Personalidad Reyes Emperdores

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EMPERADORES REYES Y DICTADORES

El ejercicio del poder desde la psicopatología.


Introducción

Desde inicios de la historia de la humanidad los líderes han guiado a los


pueblos, la sociedad ha evolucionado y avanzado gracias a ellos, líderes
que a lo largo de la historia se han ganado un lugar en ella por sus
acciones, estas acciones han llevado a sus pueblos ya sea a la victoria o
al fracaso, han perdido y ganado guerras, territorio, poder, han sido
líderes que han quedado en el recuerdo y que hasta el día de hoy se
nombran como modelo y ejemplos en el ámbito religioso, jurídico, militar,
social, moral, ético, cultural y otras áreas del quehacer o conocimiento
humano, desde el espartano Aníbal o un Julio Cesar pasando por un
Maquiavello hasta Gandhi o Churchill, estos líderes que han guiado a sus
pueblos han quedado en la historia universal para bien o para mal. Es
curioso que muchos de los líderes que han tenido una preponderancia en
la historia han sido los que, por llamarlo de alguna manera, han tenido un
comportamiento fuera de la norma, no han sido personas “normales” ni
nada que se le parezca ya que para ser líderes debieron de hacer lo que
otros mortales no se atrevían, es cierto que algunos recibieron el poder de
forma sucesora, pero muchos lo ganaron peleando, con temple, coraje y
algo más.

Ahora bien, dejemos a los líderes a un lado por el momento para después
retomar el tema con ellos, y vamos a centrarnos en ciertos personajes de
la literatura. Hamlet, Otelo, Ricardo III personajes excepcionales, pero con
ciertas patologías mentales. El príncipe de Dinamarca, por ejemplo, creía
ver el fantasma de su padre y mantuvo con su madre una relación anti
edipica. ¿Era talvez una personalidad esquizotipica? O tal vez un
bordeline por la relación amor y odio con su madre y las visiones
fantasmales. La búsqueda de la verdad no cura los sufrimientos de la
mente. Otelo un celotipico enfermizo, así como machista y misógino, un
general moro débil e inseguro del amor de Ofelia. Y Ricardo III el
psicópata maquiavélico que me hace recordar la película de Chaplin “El
dictador” remedo hitleriano patético y trasnochado. Trio de personajes, no
por nada los críticos de Shakespeare dicen que fue un escritor que se
adentraba en lo más profundo del alma humana, ¿pero de que alma? ¿De
la suya talvez? Conocedor de la comedia y la tragedia humana a la vez
que, de que otra forma podemos explicar la celotipia y paranoia de Otelo y
la inquietud desoladora de Hamlet, o la maldad de Ricardo III. Si estos
personajes Shakesperianos hubieran sido de otra manera ¿habrían
podido atraer la lectura hacia ellos? ¿podrían haber sido clásicos? Creo
que no, son esas características las que en parte han contribuido a ser
atractivos a la gran masa de lectores.

Volviendo a los emperadores romanos diríamos ¿Cómo es que estos


personajes algunos considerados psicópatas y enfermos pudieron
gobernar un Imperio tan grande e importante como Roma, personajes con
rasgos de personalidad peculiares por decir lo menos como Julio Cesar,
Augusto-Tiberio y Calígula que gobernaron uno de los imperios más
grandes de la historia, ¿cómo el Senado, la Guardia pretoriana o el mismo
pueblo pudieron permitir la existencia de esa nobleza familiar? dirán que
fueron grandes caudillos militares, que la sociedad romana era una
sociedad ruda violenta y que manifestaba poco afecto social, incluso
podría hablarse de ansias de poder, de intereses económicos, intereses
particulares, política, traiciones etc., pero incluso esas variables no
podrían explicar los rasgos particulares de cada emperador. Sin embargo,
este libro no tratara de los éxitos militares de esos emperadores ni sus
hechos políticos en sí, lo que trataremos de describir son sus rasgos de
personalidad y su psicopatología. Lo mismo intentaremos hacer con
algunos personajes de la historia con rasgos de personalidad particulares,
trastornos emocionales, comportamientos curiosos y desolados,
antisociales y agresivos, con curiosas manera de pensar y de sentir que lo
hicieron especial para la historia y la crítica.

¿Cómo era la sociedad romana? En la época de los emperadores era una


sociedad no muy afectiva que digamos, los romanos tenían valores que
ahora nos podría parecer escandalosos y hasta delictivos, era una
sociedad en donde el padre de familia era autoritario por decreto y por
costumbre, se priorizaba el nacimiento de hijos varones sobre las hijas y
era hasta legal deshacerse de ellas si no gozaba de la buena voluntad del
padre. No existía el concepto de la minoría de edad así que bastaba que el
padre observara que el niño ya tenía boso o le calzaba bien los vestidos
adultos para que tome rienda de su vida y contribuya con el Estado y la
familia en su manutención, entre las labores que podía hacer el
adolescente romano estaba hacer el servicio militar, trabajar para el
Estado aprendiendo sobre la marcha la res publica, ya que no había
especialización en la administración de las cosas del Estado los puestos se
daba por confianza o por relación familiar o amical. Los que trabajaban
para el Estado podrían lucrar de el sin ser mal vistos, es más, era
considerado ser un tonto si no lo hacías, la cosa pública y privada era
separada por un hilo delgado. Los funcionarios romanos no tenían que
darle cuenta a nadie de los fondos que manejaban, los sobornos estaban a
la orden del día, el que tenía más dinero era un hecho que la pasaba mejor.
Era una sociedad que vivía con miedo hasta de sus esclavos, caer
asesinado por algún miembro de la familia era muy común.

Hablar de la personalidad es hablar de unos de los aspectos más


estudiados y complicados de la psicología, es un monstruo que abarca gran
parte del comportamiento humano, preguntas del tipo ¿Cómo se comporta
un ser humano? ¿Por qué hace esto y no aquello? ¿Por qué siente y piensa
así? son algunas de las interrogantes que hay cuando se pretende analizar
lo que se llama personalidad.

El concepto primero y original de personalidad viene del griego “persona”


que significa mascara, esta mascara era usada por los actores en las obras
de teatro para representar a los diferentes personajes de una obra,
representaban roles, papeles, actuaciones, formas de ser, de sentir, de
pensar, sin que la persona detrás de la máscara pierda su esencia, en este
sentido la persona podría tener una forma de ser para los demás y otra
forma de ser en la vida privada.

Personalidad es un concepto que incluye eventos cognitivos, sensoriales-


emocionales y conductuales, es un patrón estable de comportamiento que
tiene sus inicios en las experiencias tempranas, conlleva influencias
parentales y sociales que han llevado a la persona a un estilo de expresión
del pensamiento, emoción y conducta en relación con los demás y con el
ambiente. En este sentido el trastorno de personalidad se da cuando estas
experiencias tempranas vividas han ido formando un estilo singular
y problemático de expresar el pensamiento afecto y conducta en su relación
con el ambiente. Estas personas son vistas como extrañas y raras, con
formas de comportarse que pueden ser chocantes y desagradables, pero de
ninguna manera debemos de verlas como personalidades perversas o
malignas, son en realidad seres humanos que tienen en sus relaciones con
el mundo problemas interpersonales, dificultades para sentir placer,
disfunciones cognitivas y emotivas, y dificultades para adecuarse a las
normas sociales. Claro que tampoco hay que dejar de tener cuidado con
algunas de ellas, como con los antisociales o sádicos, pero desde nuestro
enfoque, los psicólogos debemos de preguntarnos muy menudo quien es
ese ser humano que lleva el problema psicológico, como expresa su sentir,
su pensamiento y su conducta y no estigmatizarlo de manera negativa.

Muchas de las personas que presentan un trastorno de personalidad


son inteligentes y no son perversas en el término lato, por ejemplo la
personas con personalidad histriónica o depresiva, las cuales debido a su
afección se ven imposibilitadas de manifestar su bondad como puede hacerlo
aquella persona sin el trastorno, pues un histriónico puede perder a un amigo
por un error y sufrir por eso hasta sentirse culpable y le puede durar la pena
mucho tiempo y hasta pedirle perdón, a diferencia de un psicópata que no le
importaría perder a un amigo de 20 años, ante lo cual seguiría con su vida
como si nada hubiera pasado.

Los trastornos de personalidad si pueden disponer a las personas que la


sufren a cometer algún delito en una oportunidad dada, por ejemplo la
personalidad paranoide puede tratar de defenderse a lo que ellos pueden
considerar una amenaza contra su seguridad, o los compulsivos por una
escaso mecanismo de control de sus impulsos, ahora bien, los delitos
cometidos por personas con trastorno de personalidad no difieren en mucho
de los delitos cometidos por personas llamadas “normales”, en todo caso la
capacidad de comprender la realidad está intacta en casi todos ellos, en ese
sentido no son inimputables a la acción penal.

El caso de la persona con trastorno de personalidad antisocial si es un caso el


que se debe tener cuidado, debido al patrón conductual permanente y estable
de trasgredir las normas sociales, pero aun con esto, se diferencia de la
personalidad psicopática en que este último no ha internalizado conciencia de
respeto a las normas de ningún tipo, mientras los delincuentes o antisociales
tienen códigos de conducta entre ellos que muy a menudo lo respetan.

Aparte de los trastornos de personalidad definidos y estables hay variantes de


ellos que hacen aún más complicado su comprensión, en este sentido
sostengo que la personalidad antisocial es diferente a la personalidad
psicopática, debido a que tiene forma de expresión distintas estructuralmente,
por ejemplo los antisociales pueden tener una historia de aprendizaje en la
primera infancia que los ha marcado ya sea por su ambiente o su entorno
inmediato, en este sentido estarían demostrando un desarrollo psicológico
normal de aprendizaje de trasgresión a las normas - sería raro que no lo
haga- mientras que una persona psicopática no necesariamente presenta una
historia conflictiva en su desarrollo, pueden ser hijos de padres modelos,
pueden aparentar conductas morales intachables, mientras que en otros
momentos demuestran una conducta manipuladoras francamente destructivas
sin moral ni sentimiento de culpa.
Sé que las clasificaciones de enfermedades mentales actualmente han
juntado ambos trastornos- el psicopático y el antisocial- y le han dado el
nombre de personalidad antisocial, pero en la práctica clínica ambos tienen
síntomas y signos que no son necesariamente parecidos. Muchas personas
que pudieran ser diagnosticados con trastornos de personalidad, llevan su
vida de forma normal, debido a que el ambiente en que se mueven,
propugnan características específicas para el oficio que desempeñan, por
ejemplo en el ámbito militar o policial hay mucho trastorno sádico o
psicopático, pero como el perfil de un militar debe ser el de “duro”
generalmente pasan desapercibidos, a menos que por motivo de trasgredir
alguna norma más general, sean derivados a consultorio. Igualmente, entre
los ejecutivos o gerentes de empresas se ven mucho trastorno de
personalidad compulsiva o sádica, pero por los mismos motivos antes
expuestos pasan desapercibidos, hasta que no tengan problemas graves con
el personal bajo su mando. Con esto se debe entender que, aunque una
persona pueda presentar un trastorno de personalidad esto no lo imposibilita
de desarrollarse profesionalmente, hasta que las condiciones lo lleven
a consultorio.

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