Informe Congestionamiento
Informe Congestionamiento
Informe Congestionamiento
agosto 2005
Índice
- INTRODUCCIÓN
Lo anterior tiene entre sus efectos mayores tiempos de viaje, un incremento en la incertidumbre de
horarios de llegada, un aumento de consumo de combustibles y de otros costos de operación y de
costos atribuibles a la polución, así como una disminución de la comodidad física y sicológica de
los ciudadanos, todo en comparación a situaciones de flujo vehicular con menor
congestionamiento.
Esa afectación se da tanto para los usuarios del transporte privado como para los del transporte
público, así como para los no usuarios, esto debido al deterioro de su calidad de vida en aspectos
como mayor contaminación acústica y atmosférica, e impacto negativo sobre la salud física y
mental.
En general en América Latina, y en particular en Costa Rica, se verifica una actitud reduccionista
del sentido de responsabilidad del Estado para tratar las políticas urbanas, bajo un marco
conceptual adecuado, considerando seriamente aspectos como exclusión social, uso del suelo,
degradación del patrimonio urbano y enfoque sistémico para generar soluciones integrales.
Según datos de las Naciones Unidas, la población urbana respecto de la población total en
América Latina y el Caribe se incrementó del 42% al 72% en la segunda mitad del siglo pasado. El
incremento de la urbanización en América Latina ha sido el doble del promedio mundial, siendo
que en Costa Rica ese proceso alcanzó una tasa promedio anual de 3,6%, entre 1970 y 1994, lo
que es alarmante si se compara con la tasa anual promedio mundial que fue de 2,5% para ese
mismo período.
El efecto de esta situación es un deterioro notable en la calidad del aire y un incremento del
congestionamiento vial en los centros urbanos, ambos vinculados al aumento de vehículos
automotores, nótese que la tasa de motorización aumenta debido a tres fenómenos principales:
crecimiento del ingreso familiar de las clases media-alta y alta, acceso a crédito en condiciones
menos restrictivas, e importación de vehículos usados o de precio con bajos impuestos que se
esgrime en algunos casos como política de equilibrio social.
Por su vez, el marco legal aplicable está conformado por leyes específicas, reglamentos y otro tipo
de decretos, que se caracterizan por no estar compatibilizados entre sí.
Dado el cuadro anterior se pretende que el CFIA realice un aporte conceptual a la delimitación y al
análisis de elementos relevantes en la búsqueda de alternativas de solución al problema del
congestionamiento vehicular en la Gran Área Metropolitana de San José - GAM, por medio de una
publicación, cuya base es el desarrollo de este documento estructurado.
▪ la primera versa sobre el estado del arte contemplado en la literatura, relativo al análisis de
parámetros de relevancia del congestionamiento vehicular, definiciones, efectos, causas y
propuestas genéricas de solución;
▪ la última retoma la parte conceptual del tratamiento del problema, los elementos estudiados
y plantea las reflexiones pertinentes sobre el caso de la GAM objeto del estudio.
EL CONGESTIONAMIENTO DEL FLUJO VEHICULAR:
DEFINICIONES, CAUSAS, EFECTOS Y MEDIDAS
En esta sección se tratan los aspectos genéricos y conceptuales del estado del arte referente al
congestionamiento del flujo de vehículos en ámbito urbano, profundizando en lo pertinente a los
efectos y causas, a la potencial gravedad, así como a las medidas paliativas de orden general
desde el punto de vista de la oferta y de la demanda de transporte.
Los conceptos referenciados se extraen de diversa literatura sobre este tópico, contenida en
volúmenes pertenecientes a la ingeniería de tránsito, en seminarios y discusiones realizadas en
congresos y conferencias sobre temas afines, en los resultados de experiencias prácticas
mostrados en la literatura, y principalmente en la utilización de publicaciones recientes sobre el
problema del congestionamiento de tránsito de la Agencia de Cooperación Técnica de la República
Federal de Alemania GTZ junto con la Comisión Económica para América Latina CEPAL
(Cuadernos de la CEPAL, No. 87, LC/G.2199-P), publicado por las Naciones Unidas.
Una aclaración sobre el uso del término congestionamiento se refiere a que, en la mayoría de la
documentación latinoamericana en español se utiliza también la palabra congestión, siendo ambas
adecuadas en el ámbito técnico. Para efectos de este documento se utiliza la primera acepción por
considerarla más adecuada, no solo en el lenguaje técnico sino también en el literario.
En las urbes de mayor tamaño el transporte urbano consume alrededor de un 3,5% del PIB
regional, valor que se incrementa por la incidencia del congestionamiento de tránsito, el cual
aumenta los tiempos de viajes y eleva el valor de los pasajes que tienen que pagar los usuarios del
transporte colectivo. En los últimos años, especialmente a partir de principios del decenio de 1990,
el aumento de la demanda de transporte y del tránsito han causado, sobretodo en esas grandes
ciudades, mayor congestionamiento, demoras, accidentes y problemas ambientales.
A lo señalado deben agregarse otros importantes efectos perjudiciales, tales como mayor
cantidad de accidentes, aumento del consumo de combustibles en el transporte y, en general,
de los costos operacionales de los vehículos. Agrava la situación el hecho de que el
congestionamiento perjudica no sólo a los automovilistas, sino también a los usuarios del
transporte colectivo, que en los países en vías de desarrollo son personas de ingresos menores;
además de magnificar sus tiempos de viaje, tiene un resultado posiblemente aún más lamentado,
cual es hacer subir el valor de los pasajes, como se explicará más adelante.
▪ El congestionamiento y la urbe
Sin embargo, el congestionamiento no es un problema que deba afrontarse tan sólo bajo el prisma
técnico, sino como parte de los esfuerzos por desarrollar ciudades para las personas. Al diseñar
medidas concretas, deben considerarse también los diversos impactos sobre el desarrollo
armónico de la urbe y prevenir efectos negativos. Por ello, se requiere de un enfoque integral de
carácter sistémico, que permita alcanzar ciudades con mayor calidad de vida y sostenibles en el
tiempo.
▪ Definiciones y causas
A medida que aumenta el tránsito, se reducen cada vez más fuertemente las velocidades de
circulación. Existe un nivel de tránsito en el cual el cambio en el tiempo de viaje de todos los
vehículos es simplemente el tiempo empleado por el que se incorpora, porque los demás pueden
seguir circulando a la misma velocidad que antes. Por el contrario, de ahí en adelante cada
vehículo que ingresa experimenta su propia demora, pero simultáneamente aumenta la demora de
todos los demás que ya están circulando. En consecuencia, el usuario individual percibe sólo parte
del congestionamiento que causa, recayendo el resto en los demás vehículos que forman parte del
flujo de ese momento. En el lenguaje especializado, se dice que los usuarios perciben los costos
medios privados, pero no los costos marginales sociales.
Estrictamente, los usuarios tampoco tienen una noción específica de los costos medios privados,
puesto que, por ejemplo, pocos automovilistas poseen una idea clara de cuánto les cuesta realizar
un viaje adicional, en términos de mantenimiento, desgaste de neumáticos, valor de su tiempo y
otros. Por otra parte, sí perciben los costos que les imputa el gobierno –particularmente el
impuesto sobre los combustibles y también el impuesto al ruedo o derecho a circular– que son
meras transferencias del automovilista al Estado, todo lo cual distorsiona su forma de tomar
decisiones.
Otra conclusión, que se puede corroborar mediante simple observación, es que a bajos niveles de
congestionamiento, un incremento del flujo no aumenta significativamente el tiempo de viaje; pero
a niveles mayores, el mismo aumento absoluto incrementa considerablemente las demoras totales.
Según lo apuntado en el libro sobre modelaje del transporte de Ortúzar y Willumsen: “surge el
congestionamiento en condiciones en que la demanda se acerca a la capacidad de la
infraestructura transitada y el tiempo de tránsito aumenta a un valor muy superior al que rige en
condiciones de baja demanda”. Si bien esta definición refleja la percepción de la ciudadanía, la
misma no propone límites exactos para el inicio del fenómeno.
Un intento de definir el término en forma precisa y concordante con la percepción habitual, fue el
que se hizo en un proyecto de ley (Proyecto de ley en Chile que dispone el pago de un derecho
por el uso de vías urbanas afectas a congestionamiento vehicular) tal como fue aprobado por la
Cámara de Diputados de Chile, destinado a implantar la tarificación vial. Como se pretendía evitar
la discrecionalidad de las autoridades, la definición fue muy taxativa. Se declaraba congestionada
una vía cuando en más de la mitad de su extensión total, considerando tramos no necesariamente
consecutivos, la velocidad media espacial del flujo fuese inferior al 40% de la velocidad en régimen
libre. Esta condición debería verificarse al menos durante cuatro horas diarias entre martes y
jueves, mediante mediciones hechas en cuatro semanas seguidas entre marzo y diciembre.
También se consideró una definición exacta para zonas congestionadas. La definición fue quizás
demasiado rígida y de difícil aplicación práctica, aunque hasta ahora no ha sido necesario
implementarla, pues el proyecto no ha recibido aprobación legislativa.
• la demanda de transporte es “derivada”, es decir, pocas veces los viajes se producen por un
deseo intrínseco de desplazarse; generalmente, obedecen a la necesidad de acceder a los sitios
en que se llevan a cabo las distintas actividades: trabajo, compras, estudio, recreación, descanso
etc., las cuales se realizan en lugares diferentes.
• la demanda de transporte es eminentemente variable y tiene picos muy marcados en los que se
concentran muchos viajes, a causa del deseo de aprovechar en buena forma las horas del día
para realizar las distintas actividades y tener oportunidad de contacto con otras personas.
• el transporte se efectúa en espacios viales limitados, los que son fijos en el corto plazo; siendo
que no se puede acumular la capacidad vial no utilizada para ser usada posteriormente en
períodos de mayor demanda.
• las opciones de transporte que presentan las características más buscadas – por ejemplo
seguridad, comodidad, confiabilidad, autonomía, como es el caso del automóvil – son las que
hacen un mayor uso del espacio vial por pasajero.
A raíz de todo lo anterior, se produce congestionamiento en diversos lugares, con sus negativas
secuelas de contaminación, importante gasto de los recursos privados y sociales, y pérdida de
calidad de vida.
Se puede decir que al crecer las ciudades se tornan más propensas al congestionamiento, esto
puesto que ciudades más grandes albergan mayor cantidad de vehículos y, como se indicó
anteriormente, el costo del congestionamiento no es percibido plenamente por los usuarios que
contribuyen a generarlo. Cada vez que esto ocurre, el bien o servicio involucrado se consume más
de lo conveniente para la sociedad. Como los usuarios no experimentan los mayores costos de
tiempo y operación que causan a los demás, sus decisiones sobre ruta, modo, origen, destino y
hora de los viajes se toman, no sobre la base de los costos sociales, sino sólo de los costos
propios, o mejor dicho, de una percepción frecuentemente parcial de esos costos. El resultado
lógico es una sobreexplotación de la vialidad existente, al menos en determinadas zonas y horas.
Algunos vehículos generan más congestionamiento que otros. En la ingeniería de tránsito cada
tipo de vehículo tiene asignada una equivalencia en una unidad de vehículos de pasajeros
denominada pcu (passenger car unit). Un automóvil tiene una equivalencia de 1 pcu, y los demás
vehículos, una equivalencia que corresponde a su influencia perturbadora sobre el flujo de tránsito,
o el espacio vial que efectivamente ocupan, en comparación con la de un automóvil. Normalmente,
se considera que un autobús tiene una equivalencia aproximada de 3 pcu, y un camión, una de 2
pcu. Estrictamente, el factor pcu varía según se trate de una aproximación a una intersección o de
un tramo vial entre intersecciones.
En lo que se refiere a este ítem, las principales características se enumeran a seguir, así como el
producto de su efecto combinado:
A las conductas anteriores debe agregarse la frecuente presencia en los flujos de tránsito de
vehículos antiguos y mal mantenidos. Cabe tener presente que al reanudarse la marcha después
de la detención en un semáforo, se genera una suerte de congestionamiento debida al atraso que
impone a vehículos con tasas de aceleración normales la lentitud de otros ubicados más adelante.
Por otra parte, un vehículo varado perturba gravemente la fluidez del tránsito, pues elimina de
hecho una pista de circulación.
d) La combinación de los factores anteriores hacen que prevalezca una capacidad disminuida.
En general, tanto la conducta de los conductores como la condición de la vialidad y los vehículos
significa que una calle o una red urbana en América Latina tenga seguramente una capacidad
inferior que otra de dimensiones geométricas iguales ubicada en Europa o Norteamérica.
Mediciones realizadas en Caracas a principios del decenio de 1970 establecieron que una
autopista en ese lugar tenía sólo 67% de la capacidad de otra norteamericana de dimensiones
semejantes según cifras calculadas sobre la base de datos de Vorhees en 1973 y de Winfrey en
1969. Esta diferencia porcentual debe variar de una ciudad a otra, aunque no cabe duda que la
propensión a congestionarse de los sistemas viales de las ciudades latinoamericanas es, en
general, relativamente grande.
En casi todas las ciudades de América Latina, el deterioro de las condiciones de circulación ha
sido significativamente más grave de lo que podría y debería ser, en parte debido a un manejo
inapropiado de las autoridades competentes. Es obvio que el problema ha superado claramente la
capacidad institucional para lidiar con dicha situación, al menos mientras no se modifiquen esos
arreglos institucionales inadecuados.
En general, la reacción de las autoridades ha sido parcializada debido a que, en casi toda la
región, la responsabilidad de la planificación y administración del transporte urbano está
fragmentada en una multiplicidad de entes, entre los que se cuentan distintos ministerios
nacionales, gobiernos regionales, municipalidades, empresas de trenes suburbanos o de metro, la
policía de tránsito, y otros. Cada institución hace lo que considera más indicado, sin tomar mucho
en cuenta las repercusiones sobre los intereses de las demás instituciones. Una municipalidad, por
ejemplo, temiendo el desvío de actividad económica a otra parte de la ciudad, puede autorizar la
construcción de edificios para estacionamientos, o permitir el estacionamiento en las calles, sin
preocuparse del impacto de el congestionamiento generada sobre los usuarios de la vialidad que
cruzan la mencionada zona.
En las mencionadas circunstancias, aunque las autoridades responsables del transporte urbano
latinoamericano tuviesen ideas claras acerca de cómo controlar el tránsito en la ciudad, lo cual a
veces no sucede, difícilmente podrían llevarlas a la práctica porque los diputados o regidores,
preocupados de no perder votos entre los cada vez más numerosos propietarios de automóviles
particulares, no les darían su visto bueno.
Los habitantes de las ciudades del mundo desarrollado son menos propensos a ocupar sus
automóviles para desplazarse a la oficina en las horas pico de la mañana. Claramente, se hace
una distinción entre la propiedad de un auto y su uso en situaciones en que se generan dificultades
mayores. Es probable que en el futuro haya un cambio en la actitud de los automovilistas y, de
hecho, en algunas ciudades de más acentuado desarrollo cultural en ciudades latinoamericanas ya
se observa una mayor disposición a desplazarse por medios públicos que en algunas otras
ciudades de la región.
Además de esas razones, relacionadas con la estructura social y las características culturales, en
la región influyen, entre otras, las siguientes consideraciones: la deficiente calidad de los
autobuses en relación con las aspiraciones de los propietarios de autos; los altos coeficientes de
ocupación de los autobuses en horas pico; la sensación de inseguridad ante formas temerarias de
conducir de algunos operadores de autobuses; la posibilidad, real o supuesta, de ser víctima de la
delincuencia a bordo de vehículos de transporte colectivo.
Algunas de las consecuencias, producto del favoritismo con que cuenta el automóvil, son:
Por lo tanto, a) estas medidas servirían más bien para recaudar dinero que para modificar la
conducta de los viajeros y b) subir esos impuestos tendría como consecuencia altos ingresos
fiscales, pero produciría relativamente pocos beneficios sociales.
La preferencia por movilizarse en auto puede traer otras consecuencias, que trascienden los
límites del sector transporte, con implicaciones macroeconómicas negativas. Considérense, por
ejemplo, las alzas en los precios de los combustibles para automóviles, a raíz de los aumentos en
los precios internacionales del petróleo durante 1999 y 2000. Probablemente, el automovilista
latinoamericano típico no redujo mucho el uso de su vehículo, sino el consumo de otros bienes y
servicios, rebajando en el corto plazo la demanda de éstos, muchos de los cuales son producidos
por la economía nacional. Al mismo tiempo, en los países importadores aumentó la cantidad de
divisas empleadas en los combustibles, debido a su mayor precio y una demanda inelástica o poco
sensible a las variaciones de precio.
Contar con un automóvil para ir a un centro comercial, visitar a parientes o amigos en barrios
lejanos, o salir de la ciudad, es uno de los frutos del desarrollo económico; sus costos son
generalmente internalizados en gran parte por el dueño del vehículo, en la medida en que esos
desplazamientos ocurran en horas de escaso congestionamiento. Pero usarlo todos los días para
ir a la oficina en el centro de la ciudad genera costos externos de congestionamiento y
contaminación y causa importantes perjuicios a la sociedad. Lograr un mejor equilibrio entre la
propiedad y el uso del automóvil constituye uno de los mayores desafíos que se plantean hoy en el
sector transporte de la región.
Existen diversos indicadores revelan una situación ya agravada y que empeora. Por ejemplo se
pueden citar:
▪ El valor social del tiempo consumido en los viajes equivale a aproximadamente otro 3% del
PIB, según Thomson. Aunque no exista un consenso técnico sobre los valores y la forma
de cálculo de ese valor del tiempo de viaje, en general de estas cifras se desprende que los
recursos dedicados al transporte urbano son muy significativos. Es muy probable que esos
porcentajes vayan en aumento, por varias razones como el ya comentado aumento de la
tasa de motorización y la tendencia al uso intensivo del automóvil, además de la expansión
de las ciudades y la consecuente extensión del tiempo de viaje.
▪ Es inevitable que una demanda creciente sobre una oferta vial relativamente constante
redunde en una disminución progresiva de las velocidades de circulación. La situación se
está deteriorando a tasas aceleradas, según revela la forma de las ecuaciones –obtenidas
en forma estadística– que relacionan la velocidad de circulación en una calle con el
volumen de tránsito. En las horas pico, gran parte de la red vial en las ciudades
latinoamericanas opera muy cerca de su capacidad, lo que implica que pequeños
aumentos en los flujos de tránsito agraven muy severamente el congestionamiento. Aunque
no hay muchas cifras que reflejen concretamente la tendencia del congestionamiento a lo
largo de los años.
Cálculos conservadores de Thomson estiman que aumentar, en promedio, las velocidades de los
viajes en auto en 1 km/h y los de transporte colectivo en 0.5 km/h implica una reducción de
tiempos de viaje y de costos de operación por un valor equivalente a 0.1% del PIB.
De todos modos, el solo hecho de medir las velocidades del tránsito o cuantificar los costos de
congestionamiento no refleja del todo la profundidad del problema. De hecho, para limitar los
efectos del congestionamiento, hay personas que cambian de conducta, adoptando hábitos que,
idealmente, no serían de su preferencia, como salir de la casa muy temprano para adelantarse a
los momentos de mayor congestionamiento o residir en las cercanías del lugar de trabajo.
A lo señalado deben agregarse otras serias consecuencias que afectan severamente las
condiciones de la vida urbana, entre las que se cuentan el incremento de la contaminación del aire
provocado por el consumo de combustibles en vehículos que circulan en un tránsito convulsionado
a baja velocidad, los mayores niveles de ruido en el entorno de las vías principales, la irritabilidad
causada por la pérdida de tiempo y el aumento del estrés por conducir inmerso en una masa
vehicular excesiva. Estos otros resultados del congestionamiento pueden ser difíciles de
cuantificar, pero no por ello deben ignorarse, ya que son agravantes de una situación seria.
Ahora bien, si se quiere determinar hacia quiénes estarían principalmente dirigidos esos costos del
congestionamiento, en primer lugar, debe decirse que los efectos perjudiciales del
congestionamiento caen sobre todos los habitantes de las urbes, en términos de deterioro de su
calidad de vida en distintos aspectos, como mayor contaminación acústica y atmosférica, impacto
negativo sobre la salud mental, y otros. Por lo tanto, de una forma u otra, nadie queda inmune a
sus consecuencias.
Enfocando el análisis en quienes deben transportarse, se pueden analizar los efectos del
congestionamiento mediante el desglose de su costo en dos componentes fundamentales: el
tiempo personal y los costos operacionales de los vehículos, especialmente el combustible. Ambos
se ven aumentados al viajar bajo condiciones de congestionamiento. Está fuera de toda discusión
que los propios automovilistas soportan las consecuencias del congestionamiento. Es decir,
experimentan los efectos de lo que ellos mismos han originado, en términos de mayores tiempos
de desplazamiento y costos de operación acrecentados.
Sin embargo, los automovilistas no son los únicos que sufren los efectos de el congestionamiento.
En efecto, el congestionamiento agrava la condición ya deteriorada del transporte colectivo, de
modo que también sus usuarios se ven afectados seriamente por ella, sin ser los causantes. Esta
situación es fuente de inequidad social, pues el transporte público es empleado mayoritariamente
por personas de menores recursos y que, por ello, son sus cautivos.
El congestionamiento atrasa a los pasajeros de los autobuses, pues obliga a los pasajeros a
demorarse más en efectuar sus desplazamientos. El mayor tiempo de viaje es un perjuicio real,
que posiblemente no llame demasiado la atención debido a los ingresos relativamente bajos de
estos pasajeros, lo que trae como consecuencia un bajo valor monetario de su tiempo personal. En
América Latina, especialmente, los usuarios de los autobuses urbanos tienen ingresos muy
inferiores a los de los automovilistas urbanos. En Santiago de Chile, un análisis de los datos
generados por el estudio de origen y destino del año 1991 permitió estimar que el ingreso familiar
de los pasajeros de automóviles triplicaba con creces el de los pasajeros de autobuses.
Otro efecto del congestionamiento es la elevación de las tarifas de los autobuses en perjuicio de
los usuarios del transporte colectivo. Nótese que posiblemente muchos pasajeros consideren más
importante la tarifa de los autobuses que un mayor tiempo de viaje. El congestionamiento demora
no solamente a los ocupantes, sino también a los propios autobuses, por lo que para proveer la
misma capacidad de transporte se requieren más unidades con sus respectivos conductores,
trayendo como consecuencia tarifas más elevadas.
Un estudio sobre las mayores ciudades del Brasil, de la Asociación Nacional de Transportes
Públicos (ANTP), denominado “Estudio de deseconomías del transporte urbano en Brasil: los
impactos de el congestionamiento”, (Boletín de los transportes públicos de América Latina, Nº 30,
Sao Paulo, 1999, ANTP), estimó que el congestionamiento aumenta los costos operacionales del
transporte autobusero desde el 1% hasta el 16%, siendo que los menores incrementos
porcentuales son los casos de Brasilia, donde la oferta de espacio vial es excepcionalmente
generosa, y de Curitiba, donde los autobuses que operan los recorridos radiales circulan sobre
vías exclusivas.
Por otra parte, subutilizar el espacio vial ya disponible también representa la pérdida de beneficios
para la sociedad. Asimismo, no puede perderse de vista que el congestionamiento es producto de
la actividad humana, que se realiza porque, a pesar de el congestionamiento, representa ventajas
para los que se desplazan; ciertamente, una ciudad con un bajo nivel de actividad no tiene
congestionamiento alguno. En consecuencia, no se trata de eliminar del todo el
congestionamiento, puesto que ello es imposible o de costo muy elevado, y ni siquiera deseable.
En un área tan sensible como el transporte urbano, se ejercen fuertes presiones por parte de
grupos organizados –por ejemplo, los transportistas– y también de políticos que plantean sus
puntos de vista y, en ocasiones, salen en defensa de determinados intereses. Todo esto es fuente
de distorsiones y hace aún más compleja la situación. Es necesario, por lo tanto, que las
instituciones amplíen la capacidad y calidad de respuesta y, mejor aún, de previsión. También
debe desarrollarse la capacidad de lidiar con las presiones que de tantas partes se reciben. Se
necesita entonces una creciente competencia profesional y de especialistas en el manejo del
tránsito, tanto en las entidades encargadas como en las universidades y empresas nacionales de
consultoría. Asimismo, el tránsito debería manejarse en forma global y no separadamente a nivel
de cada institución.
Se tiene que las medidas sobre la oferta representan una forma promisoria de comenzar a tratar el
problema del congestionamiento. La oferta de transporte consiste en un conjunto de medios que
permiten realizar transporte y que pueden clasificarse del siguiente modo:
La red vial urbana. La infraestructura está compuesta por avenidas y calles e intersecciones. En
la región, la vialidad está frecuentemente mal diseñada y mal conservada, aspectos que habría
que mejorar antes de considerar ampliaciones para aminorar el congestionamiento.
Un inadecuado diseño o estado de la vialidad es causa de una congestionamiento innecesaria. No
es difícil encontrar casos de falta de demarcación de los carriles de circulación, inesperados
cambios en su cantidad, ubicación de los paraderos de autobuses junto a las intersecciones y
otras deficiencias que entorpecen la fluidez del tránsito y comprometen la seguridad. El mal estado
del pavimento, especialmente los baches, restringe la capacidad efectiva de las vías.
Obviamente, puede haber situaciones en las que sea apropiado ensanchar alguna calle o construir
nuevas, aunque debe cautelarse que la solución sea eficiente y ambientalmente sostenible. En
ocasiones se han producido consecuencias negativas para residentes, paseantes y niños debido a
la pérdida de espacio peatonal y áreas verdes, o por la segregación de áreas y barrios.
Habitabilidad y movilidad son valores que deben conjugarse y una forma de abordarlo es
especializar las funciones de las vías; algunas se emplearán y diseñarán para el servicio de
trayectos largos y altos volúmenes, otras para el servicio y accesibilidad local y las restantes, para
funciones mixtas.
Por otra parte, grandes inversiones en vías más amplias suelen no alcanzar los resultados
esperados, pues nuevos automovilistas se incorporarán el flujo, reproduciendo el
congestionamiento a mayores niveles de tránsito, fenómeno palpable en ciudades que han
construido redes de autopistas.
Dado que las intersecciones suelen ser los cuellos de botella, hay que diseñarlas cuidadosamente;
deben ser claras las trayectorias y los eventuales espacios de espera para los vehículos que
continúan, y para los que viran. Asimismo, hay que otorgar las debidas facilidades a los peatones.
Al hacer el diseño, es necesario considerar aspectos físicos y operacionales, los que deben ser
abordados de manera simultánea, para lo cual existen modelos idóneos de análisis.
Las intersecciones pueden operar libremente (sólo las de menores volúmenes de tránsito), con
señales de prioridad (intersección priorizada con señal "Ceda el paso" o "Pare") o con semáforos
(intersección semaforizada). El empleo de uno u otro sistema de control depende de diversos
factores, como volúmenes de tránsito, visibilidad, demoras o accidentes. Contra lo que puede
suponerse, no siempre la instalación de semáforos acarrea beneficios y mejora la seguridad; ellos
deben colocarse sólo si las condiciones adecuadas se cumplen.
La coordinación consiste en establecer ciclos, repartos de tiempo y desfases en una vía o red de
manera tal que los vehículos puedan desplazarse a una cierta velocidad, procurando que las
interrupciones generadas por luz roja sean mínimas. Ello puede ser variable a lo largo del día en
función de los movimientos principales o de proveer facilidades a aquellos vehículos que presentan
un uso más eficiente del espacio, como son los transporte público. Son formas de coordinar
semáforos:
▪ Coordinación con planes fijos, es decir, preestablecidos, que se pueden alterar
manualmente. Sin estar obsoleta, los resultados que pueden obtenerse son limitados.
Las prioridades para el transporte público se justifican por una parte, porque causan menos
congestionamiento por pasajero transportado; por otra, son medidas regulatorias que corrigen la
distorsión por no percepción de los costos de congestionamiento impuestos por el automóvil.
Aparte de conceder a los autobuses ciertas ventajas en la programación de semáforos, la
preferencia principal es reservarles carriles para su uso. Con ello pueden aumentan su velocidad y
también se elimina la fricción con los demás vehículos, lo cual en determinados casos, se aumenta
la velocidad de éstos, como lo atestiguan diversas experiencias. A continuación se mencionan
algunas opciones:
▪ Pistas solo autobús: son carriles dedicados sólo a autobuses, normalmente señalizadas
mediante demarcación. Tienen bajo costo de implantación, pero su rendimiento, excepto el
caso a contraflujo, depende del acatamiento de los automovilistas, no siempre presente.
▪ Pistas segregadas para autobuses: son similares a las solo autobús, pero con separación
física de los demás carriles, para inhibir la posible invasión.
▪ Vías exclusivas para autobuses: en ellas se asigna el ancho total de una calle al transporte
público. A menos que se trate de vías nuevas, este tratamiento debería aplicarse sólo en
las horas pico.
▪ Transporte público reorganizado sobre vías dedicadas: guardan un parecido con el metro,
pues son vías exclusivas, en las cuales operan autobuses, con itinerarios preestablecidos y
se que detienen en estaciones.
Vías de sentido variable. Son aquéllas en las que se modifica a lo largo del día su sentido de
circulación, en función de los volúmenes de tránsito, con el fin de favorecer el desplazamiento de
los flujos mayores. Así, en las horas de mayor movimiento se puede invertir el sentido de
circulación de una vía unidireccional o generar un solo sentido si existen dos, proveyendo
temporalmente mayor capacidad en favor de los flujos más densos.
Esta forma de gestión provee en muchos casos cuantiosos ahorros de tiempo. Sin embargo debe
tenerse presente que los cambios implican la reasignación de los flujos en sentido contrario, los
que deben adoptar otros trayectos, posiblemente más largos y lentos, todo lo cual debe ser
considerado en el diseño y evaluación de la medida. Por otra parte, los cambios de sentido según
horario requieren de buena información y señalización, para evitar confusiones y accidentes.
Las medidas bien concebidas sobre la oferta contribuyen a crear mayor capacidad. Sin embargo,
no debe olvidarse que la mejor utilización de la oferta no da cuenta por sí sola de las complejas
realidades ligadas a el congestionamiento. Puede ser necesario incorporar medidas sobre la
demanda, que permitan resolver los desajustes en el uso de la infraestructura y que apunten al
logro de un equilibrio aceptable para la comunidad.
Actuar sobre la demanda significa modificar los hábitos de transporte. Estas medidas promueven
una conducta más acorde con los elevados niveles de tránsito y la seguridad en los
desplazamientos. Así, se procura mejorar las conductas de circulación de vehículos y peatones,
modificar en las horas pico el tipo de vehículo usado, prefiriendo el de gran capacidad, y transferir
una parte de los viajes a horas de menores niveles de tránsito. Es decir, se pretende reordenar los
desplazamientos y no suprimirlos, pues ello implicaría la pérdida de la utilidad que ellos
representan para quienes quieren realizarlos.
Los volúmenes de tránsito tienen marcados períodos pico, en los cuales se concentra gran número
de viajes. Al comienzo del día se produce el inicio de muchas actividades, por lo que se realizan
numerosos viajes casi simultáneos al trabajo o estudio. Un fenómeno parecido se produce en la
tarde al concluir el período laboral y comercial. Por ello, interesa poder repartir los viajes en un
período más extendido.
La entrada a los colegios podría ser anterior a la de la generalidad de los trabajos. La banca a
distancia hace menos perentoria la necesidad de abrir temprano. La educación superior, el
comercio y buena parte de las actividades privadas e incluso, la administración pública, parecen
disponer de cierta flexibilidad en el horario de inicio.
Otra posibilidad es que dentro de una empresa, el comienzo de la jornada sea flexible, es decir,
que en los casos factibles, el trabajador elegiría su hora de entrada, respetando ciertos períodos
de presencia obligatoria, para consultas u otras actividades en común. El teletrabajo,
aprovechando las modernas técnicas de comunicación (internet, correo electrónico, etc.) puede
ayudar en ello.
▪ la imposición de un precio por estacionar o por el suministro del espacio, que refleje los
costos que el estacionamiento implica para la sociedad, y
Una opción para bajar el congestionamiento es desalentar los viajes en auto a las zonas centrales
de las ciudades en las horas pico. La dotación de aparcamientos o su ausencia, así como su
costo, condicionan el acceso en automóvil, si éste debe ser estacionado. Cabe tener presente que
más de la mitad de los viajes en los períodos pico tienen como propósito ir al trabajo y que gran
cantidad de plazas laborales se ubica en zonas céntricas. De allí que exista un interesante
potencial de atacar el congestionamiento mediante acciones que desestimulen el estacionamiento
de larga duración en las zonas laborales.
Como no se trata de ahogar las actividades urbanas, ni tampoco prohibir el automóvil, debe
conjugarse una apropiada provisión de estacionamientos en zonas sin congestionamiento, con
ciertas limitaciones en aquellas donde la hay. Esta dicotomía desafía a desarrollar una estrategia
equilibrada para el mejor desenvolvimiento de una ciudad.
La tarificación vial consiste en realizar un cobro, ya sea por transitar en o por ingresar a vías o
zonas congestionadas. Sólo circulará la fracción de usuarios dispuesta a pagar, debiendo los
demás usar otros modos de transporte o bien efectuar el viaje en automóvil en períodos en los
cuales no exista cobro. Una interesante característica es que, en principio, el uso de las vías
públicas queda regulado mediante un instrumento de mercado y no por una reglamentación
impuesta por las autoridades.
La tarifa óptima es aquélla igual a los costos adicionales, que cada vehículo flujo hace incurrir a los
demás. Las tarifas pueden ser establecidas en función de la distancia recorrida, del tiempo
permanecido en el sector tarificado, o simplemente por ingresar a él. Existen mecanismos de cobro
y control manuales, con distintivos que se adhieren al parabrisas y de tipo electrónico, que
emplean sofisticadas instalaciones en las calles y en los vehículos (transponders).
La tarifa de congestionamiento debe aplicarse sólo en sectores y períodos (generalmente las horas
de mayor demanda) congestionados, no teniendo sentido económico hacerlo en otras partes.
Como el pico de la mañana suele ser el más acentuado, la medida podría ser suficientemente
efectiva si se aplica sólo durante este, pues muchos dejarían de ir y regresar del trabajo en
automóvil. Aparentemente, todos los vehículos deberían ser tarificados, pues todos contribuyen a
el congestionamiento. Sin embargo, los mayores causantes por pasajero transportado son los
automóviles, por lo que resulta aceptable aplicar la medida sólo a ellos.
La tarificación vial se viene discutiendo desde hace más de tres décadas, sin que existan muchos
casos de aplicación. Es una medida altamente resistida por la población y los legisladores. Es por
ello que, antes de implantarla, deben resolverse aspectos como el impacto sobre las zonas no
tarificadas, el destino de los recursos recaudados y los eventuales efectos adversos sobre los
residentes y las actividades en la zona tarificada.
Restricción vehicular. Consiste en prohibir de lunes a viernes la circulación de una parte de los
vehículos en zonas y lapsos sujetos a congestionamiento. Evitando la circulación simultánea de
muchos automóviles, aunque sin afectar el derecho de comprarlos, es una manera de aminorar el
congestionamiento.
Si tiene como fin controlar el congestionamiento, la medida sólo tiene sentido en las zonas
céntricas durante las horas pico. Resultados apreciables se obtienen aplicándola a una fracción
importante del parque vehicular, por ejemplo, a 20% de los automóviles; sería en forma rotativa a
lo largo de la semana, en función del último dígito de la placa. Por otra parte, es usual que se
prohíba la circulación de camiones y otros vehículos de carga en zonas céntricas en las horas
pico. Los autobuses deberían excluirse, pues son los que menos congestionan por pasajero
transportado y son una importante opción en el caso de tener que dejar guardado el auto propio.
Otra posibilidad más cercana a los mecanismos de mercado, es establecer la restricción mediante
un sobre-costo al permiso de circulación anual. Éste sería de un valor elevado para quienes
deseen quedar exentos de la restricción, de valor menor para una restricción de uno o dos días
semanales y nulo para restricción de lunes a viernes. La diferenciación se haría con sellos
pegados en el parabrisas, de distintos colores y características.
La eficacia de la restricción podría perderse a mediano plazo, a medida que aumente la tasa de
motorización. En consecuencia, su aplicación debe considerarse como una forma de ganar tiempo
para adoptar otras disposiciones que controlen el congestionamiento.
CONGESTIONAMIENTO DEL FLUJO VEHICULAR EN LA GRAN
ÁREA METROPOLITANA DE SAN JOSÉ
En el año 1987 la Dirección General de Ingeniería de tránsito realizó una propuesta de Plan de
Tránsito y de Transportes para la Ciudad de San José, en dicho documento se hacia una revisión
de los planteamientos Ministeriales de los años 1979-1980, de esa revisión surge el Plan citado
cuyo principal objetivo era replantear un reordenamiento vial contemplando aspectos operativos e
institucionales.
El Plan de Tránsito original, de finales de la década del 70, contemplaba cuatro sectores:
A - Transporte Público, representaba un 62% de los viajes entre San José y su área
metropolitana, utilizando únicamente el 7% de los vehículos totales en circulación. Las medidas
adoptadas fueron : vías exclusivas para el Transporte Público, vías con carriles exclusivos y con
carriles prioritarios para el transporte Público.
B - Transporte Particular, contemplaba la definición de una red de canalización desde las radiales
hasta el sector central y análisis de los sentidos de circulación, se definieron vías principales para
la conexión entre sectores y entre radiales, se definieron anillos de circulación para vehículos
particulares en la periferia del Área Comercial Central (ACC)
Vale la pena indicar la fuerte oposición que se dio, por parte de la Cámara de Comercio, a la
construcción de una alameda peatonal en la Avenida Central, argumentando problemas de acceso
y un intento fallido anterior realizado por la Municipalidad de San José.
Algunas modificaciones realizadas a ese plan original, se relacionaron con las vías exclusivas para
el transporte público y con las vías de circulación de los vehículos particulares.
Dado lo anterior, la DGIT retoma en el año 1987 una revisión y actualización del Plan descrito con
los siguientes objetivos :
En el nuevo Plan el Transporte Público fue dividido en cuatro sectores vinculados a las formas de
acceso al casco central desde los suburbios y un sector más que contemplaba las rutas de paso
que no tenían paradas terminales en el casco central ( Barrio México, Sabana Cementerio , Barrio
la Cruz, Estadio, Quesada Durán ) .
Para esos cinco sectores se redefinieron todos los recorridos y paradas involucradas según las
diferentes rutas existentes.
La actividad de cargas y descarga de mercaderías paso a ser regulada por el decreto ejecutivo No
12 431-T “ Reglamento para la carga y descarga de mercaderías y de circulación de vehículos de
reparto urbano de las mismas”, Gaceta del 3 de abril de l981, en ese decreto se restringía un área
delimitada por las calles 23 y 42 y por las avenidas 9 y 12, todas ellas incluidas.
La carga y descarga se permitiría dentro del área restringida entre las 20 y las 6, 8 o 10 horas
según fuera el caso. En lo que se refiere al caso de carga limitada ( denominado anteriormente
Taxi - carga ), se reguló mediante el decreto ejecutivo No 11017-T del año 1980, donde se
establecía que los vehículos serían tipo pick-up con un peso máximo de 5.000 kilos y restringido a
un horario de las 6 a las 18 horas de lunes a sábado, a partir de lo anterior el nuevo plan de
tránsito recomendó la reubicación de las zonas de estacionamiento y una mayor fiscalización,
además de incentivar la organización de los prestatarios.
Se definieron las vías de paso o ejes de circulación para los vehículos particulares.
Se planteó la reubicación de los parquímetros en concordancia con la priorización de las vías, así
como los horarios de la recolección de basura.
Un punto importante que fue tratado en el Plan de Tránsito de 1987, fue el desfase de horarios
donde se planteó el siguiente esquema: Estudio, entrada a las 7:30 AM; empleados públicos
entrada a las 8:30 AM; construcción, entrada a las 6:00 AM; comercio, entrada entre 9:00 AM y
9:30 AM; industria, entrada a las 7:00 AM.
Algunos de los programas conexos analizados dentro del Plan de 1987, fueron:
3- Alameda Peatonal, se planteaba la idea de un área peatonal en el centro de San José, con el
objetivo de brindar mejores condiciones a los peatones, mejorar el medio ambiente y mejorar la
atracción turística, sin menoscabar la importancia de la actividad comercial. La propuesta
contemplaba a avenida central entre calles 5 y 2, permitiendo el tránsito vehicular por las calles 2,
0, 1, 5, restringiéndolo por la calle 3 entre las avenidas 0 y 1 .
El costo estimado en el año de 1987, para implementar los cambios, contemplando recursos
materiales como: señales horizontales y verticales fue de 4.450.000.00 (cuatro millones
cuatrocientos cincuenta mil) colones de ese año.
El estudio del Transporte Urbano del Área Metropolitana- ETUGAM se inicio en febrero de l989
bajo la responsabilidad del Ministerio de Obras Públicas y Transportes.
Las encuestas que sirvieron para conformar la base de datos fueron realizadas en el área de
estudio durante los meses de abril mayo y junio de l990, a partir de ellas se determinaron las
necesidades de viaje y se realizaron las fases de generación y distribución de viajes en el
SIATGAM, así como la distribución modal y la asignación de flujos a la red de transportes, todo
esto para diferentes escenarios de desarrollo y considerando cuatro años horizonte: 1992,
1997,2002,2012.
El GAM fue dividido en 368 zonas internas y se utilizó la proyección de población cantonal según
estimaciones del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), en esa época no se utilizaron
las proyecciones geométricas de la Dirección de Estadísticas y Censos del Ministerio de Economía
e Industria, pues no presentan las variaciones espaciales de la población en el tiempo.
En el Plan maestro se consideraron tres grandes ejes de análisis o módulos, a saber : modulo de
planificación de transporte público, modulo de vialidad y tránsito y módulo de urbanismo y
regulaciones. Si bien es cierto que todos los módulos citados, de una u otra forma inciden en el
problema de congestionamiento es el módulo de vialidad y tránsito el más vinculado al tratamiento
de los flujos en la red y de los volúmenes de vehículos en las intersecciones, los cuales a nivel
microscópico se trataron con el programa de simulación TRAF-NETSIM.
Algunas de las medidas planteadas para el corto plazo se referían al establecimiento de una
moratoria para la creación de estacionamientos en el Área Central de San José, sugiriendo
mantener tarifas altas para desestimular el uso del vehículo particular, recomendándose una tarifa
entre 1 a 6 o 1 a 7 con respecto a la tarifa del autobús, mantener un plan de contingencia vial en
San José y extender el horario de aplicación en las vías radiales, crear una oficina que rija las
políticas urbanas en la GAM, y finalizar el plan de exoneraciones para el sector de taxis,
liberalizando parcialmente su operación, en este sentido el faltante para 1992, se estimo en 740
placas, recomendando implantar el servicio de taxi colectivo, en lugar de adjudicar más placas
individuales.
En el largo plazo las medidas más importantes se referían a generar zonas de empleo cercanas a
las ciudades secundarias del GAM, para evitar viajes hacia San José, mantener controles del
abuso de los espacios públicos y una campaña educativa sobre convivencia urbana.
También crear mercados periféricos, crear zonas verdes a lo largo de ríos y quebradas
conformando una red de parques lineales, además estimular la densificación de viejos núcleos
urbanos, abrir alamedas peatonales entre terminales y construir nuevas rutas hacia Heredia y
Cartago para aumentar la comunicación con estas ciudades y beneficiar tránsito y situaciones de
emergencia.
Para el largo plazo mejorar la conectividad en el Sector oeste y estudiar el desarrollo de una nueva
vía a Cartago por el Sector de Coris.
Algunos de los problemas puntuales de tránsito detectados en el Plan Maestro para San José,
fueron: cuello de botella producido por la falta de continuidad en la avenida segunda a partir de la
calle 11 hacia el este, dado que ahí la vía de cinco carriles se reducía a dos carriles. Vale
mencionar que en la actualidad dicha ampliación se encuentra hasta la calle 17, en los alrededores
del Museo Nacional. Otro problema mencionado es el congestionamiento frente al Hospital San
Juan de Dios, provocado principalmente por el giro de autobuses hacia la terminal de la antigua
Coca Cola. Congestionamiento en la calle 42 incluyendo todas sus intersecciones. Problemas de
congestionamiento en la avenida primera, incrementados por la presencia de vehículos pesados y
por las labores de carga y descarga en el mercado central y sus alrededores. Problemas de
congestionamiento en algunas rotondas y en algunas intersecciones principales, tales como la que
se encuentra en la Antigua Agencia MATRA, la que se encuentra frente a la fabrica Pozuelo, y la
rotonda Juan Pablo Segundo.
Sobre la metodología empleada los análisis se realizaron a nivel macro en sectores de la red y
micro con análisis volumen/capacidad con modelos de simulación. Para autopistas se considero
2.200 vehículos/hora/carril como la capacidad ideal, afectando este valor por un factor de 0,99 por
obstáculos laterales y un porcentaje promedio de vehículos pesados de 3,3% , el cual no incluye
los autobuses, similares consideraciones se hicieron para carreteras multicarril y para vías de un
carril por sentido, en este último caso la capacidad ideal usada fue de 1.700 vehículos por hora por
carril, además de considerar los efectos de las paradas de autobuses.
PLAN DIRECTOR URBANO DE LA MUNICIPALIDAD DE SAN JOSÉ: “San José 2015: por una
ciudad agradable, habitable y competitiva”, 1994
El PDU fue dado a conocer en su versión original en 1994, su objetivo principal es que la MSJ
cuente con un plan estratégico de desarrollo, con un horizonte temporal de 20 años, para orientar
políticas y decisiones en el corto, mediano y largo plazo, en los ámbitos social, económico y
urbanístico-ambiental.
Uno de los componentes del Plan es el sistema vial y de transporte, donde dos de los principios
empleados son desconcentrar las actividades del casco urbano de San José y descongestionar
sus calles, así como hacer más atractivos el uso del transporte público y los recorridos peatonales.
▪ Demanda y oferta de viajes. Aquí se señala que la capacidad operacional de las vías
existentes ha sido agotada y que no basta la construcción de nueva infraestructura pues se
saturaría en el corto plazo, sino que se reconoce que deben implementarse paralelamente
dos estrategias: primero un mejoramiento y construcción de vías que circunden el centro y
redistribuyan flujos, segundo un uso más eficiente de las vías en el centro de la ciudad.
▪ Infraestructura existente y demanda futura. Aquí el PDU propone el uso de vías existentes
o en proyecto, bajo un enfoque integral con dos principios: la jerarquización funcional
siguiendo los datos de preferencia de viajes aportados por el Plan Maestro de Transporte
Urbano en la GAM; las prioridades modales donde primero figuran los peatones, después
los pasajeros del transporte público y finalmente el transporte privado. Además se señala la
necesidad de considerar el paso de vehículos de carga y descarga, de bomberos y de
emergencia.
▪ Papel organizador del sistema de transporte. Aquí se señala la vinculación entre el acceso
por medio del transporte y el valor del suelo, así como la relación entre la importancia
funcional de una zona y la accesibilidad a la misma.
En el PDU se proponen en concreto una jerarquización para las vías en primarias, secundarias y
terciarias, así como el concepto de vialidad controlada en el centro de San José con prioridad al
peatón, interconexión entre zonas compatibles, uso de supercuadras, clasificación de rutas de
transporte de pasajeros en urbanas, interurbanas e interregionales y su vinculación con la
infraestructura de terminales para cada caso. Finalmente se realizan comentarios sobre la
localización e impacto en el uso del suelo de los ferrocarriles y aeropuertos.
Este estudio fue coordinado por la Dirección General de Ingeniería de Tránsito – DGIT - del MOPT
y la empresa consultora contratada fue Cal y Mayor y Asociados, S.C. El objetivo principal era
establecer las principales características de un sistema de control computarizado de semáforos para
314 intersecciones de la ciudad de San José, para permitir la optimización del manejo del tránsito
vehicular en la parte de la red vial primaria de la Ciudad en la que se ubican esas intersecciones,
previendo el crecimiento de la demanda vehicular en los próximos años.
• “Analizar las condiciones operativas de la red vial existente, identificar los principales “cuellos
de botella” del sistema, definir estrategias de mitigación, y analizar las condiciones físicas del
control de tránsito vehicular actual, en cuanto a equipamiento y métodos de control, y
determinar sus problemas y deficiencias”.
• “Identificar y cuantificar los beneficios potenciales que puedan derivarse del sistema de control
computadorizado de semáforos para cada una de las tecnologías disponibles y que mejor se
adaptan a las condiciones de la ciudad de San José, incluyendo los escenarios de demanda
futuros.”
• “Estimar las inversiones en obras civiles y equipo y preparar los documentos técnicos y las
especificaciones para la licitación que permitirá la adquisición e instalación del equipo
requerido, según las alternativas de hardware recomendadas”.
La zona de estudio corresponde al Casco Central o Área Central Comercial de San José e incluye
también una parte de las principales vías radiales. El Consultor convirtió los principales bancos de
datos del programa de cómputo denominado “Tranplan” al formato requerido por el paquete de
planeamiento de transporte “EMME/2”.
Para el período de máxima demanda de la mañana y de la tarde, el Consultor realizó los aforos
vehiculares en intersecciones a lo largo de períodos de dos horas, en la Zona Centro de 7:30 a
9:30 AM y de 4:00 a 6:00 PM, en las Radiales de 7:00 a 9:00 AM y de 4:00 a 6:00 PM Los
procesos de simulación y optimización de la red de semáforos de la Ciudad se realizaron con el
programa de cómputo TRANSYT-7F. Se desarrolló un “Sistema para el Manejo del Banco de
Datos del Inventario de la Red de Semáforos de la Ciudad” para permitir la actualización
permanente de cualquier dato almacenado.
Los horizontes para el análisis de asignación de viajes serían los siguientes: 2001 como año base,
2006 como mediano plazo y 2011 como largo plazo, cada uno con tres escenarios considerados:
Para simular los tres escenarios anteriores, se utilizó el paquete de cómputo EMME/2,
incorporando las tendencias de crecimiento de los viajes urbanos (Período 2001-2006: 3,54%,
Período 2006-2011: 3,35%).
▪ Aun cuando los resultados para el escenario 3 fueron variables para los períodos de
máxima demanda, se recomienda que el proyecto de sectorización se lleve a cabo con una
revisión en lo que respecta a la definición de las zonas peatonales; alternativamente, sería
aconsejable realizar un estudio de ingeniería de tránsito detallado para establecer un nuevo
esquema de sentidos de circulación y de canalización del tránsito vehicular que cruza el
Centro de la Ciudad.
▪ Dada la alta sensibilidad de los indicadores de eficiencia del análisis con TRANSYT-7F, a
ciertos parámetros básicos, se recomienda llevar a cabo un proceso de sintonía fina muy
detallado, para afinar los planes de programación durante la implantación inicial del
Sistema.
Además,
▪ Para el escenario 3, el cierre de un grupo de tramos viales del Centro de la Ciudad para
transformarlos en calles peatonales generaría más congestionamiento en la zona,
principalmente en los tramos paralelos a los sitios con la nueva infraestructura peatonal,
sobre todo en el período de máxima demanda de la mañana.
Fue realizado entre los años 2001 a 2003 con un préstamo no reembolsable del Gobierno Francés
y realizado por la empresa BCEOM-SOCIEDAD FRANCESA DE INGENIERIA, el área de estudio
fue el Área Metropolitana de San José, considerando los corredores hacia Alajuela y hacia Cartago
más la zona de Heredia.
En el diagnóstico se distinguieron 11 ejes radiales principales que confluyen hacia San José. La
ocupación del suelo en la GAM fue caracterizada por las siguientes condiciones: ocupación
extensiva del valle central con sustituciones del uso del suelo agropecuario y forestal por el uso
urbano; dispersión y baja densidad del desarrollo urbano; graves desequilibrios territoriales en
servicios, oportunidades de trabajo, centros de actividad socio culturales; excesiva dependencia de
los diferentes centros urbanos del GAN en San José y en particular a su cantón central .
El modelo de desarrollo urbano adaptado para la GAM pretende atenuar las tendencias radial
concéntricas de flujos y ocupación, y limitar la mancha urbana de baja densidad para disminuir
congestionamiento en el Área Central mediante una disminución de los movimientos pendulares
entre Periferia y Casco Central. Un segundo problema importante es la sensibilidad de algunas
áreas ecológicas, como es el caso de los Sectores Norte y Noreste del GAM, compuestos por una
zona de recarga del manto acuífero muy permeable .
Sin embargo se apunta el esfuerzo para reestructurar el sistema de Transporte Público, según un
estudio de reorganización para el área metropolitana de San José, finalizado en noviembre de l999
y que planteaba recomendaciones de integración como definición de sectores operativos,
jerarquización de rutas en redes Primarias, Segundarias y distribuidoras, además de nodos de
integración. Se mencionaba también el problema del sistema de transporte paralelo, debido a
demandas no satisfechas además de los llamados servicios especiales de estudiantes y
trabajadores.
Del análisis de la demanda de transporte publico se apunto una disminución del transporte publico
formal a partir de l996, siendo la movilidad general del orden de 1,6 viajes por habitante, también
se retoma el dato de que según los conteos realizados en el año 2000 es de el 30% para los
modos privados como automóviles y taxis, y del 70% para el transporte por Autobús, siendo de
que este 70% , un 11% lo representan autobuses no regulares.
Cabe anotar que se realizó una priorización de los corredores a nivel de subsector que
contemplaban once de los mismos, posteriormente después de la fase de selección de corredores
se definieron los siguientes tres conjuntos 1) San José-Pavas 2) San José-San Pedro-Curridabat y
3) San José-Tibás-Santo Domingo. A pedido del MOPT, se integraron para el análisis los
corredores que siguen las líneas del tren en el valle central a saber: Alajuela-Heredia-San José-
Cartago y Alajuela-Ciruelas-Pavas-San José, contemplando la conectividad con el Aeropuerto
Juan Santamaría.
Nótese, que para el caso del corredor radial de Pavas se estudio únicamente el sistema de
autobuses articulados según la decisión tomada por el MOPT como lo consigna BCEOM. Los otros
corredores son Radial San Pedro-Curridabat, (autobús o trolebús) diametral Pavas-Curridabat
(tranvía) corredor Radial Tibás-Santo Domingo (autobús o trolebús).
Finalmente en lo que se refiere a los corredores de tren se separó la reactivación del tramo
Heredia-San Pedro para el caso del primer corredor mencionado.
Desde el punto de vista financiero los resultados del estudio arrojaron, según la rentabilidad, en
primer lugar la radial a San Pedro, de segundo la Radial a Tibás y en tercer lugar Radial a Pavas,
esto para autobuses articulados, los proyectos con trolebuses tienen una rentabilidad negativa y
los proyectos con tranvías aún peor, para el caso de los proyectos suburbano, siempre desde el
punto de vista de la rentabilidad, el tramo Heredia-San Pedro se presenta viable a corto plazo, la
reactivación de la línea San José-Heredia-Cartago a mediano plazo y la reactivación de la línea
Alajuela-Ciruelas-San José a largo plazo.
En el año 1990, el MOPT planteó medidas de contingencia debido a la crisis energética y escasez
de combustible generadas por la guerra del Golfo Pérsico, una situación similar se presenta al
desatarse el conflicto armado en Irak, en ambas situaciones el cuadro de referencia es de la
misma naturaleza pues la mayoría de los derivados de petróleo que importa Costa Rica se
consumen en el Sector Transportes.
Sin embargo, en la actualidad el problema reviste características mayores, pues ha habido un
incremento desmedido de la flota vehicular, esto se puede reflejar en el aumento de 8,5 % anual
tasa geométrica promedio, entre, 1990 y 2003, además de la falta de adecuación de la
infraestructura vial, lo que implica un aumento en los niveles de congestionamiento en los centros
urbanos.
Las medidas para el mediano plazo incluían restricciones para el ingreso al área comercial central
a vehículos particulares entre la 7 y las 9 de la mañana y las 5 y 7 de la tarde, instaurar un desfase
de horarios de entrada de la siguiente forma: construcción e industria, 6 AM; educación, 7 AM;,
sector público, 8 AM y comercio, 9 AM.
La Directriz # 041-MP-H-MOPT-MINAE
En esta directriz se establece que el 19 de octubre del 2004 se aprobó el Plan de Contingencia
para el Consumo Nacional de Combustibles, además indica que las medidas de ahorro energético
se implementarán a partir de que el precio internacional del petróleo WTI se coloque sobre los $40
dólares por barril, situación ampliamente sobrepasada en los últimos seis meses (nótese que a
finales de febrero del año 2003, el precio del barril de petróleo alcanzó los cuarenta dólares).
También que el MOPT y las Municipalidades deben implementar las acciones necesarias para
reducir el congestionamiento vial y aumentar la fluidez vehicular en el Área Metropolitana de San
José, iniciando con la zona Oeste, esas acciones deberán contemplar:
▪ jerarquización de vías para establecer en las que circularán los mayores flujos,
▪ especialización de vías para separar transporte público y transporte particular,
▪ mejorar el señalamiento vial: horizontal, vertical y semafórico e
▪ iniciando con los vías de mayor jerarquía y especialización, dar prioridad a cambios de
recorridos y reubicación de paradas de las rutas de transporte Público iniciando en la zona
Oeste y continuando con zonas Este, Norte y Sur, en coordinación con los gobiernos
locales o a través de la comisión mixta MOPT-MSJ,
▪ asimismo el CONAVI, en coordinación con la DGIT realizará las obras que sean
necesarias, junto con el Consejo de Seguridad Vial en lo que se refiere a señalamiento y
con el Consejo de Transporte Público en lo que se refiere a recorridos y paradas,
▪ la vigilancia correrá por cuenta de la Dirección de Policía de Tránsito,
además la Oficina de Prensa con apoyo financiero de los Consejos divulgará los cambios y
colaborará con otros instituciones en la divulgación del Plan de Contingencia del consumo nacional
de combustibles.
El MOPT activará las disposiciones para la regulación de carga y descarga de bienes y materiales
en coordinación con gobiernos locales, y valorará reactivar la regulación de vehículos pesados en
la General Cañas y en otras vías con un trafico promedio mayor a 40.000 vehículos por día, el
CONAVI eliminará obstáculos viales en las rutas de acuerdo con la jerarquización y
especialización citadas.
En el Art, 7 se establecen medidas similares para las flotillas de transporte de los órganos,
instituciones y empresas del Sector Público.
El Art. 9 establece que el MOPT y sus órganos adscritos, así como la Compañía Nacional de
Fuerza y Luz y el INCOFER, deberán dar prioridad a las acciones requeridas para el Proyecto de
Sectorización de Autobuses y para el Transporte Eléctrico de pasajeros y mercancías, reactivando
el tren.
En el Art. 10 establece un plazo máximo para el inicio de las acciones y en el Art. 11 establece que
el MINAE, MOPT, Ministerio de Hacienda y de la Presidencia, elaboren en tres meses una
propuesta para la mejora del parque automotor y la introducción de tecnologías limpias.
El Art. 12 establece que el MINAE, MAG, y RECOPE, priorizarán estudios y acciones para el uso
de biocombustibles, especialmente Biodiesel y Gasolina con Etanol Anhidro. Además deberán
priorizar y realizar las acciones necesarias ante la ARESEP, La Contraloría General de la
República, Mideplan y el Ministerio de Hacienda , para obtener los recursos financieros y las
autorizaciones necesarias para realizar las inversiones del caso.
En el Art. 13 se establece que los organismos públicos que realicen obras en las vías del área
metropolitana de San José, lo harán fuera de los períodos pico, de no ser esto posible, deberán
contar con la autorización de la Dirección de la Policía de Tránsito.
Finalmente el Art. 14 establece la necesidad de que todos los entes públicos involucrados realicen
las gestiones para obtener los recursos que permitan cumplir la directriz ya citada. Además
establece que el Ministerio de Hacienda deberá dar todas las facilidades posibles para otorgar los
presupuestos necesarios a las actividades del Plan de Contingencia Petrolera .
Debe especificarse que la otra directriz No 042-2005, Publicada en la Gaceta del 15 de julio del
2005, girada por la Presidencia de la República y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,
también apela al problema de los precios del petróleo y a la necesidad de ahorro de energía,
señalando que es el Sector Transporte el principal consumidor de combustibles que causan mayor
impacto en la factura petrolera, señalando la necesidad de disminuir circulación en las horas pico,
todo lo anterior para introducir el concepto de escalonamiento de horarios en el Sector Público.
Con base en lo anterior esta segunda directriz presidencial indica a los entes del Sector Público,
cuyas dependencias se encuentren en el área metropolitana de San José, el establecimiento de
nuevos horarios, de manera tal que dichos entes inicien su jornada de lunes a viernes a las 7:00
horas, finalizando entre las 15:00 y las 16:36 PM según el texto.
La Ley # 6324 de Administración Vial, promulgada en mayo de 1979; estableció la creación del
Consejo del Seguridad Vial (CSV), como órgano desconcentrado con la responsabilidad de
planificar y coordinar aspectos relativos a las áreas de: Ingeniería de Tránsito, Fiscalización del
Tránsito, Educación Vial, y - en menor grado - Transporte Público.
Al final de la década de los setenta ese Consejo brindaba apoyo a través del fondo de seguridad
vial para las direcciones de Transporte Automotor, Ingeniería de Transito y Policía de Tránsito, ya
que en ese momento las labores de emisión de licencias y otros aspectos vinculados a educación
vial se realizaban en el seno de la Dirección de Transporte Automotor.
La situación anterior varió al crearse en la década de los noventa la Dirección de Educación Vial,
motivo por el cual pasaron a ser cuatro las Direcciones vinculadas al Consejo de Seguridad Vial
sin que existiera una relación de jerarquía entre el Consejo y esas Direcciones puesto que la labor
administrativa del ente colegiado se refería a administrar el fondo de seguridad vial.
Se consideró el hecho de que entre 1997 y 1998 se crearon los Consejos: de Concesiones y de
Vialidad, adscritos al MOPT, con personería jurídica instrumental e independencia administrativa y
financiera. En el estudio para la reorganización ministerial se propuso la reorganización total del
MOPT, privilegiando la creación de consejos subsectoriales, como el Consejo de Transporte
Público y Ferrocarriles y el Consejo de Puertos.
Decreto de Sectorización
En la Gaceta No.1 del lunes 3 de enero del año 2000 se públicó el decreto No 28337-MOPT, -
Reglamento sobre Políticas y Estrategias para la Modernización del Transporte Colectivo
Remunerado de Personas por Autobuses Urbanos para el Área Metropolitana de San José y
Zonas Aledañas que la afecta en forma directa o indirectamente. En sus considerandos, establece
que el MOPT se ha propuesto reorganizar el sistema de Transporte Público colectivo para que las
empresas operadoras cuenten con un grado de organización y capacidad empresarial que
permitan un servicio al usuario de mayor calidad y eficiencia, que existen empresas operadoras
que a lo interno no funcionan como tales causando costos adicionales innecesarios en detrimento
del usuario, que a finales del año 2000 vencía un alto porcentaje de concesiones y permisos de
operación, siendo que este hecho posibilitaba la reorganización integral de los servicios,
mejorando la administración empresarial y la relación con los usuarios, generando economías de
escala para un servicio de menor costo y mejor calidad.
En esos considerandos se establecía que la administración ponía como requisito el ajustarse a ese
nuevo esquema de organización para que las concesiones fueran prorrogadas, definiendo las
normas y procedimientos que regirían para la evaluación de empresas de Transporte Público,
según el decreto 27636-MOPT, publicado en febrero de l999.
A partir de lo anterior el objeto del decreto era definir las políticas y estrategias del sistema ya
mencionado dentro de los límites del Área Metropolitana de San José y según la descripción que
consta en el ámbito de aplicación.
Se establecía que la Ley 3503 otorgaba al MOPT la potestad de definir personas físicas o jurídicas
en las cuales delega o concede la operación, siendo que el Art. 121 de esa ley permitía la
prorrogación del plazo concedido en el caso de que el concesionario cumpliera con todos los
requisitos establecidos, uno de los cuales era cumplir con un plan de la evaluación de la capacidad
empresarial como requisito para optar a la prórroga, lo cual debería estar contemplado en un
compromiso formal presentado ante el MOPT.
El decreto establecía que dentro del proceso de modernización se analizarían alternativas como
trenes eléctricos, tranvías, trolebuses, o autobuses de baja contaminación, siendo esto
responsabilidad del MOPT, en la parte de definición, además establecía que todas la rutas
considerarían el uso del suelo, las proyecciones de la demanda del transporte, las condiciones de
la infraestructura vial y los planes de desarrollo urbano.
Se promovía la integración operativa de rutas a nivel de subsectores y sectores, haciendo una
mención fuera de contexto sobre la ruta # 8 (única ruta mencionada específicamente en el decreto
en lo que se refiere a la prórroga de concesión).
Como punto importante se establecía que el MOPT, para cumplir con esta reorganización
prorrogaría las concesiones por un nuevo período de siete años. Ese período se dividiría en dos
etapas, la de transición operacional de hasta tres años ( hasta diciembre del 2002) y otra etapa de
consolidación a partir del cuarto año, siendo que en la etapa de transición los operadores
coordinarían lo relativo a la consolidación por subsector y según los sistemas operativos del
MOPT. Se destacaba que existirían comisiones mixtas para ayudar en la definición de los
lineamientos técnicos para la etapa de consolidación.
Además se establecía que el MOPT, impulsaría un modelo de calidad del servicio junto con la
ARESEP, DEFENSORIA, y el PROYECTO MOPT-GTZ, ese modelo distinguiría responsabilidades
entre los actores definiendo obligaciones para cada uno.
También se recomendaba a la Banca estatal y al resto del Sistema Bancario Nacional establecer
programas crediticios para el año 2000 y siguientes, con líneas de crédito para financiar
renovación de cuota, planteando que se aceptará en las gestiones de los préstamos las acciones
de las empresas como garantía colateral.
Como punto importante se buscaba unificar la fecha de vencimiento de las concesiones. También
se menciona que por medio de las comisiones mixtas se impulsaría la modernización de la
legislación.
Finalmente se establecía que la comisión mixta del Área Metropolitana de San José, integrada por
funcionarios del MOPT, operadores y usuarios, sería el órgano de enlace y coordinación para
ejecutar y darle seguimiento a las disposiciones de ese decreto.
REFLEXIONES SOBRE EL TRATAMIENTO CONCEPTUAL AL
PROBLEMA DEL CONGESTIONAMIENTO EN EL CASO DE LA
GRAN ÁREA METROPOLITANA DE SAN JOSÉ
A manera de introducción, se señala que en un estudio realizado en 1998 se concluyó que las vías
en la ciudad de Bogotá parecían suficientes para el volumen del parque automotor existente, sin
embargo los altos niveles de congestionamiento contradecían esa evidencia. Basado en
mediciones sobre velocidad en las principales vías de la ciudad y otras características, el autor
apuntó que las causas estaban más vinculadas a una inadecuada operación de las vías, con
problemas puntuales como la semaforización sin los tiempos de ciclo adecuado, huecos en las
vías, accidentes, cuellos de botella, reducción de carriles, entre otros, lo que generaba un
congestionamiento generalizado en la urbe e impactaba negativamente el sistema de transporte.
En este caso, al igual que se puede deducir de algunos de los estudios analizados para la GAM en
Costa Rica, el problema principal no radica en que exista una provisión de infraestructura que
pareciera ser inadecuada, en realidad la causa principal del congestionamiento se debe más a la
falta de acciones gubernamentales acertadas en la planificación, administración y operación del
sistema. Debido a esas ineficiencias se produce que la capacidad efectiva u operacional de ese
sistema sea mucho menor que la capacidad instalada, exactamente como lo intuye el Plan Director
Urbano de La Municipalidad de San José al reconocer que debe implementarse un mejoramiento
de vías que circunden el centro y redistribuyan flujos, unido a un uso más eficiente de las vías en
el centro de la ciudad.
Basado en lo anterior se puede afirmar que debe orientarse la acción de las autoridades en primer
lugar a la adecuada gestión de la oferta, antes de pensar en implementar algunas acciones de
control sobre la demanda como lo es la restricción por placas aplicable en horas pico para
vehículos particulares, y para vehículos públicos como los de los entes de gobierno en el caso
costarricense, pues además del fenómeno del traslado del congestionamiento para antes o
después de la restricción, se tiene lo complicado y desgastante de la fiscalización y su soporte
legal, sin mencionar que otra característica que ayuda a la poca efectividad conseguida es que tal
medida aislada parece una improvisación restrictiva a la libertad individual del ciudadano.
A partir de ese razonamiento, a seguir se especifican las acciones sobre la oferta y la demanda
que la literatura especializada y la experiencia práctica han apuntado.
Red vial urbana. La red de infraestructura está compuesta por enlaces como avenidas y calles y
nodos que representan a las intersecciones. Como la vialidad está frecuentemente mal diseñada y
mal conservada, son esos aspectos que habría que mejorar antes de considerar ampliaciones para
aminorar el congestionamiento. Por otra parte, grandes inversiones en vías más amplias suelen no
alcanzar los resultados esperados, pues nuevos automovilistas se incorporarán el flujo,
reproduciendo el congestionamiento a mayores niveles de tránsito.
Las intersecciones. Los cruces presentan un gran potencial de mejoramiento de la fluidez de
tránsito. Normalmente, la capacidad en un determinado conjunto de vías queda supeditada a las
intersecciones y los movimientos en ellas permitidos, por lo que hay que diseñarlas (o rediseñarlas
con diseños funcionales) cuidadosamente.
Vías de sentido variable. Son aquellas en las que se modifica a lo largo del día su sentido de
circulación, en función de los volúmenes de tránsito, para favorecer el desplazamiento de los flujos
mayores. Así, en las horas de mayor movimiento se puede invertir el sentido de circulación de una
vía unidireccional o generar un solo sentido si existen dos, proveyendo temporalmente mayor
capacidad en favor de flujos más densos.
Sin embargo, puede ser necesario incorporar acciones sobre la demanda que permitan resolver
desajustes en el uso de la infraestructura buscando un equilibrio aceptable para la comunidad.
Actuar sobre la demanda significa modificar los hábitos de transporte, promoviendo una conducta
más acorde con los elevados niveles de tránsito y la seguridad en los desplazamientos. Se procura
mejorar las conductas de circulación de vehículos y peatones, modificar en las horas pico el tipo de
vehículo usado prefiriendo el de mayor capacidad, y transferir una parte de los viajes a horas de
menores niveles de tránsito. Es decir, se pretende reordenar los desplazamientos en forma
espacio-temporal sin suprimirlos, para mantener la utilidad que representan a la sociedad y a su
economía.
Restricción vehicular. Consiste en prohibir la circulación de una parte de los vehículos en zonas
y durante periodos sujetos a congestionamiento, en general durante los días hábiles de la semana.
Al tener como objetivo controlar el congestionamiento, esta medida sólo cobra sentido en las
zonas céntricas durante las horas pico. Resultados apreciables se obtienen aplicándola a una
fracción importante del parque vehicular, los autobuses deberían excluirse pues son los que
menos congestionan por pasajero. Otra posibilidad, más cercana a los mecanismos de mercado y
similar a la tarificación vial, es establecer la restricción mediante un sobre-costo al permiso de
circulación anual, la diferenciación se hace con sellos pegados en el parabrisas, de distintos
colores y características.
En el primer Plan de Tránsito que se propuso, a finales de la década del 70, ya se planteaban vías
exclusivas, vías con carriles exclusivos y con carriles prioritarios para el transporte público; para el
transporte particular se contemplaba la definición de una red de canalización desde las radiales
hasta el sector central y análisis de los sentidos de circulación, definición de vías principales para
conexión entre sectores y entre radiales y definición de anillos de circulación. Se definieron
básicamente horarios para las operaciones de carga y descarga durante los períodos de menor
congestionamiento de tránsito y de peatones, se estableció la prohibición de estacionamiento en la
vías principales y la reglamentación del acceso a estacionamientos privados y públicos en las vías
exclusivas para el transporte colectivo. Respecto al tránsito de peatones, se previó la construcción
de una alameda peatonal en San José, y se previó la instalación de un sistema de semáforos que
contemplara los flujos peatonales en todas las intersecciones.
En 1987 la Dirección General de Ingeniería de Tránsito retoma ese Plan y realiza una propuesta
denominada Plan de Tránsito y de Transportes para la Ciudad de San José, para facilitar el
desplazamiento del mayor número de personas al priorizar el transporte público y restringir en el
tiempo las labores de carga y descarga de mercaderías. Se planteó un desfase con los siguientes
horarios de entrada: Estudio, 7:30 AM; empleados públicos, 8:30 AM; construcción, 6:00 AM;
comercio, entre 9:00 AM y 9:30 AM; industria, 7:00 AM. Se colocaba en pauta la necesidad de un
sistema computarizado de semáforos.
Ya en el Plan Maestro del Transporte Urbano en el Gran Área Metropolitana GAM, de 1992, se
consideran aspectos de planificación urbana, transporte público de personas, transporte particular
e infraestructura vial, con un horizonte máximo de 20 años. Los principales problemas de vialidad
detectados fueron: la falta de conectividad este-oeste en la parte norte de la capital y entre
radiales, la falta de pasos a desnivel en intersecciones importantes, la falta de capacidad vial en la
sección noreste de San José por carencia de vías radiales alternas. Además la falta de previsión
en el diseño de proyectos viales para la integración de rutas de transporte público, así como la
falta de bahías para aumentar capacidad, ausencia parcial de jerarquización de las vías, y
ausencia de fases semafóricas que contemplen el flujo peatonal en el centro de San José. Otros
problemas se refieren al abuso del estacionamiento en el área comercial de San José y al irrespeto
de los horarios establecidos para las maniobras de carga y descarga.
En el Plan Director Urbano de la Municipalidad de San José, de 1994 se proponen en concreto una
jerarquización para las vías, así como el concepto de vialidad controlada en el centro de San José
con prioridad al peatón, interconexión entre zonas compatibles, uso de supercuadras, clasificación
de rutas de transporte de pasajeros en urbanas, interurbanas e interregionales y su vinculación
con la infraestructura de terminales para cada caso. Finalmente se realizan comentarios sobre la
localización e impacto en el uso del suelo de los ferrocarriles y aeropuertos.
En el Estudio del Sistema de Control Computarizado de Tránsito de San José, del 2001, el
objetivo fue analizar las condiciones operativas de la red vial existente, identificar los principales
“cuellos de botella” del sistema, definir estrategias de mitigación, y analizar las condiciones físicas
del control de tránsito vehicular actual, en cuanto a equipamiento y métodos de control, y
determinar sus problemas y deficiencias. Los horizontes para el análisis de asignación de viajes
fueron: 2001 como año base, 2006 como mediano plazo y 2011 como largo plazo, cada uno con
tres escenarios considerados: situación actual, con realización de obras viales importantes e
implantación del Sistema de Control Computarizado, finalmente lo anterior más la implantación de
calles peatonales en el centro de la ciudad y la sectorización de rutas de transporte público. El
proyecto tiene un costo global de alrededor de tres y medio millones de dólares estadounidenses
para las fases de contratación de una consultoría para la revisión y actualización de las
especificaciones técnicas y los términos de referencia del sistema (ya realizada) y la fase de
suministro, instalación y puesta en operación del Sistema Centralizado .
Como se evidencia de la lectura de los estudios realizados, en casi todos se tratan los problemas
vinculados a acciones sobre la oferta, aunque de manera diferenciada y con orientaciones
diversas, específicamente en lo que se refiere a mejorar y completar parte de la infraestructura
vial, así como la necesidad de un nuevo sistema de semáforos en la ciudad de San José y el tema
vinculado a la priorización del transporte público. También aparecen en esos estudios acciones
vinculadas a la demanda, específicamente lo que se refiere a escalonamiento de horarios y a
restricción vehicular.
Sin embargo esos estudios carecen de una verdadera estrategia de priorización entre acciones, se
mezclan indiscriminadamente aquellas relativas a la oferta con las de demanda, los proyectos de
infraestructura no se analizan dentro de un contexto mayor de conectividad y accesibilidad de la
urbe, la necesidad de un sistema computarizado de semáforos ya fue planteada desde los planes
de tránsito y transportes de la década de los 80, siendo que hasta en el 2004 se ha llegado a
plantear acciones concretas en ese sentido.
Debe considerarse la situación muy especial del vencimiento del período de siete años de
concesión dado en el año 2000 por medio del Reglamento sobre Políticas y Estrategias para la
Modernización del Transporte Colectivo, principalmente por el hecho de que la renovación de
concesiones en esa época se puede considerar como de trámite y basada en promesas de
operación que deben verificarse realmente en el campo, además del análisis más detallado de
todas las prácticas de unión entre rutas existentes y de extensiones de servicios hechas al margen
del control de las autoridades pertinentes. Por lo anterior debe aprovecharse el vencimiento citado
para redefinir la red de transporte público de acuerdo a la demanda, incorporando sin más
dilaciones las rutas intersectoriales y diametrales señaladas en varios estudios, además de
promover los procesos competitivos de licitación pública que la ley ha definido en beneficio del
público usuario para la escogencia de aquellos oferentes idóneos para el sistema.
Ahora bien, siempre dentro de lo que se refiere a acciones sobre la demanda, una necesidad
inmediata es la redefinición de las políticas sobre educación vial y licenciamiento de conductores,
así como el debido respaldo financiero para esto considerando que el retorno económico es más
que suficiente para dicha inversión.
De la revisión documental hecha queda claro que en materia de acciones sobre la oferta como:
eliminación de discontinuidades viales, sistema computarizado de semáforos, uso de sentido
variable en las vías y clasificación funcional de las mismas, además de algunas acciones sobre la
demanda como el control de estacionamiento y las políticas sobre carga y descarga de
mercaderías en la ciudad, es la Dirección General de Ingeniería de Tránsito la entidad llamada a
liderar una inmediata revisión y puesta en funcionamiento de un Plan de Tránsito y Transportes
actualizado a iniciarse lo más pronto posible.
Ese liderazgo deberá ser ejercido en la integración de un grupo en el cual estén representadas
todas aquellas instituciones cuyo quehacer afecte y se vea afectado por la problemática del
gerenciamiento del congestionamiento, mientras no se realice una reforma institucional y legal
integral. Nótese en este sentido que ha sido efectivamente la Dirección General de Ingeniería de
Tránsito el ente encargado de llevar adelante, por ejemplo, la implementación del sistema
computarizado de semáforos.
Merece un señalamiento especial el hecho de que a inicios del próximo año se realicen elecciones
presidenciales en nuestro país, lo que coloca en pauta la necesidad de que los movimientos
políticos se posicionen ante esta problemática. Nótese que además de las acciones de corto y
mediano plazo en el ámbito de la ingeniería de tránsito y del mantenimiento y construcción de
infraestructura, el ya citado vencimiento de las concesiones de transporte colectivo se encuentra
en un horizonte de muy corto plazo, ya la reforma administrativa y del marco legal debe plantearse
acorde a tiempos razonables dentro de las instancias pertinentes.
Por lo tanto es una necesidad apremiante que las nuevas autoridades del Poder Ejecutivo tengan
una posición clara y con base técnica en lo que a estos temas se refiere, pero que sea también
visionaria y con el debido respaldo de una política pública pensada al efecto, la cual considere
todos los elementos extensamente citados en este texto, bajo un enfoque integral de carácter
sistémico, que permita alcanzar ciudades con mayor calidad de vida y sostenibles en el tiempo.