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Universidad Dr. José Matías Delgado – Antiguo Cuscatlán.

Facultad de Agricultura e Investigación Agrícola “Julia O’ Sullivan”.


Ingeniería en Gestión Ambiental.
Ensayo de Contaminación de los suelos y principales métodos de
descontaminación.
Fecha de Entrega: 1 de septiembre 2023.
Realizado por: Joaquín Miguel González Aparicio.
Cátedra: Fabricación Sostenible.
Docente asesor: Gloria Lucía Sánchez Trejo.

El suelo ha sido un recurso utilizado para diferentes actividades humanas en donde se


pueden identificar hidrocarburos, plaguicidas, insecticidas, herbicidas, fungicidas, ácidos,
residuos sólidos, metales pesados provenientes de: La actividad humana, industrial,
petrolera, minera y actividad agrícola donde los contaminantes pueden ser más
perceptibles. La contaminación se produce por la acumulación de estas sustancias hasta
niveles que afectan negativamente la supervivencia y el desarrollo de los seres vivos.
Las sustancias contaminantes son en primer lugar absorbidas y acumuladas por la
vegetación, es decir, que los vegetales son los seres que reciben estas sustancias antes
que la tierra, por lo que el proceso de transmisión (tanto nutritivas como contaminantes)
de las plantas a los animales y seres humanos se denomina cadena trófica. (Equipo
editorial, Etecé, 2016).

Los contaminantes pueden ser tóxicos y peligrosos para los organismos vivos y las
personas ya que son muy persistentes y están presentes en el suelo durante mucho
tiempo. Actualmente, muchas investigaciones con el objetivo de resolver la
contaminación en los suelos, han ido orientado en recuperar los suelos contaminados en
vez de destruirlos. De esta forma, se dispone de un amplio abanico de tecnologías de
recuperación de suelos contaminados, algunas de aplicación habitual y otras todavía en
fase experimental, diseñadas para aislar o destruir las sustancias contaminantes
alterando su estructura química mediante procesos generalmente químicos, térmicos o
biológicos. Su aplicación depende de las características del suelo y del contaminante, de
la eficacia esperada con cada tratamiento, de su viabilidad económica y del tiempo
estimado para su desarrollo (Reddy et al., 1999).
Mediante estrategias basadas en el uso de plantas que tienen la propiedad de acumular
contaminantes a través del proceso denominado “fitorremediación” se puede lograr la
remoción, transferencia, estabilización y/o degradación y neutralización de compuestos
orgánicos, inorgánicos y radioactivos que resultan tóxicos en suelos y agua (Rodríguez et
al., 2006).

Basado en la forma en la que se apliquen las técnicas de recuperación de suelos se


habla de tratamientos in situ, que actúan sobre los contaminantes en el lugar en el que se
localizan, y tratamientos ex situ, que requieren la excavación previa del suelo para su
posterior tratamiento, ya sea en el mismo lugar (tratamiento on-site) o en instalaciones
externas que requieren el transporte del suelo contaminado (tratamiento off-site). Los
tratamientos in situ requieren menos manejo, pero por lo general son más lentos y más
difíciles de llevar a la práctica dada la dificultad de poner en contacto íntimo a los agentes
de descontaminación con toda la masa de suelo contaminada. Los tratamientos ex situ
suelen ser más costosos, pero también más rápidos, consiguiendo normalmente una
recuperación más completa de la zona afectada. En función de los objetivos que se
quieren alcanzar a la hora de recuperar un suelo contaminado (Kaifer et al., 2004), se
puede distinguir entre:

Técnicas de contención: Se aplican para prevenir o reducir significativamente la migración de


los contaminantes orgánicos e inorgánicos en suelos y aguas subterráneas. No requieren la
excavación del suelo y son típicamente de bajo coste, aunque sí necesitan de inspecciones
periódicas. Entre ellas podemos mencionar: Sellado superficial o profundo, barreras verticales,
hidráulicas y horizontales.

Técnicas de confinamiento: Disminuyen la movilidad de los contaminantes a través de


procesos físicos y químicos, ya sea transformándolos en formas menos solubles y tóxicas
(estabilización) o encapsulando el material contaminado en una estructura sólida de gran tamaño
estructural (solidificación) (Suthersan, 1997). Entre ellas podemos mencionar: Estabilización
físicoquímica, inyección de solidificantes y vitrificación.

Técnicas de descontaminación: Enfocado a disminuir la concentración de los


contaminantes en el suelo. Entre ellas podemos mencionar: Extracción, lavado, pozos de
recirculación, oxidación UV.

Mediante la fitorremediación, se ha buscado que a través de la sensibilidad de las


especies vegetales a los contaminantes, pueda utilizarse como una alternativa de
descontaminación de los suelos ya que las especies vegetales varían considerablemente
a través de reinos y familias, siendo las plantas vasculares ligeramente más tolerantes.
Las diferentes respuestas de las plantas vasculares a contaminantes pueden ser
atribuidas a factores genéticos y fisiológicos (Calow, 1993). Las plantas pueden adoptar
distintas estrategias frente a la presencia de contaminantes en su entorno (Baker, 1981,
Barceló et al., 2003). Unas basan su resistencia a los contaminantes con la estrategia de
una eficiente exclusión del contaminante, restringiendo su transporte a la parte aérea.
Otras acumulan el contaminante en la parte aérea en una forma no tóxica para la planta.

Esta novedosa tecnología tiene como objetivo degradar y/o asimilar los contaminantes
presentes en el suelo, lo cual tiene muchas ventajas con respecto a los métodos
convencionales de tratamientos en lugares contaminados. En primer lugar, es una
tecnología de bajo costo, en segundo lugar, posee un impacto regenerativo en lugares en
donde se aplica y en tercer lugar su capacidad extractiva se mantiene debido al
crecimiento vegetal (Harvey et al., 2002). La fitorremediación de suelos contaminados es
una técnica de gran alcance, ya que permite actividades de restauración con menor
impacto ambiental sobre los terrenos que otras técnicas tradicionales, más invasivas y
con efectos secundarios adversos (Robinson, et al., 1997).

Por ejemplo, existen plantas que son capaces de acumular cantidades excesivas de
metales pesados, y se les conoce con el término "hiperacumuladoras" que fue introducido
por (Brooks, 1977), refiriéndose originalmente a las plantas que adquirieron una
concentración excesiva del níquel. El concepto fue ampliado más adelante a otros
elementos tales como cadmio, cobalto, cobre, plomo, selenio y zinc. Las plantas
hiperacumuladoras generalmente tienen poca biomasa debido a que ellas utilizan más
energía en los mecanismos necesarios para adaptarse a las altas concentraciones de
metal en sus tejidos (Kabata Pendias, 2000).

La capacidad de las plantas para bioacumular contaminantes varía según la especie


vegetal y la naturaleza de los contaminantes. Estas diferencias en la absorción de
contaminantes, pueden ser atribuidas precisamente a la capacidad de retención del
contaminante en cuestión, por el suelo de cultivo y a la interacción planta-raíz-
contaminante y al metabolismo vegetal propio (Vig et al., 2003). De acuerdo con la
estrategia de acumulación de (Baker, 1981), las plantas hiperacumuladoras pueden
superar en 100 ó más veces los valores normales de metales acumulados. Estas plantas
son especies muy tolerantes a uno o más metales pesados y a menudo su distribución
está restringida a suelos ricos en un amplio rango de concentraciones de metales, pues
no son competitivas en zonas no contaminadas. La hiperacumulación ha evolucionado en
más de 400 especies de plantas repartidas en 45 familias botánicas, siendo la familia
Brassicaceae las más abundantes (Baker et al., 2000).

Figura 1: Proceso de
fitoestibilización.

Las plantas de raíces, exudan para estabilizar, desmovilizar y unir los contaminantes en
la matriz del suelo, reduciendo así su biodisponibilidad. Todos estos se denominan
proceso de fitoestabilización. Ciertas especies de plantas se han utilizado para inmovilizar
contaminantes en el suelo a través de la absorción y acumulación por las raíces. Este
proceso es para contaminantes orgánicos y metálicos en suelos, sedimentos y lodos.
Estudios realizados con Hellianthus annuus (girasol):

Se empleó la especie Girasol (Helianthus annuus) como una alternativa para remover
sustancias tóxicas en suelos expuestos a contaminantes (Alaboudi et al., 2018; Shahid et
al., 2012).

El experimento duró 90 días, cuando la planta se encontraba en la fase de madurez


(Alberio et al., 2015), se monitoreo el crecimiento de la planta semanalmente apenas el
girasol emergió en la maceta, es importante mencionar que la altura se ha contabilizado a
partir del borde del suelo (desde el tallo) hasta el ápice del tallo principal y en la semana
13, los tejidos aéreos (tallos, hojas, y flores) y de la raíz, fueron separados, pesados y
luego lavados con agua desionizada para ser secados a 70 °C, hasta lograr un peso
constante.

(Figura 4a y 4b)

En el caso del plomo (Figuras 4a y 4b), este metal fijó mayores cantidades en las raíces
especialmente en aquellas correspondientes a los suelos más contaminados un promedio
máximo de 134,75 mg.kg-1 (Ahmadreza et al., 2020). En el caso de hojas, tallos y flores
se observó que las hojas bioconcentraron más plomo (prom. max.: 28,38 mg.kg-1) y en
menor grado lo hicieron los tallos y flores con valores muy cercanos entre sí (prom. max.:
9,16 mg Pb.kg-1).

Respecto al cadmio el contenido en los tejidos aéreos fue mayor en donde los suelos
presentaron menores concentraciones de cadmio y de plomo; esto permitió al Cd tener
una mayor movilidad a través de la planta.
Referencias bibliográficas.

Coyago, E. y S. Bonilla. 2016. Absorción de plomo de suelos altamente contaminados en


especies vegetativas usadas para consumo animal y humano. La Granja: Revista de
Ciencias de la Vida. Vol. 23(1): 35–46. ISSN: 1390-3799. Consultado: 29 de agosto de
2023. Recuperado de: https://core.ac.uk/download/pdf/84698843.pdf.

Munive, R.; Gamarra, G.; Munive, Y.; Puertas, F.; Valdiviezo, L.; Cabello, R. 2020.
Absorción de plomo y cadmio por girasol de un suelo contaminado y remediado con
enmiendas orgánicas en forma de compost y vermicompost. Scientia Agropecuaria 11(2):
177-186. Consultado: 31 de agosto de 2023. Recuperado de:
http://www.scielo.org.pe/pdf/agro/v11n2/2077-9917-agro-11-02-177.pdf.

Prieto Méndez, J., González Ramírez, C. A., Román Gutiérrez, A. D., & Prieto García, F.
(2009). Contaminación y fitotoxicidad en plantas por metales pesados provenientes de
suelos y agua. Tropical and Subtropical Agroecosystems, 10(1), 29-44. Consultado: 29 de
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"Principales contaminantes del suelo". Autor: Equipo editorial, Etecé. De: Argentina.
Para: Enciclopedia de Ejemplos. Disponible en: https://www.ejemplos.co/contaminantes-
del-suelo/. Última edición: 9 octubre, 2022. Consultado: 1 de septiembre de 2023.
Recuperado de: https://www.ejemplos.co/contaminantes-del-suelo/#ixzz8C84dJaP8

Rodríguez-Eugenio, N., McLaughlin, M. y Pennock, D. 2019. La contaminación del suelo:


una realidad oculta. Roma, FAO. Consultado: 1 de septiembre de 2023. Recuperado de:
https://www.fao.org/3/i9183es/i9183es.pdf.
Anexos.

Figura 1. Esquema
general de la
descontaminación de
iones metálicos en un
proceso natural de
fitorremediación (Singh et
al., 2003).

Figura 2.
Promedios y
desviaciones
estándar de las
concentraciones
de (a) plomo en
las raíces, (b)
plomo en los
tejidos aéreos, (c)
cadmio en raíces
y (d) cadmio en
los tejidos aéreos.

Glosario:
Cadena trófica: Conjunto de cadenas alimentarias de un ecosistema, interconectadas
entre sí mediante relaciones de alimentación.

Vitrificación: Consiste en el calentamiento del suelo a alta temperatura para conseguir su


fusión, tranformándose en un material vítreo, estable.

Exudan: Es la secreción de una planta de distintas sustancias por los poros de un tejido
dañado o enfermo.

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