Avidez Del Poder
Avidez Del Poder
Avidez Del Poder
Todos los trastornos de conducta nacen de una deficiente forma para satisfacer
adecuadamente los deseos emocionales básicos que son los deseos de
seguridad, diversión, reconocimiento, singularidad y conexión.
El poder es una de las causas por las que los directivos acaban desarrollando sus
trastornos de conducta. La razón es simple: el poder “trastorna” cuando se utiliza
como medio para alimentar los deseos emocionales básicos disociándolo de los
deseos avanzados de mejora personal y contribución a los demás.
A este tipo de individuos, no les importa que el poder los enferme, los corrompa,
debido a que no han internalizado esta realidad, ya que ellos consideran que son
acciones “legales” y que se ejecutan por su gran habilidad. Por otra parte,
consideran que están inmunizados de ser sentenciados por el Poder Judicial, debido
a que afirman tener “comprados a los Jueces” y la verdad es que igualmente
también existen Magistrados corruptos que suelen “vender sus sentencias”.
Por otro lado, los que observan pasivamente, estas conductas y no hacen nada
para poner fin a las tiranías que imponen estos psicópatas, se convierten
inevitablemente en cómplices, aunque no internalicen este rasgo de conducta, por el
uso de mecanismos de defensa que les permite auto engañarse a sí mismos,
recurriendo a la negación o a la racionalización utilizando argumentos como : “Para
que me voy a meter”, es probable que se me “prendan”, “me voy a ganar
problemas”, “es asunto que no me concierne”, “no quiero ganarme enemigos”, etc.
De tal forma que dichas personalidades enfermas de poder, tienen el camino libre,
para seguir haciendo los que les dé la gana, ya que no existe personas del entorno
de este tipo de psicópatas, que puedan detener la corrupción ya que forman parte de
la misma, muchas veces se “venden”, por ridiculeces, pero se sienten “importantes”,
porque creen que están con personas importantes y como normalmente suelen
llevar una vida miserable, con muchas frustraciones, se consuelan de ser los
“ayayeros”, ya que en verdad, muy pocas personas con alta autoestima y que se
respete así mismo, podría formar parte del grupo de estos funcionarios corruptos y
embriagados por el poder. Por otro lado, si es que hubieran personas bien
intencionadas en el entorno de estos tiranos, suelen sentirse desengañados cuando
intentan ser autónomos, tener iniciativas o brindar recomendaciones porque no se
les brinda atención, pues resulta que sus jefes “no saben escuchar” y si alguno de
dichos funcionarios consiguiera destacar el jefe se “deshace” de ellos, porque le
estarían haciendo “sombra”.
Todos los trastornos de conducta nacen de una deficiente forma para satisfacer
adecuadamente los deseos emocionales básicos que son los deseos de
seguridad, diversión, reconocimiento, singularidad y conexión.
El poder es una de las causas por las que los directivos acaban desarrollando sus
trastornos de conducta. La razón es simple: el poder “trastorna” cuando se utiliza
como medio para alimentar los deseos emocionales básicos disociándolo de los
deseos avanzados de mejora personal y contribución a los demás.
A este tipo de individuos, no les importa que el poder los enferme, los corrompa,
debido a que no han internalizado esta realidad, ya que ellos consideran que son
acciones “legales” y que se ejecutan por su gran habilidad. Por otra parte,
consideran que están inmunizados de ser sentenciados por el Poder Judicial, debido
a que afirman tener “comprados a los Jueces” y la verdad es que igualmente
también existen Magistrados corruptos que suelen “vender sus sentencias”.
El que se sienta poderoso pero no sienta que es susceptible de ser vulnerable se
engaña, y pagará por ello. Las Instituciones cuyos directivos muestren los síntomas
de la enfermedad del poder acabarán siendo rehenes de estos, víctimas de no haber
tomado medidas a tiempo.
Por otro lado, los que observan pasivamente, estas conductas y no hacen nada
para poner fin a las tiranías que imponen estos psicópatas, se convierten
inevitablemente en cómplices, aunque no internalicen este rasgo de conducta, por el
uso de mecanismos de defensa que les permite auto engañarse a sí mismos,
recurriendo a la negación o a la racionalización utilizando argumentos como : “Para
que me voy a meter”, es probable que se me “prendan”, “me voy a ganar
problemas”, “es asunto que no me concierne”, “no quiero ganarme enemigos”, etc.
De tal forma que dichas personalidades enfermas de poder, tienen el camino libre,
para seguir haciendo los que les dé la gana, ya que no existe personas del entorno
de este tipo de psicópatas, que puedan detener la corrupción ya que forman parte de
la misma, muchas veces se “venden”, por ridiculeces, pero se sienten “importantes”,
porque creen que están con personas importantes y como normalmente suelen
llevar una vida miserable, con muchas frustraciones, se consuelan de ser los
“ayayeros”, ya que en verdad, muy pocas personas con alta autoestima y que se
respete así mismo, podría formar parte del grupo de estos funcionarios corruptos y
embriagados por el poder. Por otro lado, si es que hubieran personas bien
intencionadas en el entorno de estos tiranos, suelen sentirse desengañados cuando
intentan ser autónomos, tener iniciativas o brindar recomendaciones porque no se
les brinda atención, pues resulta que sus jefes “no saben escuchar” y si alguno de
dichos funcionarios consiguiera destacar el jefe se “deshace” de ellos, porque le
estarían haciendo “sombra”.