Primera Visita Al Cementerio

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Dr.

CASAS CAMPILLO
ESCUELA SECUNDARIA TECNICA No. 92

Primera visita al cementerio

Era la primera vez que Omar iba al cementerio a visitar la tumba de su hermano
mayor, el cual murió siendo aún muy pequeño. Sus padres le habían contado de
él, pero nunca antes los había acompañado. Pero, decidieron que Omar ya era
mayor y podría unirse a la tradición familiar.

El chico observaba con atención todo lo que había a su alrededor, grandes


estatuas de piedra con forma de ángeles, cruces de todos tamaños y con todo tipo
de garabatos, y por supuesto muchas tumbas. Sus familiares que ya conocían
bien el camino, se movían ágilmente entre las lapidas, y a él lo dejaron un poco
rezagado. Mientras se apresuraba para no quedarse muy atrás, pasó entre dos
tumbas pisando un caballito de madera.

Ya que sus padres acostumbraban llevar juguetes a su hijo difunto en sus


cumpleaños, probablemente mucha más gente lo hacía, así que lo recogió para
ponerlo en su lugar. Miro la inscripción de las dos tumbas, y en ambas había
enterrado un niño, lo cual le dificultaba un poco para devolver el juguete a su
dueño. Así que lo dejó a la suerte, y lanzando una moneda, decidió dejarlo en la
tumba a su izquierda.

Se dispuso a salir corriendo para alcanzar a su familia, pero su pie se atoró con
algo, y mientras estaba agachado tratando de zafarlo, le tocaron el hombro
derecho y una suave voz le susurro al oído: -Ese juguete era mío…-, aunque el
chico volteó lo más rápido que pudo, sus ojos solo percibieron una ligera forma
traslucida que se deslizaba debajo de la lápida a su derecha.

Yeraldine, 1:C
Dr. CASAS CAMPILLO
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Aunque sus pies estaban listos para salir corriendo y quería con todas sus fuerzas
hacerlo, no tuvo más remedio que tomar el caballito y devolverlo a su dueño, para
después de eso jamás volver a pisar un cementerio.

Yeraldine, 1:C
Dr. CASAS CAMPILLO
ESCUELA SECUNDARIA TECNICA No. 92

Evelyn

Papá se ha marchó de casa, escuché cuando le decía a mamá que no podía con
tanta responsabilidad y ahora ella tiene un nuevo novio, a mi él no me agrada,
hace muchas cosas que no están bien, pero mamá no quiere creerme que es
malo, ella está enamorada.

Rompió todas mis muñecas y los juguetes de mi hermano, dijo que fuimos
nosotros y después nos castigaron. Los recogimos de la basura para volver a
armarlos, pero no quedaron muy bien, mi muñeca Evelyn está muy molesta, no le
gusta tener patas de palo y cara llena de hilos, pero si los quito su cara no se
mantiene unida, ella dice que no puede ver muy bien con esos botones que le
puse en lugar de ojos; para mí sigue siendo hermosa, pero no la veo muy
contenta, ha dicho que se vengará, yo sé que la venganza no es buena, pero no
creo las muñecas lo sepan.

Hace varias noches que ella se escapa cuando cree que estoy dormida, pero,
siento cuando toma mis manos lentamente y se las quita de encima, luego me
pone la almohada para que no me dé cuenta que se ha marchado.

Por la madrugada ella vuelve a acurrucarse conmigo y en las mañanas solo recibo
regaños por travesuras que yo no hice. Todo está claro, ella rompió la ropa del
novio de mamá, también su guitarra.

Espero que esa sea toda su venganza, porque por todo lo que hace a mí me va
mal. Ya no sé qué hacer, lo mejor será que me vaya de casa, si vivimos en otro
lugar Evelyn estará contenta, sonreirá de nuevo y volveremos a ser felices. ¡Esa
es una buena idea!, iré a buscarla. Ojalá aun no haya empezado a romper cosas.

SHERLYN ROMERO PEREZ 1:C


Dr. CASAS CAMPILLO
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LA HISTORIA DE LA CUEVA DEL DIABLO EN EL CERRO DE LA ESTRELLA

La Cueva del Diablo se encuentra ubicada en el Cerro de la Estrella en la


delegación Iztapalapa. Esta cueva forma parte de un sistema de aproximadamente
200 cavernas que abarca desde Iztapalapa hasta la Sierra de Guadalupe. De
entre todas estas cavernas, es la Cueva del Diablo la que logra destacar por todas
las misteriosas historias que la envuelven.

Muchas de las personas que viven cerca de la cueva cuentan que han escuchado
toda clase de ruidos extraños saliendo de ella. Otros más, dicen haber visto
a duendes jugando a la entrada de la misma. Algunos hacen referencia a que la
cueva está maldita o embrujada, ya que han encontrado materiales de brujería en
ella. A pesar de que existen muchos relatos sobre este lugar, todos tienen algo en
común: aquellos que entran a la Cueva del Diablo, nunca más vuelven a ser
vistos. Una de las leyendas más conocidas, y también la más asombrosa, tiene
como personaje principal la figura de un anciano, pero no cualquier anciano.

Según la leyenda, cerca de la cueva se aparece un viejo que pide a los ingenuos
que pasan por ahí que lo acompañen a su interior. Al inicio todo parece tranquilo,
pero mientras más se adentran, se dan cuenta que aquel viejo es el
mismísimo diablo. Pero no es la única sorpresa que se llevan; resulta que el
interior se transforma, y aquello, más que un infierno, parece un paraíso. Se puede
apreciar un hermoso estanque de agua cristalina, donde reposan aves de singular
encanto.
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Mateo Alonso, 1:C

Además, al fondo se observa el resplandor que emiten las ollas llenas de oro;
toneladas del metal preciosos al alcance de tu mano. Se dice que aquellos que
quedan enceguecidos por el dinero no logran salir, pues se supone que han
firmado un pacto con el diablo, así que sus almas le pertenecen. Mientras tanto,
aquellos no avariciosos son escoltados por el propio Lucifer a la salida.

Más allá de estas historias, lo que sí es un hecho es que la cueva se utiliza para
hacer rituales. En los tiempos prehispánicos esta cueva era un lugar sagrado;
aquí, los mexicas rendían culto al dios del fuego. De hecho, todavía existen
grupos de personas que realizan rituales prehispánicos en este lugar, como una
forma de mantener vivas estas tradiciones. También es un hecho que la
compleja forma de “L” de la cueva confunde a los aventureros, llevándoselos a
las entrañas de la tierra.
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Mateo Alonso, 1:C

En la tormenta

Así era el tío Gerardo, cada que nos juntamos en el rancho de la familia, se ponía
a platicar de todas las anécdotas que tenía y que nos compartía a todos los
sobrinos, pero ese día no contó las andanzas si no un cuento de terror en la
tormenta, de unos años atrás, y de la que solo se supo, habían desaparecido
muchas personas.

El cuento de terror en la tormenta, empezó en el estado de Tabasco, y según


cuenta el tío, de esos temporales empezaron a salir los cuerpos de los panteones,
por las inundaciones, algo que a los difuntos molesto y de ahí la anécdota.

El pueblo de Tapijulapa, Tabasco, se encuentra a solo unos cuantos kilómetros de


la capital, siempre se escucharon rumores que, en el panteón principal, los
muertos salían de sus tumbas, pero con el temporal todo cambio, ahora se veían
rondar por los caminos, lo que a la comunidad del pueblo asusto, ya no eran
historias o mitos, las personas los veían vagar por los caminos, como si
deambularan en busca de algo.

Después de las tormentas, y de todos los cuerpos que se llevaron las aguas,
empezaron a desaparecer personas que trabajaban en los campos, como si se los
tragara la tierra, sin explicación alguna, desaparecían para no volver a verlos
jamás. Muchas personas se reunieron con el párroco de la iglesia del pueblo, para
pedir por eterno descanso de los desaparecidos y de los muertos que empezaron
a verse por la región, lo que hizo que todo se calmara.

No se sabe a ciencia cierta, si la desaparición de las personas, tenga relación con


lo que la gente vio de los muertos del panteón, pero ninguno se volvió a ver jamás,
quedando todo como una historia de terror o un mito urbano más.
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Iker Yair, 1:C

El Charro Negro

El Charro venía de una familia pobre, pese a las carencias materiales a este joven
jamás le faltó el amor de sus padres. Sin embargo, esto no parecía suficiente para
él, ya que estaba obsesionado con obtener recursos para andar muy bien vestido
y calzado. Los días pasaban y el Charro se llenaba aún más de frustración por la
pobreza en la que vivía. Por más que trabajaba, el dinero no le alcanzaba para
tener el estilo de vida que tanto deseaba.

Al tiempo fallecieron sus padres, y con ello creció la desgracia de aquel hombre,
quien tomó la decisión de invocar al diablo para pedirle riquezas. Finalmente logró
que Lucifer se le apareciera, éste le ofreció todo el dinero que quisiera, pero a
cambio debía darle su alma. El Charro aceptó sin pensar la propuesta del diablo,
sintiéndose victorioso, ya que por fin tenía lo que tanto había deseado tener
mucho dinero y cumplir cada uno de sus caprichos.

El tiempo fue pasando el Charro ya entrado en edad, se fue dando cuenta que
estaba muy solo, nada lo hacía feliz, las mujeres y amigos que tenía a su lado era
solo por interés. Conforme fueron pasando los años el Charro olvidó el pacto que
había hecho con el diablo, quien no tardó en aparecer y darle así un gran susto.
Este hombre trató de esconderse, mandó a colocar cruces por todas sus tierras y
a construir capilla.

El Charro preocupado no podía estar tranquilo, el cobro de la deuda lo


atormentaba cada segundo de su vida. Tomó la decisión de huir sin que nadie lo
viera, agarró su caballo junto con una bolsa llena de monedas de oro y se fue.
Pero el poder del diablo era muy fuerte y no tardó en darse cuenta de las
intenciones del hombre.
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Santiago, 1:C

Nuevamente se le apareció y le dijo: iba a esperar que te murieras para venir por
tu alma, pero por tu cobardía te llevaré ahora mismo. El Charro intentó reaccionar
con su caballo, a quien el diablo también condenó al infierno, no sin antes dejarle
la tarea de cobrarle a quienes le deben. Y si lo hacía bien, dejaría que el hombre
que acepte la bolsa con las monedas, tome su lugar.

A partir de ese momento, el Charro fue condenado a sufrir un sinfín de tormentos


en el infierno, y solo salir para cobrar a quienes tienen deudas con Lucifer. Con la
esperanza de que algún día, alguna persona avariciosa acepte las monedas y
tome su lugar. Solo así el Charro Negro y su caballo lograrían descansar en paz.
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Santiago, 1:C

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