El Tipo Sensible
El Tipo Sensible
El Tipo Sensible
Las personas sensibles están en total posesión de sus facultades cuando viven en
un mundo pequeño y conocen a todos los que lo habitan.
Las cinco conductas y rasgos siguientes denotan la presencia del tipo sensible.
El individuo con una marcada tendencia sensible exhibirá más conductas de las
que se mencionan a continuación, y más intensamente, que alguien que posea
menos rasgos de este estilo en su perfil.
Son dos los dominios –el de las emociones y el de las relaciones- que moldean el
funcionamiento del individuo sensible.
Cada uno de los trece tipos de personalidad ofrece una forma de obtener la
seguridad emocional.
El fiel, por ejemplo, la encuentra apegándose a otra persona; el vigilante por medio
de la independencia y la confianza en sí mismo.
Muy pocos de los desconocidos con quienes alternan en una reunión muy
concurrida serían capaces de advertir lo incómodos que se sienten.
EL EXPLORADOR SENSIBLE
SIEMPRE PREPARADOS
¿Qué hacen los sensibles para superar tantos temores? Si son de sensibilidad
extrema, se quedan en su casa, pero si son más razonables, invocan el lema de
los BOY SCOUTS: ‘Siempre listos’.
VIAJES INTERIORES
Si bien es posible que impongan ciertos límites a su mundo físico, los sensibles a
menudo invierten la energía de un explorador en el terreno de la fantasía, la
imaginación y la creación, su mente y su corazón se sienten libres en el ámbito del
‘espacio interior’.
Estos individuos necesitan la aprobación de los otros para sentirse bien consigo
mismos y cómodos en el mundo. Sienten un verdadero gusto por el otro y quieren
incluirlo en su vida, pero sólo hasta cierto punto. Su confianza en sí mismos es
mayor en el marco de una relación sólida, de cariño, con una sola persona, o
dentro de un grupo pequeño de amigos o familiares. Pero basta que se los sitúe
dentro de un grupo grande para que empiecen a buscar pretextos y volverse
enseguida a casa.
4:
Los sensibles reafirman su confianza en proporción inversa a la cantidad de
extraños que deben soportar de una sola vez. A diferencia de los vigilantes, que
dudan de los desconocidos, los sensibles dudan de sí mismos.
Así, suelen edificar su vida en torno de unas pocas personas con quienes pueden
sentirse felices. ‘Aquí siempre se te recibe con mucho gusto; para mí eres de la
familia’, les dicen a los amigos íntimos.
Sin embargo, son remisos a establecer nuevos vínculos. Hasta confiar en lo que
la nueva persona siente por ellos, se habrán encerrado tras una máscara de
amabilidad, cortesía y distancia emocional.
Cuando por fin bajan la guardia, es muy probable que nunca vuelvan a la anterior
actitud distante. Los sensibles son fieles, abnegados, cariñosos. Es muy común en
ellos que se casen para toda la vida.
LA TENSIÓN
Lo mismo les ocurre con las críticas. Tanto les importa lo que los demás piensen
de ellos, que una manifestación de desaprobación los hiere en lo más íntimo,
aunque a veces uno no se da cuenta por lo reservados que son.
5:
Si el que los criticó es un extraño, nunca se acercarán a él; por el contrario, si se
tata de alguien que les importa, tratarán de mejorar su conducta para reconquistar
su favor.
Esto último es el estilo contra fóbico, de la persona que hace lo que más teme
como forma de dominar el terror, o al menos de evitar sentirse dominado por él.
Sin embargo, generalmente se contentan con estructurar su vida alrededor de lo
que les es cómodo y no sienten la necesidad de luchar contra sus demonios
interiores.
Como necesitan tener alguien en quien confiar en la vida, las separaciones les
producen una gran ansiedad. Su manera de superar el trance es recurrir a las
caras conocidas.
No tienen interés en salir para conocer gente nueva, y a menudo intentan volver a
una relación anterior.
Si no hay un viejo amor que reconquistar, les cuesta mucho iniciar una nueva
relación, lo cual a su vez los deprime sobremanera.
Con quien mejor se siente el sensible es con una persona que esté pendiente de
la familia, que pueda tomar la iniciativa en las cuestiones sociales y facilitarle el
intercambio social.
La unión de una persona de tipo cómodo o sacrificado con un sensible puede dar
muy buen resultado porque ambas crean estrechos vínculos de familia. El
individuo que tenga al menos cierta propensión al estilo sensible o vigilante se
contentará con vivir en el pequeño mundo de su compañero, pues cada uno
acentuará el malestar del otro en el campo social en vez de simplificarle la vida en
ese sentido.
Para el sensible, una de las peores parejas será la de tipo audaz, pues esta
persona necesita correr riesgos y explorar.
Temen que algo pueda ocurrir cuando sus hijos se van de campamento o
simplemente cuando conciertan una cita. Del mismo modo, también brindan al
hijo un sentido profundo del hogar y de la familia, y el niño sabe que siempre
tendrá un lugar donde acudir.
En el terreno firme de su propio mundo, los sensibles tienen una idea cabal de
quiénes son y de lo que son capaces de hacer.
Entonces, las demás personas adquieren una mayor dimensión, son poderosas y
potencialmente peligrosas, mientras que ellos se vuelven pequeñitos y débiles.
Estas sustancias pueden llegar a convertirse, para ellos, en ‘coraje químico’. (Sin
embargo, si los tranquilizantes son recetados y su uso está controlado, pueden ser
muy útiles para el tratamiento de la ansiedad).
Por eso prefiere quedarse cerca del hogar, o bien, si por fuerza tiene que
aventurarse al exterior, regresa luego con verdadero alivio.
Entonces será confiado, juicioso y eficaz. Trabaja mejor con pocos compañeros,
con los que pasado el tiempo se sentirá cómodo.
La oficina, el escritorio, el taller serán como una pequeña familia para él, el refugio
al que volverá cada día. Le gusta no moverse de su puesto y no siente la
necesidad de buscar la variedad por la variedad.
8:
Algo que contribuye a su efectividad laboral es que se siente cómodo con la rutina.
Toda ocupación, ya sea dentro o fuera de la casa, tiene su cuota de repeticiones
diarias.
Por motivos similares, le agradan los papeles definidos, en los cuales sabe qué se
espera de él y se evita la obligación de readaptarse a diario.
Los sensibles son minuciosos y se concentran bien en su labor. Puesto que les
preocupa lo que los demás puedan pensar con ellos, ponen mucho de su parte
para que el trabajo les salga bien. Se cohíben en su trato con los superiores, a
menos que trabajen en un ámbito pequeño, familiar.
En general, no les gusta tratar con desconocidos (sin embargo, pueden tratar con
clientes). Algunos, de rasgos excesivamente sensibles, son reacios a hablar por
teléfono con personas que no conocen, aunque no sea más que llamar
simplemente a alguien para que vaya a arreglar algo a la oficina.
EL JEFE SENSIBLE
Los hombres y mujeres con este tipo de personalidad a menudo tienen ambiciones
laborales, pero no tanto por las ventajas que puedan obtener sino por el trabajo en
sí.
A los gerentes sensibles no les agrada tratar con personas fuera de su círculo
inmediato y tal vez nombren a un subordinado para que actúe de enlace. Sin
embargo, el sensible puede sacar mucho provecho de una relación de largo
tiempo con algún jefe y apoyarse siempre en sus sensatos consejos.
El gerente sensible sabe crear un clima familiar con su personal. A los ojos de los
desconocidos, parece frío y reservado mientras no se siente seguro de sí mismo y
de su labor. Trabaja mejor cuando no hay demasiada movilidad de personal.
El sensible debe buscar una carrera que tenga un papel definido –por ejemplo,
contable, programador, médico- y que no le exija mucho trato con el público.
9:
Sin embargo, también puede tener trato con clientes porque se refugia en lo
profesional, lo cual le permite preocuparse por el interés del cliente, aunque sin
crear un vínculo emocional con él.
Pero se siente incómodo cuando tiene que consultar con extraños o influir sobre
ellos. Por eso le conviene evitar el campo de los contratistas, las relaciones
públicas o las ventas. Asimismo, deberá evitar los trabajos que impliquen tener
que hablar en público.
Acéptelo por entero, con sus defectos también. Si se pone tenso o se vuelve muy
reservado frente a los extraños, o si parece otra persona cuando está con otros,
¿qué tiene de malo? Eso no le afecta a usted.
Evite las torturas emocionales. No le insista para que haga las cosas que detesta
sólo para complacerle a usted.
Los sensibles quieren que uno se sienta cómodo en su compañía, pero hay ciertas
cosas a las que se van a resistir. Este desagrado no tiene nada que ver con usted
personalmente, así que no se ofenda con él.
Los sensibles quieren complacer al ser querido, de modo que, si usted se muestra
dispuesto a ceder, quizá él se anime a dar unos pasos más lejos de lo que haría
normalmente.
10:
Ayúdelo. Sea para él o ella un guía frente a lo ignoto. Vaya con él a las fiestas y
acompáñelo cuando tenga que hacer incursiones en territorio desconocido.
Sepa reconocer los indicios. Van a ir juntos a una cena en honor de su nuevo jefe.
Su cónyuge sensible de pronto se siente indispuesto o malhumorado, o bien tarda
en terminar de vestirse.
Evite una pelea. Dígale: ‘Sé que estás nervioso por lo de esta noche’.
Tranquilícelo asegurándole que les va a caer bien a todos.
EJERCICIO 1: Haga algo distinto. De vez en cuando cambie alguna de sus rutinas
sólo para variar.
Coma en otro restaurante, vaya al trabajo por otro camino, acomode de diferente
manera los muebles de la sala, planee unas vacaciones diferentes.
Haga una lista de 10 cosas que le hagan sentirse bien, que le hagan olvidarse de
sus problemas y relájese.
Usted es una persona simpática, que cae bien, leal, imaginativa, buena, pero su
‘sistema de alerta contra el peligro’ es demasiado sensible.
De manera inversa, cuanto más trate de hacerlo, más fácil le será eliminar el
malestar. Por lo tanto, haga eso que prefiere evitar.
Cada vez que se sienta tentado de eludir un desafío o rechazar una oportunidad
debido a su ansiedad, haga lo contrario. Ej. Si lo invitan a una fiesta y tiene
ganas de decir que no, acepte y vaya. Si ya en la fiesta quiere volverse en
seguida, quédese.
Vaya dando pequeños pasos; no espere vencer todo de una sola vez. Sepa
valorar cada progreso, por minúsculo que sea.
Si acepta sus imperfecciones, también a los demás les resultará más fácil aceptar
su compañía.
Cuando usted está tocando el piano, cree que los vecinos piensan que lo está
haciendo muy mal. Cuando pronuncia un discurso, supone que el público lo
considera poco interesante. Cuando se encuentra en una reunión social, imagina
que su interlocutor lo considera aburrido.
Tal como ocurre con la mayoría de los ejercicios, éste, con la práctica, se vuelve
más sencillo.
¿Abriga sentimientos negativos sobre su persona y por lo tanto cree que son los
demás lo que piensan así?
Tenga presente que su timidez proviene de su interior. Los demás tienen cosas
más importantes que hacer que ponerse a juzgarlo.
Cada pensamiento negativo decir ALTO y corregirlo con uno opuesto de tipo
positivo.
Por ejemplo, si tiene miedo de volar porque cree que el avión se va a estrellar o
teme quedar como un tonto si se pone a dar gritos histéricos, trate de entrar en la
‘onda de la fe’. Confíe en que los aviones casi nunca se caen, en que usted se va
a comportar como corresponde, que será aceptado por muchas personas; en una
palabra, confíe en que está tan protegido como su vecino contra las catástrofes.
Tenga fe en usted mismo.
13:
EJERCICIO 9: Si siempre se apoya en su compañero para que le ayude a vivir las
experiencias desagradables o para que haga las cosas que a usted no le gustan,
procure darle un respiro.
Vea todo desde el punto de vista del otro. Quizá no se haya dado cuenta de que lo
está forzando hasta el límite de su tolerancia al exigirle que haga tanto por usted.
Por ejemplo, como a algunos sensibles no les gusta conducir, sus cónyuges
terminan siendo el chófer de la familia.