Posicionamiento Geográfico y Pedagógico

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Posicionamiento Geográfico/Pedagógico

Fernando Orellana Vivanco


Prof. Marcelo Garrido Pereira
Didáctica de la Geografía I

Empezaré refiriéndome a mi posicionamiento frente a las diversas escuelas de


pensamiento de la Geografía, insertándome dentro de la corriente anarquista.
Comprenderemos a esta como el estudio de las relaciones socioespaciales ubicada desde una
lógica en contra de los sistemas jerárquicos y empeñada en la búsqueda de la justicia social.
Su principal tesis es el cuestionamiento a las estructuras de poder, las desigualdades y las
mecánicas de dominación que se producen en espacios determinados, mientras promociona
las formas de resistencia y organización autogestionadas (conformadas en redes horizontales
para la toma de decisiones), muchas veces alentando a estas a tomar (o “recuperar”) los
recursos de los espacios que habitan cuando sea posible. Podemos resumir el ideal de la
geografía anarquista en el desmantelamiento de la “pirámide coercitiva que caracteriza las
dinámicas estatales, que se reemplaza por una red de asociaciones libres en la que cada
localidad es libre de perseguir sus propios acuerdos en cuestiones sociales, culturales y
económicos” (Springer, p. 91). Me siento identificado por esta corriente, puesto que
considero que aplica una alternativa interesante al contexto global en cuál estamos inmersos
ahora, uno de globalización a través de la dominación capitalista transnacional, el cuál ha
fortalecido los cimientos de los sistemas estatistas que comúnmente critica el anarquismo, en
lugar de haberlos erosionado como popularmente se tiene considerado, el atractivo de esta
alternativa de la geografía anarquista “reside en gran parte en su visión igualitaria de una
«globalización desde abajo» basada en una perspectiva integral [...], la cual ofrece una
alternativa teórica a las versiones corporativas y estatistas dominantes de la globalización”
(Springer, p. 68).

Cómo posicionamiento pedagógico me ha interesado inclinarme hacia la educación


anarquista, a grandes rasgos la podemos concebir como una forma de educación basada en la
convicción de que las personas son capaces de autodirigir su aprendizaje y de que la coerción
y la autoridad son contraproducentes para el desarrollo humano. Se enfoca en la igualdad, la
autonomía y la cooperación, fomentando el pensamiento crítico y la responsabilidad social en
los estudiantes con la finalidad de convertirlos en individuos emancipados de los preceptos
opresores de la sociedad moderna, estos postulados “implican un compromiso con la
educación política y moral, en el sentido de cuestionar los valores dominantes del sistema
capitalista -por ejemplo, el sistema salarial, el mercado competitivo, el control de los medios
de producción, etc.-, así como el fomento de las virtudes sociales” (Suissa, p.105).A pesar de
que esta concepción educativa comparte muchos rasgos y fines últimos de la pedagogía
libertaria, la escuela anarquista surge del trabajo de autores plenamente comprometidos con el
movimiento político, además, aboga por un trabajo que pueda generar una transformación
social a gran escala, mientras que la segunda se centra en el desarrollo y la liberación
personal antes que el marco general en el cual el estudiante se sitúa. Lo que propone esta
escuela me resulta interesante de desarrollar, sobre todo los ideales que abogan por la
experimentación y autonomía personal, dando rienda a las capacidades creativas del
estudiante, además que promueve la creación de un espacio de negociación y acuerdo en el
aula y lo puede extender fuera de ella, a las calles y barrios, “la idea del urbanismo es que los
niños puedan aprender a utilizar la ciudad, porque ninguna ciudad es gobernable si no tiene
ciudadanos que la sientan suya” (Ward, p.19). Creo que esto contribuye a reducir la
arbitrariedad y el autoritarismo en una comunidad educativa, convirtiéndose en un arquetipo
de relación horizontal entre diversos individuos, que luego puedan ser capaces de extender y
exigir este tipo de relacionamiento a su colectividad. En general, me parece la opción más
directa a los fines comunes que tenemos como estudiantes de convertirnos en profesores
impulsores de una juventud crítica de su entorno y dispuesta a integrarse como sujetos
participantes y con voz en la construcción de su propia forma de vida, tanto en el plano
personal como el colectivo, lo cuál es una aspiración que nos llama frecuentemente, pues
como menciona Chomsky:

“En cada etapa de la historia nuestra preocupación debe ser desmantelar


aquellas formas de autoridad y opresión que sobreviven de una época en la que
podrían haber sido justificadas en términos de necesidad de seguridad, supervivencia
o desarrollo económico, pero que ahora contribuyen -en lugar de aliviar- al déficit
material y cultural” (en Guérin, p.8)

Referencias Bibliográficas:

Guérin, Daniel (1970). Anarchism: from theory to practice, Nueva York: Monthly Review
Press.

Springer, Simon (2019). Las raíces anarquistas de la geografía. Hacia la emancipación


espacial. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Suissa, Judith (2006). Anarchism and Education: a philosophical perspective, Londres:


Routledge

Ward, Colin (1973). Streetwork: the exploding school, Londres: Routledge & Kegan Paul

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