Expo Penal

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Se entiende por REVOCACIÓN de la libertad condicional el acuerdo

por el que el penado, que cumple condena en libertad condicional (en


libertad), debe seguir cumpliendo la condena restante en un Centro
penitenciario; es decir, pasa de cumplir la condena en libertad a
cumplirla de nuevo en reclusión.
En cambio, se entiende por SUSPENSIÓN de la libertad condicional el
acuerdo por el que el cumplimiento de la condena que cumple en
libertad (condicional) queda “aplazado” para reiniciarse de nuevo su
cumplimiento en libertad cuando hayan desaparecido las causas que
motivan este aplazamiento o suspensión.
CAUSAS:
Revocación: Vienen contempladas en el Artículo 93 del Código penal y
en el 201 del Reglamento penitenciario y son dos: La comisión de un
nuevo delito (se precisa que la sentencia sea firme) y la inobservancia
de las reglas de conducta impuestas en el expediente de libertad
condicional.
Suspensión: Es provocada por causas que, no siendo suficientes para
acordar la revocación, impiden que el liberado condicional pueda
seguir en libertad cumpliendo su condena. Son casos típicos el ingreso
del liberado condicional en un Centro penitenciario por una causa
preventiva y el cumplimiento de una nueva condena por hechos
cometidos antes del periodo de libertad condicional. Veremos
ejemplos más abajo.
AUTORIDAD COMPETENTE:
En ambos casos (revocación y suspensión) corresponde acordarla al
Juzgado de Vigilancia Penitenciaria que acordó la concesión de la
libertad condicional con independencia de que el liberado condicional
haya inobservado las reglas impuestas o haya delinquido nuevamente
en otra demarcación territorial.
EJEMPLO 1º:
Un liberado condicional ingresa en un C. Penitenciario por una nueva
causa preventiva.
- Si es por unos hechos ocurridos durante el periodo de libertad
condicional. Si el Juez de Vigilancia Penitenciaria no considera que los
hechos realizados no suponen inobservancia de las normas impuestas
(en cuyo caso procedería la revocación), no revocará la libertad
condicional, sino que la SUSPENDERÁ durante el tiempo que dure la
prisión preventiva, volviendo a reiniciarse el cumplimiento de la libertad
condicional en caso de que sea puesto en libertad. Si no es puesto en
libertad, cuando adquiera firmeza la sentencia por esta nueva causa el
Juez de Vigilancia Penitenciaria deberá acordar la REVOCACIÓN de
la libertad condicional.
- Si es por unos hechos cometidos con anterioridad al periodo de
libertad condicional: Durante el periodo de prisión preventiva la libertad
condicional quedará suspendida hasta que sea condenado el interno,
procediéndose en este caso como se explica en el ejemplo 2º.
EJEMPLO 2º:
El liberado condicional es condenado por una nueva causa por
sentencia firme por hechos ocurridos antes del periodo de libertad
condicional.
En este caso, el Juez de Vigilancia Penitenciaria no puede acordar la
revocación porque no existen ninguna de las dos causas
contempladas en el Código penal, por lo que cuando ingrese el
liberado condicional en prisión para cumplir la nueva condena, se
procederá a refundir esta condena con aquéllas otras que viene
cumpliendo el liberado condicional, se harán nuevos cálculos de las
fechas de extinción de las 3/4 partes o, en su caso, de las 2/3 partes
del total de las penas a extinguir y, si procede, se formulará propuesta
de ampliación de libertad condicional a la nueva causa al Juzgado de
Vigilancia Penitenciaria. Si, aún con la nueva condena, el liberado
condicional tiene todos los requisitos establecidos para la concesión
de la libertad condicional, el Juez de Vigilancia el Juez de Vigilancia
Penitenciaria puede tomar uno de los tres siguientes acuerdos:
- Ampliar la libertad condicional a la nueva causa, siendo excarcelado
por libertad condicional si se hubiera producido su reingreso en prisión
y tuviere cumplidas las ¾ o las 2/3 partes la totalidad las condenas
refundidas
- Suspender la libertad condicional del penado, acordando su
reingreso en prisión si la fecha de cumplimiento de las 3/4 o 2/3
partes, en su caso, del total de las condenas refundidas no estuviesen
cumplidas. En este supuesto el penado continuará en el tercer grado
de tratamiento y permanecerá en prisión con la libertad condicional
SUSPENDIDA hasta la nueva fecha de extinción de las 3/4 ó 2/3
partes, momento en que será nuevamente excarcelado en situación de
liberado condicional.
- Revocación de la libertad condicional: Si se modificaran las
circunstancias y requisitos prevenidos en el art. 90 del Código penal
para la concesión de la libertad condicional, el Juez de Vigilancia
Penitenciaria podría acordar la revocación de la misma.
EJEMPLO 3º:
El liberado condicional es condenado por una nueva causa por
sentencia firme por hechos ocurridos durante el periodo de libertad
condicional. En este supuesto, en todo caso debe el Juez de Vigilancia
Penitenciaria REVOCAR la libertad condicional.

Honduras endurece pena contra la extorsión


01:55 am - Redacción

La condena oscila entre 15 y 20 años. También se endureció el castigo contra


el chantaje, que oscila entre los 6 y los 12 años
El Congreso Nacional aprobó anoche con la dispensa de dos debates el
endurecimiento de la pena contra la extorsión y el chantaje. ()

TEGUCIGALPA,

Honduras

Con la dispensa de dos debates, el Congreso Nacional aprobó anoche la


reforma al artículo 222 del Código Penal, conducente a endurecer las penas
por el delito de extorsión y chantaje.

Con esta reforma se pretende atacar a las organizaciones delictivas que se


dedican al cobro del denominado “impuesto de guerra”, una actividad ilícita
que se ha generalizado, afectando el rubro de transporte urbano y de taxis, el
comercio, a los microempresarios y últimamente hasta en los centros
educativos públicos y privados.

La reforma define los delitos de extorsión y del chantaje, estableciendo una


pena de 15 a 20 años por el primero y de 6 a 12 años de prisión por el
segundo. Además, al que cometa el delito de extorsión y dé muerte a la
víctima, la pena es de cadena perpetua.

Cabe recordar que anteriormente la extorsión era castigada con entre 6 y 9


años de reclusión.

La reforma fue discutida de manera abierta por los diputados, que acogieron el
dictamen de un proyecto de ley que fue remitido en su momento por el
Despacho Presidencial, pero en vista que la comisión del Legislativo lo
mejoró, decidió retirar el documento original.
Opinión de la CSJ

Por otra parte soslayaron la opinión contraria de la Corte Suprema de Justicia


que se basa en que la reforma no tendría una proporcionalidad entre el delito y
la pena, porque la aplicación de 15 a 20 años de cárcel es la misma con que se
castiga a los homicidas.

El diputado Mario Pérez, presidente de la comisión de dictamen, explicó que


la opinión de la CSJ no es contradictoria, simplemente pide que se revise la
proporcionalidad de la pena con el daño causado por el delito.

En ese sentido, la comisión de dictamen se situó en varios escenarios, el


primero es que la extorsión se ha vuelto un delito muy generalizado y que está
afectando el patrimonio de las víctimas.

Por el cobro del “impuesto de guerra” mediante la extorsión, han quebrado


más de seis mil negocios y han asesinado a más de 200 personas que han
hecho denuncias al respecto, informó.

Indicó que además del agravamiento de estas penas, el delito de extorsión


queda tipificado como una acción del crimen organizado, por lo que ningún
juez podrá dar medidas sustitutivas de prisión a los delincuentes.

La reforma al artículo 222 del Código Penal dice: “Comete el delito de


extorsión e incurrirá en la pena de 15 a 20 años, quien usando amenazas,
violencia o intimidación para obtener para sí, para su organización delictiva
dinero u otros bienes, obligare a una persona, a un grupo de personas o a una
persona jurídica o grupo de personas jurídicas a: 1) hacer alguna cosa 2)
suscribir documentos para obtener pagos de dinero en forma periódica; 3)
suscribir, otorgar, entregar o destruir una escritura pública o cualquier otro
documento público o privado”.

El que cometa extorsión y dé muerte a su víctima o a alguno de los parientes


de la víctima, será condenado a cadena perpetua.

La reforma adiciona el artículo 222 A que establece: “Comete el delito de


chantaje e incurrirá en la pena de reclusión de 6 a 12 años, quien con
amenazas de imputaciones contra el honor o el prestigio, o de violación o
divulgación de secretos con perjuicio en uno u otro caso para el ofendido, su
familia o la entidad en cuya gestión intervenga o tenga éste interés, exigiere la
entrega de una cantidad de dinero u otros bienes”.

Las penas referidas se aumentarán en un tercio cuando el culpable fuere un


servidor público.

Lleva 6 años preso por robo de dos gallinas


Pedro Mártir Banegas fue condenado a ocho años de prisión por
dos delitos menores

aplicacion de la ley, carceles y pena de muerte

No creen que la aplicacion de la ley en Honduras es muy floja? en especial


con los crimenes de cuello blanco? no creen que las carceles ....necesitan
mejorar, pero quizas ser mas estrictas? que creen de la pena de muerte? no
creen que hay quienes la merecen?

aplicacion de la ley, carceles y pena de muerte

Odalis:

A pesar de que en Honduras casi todos los dias hay crimenes atroces que los
que los cometen merecen la pena de muerte, dejeme decirle que esa propuesta
no paso en el corazon y sensibilidad del pueblo hondureno. En la contienda
electoral antepasada en la que resulto ganador Mel Zelaya (con trama e
irregularidades pero gano), Pepe Lobo el actual presidente, era el contrincante
de el, y el proponia la pena de muerte y tenia un puno de plastico que lo uso
como tema de campana en la que decia que iba a tener mano dura con los
delincuentes y esa mano dura, se referia a la pena de muerte.

Mi pueblo es un pueblo noble, un pueblo de gente pacifica, un pueblo bien


religioso, los buenos somos mas.

La compania para la que yo trabajaba, asi como otras empresas como La


Prensa, Coca Cola, Pepsi, British Tobaco y muchas otras, mandabamos a
hacer estudios de mercado a las grandes empresas de mercadeo y publicidad y
en todas, cuando se tabulizaban los resultados se miraba el comportamiento
del mercado hondureno: son agringados y no les gusta la guerra, ni los pleitos,
son consumistas por excelencia, les gusta lo bueno, lo fino, en el area de
Tegucigalpa preferian lo bueno, lo fino y lo caro, en el area de SPS preferian
lo bueno, lo fino, pero practico y de precios moderados, y en el area de La
Ceiba preferian lo bueno, lo fino y lo moderado pero tambien lo excentrico.

En la politica, los hondurenos mayormente son de derecha, detestan todo lo


que huela a socialismo, a Cuba, ahora a Chavez, a comunismo.
Adicionalmente, el pueblo hondureno es generoso y siempre se vuelca a las
causas justas. El hondureno jamas va a agarrar un rifle para ir a armar una
guerra contra un pais vecino.

somos pacificios, por eso esa reaccion que tuvieron al sacar a Mel Zelaya fue
repentina y fue asombrosa porque hemos sido un pueblo aguantador,
sacrificado y siempre hemos visto que nos hacen lena y no hacemos nada,
pero esa vez si reaccionamos porque como le digo, el pueblo defiende a toda
costa su derecho a hacer lo que se le da la gana, las libertades que tenemos,
sabemos que las hubieramos perdido y seriamos un pueblo sometido si zelaya
le hubiera vendido nuestro pais a Chavez, al socialismo, el pueblo hondureno
no sirve para vivir en represion.

Es por esa razon, por ser un pueblo noble y generoso es que en Honduras no
aceptaron la propuesta de Pepe Lobo y para la siguiente contienda electoral el
tuvo que moderarse y cambiar de tactica.

Que el sistema carcelario de HN necesita una remodelacion, modernizacion y


leyes nuevas?, SI, pero las carceles hondurenas no son diferentes a las carceles
en los paises latinoamericanos o del mundo diria yo.

YORO,

HONDURAS

Han pasado seis años desde que Pedro Mártir Banegas, de 32 años,
fue detenido por el robo de dos gallinas.
El interno fue capturado por la Policía de Yoro cuando regresaba a su
casa en estado de ebriedad. Banegas asegura que nunca se le
comprobaron los delitos, pero fue acusado y sentenciado por el caso
de las gallinas a tres años con nueve meses de reclusión.

Por su buen comportamiento logró que la defensa le aplicara la


suspensión condicional de la pena, pero poco tiempo gozó de libertad
porque a las semanas delinquió nuevamente.

Esa vez robó varios ramos de manzanilla y fue apresado nuevamente.


Ahora cumple una condena de cinco años. El expediente de este
interno indica que recobrará su libertad en 2014.

Personas de buen corazón intentaron ayudarle y le pagaron un


apoderado para que obtuviera su libertad condicional, pero no lo ha
logrado porque no ha reunido el dinero para pagar la fianza que le falta
para saldar la pena dictada.

Estar preso para Pedro ha significado perder a su familia; su esposa lo


abandonó, ya no ve a sus hijos y su madre, la única que llega a
visitarlo, está enferma. Pedro espera un milagro para salir pronto,
trabajar y sostener a su madre, que es lo único que le ha quedado.

Banegas es uno de los casos juzgados con el nuevo Código Procesal


Penal y, aunque su pena es de menor cuantía, no ha escapado de la
justicia.

El robo

Pedro Mártir Banegas asegura que la vida le jugó una mala pasada en
2005. Su vicio -las bebidas alcohólicas- ha sido el origen de todas sus
desgracias.

Su caso ha llamado la atención de varias personas que han visto


injusto que por dos gallinas y el robo de manojos de manzanilla este
hombre aún esté detenido y le falte cumplir dos años más de condena.
“Me agarraron por robar dos gallinas, pagué ese delito y llevo seis
años de estar preso. Me capturaron por ese robo, pero nunca hubo
evidencia; me agarraron bolo en una calle y otros, que fueron los que
se robaron esas gallinas, quedaron libres. Ha sido injusto, aquí he
pasado seis años de mi vida. Ahora que ya estoy aquí tengo que
pagar”.

Banegas lamentó lo que le está tocando pagar. “Me acusaron por las
dos gallinas y nunca lo probaron y me dejaron en la cárcel. Me dicen
que voy a salir en el año 2014 porque la pena son siete años.

La Policía me agarró cerca de una clínica en Yoro; eran las diez de la


noche y la dueña de las gallinas me acusó. De puro gusto me he
pasado estos años preso. Mi familia al principio venía a verme, ahora
sólo mi madre me visita, ella está muy enferma y yo quisiera ayudarla
porque pasa muchas penas y el dinero no alcanza”, contó Banegas.

Todas las mañanas, el interno se levanta para hacer hamacas que le


encargan y con eso genera unos centavos que le sirven para comprar
su comida y mandarle lo que puede a su madre. “Es duro esto, pero
aquí he aprendido a trabajar y en algo me va a servir cuando salga”,
dijo.

Banegas afirma que no le quedó más que decir que él se había robado
las gallinas; no tenía opción.

“Hay que aceptar las cosas porque si no a uno le va peor. Sé que


algún día lograré salir para volver a cultivar la tierra y ayudarle a mi
madre.

Yo tenía mi esposa, pero cuando vio que quedaba preso me dejó y se


fue con otro y ya no se pudo, se perdió mi hogar, mi familia y todo”,
dijo muy triste el recluso.

El robo de las gallinas, que fue calificado como robo de ganado menor,
fue pagado. Por el robo de la manzanilla, la pena está vigente, pero
Banegas no ha podido conmutar por ese robo.
A Banegas se le había dado una suspensión de la ejecución de la
pena por el delito de tentativa de hurto de ganado menor, pero él
delinquió en ese periodo y por eso se revocó la orden y fue necesario
ejecutar las dos penas.

Ya se solicitó una conmuta efectiva que no pagó, pero alguien de buen


corazón intentó ayudarle y la canceló para que su pena fuera más
corta.

Código esperanzador

La jueza de ejecución en Yoro, Mildred López, asegura que la puesta


en vigencia del nuevo Código Penal permite que los procesos sean
más efectivos.

“Estamos hablando de una transición entre un Código que era


inquisitivo y otro que vela por el ser humano. En este existe la
mediación, además el juez puede tener la percepción de si el acusado
miente, de si los testigos mienten y no se juzgan papeles.

El juez tiene la clave en la interpretación porque el Código Procesal


Penal habla de que cuando hay vacíos legales se interpretará a favor
del reo .

Debemos dejar la mentalidad inquisitiva y aplicar la ley como lo


establecen la Constitución de la República y el Código Procesal
Penal”, manifestó López.

La togada explicó que sólo en los juzgados penales bajo su cargo la


mayor parte de los internos están por robos menores; el robo de
celulares que rondan los 500 lempiras es el más frecuente.

En el caso de Banegas, con el nuevo Código se le dio suspensión


condicional en la ejecución de la pena, pero se le revocó cuando se le
condenó por el delito de robo de manzanilla por el que se le dio la
pena de cinco años. Según el expediente, Banegas volverá a gozar de
la libertad en 2014.
Se le solicitó una conmuta de pena y fue concedida, pero no ha podido
reúnir lo necesario para pagar el dinero por cada día de prisión.

Suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad

En este capítulo van a ser analizadas varias medidas alternativas a la ejecución


de la pena privativa de libertad que comparten como característica común el
hecho de que inciden sobre el título ejecutivo penal, esto es, la sentencia firme
de condena a una pena privativa de libertad, privándolo provisional y
condicionalmente de eficacia. Con carácter previo, es preciso constatar la
heterogeneidad de las diferentes instituciones que examinaremos. No obstante,
tanto su contenido como su tramitación tienen en común la incidencia sobre el
título ejecutivo, lo que justifica un tratamiento unitario.

I. LA SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA EJECUCIÓN DE LA PENA


PRIVATIVA DE LIBERTAD

El Capítulo III del Código Penal de 1995, haciéndose eco de las críticas de
que han sido objeto las penas privativas de libertad de breve duración,
introduce diferentes alternativas a la pena privativa de libertad(1). En este
sentido, conviene recordar que ya ANTÓN ONECA señalaba el fracaso en
este tipo de pena de corta duración de los tres fines de la prevención general,
es decir, la intimidación, la corrección y la eliminación. En primer lugar,
porque tales penas no intimidan a los delincuentes más avezados, habituados a
la prisión. En segundo término, porque no corrigen al penado, dado el
ambiente desmoralizador de la cárcel, sino todo lo contrario. Además,
estadísticamente, las reincidencias se dan en los casos de penas cortas de
privación de libertad. Finalmente, estas penas carecen de eficacia eliminatoria,
ya que una reclusión reducida no cumple lógicamente la indicada finalidad(2).

El nuevo CP prescinde de las penas de prisión inferiores a los seis meses,


ámbito punitivo que pasa a ser cubierto por la pena de multa y la novedosa
pena de arresto de fin de semana. La ratio de dicha reforma reside en evitar los
efectos desocializadores que comportan las penas cortas de prisión, que tienen
un difícil encaje en el principio constitucional que orienta las penas de
privación de libertad hacia la resocialización. No obstante, en el fondo de la
reforma han debido primar, seguramente, otras motivaciones más soterradas,
tales como la saturación de los Centros Penitenciarios y el elevado coste que
ello comporta para la Administración Penitenciaria.

La más importante de las medidas alternativas a la pena privativa de libertad


previstas en el CP es la suspensión condicional de la pena. Esta medida viene
incorporada en el art.80, a tenor del cual: «Los Jueces o Tribunales podrán
dejar en suspenso la ejecución de las penas privativas de libertad inferiores a
dos años mediante resolución motivada, atendiendo fundamentalmente a la
peligrosidad criminal del sujeto». Ahora bien, el propio rótulo de la Sección
en que se inserta tal institución («de las formas sustitutivas de la ejecución de
las penas privativas de libertad»), es clara muestra, como indica GONZÁLEZ
ZORRILLA, de la opción político-criminal por la que se ha optado, que no es
otra que la de suspender sólo la «ejecución», y sólo de las «penas privativas de
libertad», descartando figuras como la suspensión del fallo, prevista en
anteriores proyectos legislativos(3).

Esta institución goza de amplia tradición, no sólo en el derecho comparado,


sino también en nuestro ordenamiento jurídico. En efecto, aunque
obedeciendo a la denominación de «remisión condicional» o «condena
condicional», esta figura viene consagrada legislativamente desde 1908, al
constituir una de las medidas más eficaces y extendidas en la práctica para
evitar el cumplimiento de las penas cortas de prisión. En este sentido, hay que
considerar acertado el cambio de denominación de la institución analizada. El
legislador ha optado por la de «suspensión condicional de la ejecución»,
denominación que nos parece más acertada que las anteriores de «condena
condicional» o «remisión condicional», tal y como había puesto de relieve la
mayor parte de la doctrina(4), aunque no de forma unánime(5).

1. Antecedentes históricos

Como se ha indicado, el legislador español introdujo la suspensión de la


ejecución de la pena por medio de la Ley de Condena Condicional de 17 de
marzo de 1908, tomando como punto de referencia la Ley belga de 31 de
marzo de 1888 (Ley Lejenne) y la posterior Ley francesa de 26 de marzo de
1891 (Ley Berengüel)(6). Precisamente, a partir de las leyes belga y francesa
citadas, los demás países de la Europa Occidental y de Hispanoamérica
acogerán la figura de la suspensión de la ejecución de la pena(7).

En nuestro país había habido una serie de intentos y proyectos anteriores a la


Ley de Condena Condicional, tales como el de Torreanaz (1900), el de
Montilla y Adán (1902), el Proyecto de Reforma del Código Penal de
Francisco Javier Ugarte y Pages (1905) y el Proyecto de Ley sobre condena
condicional de Juan Armada Losada, Marqués de Figueroa(8). La necesidad
de instaurar en nuestro país

Suspensión de la pena

Derecho Penal

La institución de la remisión condicional de la ejecución de la pena


privativa de libertad, o «condena condicional», denominada ahora en
el Código con más claridad y precisión «suspensión», persigue
fundamentalmente la evitación de las drásticas consecuencias
negativas que sobre el penado tiene el ingreso en prisión durante un
breve periodo y, peculiarmente, el posible efecto desocializador que
puede acarrear esta sanción.

La figura en cuestión aparece regulada en los arts. 80 a 87 del C.P.

El beneficio ha de concederse por resolución motivada (que


lógicamente adoptará la forma de auto). En dicha motivación, el
Tribunal atenderá fundamentalmente a la peligrosidad del sujeto. La
motivación de la resolución judicial es exigible también en caso de
denegación de la suspensión.

Para la determinación de las penas cuya ejecución es susceptible de


ejecución, diferenciamos una reglas generales de un supuesto
específico.

Con carácter general, que la pena impuesta o la suma de penas


impuestas en una sentencia no sea superior a los dos años de
privación de libertad, la regla general era hasta ahora que las penas
no fuesen de duración superior al año, y por excepción, en caso de
concurrencia de eximentes incompletas que no fueren de duración
superior a dos años. En este punto, el nuevo Código amplía las
posibilidades. Por el contrario, las restringe en tanto que ahora una
suma de penas superior a dos años de privación de libertad, por
ejemplo, tres penas de un año de prisión, impuestas en la misma
sentencia, no permiten la concesión del beneficio, lo que antes era
posible.

En cuanto al supuesto específico, el cotejo del presente artículo 93.bis


del Código revela una loable mayor generosidad en la posibilidad de la
suspensión de las penas de prisión para los condenados que hayan
cometido el hecho delictivo a causa de su dependencia a ciertas
sustancias. Dicha generosidad es la ampliación del elenco de las
mismas, que añade a las drogas tóxicas, estupefaciente y sustancias
psicotrópicas, las sustancias «que produzcan efectos análogos» y las
bebidas alcohólicas. El beneficio, en este supuesto, puede extenderse
a las penas privativas de libertad hasta tres años de duración.

Son, sin embargo, sólidos argumentos humanitarios (no adición de


nuevos males al que padece una grave enfermedad, facilitación del
tratamiento de ésta) y de prevención especial (falta de peligrosidad del
condenado) los que avalan la novedosa posibilidad de remisión de
«cualquier pena impuesta» para los aquejados «de una enfermedad
muy grave con padecimientos incurables».

El art. 81.4, en relación con la facultad que regula, trata de los Jueces
y Tribunales «sentenciadores». No parece que con ello se quiera
aludir a una excepción: se trata de los órganos a los que corresponda
la ejecución (arts. 983 y ss. L.E.Cr.) y que por su conocimiento final de
la causa (con la excepción de las sentencias casadas -art. 986
L.E.Cr.-) son los idóneos también para sumir la competencia relativa a
la suspensión.

Los requisitos para la concesión de la suspensión son, con carácter


general:

a) Delinquir por primera vez: permanece abierta la cuestión, heredada


de la regulación anterior, de qué significa «delinquir», en el texto, de la
primera condición. Frente al argumento literal cabe oponer
convincentemente en sentido restrictivo, sólo comprensivo de la
comisión de delitos, razones históricas, teleológicas y de orientación
pro libertate en la interpretación en esta materia, y la propia omisión
del legislador en este apartado de las faltas imprudentes. Debe
considerarse, pues, que quedan excluidas las faltas de estos efectos
de la reiteración.

b) Pena impuesta o suma de las impuestas: debido a la práctica


procesal de no reflejar en el fallo de la sentencia la individualización
final legal y judicial de la pena, la segunda condición del artículo puede
suscitar aún la duda interpretativa relativa a qué deba entenderse por
pena a efecto de su suma para consideración de que no se llega al
límite de los dos años de privación de libertad. Parece evidente que
dicha pena es la concreta finalmente impuesta tras la aplicación de las
reglas generales y especiales de imposición, incluidas, por lo tanto, las
relativas a los supuestos de concurrencia delictiva ideal o real.

c) Se hayan satisfecho responsabilidades civiles originadas, salvo que


el Tribunal, después de oír a los interesados y al Ministerio Fiscal,
declare la imposibilidad total o parcial de que el condenado haga
frente a las mismas.
En el caso de delitos cometidos por dependencia del alcohol o a
sustancias estupefacientes o psicotrópicas, son necesarios tres
condicionantes:

1) No hace falta que se cumplan los requisitos de haber delinquido por


primera vez y que la pena o la suma de éstas no sea superior a los
dos años (ya se ha dicho que puede llegar hasta tres años), pero
serán precisas las circunstancias de los apartados siguientes (art. 87).

2) Que no se trate de reos habituales. Por tales se entienden los que


cometen en un plazo de cinco años tres o más delitos previstos en el
mismo capítulo del Código y hayan sido condenados por ello (art. 94).
Así mismo se eleva la duración de la pena remisible a los tres años -
antes dos años- y se troca el requisito de que el sujeto «no sea
reincidente ni haya gozado con anterioridad del beneficio de la
remisión condicional», en el que no sea reo habitual -definido en el art.
94- y en la valoración judicial particularizada de la reincidencia.

3) Que se certifique suficientemente por centro público o privado


debidamente acreditado u homologado que el condenado se
encuentra deshabituado o sometido a tratamiento para tal fin en el
momento de decidir sobre la suspensión. Dicho con más claridad: la
no reiteración delictiva es requisito complementario es la
deshabituación o el tratamiento, quizás continuo, quizás al final del
periodo; si halla el requisito complementario, cabe una nueva
oportunidad de no cumplimiento de la pena con la ampliación de la
suspensión.

En el caso de que el condenado sufra una enfermedad muy grave y


con padecimientos incurables, el Tribunal no estará sometido a
requisito alguno, pero no podrá conceder la suspensión si en el
momento de la comisión del delito el culpable ya tuviera otra pena
suspendida por el mismo motivo.

Con carácter general, el plazo de suspensión será:

- De dos a cinco años para las penas privativas de libertad inferiores a


dos años.

- De tres meses a un año para las penas leves.

El plazo se fijará motivadamente atendiendo a las circunstancias del


delincuente, las características del hecho y la duración de la pena.

Ante el silencio del Código, ha de pensarse que estas mismas reglas


son aplicables en caso de suspensión de la pena por causa de
enfermedad muy grave del penado.

El plazo será de tres a cinco años en el caso de que la pena se


suspenda en razón de haberse cometido el delito por la dependencia
del culpable al alcohol o a sustancias estupefacientes o psicotrópicas.

En el caso de este tipo de delincuentes, si durante el plazo previsto


éstos no han conseguido las deshabituación, el Tribunal puede
acordar la prórroga del plazo de suspensión por un tiempo máximo de
dos años más.

En cuanto a las condiciones de las suspensión, la ejecución de la pena


quedará condicionada a que el reo no delinca durante el plazo fijado
por el Tribunal.

En el supuesto de que se conceda la suspensión a adictos al alcohol o


sustancias tóxicas o estupefaciente que hayan delinquido en razón de
esa dependencia y se hallen sometidos a tratamiento de
deshabituación, también se condicionará la suspensión de la ejecución
de la pena a que el culpable no abandone el tratamiento hasta su
finalización. Los centros o servicios responsables deberán facilitar al
Juez, en los plazos que señale, la información precisa para conocer el
comienzo y el fin del tratamiento, así como su evolución y las
modificación que haya de experimentar.

El art. 83 establece unas condiciones potestativas (en cuanto a la


imposición, pero no en cuanto a su obligatoriedad): fija una serie de
«obligaciones o deberes» que el Juez o Tribunal puede imponer al
condenado para su observancia durante el periodo de suspensión. A
la regulación de las consecuencias del incumplimiento de estas
condiciones de la remisión definitiva se dedica el art. 84.2.

El Tribunal puede condicionar el beneficio al cumplimiento por el reo


de alguno o algunos de los siguientes deberes u obligaciones:

- Prohibición de acudir a determinados lugares.

- Prohibición de ausentarse sin autorización judicial del lugar donde


resida.

- Comparecer ante el Tribunal o servicio de la Administración que éste


señale, para informar de sus actividades y justificarlas.

- Participar en programas formativos, laborales, culturales, de


educación vial, sexual y otros similares.

- Cumplir los deberes que el Tribunal estime convenientes para la


rehabilitación social del penado, previa conformidad de éste, siempre
que no atente contra su dignidad como persona.

Lo primero que llama la atención de la contemplación del elenco de los


cinco grupos de medidas en manos del Juez para la configuración del
periodo de suspensión es que el contenido de alguna de ellas es
coincidente con el de algunas penas -privación del derecho de acudir a
determinados lugares, trabajos en beneficio de la comunidad-, con lo
que podría suceder que la suspensión fuera más gravosa para el reo
que el cumplimiento de una pena leve.

En relación a la inscripción, mientras no se pronuncien sobre la


suspensión, lo que deberán hacer con urgencia tras la declaración de
firmeza de la sentencia, los tribunales no remitirán comunicación
alguna al Registro Central de Penados y Rebeldes.

Si la suspensión se concede, la inscripción de la pena suspensiva se


llevará a cabo en una sección especial, separada y reservada de dicho
Registro, a la que sólo podrán pedir antecedentes los jueces o
tribunales.

Otro de los temas de gran importancia a tratar, es el referente a las


consecuencias de la revocación de la suspensión y a las del
cumplimiento de las condiciones de las que pendía la misma. Si se
cumple el plazo de suspensión sin haber delinquido el sujeto y las
demás condiciones bajo las que se ha acordado la suspensión, el
Tribunal acordará la remisión definitiva de la pena y la cancelación de
la inscripción en la sección especial del Registro de Penados. Este
antecedente penal no se tendrá en cuenta a ningún efecto.

En el caso de reos sometidos a deshabituación a sustancias tóxicas o


psicotrópicas o al alcohol, el Juez acordará la remisión definitiva si,
además de cumplirse el plazo, se ha acreditado la deshabituación o la
continuidad del tratamiento. Si es necesaria la continuación del mismo,
podrá prorrogar el plazo de suspensión otros dos años, tras los cuales,
o del tiempo necesario inferior a dos años, acordará la remisión
definitiva, si se ha acreditado en el nuevo plazo la deshabituación o la
continuidad del tratamiento. De lo expuesto puede deducirse que la
«continuidad» puede referirse tanto a que el tratamiento continúe al
final del periodo de suspensión como a que haya sido continuo
durante el mismo; por lo tanto, la remisión de la pena se produce por
la concurrencia de la no reiteración delictiva y de la deshabituación o
la continuidad del tratamiento al final del periodo de suspensión.

Por lo que respecta a la revocación de la imposición, el Código Penal


establece que si el reo delinque durante el plazo de suspensión fijado,
el Juez acordará la ejecución de la pena y su inscripción en el Registro
Central de Penados y Rebeldes.

Si se incumple la condición de persistir en el tratamiento de


deshabituación a alcohol o drogas de quienes se hallen sometidos al
mismo, el Juez también acordará el cumplimiento de la pena, pero
también puede acordar, como se ha dicho, la prórroga de la
suspensión si es necesaria la continuación del tratamiento.
El Código Penal establece una serie de reglas en el caso de
imposición de condiciones potestativas, regulando las consecuencias
de incumplimiento de las mismas que el Juez o el Tribunal impuso
para el periodo de suspensión. Se diferencia al respecto la infracción
de los deberes concretos establecidos por el órgano judicial, cuyas
consecuencias quedan en gran medida en manos del mismo, de la
inobservancia de la condición esencial de «no delinquir».

Si el reo infringe durante la suspensión las obligaciones o deberes


impuestos, el Juez puede tomar, previa audiencia de las partes,
alguna de estas soluciones:

- Sustituir la regla de conducta por otra impuesta.

- Prorrogar el plazo concreto de suspensión impuesto siempre que sea


inferior a cinco años y hasta ese límite máximo.

- Revocar la suspensión de la ejecución de la pena, si el


incumplimiento fuera reiterado.

Por último, persevera el nuevo Código en la exigencia de audiencia al


ofendido en aquellos supuestos en los que el impulso del
procedimiento ha dependido de su voluntad. La medida es coherente
con la peculiar consideración que merecen los intereses de la víctima
en determinado tipo de delitos en los que el propio iter procesal puede
afectarles de modo ambivalente.

La Disposición derogatoria 1.b del Código Penal deroga la Ley de 17


de marzo de 1908 de Condena Condicional y sus disposiciones
complementarias.

Recuérdese también, finalmente, que el Tribunal Constitucional no ha


considerado contrario al principio de igualdad la exclusión del beneficio
a los militares. El art. 44 del Código Penal Militar niega la posibilidad
de suspensión condicional de la ejecución de la condena a los reos
que pertenecieran a los ejércitos. Esta disposición, ciertamente, no ha
estado exenta de polémica; así su fundamentación en una mayor
incidencia de la prevención general en el ámbito militar se ha replicado
desde la perspectiva del principio de igualdad, llegando incluso a
sostenerse su inconstitucionalidad.

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