Manual Del Taller Corregido
Manual Del Taller Corregido
Manual Del Taller Corregido
Septiembre 2020
INTRODUCCIÓN
En el mes de febrero, se reportan los tres brotes internacionales más grandes en los siguientes
países: Corea del Sur, Japón e Italia. Estados Unidos y Canadá se sumaron a los países, y
luego Brasil anunció el primer caso de América Latina, y posteriormente México y Ecuador.
En países como Austria, Croacia, Grecia, Noruega, Suiza, Georgia y Macedonia del Norte
anunciaron también sus primeros casos, mientras que en España, Francia y Alemania hubo
un aumento de contagios. El 1 de marzo del 2020, la República Dominicana, a través del
Ministerio de Salud Pública dio a conocer el primer caso importado de COVID-19, un
ciudadano de origen italiano, que ingresó en territorio dominicano.
TRIAJE
TRIAJE RESPIRATORIO
DEFINICION DE CASOS
Caso sospechoso:
Caso probable:
Caso confirmado:
MANEJO DE CASOS
VALORACIÓN DE LA GRAVEDAD
Los pacientes que presentan un cuadro grave de la enfermedad una progresión de unos 10-
15 días tras el inicio de síntomas hasta presentar insuficiencia respiratoria. Esto debe alertar
y valorar un ingreso precoz en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Una valoración más completa de la gravedad en las neumonías se realizará mediante escalas
como el PSI y la CURB-65. Estas escalas son útiles tanto en la decisión inicial de
hospitalización como apoyo al juicio clínico. Para valorar el ingreso en UCI se recomiendan
los criterios ATS/IDSA mayores y menores.
- Escala de gravedad CURB-65: acrónimo de: C confusión aguda, Urea >19 mg/dL, R
Criterios mayores:
Confusión/desorientación
Uremia (BUN >20 mg/DL)
Leucopenia
Trombocitopenia: plaquetas: < 100.000cels /mm3. Hipotermia (central < 36.8),
hipotensión con necesidad de administración agresiva de fluido.
El contagio por gotitas respiratorias puede presentarse cuando las gotitas de la tos o
el estornudo de una persona infectada se transmiten por el aire a corta distancia (por lo general
hasta una distancia de 1 metro) y se depositan en las membranas mucosas de la boca, nariz u
ojos de las personas que están cerca. El virus también se puede propagar cuando una persona
toca una superficie o un objeto contaminado con gotitas infectadas y luego se toca la boca,
la nariz o los ojos. Además, es posible que se propague por aerosoles en aquellos
procedimientos generadores de aerosoles, como son las nebulizaciones, intubación
endotraqueal, manipulación directa de vías aéreas, entre otros.
2- Uso de guantes.
3- Uso de elementos de protección personal (EPP).
4- Prevención de exposiciones por accidentes con instrumentos cortopunzantes.
5- Cuidados para el manejo del ambiente y de la ropa, los desechos, soluciones y
equipos.
6- Estornude en el antebrazo o cubriéndose con pañuelos desechables, nunca con la
mano.
7- Limpieza y desinfección de dispositivos y equipos biomédicos.
Por gotas: Este hace referencia a las gotas generadas por los pacientes durante la tos,
estornudos o al hablar. La transmisión se produce cuando las gotas que contienen el
virus de la persona infectada son impulsadas a corta distancia a través del aire y estas
se depositan en los ojos, la mucosa nasal, la boca o la piel no intacta de la persona
que está en contacto con el paciente.
Transmisión por Contacto: Considerado como una forma de transmisión del nuevo
coronavirus, a todo contacto que puedan tener las personas con objetos utilizados en
la atención médica del paciente contaminado.
Por Aerosoles: Además, es posible que se propague por este mecanismo en aquellos
procedimientos generadores de aerosoles como broncoscopía, aspirado nasofaríngeo
o procedimientos para la toma de muestras de secreciones de la vía aérea.
Los prestadores de servicios de salud deben establecer mecanismos para indagar a las
personas al ingreso a sus instalaciones, sobre la presencia de síntomas respiratorios,
así como proveer y asegurar el uso de máscaras quirúrgicas convencionales y la
aplicación de solución a base de alcohol para higienización de manos, en aquellos
sintomáticos.
Los trabajadores de la salud deben utilizar mascarillas de alta eficiencia FFP2 hasta
que se determine con claridad la naturaleza del virus.
Los trabajadores de la salud deben utilizar protección para los ojos o protección facial
(careta) para evitar contaminación de membranas mucosas, si realizan
procedimientos con riesgo de salpicadura.
Los trabajadores de la salud deben usar una bata limpia, no estéril, de manga larga.
Los trabajadores de la salud deben usar guantes en caso de realizar procedimientos
que lo requieran.
Después de la atención al paciente, desecho y eliminación apropiada de todos los
EPP.
Realizar la higiene de manos antes y después de la colocación de los EPP.
Evitar el desplazamiento y el transporte de pacientes fuera de su habitación o área de
atención a menos que sea médicamente necesario. Utilizar equipo de rayos X portátil
designado u otro equipo de diagnóstico designado portátil.
Si el transporte es requerido, use rutas de transporte predeterminadas para minimizar
la exposición para el personal, otros pacientes y visitantes, y que el paciente use una
máscara quirúrgica convencional si se trata de un caso sospechoso, o una mascarilla
de alta eficiencia FFP2 si se trata de un caso confirmado.
Notificar al área que recibe al paciente antes de la llegada del paciente.
Limpiar y desinfectar rutinariamente las superficies con las que el paciente está en
contacto.
Limitar el número de trabajadores de la salud, familiares y visitantes que están en
contacto con un caso sospechoso o confirmado.
Mantener un registro de todas las personas que ingresan a la habitación del paciente,
incluido todo el personal y los visitantes.
El ambiente de aislamiento debe contar con techo, paredes y pisos de fácil limpieza y
desinfección, con iluminación adecuada (artificial y/o natural) y con recambio de aire. Debe
contar con área para realizar la higiene de manos y los insumos necesarios.
El área limpia:
El área debe estar señalizada e identificada como área limpia y debe contar con
lavamanos, en caso de no contar con este, se deberá dotar de un dispensador de solución a
base de alcohol para la desinfección de manos y toallas desechables.
Contar en el lugar con los insumos y suministros que se requieren para la atención del
paciente:
Guantes
Tapabocas: mascarilla de alta eficiencia FFP2 y N95, mascarilla quirúrgica.
Protección ocular ajustada de montura integral o protector facial completo.
Batas impermeables de manga larga (si la bata no es impermeable y se prevé que se
produzcan salpicaduras de sangre u otros fluidos corporales, añadir un delantal de
plástico).
Área sucia
-solo personal
Estamos ante una forma de presentación donde muchos pacientes llegan a sala de urgencia
presentando sintomatología de Covid 19 sin tener datos respiratorios por lo que el triaje no
respiratorio debe tener presentes y hacer un buen interrogatorio con relación a sintomatología
de los últimos 20 días y contactos con persona confirmada o sospechosa de Covid 19.
¿Cree que tuvo contacto con alguna persona en contacto estrecho o casual de casos
sospechoso o confirmado de COVID-19?
2- Triaje
El Triaje debe ser la llave de entrada a una asistencia eficiente y eficaz, y, en consecuencia,
una herramienta rápida y fácil de aplicar, que posee, además, un fuerte valor predictivo de
gravedad, de evolución y de utilización de recursos. El triaje tiene como finalidad identificar
y priorizar al paciente más grave. Al tratarse de una enfermedad transmisible se deben
extremar las medidas de precaución.
Las finalidades del triaje para afecciones infecciosa es determinar tipo y gravedad de la
enfermedad (diagnóstico diferencial), priorizar la atención, el manejo clínico adecuado y
disminuir el riesgo de transmisión del virus a pacientes y personal de salud.
2- Inspección general
En pediátricos:
En los casos que una de estas este afectada se procederá a etiquetar de rojo en el
nivel de atención y traslado inmediato a box de críticos y continuado por encargado
de área
Los que presentan ABC conservado y refieren signos y síntomas de los listados para
Covid 19 agudos, con desaturación (poner saturómetro), disnea y/o dolor torácico
se procederá a transferir a sala de aislamiento para Covid que requieren
hospitalización de estancia corta.
Pacientes con ABC conservado, signos y síntomas de los listados para Covid 19
agudos, se trasferirán a sala de espera aislada para evaluarse en box de cubículos de
atención rápida.
Pacientes con ABC conservado, historia de síntomas y signos de Covid 19 y/o
contacto con pacientes positivos a covid 19 se transferirán a consultas de urgencias
para evaluación y manejo ambulatorio.
3- Otras actividades
(Están relacionadas al cuadro clínico del paciente y no como actividad prioritaria ante
la sospecha de patología respiratoria)
TRIAJE Covid 19
Rojo Naranja Amarillo Verde Azul
Astenia/fatiga/ Ardor de
Debilidad Tos garganta Rinorragia
general
Contacto con
Vómitos paciente positivo o
Taquipnea / bradipnea persistentes Vómitos Conjuntivitis sospechoso y esta
asintomático al
momento evaluación
Pérdida sentido
Diaforesis Dolor torácico Mialgia/ artralgia del olfato o del
gusto
Cefalea Intensa
Dolor abdominal Cansancio
Alteración estado de
conciencia
Convulsiones
Sala de Cubículo de
Sala de reanimación observación Cubículo de urgencia consulta Sala de triaje
urgencia
No deberán pasar los familiares o acompañantes del paciente, que serán informados del
procedimiento a seguir. En los casos de menores o pacientes que requieran acompañamiento,
el paciente tendrá derecho a dicho acompañamiento y deberán adoptarse las medidas
necesarias para su protección mediante la utilización de equipos de protección individual
adecuados.
Figura 1: Clasificación de los estados de enfermedad de COVID-19 y posibles objetivos terapéuticos Leyenda: La figura
muestra 3 fases crecientes de progresión de la enfermedad con COVID-19, con signos asociados, síntomas y posibles
terapias específicas de fase. SDRA = síndrome de dificultad respiratoria aguda; CRP = proteína C reactiva; IL = interleucina;
JAK = Janus quinasa; LDH = lactato deshidrogenasa; SIRS = Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica.
Etapa II (Moderada) Participación pulmonar: IIA sin hipoxia y IIB con hipoxia:
Los pacientes en esta etapa necesitarían ser hospitalizados para una observación y tratamiento
cercano.
1
Es la más grave etapa presentando un síndrome de hiperinflamación sistémica
extrapulmonar. En esta etapa, los marcadores de inflamación sistémica parecen estar
elevados. El pronóstico y la recuperación de esta etapa crítica de la enfermedad es pobre, y
el rápido reconocimiento y despliegue de dicha terapia puede tener el mayor rendimiento. 2
3.2. Presentación.
4
La enfermedad por COVID-19 afecta de distintas maneras en función de cada persona. La
mayoría de las personas que se contagian presentan síntomas de intensidad leve o
moderada, y se recuperan sin necesidad de hospitalización.
- Shock séptico:
3.3. Abordaje:
Podrá darse de alta una neumonía en pacientes < 60 años, con Pneumonia Severity Index
(PSI) I-II, sin complicaciones radiológicas ni complicaciones analíticas, si no presentan
inmunodepresión ni comorbilidad importante (incluida hipertensión y diabetes) siempre que
se cumplan las siguientes condiciones:
Criterios mayores:
Criterios menores:
Valoración:
3.3.1. Fluidos:
Los pacientes con falla respiratoria hipoxémica deben ser manejados con una estrategia de
conservación de fluidos ya que una reanimación agresiva con fluidos podría empeorar la
oxigenación. Esa estrategia solo se debe implementar después de la resucitación inicial
cuando el paciente no tiene falta de volumen intravascular y/o se encuentra en shock.
Hidratación parenteral de apoyo con Solución Salina Normal, calcular un litro por
día, ajustar según necesidad en casos signos de deshidratación o desbalance hidro-
electrolítico.
La resucitación de pacientes en shock con fluidos debe ser limitada aquellos que
tengan indicaciones que responden al volumen.
Es razonable tratar a estos pacientes con los protocolos usuales de shock distributivo
(norepinefrina/vasopresina como vasopresores iniciales, titulados a una PAM > 65
mmHg, resucitación de fluidos a medida, y monitoreo de CVO2 y lactato9
- La respuesta a fluidos en pacientes con shock puede ser evaluada por una
variedad de métodos incluyendo elevar las piernas de forma pasiva, la variación en la
presión de pulso, y la evaluación de la distensibilidad de la vena cava inferior con uso de
ultrasonido. El comportamiento de la PVC o los valores extremos de PVCP pueden
brindar información adicional.
- Después de la resucitación, una estrategia para conservar los fluidos incluye evitar
los fluidos de manutención y comienzo temprano de la diuresis como sea tolerado por la
hemodinámica y la función renal. Se deberá evitar un balance de fluidos positivo
Vasopresores:
Noradrenalina: las dosis son muy variables, desde 0,01 µg kg-1min-1 a 3,3 µg kg- 1min-1,
aunque las dosis medias oscilan entre 0,2 y 1,3 µg kg-1min-1. La noradrenalina aumenta las
resistencias vasculares periféricas y la PAM, con pequeños cambios sobre la frecuencia y el
gasto cardíacos. Se administran de manera más segura a través de un catéter venoso central
a un ritmo estrictamente controlado, pero también es posible administrarlos de manera segura
a través 43 de la vena periférica.
Debido al riesgo de taquiarritmia, reserve Dopamina para pacientes seleccionados con bajo
riesgo de taquiarritmia o aquellos con bradicardia. En niños con shock frío (más común), la
epinefrina se considera de primera línea, mientras que la noradrenalina se usa en pacientes
con shock cálido (menos común).
- Los pacientes con sospecha de shock cardiogénico deberán tener obtener niveles de
lactato, saturación de oxígeno venoso central y un electrocardiograma.
En la reanimación del shock séptico en adultos, administre al menos 30 ml / kg de
cristaloide isotónico en adultos en las primeras 3 horas. En la reanimación por shock
séptico en niños en entornos con buenos recursos, administre 20 ml / kg como un bolo
rápido y hasta 40-60 ml / kg en la primera hora. No use cristaloides hipotónicos,
almidones o gelatinas para la reanimación.
Oxigenoterapia:
Administrar Oxigeno por mascara reservorio a razón de 5-10 l / min y ajuste los
Intubación endotraqueal
La decisión para intubar debe hacerse temprano en el proceso de deterioro clínico. Las
indicaciones para la intubación incluyen:
En los casos que requieran intubación se utilizarán preferentemente tubos endotraqueales con
balón para evitar las fugas, aspiración subglótica y sistema de aspiración cerrado. Si es
necesario pre oxigenar se hará con mascarilla reservorio de O2 en vez de hacerlo con
mascarilla y bolsa autoinflable. Se realizará con una secuencia rápida de intubación y por
personal experto para minimizar el tiempo y el número de intentos del procedimiento de
intubación.
Los ventiladores deberán incluir uso de adaptadores en el brazo seco del circuito para
facilitar uso subsecuente de inhaladores sin abrir el circuito. La ventilación deberá brindarse
en el modo de control de volumen con un volumen tidal bajo. El PEEP (Presión positiva al
final de la espiración) se debe ajustar de acuerdo con el protocolo de la unidad de UCI.
Nebulizaciones
Antiinflamatorios
Corticoesteroides
La terapia personalizada en el Estadio III (Infesión Grave) depende del uso de agentes
inmunomoduladores para reducir la inflamación sistémica antes de que resulte
abrumadoramente en una disfunción multiorgánica. En esta fase, el uso de corticosteroides
puede justificarse junto con el uso de inhibidores de citocinas como tocilizumab (inhibidor
de IL-6) o anakinra (antagonista del receptor de IL-1). La inmunoglobulina intravenosa
(IGIV) también puede desempeñar un papel en modulando un sistema inmune que está en un
estado hiperinflamatorio.
Antibióticos
PACIENTES
CON COVID 19
Estado
Estado
fisiológico
fisiológico Estado Crítico
anormal/
normal/ estable
inestable
Tercer
Estabilización
Ambulatorio Nivel
hemodinámica
Atención
Primer
Criterio de
Nivel
referimiento
Atención
Segundo Tercer
Nivel Nivel
Atención Atención
No Si
Pruebas de laboratorio
Las alteraciones en las analíticas son provocadas por la respuesta inflamatoria sistémica que
se desarrollan en el paciente, las más frecuentes son:
Aumento de la LDH
Elevación de la troponina I
Si bien las características clínicas de la enfermedad por coronavirus (COVID 19) son bien
conocidas, se han descrito menos frecuentemente las alteraciones de laboratorio más
representativas en pacientes con infección por este virus. Como en otros escenarios clínicos,
el laboratorio juega un papel esencial, más allá del diagnóstico etiológico, ya que permite
establecer la severidad de la enfermedad, definir el pronóstico y seguimiento, así como
ayudar en la monitorización del tratamiento.
Aumento de leucocitos
Aumento de neutrófilos
Descenso de linfocitos
Disminución de albúmina
Aumento de LDH
Aumento de transaminasas
Aumento de bilirrubina
Aumento de creatinina
Aumento de troponina cardiaca
Aumento de Dimero D
Prolongación tiempo de protrombina
Aumento de procalcitonina
Aumento de proteína C reactiva
En relación con la hemostasia, varias pruebas de laboratorio se incluyen en los scores que
definen coagulación intravascular diseminada (CID): Plaquetas, tiempo de protrombina,
fibrinógeno y Dímero D, así como en los que definen la coagulopatía asociada a sepsis (SIC):
plaquetas, tiempo de protrombina y score SOFA (Sequencial Organ Failure Assessment).
Las pruebas adicionales que se realizan a veces incluyen estudios de coagulación (p. Ej.,
Medición del dímero d) y pruebas de marcadores inflamatorios (p. Ej., Proteína C reactiva y
ferritina), lactato deshidrogenasa, creatina cinasa y procalcitonina.
El valor pronóstico y la utilidad clínica de los resultados de estas y otras pruebas siguen
siendo inciertos.
Evaluación del síndrome distrés respiratorio agudo (SDRA) pO2/FIO2 200-300 SDRA leve.
100-199 SDRA moderado. <100 SDRA severo satO2/FIO2 236-315 SDRA leve. <236
SDRA de moderado a severo.
2.- Linfopenia:
3.- Neutrofilia:
El 87% de los pacientes con una cifra de neutrófilos por encima de 7*10^9/L desarrollaron
un peor curso clínico.
4.- Leucocitosis:
5.- Dímero D:
El 100% de los pacientes con neumonía grave presentaron niveles por encima de 720U/L.
8.- Ferritina:
Niveles elevados de ferritina (> 2000 ng/ml) se relacionaron con el desarrollo de síndrome
hemofagocítico (SHF).
9.- Procalcitonina (PCT):
infección severa.
10.-Troponina T:
Durante la hospitalización los pacientes con niveles elevados de TnT tuvieron más frecuencia
de arritmias malignas que los que presentaban niveles de TnT normales.
Función Renal
El riñón es uno de los órganos extrapulmonares más afectados en la infección por COVID-
19. El receptor de la Enzima Convertidora de Angiotensina-2 (ECA-2), se expresa en una
gran cantidad de células del riñón, fundamentalmente de los túbulos proximales. Como
ocurre con el SARS-COV, se ha demostrado que es el receptor celular a través del cual
SARS-COV-2 entra en las células. Esto explica por qué estos pacientes pueden desarrollar
lesión renal aguda (LRA). Además de la posible lesión directa del virus, la afectación renal
en pacientes con COVID-19 puede ser producida por los mediadores inflamatorios, el shock
séptico y la hipovolemia. La insuficiencia renal aguda (IRA) se explica por factores
prerrenales y renales en el contexto del fracaso multiorgánico tras la conocida como
Las pruebas de función renal también sirven para contraindicar el tratamiento con algunos
fármacos de potencial efecto nefrotóxico que se están empleando, como el Remdesivir
et al. detectó antígeno de nucleocápside en orina el mismo día del diagnóstico y, por tanto,
la prueba de antígeno N en orina podría tener cierto valor diagnóstico.
Función hepática
Cada vez más pruebas han puesto de relieve la estrecha relación entre la alteración de los
parámetros bioquímicos del hígado con la severidad de COVID-19.
Según una breve revisión, hasta el 54% de los pacientes con COVID-19 desarrollan
anormalidades en las enzimas hepáticas durante la progresión de la enfermedad, aunque la
lesión hepática es más frecuente en los casos graves que en los leves. Los pacientes graves
parecían tener tasas más altas de disfunción hepática, y los pacientes sintomáticos tenían más
probabilidades de tener enzimas hepáticas elevadas en comparación con los pacientes con
enfermedad subclínica, según el estudio publicado por Zhang et al en The Lancet
Gastroenterology and Hepatology.
Dicho daño podría estar causado directamente por la infección viral de los hepatocitos. Se ha
informado que las células epiteliales de los conductos biliares también expresan el receptor
ECA2 en una concentración 20 veces superior a los hepatocitos y estos hallazgos sugieren
que la infección por SARS-CoV-2 también podría causar daño en estas células. La gamma-
glutamil transferasa (GGT), biomarcador de lesión de colangiocitos, se elevó en más de la
mitad de los pacientes con COVID-19 hospitalizados en el Fifth Medical Center, mientras
que sólo un paciente presentó niveles elevados de fosfatasa alcalina (el otro marcador clásico
de patrón colestásico).
Aun así, los exámenes histopatológicos del hígado de estos pacientes no suelen mostrar daños
significativos en los hepatocitos o las células de conductos biliares, por lo que es posible que
el deterioro hepático se deba más a la hepatotoxicidad de los tratamientos utilizados que a la
acción directa del virus, lo que explicaría la elevada variabilidad observada entre las
diferentes cohortes. Además, la inflamación mediada por el sistema inmunológico, como
respuesta inflamatoria sistémica, así como la hipoxia asociada a la neumonía, también
podrían contribuir a la lesión hepática que puede evolucionar a insuficiencia hepática en
pacientes graves. Por tanto, dado que el hígado es el órgano extrapulmonar que con mayor
frecuencia se afecta en la infección por COVID-19, se precisa una vigilancia más estrecha en
los casos graves, especialmente entre los pacientes con enfermedad hepática avanzada.
En los pacientes con neumonía severa, el cuadro infeccioso inicial precede (entre 5 y 9 días)
a un estado de hiperreactividad inflamatoria sistémica que parece vehiculizada por la
(SAM), que típicamente ocurre en sujetos con síndrome de distrés respiratorio del adulto
(SDRA).
La baja supervivencia del SDRA se ha relacionado con la elevación mantenida de IL-6 e IL-
1. Este estado hiperinflamatorio se caracteriza por reactantes de fase aguda aumentados (PCR
y ferritina).
La hiperferritinemia es un parámetro independiente asociado con un incremento de
mortalidad y disfunción orgánica múltiple en pacientes con SAM y aquellos con infección
por COVID-19.
INTERLEUCINA6 (IL-6)
El SARS-CoV-2 se une a las células epiteliales alveolares y con ello activa el sistema
inmunológico innato y el sistema inmunológico adaptativo, lo que da lugar a la liberación de
un gran número de citoquinas, incluida la IL-6. Además, debido al papel de estos factores
pro-inflamatorios, la permeabilidad vascular aumenta y una gran cantidad de líquido y células
sanguíneas entran en los alvéolos, edematizando estos tejidos y dando así lugar a un cuadro
de disnea que puede llegar incluso a una insuficiencia respiratoria capaz de comprometer la
vida.
FERRITINA
Es una proteína ubicua clave en el metabolismo del hierro, se ha demostrado que presenta
una paradoja. Se reconoce ampliamente como reactante de fase aguda inespecífico y
marcador inflamatorio, pero sigue siendo incierto y es discutible si en sí misma es un
elemento responsable de la inflamación.
Los niveles de procalcitonina (PCT) sérica son típicamente normales en pacientes con
infecciones virales (o sepsis viral), mientras que su aumento gradual probablemente refleja
una sobreinfección bacteriana, lo que puede conllevar un curso clínico desfavorable.
on COVID-19 en el
momento del ingreso suele ser muy baja (en torno al 5%). La síntesis de este biomarcador se
inhibe por interferón gamma (INF-
virales.
La lesión miocárdica es una afección común entre los pacientes hospitalizados por COVID-
19 y se asocia a un mayor riesgo de mortalidad intrahospitalaria. El COVID-19 impacta de
manera directa sobre el músculo cardíaco, por lo que los pacientes con enfermedad
cardiovascular (ECV) previa están predispuestos a la infección por SARS-CoV-2 y a un
mayor riesgo de efectos adversos. Además, la infección por sí misma se asocia a
complicaciones cardiovasculares.
Los factores de riesgo para que se produzcan eventos cardíacos durante el COVID-19
incluyen una edad avanzada, enfermedades cardiovasculares preexistentes y una mayor
gravedad en la presentación de la neumonía.
Los elementos por los cuales se producen estos eventos incluyen: 1) mecanismos sistémicos,
como respuestas pro-inflamatorias de las citoquinas mediadoras de la aterosclerosis (IL-6,
IL-7, IL-22, CXCL10) que contribuyen directamente a la ruptura de la placa a través de la
inflamación local; 2) la inducción de factores procoagulantes; y, 3) cambios hemodinámicos
que predisponen a isquemia y trombosis. Además, el receptor de ECA2 al cual se une
preferentemente el SARS-CoV-2, se expresa en miocitos y células endoteliales vasculares,
por lo que hay al menos una potencial posibilidad de la participación directa del virus a nivel
cardíaco.
Se han descrito valores elevados de troponina I (TnI) al cuarto día desde el inicio de los
síntomas, presentando niveles inferiores los pacientes recuperados respecto de los fallecidos,
en los que se observó un incremento gradual importante en el tiempo transcurrido desde el
inicio de los síntomas hasta el séptimo día, lo que sugiere que el daño miocárdico es una
complicación frecuente entre los pacientes más graves.
MARCADORES DE COAGULACIÓN
La sepsis es una complicación de las enfermedades infecciosas, sobre todo bacterianas, que
se puede asociar a una activación de la coagulación, caracterizada por aumento de la
generación de trombina y disminución de las defensas naturales (anticoagulantes) del
organismo.
Muchos estudios indican que niveles de superiores a 1000 ng/mL son un factor de riesgo
independiente de mal pronóstico, hasta el punto de que en la actualidad se incluyen en el
cribado de todo paciente sospechoso de COVID-19.
El hecho de que una coagulopatía esté presente en estos pacientes ha promovido que se
planteen estrategias antitrombóticas. Si bien aún no se ha establecido el mejor protocolo
terapéutico, parece que las heparinas de bajo peso molecular a dosis profilácticas o
intermedias deberían indicarse en estos pacientes.
RECUENTO CELULAR
La linfopenia ocurre a expensas de un descenso de los linfocitos T CD4+ y CD8+, así como
una disminuciónde la producción de IFN-gamma por parte de los linfocitos T CD4+; ambas
circunstancias son más marcadas en los casos graves. El recuento medio de linfocitos de
pacientes con COVID-19 en UCI es inferior a 800 por mm3y la persistencia de esta linfopenia
en estos pacientes graves es un signo de mal pronóstico en términos de supervivencia.
La leucocitosis, independientemente de que represente una neutrofilia, una linfocitosis o
ambas, se observa en una minoría de pacientes infectados con COVID-19, y parece anunciar
una infección bacteriana o una superinfección.
En el meta-análisis publicado por Henry et al. se indica que los pacientes que fallecen tienen
niveles de leucocitos significativamente mayores que los que presentan enfermedad severa y
sobreviven. Un incremento de leucocitos en un paciente con enfermedad severa tiene mal
pronóstico.
Existen otras muchas pruebas de laboratorio que pueden ser utilizados en el seguimiento de
pacientes COVID-19. Algunas de ellas se resumen a continuación:
La LDH es una enzima que está presente en casi todos los tejidos del organismo, corazón,
riñones, cerebro, pulmones y cuando se produce daño en estos tejidos se libera al torrente
sanguíneo.
También se encuentra entre las anomalías más frecuentes las bajas concentraciones de
Albúmina, esta proteína sintetizada en el hígado y que representa alrededor del 60% de las
proteínas plasmáticas, refleja el estado de la función hepática y el estado nutricional. Un
menor nivel de proteínas totales y albúmina se han correlacionado con una mayor severidad
de la neumonía por coronavirus.
Se ha reportado lesión pancreática leve en algunos pacientes con COVID-19 y al igual que
ocurre en otros órganos, se desconoce si se trata de efecto viral o secundario a la respuesta
inmune, por lo que la determinación de enzimas pancreáticas como Amilasa o lipasa puede
ser de utilidad en el seguimiento de estos pacientes.
Otras anomalías de laboratorio encontradas y que se pueden relacionar con supervivencia son
alteraciones electrolíticas (hiperpotasemia e hipernatremia) y elevación de triglicéridos.
Detección de ARN viral por RT-PCR
Hasta ahora, la prueba más comúnmente utilizada y confiable para el diagnóstico de COVID-
19 ha sido la prueba RT-PCR realizada utilizando hisopado nasofaríngeos u otras muestras
del tracto respiratorio superior, incluyendo hisopados de garganta o, más recientemente,
saliva.
En la mayoría de las personas con infección sintomática COVID-19, el ARN viral medido
por el umbral del ciclo (Ct) se detecta tan pronto como el primer día de los síntomas y alcanza
su punto máximo en la primera semana de aparición de los síntomas. El Ct es el número de
ciclos de replicación necesarios para producir una señal fluorescente, valores de C t más bajos
representan mayores cargas de ARN viral. Un valor Ct inferior a 40 se notifica clínicamente
como PCR positivo.
Esta positividad comienza a disminuir en la semana 3 y posteriormente se vuelve
indetectable. En algunos casos, el ARN viral ha sido detectado por RT-PCR incluso más allá
de la semana 6 después de la primera prueba positiva. Algunos casos también se han
reportado positivos después de 2 pruebas de PCR negativas consecutivas realizadas con 24
horas de diferencia. No está claro si se trata de un error de prueba, una reinfección o una
reactivación.
Aunque se ha encontrado que IgM e IgG por ELISA son positivos incluso el cuarto día
después del inicio de los síntomas, los niveles más altos se producen en la segunda y tercera
semana de enfermedad.
Aunque la técnica de referencia para identificar y confirmar los casos de COVID-19 sigue
siendo la RT-PCR, la detección de anticuerpos podría ser de utilidad con fines
epidemiológicos y en algunos casos de infección aguda.
acaba de publicar The Lancet sobre los primeros casos de la COVID-19 en China, indica que
en el grupo de pacientes que sufrieron un desenlace fatal padecían más frecuentemente
patologías como la hipertensión arterial, diabetes mellitus o cardiopatía isquémica.
Por otra parte, la activación del sistema inmunológico junto con las alteraciones del
inmunometabolismo pueden provocar inestabilidad de la placa, lo que contribuye al
desarrollo de eventos coronarios agudos.
Presentación clínica
Dolor en el pecho
El síntoma de dolor u opresión en el pecho es común en pacientes con infección activa
de COVID-19. Por lo general, está mal localizado y puede estar asociado con falta de aire
debido a la neumonía subyacente. La hipoxemia profunda asociada con la taquicardia
puede provocar dolor en el pecho y cambios electrocardiográficos que sugieren una
isquemia miocárdica. Cuando los biomarcadores están alterados, puede sugerirse un
infarto de miocardio tipo 2. Sin embargo, los pacientes con SCA experimentan los
síntomas más típicos relacionados con la isquemia. La presencia de una infección por
COVID-19 puede dificultar el diagnóstico diferencial, ya que la falta de aliento y los
síntomas respiratorios pueden estar presentes y pueden preceder o precipitar los signos y
síntomas cardíacos.
La prevalencia de la hipertensión preexistente parece ser mayor en los pacientes con COVID-
19 que desarrollan una enfermedad grave que en los que no la desarrollan. Actualmente no
hay pruebas que sugieran que la hipertensión en sí misma sea un factor de riesgo
independiente de complicaciones graves o muerte por infección por COVID-19.
Se desconocen los mecanismos que subyacen a las posibles relaciones entre la hipertensión
y el COVID-19, pero considerando el importante papel del sistema renina-angiotensina-
aldosterona (RAAS)/ACE2 en la fisiopatología de la hipertensión, es posible que la
desregulación del sistema sea importante. A la luz de esto se ha propuesto que el tratamiento
de la hipertensión con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina puede tener una
influencia potencialmente protectora en los pacientes.
Por lo que, en pacientes hipertensos con manejo con inhibidores de la enzima convertidora
de angiotensina y antagonistas de los receptores de angiotensina, no hay hasta el momento
evidencia clínica que apoye la suspensión de estos ante la presencia del coronavirus. El
tratamiento de la hipertensión debe seguir las recomendaciones existentes en las directrices
de la guías europeas y americanas, no es necesario modificar estas recomendaciones de
tratamiento durante la pandemia de COVID-19.
En los pacientes previamente tratados por hipertensión que requieren ventilación invasiva, la
medicación antihipertensiva parenteral sólo está indicada para aquellos que desarrollan
hipertensión severa persistente.
La miocarditis aparece en los pacientes de COVID-19 varios días después del inicio de la
fiebre. Esto indica un daño miocárdico causado por una infección viral. Los mecanismos de
lesión miocárdica inducida por el SARS-CoV-2 pueden estar relacionados con el aumento
del ACE2 en los vasos coronarios del corazón.
La figura 1 muestra el abordaje sugerido para los pacientes con SCA sin elevación del
segmento ST (SCASEST). En pacientes hospitalizados por SCASEST y con sospecha de
COVID-19, recomendamos hacer la prueba diagnóstica antes de realizar el cateterismo y de
esta forma poder valorar el riesgo/beneficio del procedimiento. Las guías actuales de
revascularización recomiendan una estrategia invasiva precoz (< 24 h) en pacientes con al
menos un criterio de alto riesgo y en < 72 h en pacientes con al menos un criterio de riesgo
intermedio. En la mayoría de los pacientes con SCASEST, este intervalo de tiempo debería
ser suficiente para confirmar o descartar la infección, y se debería demorar el procedimiento
si la situación clínica del paciente lo permite en los casos en los que todavía no se disponga
de la prueba diagnóstico. Por el contrario, en pacientes con SCASEST, pero con isquemia
persistente o criterios de alto riesgo como angina recurrente, cambios difusos del ST
sugestivos de tronco común o disfunción ventricular, se podría valorar la realización de
cateterismo en las primeras 2 h, extremándose las medidas de control de transmisión de la
infección.
Figura 1. Algoritmo de abordaje de los pacientes electivos y síndromes coronarios agudos sin elevación del
segmento ST (SCASEST) ECG: electrocardiograma; ICP: intervención coronaria percutánea .
En aquellos casos COVID-19 negativos en los que se realice el procedimiento, se recomienda
el alta precoz en la medida de lo posible.
El tratamiento de reperfusión del SCA con elevación del segmento ST (SCACEST) que se
presenta con < 12 h de evolución desde el inicio de los síntomas debe ser la angioplastia
primaria, al reducir la mortalidad, el reinfarto, el ictus y las complicaciones mecánicas, en
comparación con la fibrinolisis. Además, un porcentaje importante de pacientes tratados
mediante angioplastia primaria pueden ser dados de alta de forma precoz y sin necesidad de
posteriores exploraciones invasivas, y simplificar así su abordaje, lo que disminuye la
estancia hospitalaria y la congestión del sistema sanitario. No obstante, durante la pandemia
de COVID-19 se deben tener presentes las siguientes consideraciones:
Estrategia de reperfusión
Pacientes con COVID-19 positivos con mala situación clínica que dificulte el
traslado.
En pacientes que estén recibiendo tratamiento para la infección por COVID-19 pueden existir
interacciones con los fármacos más utilizados en las salas de hemodinámica.
La figura 3 resume los fármacos más utilizados en cardiología, ya sea en el contexto de SCA
o enfermedad coronaria estable.
Figura 3. Posibles interacciones de los fármacos más comúnmente utilizados en cardiología con los posibles
tratamientos para el COVID-19. ACOD; anticoagulante oral directo; Ant CA: antagonistas del calcio; ARA II:
antagonista del receptor de la angiotensina II; IC: fármacos para la insuficiencia cardiaca; IECA: inhibidor de
la enzima de conversión de la angiotensina.
Antiagregantes
Analgésicos/sedantes
Midazolam: no debe administrarse por vía oral. Se puede administrar por vía
intravenosa puntualmente con precaución.
Inotrópicos y vasopresores
Otros
Cuando se confirma la EP aguda, el tratamiento debe guiarse por la estratificación del riesgo
de acuerdo con las directrices actuales de la Sociedad Europea de Cardiología.
Aunque no se dispone de pruebas sólidas hasta la fecha, varios informes de casos sugieren
que la incidencia de EP en pacientes con infección por COVID-19 puede ser alta. Teniendo
esto en cuenta, juntos con la inflamación sistémica asociada a COVID-19, la activación de la
coagulación, la hipoxemia y la inmovilización, debe considerarse la anticoagulación a dosis
profilácticas estándar para todos los pacientes ingresados en el hospital con infección por
COVID-19.
La especificidad de las pruebas de dímeros D puede ser menor en los pacientes con COVID-
19 en comparación con otras pruebas clínicas. Aun así, se aconseja seguir los algoritmos de
diagnóstico empezando por la probabilidad de pretest y pruebas de dímeros D.
Arritmias
Taquiarritmias
Taquicardia Supraventricular
Como en todos los pacientes con FA, los objetivos del tratamiento deben considerar el control
de la frecuencia ventricular, el control del ritmo y la profilaxis tromboembólica.
Arritmias ventriculares
En los pacientes que no responden y no respiran, se debe seguir el protocolo local de Soporte
Vital Básico y Avanzado. Durante el soporte vital básico, no se realiza la ventilación, sólo
compresiones cardíacas, para evitar el riesgo de ingestión de aerosoles. Para el Soporte Vital
Avanzado, sólo el personal de salud con equipo de protección completo es elegible para
realizar la intubación.
En pacientes con FV, desfibrilación asincrónica y en pacientes con TV hemodinámicamente
inestable, se debe realizar una cardioversión eléctrica sincronizada.
En los pacientes con insuficiencia respiratoria aguda grave, la corrección de los factores
desencadenantes reversibles subyacentes debe considerarse como hipoxia, hipovolemia,
anormalidades electrolíticas como hipopotasemia e hipomagnesemia, acidosis metabólica,
infusiones de catecolamina, sobrecarga de volumen, aumento del tono simpático,
taponamiento, neumotórax, isquemia, superinfección bacteriana y drogas proarrítmicas.
Bradiarritmias
La exacerbación de la enfermedad conocida del sistema de conducción o del nódulo sinusal,
o el bloqueo AV de alto grado o la disfunción del nódulo sinusal de reciente aparición pueden
ocurrir en pacientes con infección por COVID-19, especialmente en caso de afectación del
miocardio.
En los pacientes de COVID-19 críticamente enfermos con riesgo de SC (como los que tienen
un gran IAM, IC aguda descompensada y sepsis, se debe considerar una etiología mixta de
SC sumando el shock séptico además del único componente cardiogénico.
El diagnóstico de los pacientes en estado crítico con infección confirmada o presunta por
COVID-19 requiere consideraciones específicas:
Fallo Cardíaco
La falla cardiaca (IC) aguda puede complicar el curso clínico de COVID-19, particularmente
en casos severos.
La misma estrategia de tratamiento para la IC aguda puede aplicarse en pacientes con y sin
COVID- 19. Los datos sobre la IC aguda en COVID-19 son escasos. En un informe, el 23%
de todos los pacientes hospitalizados desarrollaron IC, mientras que la prevalencia de IC fue
significativamente mayor en los casos fatales en comparación con sobrevivientes (52% vs.
12%, P < 0,0001).
Pasos:
Referencia: Tisdale JE, et al. Development and validation of a risk score to predict QT
interval prolongation in hospitalized patients. Circ Cardiovasc Qual Outcomes. 2013; 6:479-
487.
Protocolo de manejo de pacientes con COVID-19
1. Pacientes con QTc menor de 460 ms (luz ver del semáforo) son el grupo de bajo
riesgo para arritmias ventriculares y en ellos se puede iniciar el tratamiento.
2. Pacientes con QTc entre 460 ms y 500 ms (luz ambas del semáforo) son el grupo
de riesgo moderado para arritmias ventriculares y en ellos se deben vigilar
estrechamente variables que alargan el QT como el uso de otros fármacos,
alteraciones electrolíticas, etc.
3. Pacientes con QTc mayor de 500 ms (luz roja del semáforo) son el grupo de riesgo
alto para arritmias ventriculares, en ellos debe usar el tratamiento únicamente si
el beneficio supera el riesgo.
Monitoreo electrocardiográfico:
1. En los pacientes con luz verde el siguiente control de electrocardiograma será
a las 48 horas. No requieren otro EKG salvo juicio clínico del médico tratante.
2. En los pacientes con luz ámbar el siguiente control de electrocardiograma a
las 48 horas, luego a las 96 horas. No requieren otro EKG salvo juicio clínico
del médico tratante.
3. En los pacientes con luz roja, el control de electrocardiograma será a las 4
horas de la primera dosis del medicamento, luego a las 24 horas, luego a las
48 horas y luego a las 96 horas. No requieren otro EKG salvo juicio clínico
del médico tratante.
5. Valoración de la continuidad del tratamiento
En pacientes que reciben hidroxicloroquina o azitromicina deberá suspenderse
primero la azitromicina en los siguientes casos:
Presencia de taquicardia o fibrilación ventriculares luego de iniciado el
tratamiento.
Hallazgos de intervalo QTc > 500 ms en los controles.
Incremento de 60 ms del intervalo QT con respecto al intervalo QT basal.
Consideraciones Especiales
Ante esta pandemia actual, que afecta a los Sistema de salud de manera tan contundente, se
hace vital el hecho de poder realizar un diagnóstico lo más oportuno y preciso posible. Esto,
con el fin de implementar tratamientos efectivos, y a la vez alcanzar el control
epidemiológico de la misma. Es igualmente importante reconocer los armamentos
diagnósticos con los que contamos actualmente, y, sobre todo, discernir sobre la eficacia
diagnóstica individual, disponibilidad masiva, y relación costo/beneficio de cada uno de
ellos.
Hasta el momento, y según las últimas guías clínicas, en su mayoría chinas, el diagnóstico
clínico de los pacientes con COVID-19 debe ser confirmado con la realización de pruebas de
reacción de cadena polimerasas para la transcriptasa inversa del virus (RT-PCR), a los
especímenes respiratorios o sanguíneos. Este último, sirviendo a la vez como un indicador
condición. Sin embargo, hasta la fecha, se han descrito múltiples limitaciones la RT-PCR,
como son la disponibilidad de reactivos, inadecuada toma de muestra y transporte de esta, e
incluso se ha puesto en cuestionamiento el desempeño de los kits utilizados para la
realización de dicha prueba. Todo esto ha conllevado, a que, hasta el día de hoy, se reporte
un rango de postividad de la prueba de un 30-60%, al inicio de la presentación clínica. Si
analizamos lo anteriormente mencionado, nos lleva al razonamiento de que en una
emergencia como la actual, la baja sensibilidad de pruebas como la RT-PCR, sumado a que,
en nuestro país, presentan un costo equivalente al de una TAC de tórax simple, significaría
que muchos pacientes con COVID-19 no serían identificados, y por tanto no recibirían un
tratamiento adecuado a tiempo. Lo cual a su vez aumentaría exponencialmente el riesgo de
contagio, y la morbi-mortalidad de la población, tomando en cuenta la naturaleza del virus.
Por otra parte, es bien conocido, que la tomografía de tórax en su fase simple es una
herramienta diagnóstica para neumonías de cualquier etiología, siendo ésta relativamente
fácil de realizar, y la cual arroja un resultado rápido y confiable. En este contexto, estudios
recientes reportan, que la tomografía de tórax demuestra hallazgos radiológicos típicos de
infección por COVID-19, los cuales incluyen:
Consolidaciones
lóbulos inferiores
53%
segmentos posteriores
89%
Región perobronquial
Zonas internas del pulmón
Raras
ocasiones Derrame pleural
Algoritmo radológico recomendado
clínica y fiebre
TC
negativo positivo
Detener
Test ácido
observación Negativo Positivo
nucleico
clínica
Múltiple test de
negativo positivo Hospitalizar
ácidos núcleicos
Detener
Reexaminación
observación Negativo Positivo
de CT
clíinico
Detener
observación
observación
Hospitalaria
clínica
Nivel de sospecha radiológico de infección por COVID-19.
Las opacidades visualizadas en las 20 regiones son evaluadas de manera subjetiva, mediante
la utilización de la tomografía computarizada, atribuyéndoles los siguientes valores, cuya
sumatoria final estaría entre 0-40 puntos:
1: cuando las opacidades parenquimatosas envuelven menos del 50% de cada región
pulmonar.
2: cuando las opacidades parenquimatosas envuelven el 50% o más de cada región
pulmonar.
Según los resultados estadísticos del presente estudio, el umbral del CT-SS para determinar
los casos severos de COVID-19 fué 19.5. Por tanto, estipularon lo siguiente:
Pacientes con score mayor o igual a 19.5 son considerados severos, con un Valor
Predictivo positivo (PPV) de 75%, y un valor predictivo negativo (NPV) de
96.3%.
Pacientes con score menor a 19.5, son considerados leves, tomando en cuenta los
mismos valores predictivos.
Posterior a un tratamiento efectivo para COVID-19, y bajo la premisa clínica de cura, las
recomendaciones radiológicas del , son los siguientes:
1 2 3
Reducción evidente Escasa nivel de No evidencia de
de la extensión de las fibrosis pulmonar. nuevas lesiones.
lesiones pulmonares.
obsorción o
desaparición
completa de las
lesiones pulmonares.
Cuestionantes frecuentes
Múltiples líneas B
Engrosamienteo e irregularidad pleural
Consolidaciones subpleurales
Consolidaciones alveolares
Reaparición de líneas A (pacientes en recuperación), entre otros.
A pesar de ésto, ninguna de las guías radiológicas actuales lo proponen como el método de
diagnóstico y/o seguimiento de elección. Probablemente por lo operador-dependiente de sus
resultados, por lo no específico de sus hallazgos, o por el simple hecho, de que aumenta
exponencialmente la exposición del personal médico y hospitalario a la hora de su
realización.
4. ¿Debe usarse el ultrasonido abdominal como método de screening en pacientes
COVID-19?
Tomando en cuenta que, en la casuística mundial de pacientes infectados con el virus, se han
reportado tasas de prevalencia de síntomas grastointestinales de hasta 31%, es común la
cuestionante de los clínicos tratantes, sobre la realización de ultrasonido abdominal, como
método de screening en estos pacientes. Sin embargo hasta el día de hoy, no existe dicha
recomendación por parte de la Radiology Society of North America(RSNA), ni por el
Chinese Journal of Radiology(CJR). Ya que muchas de las revisiones hasta la fecha,
atribuyen dichas presentaciones clínicas, al proceso inflamatorio sistémico, en el cual se ven
envueltos muchos de éstos pacientes. En definitiva, las guías actuales recomiendan
individualizar cada paciente en el contexto abdominal que presentan, y proponen un
acercamiento entre el cuerpo clínico y de radiólogos, con el fin de determinar el estudio que
más oriente a determinar la causa de dicha afección. Todo ésto tomando en cuenta relación
riesgo/beneficio para el paciente y el cuerpo médico, a la hora de realizarlo. Así como
especificidad diagnóstica dirigida al órgano o Sistema en estudio.
A pesar de que en la actualidad nuestra institución tampoco cuenta con una estadística
establecida de paciente COVID-19 con hallazgos a favor de tromboembolismo pulmonar
secundario, a continuación, presentamos algunos casos que cumplen con los criterios antes
mencionados, y que fueron diagnósticados por nuestro departamento de radiología:
Estos receptores han sido identificados en las células alveolares tipo II del pulmón,
en las células epiteliales estratificadas del esófago, los enterocitos en íleo y colon, y los
colangiocitos, así como en las células del miocardio, células tubulares proximales del riñón
y células uroteliales de la vejiga. Recientemente, se ha demostrado que los receptores de ECA
II se expresan también en la mucosa de la cavidad oral y altamente en las células epiteliales
de la lengua. Por lo tanto, la cavidad oral y el tracto digestivo podrían ser una ruta de infección
y la expresión del receptor ECA II en el tracto digestivo podría explicar la presencia de
síntomas GI en pacientes con COVID19.
ESOFAGO
Otro tema importante para resaltar es el hallazgo muy recientemente reportado por
Lin et al. sobre la presencia de erosiones herpetiformes y úlceras en el esófago, como fuente
de sangrado GI en uno de sus pacientes, junto con la detección de ARN SARS-CoV-2 en
aquellas erosiones. El ARN viral también fue detectado en biopsias del esófago, estómago,
duodeno y recto en otros 2 pacientes que no tenían lesiones endoscópicas, sugiriendo que el
virus puede adherirse en el tracto digestivo.
DIARREA
Hay estudios que han identificado el ARN del SARSCoV-2 en hisopados anorrectales
y muestras de heces de pacientes con COVID-19 después del aclaramiento del virus en el
tracto respiratorio superior. Esto sugiere que el SARS-CoV-2 puede infectar y replicarse
activamente en el tracto gastrointestinal. Lo importante es considerar que esta fuente fecal
puede también conducir a la transmisión viral, especialmente cuando los aerosoles se generan
por el vapor del inodoro.
DAÑO HEPÁTICO
En su momento se planteó que el daño hepático podía generarse por lesión viral
directa, teniendo en cuenta que el virus utiliza la enzima convertidora de angiotensina 2
(ECA2) como su receptor y que esta abunda en el endotelio a nivel hepático y en la vía biliar.
Además de la lesión hepática producida de forma directa por el virus, se cree que, al igual
que en el alvéolo, la respuesta inflamatoria mediada por los linfocitos T CD8 citotóxicos
también ocasiona daño hepatocelular. Dos estudios documentaron la presencia de SARS-
CoV en el tejido hepático. Mediante una biopsia hepática post mortem se han podido
identificar cambios, como la esteatosis microvacuolar con actividad portal y lobular leve, que
pueden ser causados por una lesión viral o daño inducido por medicamentos.
PANCREATICO
PRONOSTICO:
Los pacientes sin síntomas GI mostraron el doble de probabilidad de curarse y ser dados de
alta, que aquellos con síntomas GI (60% vs. 34.3%.
Aún no disponemos de suficiente información de la clínica gastrointestinal exclusiva por
SARS-CoV-2, y los protocolos actuales están dirigidos al manejo de las manifestaciones
respiratorias quedando muchas incógnitas sobre otras manifestaciones. Además, es bien
conocida la transmisión del virus por secreciones respiratorias. Sin embargo, se ha descrito
la posibilidad de su transmisión por la excreción fecal por la detección del ARN viral en las
heces de pacientes infectados, incluso varias semanas tras su negativización en muestras
respiratorias.
No se debe olvidar que el intestino dejó de ser un órgano exclusivo para la nutrición y
desempeña funciones inmunológicas, y que, en esta pandemia, el compromiso
gastrointestinal está comenzado a tener un protagonismo en pacientes con enfermedad grave.
La afectación renal es frecuente, con una presentación clínica que varía desde proteinuria
leve hasta lesión renal aguda progresiva (LRA) que requiere terapia de reemplazo renal
(TRR) Alrededor del 20% de los pacientes ingresados en una unidad de cuidados intensivos.
Está surgiendo una comprensión de la fisiopatología y los mecanismos del daño renal y la
IRA en el contexto de una enfermedad crítica y COVID-19, aunque se necesitan más
investigaciones para identificar a los pacientes con riesgo de IRA y guiar las estrategias de
manejo.
La carga general de LRA en COVID-19 podría estar subestimada, ya que los valores de
creatinina al ingreso podrían no reflejar la verdadera función renal basal previa al ingreso, y
los valores de creatinina sérica previos podrían no estar fácilmente disponibles.
Proteinuria y hematuria
La lesión viral de los podocitos, pero también la activación del RAAS, pueden haber
contribuido a la proteinuria: la acumulación de angiotensina II puede ser responsable de la
endocitosis de la nefrina y, posteriormente, del aumento de la permeabilidad glomerular con
proteinuria. Se notificaron dos casos de proteinuria masiva asociada con IRA grave y
glomerulopatía colapsante histológica en 2 pacientes de raza negra hospitalizados por
infección por SARS-CoV-2. Esta forma de glomerulopatía se ha relacionado con una
variedad de condiciones, incluidas las infecciones virales. Curiosamente, tanto la proteinuria
como la hematuria están fuertemente asociadas con un aumento de la mortalidad hospitalaria.
Estos resultados deben interpretarse con cautela por varias razones. En primer lugar, se midió
la proteinuria al ingreso sin disponer de valores previos. Sin embargo, los pacientes incluidos
en estos estudios a menudo presentaban factores de riesgo de insuficiencia renal, como
diabetes, presión arterial alta y sobrepeso. En segundo lugar, la asociación con la mortalidad
puede reflejar la gravedad de la infección por SARS-CoV-2, pero también puede indicar una
enfermedad subyacente avanzada del paciente. En tercer lugar, especialmente en pacientes
de raza negra, no se puede excluir que la variante genética APOL1 pueda haber contribuido
a la patogenia de la glomerulopatía colapsante. Finalmente, la proteinuria y la hematuria
deben interpretarse con precaución en pacientes críticamente enfermos, febriles y oligúricos,
especialmente cuando se determinan con tira reactiva.
Aumento de la kaliuresis
En una cohorte de 175 pacientes infectados por COVID-19, la hipopotasemia con aumento
de la kaliuresis, como marcador de activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona
(RAAS), se asoció con las formas más graves de infecciones por SARS-CoV-2 que
requirieron ingreso en la UCI. De hecho, el 93% de los pacientes hospitalizados en la UCI
tenían hipopotasemia al ingreso.
Los autores sugieren que el aumento de la kaliuresis está relacionado con un aumento de los
niveles de angiotensina II. Sin embargo, se necesitarán datos con mediciones específicas de
todos los componentes de RAAS para confirmar esta hipótesis. De hecho, la hipopotasemia
puede ser secundaria a la diarrea inducida por el SARS-CoV-2, el uso de diuréticos u otras
tubulopatías inducidas por fármacos.
Sin embargo, hasta la fecha, ningún estudio informó datos específicos sobre el estado del
volumen en el momento del ingreso hospitalario y solo podemos asumir el papel de estos
factores en la aparición de la LRA
La entrada celular del coronavirus depende de la unión de las proteínas de pico viral (S) a los
receptores celulares y del cebado de la proteína S por las proteasas de la célula huésped. Por
lo tanto, la invasión celular depende de la expresión de ACE2 y también de la presencia de
la proteasa TMPRSS2 (proteasa transmembrana, serina 2), que es capaz de escindir el pico
viral.
En los riñones, la ECA2 se expresa en los bordes en cepillo apicales de los túbulos
proximales, así como en los podocitos. En las células endoteliales del riñón, solo la ECA se
expresa sin ECA2 detectable. Datos recientes de secuenciación de ARN de tejidos humanos
demostraron que la expresión renal de ACE2 era casi 100 veces mayor que en el tejido
pulmonar. TMPRSS también se ha detectado en el riñón y más específicamente en los túbulos
proximales. Más recientemente, Wang et al encontraron que el SARS-CoV-2 invadió las
células huésped a través de una ruta novedosa de proteína de punta CD147.
En segundo lugar, la ACE2 suele interactuar con el receptor AT1, formando un complejo que
evita la internalización y degradación de la ACE2 unida a la membrana en lisosomas. La
acumulación de angiotensina II disminuye esta interacción e induce la ubiquitinación y la
internalización de la ECA2 unida a la membrana en lisosomas.
Sin embargo, la ECA2 circulante y unida a la membrana puede ejercer efectos antagonistas
sobre la invasividad del COVID-19. La ACE2 circulante puede actuar como un señuelo al
prevenir la entrada del SARS-CoV-2 en las células diana, que depende de su receptor ACE2
unido a la membrana. Esto significa que además del equilibrio ACE / ACE2, el equilibrio
ACE2 soluble / ACE2 unido a la membrana es igualmente importante.
El papel de los inhibidores de RAAS debe examinarse luego a la luz de su potencial alteración
de ambos equilibrios Dos estudios retrospectivos recientes han sugerido que los inhibidores
de RAAS podrían ser protectores en pacientes con COVID-19
En el primer estudio retrospectivo que incluyó a 1128 pacientes con hipertensión, los autores
observaron una disminución del riesgo de mortalidad por todas las causas en los pacientes
que recibían inhibidores de la ECA / ARA. En el segundo estudio, una pequeña cohorte
retrospectiva, el uso de inhibidores de RAAS se asoció con una tendencia a una menor
proporción de pacientes críticos y una menor tasa de mortalidad.
Estudios clínicos recientes sugieren la falta de asociación entre los inhibidores de RAAS y el
riesgo de COVID-19 o de mortalidad. Por lo tanto, hasta la fecha, las sociedades
cardiovasculares han recomendado no agregar o suspender inhibidores del RAAS.
Existe una evidencia acumulada de que los pacientes con COVID-19 grave tienen un nivel
elevado de citocinas inflamatorias, especialmente cuando ingresan en la UCI. Huang
y col. mostró que la interleucina- - -1RA, IL-7, IL-8, IL-9, IL-10, factor de
crecimiento de fibroblastos (FGF), factor estimulante de colonias de granulocitos macrófagos
(GM-CSF), interferón - -CSF),
proteína inducible por interferón-
proteína inflamatoria de macrófagos 1 alfa (MIP1A), factor de crecimiento derivado de
vascular (VEGF) aumentaron, entre los que IL-2, IL-7, IL-10, G-CSF, IP10, MCP1, MIP1A,
Estas citocinas pueden participar en la LRA en pacientes con COVID-19 al interactuar con
las células residentes en el riñón e inducir disfunción endotelial y tubular. Por ejemplo, el
TNF- unirse directamente a los receptores de las células tubulares, desencadenando
la vía del receptor de muerte de la apoptosis.
Otros estudios también han encontrado una elevación de IL-6 en pacientes críticamente
enfermos con COVID-19 con niveles aumentados de IL-6 en el grupo sin supervivencia de
pacientes con COVID-19 en comparación con los supervivientes
Helms y col. encontraron que el 16,7% de los pacientes críticamente enfermos ingresados
por infección por SARS-CoV-2 tenían embolia pulmonar. Curiosamente, los pacientes con
SDRA por COVID-19 presentaron más complicaciones trombóticas que los pacientes con
SDRA sin COVID-19. En el riñón, la presencia de depósitos de fibrina en asas glomerulares
está a favor de una desregulación de la homeostasis de la coagulación que puede participar
en la disfunción microcirculatoria renal y la IRA.
La depleción de volumen al ingreso puede ser común en pacientes con COVID-19, ya que
generalmente se presentan con fiebre y rara vez se realiza reanimación con líquidos antes del
hospital. En estos casos, la hipovolemia debe corregirse para prevenir la LRA. Se han
utilizado estrategias de presión espiratoria final positiva relativamente altas y maniobras de
reclutamiento en el SDRA secundario a COVID-19;
En cuanto al TSR, no existen datos que apoyen el uso de estrategias diferentes a las utilizadas
en el contexto de la sepsis. El momento del TRS, la modalidad (intermitente o continua) y la
dosis pueden, por tanto, depender de datos distintos de COVID-19. Cabe destacar que Helms
et al . encontraron una alta incidencia de coagulación del filtro durante el TSR (especialmente
durante la hemofiltración venovenosa continua, con hasta un 96,6% de coagulación del
filtro). Si es posible, debe preferirse la anticoagulación regional con citrato (además de la
anticoagulación sistémica). En caso contrario, se debe prestar especial atención a administrar
una anticoagulación con heparina eficaz.
Tomando en cuenta que los pacientes con enfermedad por COVID-19 se pueden presentar
con distintos niveles de gravedad, en algunos casos en que estos se presentan con síntomas
leves no deben ser atendidos con una prioridad alta, se procede entonces a clasificar el
paciente al momento de valorarlo, agrupándolo de acuerdo con los criterios establecidos por
el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social como:
Caso sospechoso: es aquel paciente con enfermedad respiratoria aguda que presente
fiebre y al menos uno de los siguientes: tos, disnea, odinofagia, malestar general,
fatiga o cefalea. Esto presentándose sin otra etiología que puede explicar
completamente la presentación clínica. Se puede considerar como sospechoso
también aquellos casos de pacientes con enfermedad respiratoria aguda que han
estado en contacto con algún caso COVID-19 confirmado o probable en los últimos
14 días previos al inicio de los síntomas.
Caso probable: se refiere a un caso sospechoso para quién la prueba de COVID-19
no es concluyente.
Caso confirmado: se refiere al caso de personas con confirmación de laboratorio de
infección por SARS CoV-2 independientemente de presentar síntomas o signos
clínicos.
Tomar en cuenta que en TODO MOMENTO el personal médico y de enfermería debe utilizar
mascarilla de preferencia N-95 e inmediatamente se identifica un paciente con síntomas
respiratorios se le debe colocar una mascarilla simple a dicho paciente.
Fiebre
Tos seca persistente
Disnea
Diarrea
Cefalea
Anosmia
Ageusia
Contacto con paciente ya con confirmación para COVID-19
Si el paciente cumple con al menos dos de estos síntomas se debe valorar si el paciente
amerita atención urgente, tomando en cuenta los siguientes criterios:
Si el paciente presenta niveles de SpO2 disminuidos por debajo de 92%, se debe colocar
cánula nasal y cubrir nuevamente al paciente con mascarilla simple para evitar la
diseminación del virus. Si necesitase aporte mayor de 5 litros, usar mascarilla simple SIN
HUMIDIFICADOR con fines de disminuir el riesgo de aerolización. Si el paciente requiere
uso de alto flujo de oxígeno con mascarilla de reservorio se recomienda colocar en posición
decúbito prono.
Hemograma
Proteína C reactiva
Eritrosedimentación
BUN
Creatinina
Dímero D
LDH
Ferritina
Gasometría arterial
TAC de tórax simple o en su ausencia radiografía de tórax convencional
En cuanto a los métodos de imágenes, en la etapa inicial los pacientes con COVID-19 suelen
mostrar pequeñas y múltiples sombras y parches con cambios intersticiales de predominio en
la periferia pulmonar. A medida que la enfermedad progresa, las imágenes de estos pacientes
se desarrollan aún más volviéndose más difusas y presentando datos compatibles con patrón
de vidrio esmerilado. En casos más severos, se puede ver de hecho consolidación pulmonar.
(Ver imágenes 1 y 2)
En pacientes que cumplan criterios para enfermedad leve, los mismos pueden ser manejados
en emergencia de manera sintómatica luego dando manejo ambulatorio, seguimiento por
consulta de y aislamiento domiciliario, con toma de prueba PCR para COVID-19 de forma
ambulatoria. Nota: si el paciente no tiene posibilidades de cumplir con el aislamiento
domiciliario, debe ser notificado al MISPAS y ser ingresado.
N-Acetil cisteína: fármaco con acción principalmente mucolítico con la capacidad de romper
los enlaces disulfuros del moco y secreciones mucopurulentas logrando que sean más
fácilmente expulsables del tracto respiratorio. La dosis recomendada es de 300-600mg cada
8 horas VO o EV en casos de ingreso.
1. Lee MK, Choi J, Park B, et al. High flow nasal cannulae oxygen therapy in acute-
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