se va a producir de la zona de mayor humedad relativa
(mayor presión de vapor de agua) a la de menor humedad relativa. La caracterización del
coeficiente de permeabilidad depende fuertemente de pequeñas variaciones de la temperatura
(debido a su influencia sobre la presión de vapor), de la elección de las humedades relativas
interiores y exteriores y del sistema poroso de la roca. Así, en rocas porosas que presenten
una gran cantidad de poros menores de 0.1 μm (donde el efecto Kelvin es importante) se
puede producir una fuerte condensación, y por lo tanto, el movimiento del agua a través de
la roca se produce tanto en fase vapor como líquida (principalmente por capilaridad). Este
hecho puede ser determinante si se utilizan humedades relativas altas (Beck et al., 2003).
La elección de las humedades relativas se puede decidir a partir de la caracterización de la
adsorción de agua (condensación), donde se muestra claramente la humedad relativa en la
que se produce la condensación capilar.
TABLA 2
HUMEDAD RELATIVA DE SOBRE DISOLUCIONES SATURADAS A 25 ºC.
Disolución
H 2O KH2PO4 KNO3 BaCl2 KCl KBr NaCl KI NaNO2
saturada
HR[%] 100 97 92 90 84 81 75 69 64
Disolución NaBr Mg(NO3)2 K2CO3 MgCl2 CaCl2 LiCl LiBr
NH4NO3 Si-gel
saturada ·2H2O ·6H2O ·2H2O ·6H2O ·6H2O ·H2O ·2H2O
HR[%] 62 58 53 43 33 29 11 6 <10
Propiedades físicas y utilización de rocas ornamentales 139
En medios no saturados, el movimiento del agua está controlado por diferentes fuer-
zas según el tamaño de los poros por los que discurre (Fort, 1996). Se pueden destacar
como mecanismos de movimiento del agua la adsorción, la capilaridad y la gravedad. El
movimiento del agua por adsorción se produce a partir de la formación de una película de
agua (adsorbida) sobre la superficie del poro. En estas condiciones, se produce la difusión
superficial de las moléculas de agua inducida por la humedad relativa. Este mecanismo
se produce conjuntamente con el movimiento capilar y el de gravedad, siendo cuantitati-
vamente importante en poros de menor tamaño donde el movimiento por capilaridad está
restringido y el gravitacional se puede despreciar (Künzel, 1995). El movimiento del agua
por gravedad, sin aplicar un gradiente de presión, se produce en todos los poros de la roca
debido a su propia masa. Este mecanismo es más significativo cuanto mayor sea el tamaño
del poro, ya que las fuerzas capilares se dan con menor intensidad y aumenta el peso de la
columna de agua que está en dicho poro.
El transporte de agua por capilaridad, o imbibición capilar, es el mecanismo más impor-
tante de movimiento del agua en la mayoría de las rocas ornamentales. Cuando un líquido,
que moja, está en contacto con un tubo capilar de radio r, tiende a ascender a través de él por
la tensión superficial líquido-gas, σLG. Así debido a la presencia de esta interfase, existe una
diferencia de presión dentro y fuera del líquido, Δp, definida por la ecuación de Laplace:
, (10)
, (11)
. (12)
, (13)
donde C se denomina coeficiente de absorción capilar. Es muy habitual encontrar los va-
lores de C expresados en g/(m2·s0.5) (como define la norma de ensayos de Piedra Natural,
UNE-EN 1925, 1999) o en kg/(m2·h0.5). Este parámetro es esencialmente equivalente a la
sortividad en física de suelos y es proporcional a la raíz cuadrada de la permeabilidad, k,
es decir, C ∝ k (Zimmerman y Bodvarsson, 1991). Así, de la representación M(t)/S vs.
(Figura 7) se pueden observar claramente las dos etapas que se producen en la cinética
de imbibición capilar. En la primera etapa se produce la entrada del agua al sistema poroso
de la roca por capilaridad hasta que la roca se satura de agua (segunda parte de la curva).
La pendiente de la etapa capilar se denomina coeficiente de absorción capilar, C. A partir de
la zona de saturación se puede calcular la porosidad (abierta accesible) si la roca saturada
está completamente saturada (el agua ha ascendido hasta la parte superior de la probeta).
Generalmente la absorción de agua por la roca es más rápida en los primeros momentos
de contacto del sólido poroso con el agua, en los que se produce una entrada del agua por
capilaridad y una expulsión del aire desde los poros al exterior de la roca. Cuando la roca
se satura por capilaridad se produce una absorción lenta que corresponde al llenado de los
poros más pequeños.
La medida del coeficiente de adsorción capilar se puede determinar mediante la me-
dida de la masa de la probeta de forma discontinua y continua. En la medida de la masa
de forma discontinua, las probetas se pesan a intervalos de tiempo determinados, por lo
que se interrumpe la absorción de agua durante la pesada. Las medidas de masa de forma
continua se producen sin interrumpir la entrada de agua a la probeta (la probeta siempre
está en contacto con el agua). Se puede registrar el incremento de masa manualmente a
intervalos de tiempo determinados o automáticamente mediante el envío de datos desde
la balanza a un programa de captura de datos. Es importante destacar que el método en
continuo permite caracterizar, de forma mas precisa, rocas con velocidades de absorción
Propiedades físicas y utilización de rocas ornamentales 141
muy altas (C > 10 kg/m2h0.5) como las que presentan rocas porosas tipo lumaquelas, tobas
volcánicas, etc. Por ejemplo, una probeta, de 5 cm de altura, P = 15% y C = 25 kg/m2h0.5,
tardará ∼5,4 minutos es saturarse completamente. Esto hace que el número de medidas en
la zona capilar sea muy pequeño, y por lo tanto, dificulte la obtención del coeficiente de
absorción capilar.
El coeficiente de absorción capilar, C, se puede relacionar con el sistema poroso y con
las propiedades del fluido como:
, (14)
La condensación de agua en un poro puede ser modificada por la superficie curva del
líquido, llegando a estar por debajo de la saturación en vapor de agua (HR<100%). Esto se
142 D. BENAVENTE
debe a que la presión de vapor que está en equilibrio con una superficie líquida curvada,
peq(r), varía con la concavidad o convexidad. La presión de vapor es mayor en una superficie
convexa y disminuye en superficies cóncavas. Para una superficie cóncava, como por ejem-
plo agua de condensación en microporos o el menisco de un capilar, el radio de curvatura,
r, es negativo. En el caso de una superficie convexa, por ejemplo una gota de agua en la
atmósfera o el menisco de un capilar con hidrofugante, el radio de curvatura es positivo.
La presión de saturación, peq(r), y, por lo tanto, HR(r) en equilibrio con un menisco de agua
cóncavo o convexo se describe con la ecuación de Kelvin como:
, (15)
relacionada con la capacidad y facilidad de retener agua por parte de la roca durante el
proceso de evaporación-condensación.
PROPIEDADES MECÁNICAS
El estudio de la estabilidad mecánica de las rocas es una tarea básica para evaluar su
resistencia como roca ornamental. El comportamiento de las rocas frente a las tensiones o
esfuerzos pueden producir deformaciones y roturas en las rocas dependiendo de las propie-
dades petrológicas y petrográficas de las mismas (grado de cementación, tipo de porosidad,
etc.) y de las condiciones externas en la que la roca sufre dichas tensiones (presiones,
temperatura, presencia de agua, etc.). Además, la resistencia mecánica es un parámetro
importante que condiciona la durabilidad de las rocas ornamentales debido a la resistencia
que opone a la acción de los agentes de deterioro. En esta sección se van a introducir las
propiedades mecánicas de las rocas ornamentales, y en particular de sus propiedades elás-
ticas, y comparar su caracterización desde el punto de vista estático y dinámico.
σ = E ε, (16)
. (17)
Esta relación se conoce como módulo de Poisson, ν, el cual varía entre 0 y 0,5, pero en
la mayoría de las rocas tiene un valor entre 0,25 y 0,33.
La porosidad, tanto la abierta como la cerrada, va a condicionar fuertemente las pro-
piedades mecánicas del material pétreo. Cualquier porosidad tendrá un efecto negativo en
las propiedades elásticas y en la resistencia del material por dos razones básicas: los poros
reducen el área de la sección mecánicamente útil, a través de la cual se aplica la carga; y
actúan como concentradores de tensiones (modelo de tensiones alrededor de un poro).
En particular, las propiedades mecánicas en rocas fisuradas o fracturadas están fuerte-
mente condicionadas por las discontinuidades, tanto en número, forma y longitud, como en
orientación. En general, la resistencia a la rotura (a compresión uniaxial) es mayor cuando
el ángulo entre la dirección de la familia de las fracturas y la de aplicación de la carga es
bajo (→ 0º) o alto (→ 90º), y menor para ángulos intermedios. Si existen dos familias de
fracturas se puede producir un incremento de la resistencia de la roca cuando se produce
una intersección con respecto a la dirección de la carga (Bell, 2000).
Por otro lado, las rocas pueden sufrir una deformación intrínseca debido a sus propieda-
des térmicas. Este proceso puede deteriorar fuertemente la roca ornamental en función de
su composición mineralógica y características texturales. Por ejemplo, la calcita tiene un
comportamiento extremadamente anisotrópico cuando se produce su expansión térmica. Así
en el eje cristalográfico c se expande (25·10-6 /ºC), mientras en el eje a se contrae (-6·10-6
/ºC) (Nye, 1972). La expansión linear térmica de la calcita y del feldespato son altas, aunque
su expansión volumétrica es despreciable. Por el contrario, el cuarzo tiene una expansión
linear menor que la calcita y paralelo al eje cristalográfico c (8·10-6 /ºC), mientras en el eje
a se expande en mayor proporción (14·10-6 /ºC), provocando un aumento considerable en la
expansión volumétrica (Weiss et al., 2004). Debido a la naturaleza policristalina de las rocas,
la acción cíclica de expansión-contracción puede producir estrés interno y generar microfi-
Propiedades físicas y utilización de rocas ornamentales 145
suras en la roca (Siegesmund et al., 2000). Otra forma de deterioro por la dilatación térmica
se produce cuando los poros están rellenos con elementos externos, como consolidantes,
morteros o sales. Por ejemplo, la tensión térmica producida por la halita puede ser estimada
de 1 MPa por grado. Así, si el poro está relleno completamente de halita, los cambios de
temperatura producidos diariamente pueden generar una tensión superior a la resistencia a
la tracción de la roca (<10MPa) (Scherer et al., 2001). Este hecho explica que el deterioro
producido por la halita en monumentos se deba principalmente a la dilatación térmica, en
vez de la presión de cristalización; y que la utilización de algunos consolidantes sea con-
traproducente debido a que su expansión térmica difiere de la producida en la roca.
En el campo de las rocas ornamentales o piedra natural, la resistencia a la rotura se
obtiene comúnmente con ensayos de compresión uniaxial y flexo-tracción, siendo este
último el ensayo más utilizado para caracterizar indirectamente la resistencia a la tracción.
En otros campos, como en el de mecánica de rocas o ingeniera del petróleo, la resistencia
a la tracción indirecta se realiza con el ensayo Brasileño.
Resistencia a Compresión
Resistencia a Flexión
capa neutra (Pisarenko et al., 1979). Debido a que durante la flexión una probeta está so-
metida tanto a esfuerzos de tracción como de compresión, la magnitud de la resistencia a
flexión es mayor que la resistencia a tracción (Callister, 1995).
La tensión máxima, o tensión a la rotura en este ensayo de flexión, se denomina resis-
tencia a la flexión o módulo de rotura, σF. Ésta es una propiedad mecánica importante para
los materiales pétreos. Por ejemplo, las especificaciones de la ASTM recogen que el módulo
de rotura mínima exigida para un granito y un mármol calizo usado para edificación son,
respectivamente, 10,34 y 7 MPa.
La medida de la resistencia a la flexión se puede obtener a partir de dos tipos de ensayos:
tres puntos o carga concentrada, y cuatro puntos o momento constante. La distribución de
esfuerzos hacen que, en el ensayo de tres puntos, la sección desfavorable para la rotura
sea puntual (coincidiendo con el punto sobre el que se ejerce la carga), mientras que en el
ensayo de cuatro puntos, la sección desfavorable para la rotura es el intervalo comprendido
entre los dos puntos de apoyo superiores. Si se trabajara con materiales homogéneos, los
resultados obtenidos serían reproducibles. Sin embargo, las rocas, debido a su naturaleza
heterogénea intrínseca, al sistema poroso, a las pequeñas fisuras que se producen al trabajar
el material (corte, pulido, etc.), hacen que la superficie sea muy heterogénea, y con una alta
variedad y número de concentradores de tensiones. Por ejemplo, una porosidad del 10 %
puede disminuir la resistencia a la flexión en un 50 % (Callister, 1995).
Debido a que el ensayo de tres puntos (carga concentrada) concentra la sección desfa-
vorable en un punto y el ensayo de cuatro puntos (momento constante) la concentra en una
sección lineal, los valores de la rotura a flexión con tres puntos son mayores y más disper-
sos que los obtenidos con el ensayo de cuatro puntos. Así, cuanto más lejos del punto de
apoyo se produzca la fisura en el ensayo de tres puntos, mayor será la carga que se tendrá
que aplicar al material para que se produzca dicha rotura. Además, la localización aleatoria
(aunque siempre cercana al punto de apoyo) de la fisura produce una fuerte dispersión de
los valores de rotura a flexión. La medida de la rotura a flexión con cuatro puntos es el
ensayo más idóneo para obtener la resistencia a flexo-tracción en rocas. Sin embargo, si se
quiere evaluar la resistencia de una roca que se va a utilizar como pavimento, es probable
que el ensayo de flexión a tres puntos reproduzca mejor el comportamiento de la roca
cuando ésta esté colocada.
148 D. BENAVENTE
Ensayo Brasileño
Esta técnica ha sido ampliamente usada tanto en ensayos de laboratorio como en me-
didas de campo para la caracterización de rocas ornamentales procedentes de la cantera,
colocados en obra o monumentos, etc. Además, debido al carácter no destructivo resulta
extremadamente útil para estos usos y, en particular, para la evaluación in situ de los ma-
teriales empleados en el patrimonio arquitectónico, durante la extracción de los sondeos,
detección de grietas o fracturas, etc. (Montoto, 1996).
Las ondas ultrasónicas se propagan desplazando las partículas de su posición de equili-
brio por la aplicación de una fuerza externa. Este desplazamiento induce otros en partículas
vecinas, lo que permite la propagación de la onda. Así, para poder caracterizar y evaluar
una roca se estudian básicamente las ondas longitudinales, P, y las transversales, S. Las
ondas superficiales o Rayleigh también se estudian cuando se trabaja con la técnica de
transmisión-recepción indirecta.
La interacción entre las ondas mecánicas y las fases que constituyen la roca (minerales
y sistema poroso) proporciona una señal ultrasónica que contiene información de la mi-
croestructura de la roca. El estudio de esta señal en el dominio temporal es el más utilizado,
donde se obtienen las velocidades de propagación de las ondas, la atenuación y energía de
la señal, etc. A partir del dominio frecuencial, generalmente calculado aplicando la trans-
formada de Fourier a la señal, se obtienen la frecuencia principal, el ancho de banda, los
picos secundarios, la posición de interfases entre dos materiales, etc. Por último, el dominio
tiempo-frecuencia permite obtener información del ruido granular, detectar discontinuidades,
etc., aplicando las transformadas tipo Fourier y wavelet.
A partir de las velocidades vP y vS se pueden obtener los módulos elásticos dinámicos
de Young, E, y de Poisson, ν, mediante las siguientes ecuaciones:
, (18)
. (19)
Propiedades físicas y utilización de rocas ornamentales 149
El módulo de Young estático de las rocas es, en general, menor que el módulo dinámico
debido a que las rocas presentan discontinuidades (poros y fisuras). El módulo determina-
do por tracción difiere del determinado por compresión por la misma causa. Además, los
esfuerzos mecánicos que ejercen las ondas mecánicas (P y S) sobre la roca son de rápida
aplicación y baja intensidad, lo que hace que la roca tenga un comportamiento puramente
elástico (Guégen y Palciauskas, 1994).
Las velocidades sónicas de las rocas ornamentales sedimentarias presentan valores me-
nores y menos definidos que en rocas metamórficas o ígneas (Schön, 1996). Ambas carac-
terísticas se deben principalmente a la alta porosidad y los bajos valores de los parámetros
elásticos que presentan sus componentes. Esto hace que la caracterización petrográfica de
este tipo de rocas sea un elemento necesario en la interpretación de los resultados, ya que
la propagación de las ondas está controlada por las propiedades elásticas de los minerales
que la constituyen y su cantidad, los contactos entre ellos, el grado de cementación, las
orientaciones preferenciales, su anisotropía (bandeados), la porosidad, morfología y contenido
de los poros o discontinuidades, etc. Por ejemplo, el cuarzo se caracteriza por tener una
vP relativamente baja (6050 m/s) si se compara con otros minerales como la calcita (6650
m/s) o la dolomita (7370 m/s). Esto hace que una roca con un alto contenido en cuarzo
(ej.: cuarzo-arenita) tenga una vP menor que una roca con menor contenido en cuarzo (ej.:
arcosa), proporcionando una estimación errónea de la resistencia mecánica de estas rocas ya
que, en general, una cuarzo-arenita presenta una resistencia mecánica mayor que una arcosa
(Goodman, 1989). Otro parámetro petrológico que influye fuertemente en la propagación
de las ondas es la presencia de poros y fisuras (Schön, 1996). Existe una relación inversa
entre la porosidad y la velocidad ya que la onda sufre una elevada atenuación al pasar de
una fase sólida a aire o líquido (en función del grado de saturación de agua del material).
Esta influencia es más importante sobre las ondas P que sobre las S.
El contenido en humedad puede modificar fuertemente los valores de velocidad de
propagación de las ondas. La influencia de la humedad es mucho más marcada para las
ondas P debido a la diferencia entre la compresibilidad del aire y del agua. En general, la
velocidad de las ondas P aumenta, principalmente, con la presencia de disoluciones en los
poros debido a que la compresibilidad del agua es mayor que la del aire. Por el contrario, las
ondas S sólo se propagan a través de la fracción sólida de la roca y, por ello, su velocidad
permanece casi constante, independientemente del grado de saturación (Schön, 1996). Sin
embargo, en algunas rocas altamente porosas, las velocidades sónicas pueden ser menores
cuando están saturadas. Esto puede ser explicado con la teoría de propagación de ondas
elásticas en medios saturados de Biot (Valdeón, et al., 1996).
La presencia de humedad en las rocas afecta a sus propiedades mecánicas, disminuyendo
su resistencia conforme aumenta el contenido de humedad. Sin embargo, las vP aumentan
con la presencia de agua y, por lo tanto, se produce un aumento del módulo de Young di-
námico. Es decir, desde el punto de vista dinámico, un aumento del contenido de agua en
la roca mejoraría sus propiedades mecánicas, hecho que, en general, es falso en este tipo
de rocas. Por otro lado, debido a la gran dependencia de las propiedades mineralógicas y
petrológicas sobre las características elásticas del material y su repuesta a las ondas sónicas,
cabe esperar que los ultrasonidos no sean siempre buenos estimadores de la cohesión o
resistencia del material cuando se comparan diferentes rocas entre sí.
150 D. BENAVENTE
Sin embargo, el uso de los ultrasonidos tiene infinidad de ventajas con respecto a los
ensayos estáticos. La principal ventaja es su carácter no destructivo, lo que permite realizar
infinitas medidas y experimentos sin destruir la roca. Además, permite realizar medidas in
situ en los propios edificios, sin necesidad de extraer un testigo. En particular, son buenos
estimadores para comparar una misma roca con diferentes grados de alteración. Este hecho
ha sido ampliamente utilizado en el campo de estudio de la degradación y conservación del
patrimonio cultural, en la evaluación de bloques extraídos en cantera, etc.
y (3) que el emisor sea un martillo o elemento similar que produzca un golpe mecánico y
el receptor sea un transductor (método del martillo o impacto).
La elección de la técnica depende de la aplicación. Por ejemplo, la medida de vP y vS
se realiza principalmente con transmisión-recepción. Para determinar la alteración super-
ficial de las rocas se usa el método con transmisión-recepción (indirecto). La detección de
discontinuidades entre elementos, como fracturas o la medida del espesor de un estuco, se
realiza con la técnica pulso-eco. La profundidad de un sillar o el estado de un bloque sacado
de una cantera se puede determinar con la técnica del martillo o impacto, etc.
Tanto la técnica de pulso-eco como la de impacto permiten obtener el espesor del ma-
terial, el cual es ∼v/2f. La diferencia estriba en la frecuencia utilizada en cada técnica. Así,
en la técnica pulso-eco es muy común utilizar transductores de alta frecuencia (> 1MHz),
lo que permite determinar espesores del orden de los milímetros. Sin embargo, en la técnica
de impacto se generan ondas mecánicas de baja frecuencia (∼10 kHz) (Sansalone y Streett,
1997), por lo que el espesor determinado del material es del orden de los centímetros.
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