El Maximato

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El Maximato

Plutarco Elías Calles fue presidente de México de 1924 a 1928; su gobierno se caracterizó por
los conflictos entre la religión y el Estado, debido a las restricciones al culto católico
impuestas por la ley Calles y posteriormente al inicio de la Guerra Cristera en 1926, que
buscaba revertir las acciones represoras de Calles hacia la Iglesia. 4
El gobierno de Calles también se caracterizó por la influencia de Álvaro Obregón, quien había
sido presidente de 1920 a 1924, sobre la política mexicana. Inicialmente Obregón planeaba
retirarse de la vida pública al finalizar su mandato y trasladarse a Sonora, pero poco a poco
decidió volver a la política mexicana, al punto en que se afirmaba que el gobierno era en
realidad una [diarquía], en la que Calles y Obregón gobernaban juntos al país.
A partir de 1926, Álvaro Obregón decidió regresar por completo a la vida política, motivado
principalmente por su intención de ser reelegido para la presidencia en el periodo posterior al
de Calles. Para permitir la candidatura de Obregón, se reformaron los artículos 82 y 83 de
la constitución de 1917, (decreto publicado el 22 de enero de 1929 en el Diario Oficial),
permitiéndose la reelección presidencial mientras no fuera en el periodo inmediato del
mandato.[1]
Álvaro Obregón se presentó como candidato a las elecciones celebradas el 10 de julio de
1928, en las que resultó ganador, con lo que se le otorgaría un segundo mandato
presidencial.5
Sin embargo, el 17 de julio de 1928, siete días después de que fuera reelecto como
presidente, Álvaro Obregón fue asesinado en el restaurante "La Bombilla" de la Ciudad de
México por José de León Toral, quien lo acusaba del conflicto entre la Iglesia y el Estado. 56
A la muerte de Obregón, el poder político de Calles era débil, siendo que el peso político de
los obregonistas era superior al suyo y que su presidencia estaba muy manchada debido al
estallido de la Guerra Cristera. Calles logró convertir en presidente interino a Emilio Portes
Gil, quien pertenecía a una corriente moderada del obregonismo y era, por lo tanto,
agradable tanto para él como para sus detractores políticos. 7
Emilio Portes Gil fue presidente interino de México tras el asesinato del presidente electo
Álvaro Obregón; su periodo presidencial duró del 1 de diciembre de 1928, fecha en que debía
iniciar el gobierno de Obregón, hasta el 5 de febrero de 1930, fecha en que dio inicio el
mandato del presidente constitucional Pascual Ortiz Rubio.8
Su presidencia se vio influida fuertemente por Plutarco Elías Calles, y se llegó al punto en
que él escogió a los miembros del gabinete presidencial, a pesar de lo cual Portes Gil pudo
llevar a cabo sus propios proyectos políticos en el país. 8
El 3 de marzo de 1929 inició la rebelión escobarista con la publicación del plan de
Hermosillo, que acusaba a Calles de la muerte de Obregón, se declaraba en contra del
gobierno de Portes Gil y proclamaba como presidente al general José Gonzalo Escobar. Esta
insurrección permitió que Calles fuese convertido en secretario de Guerra y Marina, cargo
que aprovechó, junto con la rebelión escobarista, para librarse de los generales de cuya
lealtad hacia él tenía duda.8
Entre las principales acciones durante su presidencia pueden contarse la creación
del Partido Nacional Revolucionario, el 4 de marzo de 1929, y la organización de
las elecciones presidenciales de 1929, en las que los principales contendientes fueron José
Vasconcelos y Pascual Ortiz Rubio.8
Pascual Ortiz Rubio fue presidente constitucional de México de 1930 a 1932. Obtuvo el cargo
en las elecciones presidenciales extraordinarias de 1929, y lo ocupó desde 1930 hasta 1932.
Durante su gobierno hizo frente a las repercusiones de la crisis económica mundial iniciada
en 1929, se redactó la Doctrina Estrada (la cual dice que México no debe juzgar, ni para bien
ni para mal, los gobiernos ni los cambios en el gobierno de otras naciones) y se promulgaron
la Ley Federal del Trabajo, la Ley de Crédito Agrícola y el Código Penal. Igualmente, México se
hizo miembro de la Liga de las Naciones, amplió la red telefónica en el país y ratificó
la libertad de cultos.
Su elección estuvo plagada de irregularidades, fue muy disputada y existen dudas sobre la
veracidad de los resultados oficiales, que permitieron a Ortiz Rubio convertirse en presidente.
Tras dos años de mandato presentó su renuncia, y es, hasta la fecha, el último presidente de
México que ha renunciado a su cargo.

Sustitución de Abelardo L. Rodríguez


Ocupó el cargo desde 1932 hasta 1934; fue el sustituto de Ortiz Rubio, tras su renuncia.
Durante su gobierno se empleó una política económica que favoreció el desarrollo de la
industria y el comercio, se trazaron carreteras (México-Nuevo Laredo, Puebla-
Tehuacán y Morelia-Guanajuato), se promulgaron la Ley de Nacionalización y Naturalización,
el Código Sanitario y la Ley Orgánica de los Tribunales Federales, entre otras. También se
estableció el salario mínimo, se reformó la Ley de Patrimonio Ejidal, envió al Congreso de la
Unión la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de México, le fue otorgado el control total
de cambios al Banco de México por decreto el 2 de mayo de 1933 y fue inaugurado el Palacio
de Bellas Artes.
La historia señala que Abelardo siempre estuvo influenciado por Plutarco Elías Calles, quien
le exigió que sujetara al clero haciendo cumplir la ley de cultos. Se dice que la política de
Abelardo fue contradictoria debido a que reformó el artículo 3° de la Constitución mexicana
el 10 de octubre de 1934 e implantó una educación socialista, pero también condenó el
movimiento obrero, de inspiración comunista acusándolo de adoptar ideas exóticas. Cambió
el nombre de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, por el de Secretaría de la
Economía Nacional, pasando a depender de dicha Secretaría el Departamento de Estadística
Nacional.
En 1934, Lázaro Cárdenas del Río fue elegido presidente Constitucional de México. La
influencia de Calles sobre la vida política del país dio origen a que las personas que ocuparon
la presidencia de la República durante esos años fueran consideradas meros títeres cuyas
decisiones no eran propias, sino que respondían al modo en que Calles manejaba los hilos de
la política. Sin embargo, no está del todo claro hasta dónde llegó realmente su poder personal
y en qué consistía.

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