Himno A Satán - Carducci

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Inno a Satana de Giosué Carducci

La figura de Giosué Carducci


emerge como una luz en la
oscuridad a mediados del siglo
XIX en Italia y se convertirá en
referente obligado para los
distintos poetas que surgirán a
finales de ese siglo, y
posteriormente en el Novecento
italiano. Carducci nació en una
región de la Toscana, en Valdicastello, Lucca en 1835 justo cuando el
Resurgimiento comenzaba a vislumbrarse en lo que ahora conocemos como la
República Italiana. Carducci será un personaje principal en la historia de Italia,
en la educación, la crítica, la traducción, la filología, la poesía y los estudios
clásicos. Recibirá el premio Nobel en 1906 y morirá al año siguiente en Bolonia;
justo en donde comenzó su carrera como catedrático de literatura, en la
Universidad desde 1860. Entre sus poemarios encontramos: Rime di San
Miniato (1857), Odi barbare, Odas bárbaras (1877-93), Giambi ed Epodi,
Yambos y Epodas (1871-82), Rime nuove, Rimas nuevas (1887). Para Carducci
la poesía debía poseer valores estéticos, ser docta, de rigor humanístico. Fue un
gran experimentador del uso lingüístico y de la métrica.

Uno de sus poemas más complejos es Inno a Satana, Himno a Satán, escrito en
1863 y publicado el 8 de diciembre de 1869 en el periódico de Bolonia, Il
popolo. Días después de la publicación, Carducci, con el seudónimo de Enotrio
Romano escribía al editor Quirico Filopanti: “El Himno a Satán es lirico al
menos en esto, es la expresión súbita, el arrojo de sentimientos individuales, que
me brotaron del corazón en una noche de septiembre de 1863. […] Satán para los
ascéticos es la belleza, el amor, el bienestar, la felicidad. […] Para los teocráticos
Satán es el pensamiento que vuela, Satán es la ciencia que experimenta […]
Satánicas las revoluciones europeas para salir del medievo, que es el paraíso
terrestre de aquella gente […]”

De tal manera que El Himno a Satán forma parte de una poética combativa en la
que Carducci evoca diversos ecos míticos, clásicos, históricos, paganos,
masónicos; realiza una crítica a diversas cuestiones de la política europea, al
papismo italiano, y la figura de Satán emergiendo como un símbolo del progreso
y la libertad. Dejo al lector su propia interpretación.
Himno a Satán rey del convite.

¡Arroja el aspersorio,

A ti, del ser sacerdote, y tu métrica!

principio inmenso, ¡No, sacerdote, Satán

materia y espíritu, no regresa!

razón y sentido; Ve: el hastío

mientras en los cálices roe a Miguel

el vino destella el halo místico;

así como el alma y el fiel

en la pupila; desplumado arcángel

mientras sonríen cae en el vacío.

la tierra y el sol Congelado es el rayo

e intercambian de Jehová en mano.

palabras de amor, Meteoros pálidos,

corre un temblor planetas apagados,

del himeneo arcano llueven ángeles

por montes y palpita de los firmamentos.

fecundo el llano; En la materia

a ti el frenesí que nunca duerme,

del verso ardiente, rey de los fenómenos,

te invoco, oh Satán, y de las formas,


solo vive Satán. de los reyes cruentos:

Y detenta el imperio y como el rayo

en la luz trémula estremeces las mentes.

de un ojo negro, A ti, Agramante,

donde lánguido Adonis, Astarté

huya y resista las esculturas vivieron

o acre y húmedo telas y bocetos,

provoque, insista. cuando de las iónicas

Resplandor de racimos auras serenas

en la sangre gozosa, surge Venus

por la cual, la alegría Anadiomena.

se libera y no languidece; A ti desde el Líbano

que la fugaz susurran las plantas,

vida restaura, del alma Chipris

que el dolor prorroga, renace amante:

que amor provoca. a ti fervientes

Tú exhalas, oh Satán, las danzas y los coros,

en mi verso, a ti los virginales

si desde el seno irrumpes cándidos amores,

desafiando al dios entre las odoríferas

de los reyes pontífices, palmas de Idomeneo


donde blanquean la egregia natura.

las espumas chipriotas. Tú en el ojo inmóvil

¿Que se desvanece del alquimista,

el nazareno bárbaro tú del indócil

furor del ágape mago a la vista,

del rito obsceno abres los fulgidos

con llama sagrada tiempos noveles

los templos ardieron del claustro tórpido

y las señales argólicas más allá de los canceles.

en tierra se esparcieron? En la Tebaida,

Te acoge prófugo tú en los acontecimientos

entre los dioses lares huyendo, el monje

la plebeya memoria triste se esconde.

de los hogares. O a través de ti

Entonces un femíneo alma dividida,

seno palpitante benigno es Satán:

saciando, férvido aquí Eloísa.

numen y amante, En vano te atormentas

la bruja pálida en las ásperas vestiduras:

de eterno cuidado el verso murmura

se vuelve a socorrer de Maro y Flaco


entre la salmódica hoguera no derrita,

melodía y el planto; voces fatídicas,

formas délficas, Wicleff y Husse,

a ti da el canto, al alba el vigilante

rosas en la horrida su grito eleva:

compañía negra, se renueva el siglo,

desciende Licoride, plena es la edad.

desciende Glicera. Y ya, ya tiemblan

Pero de otras imágenes mitras y coronas:

de edad más bella movidas por el claustro

ahora se puebla la rebelión,

la insomne celda. y pugna y predica

Y de las páginas bajo la estola

de Livio, ardientes de Fray Girolamo

tribunos, cónsules, Savonarola.

turbas fervientes Arrojó la túnica

despierta; y fantástico Martín Lutero:

de ítalo orgullo arroja tus vínculos,

te impulsa, oh monje, humano pensamiento,

sobre el Capitolio. y brilla y fulgura

Y ustedes, que la rabiosa de llamas ceñida;


materia, ensálzate: Satán el grande;

Satán ha vencido. pasa benéfico

Un bello y horrible de lugar en lugar

monstruo se suelta, sobre el irrefrenable

recorre océanos, carro de fuego.

recorre la tierra: ¡Salud oh Satán,

corusco y humeante oh rebelión,

como los volcanes, oh fuerza vindicativa

los montes supera, de la razón!

devora los llanos; ¡Consagrados a ti se eleven

sobrevuela los báratros; los inciensos y los votos!

después se esconde Venciste al Jehová

por cuevas ignotas, de los sacerdotes.

por senderos profundos;

y sale; e indómito

de lid en lid

como turbina

su grito expande,

como turbina

el halito expande:

pasa, oh pueblos,

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