Derecho Internacional Maritimo EL BUQUE
Derecho Internacional Maritimo EL BUQUE
Derecho Internacional Maritimo EL BUQUE
EL BUQUE
Por: Msc. Miguel Antuofermo Risio
Los buques han tenido siempre un profundo efecto sobre las civilizaciones. La
historia de la humanidad nos recuerda que galeras, naos, galeones, trirremes y tantos otros
tipos de barcos, se han empleado para explorar nuevos horizontes, comerciar y erigir
grandes imperios. La creatividad del hombre y su inventiva lo ha llevado a construir desde
embarcaciones a remo, servirse del viento por muchos siglos con el uso de la vela, el
aprovechamiento del vapor para autopropulsar sus navíos y recientemente el empleo de
máquinas que usan combustible fósil así como el aprovechamiento de la energía nuclear
para desplazarse a velocidades elevadas en comparación con los tiempos antiguos donde
se dependía sólo del uso del viento.
Tomando como base el antiguo derecho romano, las autoridades del Imperio
manejaban la definición del jurista Ulpiano que ofrecía un concepto que no sólo se
limitaba a la navegación marítima, sino más al objeto de la navegación: “Navem accipere
debemus, sive marinam, sive fluviatilem, sive in aliquo stagno naviget sive schedia sit”.
En este sentido, Giorgio Righeti1, nos aclara que el contenido está referido no sólo al
elemento o medio de comunicación marítimo sino que está acompañado con fines de
individualización y caracterización del objeto que en este caso es el transporte de
mercancía por mar.
La expresión buque es hoy día la más esgrimida por el Derecho positivo español,
desde su consagración en el Código de comercio de 1885, con idéntico significado que
los términos nao, navío y nave, más tradicionales derivados del latín, y sus homónimos
barco o bajel, sin que la diversidad de denominaciones signifique que padezca la identidad
del concepto. Etimológicamente, buque deriva de la voz celta «buc», que significa tamaño
o magnitud. El Diccionario de la Real Academia de la lengua, define el buque como
«barco con cubierta, que por su tamaño, solidez y fuerza es adecuado para navegaciones
o empresas marítimas de importancia», y al barco, como «vaso de madera, hierro u otra
materia, con aparato adecuado para impulsarlo, que flote y pueda transportar por el agua
personas o cosas».
1
Obra: Trattato di Diritto Marítimo, Giuffre Editore, Milano 1987.
2
Obra: Derecho y legislación marítima. Barcelona 1995.
navales y buques en construcción, para terminar en una noción desmesuradamente amplia
que no reconoce más límites que los imprescindibles técnicamente (flotabilidad y
navegabilidad), jurídicamente (inscripción en el registro y reconocimiento de su
idoneidad para navegar) y comercialmente (destino marítimo-mercantil). La importancia
del buque queda reconocida en las instituciones que laboran con los principios y cumplen
y hacen cumplir las normas relativas al derecho a la navegación.
“Se entiende por buque toda construcción flotante apta para navegar por agua,
cualquiera sea su clasificación y dimensión que cuente con seguridad, flotabilidad y
estabilidad. Toda construcción flotante carente de medio de propulsión, se considera
accesorio de navegación.”
Los buques se categorizan en cuatro tipos: carga, pasaje, pesca y guerra. De los
primeros, encontramos distintas clases atendiendo a dos criterios: vía de transporte y
carga. Según la vía de transporte:
Según la carga los tipos de buques son (indicamos los principales, aunque existen
más):