Psicoanalisis en El Campo de La Salud

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Cedillo Bibriesca Hannia 2461

Tradiciones y Aplicaciones Teóricas II

Psicoanálisis en el Campo de la Salud

En el campo de la salud hay una necesidad de recuperar aspectos de orden psíquico al


acercarnos al enfermo, así en vez de silenciar el síntoma, la propuesta psicoanalítica busca
privilegiar el significado que los actores otorgan a sus experiencias, ir a la búsqueda de formas de
producciones sean discursivas o sintomáticas.

Ante la problemática de subjetivar las dimensiones del goce se pueden plantear la


utilización de herramientas desarrolladas por el psicoanálisis, en el campo de la salud como son
poner énfasis en la escucha y el vínculo interpersonal, que desde luego están íntimamente
relacionados.

En el campo de la salud el psicoanálisis aporta una concepción integral de salud, en tanto


salud y enfermedad son un continuo, debido a que lo normal no define lo patológico, donde debe
pensarse la salud del ser humano de manera integral rompiendo con la disociación mente - cuerpo
y apunta a un ser humano cuya salud individual está estrechamente relacionado al grupo social al
que pertenece.

El psicoanálisis, desde su aparición puso de manifiesto la presencia de una nueva mirada -


- no en ese cuerpo de carne-- sino otro cuerpo que el propio Freud encuentra, otro cuerpo que
enferma no siguiendo la lógica instaurada por la anatomía, es decir, un cuerpo que no sabe de
anatomía, y en su lugar se enferma bajo la noción, prejuicios, ideas populares, las cuales también
enferman.

En un sentido inverso, el psicoanálisis considera los procesos psíquicos en su orden de


individualidad y privilegia la particularidad de cada sujeto, concibe que el sujeto responde
sintomáticamente desde su estructura al malestar que la cultura le produce con sus regulaciones e
imperativos. El síntoma es entonces el efecto de un acontecimiento que se hizo significante en la
historia del sujeto que lo manifiesta, acontecimiento que olvidó y que, además, se olvidó que se ha
olvidado.
El Cuerpo

No es un cuerpo biológico, es un cuerpo imaginario, es este cuerpo imaginario, narcisista


representación especular de sí mismo, es un cuerpo que no sigue las leyes de la anatomía.

El cuerpo es un cuerpo erógeno, atravesado por la estructura previa del lenguaje. El cuerpo,
como todo lo que concierne al mundo humano, es una construcción que hace el sujeto desde su
nacimiento. El cuerpo biológico tiene sexo, el cuerpo para el psicoanálisis, tiene sexualidad. No
podemos hablar de un saber-natural, pues no hablamos de instinto, sino de pulsión. Este esquema
aleja al psicoanálisis de un mero discurso científico, debido básicamente a que en el psicoanálisis
el sujeto está inscrito en el universo simbólico del lenguaje.

Dentro del psicoanálisis se definirá al cuerpo desde los tres registros de la experiencia
psicoanalítica: lo real, lo simbólico y lo imaginario.

Desde el registro de lo Real el cuerpo puede equipararse al organismo –carne, mucosas,


entrañas, cavidades, fluidos– de la medicina.

Desde el registro de lo Simbólico se plantea que cuando un ser viviente viene al mundo es
un organismo, pero no un cuerpo, pues el cuerpo se construye en la relación con un Otro simbólico;
antes de nacer este organismo se lo espera con un nombre, un sexo, esperanzas, sueños, ideales, es
decir ya circula en un discurso. En consecuencia, pierde esta condición de real y pasa a constituirse
en sujeto. Al mismo tiempo la madre que encarna al

Otro primordial irá erogenizando este organismo a partir de determinados significantes –


horarios, sabores, caricias, miradas, olores, voces, golpes, etc. – que irán marcando el cuerpo del
sujeto. El cuerpo es un investimento de deseos, necesidades, exigencias, apetencias, placeres,
goces. El cuerpo es una superficie de inscripción que recibirá las marcas significantes y en el que
se irán privilegiando ciertas zonas erógenas y circuitos pulsionales.

Desde el registro de lo Imaginario el cuerpo es la vivencia de una imagen unitaria, que


brinda unidad al organismo fragmentado con el que el sujeto nace. El organismo fragmentado
encuentra su unidad en la imagen; la cual en su papel estructurante organiza el cuerpo ubicándolo
como cuerpo humano: como forma total, superficie, recinto, límite, contorno, que va a ser
habitado, investido, vestido, recubierto por la libido. Así el cuerpo se constituye como
recubrimiento libidinal trazando una organización erógena.

Así desde el psicoanálisis el cuerpo tiene que ser escuchado desde estas tres dimensiones.

El psicoanálisis no promete la felicidad, Freud fue muy claro al respecto: la felicidad no es


algo absoluto, ni algo que se puedasostener en el tiempo. A lo sumo, dice, podemos disfrutar con
la intensidad del contraste.

Por eso insiste en que desde distintas fuentes al ser humano lo amenaza el dolor y el
infortunio. En otros de sus textos “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica” planteó que se
trata de pasar de la miseria neurótica al infortunio cotidiano, modo de situar el sentido de la
intervención analítica. Así, nunca podríamos liberar al sujeto de todo su malestar, ya que hay un
resto irreductible, y el cual es constitutivo del ser humano. Resto que, a pesar de tener mala fama
en este momento, es lo que nos posibilita desear. Pues hay algo del ser humano que necesariamente
escapa a todo intento de normalización y estandarización.

Entender que algo queda fuera es lo que permite justamente delimitar el campo de la propia
práctica psicoanalítica, que no es otro que el campo del inconsciente.

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