Alcholismo 2333

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ALCHOLISMO

El alcoholismo es una enfermedad crónica por la que una persona siente deseo de
tomar bebidas alcohólicas y no puede controlar ese deseo. Una persona con esta
enfermedad también necesita beber mayores cantidades para conseguir el mismo
efecto y tiene síntomas de abstinencia después de interrumpir el consumo de
alcohol. El alcoholismo afecta la salud física y mental, y causa problemas con la
familia, los amigos y el trabajo. El consumo regular de alcohol aumenta el riesgo
de contraer varios tipos de cáncer. También se llama dependencia del alcohol.

Beber alcohol en exceso puede ser perjudicial para su salud. En los Estados
Unidos, el consumo excesivo de alcohol ocasionó aproximadamente 140 000
muertes y representó 3.6 millones de años de vida potencial perdidos (AVPP)
anualmente desde el 2015 al 2019, y acortó en un promedio de 26 años la vida de
los que fallecieron.1 Adicionalmente, el consumo de alcohol en exceso fue
responsable de 1 de cada 5 muertes de adultos entre 20 y 49 años.

Por lo general, nadie asumirá en primera instancia que es un alcohólico, pero se


considera que una persona tiene problemas con el alcohol cuando continúa
bebiendo a pesar de que el consumo de alcohol está interfiriendo de forma
negativa en su vida, ya sea en su salud, en su equilibrio psicológico, en su trabajo,
en su vida familiar, en su imagen social, etc. Más aún, es un problema que afecta
a su libertad.

La dependencia del alcohol es un problema serio que afecta a la salud de la


persona que la padece en el sentido más amplio de la palabra. Cuando se es
alcohólico, se desarrolla la dependencia del alcohol va perdiendo su capacidad de
decidir si bebe o no bebe en determinadas situaciones, va perdiendo poco a poco
el autocontrol de su propia conducta; en definitiva, va perdiendo su libertad.

Podemos por tanto considerarlo una enfermedad porque afecta al equilibrio


personal de quien la padece y de los que le rodean y porque es necesario un
tratamiento adecuado para recuperarse de la misma. En cambio, no es una
enfermedad corriente que se pueda curar tomando determinados medicamentos,
mediante una operación quirúrgica o algún otro procedimiento médico habitual.

No todas las personas reaccionan ante el consumo de alcohol de la misma


manera. Sin embargo, esto no quiere decir que la dependencia del alcohol esté
determinada por la genética, sino que reside en un conjunto de variables que
terminarán haciendo que una persona alcohólica modifique su comportamiento.

Al igual que, cuando varias personas toman el sol, su piel reacciona de forma
diferente, existen diferencias individuales que hacen a algunas personas más
sensibles al alcohol y, por tanto, a que desarrollen dependencia con mayor
facilidad.

De todos modos, cualquier persona que beba en exceso puede convertirse en


adicta al alcohol en más o menos tiempo.

Abundan los estudios que demuestran que los hijos de alcohólicos tienen más
posibilidades de convertirse, a su vez, también en alcohólicos.

Esta predisposición tiene que ver, según se ha comprobado en distintos trabajos,


con factores sociales y ambientales, pero también con factores genéticos.

Existen dos tipos de Alcoholismo:

Tipo I: se da en adultos y se caracteriza por tener etapas con grandes ingestas


puntuales con intervalos de abstemia, pero estos intervalos son cada vez más
pequeños, y pueden comportar una gran dependencia y el desarrollo de
enfermedades hepáticas.

Tipo II: se da en adolescentes y está relacionado muchas veces con un historial


violento. El aumento del consumo de alcohol no es progresivo.

Otros tipos de alcoholismo:

Alcohólico ALFA: Es el tipo de bebedor al que podemos caracterizar como


enfermo psíquico. El alcohólico alfa presenta una dependencia del alcohol
psicológica, pero no física. No existe, por tanto, síndrome de abstinencia. El
consumidor mantiene el control sobre el consumo, pero no lo abandona porque
utiliza la sustancia para paliar algún dolor emocional o psíquico.
Alcohólico BETA: Bebedor excesivo regular. Tampoco existe dependencia
fisiológica. Los factores socioculturales son determinantes. Presentan
complicaciones alcohólicas como gastritis, cirrosis hepática, etc.

Alcohólico GAMMA: Bebedor Alcoholómano. Existe dependencia fisiológica, pero


también una gran importancia de los factores psicológicos, que son los más
importantes. En estos casos son relativamente frecuentes largos periodos de
abstinencia.

Alcohólico DELTA: Bebedor alcoholizado. Dependencia fisiológica y psicológica.


Los factores sociales son determinantes, son bebedores sociales incapaces de
largos periodos de abstención. Es un perfil de progresión lenta.

Alcohólico EPSILON o DIPSOMANÍA: Bebedor episódico. El estado habitual de


abstinencia o consumo moderado se interrumpe por episodios de ingesta masiva
de alcohol.

Cuando una persona se considera alcohólica, lo ideal es llevar a cabo un


tratamiento para el alcoholismo, con un proceso de deshabituación al alcohol. La
mayor parte de los alcohólicos que solicitan tratamiento, son personas de edad
media, que tienen un trabajo estable, un núcleo familiar no desestructurado, y
seguridad social.

Al tratarse de alcohólicos socialmente integrados, los procesos de deshabituación


y reinserción se confunden, puesto que no ha llegado a producirse una verdadera
marginación social que infiera con las distintas etapas del alcoholismo.

¿Cuáles son las causas del Alcoholismo?

Actualmente no existe una causa común, sino que existen varios factores
importantes en el desarrollo de esta enfermedad.

Por ejemplo, una persona con un padre o una madre alcohólico tiene más
probabilidad de adquirirlo.

Otra causa está relacionada con factores psicológicos, es decir, conflicto en


relaciones interpersonales, necesidad de aliviar la ansiedad, depresión, trastornos
alimenticios como Bulimia o Anorexia, aceptación social del consumo de alcohol o
baja autoestima.
¿Se puede prevenir el Alcoholismo?

La prevención de esta enfermedad debe empezar desde la adolescencia, evitando


que el adolescente beba alcohol antes de los 18 años.

Para ello, es importante la actitud de la familia, no sólo prohibiéndoles, sino


también no consumir Alcohol con frecuencia delante de ellos ni hablar de cuánto
bebían de jóvenes.

Ya que así el joven puede ver el consumo de alcohol como algo normal y deseable
cuando se está con amigos.

También es importante informar al adolescente de las consecuencias que tiene el


alcohol y mejorar sus habilidades sociales y su autoestima.

¿Qué síntomas presenta el Alcoholismo?

El trastorno asociado al consumo de alcohol puede ser leve, moderado o grave,


según la cantidad de síntomas que manifiestes. Entre los signos y síntomas, se
incluye lo siguiente:

Ser incapaz de limitar la cantidad de alcohol que bebes

Tener la intención de reducir la cantidad que bebes o haberlo intentado sin éxito

Dedicar mucho tiempo a beber, conseguir alcohol o recuperarse del consumo de


alcohol

Sentir antojos intensos o ansias de beber alcohol

Ser incapaz de cumplir obligaciones importantes en el trabajo, la escuela o el


hogar debido al consumo reiterado de alcohol

Continuar con el consumo de alcohol aun sabiendo que te provoca problemas


físicos, sociales, laborales o interpersonales

Abandonar o limitar las actividades sociales y laborales y los pasatiempos para


consumir alcohol

Consumir alcohol en situaciones poco seguras, como al manejar o nadar

Desarrollar tolerancia al alcohol, por lo que necesitas tomar más para sentir el
efecto o sientes menos efecto con la misma cantidad
Tener síntomas de abstinencia, como náuseas, sudoración y temblores, cuando
no bebes, o bien beber para evitar estos síntomas

Los síntomas de la adicción al alcohol son la Ansiedad y Estrés por consumirlo,


pérdida del control, incapacidad para parar de beber, dependencia física, que
provoca el síndrome de abstinencia (sudoraciones, fiebre, temblores) cuando se
deja de tomarlo y la tolerancia (necesidad de beber cada vez mayores cantidades
de alcohol).

Además, el consumo excesivo de esta droga conlleva graves problemas de salud,


tanto mentales: Depresión, Psicosis o Ataxias, como físicos (daños en hígado,
cerebro), e incluso la muerte.

FASES DEL ALCHOLISMO:


Desde la primera consumición, hasta llegar desarrollar problemas graves de
adicción o incluso neurológicos se han estimado 4 fases: prealcohólica,
alcoholismo temprano, fase crucial y una última fase crónica.

1. Fase pre-alcohólica:

Se utiliza el alcohol para aliviar los estados emocionales displacenteros. La


cantidad que se consume va aumentando ligeramente. El organismo se
acostumbra y se desarrolla tolerancia. No hay problemas de funcionamiento, de
momento.

2. Fase prodrómica:

Aparece de forma progresiva y lenta. Aumenta la necesidad de consumo y se


altera la conducta de consumo: Mayor graduación, pensar en beber, beber de un
trago o más rápido, beber a escondidas, etc…

3. Fase crítica:

Incapaz de interrumpir el consumo una vez iniciado, pérdida de control, cambios


de humor. El funcionamiento psicológico, familiar, laboral se ve afectado. Aparece
el autoengaño. La persona centra su vida en el alcohol desatendiendo otras áreas.
Aparecen los primeros síntomas físicos del consumo.

4. Fase crónica:

Aparece el síndrome de abstinencia que le hace permanecer ebrio casi


ininterrumpidamente. Deterioro severo de la vida de la persona, decadencia social.
Presenta síntomas orgánicos. Pueden llegar a consumir sustitutos baratos del
alcohol. En esta fase puede haber (paradójicamente) una disminución de la
tolerancia al alcohol.

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