Origen Del Hombre Americano

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Origen del hombre americano

En la historia de nuestro planeta ocurrieron cambios climáticos conocidos como glaciaciones.


Durante la última de ellas, entre 50.000 y 10.000 años antes, los casquetes de hielo de los polos y
de las altas montañas se extendieron más allá de sus límites actuales, el nivel de los océanos bajó
hasta en 60 metros, las lluvias fueron menos frecuentes y la vegetación cambio en todo el planeta.
Grandes territorios hoy bajo el mar, estaban en ese entonces cubiertos de bosques y pastizales,
poblados por animales de todo tipo.
Primeros pobladores del continente americano

Cuando los europeos llegaron a "las Indias", en 1492, no tardaron en entender que no estaban en
la China o en la India sino en un nuevo mundo, un continente separado de Europa, Asia y África.
Entonces, buscaron explicaciones en los relatos bíblicos: casi todos los pueblos de la antigüedad
fueron propuestos como antepasados de los indígenas americanos. Algunos consideraron que
provenían de unas de las tribus perdidas de Israel, o de uno de los tres hijos de Noé, o bien que
eran descendientes directos de Adán y Eva. Por esta razón llego a considerarse que el paraíso
terrenal se encontraba en estas nuevas y maravillosas tierras.

Sin embargo, las primeras hipótesis sobre el origen del hombre americano se formularon en 1881,
cuando el pensador argentino Florentino Ameghino propuso que los primeros seres humanos
surgieron en el continente americano, más específicamente en Argentina, desde donde poblaron el
mundo.

Alex Hrdlicka. Al principio del siglo XX, este antropólogo afirmó que el
hombre había llegado desde Asia cruzando el
"Estrecho de Bering" hace unos 12 mil años, por
medio de migraciones. Según este checo, los
emigrantes eran principalmente nómadas de Asia.
Esta teoría la elaboro para refutar la teoría
Autoctonista de Florentino Ameghino.
En la década de 1920, el profesor Alex Hrdlicka propuso la hipótesis de
que todas las poblaciones americanas descienden de un único grupo de gentes que vino desde el
continente asiático a través del Estrecho de Bering, el corto tramo que separa a Siberia, en el Asia
de Alaska, en América.

A partir de 1940, nuevos datos permitieron que otros investigadores defendieran la hipótesis del
origen múltiple de las poblaciones americanas. A partir de principios arqueológicos, lingüísticos y
antropológicos el investigador francés Paul Rivet estableció una teoría migratoria que explicaba
el origen del hombre americano por la llegada de cuatro
oleadas de grupos étnicos diferentes procedentes de Asia,
Australia y la Polinesia. En la misma época, J. Imbelloni sostuvo
la idea de la existencia de seis oleadas migratorias de las
cuales, por adaptación al medio, se derivaron once grupos
distintos de amerindios.

El asunto no es fácil. En resumen, el poblamiento del


continente americano podría deberse a distintos grupos que entraron en la última glaciación a lo
largo del puente de tierra emergido entre Asia y América, pero también, tal vez, en tiempos más
recientes llegaron otras gentes por vía marítima a través del pacifico, desde Australia, Polinesia y el
Sudeste Asiático.
Hoy, los trabajos científicos y los descubrimientos arqueológicos permiten documentar parte del
enigma del origen del hombre americano. Sabemos que América fue poblada desde el exterior,
por seres humanos de la especie homo sapiens sapiens, cuyo cuerpo y mente eran ya tan
desarrollados como son los nuestros en la actualidad y cuyos instrumentos les permitían hacer
frente a todo tipo de ambientes.

La vida de los primeros pobladores de América

Los arqueólogos han llegado al acuerdo casi unánime sobre que los primeros americanos salieron
del norte de Asia y entraron en el Nuevo Mundo por la zona del Estrecho de Bering. Los primeros
pobladores del continente americano habrían llegado hace cerca de 14.000 años o tal vez algo
más, ya que se cree que los grupos humanos pasaron en varias oportunidades durante la fase final
de la llamada Edad de Hielo.

Los hombres de esta época (conocidos por los restos de hallados en Siberia, al norte de Asia) eran
cazadores de grandes presas como renos, bisontes, caballos y mamuts lanudos, pero comían
también moluscos, plantas, aves y otros mamíferos de menor tamaño como conejos, antílopes y
ciervos. Su llegada debió ocurrir de forma accidental, caminando tras los animales que les servían
de sustento. En efecto, durante ciertas épocas de la Edad de Hielo, Asia y América no estaban
separadas: con tanta agua congelada el nivel del mar había bajado y el fondo marino había sido
ocupado por plantas y animales y por los cazadores que con el tiempo se convirtieron en los
primeros americanos.

Su fuente de sustento fue la cacería de grandes animales, pero


también recolectaban semillas, frutos, huevos de aves, en fin,
todo lo que encontraban a su paso y les aseguraba la
supervivencia. Vivían en pequeñas bandas, de no más de
veinticinco individuos, y dependían cien por ciento de las
estaciones y cambios climáticos, los cuales marcaban su
movilidad.

Estos grupos de cazadores no conocían la agricultura, ni otras actividades más complejas como la
alfarería o la metalurgia, pero eran excelentes talladores de piedra que implementaron diferentes
tecnologías para obtener fuertes y cortantes raspadores, cuchillas afiladas y ligeras o finas agujas
que facilitaron el destazamiento de presas, la perforación de huesos para extraer el tuétano y el
trabajo con las pieles, entre otras actividades. De hecho, tres cuartas partes de nuestra historia
está escrita en estos instrumentos de roca que los arqueólogos estudian con detalle para intentar
comprender la forma de las sociedades que las hicieron y utilizaron.

Con hueso, asta y madera hacían agujas con ojo, mangos, anzuelos, arpones y lanzadores de
dardos. En sitios bien conservados se han hallado objetos de cestería como canastos y sandalias, e
incluso las pieles con las que se vestían o cubrían los pisos de sus viviendas. Los instrumentos de
las culturas aborígenes más antiguas del continente americano variaron con el lugar y la época, y
desde el inicio de la historia hubo una gran diversidad cultural.

Contactos con los viajeros del Viejo Mundo antes de los españoles
Hacia el año 1.000 de nuestra era, exploradores vikingos establecieron una pequeña colonia en la
costa este de Canadá. Es probable que los navegantes polinesios, que poblaron las islas del
Pacífico, hallan llegado hasta Suramérica y puede que existieran contactos
transatlánticos entre la costa occidental africana y el noreste de Brasil.

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