Raul Galan
Raul Galan
Raul Galan
Este gran poeta vivió en Argentina durante la primera mitad del siglo XX,
honrando a las letras de su tierra natal, a la cual legó testimonios poéticos y
humanos.
1. Una vida dedicada a la poesía
El poeta Raúl Galán nació en Libertador General San Martín (Ledesma), provincia de
Jujuy, República Argentina, el 23 de octubre de 1913 y falleció en la localidad
bonaerense de Baradero el 15 de enero de 1963.
Este autor, cuyo nombre completo era Martín Raúl Galán, comenzó a escribir poesía,
publicando su primera obra, Huerto, en 1942.
Al ir entrando en la literatura, advirtió que su tierra natal le ofrecía la posibilidad de
indagar en las grandes y eternas inquietudes de la sensibilidad humana.
Galán sabía describir su ciudad y por ello describía al mundo. Eso se verifica en uno
de sus textos, del libro Carne de Tierra (1952):
Yo soy de aquí, de este solar henchido como un vientre, donde el hombre apacienta el
eterno secreto de las cosas.
Esto se verifica en los cálidos sonetos de Carne de tierra (1952), una obra poética que
llega no sólo a la mente sino al corazón del lector, transportándolo a lugares que, si no
ha conocido hasta ahora, se presentan ante él con una magia especial; si ya los ha
visitado, descubre aspectos que le habían pasado inadvertidos hasta el momento.
Galán quería escribir, según él mismo expresara, “poemas más simples que las coplas
de los cantores de mi pueblo”; y lo logró, sin lugar a dudas.
En la madurez de su vida expresó el conocimiento de la finitud de la existencia con los
siguientes versos:
Ya relincha el nuevo día,
caballito de la suerte;
es un galope la vida
que lleva justo a la muerte.
Ya amanece el nuevo día,
ya la esperanza amanece
y en las ancas de la vida
va calladita la muerte.
Ay estrella amanecida,
ramito de albahaca verde,
el camino de la vida
es camino de la muerte.
Ya se escucha, amiga mía,
la musiquita de siempre;
para que cante la vida
toca su caja la muerte.
3. Su participación en el movimiento poético de su época
Galán inspiró al grupo de poetas y artistas denominado La Carpa, formado en la
década de 1940, integrado por escritores entre los que estaban, además de Galán,
otros de los cuales indicamos, seleccionando algunos, el género literario que
cultivaron, su provincia natal y años de nacimiento y fallecimiento: Manuel J. Castilla
(poeta, Salta, 1918-1980); Víctor Massuh (ensayista, Tucumán, 1914-2008); Nicandro
Pereyra (poeta, Santiago del Estero, 1911-2001); Julio Ardiles Gray (autor de poesía,
cuento y teatro, Tucumán, 1922-2009) y María Adela Agudo (Santiago del Estero,
poetisa, 1912-1952).
Castilla explicó en un artículo que ese grupo “se había formado con la idea de
defender al Norte, a la tierra. Cantar todo aquello que había ido manoseado por los
malos folkloristas. Luego, algunos siguieron por ese camino y otros tomaron otro tipo
de lirismo”.
El Manifiesto es recordado como un intento de definir una poesía regional en la
Argentina, asociando su recuerdo a un importante intento de reunir a quienes hicieron
la mejor literatura de su tiempo en el noroeste argentino.
En la Muestra Colectiva de Poemas del grupo efectuada en 1944 Galán explicitó sus
ideas sobre la poesía y la tierra a la que ama el poeta, de la siguiente manera:
“Los autores de estos poemas hemos nacido y residimos en el norte de la República
Argentina pero no tenemos ningún mensaje regionalista que transmitir, como no sea
nuestro amor por este retazo del país donde el paisaje alcanza sus más altas galas y
en el cual el hombre identifica su sed de libertad con la razón misma de vivir.
Se está aquí en más cercano contacto con la tierra, con las tradiciones y el pasado,
elementos auténticamente poéticos que no son responsables de las secreciones de
cierto nativismo mezquino que encubre su prosa con el injerto de giros regionales y de
palabras aborígenes. Por ello proclamamos nuestro absoluto divorcio con esa floración
de ‘poetas folkloristas’ que ensucian las expresiones del arte y del saber popular
utilizándolos de ingredientes supletorios de su impotencia lirica”.
4. Un importante legado
El Consejo Provincial de Difusión Cultural de Tucumán publicó en 1966 las Obras
Completas de este gran autor, en una edición con motivo del sesquicentenario de la
Declaración de la Independencia de la República Argentina, posibilitando que el
trabajo de Galán permanezca como legado para la posteridad.
En este volumen están sus trabajos, entre los que señalamos Huerto (1942), Se me
ha perdido una niña (1950), Carne de tierra (1952) y Ahora o nunca y Canto a Jujuy,
ambos de 1960.
Raúl Galán falleció en Baradero, provincia de Buenos Aires, República Argentina, el 15
de enero de 1963.
Con su partida se acalla una voz testimonial de la poesía del norte argentino; leer su
obra es vivir la experiencia de quien amó a su tierra y su paisaje, su lugar en el mundo,
transcribiéndola con palabras para que todos pudiéramos acercarnos a ella. Alberto
Auné
Galán tenía una posición bastante renovadora de la literatura, con una visión crítica del
folclorismo deformante. El decía que la poesía es la tierra, pero con una visión original,
genuina y no deformada por los intereses políticos en los que cae a veces el
folclorismo. Decía 'no' a la postal así como a la arenga al burrito y al cerrito". Durante
la época de Galán —dice Carrizo— primaba la "poesía con rima, musicalizada,
folclórica y con un lenguaje muy de postal". Y precisamente este autor es quien
introduce el concepto del verso libre, con lo que se renueva la poesía. él ya hablaba de
una poesía despojada, con cierta intertextualidad con la poesía universal. Es muy
interesante su propuesta porque es una poesía abierta al mundo, pero con firmes
raíces en lo propio. El habla de la tierra como un sentimiento íntimo y bien conocido,
no como una postal mal interpretada". Su influencia, dice, generó cambios en la
sociedad jujeña que comenzó "a leer cosas distintas, a pensar diferente".