Derechos Humanos y Garantías

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CLASE 3

1. CONCEPTO

Cuando hablamos de derechos humanos nos estamos refiriendo a un conjunto de derechos


y libertades fundamentales que tenemos todas las personas por el mero hecho de existir
como seres humanos. Estos derechos se basan en principios como la libertad, la dignidad, la
igualdad y el bien común de todos los seres humanos sin excepción.

Los derechos humanos no son una creación artificial o una concesión del Estado, sino que
son inherentes, propios y naturales de la condición humana. Esto significa que no dependen
de ningún ordenamiento jurídico, sino que están por encima de él. Los derechos humanos
se descubren, reconocen y reivindican a lo largo de la historia, y las legislaciones solo los
positivizan, es decir, los plasman en normas jurídicas que los protegen y garantizan.

Los derechos humanos abarcan desde los más fundamentales, como el derecho a la vida,
hasta los que dan valor a nuestra vida, como los derechos a la alimentación, a la educación,
al trabajo, a la salud y a la libertad. La lista incluye otros derechos como el derecho a la
libertad de expresión, a la libertad de opinión y de conciencia, a la participación política, al
acceso a la información, a la vivienda y muchos más.

Características:

Universales: son universales porque pertenecen a todas las personas, sin importar su
nacionalidad, género, origen étnico, color, religión, idioma o cualquier otra condición. Son
derechos que se reconocen de forma natural y que derivan de la dignidad humana.

Innatos: son innatos porque se tienen por el mero hecho de nacer, de existir, de ser
personas. No dependen de ningún acto jurídico o político, ni de ninguna concesión o
reconocimiento por parte de los Estados o las autoridades.

Irrenunciables: son irrenunciables porque no se pueden perder ni ceder voluntariamente.


Tampoco se pueden anular o suspender por ninguna circunstancia, salvo algunas
excepciones muy concretas y temporales. Son derechos que deben ser respetados y
protegidos en todo momento y lugar.

Obligatorios: son obligatorios porque imponen deberes y responsabilidades a los Estados y


a las personas. Los Estados deben garantizar el cumplimiento y la protección de los
derechos humanos, tanto en su ámbito interno como en el internacional. Las personas
deben respetar los derechos humanos de los demás y contribuir a su realización.
Inalienables: son inalienables porque no se pueden quitar ni transferir a nadie. Son
derechos que pertenecen a la persona y que no pueden ser objeto de comercio o negociación.
Son derechos que no pueden ser revocados por las leyes y que deben ser defendidos ante
cualquier amenaza o violación.

Imprescriptibles: son imprescriptibles porque no caducan ni se extinguen con el paso del


tiempo. Son derechos que tienen una vigencia permanente y que no pueden ser olvidados ni
ignorados. Son derechos que reclaman una atención constante y una actualización
continua.

Progresivos: Los derechos humanos son progresivos porque están sujetos a un proceso de
desarrollo y mejora constante. Son derechos que se adaptan a las nuevas realidades y
necesidades de las personas y de la sociedad. Son derechos que buscan alcanzar el máximo
nivel de bienestar y justicia para todos.

La historia de los derechos humanos es un tema amplio y complejo que abarca desde la
antigüedad hasta la actualidad. Una posible forma de desarrollar este tema con un título
principal es la siguiente:

2. .¿SON ABSOLUTOS O TIENEN LÍMITES LOS DERECHOS?

Los derechos humanos son esenciales, fundamentales, pero no son absolutos, sino que
tienen límites. Los límites a los derechos humanos no son para restringir el derecho en sí,
sino para evitar el abuso o el mal ejercicio del derecho. Todos los derechos, según el artículo
14 de la Constitución Nacional de Argentina, deben estar sujetos a reglamentación. Por
tanto, el ejercicio de un derecho está sujeto a normas y principios que lo regulan, pero no se
está limitando el derecho en sí, sino el mal uso del mismo.

El límite a los derechos humanos tiene como finalidad proteger el orden público y los
derechos de los demás, y garantizar el bien común de la sociedad en su conjunto. Por
ejemplo, todos tenemos derecho a la libertad de expresión, pero esto no significa que
tengamos derecho a utilizar nuestra libertad de expresión para incitar al odio, a la violencia,
a la discriminación o a la difamación. Estas conductas pueden afectar negativamente a otras
personas o al interés general, y por eso están prohibidas o sancionadas por la ley.

Los derechos humanos son muy importantes para asegurar la dignidad, la igualdad y la
libertad de todas las personas. Sin embargo, el ejercicio responsable de los derechos
humanos implica también respetar los derechos de los demás y cumplir con nuestros
deberes ciudadanos. Solo así podremos construir una sociedad más justa, democrática y
pacífica.

3. LOS DERECHOS HUMANOS A TRAVÉS DE LA HISTORIA

El concepto de derechos humanos ha evolucionado a lo largo de la historia, según los


cambios sociales, políticos, culturales y jurídicos que han ocurrido en diferentes épocas y
lugares.

ANTIGÜEDAD

En la antigüedad, existían diversas formas de organización social y política que


determinaban el estatus y los derechos de las personas. Algunas civilizaciones antiguas,
como la egipcia, la mesopotámica, la china o la india, desarrollaron códigos legales que
regulaban aspectos como la propiedad, el comercio, el matrimonio o el castigo. Sin
embargo, estos códigos no se basaban en el reconocimiento de la dignidad humana, sino en
el poder de los gobernantes o en las tradiciones religiosas.

Uno de los primeros documentos que expresó una visión universalista de los derechos
humanos fue el Cilindro de Ciro, una proclamación del rey persa Ciro el Grande en el siglo VI
a.C., que establecía la libertad de culto, la abolición de la esclavitud y el respeto a las
costumbres locales de los pueblos conquistados.

Otro antecedente importante fue el surgimiento de la filosofía griega, que planteó


conceptos como la razón, la justicia, la democracia y la ciudadanía. Los filósofos griegos
como Sócrates, Platón y Aristóteles reflexionaron sobre la naturaleza humana y el bien
común. Sin embargo, su visión estaba limitada por el contexto histórico y cultural en el que
vivían, donde solo los hombres libres podían participar en la vida política y donde existía la
esclavitud y la discriminación hacia las mujeres y los extranjeros.

EDAD MEDIA

En la Edad Media, predominó una visión teocéntrica de los derechos humanos, basada en la
autoridad de Dios y de la Iglesia. El cristianismo y el islamismo fueron las principales
religiones que influyeron en el pensamiento y el derecho medieval. Ambas religiones
defendieron valores como la caridad, la paz, la justicia y los derechos de los pobres y los
oprimidos. Sin embargo, también se produjeron conflictos y violaciones de los derechos
humanos por motivos religiosos, como las cruzadas, las guerras santas o las inquisiciones.
Uno de los documentos más relevantes de esta época fue la Magna Carta Libertatum (Gran
Carta de las Libertades), firmada por el rey Juan I de Inglaterra en 1215. Este documento
limitaba el poder del monarca y reconocía algunos derechos a los nobles y al clero, como el
derecho a no ser arrestado o castigado sin un juicio justo. La Magna Carta fue un precedente
para el desarrollo del constitucionalismo y el parlamentarismo.

Otro hito importante fue el surgimiento del humanismo renacentista en los siglos XIV-XVI.
El humanismo fue un movimiento cultural que recuperó el legado clásico y promovió una
visión antropocéntrica de los derechos humanos, basada en la dignidad, la libertad y el
potencial creativo del ser humano. Los humanistas como Dante Alighieri, Francesco
Petrarca o Erasmo de Rotterdam criticaron las injusticias sociales y políticas y abogaron por
una reforma moral e intelectual.

EDAD MODERNA

En la Edad Moderna se produjeron grandes transformaciones sociales, políticas y


económicas que afectaron al desarrollo de los derechos humanos. Algunos de estos cambios
fueron: el descubrimiento de América y otras regiones del mundo; el surgimiento del
capitalismo y el comercio mundial; la expansión del colonialismo y la esclavitud; la reforma
protestante y las guerras de religión; el auge de la ciencia y la ilustración; y las revoluciones
liberales y nacionales.

Uno de los acontecimientos más significativos de esta época fue la Declaración de


Independencia de los Estados Unidos de América, proclamada en 1776. Esta declaración
establecía que todos los hombres son creados iguales y que tienen derechos inalienables,
como el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. La declaración
también afirmaba el derecho de los pueblos a rebelarse contra un gobierno tiránico y a
establecer uno nuevo.

Otro documento fundamental fue la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, adoptada por la Asamblea Nacional Constituyente de Francia en 1789. Esta
declaración era el resultado de la Revolución Francesa, que derrocó al Antiguo Régimen y
proclamó los principios de libertad, igualdad y fraternidad. La declaración reconocía los
derechos naturales e imprescriptibles del hombre, como el derecho a la libertad, a la
propiedad, a la seguridad, a la resistencia a la opresión, a la expresión, a la participación
política y a la presunción de inocencia.

EDAD CONTEMPORÁNEA
En la Edad Contemporánea se han producido importantes avances y desafíos en el
reconocimiento y protección de los derechos humanos. Algunos de estos hechos son: las
guerras mundiales y los genocidios; el surgimiento de los totalitarismos y las dictaduras; el
desarrollo de los movimientos sociales y las organizaciones no gubernamentales; la
descolonización y el surgimiento del Tercer Mundo; la globalización y el neoliberalismo; el
desarrollo tecnológico y científico; y la diversidad cultural y religiosa.

Uno de los logros más destacados de esta época fue la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Esta
declaración fue una respuesta al horror de la Segunda Guerra Mundial y al Holocausto, y
representó un consenso internacional sobre los valores y principios fundamentales que
deben regir las relaciones entre los Estados y las personas. La declaración establecía una
lista de 30 artículos que reconocían los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales de todos los seres humanos.

Otro aspecto relevante fue el desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos,
que consiste en un conjunto de normas, tratados, órganos e instituciones que tienen como
objetivo garantizar el respeto y la promoción de los derechos humanos en todo el mundo.
Algunos ejemplos de estos instrumentos son: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la
Convención sobre los Derechos del Niño; o la Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad.

4. GENERACIONES DE DERECHOS

La primera generación de los derechos humanos se refiere a los derechos civiles y políticos,
que surgieron durante la Ilustración y las revoluciones liberales del siglo XVIII. Estos
derechos tienen como valor la libertad y como función limitar la acción del poder estatal
para garantizar la participación activa y pasiva de las personas en la política. Algunos
ejemplos de estos derechos son:

● Derechos civiles: son los que protegen la esfera privada de los individuos frente a las
injerencias arbitrarias del Estado. Incluyen el derecho a la vida, a la integridad física
y moral, a la libertad de expresión, de asociación, de religión, a la seguridad jurídica,
a la igualdad ante la ley, a la nacionalidad, entre otros.
● Derechos políticos: son los que permiten a los ciudadanos intervenir en el gobierno
y en la formación de las leyes. Incluyen el derecho al sufragio, a ocupar cargos
públicos, a formar partidos políticos, a manifestarse pacíficamente, a acceder a la
información pública, entre otros.

Estos derechos fueron reconocidos por primera vez en documentos como la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos (1776), la Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano de Francia (1789) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos
(1948). También fueron incorporados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (1966), que es un tratado vinculante para los Estados que lo ratifican.

La segunda generación de los derechos humanos se refiere a los derechos económicos,


sociales y culturales, que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial (1945) como
respuesta a las demandas de justicia social y bienestar de las clases trabajadoras. Estos
derechos tienen como valor la igualdad y como función asegurar a los diferentes miembros
de la ciudadanía condiciones equitativas y satisfactorias de vida. Algunos ejemplos de estos
derechos son:

● Derechos económicos: son los que garantizan el acceso a los recursos materiales
necesarios para el desarrollo humano. Incluyen el derecho al trabajo, a un salario
justo, a la seguridad social, a la propiedad privada, entre otros.
● Derechos sociales: son los que garantizan el acceso a los servicios básicos esenciales
para el desarrollo humano. Incluyen el derecho a la salud, a la educación, a la
vivienda, a la alimentación, entre otros.
● Derechos culturales: son los que garantizan el respeto y la promoción de la
diversidad cultural y el libre desarrollo de la personalidad. Incluyen el derecho a
participar en la vida cultural, a disfrutar de las artes y las ciencias, a preservar el
patrimonio cultural, entre otros.

Estos derechos fueron reconocidos por primera vez en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (1948) y luego incorporados en el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (1966), que también es un tratado vinculante para los
Estados que lo ratifican.

La tercera generación de los derechos humanos se refiere a los derechos colectivos o de


solidaridad, que surgieron en las últimas décadas del siglo XX como respuesta a los desafíos
globales que afectan a toda la humanidad. Estos derechos tienen como valor la fraternidad y
como función promover la cooperación entre los pueblos y las naciones para garantizar la
paz y el desarrollo sostenible. Algunos ejemplos de estos derechos son:
● Derecho al desarrollo: es el derecho de todos los pueblos y personas a participar en
el proceso económico, social y cultural que les permita mejorar sus condiciones de
vida y realizar plenamente sus potencialidades.
● Derecho al medio ambiente: es el derecho de todos los seres humanos a disfrutar de
un entorno natural sano y equilibrado que les permita vivir con dignidad y salud.
● Derecho a la paz: es el derecho de todos los pueblos y personas a vivir sin violencia
ni guerra, respetando los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho
internacional.
● Derecho a la autodeterminación: es el derecho de los pueblos a decidir libremente su
estatus político y su forma de organización social, económica y cultural, sin
injerencias externas.

5. FORMAS DE CLASIFICAR LOS DERECHOS

Los derechos se pueden clasificar en diferentes categorías, según su naturaleza, su


titularidad, su origen y su reconocimiento. Algunas de las clasificaciones más usuales son
las siguientes:

● Derechos civiles: Son aquellos que se refieren a la libertad, la igualdad y la seguridad


de las personas, como el derecho a la vida, a la integridad física, a la libertad de
expresión, a la propiedad, al debido proceso, etc.
● Derechos políticos: Son aquellos que permiten a las personas participar en el
gobierno y en la vida pública, como el derecho al sufragio, a la asociación política, a
la iniciativa popular, a la consulta popular, etc.
● Derechos económicos, sociales y culturales: Son aquellos que se relacionan con el
bienestar material y espiritual de las personas, como el derecho al trabajo, a la
educación, a la salud, a la seguridad social, a la cultura, etc
● Derechos colectivos o de incidencia colectiva: Son aquellos que tienen por objeto
bienes o intereses que pertenecen a una comunidad o a un grupo de personas, como
el derecho al medio ambiente sano, al patrimonio cultural, a la identidad étnica, etc.

Otra forma de categorizar los derechos son en derechos personalísimos.

Los derechos personalísimos son aquellos que protegen las manifestaciones o aspectos
esenciales de la personalidad humana, como la vida, la integridad física, el honor, la
intimidad, la imagen, la libertad y la identidad. Estos derechos tienen una gran importancia
subjetiva y objetiva, ya que son inherentes a la dignidad de la persona y constituyen un
mínimo imprescindible para su desarrollo pleno y armónico en la sociedad. Los derechos
personalísimos tienen las siguientes características:

● Son innatos, porque corresponden a la persona desde su origen y no dependen de


ninguna concesión legal o contractual.
● Son vitalicios, porque se prolongan durante toda la vida de la persona y, en algunos
casos, incluso después de su muerte (como el derecho al honor o a la disposición del
cadáver).
● Son inalienables, porque no pueden ser objeto de cesión, renuncia o transmisión a
terceros.
● Son extrapatrimoniales, porque no tienen un valor económico en sí mismos,
aunque pueden generar una indemnización en caso de ser violados.
● Son absolutos, porque son oponibles frente a todos (erga omnes) y no admiten
limitaciones arbitrarias o injustificadas.
● Son relativamente indisponibles, porque si bien el titular puede consentir o
autorizar ciertas intromisiones en su esfera personal, no puede hacerlo de manera
que afecte su dignidad o su esencia como persona.
● Son esenciales, porque representan los bienes más elevados y necesarios para el
contenido de la personalidad humana.

Los derechos personalísimos son los siguientes:

EL DERECHO A LA VIDA

El derecho a la vida es el derecho humano fundamental, que implica el respeto y la


protección de la vida de todo ser humano desde su concepción hasta su muerte natural. Es
un derecho inalienable, inherente e inviolable, que debe ser garantizado por las leyes y las
instituciones de cada Estado. Sin el derecho a la vida, ningún otro derecho tiene sentido ni
valor.

La importancia del derecho a la vida radica en que es la condición básica para el desarrollo
de una vida digna, libre y segura. El derecho a la vida comprende no solo el derecho a no ser
privado de la vida arbitrariamente, sino también el derecho a acceder a las condiciones que
permitan una existencia plena y satisfactoria. Esto incluye el derecho a la salud, a la
alimentación, a la educación, al trabajo, a la vivienda, al medio ambiente sano, entre otros.
El objetivo del derecho a la vida es proteger la vida humana frente a cualquier amenaza o
agresión que pueda ponerla en peligro o vulnerarla. Esto implica que los Estados tienen el
deber de respetar, proteger y garantizar el derecho a la vida de todas las personas bajo su
jurisdicción, así como de prevenir, investigar y sancionar cualquier violación de este
derecho. También implica que los Estados deben abstenerse de aplicar la pena de muerte,
que es una forma extrema e irreversible de violar el derecho a la vida.

El respeto al derecho a la vida implica reconocer y valorar la dignidad de cada persona, así
como su capacidad de contribuir al bien común y al desarrollo de la sociedad. El respeto al
derecho a la vida también implica respetar el derecho a la integridad física y mental, que
prohíbe cualquier forma de tortura, maltrato o trato cruel, inhumano o degradante.
Asimismo, implica respetar el derecho a la seguridad personal, que garantiza que las
personas puedan vivir sin miedo ni inseguridad.

El derecho a la vida es un derecho universal, que se aplica a todas las personas sin distinción
alguna de nacionalidad, sexo, edad, raza, religión, orientación sexual o cualquier otra
condición. El derecho a la vida es también un derecho progresivo, que implica que los
Estados deben adoptar medidas para mejorar las condiciones de vida de las personas y para
prevenir las causas que puedan atentar contra su vida.

Los tratados internacionales de derechos humanos que reconocen el derecho a la vida y que
Argentina ratificó son los siguientes:

La Declaración Universal de Derechos Humanos: en su artículo 3 dice que "Todo individuo


tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona".

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: en su artículo 6 dice que "El derecho
a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley. Nadie podrá
ser arbitrariamente privado de la vida".

La Convención Americana sobre Derechos Humanos: en su artículo 4 dice que "Toda


persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en
general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente".

La Convención sobre los Derechos del Niño: en su artículo 6 dice que “Los Estados Partes
reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida” y que "Los Estados Partes
garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño".

EL DERECHO A LA INTEGRIDAD FÍSICA


El derecho a la integridad física es el derecho que tiene toda persona a que se respete su
cuerpo y su salud, sin que nadie pueda lesionarlos, intervenirlos o modificarlos sin su
consentimiento. Este derecho implica la prohibición de la tortura y de los tratos crueles,
inhumanos o degradantes, así como el derecho a recibir un trato digno y humano en caso de
estar privado de libertad. El derecho a la integridad física también protege la autonomía de
la persona para decidir sobre su propio cuerpo, siempre que no afecte los derechos de
terceros ni el orden público.

El derecho a la integridad física es importante porque reconoce el valor de la persona


humana y su dignidad, que no puede ser vulnerada por nadie. Además, este derecho es
fundamental para el ejercicio de otros derechos, como el derecho a la vida, a la libertad, a la
salud, a la educación, al trabajo, etc. Sin una adecuada protección de la integridad física, las
personas podrían ser sometidas a abusos, violencias, discriminaciones y otras formas de
opresión que limitarían su desarrollo personal y social.

El derecho a la integridad física está reconocido y garantizado por diversos tratados


internacionales de derechos humanos, que obligan a los Estados a respetarlo y protegerlo.
Algunos de estos tratados son:

La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), que en su artículo 5 establece que


“nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes” .

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), que en su artículo 7 reitera la


prohibición de la tortura y los tratos crueles, inhumanos o degradantes, y en su artículo 10
dispone que “toda persona privada de libertad será tratada humanamente y con el respeto
debido a la dignidad inherente al ser humano” .

La Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969), que en su artículo 5 consagra


el derecho a la integridad física, psíquica y moral, y prohíbe la tortura y los tratos crueles,
inhumanos o degradantes .

La Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes


(1984), que en su artículo 2 establece que “todo Estado Parte tomará medidas legislativas,
administrativas, judiciales o de otra índole eficaces para impedir los actos de tortura en
todo territorio que esté bajo su jurisdicción” .

La Convención sobre los Derechos del Niño (1989), que en su artículo 19 dispone que “los
Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y
educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o
mental” .

EL DERECHO AL HONOR

El derecho al honor es un derecho fundamental que protege la dignidad de la persona


humana, su buen nombre y su reputación ante los demás. Implica el respeto a la propia
personalidad, a la imagen que se proyecta en la sociedad y a la valoración que se merece por
sus cualidades morales, profesionales, sociales y políticas. El derecho al honor se basa en el
principio de que nadie puede ser objeto de ofensas, injurias, calumnias o difamaciones que
atenten contra su dignidad, su fama o su prestigio.

El derecho al honor tiene una dimensión subjetiva y una dimensión objetiva. La dimensión
subjetiva se refiere al sentimiento de la propia dignidad, al valor que cada uno se atribuye a
sí mismo. La dimensión objetiva se refiere a la reputación que la persona tiene ante los
demás, al juicio que la sociedad forma de su personalidad. Ambas dimensiones son
complementarias y se refuerzan mutuamente.

La importancia del derecho al honor radica en que es una condición esencial para el
desarrollo pleno de la persona, para su participación en la vida social y para el ejercicio de
otros derechos fundamentales. El derecho al honor también contribuye al mantenimiento
de la paz, la convivencia y el respeto mutuo entre las personas y los grupos sociales.

EL DERECHO A LA INTIMIDAD

El derecho a la intimidad es un derecho que protege la esfera personal y reservada de las


personas, asegurando que tengan el control y dominio sobre su información y datos
personales. Este derecho implica que las personas puedan decidir qué aspectos de su vida
quieren compartir o no con los demás, y que nadie pueda interferir en su vida privada sin su
consentimiento o sin una justificación legal. El valor de este derecho radica en que permite
a las personas desarrollar su personalidad, sus relaciones, sus creencias y sus proyectos sin
temor a ser juzgadas, discriminadas o perseguidas por otros. La importancia de este
derecho se refleja en que está reconocido y protegido por diversas normas nacionales e
internacionales.

En el ámbito nacional, el derecho a la intimidad encuentra protección en el artículo 19 de la


Constitución Nacional, que establece que las acciones privadas de los individuos que no
ofendan al orden público ni perjudiquen a terceros, están bajo la reserva de Dios y no están
sujetas a la autoridad de los magistrados. Además, la Ley de Protección de Datos Personales
(Ley N° 25.326) regula el tratamiento y uso de datos personales por parte de entidades
públicas y privadas en Argentina, garantizando la confidencialidad de los ciudadanos en la
era digital.

En el ámbito internacional, el derecho a la intimidad está reconocido y protegido por varios


tratados internacionales de derechos humanos que Argentina ha ratificado. Algunos de
estos tratados son:

La Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo 12 dice: “Nadie será


objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su
correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a
la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en su artículo 11 dice: “1. Toda
persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad. 2. Nadie
puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia,
en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación. 3.
Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques”.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que en su artículo 17 dice: “1. Nadie
será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o
su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y reputación. 2. Toda persona tiene
derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques”.

EL DERECHO A LA IMAGEN

El derecho a la imagen es un derecho personal que protege la facultad de cada persona de


decidir cómo, cuándo y por quién puede ser captada, reproducida o difundida su imagen, es
decir, su aspecto físico que la identifica ante los demás. La imagen implica no solo el rostro,
sino también el cuerpo, el vestuario, los gestos, la voz, las expresiones y cualquier otro
elemento que caracterice a la persona.

El derecho a la imagen se basa en el principio de la dignidad humana y el respeto a la


intimidad y la privacidad de las personas. Por eso, nadie puede usar la imagen de otra
persona sin su consentimiento expreso, salvo que se den algunas excepciones previstas por
la ley. Estas excepciones son:

● Que la persona participe en actos públicos.


● Que exista un interés científico, cultural o educacional prioritario, y se tomen las
precauciones suficientes para evitar un daño innecesario.
● Que se trate del ejercicio regular del derecho de informar sobre acontecimientos de
interés general.

En caso de que se viole el derecho a la imagen de una persona, esta puede reclamar
judicialmente el cese de la violación, la reparación del daño causado y la publicación de la
sentencia que reconozca su derecho.

El derecho a la imagen está reconocido y regulado en el artículo 53 del Código Civil y


Comercial de la Nación (CCyC).

EL DERECHO A LA LIBERTAD

La libertad es un concepto que se refiere a la capacidad de las personas de actuar según su


propia voluntad, sin estar sujetas a presiones, coacciones o limitaciones externas. La
libertad implica el reconocimiento y el respeto de la dignidad humana, así como de los
derechos y deberes que le corresponden a cada individuo.

El derecho a la libertad es uno de los derechos humanos fundamentales, que se encuentra


consagrado en diversos instrumentos internacionales y en la Constitución Nacional de
Argentina. El derecho a la libertad comprende varias dimensiones, tales como la libertad
personal, la libertad de expresión, la libertad de conciencia, la libertad de asociación, la
libertad de circulación, entre otras. Estas libertades permiten a las personas desarrollar su
personalidad, participar en la vida social y política, expresar sus opiniones e ideas, profesar
su culto, asociarse con fines lícitos, entrar y salir del territorio nacional, etc.

La importancia del derecho a la libertad radica en que es una condición indispensable para
el ejercicio de los demás derechos humanos y para el pleno desarrollo de las potencialidades
humanas. El derecho a la libertad es también un valor que implica el respeto por la
autonomía, la diversidad y la pluralidad de las personas y los grupos sociales.

El objetivo del derecho a la libertad es garantizar que las personas puedan ejercer su
libertad sin interferencias arbitrarias o ilegítimas por parte del Estado o de terceros. El
derecho a la libertad también busca proteger a las personas frente a situaciones de
privación o restricción de su libertad que puedan afectar su integridad física, psíquica o
moral.

Los límites del derecho a la libertad están dados por el respeto a los derechos y libertades de
los demás, así como por el orden público y el bien común. El derecho a la libertad no es
absoluto ni ilimitado, sino que debe ejercerse con responsabilidad y dentro del marco legal
establecido. El Estado tiene el deber de regular el ejercicio del derecho a la libertad mediante
leyes que sean razonables, proporcionales y no discriminatorias.

Tratados internacionales de derechos humanos que reconocen el derecho a la libertad en


sus diferentes manifestaciones. Algunos de estos tratados son:

La Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo 3 establece que “todo


individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en su artículo 7 reconoce el


derecho a la libertad personal y prohíbe la detención o encarcelamiento arbitrarios.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que en su artículo 19 consagra el


derecho a la libertad de expresión y en su artículo 18 el derecho a la libertad de
pensamiento, conciencia y religión.

La Convención sobre los Derechos del Niño, que en su artículo 15 garantiza el derecho a la
libertad de asociación y reunión pacífica y en su artículo 12 el derecho a expresar libremente
su opinión.

EL DERECHO A LA IDENTIDAD

El derecho a la identidad es un derecho humano fundamental que reconoce y protege la


singularidad de cada persona, su historia, su cultura y sus vínculos. Implica el derecho a
tener un nombre, un apellido, una nacionalidad, una filiación, una fecha y lugar de
nacimiento, una identidad de género, una orientación sexual, una etnia, una religión y
otros aspectos que conforman la identidad personal y colectiva. El derecho a la identidad
también implica el derecho a conocer y acceder a la información sobre la propia identidad,
así como el derecho a preservar y modificar la identidad según la voluntad de cada persona.

Este derecho es de vital importancia para el desarrollo integral de las personas, ya que les
permite ejercer otros derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Sin una
identidad reconocida y respetada, las personas pueden quedar excluidas o discriminadas
por la sociedad, o incluso ser víctimas de violaciones graves de los derechos humanos,
como la desaparición forzada, la trata de personas, el genocidio o la tortura. Por eso, el
derecho a la identidad debe ser garantizado por los Estados desde el momento del
nacimiento hasta la muerte, mediante políticas públicas que faciliten el acceso al registro
civil, la documentación, la educación, la salud, la justicia y la participación ciudadana.
El derecho a la identidad está reconocido y protegido por diversos tratados internacionales
de derechos humanos que Argentina ha ratificado:

● La Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo 15 establece que


toda persona tiene derecho a una nacionalidad y que nadie será privado
arbitrariamente de ella ni del derecho a cambiarla.
● La Convención sobre los Derechos del Niño, que en su artículo 8 dispone que los
Estados deben respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluido el
nombre, la nacionalidad y las relaciones familiares.
● La Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en su artículo 3 consagra el
derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica y en su artículo 18 el derecho
al nombre propio y a los apellidos de sus padres o al de familia.
● El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), que en su artículo 24
reconoce el derecho de todo niño a ser inscrito inmediatamente después de su
nacimiento y a tener un nombre.

CLASE 4

1. DIVERSIDAS FORMAS DE VIOLACIÓN Y DELITOS CONTRA LOS DD. HH.

A lo largo de la historia y en la actualidad, existen diversas formas de violación y delito


contra los derechos humanos que atentan contra la dignidad, la libertad y el bienestar de las
personas y los pueblos. Algunas de estas formas son:

★ La tortura: Es el acto de infligir dolor físico o psicológico a una persona con el fin de
obtener información, confesiones, castigarla o intimidarla. La tortura es una grave
violación de los derechos humanos que está prohibida por el derecho internacional.
★ El genocidio: Es el exterminio sistemático y deliberado de un grupo nacional, étnico,
racial o religioso por motivos políticos, ideológicos o económicos. El genocidio es un
crimen contra la humanidad que busca eliminar la diversidad cultural y humana del
mundo.
★ Los crímenes de guerra: Son las violaciones graves del derecho internacional
humanitario cometidas durante un conflicto armado. Estas violaciones incluyen el
asesinato, la violación, el saqueo, el reclutamiento forzoso de niños soldados, el
ataque a civiles o a bienes protegidos, entre otras. Los crímenes de guerra atentan
contra la paz y la seguridad internacionales.
★ La violencia institucional: Es el uso abusivo o ilegítimo del poder por parte de las
autoridades o agentes del Estado contra las personas o grupos sociales. La violencia
institucional puede manifestarse en forma de represión, persecución,
discriminación, corrupción, impunidad, entre otras. La violencia institucional
socava el estado de derecho y la democracia.
★ La violación de los derechos de los pueblos indígenas: Es el desconocimiento o la
negación de los derechos colectivos e individuales que tienen los pueblos originarios
sobre sus territorios, recursos naturales, culturas, lenguas, identidades, autonomía
y participación política. La violación de los derechos de los pueblos indígenas
implica la pérdida de su patrimonio ancestral y su diversidad biológica y cultural.
★ La violación del derecho a un ambiente sano: Es el deterioro o la destrucción del
medio ambiente por acciones humanas que afectan negativamente la salud y la
calidad de vida de las personas y las generaciones futuras. La violación del derecho a
un ambiente sano implica la contaminación del aire, el agua y el suelo, el cambio
climático, la deforestación, la extinción de especies, entre otros problemas
ambientales.
★ El trabajo infantil: Es la explotación económica de niños y niñas menores de 18 años
que realizan actividades que interfieren con su educación, su desarrollo físico y
psicológico o que son peligrosas para su salud y seguridad. El trabajo infantil es una
forma de esclavitud moderna que priva a los niños y niñas de su infancia y sus
oportunidades.
★ La trata de personas: Es el traslado o la captación de personas mediante engaño,
coacción o violencia con el fin de explotarlas sexualmente, laboralmente o para
otros fines ilícitos. La trata de personas es una forma de esclavitud moderna que
vulnera la libertad y la dignidad humana.
★ La explotación laboral: Es el abuso o la violación de los derechos laborales de los
trabajadores y trabajadoras por parte de sus empleadores o intermediarios. La
explotación laboral puede implicar salarios bajos o impagos, jornadas excesivas o
irregulares, condiciones insalubres o inseguras, falta de protección social o sindical,
entre otras situaciones. La explotación laboral afecta negativamente la salud, el
bienestar y el desarrollo humano.
★ El tráfico de órganos: Es la extracción o el comercio ilegal de órganos humanos con
fines de trasplante o de investigación. El tráfico de órganos es una forma de
violencia y de corrupción que pone en riesgo la vida y la salud de las personas
donantes y receptoras.
★ El terrorismo: Es el uso de la violencia o la amenaza de violencia contra personas o
bienes con el fin de causar terror, intimidación o coacción para lograr objetivos
políticos, religiosos o ideológicos. El terrorismo es un atentado contra los derechos
humanos y la seguridad colectiva que busca desestabilizar el orden social y político.
★ La xenofobia: Es el rechazo, el odio o la discriminación hacia las personas o grupos
sociales que son percibidos como extranjeros, diferentes o inferiores por su origen,
cultura, religión, lengua, aspecto físico u otras características. La xenofobia es una
forma de racismo que viola el principio de igualdad y no discriminación.

Estas y otras formas de violación y delito contra los derechos humanos son inaceptables e
injustificables en cualquier circunstancia. Estas formas atentan contra la dignidad humana
y los valores universales que sustentan la convivencia pacífica y democrática. Por ello, es
necesario prevenir, denunciar y sancionar estas formas, así como proteger y promover los
derechos humanos de todas las personas y los pueblos.

Ejemplos de genocidio cometido en la historia:

El genocidio armenio: Fue el exterminio sistemático y deliberado de más de un millón de


armenios por parte del Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Los armenios
eran una minoría cristiana que vivía en el territorio otomano y que aspiraba a la
independencia. El gobierno otomano los acusó de colaborar con el enemigo ruso y ordenó
su deportación masiva hacia el desierto de Siria, donde muchos murieron de hambre, sed,
enfermedades o masacres. El genocidio armenio es considerado el primer genocidio del
siglo XX y fue reconocido como tal por varios países y organizaciones internacionales.

El genocidio en Ruanda: Fue la matanza de más de 800.000 personas, principalmente de la


etnia tutsi, por parte de la etnia hutu en Ruanda en 1994. El conflicto étnico entre hutus y
tutsis se remonta a la época colonial, cuando los belgas favorecieron a los tutsis sobre los
hutus. Tras la independencia de Ruanda en 1962, los hutus tomaron el poder y
discriminaron a los tutsis, que formaron un movimiento rebelde llamado Frente Patriótico
Ruandés (FPR). En 1994, tras el asesinato del presidente hutu Juvénal Habyarimana, se
desató una ola de violencia contra los tutsis y los hutus moderados, que fueron perseguidos,
torturados y asesinados por las milicias hutus conocidas como Interahamwe. El genocidio
en Ruanda duró unos 100 días y solo terminó cuando el FPR tomó el control del país. El
genocidio en Ruanda fue uno de los más rápidos y brutales de la historia y fue condenado
por la comunidad internacional.

El Holocausto: Fue el exterminio sistemático y deliberado de unos seis millones de judíos y


otros grupos perseguidos por el régimen nazi de Alemania durante la Segunda Guerra
Mundial. El Holocausto se llevó a cabo mediante el uso de campos de concentración,
campos de exterminio, cámaras de gas, fusilamientos masivos, experimentos médicos y
otras formas de violencia. El Holocausto es considerado el genocidio más atroz del siglo XX
y fue reconocido como tal por la comunidad internacional.
El genocidio camboyano: Fue la matanza de alrededor de dos millones de personas por
parte del régimen comunista de los Jemeres Rojos en Camboya entre 1975 y 1979. El
genocidio camboyano tuvo como objetivo eliminar a cualquier persona considerada
enemiga o contraria a la ideología maoísta de los Jemeres Rojos, incluyendo intelectuales,
profesionales, minorías étnicas, religiosas y políticas, y ciudadanos urbanos. El genocidio
camboyano se caracterizó por el uso de campos de trabajo forzado, hambrunas, torturas,
ejecuciones y desapariciones. El genocidio camboyano fue uno de los más sangrientos y
brutales del siglo XX y fue condenado por la comunidad internacional.

El genocidio bosnio: Fue la limpieza étnica y el asesinato de más de 100.000 personas,


principalmente musulmanes bosnios, por parte de las fuerzas serbobosnias durante la
guerra de Bosnia entre 1992 y 1995. El genocidio bosnio incluyó el sitio de Sarajevo, la
capital de Bosnia, donde se produjeron miles de muertes civiles por el bombardeo y el
francotirador serbios, y la masacre de Srebrenica, donde más de 8.000 hombres y niños
musulmanes fueron ejecutados por las tropas serbias bajo el mando del general Ratko
Mladic. El genocidio bosnio fue el primer caso en Europa desde el Holocausto en ser
calificado como tal por un tribunal internacional.

El genocidio sudanés: Fue la persecución y el asesinato de cientos de miles de personas,


principalmente pertenecientes a los grupos étnicos africanos no árabes de Darfur, por parte
del gobierno sudanés y las milicias árabes conocidas como Janjaweed entre 2003 y 2009. El
genocidio sudanés fue motivado por un conflicto político y económico entre el gobierno
central y los rebeldes de Darfur, que reclamaban una mayor autonomía y representación. El
genocidio sudanés implicó el uso de ataques aéreos, bombardeos, incendios, violaciones,
saqueos y desplazamientos forzados contra la población civil. El genocidio sudanés fue
denunciado por la comunidad internacional como una violación grave de los derechos
humanos.

El genocidio yazidí: Fue la matanza y la esclavización de miles de personas pertenecientes a


la minoría religiosa yazidí por parte del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Irak y Siria
entre 2014 y 2017. El genocidio yazidí tuvo como objetivo eliminar a los yazidíes, que son
considerados infieles e idólatras por el EI, que busca imponer su versión radical del islam.
El genocidio yazidí se realizó mediante el uso de ejecuciones masivas, secuestros, torturas,
violaciones, conversiones forzadas y venta como esclavos sexuales. El genocidio yazidí fue
reconocido como tal por varias organizaciones internacionales e instituciones.

La violación y los delitos contra los derechos humanos cometidos durante la dictadura
militar de 1976 en Argentina.
La dictadura militar de 1976 fue el resultado de un golpe de Estado que derrocó al gobierno
constitucional de Isabel Perón. Los militares tomaron el poder con el pretexto de combatir
la subversión y el terrorismo, pero en realidad instauraron un régimen autoritario y
represivo que violó sistemáticamente los derechos humanos de la población.

Entre las formas de violencia institucional que ejerció la dictadura se encuentran:

➢ La censura y el control de los medios de comunicación, la cultura, la educación y la


ciencia.
➢ La prohibición y la persecución de los partidos políticos, los sindicatos, las
organizaciones sociales y estudiantiles, y cualquier forma de disidencia o crítica.
➢ La intervención y el desmantelamiento de las instituciones democráticas, como el
Congreso, la Corte Suprema, las universidades y los gobiernos provinciales y
municipales.
➢ El secuestro, la tortura, la desaparición y el asesinato de miles de personas, tanto
opositores políticos como ciudadanos comunes, que fueron detenidos ilegalmente y
llevados a centros clandestinos de detención, donde sufrieron todo tipo de
vejaciones y violaciones sexuales.
➢ El robo de bebés nacidos en cautiverio, que fueron entregados a familias afines al
régimen o a militares, sin respetar su identidad ni su derecho a conocer su origen.
➢ El exilio forzado o voluntario de miles de personas que debieron abandonar el país
por temor a ser víctimas de la represión o por buscar mejores condiciones de vida.

Estas son algunas de las formas más graves de violación y delitos contra los derechos
humanos que se cometieron durante la dictadura militar de 1976 en Argentina.

2. FORMAS MANIFIESTAS Y NO MANIFIESTAS DE VIOLACION DE LOS DD. HH.

Las formas manifiestas y no manifiestas de violación de derechos humanos son dos


categorías que se usan para clasificar las diferentes formas en que se vulneran los derechos
fundamentales de las personas.

Las formas manifiestas son aquellas que se pueden observar fácilmente y que implican una
acción directa y deliberada de violar los derechos humanos. Algunos ejemplos de formas
manifiestas son la tortura, la desaparición forzada, el genocidio, la esclavitud, la violencia
sexual, el racismo, la xenofobia, la homofobia, etc. Estas formas suelen estar prohibidas por
las leyes nacionales e internacionales y son consideradas crímenes de lesa humanidad.
Las formas no manifiestas son aquellas que son más difíciles de detectar y que implican una
omisión o una acción indirecta o sutil de violar los derechos humanos. Algunos ejemplos de
formas no manifiestas son la pobreza, la exclusión social, la falta de acceso a la educación,
la salud, la vivienda, el trabajo, la cultura, etc. Estas formas suelen ser consecuencia de
estructuras sociales, económicas y políticas injustas que generan desigualdad y
discriminación.

3. LA CONSTITUCIÓN NACIONAL Y LOS DERECHOS HUMANOS

La Constitución Nacional es la norma jurídica suprema que rige nuestro país. Garantiza los
derechos y libertades de las personas. Regula la organización y el ejercicio de los poderes
del Estado. Es la norma jurídica suprema porque las demás leyes deben respetar sus
lineamientos.

La Constitución Nacional reconoce una serie de derechos y garantías fundamentales para


todas las personas en sus artículos. Algunos de estos derechos son: el derecho a la vida, a la
integridad física, a la libertad, a la propiedad, a la educación, al trabajo, a la seguridad
social, a la participación política, entre otros.

Además, la Constitución Nacional incorpora los tratados internacionales de derechos


humanos con jerarquía constitucional. Esto significa que tienen el mismo valor que la
Constitución y que deben ser respetados por todos los poderes públicos y por los
ciudadanos. Estos tratados se refieren a diversos aspectos de los derechos humanos, como
los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales; los derechos de las
personas con discapacidad, de las mujeres, de los niños, niñas y adolescentes, de los
pueblos indígenas; la prevención y sanción del genocidio, de la tortura, de la desaparición
forzada; la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.

El artículo 14 de la Constitución Nacional enumera los siguientes derechos de todos los


habitantes de la Nación:

● DE TRABAJAR Y EJERCER TODA INDUSTRIA LÍCITA

Este derecho implica que toda persona tiene la libertad de elegir la ocupación, profesión o
actividad económica que quiera realizar, sin que el Estado o cualquier otra autoridad le
imponga restricciones arbitrarias o discriminatorias. Por ejemplo, una persona puede
decidir ser médico, abogado, artista, comerciante, agricultor, etc., siempre que cumpla con
los requisitos legales y éticos que correspondan a cada caso.

● DE NAVEGAR Y COMERCIAR
El derecho de navegar y comerciar se refiere a la facultad que tienen todos los habitantes de
la Nación de realizar actividades marítimas y mercantiles, tanto dentro como fuera del
territorio argentino, conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio.

Derecho de Navegar: Este derecho implica la libertad de movimiento y transporte a través


de vías fluviales y marítimas, ya sea para actividades comerciales o recreativas. En el
contexto económico, permite a las empresas y particulares el uso de ríos, lagos y costas
marítimas para el transporte de mercancías y la realización de actividades comerciales. Por
ejemplo:

- Una empresa argentina puede utilizar rutas de navegación fluvial para transportar
productos desde el interior del país hasta los puertos marítimos para su exportación.

- Los pescadores argentinos tienen el derecho de pescar en aguas nacionales y comerciar


con los productos del mar.

Derecho de Comerciar: Este derecho implica la libertad de realizar actividades comerciales,


incluyendo la compraventa e intercambio de bienes y servicios. En el contexto económico,
garantiza que las empresas y particulares tengan la libertad de establecer y operar
negocios, así como de comerciar con otras partes, tanto a nivel nacional como
internacional. Ejemplos incluyen:

- Un comerciante argentino puede abrir una tienda en su localidad y vender productos


nacionales e importados.

- Las empresas argentinas pueden exportar sus productos a otros países y participar en el
comercio internacional.

Es importante destacar que, aunque estos derechos son fundamentales, están sujetos a
regulaciones y leyes específicas. Por ejemplo, el gobierno argentino puede establecer reglas
para garantizar la seguridad en el transporte marítimo o para regular el comercio de
productos específicos, como alimentos o medicamentos. Estas regulaciones son necesarias
para proteger los intereses públicos y asegurar que estas actividades se realicen de manera
justa y segura.

● DE PETICIONAR A LAS AUTORIDADES

El derecho a peticionar es un derecho constitucional que tienen todos los habitantes de la


Nación para solicitar información, reclamar o sugerir algo a las autoridades públicas. Su
objetivo es garantizar la participación ciudadana, el control democrático y la transparencia
de la gestión pública. El derecho a peticionar se puede ejercer de dos formas: simple o
calificada.

La petición simple es aquella que se dirige a cualquier autoridad pública, sin necesidad de
invocar un interés legítimo o un derecho subjetivo. La autoridad tiene la obligación de
recibir la petición, tramitarla y dar una respuesta fundada en un plazo razonable. La
petición simple puede ser individual o colectiva, y puede referirse a cualquier asunto de
interés general o particular.

La petición calificada es aquella que se dirige a una autoridad específica, invocando un


interés legítimo o un derecho subjetivo afectado por una acción u omisión de la misma. La
autoridad tiene la obligación de resolver la petición en forma expresa y motivada, dentro
del plazo legal establecido. La petición calificada puede ser administrativa o judicial, y
puede tener por objeto obtener una prestación, una modificación, una declaración o una
anulación de un acto administrativo.

● DE ENTRAR, PERMANECER, TRANSITAR Y SALIR DEL TERRITORIO ARGENTINO

El derecho de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio implica la libertad de elegir
el lugar de residencia, de moverse por el país, de salir y volver al mismo, sin más
limitaciones que las establecidas por la ley. El objetivo de este derecho es garantizar la
libertad de locomoción y residencia, que es un aspecto fundamental de la dignidad humana
y la democracia.

Las restricciones que puede haber respecto a este derecho dependen de si se trata de
argentinos o extranjeros. Para los argentinos, el derecho de entrar, permanecer, transitar y
salir del territorio nacional es prácticamente absoluto, salvo en casos excepcionales por
razones de sanidad, seguridad nacional, orden público o mandato judicial. Para los
extranjeros, el derecho de entrar y permanecer en el territorio nacional puede estar sujeto a
ciertos requisitos, como tener un pasaporte válido, una visa o una autorización migratoria,
cumplir con las normas sanitarias y no tener antecedentes penales. Este derecho es igual
para los argentinos y los extranjeros, siempre que respeten las leyes y las autoridades
locales.

● DE PUBLICAR SUS IDEAS POR LA PRENSA SIN CENSURA PREVIA

Este derecho se refiere a la libertad de expresar y difundir opiniones, informaciones e ideas


de cualquier tipo, por cualquier medio de comunicación, sin que el Estado o cualquier otra
autoridad pueda impedirlo o sancionarlo antes de su publicación. Este derecho garantiza el
pluralismo informativo, el debate público y la participación ciudadana en los asuntos de
interés general. Su importancia radica en que es una condición indispensable para el
ejercicio de la democracia, el control del poder y la defensa de los derechos humanos. Su
objetivo es promover una sociedad más informada, crítica y responsable. Su relevancia y
valor se evidencian en que es reconocido como un derecho humano fundamental por
diversos tratados internacionales que Argentina ha ratificado.

Entre los tratados internacionales que Argentina ha ratificado y que tratan sobre este
derecho se encuentran los siguientes:

La Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo 19 establece que "todo


individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no
ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y
opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de
expresión".

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que en su artículo 19 consagra que


"toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad
de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de
fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección".

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en su artículo 13 reconoce que


"toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho
comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin
consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o
por cualquier otro procedimiento de su elección".

Como todo derecho, este no es absoluto, sino que puede estar sujeto a ciertas limitaciones
que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar el respeto a
los derechos o a la reputación de los demás, o la protección de la seguridad nacional, el
orden público o la salud o la moral públicas. Estas limitaciones deben ser proporcionales al
fin perseguido y no pueden afectar el contenido esencial del derecho ni restringirlo por vías
o medios indirectos. Además, el ejercicio del derecho implica deberes y responsabilidades
especiales, por lo que puede estar sujeto a responsabilidades ulteriores en caso de violar la
ley o causar daños injustificados a terceros.

● DE USAR Y DISPONER DE SU PROPIEDAD


El derecho de usar y disponer de su propiedad se refiere a la facultad que tienen los
habitantes de la Nación de poseer, gozar y disponer libremente de los bienes que les
pertenecen, siempre que no afecten el interés público ni los derechos de terceros. Este
derecho garantiza el respeto a la propiedad privada, que es uno de los pilares del sistema
económico y social de la República Argentina. Su objetivo es fomentar el desarrollo, la
inversión, el ahorro, la producción y el consumo, así como proteger el patrimonio personal
y familiar de los ciudadanos. Su relevancia radica en que es una condición necesaria para el
ejercicio de otros derechos, como el de trabajar, comerciar, asociarse, enseñar y aprender.
El derecho de usar y disponer de su propiedad también está reconocido por diversos
instrumentos internacionales de derechos humanos, como por ejemplo:

La Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo 17 establece que “toda


persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente” y que “nadie será
privado arbitrariamente de su propiedad”.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en su artículo 21 afirma que “toda
persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes” y que “la ley puede subordinar tal uso y
goce al interés social”. Asimismo, dispone que “ninguna persona puede ser privada de sus
bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o
de interés social y en los casos y según las formas establecidas por la ley”.

● DE ASOCIARSE CON FINES ÚTILES

El derecho de asociarse con fines útiles es uno de los derechos que reconoce la Constitución
Nacional de Argentina en su artículo 14. Este derecho implica que toda persona tiene la
libertad de formar grupos, asociaciones o sociedades con otras personas que compartan un
mismo interés o propósito, siempre que este sea lícito, es decir, que no sea contrario a la ley
ni al bien común. El objetivo de este derecho es fomentar la participación ciudadana, la
solidaridad, la cooperación y el pluralismo en la sociedad. Su relevancia radica en que
permite a las personas expresar sus opiniones, defender sus intereses, realizar actividades
culturales, educativas, deportivas, religiosas, políticas, etc., sin interferencias arbitrarias
del Estado o de terceros. Su importancia se refleja en que contribuye al desarrollo personal y
social de las personas, así como al fortalecimiento de la democracia y el estado de derecho.

El derecho de asociarse con fines útiles abarca una gran variedad de asociaciones, tales
como clubes, fundaciones, cooperativas, sindicatos, partidos políticos, organizaciones no
gubernamentales, etc. Estas asociaciones son personas jurídicas, es decir, entidades que
tienen derechos y obligaciones propios, distintos de los de sus miembros. Para adquirir
personalidad jurídica, las asociaciones deben cumplir con ciertos requisitos legales, como
tener un estatuto social, un órgano directivo y un patrimonio propio. Además, deben
inscribirse en el registro correspondiente según su naturaleza y finalidad.

El derecho de asociarse con fines útiles no solo está reconocido por la Constitución
Nacional, sino también por diversos tratados internacionales de derechos humanos
ratificados por Argentina. Algunos de estos tratados son:

La Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 20)

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 22)-

La Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 16)

La Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 15)

● DE PROFESAR LIBREMENTE SU CULTO

Este derecho se refiere a la libertad de las personas de creer, practicar y difundir la religión
o las convicciones que elijan, ya sea de forma individual o colectiva, pública o privada. Este
derecho implica que el Estado debe respetar y proteger las creencias religiosas de sus
habitantes, sin imponer ni favorecer ninguna religión en particular. También implica que
las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines religiosos, a cambiar de
religión o a no profesar ninguna, a recibir educación religiosa o a eximirse de ella, y a
manifestar su religión en lugares de culto, medios de comunicación, obras de arte, etc. El
objetivo de este derecho es garantizar la diversidad y la tolerancia religiosa, así como el
pluralismo democrático y la paz social.

El derecho a la libertad de culto está reconocido y regulado por varios tratados


internacionales de derechos humanos que Argentina ha ratificado e incorporado:

La Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 18): “Toda persona tiene derecho
a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de
cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su
creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza,
la práctica, el culto y la observancia” .

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 18): “Toda persona tiene
derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la
libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección, así como la libertad
de manifestar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público
como en privado, mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza.
Nadie será objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar su libertad de tener o de
adoptar la religión o las creencias de su elección. La libertad de manifestar la propia religión
o las propias creencias estará sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que
sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos, o los
derechos y libertades fundamentales de los demás” .

La Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 12): “Toda persona tiene
derecho a la libertad de conciencia y de religión. Este derecho implica la libertad de
conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o de creencias, así como la
libertad de profesar y divulgar su religión o sus creencias, individual o colectivamente,
tanto en público como en privado. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que
puedan menoscabar la libertad de conservar su religión o sus creencias o de cambiar de
religión o de creencias. La libertad de manifestar la propia religión y las propias creencias
está sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para
proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de
los demás. Los padres y en su caso los tutores tienen derecho a que sus hijos o pupilos
reciban la educación religiosa y moral que esté acorde con sus propias convicciones” .

● DE ENSEÑAR Y APRENDER

El derecho de enseñar y aprender que se encuentra en el artículo 14 de la Constitución


Nacional se refiere a la facultad de cualquier habitante o asociación de transmitir y recibir
conocimientos, experiencias, doctrinas, valores, creencias, etc., eligiendo libremente la
orientación y los maestros que prefiera, siempre que se respeten las leyes que reglamenten
su ejercicio. Este derecho implica también el acceso a una educación integral, permanente y
de calidad para todos/as los/as habitantes de la Nación, garantizada por el Estado.

Enseñar es el acto de transmitir conocimientos, habilidades, actitudes y valores a otras


personas, mediante métodos pedagógicos adecuados a cada contexto y situación. La
enseñanza puede darse en diferentes ámbitos, como las instituciones educativas
(primarias, secundarias, universitarias, etc.), los espacios comunitarios (clubes,
asociaciones civiles, organizaciones sociales, etc.), los medios de comunicación (prensa,
radio, televisión, internet, etc.), las familias y los grupos de pares. La enseñanza puede
tener diferentes fines, como la formación ciudadana, la capacitación laboral, el desarrollo
personal, la difusión cultural, la promoción social, etc.

Aprender es el proceso de adquirir conocimientos, habilidades, actitudes y valores a partir


de la interacción con el entorno y con otras personas. El aprendizaje implica una
transformación cognitiva, afectiva y conductual que permite al individuo incorporar nuevos
saberes y modificar sus esquemas mentales. El aprendizaje puede ser formal (cuando se
realiza en un marco institucional con una planificación curricular), no formal (cuando se
realiza en un ámbito organizado pero sin una certificación oficial) o informal (cuando se
realiza de manera espontánea y autónoma en la vida cotidiana). El aprendizaje puede tener
diferentes motivaciones, como el interés personal, la curiosidad, la necesidad, el placer, el
desafío, etc.

ARTÍCULO 14 BIS

El artículo 14 bis de la Constitución Nacional Argentina es una de las reformas que se


introdujeron en la convención constituyente de 1957, durante el gobierno de Arturo
Frondizi. Este artículo reconoce una serie de derechos sociales y laborales que tienen como
objetivo garantizar la dignidad y el bienestar de los trabajadores y sus familias. Algunos de
estos derechos son:

● Condiciones dignas y equitativas de labor: esto implica que los trabajadores deben
recibir un trato justo y respetuoso, sin discriminación ni abuso, y que deben contar
con las medidas de seguridad e higiene necesarias para evitar riesgos y
enfermedades profesionales.
● Jornada limitada: esto significa que los trabajadores tienen derecho a un horario de
trabajo razonable, que no exceda las ocho horas diarias ni las cuarenta y ocho horas
semanales, salvo excepciones establecidas por la ley o por convenios colectivos.
● Descanso y vacaciones pagados: esto quiere decir que los trabajadores tienen
derecho a disfrutar de períodos de descanso diario, semanal y anual, sin que ello
afecte su remuneración ni sus beneficios sociales.
● Retribución justa: esto supone que los trabajadores deben recibir un salario acorde a
la cantidad y calidad de su trabajo, que cubra sus necesidades básicas y las de su
familia, y que les permita acceder a una vida digna.
● Salario mínimo vital móvil: esto significa que el Estado debe fijar periódicamente el
monto del salario mínimo que debe percibir todo trabajador, teniendo en cuenta el
costo de vida, la productividad y la situación económica del país.
● Igual remuneración por igual tarea: esto implica que los trabajadores deben recibir
el mismo salario por realizar el mismo trabajo, sin distinción de sexo, edad,
nacionalidad, religión, opinión política o cualquier otra condición.
● Participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y
colaboración en la dirección: esto significa que los trabajadores tienen derecho a
compartir los beneficios económicos que generan las empresas en las que trabajan,
así como a intervenir en el proceso productivo y en la gestión empresarial, mediante
mecanismos democráticos y representativos.
● Protección contra el despido arbitrario: esto quiere decir que los trabajadores
tienen derecho a mantener su empleo mientras cumplan con sus obligaciones
laborales, y que solo pueden ser despedidos por causas justificadas y previstas por la
ley, con derecho a una indemnización adecuada.
● Estabilidad del empleado público: esto supone que los trabajadores del Estado
tienen derecho a permanecer en sus cargos mientras demuestren idoneidad y
eficiencia, y que solo pueden ser removidos por razones fundadas y mediante un
procedimiento legal.
● Organización sindical libre y democrática: esto implica que los trabajadores tienen
derecho a asociarse libremente para defender sus intereses laborales, sin
interferencia ni represión del Estado ni de los empleadores, y que los sindicatos
deben regirse por principios democráticos y representativos.
● Concertar convenios colectivos de trabajo: esto significa que los trabajadores tienen
derecho a negociar colectivamente con los empleadores las condiciones de trabajo,
tales como salarios, horarios, beneficios sociales, etc., mediante acuerdos escritos y
vinculantes para ambas partes.
● Recurrir a la conciliación y al arbitraje: esto quiere decir que los trabajadores tienen
derecho a resolver pacíficamente los conflictos laborales que surjan con los
empleadores, mediante la intervención de terceros imparciales que faciliten el
diálogo o dicten una solución obligatoria.
● El derecho de huelga: esto implica que los trabajadores tienen derecho a suspender
colectivamente sus actividades laborales cuando consideren que sus derechos o
intereses son vulnerados o desconocidos por los empleadores, como medida de
presión o protesta.

El artículo 14 bis también establece que el Estado debe otorgar los beneficios de la seguridad
social, que tiene carácter integral e irrenunciable. Esto significa que el Estado debe brindar
protección a los trabajadores y sus familias frente a situaciones de contingencia o
necesidad, tales como enfermedad, accidente, invalidez, vejez, muerte, desempleo,
maternidad, etc. Para ello, el Estado debe crear un sistema de seguro social obligatorio,
financiado por los aportes de los trabajadores, los empleadores y el propio Estado. Además,
el Estado debe garantizar otros derechos sociales, como la protección integral de la familia,
la defensa del bien de familia, la compensación económica familiar y el acceso a una
vivienda digna.

4. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.
HÁBEAS CORPUS

El hábeas corpus es una garantía fundamental en el derecho constitucional que tiene como
objetivo principal proteger la libertad personal y ambulatoria de las personas cuando se
encuentre amenazada o restringida ilegítimamente. Esta garantía está consagrada en el
artículo 43 de la Constitución Nacional.

Existen varias clases de hábeas corpus, cada una destinada a abordar situaciones
específicas:

Hábeas Corpus Clásico o Reparador: Se utiliza cuando una persona ya ha sido privada de su
libertad de manera arbitraria o ilegal. Su objetivo es subsanar esta situación y garantizar la
liberación de la persona detenida en condiciones irregulares. Por ejemplo, cuando alguien
es detenido sin una orden escrita de una autoridad competente o cuando se prolonga
ilegalmente la detención después de que haya vencido el plazo legal.

Hábeas Corpus Restringido: Se aplica cuando la libertad física o de locomoción de una


persona se ve seriamente restringida sin llegar a la privación total de libertad. Esto puede
involucrar seguimientos ilegales u obstáculos que limitan el ejercicio de la libertad, pero no
llegan a constituir una detención formal.

Hábeas Corpus Correctivo: Este tipo de hábeas corpus se utiliza cuando una persona
legalmente detenida experimenta un agravamiento ilegal o arbitrario en las condiciones de
su detención. Su propósito es proteger a la persona de tratos inadecuados o condiciones de
detención que violen sus derechos, como la negación injustificada de visitas familiares o la
falta de suministro de alimentos a una persona detenida.

Hábeas Corpus Preventivo: Se emplea cuando existe una amenaza cierta e inminente de
privación de la libertad que violaría la Constitución, aunque esta privación aún no se haya
concretado. Por ejemplo, cuando se emite una orden de detención por una autoridad que no
tiene competencia para hacerlo.

Hábeas Corpus en Casos de Desaparición Forzada: Esta categoría específica de hábeas


corpus se introdujo en la Constitución de 1994 en respuesta a los acontecimientos
históricos de la última dictadura militar en Argentina. Se aplica cuando una o más personas
son privadas de su libertad de cualquier manera, incluida la desaparición forzada, con la
participación del Estado o con su conocimiento y apoyo. Su objetivo es garantizar el derecho
a la vida y la integridad de las personas desaparecidas y permitir el ejercicio de recursos
legales y garantías procesales.

En todos estos casos, el procedimiento de hábeas corpus en Argentina se rige por la Ley
23.098, que establece un proceso rápido y libre de formalidades para abordar de manera
efectiva las situaciones de restricción ilegítima de la libertad personal o ambulatoria. El juez
que conoce del caso debe tomar medidas para verificar la situación y, si corresponde,
ordenar el cese de la restricción ilegítima y, en casos de delitos públicos, remitir el caso al
Ministerio Público para su investigación.

AMPARO

El amparo es una acción legal que permite a las personas proteger y defender sus derechos
fundamentales, ya sea de forma individual o colectiva. Se utiliza cuando los derechos están
siendo lesionados, restringidos, alterados o amenazados por acciones u omisiones de
autoridades públicas o particulares, y estas acciones u omisiones son consideradas como
arbitrarias o ilegales según la ley. El amparo proporciona un procedimiento judicial rápido y
efectivo para buscar una solución a la violación de derechos y, en ciertos casos, puede llevar
a la declaración de inconstitucionalidad de la norma en la que se basa la acción perjudicial.

Amparo Clásico: Este tipo de amparo se refiere a la protección de situaciones individuales y


puede ser presentado por cualquier persona cuando se cumplen ciertos requisitos:

- Debe existir una acción u omisión de una autoridad pública o de un particular.

- Esta acción u omisión debe lesionar, restringir, alterar o amenazar los derechos y
garantías reconocidos por la Constitución, un tratado o una ley, con arbitrariedad o
ilegalidad manifiesta.

-No debe existir otro remedio judicial más idóneo para abordar la violación de derechos.

Si la violación de derechos es causada por una norma, el órgano judicial puede declarar su
inconstitucionalidad. El procedimiento de amparo es ágil y breve, diseñado para
proporcionar una solución rápida a las personas cuyos derechos se ven amenazados de
manera inminente.

Por ejemplo, una persona sin seguro médico puede solicitar al Estado que le proporcione
medicamentos necesarios para su salud a través de una acción de amparo si no puede
comprarlos por sí misma.
Amparo Colectivo: Este tipo de amparo se utiliza para proteger intereses difusos que no
pertenecen a una persona individualmente, sino a un grupo de individuos o a la sociedad en
su conjunto. Los requisitos para el amparo colectivo son similares a los del amparo
individual, pero las partes que pueden presentar esta acción incluyen a la persona afectada,
el defensor del pueblo y las asociaciones registradas que buscan proteger los intereses
afectados por la acción u omisión en cuestión.

Ejemplos de casos de amparo colectivo incluyen la protección de la salud de una


comunidad, la preservación del medio ambiente o la defensa de los derechos de los usuarios
y consumidores.

Por ejemplo, si una fábrica está contaminando un arroyo que atraviesa una ciudad y afecta a
toda la comunidad, una persona de esa comunidad podría presentar una acción de amparo
colectiva para detener esta actividad, y si se emite una sentencia favorable, beneficiaría a
toda la comunidad.

HÁBEAS DATA

El hábeas data es una importante garantía que permite a las personas acceder a la
información que figura sobre ellas en registros o bancos de datos, así como solicitar la
corrección, actualización, confidencialidad o eliminación de dichos datos cuando sea
necesario. Esta garantía está contemplada en el tercer párrafo del artículo 43 de la
Constitución nacional y se divide en cuatro clases:

Hábeas Data Informativo: Esta clase de hábeas data permite que una persona pueda
solicitar acceso a registros o bancos de datos, tanto públicos como privados, para conocer la
información que existe sobre ella. Es útil para que las personas sepan qué datos se están
recopilando y almacenando sobre ellas.

Hábeas Data Correctivo: Cuando una persona identifica que los datos almacenados en
registros o bancos de datos son falsos, inexactos o imprecisos, puede utilizar el hábeas data
correctivo para exigir la corrección o actualización de esa información. Esto es importante
para garantizar la veracidad de la información personal.

Hábeas Data Preservador: Esta clase de hábeas data permite a la persona titular de los datos
asegurarse de que su información personal no sea difundida públicamente sin su
autorización. Los datos personales deben ser confidenciales y solo pueden ser entregados a
quienes estén legalmente autorizados para obtenerlos.
Hábeas Data Cancelatorio: Cuando una persona considera que la información almacenada
en un registro o banco de datos puede causarle un daño, puede utilizar el hábeas data
cancelatorio para solicitar la eliminación de esa información. Esto es relevante para
proteger la privacidad y evitar daños a la reputación de la persona.

Es importante destacar que el artículo 43 de la Constitución nacional establece que el


secreto de las fuentes de información periodística no puede ser afectado, lo que significa
que la garantía de hábeas data no puede utilizarse para revelar las fuentes de información
de los medios de comunicación.

5. PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y GARANTÍAS PROCESALES

La legalidad y las garantías procesales son conceptos que se refieren al respeto de los
derechos y libertades de las personas en el ámbito del proceso judicial. Su contenido implica
que toda persona tiene derecho a un juicio justo, imparcial y público, en el que pueda
defenderse de las acusaciones que se le formulen, presentar pruebas, recurrir las decisiones
y ser juzgada por un tribunal competente, independiente e imparcial. Su importancia radica
en que son los mecanismos que la Constitución Nacional establece para proteger los
derechos de las personas frente al ejercicio del poder punitivo del Estado y garantizar la
vigencia del Estado de Derecho.

Algunas de las garantías procesales y de legalidad que se encuentran en la Constitución


Nacional son las siguientes:

El principio de legalidad penal: establece que nadie puede ser penado sin juicio previo
fundado en ley anterior al hecho del proceso (artículo 18). Esto significa que solo se puede
castigar a una persona por hechos que estén expresamente tipificados como delitos por una
ley vigente al momento de su comisión, y que se haya seguido un proceso judicial con todas
las garantías.

El principio de juez natural: establece que nadie puede ser juzgado por comisiones
especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa (artículo
18). Esto significa que toda persona tiene derecho a ser juzgada por el tribunal que
corresponda según la ley, sin que se pueda crear tribunales especiales para casos
determinados o modificar la competencia de los existentes.

El principio de inocencia: establece que toda persona es inocente hasta que se pruebe lo
contrario (artículo 18). Esto significa que el Estado tiene la carga de probar la culpabilidad
del acusado, y que este no tiene la obligación de demostrar su inocencia ni de declarar
contra sí mismo.

El principio de defensa en juicio: establece que es inviolable la defensa en juicio de la


persona y de los derechos (artículo 18). Esto significa que toda persona tiene derecho a
contar con un abogado defensor, a ser informada de los cargos que se le imputan, a tener
acceso al expediente, a interrogar y contradecir a los testigos, a ofrecer y producir pruebas,
y a impugnar las resoluciones judiciales.

El principio de igualdad: establece que todos los habitantes son iguales ante la ley (artículo
16). Esto significa que no se puede discriminar a ninguna persona por razones de origen,
raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Algunas de las garantías procesales que se encuentran en los tratados internacionales de


derechos humanos que Argentina ratificó son las siguientes:

● El artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) dice


que toda persona tiene derecho a ser juzgada con las debidas garantías por un
tribunal competente, independiente e imparcial, y que se respeten sus derechos
como acusado o como parte en un proceso civil. Entre las garantías que enumera
están: la presunción de inocencia, la asistencia letrada, la traducción e
interpretación, la comunicación previa y detallada de la acusación, el tiempo y los
medios adecuados para la defensa, la interrogación y contradicción de testigos, la no
autoincriminación, el recurso ante un tribunal superior, entre otras. También
prohíbe la doble incriminación y la retroactividad de la ley penal más gravosa.
● El artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) dice
que toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas garantías dentro de un
plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial. Las
garantías que enumera son similares a las del PIDCP, con algunas particularidades
como el derecho irrenunciable a ser asistido por un defensor proporcionado por el
Estado, la validez de la confesión solo si es hecha sin coacción y la publicidad del
proceso salvo en lo necesario para preservar los intereses de la justicia.
● El artículo 40 de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) dice que todo
niño acusado o declarado culpable de infringir las leyes penales tiene derecho a ser
tratado con el respeto debido a la dignidad inherente a la persona humana y de
manera acorde con su edad. Las garantías específicas que reconoce son: no ser
sometido a tortura ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; no
ser privado de su libertad ilegal o arbitrariamente; ser separado de los adultos
cuando sea privado de su libertad y tener derecho a mantener contacto con su
familia; ser informado pronta y directamente de los cargos que pesan contra él;
disponer de asistencia jurídica u otra asistencia apropiada; que la causa sea dirimida
sin demora por una autoridad u órgano competente, independiente e imparcial; no
ser obligado a prestar testimonio o a declararse culpable; interponer recursos
efectivos; que se respete plenamente su vida privada; y que se adopten medidas para
su reinserción social.
● El artículo 15 de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW) dice que las mujeres tienen derecho a la
igualdad ante la ley y a un trato igualitario en todos los ámbitos jurídicos. Esto
implica que las mujeres tienen derecho a acceder a los tribunales en las mismas
condiciones que los hombres, a ejercer sus derechos legales sin discriminación ni
estereotipos, a contar con medidas especiales para proteger sus intereses cuando
sea necesario y a participar en la administración de justicia como juezas, abogadas u
otras funciones.
● El artículo 13 de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes (CAT) dice que toda persona que alegue haber sido
sometida a tortura u otros tratos o penas prohibidos por la Convención tiene
derecho a presentar una denuncia ante las autoridades competentes y a que su caso
sea examinado pronta e imparcialmente. El artículo 14 dice que toda víctima de
tortura u otros tratos o penas prohibidos por la Convención tiene derecho a obtener
una reparación adecuada, incluyendo los medios para su rehabilitación lo más
completa posible.

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