El Avivamiento

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EL AVIVAMIENTO

Por

Charles G. Finney

CAPÍTULO I

COMO EMPEZAR UN AVIVAMIENTO

¿Qué es un avivamiento?

Un avivamiento no es nada más que un nuevo comienzo de obediencia a DIOS. Como


en el caso de la conversión de los pecadores, el primer paso es un arrepentimiento
profundo, que parta el corazón, y nos postre en el polvo delante de DIOS, con
verdadera humildad, y un abandono del pecado.

Un individuo fue una vez a una fábrica para ver la maquinaria de la misma. (Este
individuo era el mismo señor Finney). Su expresión era solemne, puesto que acababa
de estar en un lugar en que había habido un avivamiento. El personal que trabajaba en
la fábrica le conocía de vista, y sabía quién era. Una muchacha que estaba trabajando
le vio e hizo un comentario tonto a su compañera, riéndose. El visitante se paró y la
miró con un sentimiento de pena. La chica se quedó sorprendida; el hilo en la máquina
se rompió y, cuando ella trató de anudarlo, no pudo por lo nerviosa que estaba. Miró
por la ventana para sosegarse y volvió a empezar; una y otra vez trató de recobrar la
compostura. Al fin se sentó, vencida por sus propios sentimientos. El visitante
entonces se le acercó y le habló; ella manifestó pronto un profundo sentimiento de
pecado. Este sentimiento se esparció por toda la fábrica como fuego y antes de pocas
horas todas las personas empleadas allí se hallaban bajo la convicción de pecado:
Tanto fue así que el dueño, aunque no era cristiano, se quedó asombrado, y mandó
que pararan las máquinas y se celebrara una reunión de oración; porque, dijo, es de
mucha más importancia que toda esta gente se convierta que seguir trabajando. Y en
pocos días, el propietario y casi todos los que trabajaban en el establecimiento (unos
3.000) habían profesado haberse convertido. La mirada de este individuo, la expresión
solemne de su rostro, sus sentimientos compasivos, reprendieron la ligereza de esta
muchacha y la trajeron bajo la convicción de pecado; y probablemente en gran parte
todo este gran avivamiento resultó de este pequeño incidente.
CAPÍTULO II

CUANDO HAY QUE ESPERAR UN AVIVAMIENTO

"¿No volverás a darnos vida, para que Tu pueblo se regocije en Ti”?


(Salmo 85:6)

1. Cuando hay falta de amor fraternal y confianza cristiana entre los que profesan ser
religiosos, entonces es necesario un avivamiento. Entonces hay una clara llamada de
DIOS para avivar su obra.

2. Cuando hay disensiones, celos, murmuraciones entre los que profesan ser religiosos,
entonces hay gran necesidad de un avivamiento. Estas cosas muestran que los
cristianos se han alejado de DIOS y es hora de pensar seriamente en un avivamiento.

3. Cuando hay un espíritu mundano en la Iglesia. Es evidente que la Iglesia se ha


hundido en un estado bajo y resbaladizo, cuando se ve a los cristianos que se ajustan al
mundo en cuanto a vestido, comportamiento y fiestas, buscando diversiones
mundanas, leyendo novelas y otros libros que el mundo lee.

4. Cuando la Iglesia encuentra que sus miembros caen en pecados graves y


escandalosos, es el momento de despertar y clamar a DIOS por un avivamiento de la
religión.

5. Cuando los pecadores son descuidados e indiferentes, es hora de que los cristianos
se muevan. Es su deber, no menos que lo es el de los bomberos cuando suena la
campana de incendios, en una gran ciudad, el ir a apagarlo. La Iglesia tendría que
apagar los fuegos del infierno que alcanzan a los malvados. ¡Dormir! ¿Puede dormir el
bombero y dejar que arda toda la ciudad? ¿Qué pensaríamos de un bombero así? Y
con todo, su culpa no puede compararse con la de los cristianos que duermen
mientras los pecadores que les rodean se van hundiendo en los fuegos del infierno.

6. Si un ministro encuentra que ha perdido en algún grado la confianza de su grey,


tendría que trabajar para un avivamiento, como el único medio de ganar la confianza
de los suyos otra vez. Y no ya para ganar su confianza, sino que un avivamiento
conseguido por medio de él, como instrumento, restaurará la confianza de los suyos
que oran. De modo que si un anciano, o un miembro particular de la Iglesia, encuentra
a sus hermanos fríos hacia él, sólo hay un modo de restaurarlos. Es siendo avivado él
mismo, vertiendo desde sus ojos e irradiando de su vida el esplendor de la imagen de
Cristo.

El hecho es, que los cristianos tienen más culpa de no ser reavivados que los pecadores
de no ser convertidos.
7. Una Iglesia que declina de esta manera no puede continuar existiendo sin un
avivamiento. Si recibe nuevos miembros, estos, en general, serán personas poco o
nada piadosas. Sin un avivamiento no habrá, probablemente, tantas personas nuevas
convertidas como las que morirán en un año. Ha habido iglesias en este país cuyos
miembros se han ido muriendo, y como no había avivamientos para convertir a otros
en su lugar, la Iglesia ha ido muriendo y la organización se ha disuelto.

8. Sin un avivamiento los pecadores se irán endureciendo bajo la predicación y


experimentarán una condenación más horrible que si no hubieran oído el Evangelio.
Vuestros hijos y amigos irán a una condenación más horrible en el infierno, como
consecuencia de no hacer caso de los medios de gracia, si no hay avivamientos para
convertirlos a DIOS. Mejor sería para ellos que no hubiera medios de gracia, ni
santuario, ni Biblia, ni predicación, que el vivir y morir donde no hay avivamiento. El
Evangelio es un cauce para llevar la muerte o lo muerto, si no es hecho un cauce de
vida para vida.

9. No hay otro medio por el cual la Iglesia pueda santificarse, crecer en la gracia y ser
preparada para el cielo. ¿Qué es crecer en la gracia? ¿Es oír sermones y oír nuevas
nociones sobre religión? No, de ninguna manera. El cristiano que hace esto y nada más,
está empeorando cada día, se endurece y cada semana será más difícil ponerle a la
altura de su deber.

10. Puede esperarse un avivamiento cuando los cristianos tienen un espíritu de


oración para el avivamiento. Esto es, cuando oran como si sus corazones estuvieran
dedicados a ello. A veces los cristianos no se dedican de modo definido a orar por un
avivamiento, ni cuando son fervientes en la oración. Su mente está en otras cosas;
oran por otras cosas --la salvación de los paganos y cosas así-- y no por un avivamiento
entre ellos mismos. Pero cuando sienten la necesidad de un avivamiento, entonces
oran pidiéndolo; sienten que lo necesitan para sus propias familias y la vecindad; piden
por ellos como si no se les pudiera negar aquello que piden.

¿Qué es lo que constituye un espíritu de oración? ¿Son muchas oraciones y palabras


fervientes? ¡No! La oración es un estado del corazón. El espíritu de oración es un
estado de deseo continuo y ansia de la mente para la salvación de los pecadores. Es
algo que pesa sobre uno. Es lo mismo, en cuanto se refiere a la mente, que cuando un
hombre está ansioso por algún interés mundano. Un cristiano que tenga este espíritu
de oración siente angustia por las almas. Este es el tema de sus pensamientos en todo
momento, y hace que parezca y que obre como si tuviera una carga en su mente.
Piensa en ello de día, sueña en ello de noche. Esto es propiamente el "orar sin cesar".
Sus oraciones parecen fluir del corazón como fluiría un líquido: "Oh, Señor, aviva tu
obra." Algunas veces este sentimiento es muy profundo; hay personas que se han
inclinado tanto orando que su espalda ha quedado doblada.

11. Este espíritu no es en modo alguno entusiasmo. Es exactamente lo que sentía


Pablo cuando dice: "Hijitos míos, por quienes sufrí dolores de parto". El sufrimiento de
esta alma es una profunda agonía, que las personas sienten cuando han echado mano
de DIOS para esta bendición, y no le dejan ir hasta que la reciben. No quiero decir que
es esencial para un espíritu de oración que su tensión tenga que ser así. Pero un deseo
ferviente, persistente, profundo, para la salvación de los pecadores es lo que
constituye el espíritu de oración para un avivamiento.

12. Cuando este sentimiento existe en una iglesia, a menos que este espíritu sea
agraviado por el pecado, habrá infaliblemente un avivamiento de cristianos,
generalmente, el cual implicará la conversión de pecadores a DIOS. Un pastor me
contó una vez de un avivamiento entre su grey, que había comenzado con una mujer
celosa en la fe y de gran piedad de la Iglesia. Esta mujer sentía ansia por los pecadores,
y se entregó a orar por ellos; oró y su aflicción aumentó y finalmente fue a su pastor y
habló con él, pidiéndole que convocara una reunión para personas interesadas, porque
sentía que era necesario. El pastor no compartió su opinión, porque él no sentía que
hubiera esta necesidad.

La semana siguiente ella fue a verle otra vez y le rogó que convocara esta reunión. Ella
sabía que alguien acudiría, porque sentía que DIOS iba a derramar su Espíritu. El pastor
se negó otra vez.

Finalmente ella le dijo: "Si usted no convoca la reunión, yo voy a morir, porque no me
cabe la menor duda que va a haber un avivamiento." El domingo siguiente el pastor
convocó la reunión, y dijo que si algunos deseaban conversar con él sobre la salvación
de su alma, podrían reunirse con él una noche de la semana, que indicó. No sabía que
hubiera nadie interesado, pero cuando se dirigió al lugar de la reunión se quedó
aturdido al ver una gran cantidad de personas ansiosas de inquirir. ¿Ahora bien, no
creéis que esta mujer sabía que iba a haber un avivamiento? Llámese esto como se
quiera, una nueva revelación, o una vieja revelación, o lo que sea. Yo digo que fue el
Espíritu de DIOS el que enseñó a esta mujer, que oraba, que iba a haber un
avivamiento. "El secreto del Señor" estaba con ella y ella lo sabía. Sabía que DIOS había
estado en su corazón, y lo había llenado a rebosar.

13. Puede esperarse un avivamiento religioso cuando los cristianos empiezan a


confesar sus pecados unos a otros. En otras ocasiones confiesan sus pecados de un
modo general, como si no lo hicieran del todo en serio. Pueden hacerlo en lenguaje
elocuente, pero esto no significa nada. Pero cuando hay un sincero quebrantamiento,
y un derramamiento del corazón en la confesión del pecado, las compuertas están a
punto de estallar y la salvación lo inundará todo.

14. Puede esperarse un avivamiento cuando los cristianos están dispuestos a hacer los
sacrificios necesarios para que tenga lugar. Tienen que estar dispuesto a sacrificar sus
sentimientos, sus negocios, su tiempo y ayudar en la obra. Los pastores deben estar
dispuestos a exponer su fuerza y arriesgar su salud y su vida. Tienen que estar
dispuestos a ofender al impenitente con sus palabras fieles y claras, y quizás a ofender
a muchos miembros de la iglesia que no querrán acudir para trabajar. Pero deben
adoptar una actitud decidida ante el avivamiento, pase lo que pase. Deben de estar
preparados a seguir trabajando aunque pierdan el afecto de los no penitentes y de la
parte fría de la iglesia. El ministro debe estar preparado, si es la voluntad de DIOS a
perder su posición como pastor en aquella iglesia. Debe estar decidido a seguir
adelante con rectitud y dejarlo todo a la mano de DIOS.
15. Conozco a un pastor que tenía a un joven que trabajaba con él en un avivamiento.
El joven predicaba la pura verdad y esto a los pecadores no les gusta. Estos dijeron:
"Nos gusta el pastor y que predique él". Finalmente, le presionaron tanto que el pastor
dijo al joven: "Fulano de tal, que da tanto para la obra, dice esto; Mengano dice
aquello y Zutano lo mismo. Estas personas creen que se romperá la unidad de la iglesia
si continúas predicando y por tanto, creo que sería mejor que no predicaras más." El
joven se marchó, pero el Espíritu de DIOS se retiró inmediatamente del lugar y el
avivamiento terminó. El ministro, al ceder ante los deseos malvados de los inicuos,
alejó a DIOS, por miedo de que el diablo le expulsara de allí. De modo que para
satisfacer al diablo ofendió a DIOS. Y DIOS ordenó de tal modo el curso de las cosas,
que al poco tiempo el pastor tuvo que dejar aquella iglesia, después de todo. El intentó
pasar por entre el diablo y DIOS, y DIOS lo echó.
CAPÍTULO III

COMO FOMENTAR UN AVIVAMIENTO

"Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; roturad el


barbecho, porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe
justicia."
(Oseas 10:12)

Los judíos eran un pueblo de labradores y pastores y, por tanto, es común en la Biblia
hallar ilustraciones que se refieren a la vida del campo y sus labores, la labranza y el
pastoreo. Aquí el profeta Oseas se dirige a ellos como una nación que se ha vuelto
atrás; los reprende por su idolatría y los amenaza con el juicio de DIOS.

Un avivamiento consiste en dos partes; por lo que respecta a la Iglesia y lo que


respecta a los no salvos. Hablaré en esta ocasión de un avivamiento en la Iglesia.
Barbecho es el terreno que ha sido arado, pero que se deja sin sembrar, y la próxima
temporada de siembra necesita volver a ser ablandado y roturado, para poder recibir
el grano.

Si se quiere roturar el barbecho del corazón, hay que empezar examinándolo:


Examinándolo y notando el estado de la mente y ver dónde estamos. Muchos nunca
parecen pensar en esto. No prestan atención a su propio corazón y nunca saben si
están prosperando religiosamente o no, si están ganando terreno o yendo hacia atrás,
si son fructíferos o son un yermo. Ahora habéis de quitar vuestra atención de otras
cosas y atender a esto. Ocupaos de ello. No os apresuréis. Examinad a conciencia el
estado de vuestro corazón y ved dónde os halláis; si estáis andando con DIOS, cada día,
o si vais con el diablo.

El auto-examen consiste en contemplar vuestra vida, considerar vuestras acciones,


buscar en el pasado y ver cuál es vuestro verdadero carácter. Regresad a vuestra
historia pasada. Considerad vuestros pecados uno a uno. No quiero decir dar un
vistazo, simplemente, sino considerarlos uno a uno. Si es necesario coged pluma y
papel y tomad nota de ellos.

Hay que repasarlos como el mercader repasa sus libros. La confesión general no basta.
Los pecados fueron cometidos uno a uno. El arrepentimiento de ellos ha de ser hecho
uno a uno. Consideremos primero lo que comúnmente se llama pecados de omisión.

1. La ingratitud. Este pecado consiste en recibir favores de DIOS sin mostrar o ejercitar
gratitud por ellos. ¿Cuántas veces has faltado? Recuerda los actos de providencia
notable, un cambio en el curso de los acontecimientos, algo que te salvó de la ruina.
Escribe los casos de bondad de DIOS cuando tú estabas en pecado, antes de la
conversión y por los cuales no has dado bastantes gracias y lo mismo las numerosas
misericordias que has recibido desde entonces. ¡Cuán largo es el catálogo de ejemplos
en que tu ingratitud ha sido tan negra que te ves forzado a esconder el rostro confuso!
Póstrate de rodillas y confiésalos a DIOS y pide perdón. El mismo acto de confesión te
traerá otros pecados a la memoria. Haz esto tres o cuatro veces y verás el número
asombroso de misericordias por las cuales no has dado nunca gracias a DIOS.

2. Falta de amor a DIOS. Piensa cómo te sentirías agraviado si descubrieras que el


afecto de los tuyos, tu esposa, tu marido, tus hijos, flaqueara; si vieras que su mente se
desvía de ti y piensan en otra persona. Quizá te sentirías morir de celos, justos y
virtuosos. Pues bien, DIOS se llama un DIOS celoso; y tú no le has dado todo el corazón,
sino que le has ofendido entregando tu corazón a otros amores. ¿No crees haberle
ofendido?

3. Descuido de la Biblia. Anota los casos en que quizá durante semanas, o más, la
Palabra de DIOS no te ha causado ningún placer. Algunos, es verdad, leen capítulos
enteros de tal forma que después no pueden ni decir lo que han leído. Si es así, no es
de extrañar que tu vida flote a la deriva y que tu religión sea un verdadero fracaso.

4. Incredulidad. Recuerda los casos en que virtualmente has puesto en duda la


veracidad del DIOS de verdad, pues esto es tu incredulidad en Sus promesas y
declaraciones expresas. DIOS ha prometido dar el Santo Espíritu a los que se lo pidan.
¿Crees tú esto? ¿Lo has pedido? ¿Has esperado que Él te conteste? ¿No has dicho
virtualmente en tu corazón, cuando orabas pidiendo el Santo Espíritu: "No creo que lo
reciba?” Y si no creías ni esperabas recibir la bendición que DIOS te había prometido
de modo especifico, ¿No es como si le acusaras de mentir?

5. Descuido de la oración. Piensa en las ocasiones en que has descuidado la oración


privada, la oración familiar y las reuniones de oración; o que has orado de tal manera
que has agraviado y ofendido a DIOS aún más que si no hubieras orado.

6. Descuido de los medios de gracia. Cuando has permitido que con excusas baladíes,
tu descuido de asistir a las reuniones quedara justificado en tu mente; cuando has
vertido desprecio sobre los medios de salvación meramente por no gozar en el
cumplimiento de tus deberes espirituales.

7. La manera en que has ejecutado tus deberes. Esto es, falta de sentimiento y de fe,
con un estado mental mundano, de modo que tus palabras no eran más que de labios
y no merecías que DIOS te escuchara o hiciera caso de ti. Cuando has caído de rodillas
y "dicho tus oraciones" de modo descuidado e indiferente, hasta el punto que a los
cinco minutos, ya no te habrías acordado de lo que decías.

8. Falta de amor a las almas de tus prójimos. Mira a tus amigos y parientes y recuerda
cuán poca compasión has sentido por ellos. Has estado a su lado y visto que se dirigen
al infierno, pero, parece que esto no te preocupa. ¿Cuántos días ha habido en que no
has hecho de su condición el tema de una simple oración sincera, ni has mostrado
deseo ardiente por su salvación?
9. Falta de interés por los paganos. Quizá no te has interesado en enterarte de su
condición; qué ni aun has leído ninguna revista misionera. Mira esto y considera si es
que te interesas por los paganos, y evalúa la intensidad de tus sentimientos por ellos y
el deseo que tienes de su salvación. Compara con esto el deseo que tienes de tu propia
salvación. ¿Cuánto has dado para que se les envíe el Evangelio?, ¿Te niegas, para
mostrar este interés, satisfacciones superfluas como té, café o tabaco?, ¿Te has
instalado cómodamente en tu estilo de vida y no estás dispuesto a pasar el menor
inconveniente por ellos?, ¿Oras por ellos en privado?, ¿Pones aparte algo para
depositar en el tesoro del Señor, cuando vas a orar? Si no haces esto y tu alma no está
en agonía por los pobres paganos, ¿Por qué pretendes ser cristiano en realidad?, ¿No
está tu profesión marcada por la hipocresía, hasta el punto que es un insulto para
Jesucristo?

10. Descuido de tus deberes familiares. Piensa en la forma en que has vivido para tu
familia, como has orado, qué ejemplo les has dado. ¿Qué esfuerzos directos haces
habitualmente para su bienestar espiritual?, ¿Qué deber para con ellos es el que no
has descuidado?

11. Descuido en vigilar tu propia vida. En muchos casos te has apresurado para
atender a tus asuntos particulares y no has dedicado tiempo ni sinceridad para pasar
cuentas con DIOS; ¡cuán frecuentemente has descuidado vigilar tu conducta y no
estando alerta, has pecado delante del mundo, de la Iglesia y delante de DIOS!

12. Descuido en la vigilancia de tus hermanos. ¿Cuántas veces has quebrantado el


pacto de que vigilarías sobre ellos en el Señor? ¡Cuán poco te preocupas del estado de
sus almas! Y con todo tienes el solemne deber de velar sobre ellos. ¿Qué has hecho
para estar en contacto con ellos?, ¿Sobre cuántos te has interesado, para conocer su
estado espiritual?, ¿Cuántas veces has visto a tu hermano enfriarse en la religión y no
le has hablado? Le has visto empezando a descuidar un deber tras otro y no le has
reprendido como hermano, con amor fraternal. Le has visto caer en pecado y le has
dejado. Y todavía dices que los amas. ¡Qué hipócrita eres! ¿Cómo puedes dejarlos
resbalar sin advertirles?, ¿Permitirías, quedando tú indiferente, que algo así ocurriera a
tu esposa o a uno de los tuyos?

13. Descuido de la abnegación, o sea, negarse a uno mismo. Hay muchos que
profesan querer hacerlo todo en religión, en tanto que no se requiera negarse a sí
mismos. Cuando se requiere que hagan algo en que hayan de negarse a sí mismos ¡ah!,
¡esto es demasiado! Creen que están haciendo mucho por DIOS y que hacen lo que es
razonable pedir, tanto si es todo lo que pueden, como si no; pero no están dispuestos
a privarse de ninguna comodidad o conveniencia por poder servir al Señor. No están
dispuestos a sufrir reproches por el nombre de Cristo. Ni a negarse los lujos de la vida,
a fin de ayudar a salvar un mundo que se dirige al infierno. Se hallan tan lejos de saber
que la abnegación es una condición del discipulado, que no tienen idea de lo que es
negarse a sí mismos. No se han negado ni aun un alfiler por Cristo y por el Evangelio.
¡Oh, estas personas se hallan camino del infierno! Están dando de su abundancia, y
dan mucho, y son prontos en quejarse de que otros no dan más; cuando en verdad, no
dan nada de lo que necesitan, algo de lo que hubieran podido disfrutar aunque lo
hubieran retenido. Sólo dan lo que les sobra de su riqueza; y quizá la pobre mujer que
pone un centavo en la colecta ha ejercido más abnegación que ellos, que han dado
millares.

Vamos ahora a ocuparnos de los pecados de comisión.

14. Mundanalidad. ¿Cuál es el estado de tu corazón con relación a las posesiones


mundanas? ¿Las has considerado como tuyas, como si tuvieras derecho a poseerlas en
calidad de propias, según tu voluntad? Si ha sido y es así, escríbelo. Si has amado la
propiedad, y la has buscado por lo que es en sí, para satisfacer tu ambición, tu espíritu
mundano, o para acumularlo para tu familia, has pecado y has de arrepentirte.

15. Orgullo. Recuerda los casos en que te has descubierto en ti mismo la práctica del
orgullo. La vanidad es una forma especial de orgullo. ¿Cuántas veces te has
descubierto en consulta con la vanidad sobre tu vestido y apariencia? ¿Cuántas veces
has pensado más y te has preocupado más de pasar tiempo decorando tu cuerpo para
ir a la iglesia que en preparar tu mente para el culto a DIOS? ¿Te has interesado más en
tu apariencia externa, en el aspecto del hombre mortal, que en tu alma, o sea ver
cómo aparece a la vista de DIOS, que escudriña el corazón? De hecho te has preparado
para que los otros te rindan culto a ti, en vez de prepararte tú para rendir culto a DIOS.
Has procurado dividir la atención en la casa de DIOS, llamar más la atención del pueblo
de DIOS para que miren tu hermosa apariencia. Es en vano que quieras decir ahora
que no te preocupa si los demás te miran o no. ¡Sé sincero! ¿Te habrías preocupado
tanto de tu aspecto si todos los demás hubieran sido ciegos?

16. Envidia. Mira los casos en que has sentido envidia de los que están por encima de
ti en algún aspecto. O quizá has envidiado a los que tienen más talento o son más
útiles que tú. ¿No has envidiado a algunos, y has sufrido cuando oíste a otros que los
elogiaban? ¿Ha sido más agradable para ti pensar en sus faltas que en sus virtudes, en
sus fracasos que en sus éxitos? Sé sincero contigo mismo; y si has albergado este
espíritu del infierno, arrepiéntete profundamente delante de DIOS, pues de lo
contrario no se te perdonará.

17. Criticas y censuras. Piensa en casos en que has mostrado un espíritu rudo, en que
has hablado de otros cristianos en formas en que no había caridad ni amor; o falta de
amor, que siempre requiere que esperes lo mejor en todo caso posible y que
interpretes de la mejor manera posible toda conducta dudosa.

18. Calumnia. ¿Hay ocasiones en que has hablado de las faltas de otros, reales o
supuestas, a su espalda; has hablado de miembros de la Iglesia y otros sin necesidad y
sin ninguna razón buena? Esto es calumniar. No tienes porqué mentir para calumniar;
el decir la verdad con la intención de perjudicar ya es calumniar.

19. Ligereza y frivolidad. ¿Con cuánta frecuencia has dado muestras de ligereza ante
DIOS, cosa que no te habrías permitido en la presencia de un Soberano de la tierra?,
¿Te has portado como un ateo, pues te has olvidado de que hay un DIOS, o le has
mostrado menos respeto a Él, en Su presencia, del que habrías tenido por un juez de la
tierra?
20. Mentir. Has de entender lo que es mentir. Mentir es todo intento de engañar; si no
hay este intento no es mentira. Pero si dices algo con la intención de desviar de la pura
verdad, es una mentira. No las llames con otras palabras. Para DIOS son MENTIRAS, y
tú eres culpable de MENTIR, y no trates de disimularlo. ¡Cuántas falsedades se
cometen en los negocios, en el trato social, con palabras, aspectos, y acciones que
están calculados para causar una cierta impresión en otros, por razones egoístas!

21. Engaños y trampas. Escribe los casos en que has hecho algo a otro que no te
habría gustado que te lo hicieran a ti. Esto es engaño. DIOS ha dado la regla para este
caso: "Todas las cosas que quieras que los hombres te hagan a ti, esto es lo que debes
hacer a ellos." Si no lo has hecho has faltado. La regla no es que deberías hacer "todo
lo que razonablemente puedes esperar que hagan para ti", porque esta regla podría
admitir un cierto grado de maldad. La regla es: "Que tú quisieras que hicieran a ti."

22. Hipocresía. Por ejemplo, en tus oraciones y confesiones a DIOS. Piensa en las
oraciones pidiendo cosas que no quieres en realidad. Y la evidencia es que cuando has
terminado de orar, no podrías decir por qué has orado. ¿Cuántas veces has confesado
pecados de los que no tenías intención de apartarte y que no tenías el solemne
propósito de no repetirlos? Sí, has confesado pecados que piensas repetir y ¡seguir
viviendo!

23. Robar a DIOS. Aquí entra el tiempo perdido, pasando las horas que DIOS te ha
dado para servirle y salvar almas, en diversiones vanas y conversación tonta, leyendo
novelas o no haciendo nada; casos en que has aplicado mal tus talentos y capacidades
mentales, en que has despilfarrado dinero en concupiscencias, o cosas que no
necesitabas y que no contribuyen a tu salud, bienestar o utilidad. Quizá dinero para
tabaco. No diré nada de bebidas alcohólicas, porque ya doy por sentado que quien
profesa religión no bebe, pero deseo que ni aun uses este verdadero veneno, el tabaco.

24. Mal humor. Quizá hayas faltado a tu esposa, hijos, resto de la familia, criados o
vecinos. Pon todo esto en el papel.

25. Impedir a otros que sean útiles. Quizá has debilitado su influencia con
insinuaciones contra ellos. No sólo has privado a DIOS de sus talentos, sino que has
atado las manos de otro. Que mal siervo es aquel que no sólo deja de hacer él lo que
debe sino que, además, impide a los otros que lo hagan. Esto es el quitarles el tiempo;
destruir su confianza en Cristo. Con ello te has puesto en las manos de Satanás,
holgazaneando e impidiendo trabajar a otros.

Si has cometido una falta contra un individuo y te es posible, por hallarse él cerca, ve y
se lo confiesas. Si está distante, escríbele. Si has defraudado a alguien, envíale el
dinero con los intereses.

Haz todo esto ahora, no lo aplaces; esto lo empeoraría todo. Confiesa tus pecados a
DIOS, si los has cometido contra DIOS y a los hombres si los has cometido contra los
hombres. No pienses escaparte andando alrededor de estas piedras de tropiezo.
Quítalas. Cuando rotures tu barbecho has de quitar todos los obstáculos. Pequeñas
cosas que te impiden que te sientas en lo religioso de modo diferente de lo que
quisieras. Rotura la tierra, otra vez. No te desanimes, no dejes de hacerlo porque es
difícil; conduce el arado, vuelve los terrones arriba y abajo, hasta que todo esté blando
para recibir la semilla y rendir fruto a ciento por uno.

26. Cuando hayas terminado, a conciencia, vuelve a empezar otra vez, como dije,
pensando que lo que has escrito te recordará otras cosas relacionadas con ellas. Y de
nuevo, por tercera vez. Verás que puedes recordar cantidades enormes de cosas, que
no te gustaría recordar en la eternidad. Prepara y repasa esta lista con el mismo
cuidado y solemnidad con que te prepararías para el juicio final.

AI repasar el catálogo de tus pecados asegúrate bien de tu resolución de hacer una


reforma total y ahora. Todo lo que no esté bien, decide al instante que, con la ayuda y
fuerza de DIOS, no volverás a hacerlo. No sería de ningún beneficio examinarse a
menos que hagas la decisión de enmendar todo lo que haya malo en tu corazón, tu
temperamento y tu conducta.

Cuando lo hagas, si ves que en tu mente hay aún oscuridad, que no se hace la luz y que
el Espíritu de DIOS está apartado de ti, es que no has sido bastante concienzudo. En el
progreso de la obra has de forzarte, poner toda tu intención en la obra, con la Biblia
delante, probando tu corazón. No puedes esperar que DIOS obre un milagro para ti,
roturando el barbecho. Sólo lo hará haciendo tú uso de los medios. Concentra tu
atención en tus pecados. No puedes pensar en ellos mucho tiempo y a conciencia sin
ver lo malvado de los mismos y sentirlo, sentirlo profundamente.

La experiencia demuestra que es beneficioso el repasar la propia historia de esta


manera. Ponte a trabajar en ello; decide que no pararás hasta que puedas orar. No
tendrás nunca el Espíritu de DIOS en ti hasta que hayas desentrañado todo este
misterio de iniquidad y presentado tus pecados delante de DIOS. Que este trabajo de
arrepentimiento y plena confesión, este quebrantamiento delante de DIOS, tengan
lugar y tendrás el espíritu de oración, en abundancia, a rebosar. La razón por la cual
tan pocos cristianos conocen este espíritu de oración, es porque nunca se han tomado
el trabajo de examinarse debidamente y someter sus corazones de esta forma.

27. No sería de ningún valor el predicarte si tu corazón está endurecido, en barbecho.


El labrador no echa su semilla sobre la roca. No produciría nada. Por ello entre los que
profesan religión hay tan poco fruto; mucho exterior, pero poco sentimiento. Hay
mucha actividad y poca piedad. Si sigues así en los caminos de DIOS, seguirás
endureciéndote, las cosas empeorarán, como la lluvia y la nieve hacen más espesa la
costra de un campo en barbecho y vuelven los terrones más duros.

28. Los que profesan religión no deberían estar nunca satisfechos o esperar un
avivamiento, por el mero hecho de despertar de su sueño, jactarse y hablar mucho,
aunque sea a los pecadores. Tienen que empezar roturando su campo. Una vez hecho
esto, para conseguir un modo de sentir más profundo, lo que hay que hacer es salir y
ver a los pecadores camino al infierno y hablar con ellos y guiar sus almas
desorientadas. Entonces recibirás más sentimiento. Te puedes entusiasmar sin esta
roturación; puedes mostrar mucho celo, pero no durará y no vas a hacer mella en los
pecadores, ni los retendrás. La razón es que lo harás de modo mecánico sin la debida
preparación.

29. Y finalmente, ¿Estás dispuesto a roturar tu campo en barbecho? ¿Quieres seguir


este curso que se te indica y perseverar en él hasta que estés del todo despierto? Si
dejas de hacerlo, de prepararte, no puedes seguir conmigo mucho trecho. He ido
contigo tan lejos como pude para serte útil, pero ahora has de roturar el campo. De lo
contrario todo lo que me queda por decir no te será de ninguna utilidad. Más aún, te
hará peor, te endurecerá. Si no te pones a trabajar en esto inmediatamente puedes
estar seguro que no tienes interés en un avivamiento, que has abandonado a tu pastor
y le dejas para que luche solo. Si no lo haces, puedo decirte que has olvidado a Cristo,
porque rehúsas arrepentirte y volver a tus obras del principio, como hacía la iglesia del
Apocalipsis.
CAPÍTULO IV

EL ESPÍRITU DE ORACIÓN

"Y de igual manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues, qué es
lo que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. Y el que escudriña los corazones sabe
cuál es la mentalidad del Espíritu, porque conforme a la voluntad de DIOS intercede
por los santos."
(Romanos 8:26-27)

Nuestra ignorancia respecto a la Voluntad de DIOS, tanto la que se revela en la Biblia,


como la que no nos es revelada, es tan grande, que tenemos que saber por medio de
Sus providencias. La humanidad está prácticamente en ignorancia tanto de las
promesas y profecías de la Biblia, como ciega a la providencia de DIOS. Y aún están
más a oscuras sobre aquellos puntos en que DIOS no ha dicho nada excepto por medio
de la dirección de Su Espíritu. He mencionado estas cuatro fuentes de evidencia en las
cuales se funda la fe en la oración: Promesas, profecías, providencias y el Santo
Espíritu. Cuando fallan todos los otros medios para guiarnos al conocimiento de qué es
lo que hemos de pedir al orar, el Espíritu nos guía.

Sé de un hombre (Nota: Indudablemente se trata de él mismo) que estaba en gran


oscuridad espiritual. Se retiró para orar, resuelto a no desistir hasta haber hallado al
Señor. Se arrodilló y trató de orar. Todo era oscuro y no podía orar. Se levantó un rato;
pero no quería ceder, porque había prometido que no dejaría que se pusiera el sol
aquel día, sin haberse entregado al Señor. Se arrodilló de nuevo; pero todo era oscuro
y su corazón era tan duro como antes. Estaba casi desesperado y dijo en agonía: "He
agraviado el Espíritu de DIOS y no hay promesa para mí. Estoy apartado de la presencia
de DIOS."

Pero, estaba resuelto a no rendirse y se volvió a arrodillar. Había dicho unos pocas
palabras solamente cuando este pasaje apareció en su mente, como si acabara de
leerlo: "Y me buscaréis y me hallaréis, cuando me buscareis de todo corazón" (Jeremías
29:13). Vio que aunque esta promesa estaba en el Antiguo Testamento y estaba
dirigida a los judíos todavía era aplicable a él, como a ellos. Y esto quebrantó su
corazón, como el martillo del Señor, en un momento. Y oró, y se levantó feliz en DIOS.

Conocí a un individuo (Rev. Daniel Nash), que acostumbraba hacer una lista de las
personas por las cuales tenía un interés especial y he tenido la oportunidad de conocer
a multitud de personas, por las cuales él estaba interesado, que se convirtieron
inmediatamente. Le he visto orar por personas en su lista y estaba literalmente
agonizando por ellas y en algunas ocasiones he sabido que había llamado a otra
persona para que le ayudara a orar por alguien. He sabido que su mente se
concentraba así en un individuo de carácter endurecido, abandonado y que no podía
ser alcanzado por los métodos corrientes. El siguiente es uno de estos casos:

En una ciudad en la parte norte de este Estado, en que había un avivamiento, vivía
cierto individuo que era un enemigo del cristianismo, violento y ofensivo. Tenía una
taberna y se deleitaba jurando y blasfemando siempre que había cristianos cerca, que
le estaban oyendo, con el propósito de molestarles. Era tan malo que un vecino dijo
que debía vender su casa, o darla y marcharse de la ciudad, porque le era imposible
vivir cerca de un hombre que blasfemaba así. Pues bien, este buen hombre del cual
estoy hablando, pasó por la ciudad y oyó hablar del caso, y sintió mucha pena por el
individuo. Lo puso en su lista de oración. El caso pesaba en su mente cuando dormía y
cuando estaba despierto. Siguió pensando en este hombre impío, y orando por él, día
tras día. Y, cuando menos se esperaba, el tabernero fue a una reunión, se levantó y
confesó sus pecados y derramó su alma, el hombre más quebrantado que he visto.
Confesó todo lo que había hecho.

Su taberna inmediatamente se convirtió en una sala para reuniones de oración. De


esta manera el Espíritu de DIOS conduce a los cristianos a orar por cosas por las que no
orarían, de no ser guiados por el Espíritu; y así oran "según la Voluntad de DIOS".

1. Se ha hecho mucho mal diciendo que esta clase de influencia equivale a una nueva
revelación. Mucha gente tendrá miedo de ella si oyen que se la llama así, y no se
pararán a inquirir lo que significa, ni procurarán saber si las Escrituras la enseñan o no.
La verdad es que el Espíritu guía al hombre a orar; y si DIOS guía a un hombre a orar
por un individuo, la inferencia a sacar de la Biblia es que DIOS le ha destinado a ser
salvo. Si hallamos, comparando nuestro estado mental con la Biblia, que somos
guiados por el Espíritu para orar por un individuo, tenemos buena evidencia de que
DIOS está preparado a bendecirle.

2. Los cristianos que oran con devoción, con frecuencia, ven estas cosas por anticipado,
tan claramente que incluso dan lugar a que otros tropiecen. A veces, parece que
profetizan. No es de extrañar que algunos se equivoquen cuando piensan que son
conducidos por el Espíritu sin serlo. Pero no hay duda que un cristiano puede discernir
claramente las señales de los tiempos y así entender, por la Providencia, lo que hay
que esperar, y orar por ello con fe. Así son conducidos a esperar un avivamiento y a
orar por él con fe, cuando nadie más ve ninguna señal del mismo.

3. Había una mujer en Nueva Jersey, en un lugar en que había habido un avivamiento.
Estaba convencida de que iba a haber otro. Quería celebrar una "serie de reuniones".
Pero el pastor y los ancianos no veían ninguna razón para hacerlo, y se negaron. Ella
veía que estaban ciegos y quería seguir adelante. Dijo a un carpintero que le hiciera
sillas, porque iba a celebrar reuniones en su propia casa; ¡estaba segura que habría un
avivamiento! Apenas había abierto sus puertas para las reuniones, que el Espíritu de
DIOS descendió con gran poder, y aquellos miembros adormilados se hallaron
rodeados de pecadores redargüidos de pecado. Sólo podían decir: "Ciertamente,
Jehová está en este lugar y yo no lo sabía" (Génesis 28:16). La razón por la que
personas como esta mujer entienden la indicación de la voluntad de DIOS, no es
porque tengan una sabiduría superior, sino porque el Espíritu de DIOS les guía a ver las
señales de los tiempos. Y esto, no por revelación; sino que lo ven por un convergir de
providencias a un punto único, que produce en ellos una expectativa confiada de un
resultado cierto.

El texto dice: "El mismo Espíritu hace intercesión con gemidos indecibles." El significado
de esto, creo yo, es que el Espíritu estimula deseos demasiado grandes para ser
pronunciados excepto gimiendo; llenando el alma demasiado para que estos gemidos
puedan ser expresados por palabras, de modo que la persona sólo puede gemirlos a
DIOS, el cual entiende el lenguaje del corazón.

4. ¿Cómo es redargüido un pecador? Pues, pensando en sus pecados. Esta es la


manera en que un cristiano obtiene sentimientos profundos, pensando en un objeto.
DIOS no va a concederte estas cosas a menos que te esfuerces. Tienes que hacer caso
de las impresiones más ligeras. Toma una Biblia y repasa los pasajes que muestran las
condiciones y posibilidades del mundo. Mira el mundo, tus hijos, vecinos y ve su
condición mientras están en pecado; luego, persevera en oración y esfuérzate hasta
que obtengas la bendición del Espíritu de DIOS.

Me he entretenido más en este tema, porque quiero dejarlo bien claro para que
tengas cuidado de no agraviar al Espíritu. Quiero que tengas ideas elevadas del Espíritu
Santo, y sientas que no hay nada bueno sin sus influencias. Sin Él no sirve de nada ni la
oración ni la predicación. Si Jesucristo viniera aquí a predicar a los pecadores, ni uno se
convertiría sin la intervención del Espíritu. Ten cuidado, pues, de no agraviarlo,
desairándole o descuidando sus influencias celestiales cuando Él te invita a orar.

5. Vemos de todo esto lo absurdo de usar fórmulas en la oración o libros de oración. La


misma idea de usar una forma escrita o aprendida, o modelo, rechaza, como es natural,
la guía del Espíritu. No hay nada más opuesto al espíritu de oración, y calculado para
oscurecer y confundir la mente, que el usar formas. Las oraciones en forma escrita no
son sólo un absurdo en sí, sino que son una añagaza del diablo para destruir el espíritu
y quebrantar el poder de la oración. No sirve de nada decir que la forma es buena. La
oración no consiste en palabras. Y no importa qué palabras se dicen si el Espíritu de
DIOS no las guía. Si el deseo no está enardecido, los pensamientos son dirigidos y toda
la corriente de sentimiento producida y guiada por el Espíritu de DIOS, lo que decimos
no es oración. Y las fórmulas sólo impiden que un individuo ore como debería.

6. "El Espíritu hace intercesión"; ¿Para quién? ¡Para los santos! Los que son santos son
afectados así. Si sois santos sabéis por experiencia qué es esto: Y si no, es porque
habéis agraviado al Espíritu de DIOS, de modo que no os guía. Vivís de tal forma que
este Santo Consolador no mora en vosotros ni os da el espíritu de oración. Si es así,
tenéis que arrepentiros. No te pares a considerar si eres cristiano o no, pero
arrepiéntete, como si no lo hubieras hecho nunca. Empieza a hacer obras. No des
como un hecho que ya eres cristiano, sino ve, como un humilde pecador y vierte tu
corazón ante DIOS. No puedes tener el espíritu de oración de ninguna otra manera.

7. Nada suele producir una excitación y una oposición tan rápidamente como el
espíritu de oración. Si una persona está tan abrumada con la situación de los
pecadores y gime en su oración, algunos se ponen nerviosos y al punto se les reprende.
Por mi parte aborrezco toda afectación de sentimiento cuando no hay ninguno y todos
los esfuerzos de alentarse y cobrar calor uno mismo, por medio de gemidos. Pero creo
que he de defender la posición de que hay un cierto estado mental, en el cual sólo hay
una manera de abstenerse de gemir: Esto es, resistiendo al Espíritu Santo.

Estuve una vez presente en una discusión sobre este tema. Se dijo que "los gemidos
tenían que ser considerados reprobables". Se hizo inmediatamente la pregunta:
"¿Puede DIOS producir un estado tal de sentimiento que haga imposible contener los
gemidos?" La respuesta fue: "Sí, pero no lo hace nunca." Entonces el apóstol Pablo se
hallaba en la más egregia confusión cuando escribió: "Con gemidos indecibles."
Edwards se engañaba cuando escribió su libro sobre avivamientos. Ahora bien, nadie
que repase bien la historia de la Iglesia va a adoptar este punto de vista. No me gusta
este intento de cerrar, acallar, ahogar o limitar el espíritu de oración. Más bien me
cortaría la mano derecha que rechazar y reprender el espíritu de oración, como he
oído que se hacía, diciendo: "¡Que no se oigan más gemidos!"
CAPÍTULO V

LA ORACIÓN QUE PREVALECE

"La oración eficaz del justo tiene mucha fuerza."


(Santiago 5:16)

1. Hay dos clases de medios necesarios para fomentar un avivamiento: El uno es influir
en los hombres; el otro influir en DIOS. La verdad es empleada para influir en mover a
DIOS, no quiero decir que la mente de DIOS se cambie por la oración, o que se cambie
su disposición de carácter. Pero la oración produce un cambio tal en nosotros que hace
compatible para DIOS que haga lo que de otro modo no sería compatible. Cuando un
pecador se arrepiente, este estado de sentimiento hace apropiado que DIOS le
perdone. DIOS siempre ha estado dispuesto a perdonarle bajo estas condiciones, de
modo que cuando el pecador cambia sus sentimientos y se arrepiente, no se requiere
ningún cambio de sentimiento en DIOS para perdonarle. Es el arrepentimiento del
pecador que hace posible su propio perdón, y es la ocasión para que DIOS actúe así.

2. Otros yerran en la dirección opuesta. No que se pueda hacer demasiado énfasis en


la oración. Pero pierden de vista el hecho de que la oración, cuando es ofrecida por sí
misma, aunque se hiciera para siempre no daría ningún resultado.

Algunos van a sus cuartos solos "para orar" simplemente porque "han de decir sus
oraciones". Ha llegado la hora en que tienen el hábito de orar, sea la mañana, el
mediodía o cuando sea. Pero, en vez de tener algo que decir, no hay nada definido en
su mente, y oran según les vienen las palabras, lo que flota en su imaginación en aquel
momento, y cuando han terminado apenas se acuerdan de lo que han dicho. Esto no
es oración efectiva.

3. Para orar de modo efectivo has de orar con sumisión a la voluntad de DIOS. No
confundas la sumisión con la indiferencia. Son muy distintas. Conocí a un individuo que
vino a un lugar en que había un avivamiento. Él estaba frío y no entró en el espíritu del
mismo y no tenía espíritu de oración; y cuando oyó que los hermanos oraban como si
no se les pudiera negar lo que pedían, se sobresaltó de su atrevimiento y siguió
insistiendo en la importancia de orar con sumisión; cuando era evidente que confundía
la sumisión con la indiferencia.

4. Mientras no conocemos la voluntad de DIOS, el someterse, sin oración, es tentar a


DIOS. Quizá, aunque no lo sepamos, el hecho de que ofrezcamos la clase adecuada de
oración puede ser lo que da lugar a que cambie el curso de las cosas. En el caso de un
amigo impenitente, la importunidad y fervor de tu oración puede muy bien ser lo que
le salve del infierno.
5. La oración que prevalece se ofrece hoy día, cuando los cristianos se han
enfervorizado hasta un punto de importunidad y santo atrevimiento que cuando
miraron hacia atrás después, se asombraron de que se hubieran atrevido a ejercer tal
importunidad ante DIOS. Y con todo, estas oraciones suyas habían prevalecido y
obtenido la bendición. Y muchas de estas personas, con las cuales tengo amistad, se
hallan entre las más santas que he conocido.

6. La tentación a motivos egoístas es tan fuerte que hay motivo para temer que las
oraciones de muchos padres nunca se han elevado más allá de deseos de ternura
paterna o materna. Y ésta es la razón por la que muchas oraciones no han sido
contestadas y porque muchos padres piadosos y que oran tienen hijos infieles. Gran
parte de la oración para el mundo pagano parece basada sólo en el principio de la
simpatía. Hay misioneros y otros, que insisten casi exclusivamente en los millones de
paganos que van al infierno, mientras se dice muy poco de que están deshonrando a
DIOS.

7. Muchos cristianos llegan a la oración que prevalece por medio de un proceso


retardado. Su mente se va llenando gradualmente de ansiedad sobre un objeto, de
modo que se dedican a sus quehaceres suspirando sus deseos ante DIOS. Como la
madre cuyo hijo está enfermo va rondando por la casa suspirando como si su corazón
fuera a partirse. Y si es una madre que ora, sus gemidos suben a DIOS todo el día. Si
sale de la habitación en que está su hijo, su mente sigue todavía allí; y si está
durmiendo, sus pensamientos están sobre él y se despierta sobresaltada en su sueño,
pensando que quizá su hijo está muriendo. Toda su mente está absorbida en aquel
niño enfermo. Este es el estado de la mente de los cristianos que ofrecen oración que
prevalece.

8. El espíritu de aquellos que han estado en aflicción por las almas de otros, me parece
a mí, no es diferente de la del apóstol que sufría por las almas y "deseaba él mismo ser
anatema, separado de Cristo, por amor a sus hermanos" (Romanos 9:3). No es distinto
tampoco de la del salmista (Salmo 119:53): "El furor se apoderó de mí a causa de los
inicuos, que dejan tu ley." (vers. 136): "Ríos de agua descendieron de mis ojos, por los
que no guardan tu ley." Ni del profeta Jeremías, Jeremías 4:19: "¡Mis entrañas, mis
entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí, no
callaré; porque has oído sonido de trompeta, oh, alma mía, pregón de guerra." Y en los
capítulos 9:1 y 13:17; y en Isaías 22:4. Leemos de Mardoqueo, cuando vio a su pueblo
en peligro de ser destruido con una destrucción eventual (Ester 4:1) que "rasgó sus
vestidos, se vistió de cilicio y cubierto de ceniza, se fue por la ciudad clamando con
grande y amargo clamor." ¿Y por qué hemos de pensar que las personas no han de
desesperarse cuando no pueden tolerar la consideración de la miseria de aquellos que
van a la destrucción eterna?

9. Si quieres orar de modo efectivo, tienes que orar mucho. Se dijo del apóstol
Santiago que una vez muerto, hallaron que tenía callos en las rodillas, como las rodillas
de un camello, de tanto orar. ¡Ah, éste era el secreto del éxito de estos ministros
primitivos!, ¡Tenían callos en las rodillas!
10. Si intentas orar de modo efectivo, tienes que ofrecerlo en el nombre de Cristo. No
puedes presentarte ante DIOS en tu propio nombre. No puedes pedir en tus propios
méritos. Pero puedes presentarte en un Nombre que siempre es aceptable. Ya
sabemos lo que es usar el nombre de otra persona. Si vamos al banco con un talón
firmado por un millonario, puedes sacar el dinero como si lo hiciera él mismo. Pues
bien, Jesús te da derecho al uso de Su nombre. Y cuando oras en el nombre de Cristo,
significa que puedes prevalecer como si fuera Él mismo y recibir tanto como DIOS daría
a Jesús si fuera Él quien lo pidiera. Pero has de orar con fe.

11. Estos fuertes deseos que he descrito son los resultados naturales de gran
benevolencia y visión clara, respecto al peligro de los pecadores. Es razonable que sea
así. Si las mujeres presentes miraran y vieran que su casa está ardiendo y oyeran los
gritos de los que están dentro, se desmayarían de horror y agonía. Y nadie se
sorprendería, ni dirían que son tontas o locas, por afligirse de tal manera. Es al
contrario: Todos se extrañarían si no expresaran sus sentimientos así. ¿Por qué, pues,
hay que extrañarse si los cristianos sienten lo que he descrito, cuando ven claramente
el estado y el peligro de los pecadores? Los que nunca lo han sentido no conocen lo
que es la verdadera benevolencia y su piedad tiene que ser muy superficial. No quiero
juzgar severamente, o hablar sin caridad, pero afirmo que esta piedad es superficial.
Esto no es crítica, sino la pura verdad.

12. Cuando los cristianos son llevados a extremos, hacen un esfuerzo desesperado,
ponen la carga sobre el Señor Jesucristo y simplemente, confían en Él como si fueran
niños. Entonces se sienten aliviados, entonces sienten cómo el alma por la que han
estado orando está salvada. La carga ha desaparecido y DIOS parece calmar el alma
con una dulce seguridad de que la bendición será concedida. A menudo, después de
que un cristiano ha pasado esta lucha, esta agonía en oración y ha obtenido un alivio
así, siente afectos celestiales dulcísimos que salen de él: El alma descansa dulce y
gloriosamente en DIOS y "se alegra con gozo inefable y glorioso" (1 Pedro 1:8).

13. Estos dolores de nacimiento por las almas crean también un notable lazo de unión
entre los cristianos fervientes y los recién convertidos. Los que se convierten son muy
caros a los corazones de los que tuvieron este espíritu de oración por ellos. El
sentimiento es como el de una madre por su primer hijo. Pablo lo expresa con gran
belleza, cuando dice: "Hijitos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto (se habían
vuelto atrás y sufría la agonía de un padre sobre su hijo vagabundo), estoy de parto por
vosotros otra vez hasta que Cristo sea formado en vosotros." En un avivamiento he
notado con frecuencia de qué manera los que tienen el espíritu de oración aman a los
recién convertidos. Ya sé que esto es como si hablara de álgebra a aquellos que no lo
han sentido.

14. Otra razón por la que DIOS requiere esta clase de oración es que es el único modo
en que la Iglesia puede ser preparada debidamente para recibir grandes bendiciones
sin ser perjudicada por ellas. Cuando la Iglesia está así postrada en el polvo delante de
DIOS y está en la profundidad de la agonía en oración, las bendiciones le hacen bien.
Mientras que si recibe la bendición sin esta postración profunda del alma, se envanece
y se llena de orgullo. Pero así, aumenta su santidad, su amor y su humildad.
15. El siguiente hecho fue contado por un pastor y yo lo oí. Dijo que en cierta ciudad
no había habido ningún avivamiento durante muchos años; la iglesia estaba casi
extinguida, la juventud eran todos inconvertidos y la desolación era general. Vivía en
una parte retirada de la ciudad un anciano, herrero, el cual tartamudeaba tanto, que
era penoso escucharle. Un viernes, estando en su fragua, solo, su mente se conmovió
por el estado de la iglesia y los impenitentes. Su agonía era tan grande que se vio
obligado a dejar su trabajo, cerrar el taller y pasar la tarde en oración.

Prevaleció, y el sábado llamó al pastor y le dijo que convocara una "reunión". Después
de algunas dudas el pastor consintió; le hizo notar, sin embargo, al herrero, que temía
que asistirían muy pocos. La reunión iba a celebrarse aquella noche en una casa
particular grande. Cuando llegó la noche había más gente reunida de la que cabía en la
casa. Todos estuvieron silenciosos un rato hasta que un pecador rompió a llorar y dijo
que si alguien podía orar, que orara por él. Otro siguió y así sucesivamente uno tras
otro hasta que había personas procedentes de todos los barrios de la ciudad que
estaban bajo una profunda convicción de pecado. Y lo más notable de todo fue que
todos coincidieron en dar la hora en que el anciano estaba orando en su taller como la
hora en que fueron convictos de pecado. A esto siguió un poderoso avivamiento. Este
anciano tartamudo, pues, prevaleció y como un príncipe tuvo poder ante DIOS.
CAPÍTULO VI

LA ORACIÓN DE FE

"Por eso os digo que todo cuanto rogáis y pedís, creed que lo estáis recibiendo, y lo
tendréis."
(Marcos 11: 24)

1. La Biblia establece muchos principios y da muchas promesas que los cristianos


podrían usar, con sólo pensar en ellas. Cuando estás en circunstancias a las cuales se
aplican las promesas y principios, deberás usarlos. Un padre halla esta promesa: "Mas
la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le
temen y su justicia sobre los hijos de los hijos. Sobre los que guardan su pacto y los que
se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra" (Salmo 103:17,18). Aquí
hay una promesa para los que poseen cierta característica. Si un padre está
convencido de que la tiene, tiene el derecho de aplicársela a sí mismo y a su familia. Si
tienes este rasgo, puedes hacer uso de esta promesa en oración, creerla incluso para
los hijos de los hijos.

2. Donde hay alguna declaración profética de que aquello porque oras es agradable a
la voluntad de DIOS; cuando es claro por la profecía que el acontecimiento ha de tener
lugar, tienes que creerlo y hacer de ello base para tu oración de fe especial. Si el
tiempo no está especificado en la Biblia, y no hay evidencia de otros orígenes, no estás
obligado a creer que va a ocurrir ahora o inmediatamente. Pero si el tiempo está
especificado, o si se puede saber por el estudio de las profecías y parece haber llegado,
entonces los cristianos tienen la obligación de comprenderlo y aplicarlo, ofreciendo la
oración de fe. Por ejemplo, tomemos el caso de Daniel, con respecto al retorno de los
judíos de su cautividad. ¿Qué dice? "Yo Daniel, miré atentamente en los libros
sagrados el número de los años que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de
cumplirse sobre las ruinas de Jerusalén: setenta años" (Daniel 9:2). Aprendió de los
libros; esto es, estudió su Biblia y por ella averiguó que el término de la cautividad eran
setenta años.

3. ¿Qué hace entonces? Se apoya sobre la promesa y dice: "DIOS ha prometido poner
fin a la cautividad dentro de setenta años y este período ya ha expirado, ¿No hay, pues,
necesidad de hacer nada más?" ¡Oh, no! Dice: "Y volví mi rostro al Señor DIOS,
buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza" (vers. 3). Se puso a orar al
instante para que se cumpliera la profecía. Oró en fe. Pero ¿Qué había de creer? Lo
que había visto por la profecía. Hay muchas profecías no cumplidas todavía, en la Biblia,
que los cristianos tienen la obligación de entender, en tanto que son capaces de ello y
que son base para la oración de fe. No creáis, como hacen algunos, que por haber sido
profetizado no es necesario orar por ello, o de que pasará, oren o no los cristianos.
DIOS dice con respecto a esta misma clase de sucesos que son revelados en la profecía:
"Aun seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto." (Ezequiel 36:37).
4. Cuando el Espíritu de DIOS está sobre ti y estimula deseos fervientes sobre cualquier
bendición, estás obligado a orar por ello en fe. Estas obligado a inferir, por el hecho de
que te sientes atraído por el deseo a esta cosa como resultado de la actividad del
Santo Espíritu, que estos deseos son obra del Espíritu. No es común que la gente ore
con los deseos de tipo recto, a menos que sean estimulados por el Espíritu de DIOS. El
apóstol se refiere a estos deseos, estimulados por el Espíritu, en su Epístola a los
Romanos, cuando dice: "Y de igual manera también el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues, qué es lo que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles" (Romanos 8:26).

5. Es evidente que la oración de fe obtendrá la bendición, por el hecho de que nuestra


fe descansa en evidencia de que la voluntad de DIOS es conceder la tal cosa. No es
evidencia de que será concedido algo distinto, sino esta cosa particular. Pero ¿Cómo
podemos tener evidencia de que esto nos será concedido, si a lo mejor se nos concede
otra cosa? La gente, a veces, recibe más de lo que piden. Salomón pidió sabiduría y
DIOS le concedió riquezas y honores, además. De modo que una esposa puede orar
por la conversión de su marido y ofrece la oración de fe y DIOS puede que le conceda
no sólo esta bendición, sino convertir al hijo y a toda la familia de ella. Las bendiciones
a veces parecen "juntarse", de modo que si el cristiano consigue una las consigue
todas.

Podría nombrar muchos casos de individuos que se han puesto a estudiar este tema en
la Biblia y cuando habían llegado bastante adelante, estaban llenos del Espíritu de
oración. Habían hallado lo que DIOS quería decir con sus promesas, que es lo que un
hombre de sentido común entendería. Os aconsejo que lo intentéis. Tenéis Biblias;
abridlas y donde halléis una promesa que podáis usar, afirmad vuestra mente en ella
antes de seguir adelante; y no habréis llegado al final del libro sin descubrir que las
promesas de DIOS quieren decir, simplemente, lo que dicen.

6. Es necesario perseverar. No debes orar por la cosa una vez y cesar, llamándolo
oración de fe. Mira a Daniel. Oró durante veintiún días y no cesó hasta que consiguió la
bendición. Puso su rostro y su corazón ante el Señor, para buscar por medio de la
oración, con ayuno, cilicio y ceniza y después de tres semanas llegó la respuesta. ¿Por
qué no antes? DIOS envió al arcángel para llevarle el mensaje, pero el diablo interfirió
(véase Daniel 10:11-14). Ved lo que dice Cristo en la parábola del juez injusto y en la
parábola de los panes. ¿Qué nos enseña con ellas? Pues que DIOS contestará la
oración aunque sea importuna. "¿Y acaso no hará DIOS justicia a sus escogidos que
claman a Él de día y de noche?" (Lucas 18:7).

Me dijo un buen hombre (el Rev. D. Nash): "¡Oh, me estoy muriendo de deseo de tener
poder en la oración! Mi cuerpo está aplastado, llevo el mundo encima y ¿Cómo puedo
dejar de orar?" Sé que este hombre se acostaba agotado y desmayando bajo la presión.
Y sé que oraba como si hiciera violencia al cielo y luego hemos visto que la bendición
descendía simplemente como una respuesta a su oración, de modo que nadie podía
dudar de que era como si DIOS le hablara desde el cielo. ¿Os diré cómo murió? Oró y
siguió orando; se puso el mapa del mundo delante y oró y miró a los diferentes países
oró por ellos hasta que expiró en su habitación, orando. ¡Bendito sea este hombre! Le
consideraban como un reprobado los impíos, los carnales, los intelectuales; pero era el
favorito de los cielos, un príncipe que prevalecía en la oración.

7. Pero puede que preguntes: "¿Por quién hemos de orar así? Queremos saber los
casos, las personas, los lugares y los tiempos si hemos de hacer la oración de fe." Y yo
contesto, como ya he contestado antes: "Cuando tenéis la evidencia --de las promesas,
Escrituras, providencias o directrices del Espíritu-- de que DIOS quiere las cosas por las
cuales oráis."

8. "¿No es verdad que hay una promesa de que los padres piadosos pueden pedir por
sus hijos?, ¿Por qué, pues, hay tantos padres piadosos que tienen hijos impenitentes,
que mueren en sus pecados?" Admitiendo que sea así, ¿qué demuestra este hecho?
"Que DIOS sea veraz, y todo hombre mentiroso" (Romanos 3:4). ¿Qué vamos a creer,
que la promesa de DIOS ha fallado o que estos padres no cumplieron con su deber?
Quizá no creían la promesa, o no creían que hubiera lo que llamamos la oración de fe.
Como sea, siempre que hallamos un creyente que no cree en esta oración, vemos, en
general, que sus hijos u otros familiares están todavía en sus pecados.

9. ¿No conduce un punto de vista así al fanatismo?, ¿No pensarán muchos que están
ofreciendo la oración de fe cuando no lo están? Esta es la misma objeción que hacen
los unitarios contra la doctrina de la regeneración: Que muchos creen que han nacido
de nuevo cuando no han nacido. Es un argumento contra toda religión espiritual.
Algunos piensan que lo tienen y no lo tienen y son fanáticos. Pero hay algunos que
conocen qué es la oración de fe, como hay los que saben lo que es la experiencia
espiritual, aunque algunos que lo profesen, de corazón frio, no lo sepan. Incluso hay
pastores que se hacen vulnerables a la reprimenda que Cristo dio a Nicodemo: "¿Eres
tú maestro en Israel y no sabes estas cosas?" (Juan 3:10).

10. Las personas que no tienen la experiencia de lo que es la oración de fe, tienen
razón de dudar de su propia piedad. Esto no es falta de claridad. Que se examinen a sí
mismos. Hay que temer que entienden la oración tan poco como Nicodemo entendía
el Nuevo Nacimiento. No han andado con DIOS y no es posible describírselo, como no
es posible describir un cuadro hermoso a un ciego.

11. Hay razón para creer que hay millones en el infierno, porque hay creyentes que no
han ofrecido la oración de fe. Aunque los creyentes tenían las promesas delante de sus
ojos, no tenían bastante fe para usarlas. Las señales de los tiempos, las indicaciones de
la Providencia eran favorables quizás y el Espíritu de DIOS estimulaba sus deseos de
salvación de las almas. Había evidencia bastante de que DIOS estaba dispuesto a
conceder una bendición y si los creyentes hubieran orado en fe, DIOS la habría
concedido; pero, se volvieron de espaldas, porque no supieron discernir las señales de
los tiempos.

12. Conocí a un padre que era un buen hombre, pero tenía ideas equivocadas respecto
a la oración de fe; y todos sus hijos llegaron a hombres sin que ninguno de ellos se
hubiera convertido. AI fin, uno de los hijos enfermó y parecía que iba a morir. El padre
oró, pero el hijo se puso peor y parecía que se hundía en la tumba sin esperanza. El
padre oró, hasta que su angustia se hizo inexpresable. AI fin oró (parecía que no había
esperanza de que su hijo sobreviviera) de modo que derramó su alma como si no
pudiera serle denegado y, al fin, recibió la seguridad de que su hijo no sólo viviría, sino
que se convertiría; y de que no sólo éste, sino que toda su familia se convertiría a DIOS.
Fue a su casa y le dijo a la familia que el hijo no moriría. Se quedaron asombrados. "Os
digo --insistió-- que no morirá. Y ninguno de mis hijos morirá en sus pecados." Los hijos
de este hombre se convirtieron todos, hace ya años.

¿Qué opinas de esto?, ¿Era fanatismo? Si crees que lo era es porque no entiendes nada
sobre el asunto. ¿Oras así?, ¿Vives de tal manera que puedes ofrecer oraciones así
para tus hijos? Sé que los hijos de creyentes pueden convertirse a veces como
respuesta a la oración de otros. Pero ¿tienes que vivir así?, ¿Te atreves a confiar en las
oraciones de otros, cuando DIOS te llama a mantener esta importante relación con tus
hijos?

13. Finalmente; ved los esfuerzos combinados que se hacen para poner de lado la
Biblia. Los inicuos están dispuestos a echar por la borda las amenazas de la Biblia; y la
Iglesia, las promesas. ¿Qué nos queda, pues? Entre ellos dejan la Biblia en blanco. Y yo
pregunto en amor: "¿Para qué sirve nuestra Biblia, si no echamos mano de sus
preciosas promesas y las usamos como base de nuestra fe cuando oramos pidiendo la
bendición de DIOS?" Sería mejor que enviáramos las Biblias a los paganos, donde
podrían ser de alguna utilidad, si es que no vamos a creerlas y usarlas.
CAPITULO VII

REUNIONES DE ORACIÓN

"Y cualquier cosa que pidáis al Padre en mi nombre, la haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré."
(Juan 14:13,14)

1. DIOS nos ha hecho de tal forma y tal es la operación de su gracia, que somos seres
que sentimos afinidad unos por otros, nos comunicamos los sentimientos. Un ministro,
por ejemplo, con frecuencia, inspirará sus propios sentimientos a toda la congregación.
El Espíritu de DIOS que inspira su alma, hace uso de los sentimientos para influir en sus
oyentes, tal como hace uso de las palabras que predica. Del mismo modo usa DIOS los
sentimientos de los cristianos. No hay nada más apropiado para inspirar un espíritu de
oración que el unirse en oración conjunta con otro que tiene el Espíritu él mismo; a
menos que éste esté tan adelantado que su oración sea una repulsa para el resto. Su
oración despertará a los otros, siempre que no estén a demasiada distancia, atrás,
como para alterarse y resistirle. Si están más o menos a la misma altura en los
sentimientos, su espíritu los alumbrará, los encenderá y el fuego se esparcirá alrededor.
Un individuo que posee el espíritu de oración, a veces, levanta a una iglesia entera y
extiende el mismo espíritu alrededor, de lo que resulta un avivamiento general.

2. Deja la reunión al Espíritu de DIOS. Que los que desean orar, oren. Si el líder ve algo
que haya que enderezar, que lo haga notar, libremente y con amabilidad y una vez
rectificado, que se siga. Sólo que hay que ser cuidadoso de decir lo que sea en el
momento oportuno, para no interrumpir el curso del sentimiento, o apartar los
pensamientos de las personas del tema apropiado.

3. Generalmente, los hay siempre que oran largo rato en una reunión, no porque
tengan el espíritu de oración, sino porque no lo tienen. Son personas que van
desenvolviendo una oración interminable, diciéndole a DIOS quién es y qué es, o bien
despliegan al orar todo un sistema teológico. Algunos predican; otros exhortan al
pueblo, hasta que todo el mundo desea que se callen, y DIOS también, supongo.
Deberían ir al grano, orar por lo que tienen que orar y no seguir la imaginación de sus
corazones por todo el universo.

Cosas que pueden destruir una reunión de Oración.

4. Cuando hay una falta de confianza en el líder, no hay que esperar ninguna bendición.
Sea por la causa que sea, aunque no tenga la culpa, el hecho es que el que dirige una
reunión puede impedir toda bendición. He presenciado esto en iglesias, en que había
algún anciano o diácono desagradable (quizá con razón, quizá no) que dirigía y la
reunión moría bajo su influencia. Si hay una falta de confianza con respecto a la piedad,
capacidad, juicio o lo que sea, relacionada con la dirección de una reunión, todo lo que
esta persona diga o haga caerá en el suelo. Lo mismo se puede decir que ocurre en una
iglesia que ha perdido la confianza en el ministro.

5. Hay personas que llegan tarde a la reunión. Esto es un gran estorbo. Cuando se ha
empezado a orar y la atención está concentrada, con los ojos cerrados y la mente
abierta y en medio de una oración, alguien abre la puerta y atraviesa la habitación.
Algunos miran y su mente se distrae. Cuando tratan de concentrarse otra vez, entra
otro y así sucesivamente. Yo creo que el diablo no se preocupará mucho del número
de personas que asistan a una reunión de oración, con tal que lleguen después que
haya empezado la reunión. Yo creo que, en realidad, está contento que vayan muchos
así, para que pueda mantener distraídos a todos, escurriéndose entre los demás y
buscando un asiento, para tener a todo el mundo distraído.

6. Si se canta demasiado, esto estorba la reunión. El espíritu que siente agonía por orar,
no lleva a las almas a cantar. Hay tiempo para todo, tiempo para cantar y tiempo para
orar. Pero sí sé lo que es sufrir dolores de parto por las almas, los cristianos nunca
tienen menos ganas de cantar que cuando tienen el espíritu de oración por los
pecadores.

7. Con frecuencia la reunión de oración sufre daño porque los recién convertidos son
llamados a cantar himnos gozosos. Esto es altamente inapropiado en una reunión de
oración. No es el momento de que se entusiasmen en gozoso canto cuando hay tantos
pecadores alrededor y sus propios antiguos amigos, que avanzan en dirección al
infierno. Un avivamiento se ve con frecuencia amortecido cuando la iglesia y el
ministro se dejan llevar por el impulso de cantar con los recién convertidos. Pues, al
cesar de orar, para gozarse cuando tendrían que sentir más y más por los pecadores,
agravian el Espíritu de DIOS y pronto se encuentran que su intenso deseo y agonía por
las almas se ha desvanecido.

8. Las reuniones de oración son, con frecuencia, demasiado largas. Habría que
terminarlas cuando los cristianos todavía sienten interés y no dejar que se deshilvanen
hasta que todo interés ha muerto y el espíritu de oración ha desaparecido.

Todo ministro debería saber que si descuida las reuniones de oración, toda su labor es
en vano. A menos que consiga creyentes que asistan a las reuniones de oración, todo
lo demás que haga no va a mejorar la condición espiritual de su iglesia.

9. Las reuniones de oración son las reuniones más difíciles de mantener y sin duda ha
de ser así. Son tan espirituales que, a menos que el líder esté especialmente preparado,
su corazón y su mente, pronto van a disminuir. Es en vano que el líder se queje que los
miembros de la iglesia no asisten. De diez casos, nueve es el líder el que tiene la culpa
de que no haya asistencia. Si él tuviera los sentimientos que debe tener, los miembros
encontrarían la reunión tan interesante que asistirían de modo natural. Si es tan frío y
aburrido y falto de espiritualidad que enfría a todo el mundo, no es de extrañar que los
miembros no asistan a las reuniones. Hay quejas por parte de los diáconos u otras
personas a cargo de las reuniones que hay falta de asistencia a las mismas, pero la
verdad es que son ellos los que con su frialdad hielan de muerte a todos los que
asisten.
10. El gran objetivo de todos los medios de gracia es la conversión de los pecadores.
Deberías orar para que se convirtieran allí. No ores para que sean despertados y
redargüidos, sino para que se conviertan allí mismo. Nadie debería orar, o hacer algún
comentario de modo que diera la impresión de que considera que algunos pecadores
saldrán de allí sin haber dado su corazón a DIOS. Hay que dar la impresión en su mente
de que es en aquel momento que han de entregarse. Si tienes esto en cuenta cuando
oras, DIOS escuchará.
Capítulo VIII

OBSTACULOS A LOS AVIVAMIENTOS

"Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir, porque
cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros."
(Nehemías 6:3)

1. Cuando los cristianos se enorgullecen de su "gran avivamiento", éste va a terminar.


Quiero decir que los cristianos se enorgullecen de que han sido instrumentos para
promoverlo. Es casi siempre el caso de que una parte de la Iglesia es demasiado
orgullosa o mundana para participar en modo alguno en la obra. Están decididos a
mantenerse aparte y esperar, para ver qué pasa. El orgullo de esta parte de la Iglesia
no puede parar el avivamiento, pues el avivamiento nunca se apoyó en ellos. Empezó y
terminará sin ellos. Pueden cruzarse de brazos y no hacer nada sino mirar y criticar; y
con todo la obra seguirá.

Pero cuando la parte de la Iglesia que hace la obra empieza a pensar en lo grande que
es el avivamiento que tienen, cuánto trabajan y oran, lo denodados que son y llenos de
celo que están y el bien que ya han hecho, entonces la obra está a punto de declinar.
Quizá se han hecho comentarios en los periódicos de que hay un avivamiento en esta o
aquella iglesia y los miembros piensan en el prestigio que adquirirán ante otras iglesias,
o en todo el país, por tener un avivamiento tan grande. Con ello se engríen, se
envanecen y ya no pueden disfrutar de la presencia de DIOS. El Espíritu se retira y el
avivamiento cesa.

2. Cuando los cristianos empiezan a hacer prosélitos. Quizás un avivamiento seguirá


durante cierto tiempo y todas las dificultades sectarias o denominaciones serán
mantenidas al margen, hasta que empieza a circular un libro o folletos, de modo
privado, para conseguir prosélitos. Quizás algún diácono súper celoso, o algún ministro,
o alguien que intenta poner embrollos y empieza la obra del diablo, para ganar
prosélitos y causar resentimientos; va dando lugar al espíritu de pugna, se agravia el
Espíritu y se hacen comidillas y partidos. ¡El avivamiento ha terminado allí!

3. El espíritu puede agraviarse como resultado de jactarse del avivamiento. A veces,


tan pronto como comienza el avivamiento, se ponen grandes titulares en los
periódicos. Muchas veces esto da por resultado el final del avivamiento. Hubo un caso
en que comenzó un avivamiento e instantáneamente llegaron a nosotros cartas del
pastor diciendo que tenía un avivamiento. Al ver la carta me dije: "Esto me temo que
sea lo último que oiga de este avivamiento." Y así fue. A los pocos días había cesado la
obra por completo. Podría mencionar casos y lugares en que se han publicado estas
cosas para halagar a la iglesia y que todo el mundo se sienta orgulloso. El avivamiento
no puede progresar en medio de este ambiente.
4. Algunos, con la excusa de publicar cosas para el honor y gloria de DIOS, han
publicado artículos en que, en realidad, no hacen más que ensalzarse a sí mismos --al
destacar la parte que ellos juegan de modo conspicuo-- y que no podía evitarse el ver
que tenían este objetivo. En una "reunión prolongada" celebrada en esta nuestra
iglesia, hace un año, en el otoño, hubo quinientas personas que profesaron conversión,
cuyos nombres y domicilios conocemos. Muchos de ellos se unieron a nuestra iglesia;
otros a otras iglesias. No se dijo nada en los periódicos. Se me ha preguntado varias
veces por qué no se mencionó esto en ninguna parte. Mi respuesta siempre es que hay
tal tendencia a la auto exaltación en las iglesias, que temía que se publicara algo sobre
ello. Quizá me haya equivocado. Pero he visto tantas veces el daño que ha causado
esta clase de propaganda, que prefiero no decir nada.

5. Hay que esperar que cese el avivamiento cuando disminuye el espíritu de amor
fraternal. Jesucristo no continuará con la gente en un avivamiento cuando disminuya o
cese el ejercicio del amor fraternal. Cuando los cristianos están en el espíritu de un
avivamiento, sienten ese amor y se les oye decir el uno al otro: "Hermano" y
"hermana", con afecto. Pero tan pronto como se enfrían y termina el calor del afecto
mutuo y este decir "hermano y hermana" parece tonto, todo termina. En algunas
iglesias nunca se llaman así; pero cuando hay un avivamiento, sí lo hacen. No he visto
nunca un avivamiento y probablemente no lo vea nunca, en que no lo hagan. El caso es
que cuando cesan, es que el Espíritu de DIOS se está apartando de ellos.

6. Los cristianos, cualquiera que sea su denominación, deberían poner aparte los
prejuicios denominaciones. Hay vasta multitudes de personas, que profesan religión,
que se dejan llevar por los prejuicios hasta el punto que se niegan a leer y escuchar y
llegar a comprender este tema. Pero los creyentes no pueden orar en este estado
mental. Yo reto a cualquiera que sea demasiado parcial para negarse a examinar esta y
otras cuestiones de deber, a que posea el espíritu de oración. Si no brillara la luz, los
cristianos podrían permanecer en la oscuridad sobre este punto y con todo, poseer el
espíritu de oración. Pero, si se niegan a acercarse a la luz, no pueden orar. Donde los
ministros, los cristianos individuales o la Iglesia entera, resiste la verdad en este punto,
cuando se ha hecho tan extenso su conocimiento y dado a conocer al público, no creo
que disfruten de un avivamiento religioso.

7. Generalmente, es mejor que sea el mismo ministro el que dirija una "reunión
prolongada". Algunas veces, por cortesía, algunos ministros visitantes son requeridos
para hablar y no ha habido bendición. La razón es evidente. No vienen con el estado
mental apropiado para entrar en esta obra y no conocían el estado mental de la gente,
para saber lo que tenían que predicar. Supongamos que un enfermo llama a un médico
diferente cada día. Este nuevo médico no conocería los síntomas anteriores, el curso
de la enfermedad o del tratamiento, los remedios que se han probado y lo que puede
tolerar el paciente. Este método es probable que termine con el enfermo. Lo mismo
ocurre en una "reunión prolongada", cuando es dirigida por una serie de ministros.
Ninguno entra en el espíritu de la cosa y, en general, hacen más daño que beneficio.
No se debería convocar una "campaña prolongada" a menos que se pueda disponer de
la ayuda apropiada y conseguir un ministro o dos que estén dispuestos a quedarse en
ella hasta el fin de la misma. Entonces, probablemente habrá una rica bendición.

Ocurre con el pecador despertado que si se le predica con pasión, al momento cree
que está dispuesto a hacerlo todo; cree que está decidido a servir al Señor, pero si se le
pone a prueba, se le pide que haga cierta cosa, dar cierto paso, que se identifique con
el pueblo de DIOS o contraríe su orgullo, este orgullo se yergue y se resiste; con ello se
ha mostrado su propio engaño y se ve que es un pecador perdido todavía; mientras
que si no se le hubiera dicho nada, podría haberse ido halagando con la idea de que es
un cristiano. Si se le dice: "Allí hay el "asiento de los penitentes", ven y confiesa tu
decisión de ponerte del lado del Señor", y él no está dispuesto a hacer una cosa tan
pequeña, entonces no está dispuesto a hacer nada y esto está a la vista de su propia
conciencia. Descubre el engaño del corazón humano y evita muchas conversiones
espurias, mostrando que algunos que parece o se imaginan que quieren hacer algo
para Cristo, en realidad no están dispuestos a hacer nada.

La Iglesia siempre ha sentido que era necesario tener algo así como respuesta a este
objetivo. En los días de los apóstoles el bautismo servía este propósito. El Evangelio era
predicado al pueblo y los que estaban dispuestos a pasarse al lado de Cristo, eran
llamados a ser bautizados. Esto tenía el mismo objetivo exacto que tiene el "asiento de
los penitentes" ahora, como una pública manifestación de su decisión de ser cristianos.

En los tiempos modernos, incluso los que se han opuesto rotundamente al "asiento de
los penitentes", se han visto obligados a adoptar algún sustituto del mismo, o no han
podido progresar en el avivamiento. Algunos han adoptado el expediente de invitar a
los que están ansiosos por sus almas, a quedarse, para una conversación, cuando el
resto de la congregación se ha retirado. ¿Qué diferencia hay? Esto es una prueba, lo
mismo que lo otro. Los ha habido que han desdeñado el emplear el "asiento de los
penitentes", y han pedido a los que se sienten conmovidos a que se queden en sus
asientos cuando los demás se retiran. Otros llaman a los penitentes y los llevan a otra
sala. El objetivo en todos los casos es el mismo, el sacar a la gente de su refugio de
vergüenza falsa.

8. Es evidente que es necesario que haya una predicación más movida y estimulante, si
hemos de hacer frente al carácter y necesidades de la época. Los ministros se van
dando cuenta de ello. Y algunos se quejan y suponen que esto son "nuevas medidas",
como las llaman. Dicen que hay ministros a quienes nuestros padres habrían
escuchado con gusto, que hoy no podrían conseguir un pastorado o llenar un auditorio.
Creen que estas "nuevas medidas" han pervertido el gusto del público. Pero la
dificultad no es ésta. Lo que pasa es que ha cambiado el carácter de la época y con
todo, estos hombres continúan en el mismo estilo de predicación prosaico de hace
cincuenta años.

Miremos a los metodistas primitivos. Gran parte de sus ministro no tenían estudios
formales, en el buen sentido de la palabra, muchos habían sido sacados directamente
de la tienda o la granja y con todo reunían congregaciones, progresaban y ganaban
almas por todas partes. Doquiera han ido los metodistas su estilo simple, claro y
directo de predicar, aunque cálido y animado, ha reunido congregaciones. Hay pocos
ministros presbiterianos que hayan juntado tan grandes congregaciones y hayan
ganado tantas almas. Ahora se nos dice que hemos de proseguir los mismos estilos
antiguos y formales de hacer las cosas, en medio de todos estos cambios. Es lo mismo
que pedir a un río que se vuelva corriente arriba, cuando se quiere convertir al mundo
con esta predicación. Necesitamos predicación vigorosa, con poder, o el diablo se
llevará a la gente... con excepción de los que salven los metodistas. En otras palabras,
podemos ver que un ministro con el espíritu que hemos descrito reunirá a su alrededor
congregaciones mucho mayores que otros, con muchos más estudios, diez veces más
si se quiere, pero que no tiene el fervor del otro, ni vierten fuego sobre los que le están
escuchando.

9. Otras cosas que pueden parar un avivamiento. Algunos han hablado tontamente
sobre este tema, como si no hubiera nada que pudiera estorbar un avivamiento
genuino. Dicen: "Si nuestro avivamiento es obra de DIOS, no es posible pararlo; ¿Puede
estorbar a DIOS una de sus criaturas?" ¿Es esto, en realidad, sentido común?
Antiguamente se acostumbraba decir que un avivamiento no podía ser parado, porque
era la obra de DIOS. Y así se suponía que iba a seguir, se hiciera lo que se hiciera para
estorbarlo, en la iglesia o fuera de ella. Pero, si fuera así, con este mismo razonamiento,
el labrador podría cortar los tallos del trigo esperando que no dañara la cosecha,
porque es DIOS el que da el crecimiento del grano. Un avivamiento es la obra de DIOS
y lo mismo una cosecha de trigo; DIOS depende del uso de los medios lo mismo en un
caso que en el otro. Y por tanto, un avivamiento sufrirá como sufre un campo de trigo.
Un avivamiento cesará cuando los cristianos se vuelvan mecánicos y rutinarios en lo
que hagan para fomentarlo. Cuando la fe es fuerte y los corazones cálidos y blandos y
las oraciones llenas de santa emoción y las palabras tienen poder, la obra seguirá. Pero
cuando las oraciones se enfríen y carezcan de emoción y la labor se haga
mecánicamente y las palabras no tengan sentimiento, el avivamiento cesará.

10. El avivamiento cesará cuando la iglesia se agote por el trabajo. Muchos cristianos
cometen un gran error aquí en épocas de avivamiento. Son descuidados y usan poco
juicio, en el hecho que interrumpen sus hábitos de vida, no duermen ni comen a las
horas y dejan que la emoción gobierne sus vidas, de modo que agotan su cuerpo y son
tan imprudentes que pronto quedan exhaustos y les es imposible continuar trabajando.
Los avivamientos cesan por negligencia e imprudencia, a menudo por estas causas.

11. Cuando los cristianos no se sienten dependientes del Espíritu. Siempre que se
creen fuertes en su propia fuerza, DIOS se niega a bendecirlos. En muchos casos, pecan
porque se engríen con sus éxitos y se creen hacerlo ellos y no dan la gloria a DIOS.
Como DIOS dice: "Si no escucháis, ni decidís de corazón dar gloria a mi nombre, dice
Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros y maldeciré vuestras
bendiciones; y aun las he maldecido ya, porque no lo habéis decidido de corazón"
(Malaquías 2:2). Ha habido mucho de esto, sin duda. He visto comentarios en los
periódicos que sugerían una actitud, en los hombres, como si asumieran que el éxito
en el avivamiento se debía a su labor. Hay la tentación de hacerlo y se requiere mucha
vigilancia, por parte de los ministros e iglesias, para evitarlo y no agraviar al Espíritu
con la vanagloria de los hombres.
12. Un avivamiento va a declinar y cesar, a menos que los cristianos sean avivados
ellos mismos con frecuencia. Con esto quiero decir, que los cristianos, para mantener
el espíritu de avivamiento, comúnmente, necesitan ser redargüidos y humillados y
quebrantados delante de DIOS con frecuencia. Esto es algo que muchos no entienden,
cuando hablamos de que un cristiano ha de ser avivado. Pero el hecho es que, en un
avivamiento, el corazón del cristiano tiene tendencia a adquirir una costra, a perder su
exquisito deleite por lo divino; su unción y poder en la oración se abate y entonces ha
de ser renovado otra vez. Es imposible mantenerse en este estado sin dañar la obra, a
menos que se pase por este proceso con cierta frecuencia, una vez cada pocos días.
Nunca he trabajado en avivamientos en compañía con alguno que quiera seguir en la
obra y crea estar apto para el avivamiento de modo continuo, que no pasara por este
proceso de quebrantamiento, por lo menos, cada dos o tres semanas.

13. Los avivamientos pueden ser abatidos por la continua oposición de la Vieja Escuela,
combinados con un espíritu pobre por parte de la Nueva Escuela. Si los que no hacen
nada para fomentar el avivamiento continúan en su oposición y los que laboran para
prosperarlo se impacientan y entran en un espíritu deficiente, el avivamiento cesará.
Cuando la Vieja Escuela escribe cartas en los periódicos contra los avivamientos y los
que trabajan en ellos y los de la Nueva Escuela escriben cartas contestándoles con
espíritu pugnaz, los avivamientos cesan. QUE SIGAN EN SU LABOR, y nadie haga caso
de la oposición, ni prediquen sobre ella ni se apresuren a publicar cosas. La calumnia
no hará cesar el avivamiento en tanto que los que lo fomentan se ocupen de la obra y
nada más.

14. Otro punto que estorba los avivamientos es el descuidar las misiones. Si los
cristianos limitan su atención a la propia iglesia, si no leen las revistas misioneras o
usan otros medios de información sobre este tema, sino que rechazan la luz y no
quieren hacer lo que DIOS les requiere en esta causa, el Espíritu de DIOS se apartará de
ellos.

15. Si la Iglesia quiere fomentar avivamientos, debe santificar el Día de Reposo. Hay
muy poco respeto al mismo en el país. Por parte de todo el mundo. La Iglesia tiene que
adoptar una actitud firme respecto a esto. A menos que se haga algo para fomentar la
santificación del Día de Reposo por parte de la Iglesia y se haga pronto, cada día se
respetará menos. Pronto veremos las tiendas abiertas, las oficinas de correos y los
tribunales abiertos en domingo. Y ¿Qué hará la Iglesia, qué hará la nación sin el Día de
Reposo?
Capítulo IX

EL GANAR ALMAS REQUIERE SABIDURIA

"El que gana almas es sabio."


(Proverbios 11:30)

Cómo tratar con el pecador descuidado o indiferente:

1. Con respecto a tiempo. Es importante que selecciones el momento adecuado para


hacer una impresión seria en la mente del pecador descuidado. Porque si fallas en la
selección de este momento apropiado, es muy probable que seas derrotado.

2. Es deseable, si es posible, que te dirijas a la persona descuidada, cuando no está


ocupada en otras cosas.

3. Es importante que hables con esta persona, si es posible, en un momento en que no


esté sometida a una emoción de cierta intensidad por otra causa o tema. De otro
modo, se hallará en una actitud mental inapropiada para atender al tema de la religión.

4. Asegúrate bien que la persona se halla por completo serena. Hay personas que
beben alcohol durante todo el día y se hallan en un estado de mayor o menor
intoxicación constantemente. Precisamente, cuanto más lo están, menos apropiado es
hablarles del tema de la religión. Si han bebido cerveza, vino o sidra, de modo que
puedes olerlo en su aliento, basta con esto para que sepas que tienes muy pocas
probabilidades de hacer un efecto permanente en ellos, pues cuando están afectados
por ella muestran mucho interés en hablar de religión, pero apenas saben lo que dicen
y menos recuerdan lo que oyen.

5. Si conversas con la persona sobre el tema de la salvación, creerás, quizá, que se


halla de muy buen humor. Si lo encuentras de mal humor, es probable que se enoje y
te insulte. Lo mejor es dejarlo, de momento.

6. Si es posible, aprovecha la oportunidad de hablar con el pecador descuidado cuando


está solo. La mayoría de personas son demasiado orgullosas para que se pueda
conversar sobre ellas mismas, libremente, ante la presencia de otros, incluso de sus
familiares.

7. Al visitar una familia, en vez de reunir toda la familia para hablar a todos, lo mejor es
verlos uno a uno, por separado.

Había una mujer piadosa que tenía una pensión para hombres; tenía veintiuno o
veintidós en su casa y llegó un tiempo en que se sintió angustiada por su salvación.
Hizo de ello el objeto de oración, pero no vio ningún cambio en ellos. Al fin, vio que
tenía que hacer algo más, aparte de orar, pero no sabía qué hacer. Una mañana,
después del almuerzo, cuando los otros se hubieron retirado, le dijo a uno que se
esperara unos momentos. Aparte de los demás, conversó con él amablemente sobre el
tema de la religión. Le habló otras veces, aumentando la impresión primera y pronto
se convirtió. Luego habló con otro y así sucesivamente, fue hablando con cada uno de
ellos separadamente, sin dejar saber a ninguno que iba hablando a los otros, para no
alarmarlos, hasta que estos jóvenes se hubieron convertido a DIOS. Ahora bien, si
hubiera empezado a hablar del tema delante de todos, lo más probable es que
hubieran ridiculizado la cosa; o quizás algunos se habrían ofendido y se habrían
marchado y al hacerlo así habría perdido toda influencia sobre ellos. Pero tomándolos
por separado y tratándolos con respeto y amablemente, no le ofrecieron tanta
resistencia como tiene lugar en la presencia de otros.

8. ¡Trata el tema con solemnidad! Evita la ligereza en el modo de hablar. La ligereza no


produce nunca una buena impresión. Tienes que tener la impresión que estás ocupado
en una labor muy solemne, que va a afectar el carácter de tu amigo o vecino y
probablemente decidir su destino por la eternidad. ¿Quién se atrevería a tomar la cosa
con ligereza, si su corazón es sincero?

9. Sé respetuoso. Algunos parece que suponen que es necesario ser abrupto, rudo y
ordinario en su relación con el pecador descuidado e impenitente. No puede haber
mayor equivocación. El apóstol Pablo nos dio una hermosa regla sobre este punto,
cuando dice: "Sed compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
no devolviendo mal por mal; ni maldición por maldición, sino por el contrario,
bendiciendo" (1 Pedro 3:8-9).

10. Hazle notar las verdades fundamentales. Los pecadores tienen tendencia a
escaparse con algún pretexto o algún punto subordinado, especialmente los que se
refieren a sectarismo.

Dile que de lo que se trata es de salvar su alma y no de dirimir cuestiones de teología


en controversia. Insiste y no te muevas de los grandes puntos fundamentales, por los
que ha de ser salvo o se ha de perder.

11. Haz énfasis en los pecados particulares del individuo. El hablar en términos
generales contra el pecado, no produce ningún resultado. Tienes que darle la
impresión de que se trata de él. Un ministro que no da la impresión a sus oyentes que
se dirige a ellos, no va a obtener ningún resultado. Algunos evitan cuidadosamente
algún pecado particular del que saben que el individuo es culpable, por temor de herir
sus sentimientos. Esto es un error. Si conoces su historia, insiste en sus pecados
particulares; de modo amable, pero claro; no para ofender, sino para despertar la
conciencia y dar más fuerza a la verdad.

12. Generalmente, lo mejor es ser corto, no ir alargando lo que se tiene que decir.
Llama la atención sobre el punto que deseas tan pronto como puedas; di unas cuantas
cosas y ve al grano, trata de lo que te interesa decir. Si es posible, consigue que se
arrepienta y se entregue a Cristo allí mismo. Es de esto que se trata, precisamente.
Evita cuidadosamente producirle la impresión que no quieres que se arrepienta en
aquel momento.

13. Siempre que tengas razón para creer que una persona a tu alcance ha sido
despertada, no te duermas tú hasta que hayas proyectado la luz en su mente y hayas
tratado de llevarla a un arrepentimiento inmediato. Entonces es el momento de hacer
énfasis sobre el tema con resultado.

14. A veces hay algún pecado particular, al cual no está dispuesto a renunciar. Dice que
es muy pequeño; o se dice a sí mismo que no es ni tan sólo un pecado. No importa lo
pequeño que sea, no puede entrar en el reino del cielo hasta que haya renunciado a él.
A veces un individuo considera que el fumar es un pecado y no puede hallar la
verdadera paz hasta que ha renunciado al mismo. Quizá lo considera un pecado
pequeño. En todo caso no hay pecados pequeños para DIOS. ¿Cuál es el pecado?
Perjudica tu salud y da un mal ejemplo; cuesta dinero, que podría ser usado para su
servicio. Insisto en el tabaco, porque he visto que es una de las cosas a la que los
hombres se resisten más a renunciar, aunque saben que es malo y luego se extrañan
que no hallen paz.

15. Así, vemos que hay individuos que se resisten a hacer alguna decisión, como que
no van a ir a una cierta reunión; o que no quieren que una cierta persona ore por ellos;
o no querrán ir al "asiento de los penitentes". Dicen que pueden convertirse
perfectamente sin ceder en este punto, porque la religión no consiste en ir a una
reunión particular, o tomar una cierta actitud en la oración, o un asiento especial. Esto
es verdad. Pero al insistir en un punto así, es evidente que lo que intentan es traer a
DIOS a los términos que ellos establecen, no someterse a los de DIOS.

16. Algunas personas insistirán con denuedo en que han cometido el pecado
imperdonable. Cuando se les ha metido esta idea en la cabeza, van a volver todo lo
que se les dice en contra de ellos mismos. En algunos casos, es mejor no oponerse a lo
que dicen de modo resuelto, sino decirles más o menos: "Bueno, supongamos que
hayas cometido el pecado imperdonable. Es razonable que te sometas a DIOS y te
arrepientas por tus pecados y te apartes de los mismos y hagas todo el bien que
puedas, incluso si DIOS no ha de perdonarte. Incluso si has de ir al infierno es mejor
que te arrepientas." Con este tipo de argumentos es muy probable que, al final, lo
entiendan y consientan en arrepentirse.

Es común que las personas en estos casos se encierren en sí mismos, fijen los ojos en
su propia oscuridad en vez de mirar a Cristo. Si se consigue sacarles de esta
preocupación sobre sí mismos y hacerles pensar en Cristo, dejan de cavilar sobre sus
propios sentimientos presentes y se puede conseguir que echen mano de la esperanza
que el Evangelio les pone delante.

17. La Iglesia está llena ahora de hipócritas, porque la gente no habían oído bien claro
que a menos que hagan una consagración completa de todo a Cristo: Su tiempo, su
talento, su influencia, nunca van a llegar al cielo. Algunos creen que pueden ser
cristianos y seguir soñando en la vida, y usar su tiempo y propiedades para sí mismos,
dando sólo un poco de vez en cuando, sólo para salvar las apariencias y cuando
pueden hacerlo a su perfecta conveniencia. Pero esto es una triste equivocación y
hallarán, si lo hacen, que no emplean sus energías para DIOS. Y cuando mueran, en vez
de hallar el cielo al final del camino que siguen encontrarán el infierno.

18. Este es un punto en el cual fallan casi todos los ministros. No saben cómo
despertar a la iglesia y levantar el tono de piedad y así allanar el camino para la obra
de conversión. Muchos ministros pueden predicar a los pecadores muy bien, pero
consiguen poco, por la influencia de la iglesia que los contrarresta y no tienen
habilidad para quitar la dificultad. Sólo hay un ministro aquí y allá, en el país, que sepa
cómo averiguar cuándo la iglesia se halla en un estado frio y se está volviendo atrás,
con miras a despertar de modo efectivo a sus miembros y mantenerles despiertos.

Los miembros de la iglesia pecan contra esta luz, de modo que cuando se enfrían es
muy difícil estimularlos. Tienen una forma de piedad que repele a la verdad, mientras
que al mismo tiempo es una forma de piedad que no tiene poder ni eficiencia. Esta
clase son los más difíciles de despertar de su sueño. No quiero decir que sean siempre
más malos que los impenitentes. A veces, están ocupados en la maquinaria de la
religión y pasan por muy buenos cristianos, pero no sirven para un avivamiento.

19. Para alcanzar diferentes clases de pecadores, con éxito, se requiere mucha
sabiduría por parte de un ministro. Por ejemplo, un sermón sobre un cierto tema
puede impresionar una clase particular de personas entre los oyentes. Quizá
empezarán a adoptar una actitud más seria, a hablar de ello o a meditarlo. Entonces, el
ministro, si es sabio, sabrá cómo observar estas indicaciones y seguirá insistiendo, con
sermones adaptados a esta clase, hasta que los conduce al reino de DIOS. Luego
volverá a empezar con otra clase, descubrirá dónde se esconden, echará abajo sus
refugios y siguiéndolos, los conducirá también al reino. Tiene que seguir
persiguiéndolos a todos, como la voz de DIOS siguió a Adán en el jardín: "Adán, ¿Dónde
estás?", hasta que, una clase de oyentes después de otra, toda la comunidad se haya
convertido.

Pero un ministro ha de ser muy sabio y prudente para hacer esto.

Los ministros que tienen una mejor preparación son los que ganan más almas. Algunos
ministros, a veces, son tenidos poco en cuenta, se les llama ignorantes, porque no
conocen las ciencias y las lenguas; aunque distan mucho de ser ignorantes del gran
objetivo para el cual el ministro ha sido designado. La instrucción es importante y
siempre es útil. Pero, después de todo, un ministro puede que sepa cómo ganar almas
para Cristo sin poseer grandes conocimientos; y el que tiene la mejor preparación para
ser ministro es el que gana más almas para Cristo.

20. Cuando los jóvenes salen de los seminarios, ¿Están preparados para ir a
avivamientos? Demos una mirada donde ha habido un avivamiento y se necesita un
ministro que envíen a buscar un ministro en un seminario teológico. ¿Podrá hacerse
cargo del trabajo, mantenerlo y seguir adelante? Raramente ocurre esto. Como la
armadura de Saúl sobre el cuerpo de David, trae una carga tal de materia teológica que
no sabe qué hacer. Dejadle tres semanas y el avivamiento ha concluido. Las iglesias
saben y sienten que la mayor parte de estos jóvenes no saben hacer nada de lo que se
necesita para un avivamiento y se quejan algunos de que los ministros jóvenes se
hallan más atrasados que la Iglesia. Se pueden buscar ministros jóvenes en los
seminarios teológicos, pero serán muy pocos los capacitados para llevar la obra
adelante. Es un pobre estado de cosas.

21. Y aquí quisiera decir que a mí me parece evidente que, a menos que los profesores
de nuestros seminarios teológicos se dediquen a predicar, se mezclen con la Iglesia y
simpaticen con ella, en todos sus movimientos, es moralmente, ya que no
naturalmente, imposible que ellos preparen a los jóvenes en el espíritu de la época. Es
una vergüenza y un pecado que los profesores de teología, que predican tan poco, que
están apartados de los deberes activos del ministerio, sentados en sus estudios
escriban cartas, dando consejos, o admoniciones más perentorias aún, a los ministros y
a las iglesias que están en el campo de trabajo y que se hallan en mejores
circunstancias que ellos para poder juzgar lo que se necesita hacer. Los hombres que
pasan su tiempo, o por lo menos gran parte del mismo, en los deberes activos del
ministerio, son los únicos que pueden juzgar de lo que conviene y lo que no conviene,
lo prudente e imprudente. Es peligroso y ridículo que nuestros profesores teológicos,
que están retirados del área de conflicto sean los que dicten las medidas y
movimientos de la Iglesia, como si un general quisiera dirigir una batalla desde su
dormitorio.

22. Finalmente, deseo preguntar: ¿Quién puede reclamar la posesión de la sabiduría


divina? Sea entre los legos o los ministros. ¿Quién puede? ¿Ellos? ¿Puedo yo?
¿Estamos trabajando con prudencia para ganar almas? ¿O hemos de intentar
convencernos que el éxito no es un criterio de la sabiduría al hacerlo?

¿Cuántos son los que han tenido bastante sabiduría para convertir a un solo pecador?
No digáis: "Yo no puedo convertir pecadores. Sólo DIOS puede hacerlo." Mirad el texto:
"El que gana almas es sabio." Es verdad que DIOS convierte a los pecadores. Pero, en
un cierto sentido, también, son los ministros que los convierten.

¡Hombres! ¡Mujeres! Habéis de ser sabios para ganar almas. Quizá algunas almas han
perecido porque no habéis mostrado la sabiduría que habrías podido poner en uso
para salvarlas. Esta ciudad se dirige a la condenación. Sí, todo el mundo se dirige a la
condenación y seguirá avanzando por el mismo camino hasta que la Iglesia descubra
cómo ganar almas.
Capítulo X

COMO ACERCARSE A LOS PECADORES

"He aquí yo os envío como a ovejas en medio de lobos, sed, pues, prudentes como las
serpientes y sencillos como las palomas."
(Mateo 10:16)

Aprovechad la primera oportunidad para conversar con aquellos alrededor vuestro


que viven descuidados. No lo aplacéis. Mejor aún: Tenéis que buscar la oportunidad y
si no se ofrece, hacerla. Designar un tiempo o lugar y conseguir una entrevista con un
amigo o un vecino cuando podáis hablar libremente. Le enviáis una nota; le visitáis a
propósito, que vea que es un asunto de importancia, que tratáis de contribuir a la
salvación de su alma. Con ello considerará que es una cosa de importancia, por lo
menos para vosotros. Seguid hasta que consigáis lo que queréis o bien os convenzáis
que, de momento, es imposible hacer nada más.

Cuando os acerquéis a un individuo que vive descuidado, estad seguros de tratarle


afectuosamente. Que vea que os dirigís a él, no con miras a buscar una controversia,
sino porque amáis su alma y deseáis lo mejor para él en el tiempo y la eternidad. Si sois
ásperos y le abrumáis con vuestro estilo de conversación, probablemente se ofenderá
y le alejaréis más aún del camino de vida.

Aseguraos de ser muy sencillos y claros. No queráis disimular las circunstancias del
carácter de la persona y de sus relaciones con DIOS. Ponedlo a la vista, no con el ánimo
de ofenderle, sino porque es necesario. Antes de curar una herida hay que limpiarla
desde el fondo. No retengáis la verdad, sino decidla de modo claro.

Sed pacientes. Si tiene alguna dificultad real en su mente sed pacientes hasta averiguar
lo que es y entonces, aclaradla. Si es una simple excusa suya, decídselo así. No tratéis
de contestar por medio de un argumento, sino mostradle que no es sincero al darla.
No vale la pena discutir y pasar el tiempo con una excusa, hacedle comprender que
está pecando al darla y con ello alistad su conciencia a vuestro lado.

Tened cuidado y estad en guardia de vuestro propio espíritu. Hay mucha gente que no
tiene bastante buen carácter para conversar con personas muy opuestas a la religión. Y
esta clase de personas no tendrán mejor satisfacción que haceros enojar. Al
contrariaros se irá rebosando contento, porque "ha hecho enfadar a uno de esos
aparentes santos, que para él, son todos hipócritas".

Si el pecador tiene tendencia a atrincherarse contra DIOS, tened cuidado en no hacerle


el juego en nada. Si dice que no puede creer en DIOS, no intentéis comprenderlo o
justificarlo ni le digáis nada que dé aprobación a su falsedad; no aceptéis que no puede
y no le ayudéis a mantenerse en controversia contra su Hacedor. A veces un pecador
descuidado empezará hallando faltas en los cristianos. Simplemente decidle que él no
tendrá que dar cuenta de los pecados de ellos; que sería mejor que pensara en los
propios. Si estás de acuerdo con él, pensará que tú estás de su lado. Muéstrale que el
espíritu con que hace estos comentarios es un espíritu de crítica y que no tiene
consideración para el honor de DIOS y las Leyes de Jesucristo.

Algunas veces el individuo tiene algún ídolo, algo que ama más que a DIOS, que le
impide entregarse. Tienes que buscar y ver qué es lo que no quiere ceder. Quizá es la
riqueza; quizá algún amigo mundano; quizá compañía alegre o bien diversiones
favoritas. En todo caso, hay algo en que está puesto su corazón que no quiere ceder
por DIOS.

Es posible que se hayan fortificado en algún punto y preparado su mente con respecto
al mismo, de modo que están decididos a no ceder. Por ejemplo, es posible que se
hayan obstinado en que no harán una cierta cosa. Conocí a un hombre que estaba
decidido a no ir a cierto bosquecillo para orar. Había otras personas que durante el
avivamiento habían ido al bosquecillo, y allí, por medio de la oración y la meditación se
habían entregado a DIOS. Su propio escribiente se había convertido allí. Esta persona,
un abogado, fue despertado, pero estaba decidido a que no iría a aquel bosquecillo.
Era un hombre de convicciones y pasaron semanas así, sin alivio. Trataba de hacer
creer a DIOS que no era orgullo lo que le apartaba de Cristo; y así, cuando se iba a su
casa saliendo de la reunión, se arrodillaba en la calle y oraba. Y no sólo esto sino que
miraba si había algún charco y se arrodillaba dentro, para mostrar que no era orgullo.
Una vez oró toda la noche en su despacho, pero no quería ir al bosquecillo. Su
desasosiego era tan grande y su indignación contra DIOS, que se sintió tentado
seriamente a quitarse la vida y tuvo que echar, él mismo, su cuchillo por miedo de
cortarse él mismo el cuello. Por fin, decidió ir al bosquecillo y orar y tan pronto como
llegó allí se convirtió y entregó todo su corazón a DIOS.

Haz un objeto de estudio constante, de reflexión diaria y de oración, el aprender a


tratar con los pecadores y a activar su conversión. El ganar almas es el mayor asunto
de la tierra para cada cristiano. Las personas se quejan con frecuencia que no saben
cómo hacerlo. Se comprende: Es porque no han aprendido nunca. Nunca se han
tomado la molestia de aprender los requisitos que los capacitarían para la obra. Si la
gente no se preocupara de sus asuntos y negocios en el mundo, como no lo hacen de
salvar almas, ¿Podría esperarse que tuvieran algún éxito? Pues bien, si estás
descuidando el NEGOCIO PRINCIPAL de la vida, ¿Para qué estás viviendo? Si no haces
objeto de estudio el tener éxito en la edificación del reino de Cristo, estás llenando tu
parte como cristiano de modo absurdo y negligente.

Los pecadores ansiosos han de ser considerados en el estado crítico y solemne en que
se encuentran. De hecho han llegado a una encrucijada. Han llegado al momento en
que su destino se ha de decidir para siempre. Los cristianos deberían preocuparse
profundamente de ellos. En. Muchos aspectos sus circunstancias son más solemnes de
lo que serán en el día del juicio. Allí su destino ya estará sellado. El día del juicio lo
revelará. Pero el momento particular en que se sella es cuando el Espíritu está
luchando con ellos.
Capítulo XI

LA NECESIDAD DE UNION

"Otra vez os digo, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de
cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos."
(Mateo 18:19)

1. Un individuo puede desear un avivamiento para la gloria de DIOS y la salvación de


los pecadores. Otro miembro de la Iglesia puede desear un avivamiento, pero por
motivos muy diferentes. Alguno, quizá, desea un avivamiento para reforzar la
congregación, a fin de que sea más fácil para ellos pagar los gastos con que sostener la
obra. Otro desea un avivamiento para aumentar la Iglesia, hacerla más nutrida y
respetable. Otros desean un avivamiento porque otros se han opuesto a ellos y han
dicho mal de ellos y quieren que se sepa que DIOS los bendice. Algunas personas
desean un avivamiento meramente por afecto natural, como el que sus amigos se
conviertan y se salven.

2. Algunas veces se dedican a orar para un avivamiento y se podría pensar que, por su
fervor y su unión, podrían sin duda hacer que DIOS conceda la bendición hasta que se
descubre su motivación. Y ¿Cuál es? Pues que su congregación está a punto de
dividirse, a menos que se haga algo. O ven a otra denominación que les está ganando
terreno y no ven otra manera de contrarrestarlo que teniendo un avivamiento en su
iglesia. Toda su oración es, pues, para conseguir que el Todopoderoso les ayude a salir
de su dificultad; es algo egoísta puramente y, por lo tanto, que ofende a DIOS.

3. Los padres nunca se ponen de acuerdo para orar por sus hijos de modo que sus
oraciones sean contestadas, hasta que aceptan que sus hijos son rebeldes. Los padres,
a veces, oran con gran fervor en favor de sus hijos, porque desean que DIOS los salve y
casi piensan duramente de DIOS si no salva a sus hijos. Pero, si quieren que sus
oraciones prevalezcan, deben tomar la parte de DIOS en contra de sus hijos, aunque
por su maldad y perversión DIOS se vea obligado a enviarlos al infierno. Conocí a una
mujer que estaba muy ansiosa por la salvación de su hijo y acostumbraba orar por él
en agonía, pero él seguía impenitente, hasta que al fin ella se convenció de que sus
oraciones y agonías no habían sido nada más que los anhelos cariñosos del
sentimiento materno y no dictados por una justa perspectiva del carácter de su hijo
como un rebelde pertinaz contra DIOS. Y acabó convencida de que tenía que ponerse
en oposición a su hijo como rebelde y que debía considerar que merecía ser enviado al
infierno. Y entonces fue cuando se convirtió. La razón era que nunca había sido influida
por el motivo correcto.

4. Supongamos que una iglesia llega a la idea de que los pecadores son criaturas
pobres y desgraciadas, que vienen al mundo con una naturaleza con la que no pueden
evitar el pecado y que los pecadores son incapaces de arrepentirse y creer en el
Evangelio, como lo son de volar a la luna, ¿Cómo se puede considerar, con estas ideas,
que el pecador es un rebelde contra DIOS y que merece ser enviado al infierno? ¿Cómo
pueden pensar que el pecador tiene la culpa? Y ¿Cómo pueden tomar el lado de DIOS
cuando oran? Si no toman el lado de DIOS contra el pecador, no pueden esperar que
DIOS tenga en cuenta sus oraciones, pues no oran por los motivos justos. No hay duda
que una gran razón por la que muchas oraciones no son contestadas es porque el que
ora, de hecho, está en favor del pecador en contra de DIOS. Oran como si el pecador
fuera un ser desgraciado, pobre, digno de compasión y no un miserable culpable con
toda la culpa. Y la razón es que no creen que los pecadores puedan obedecer a DIOS.

5. Cuán frecuentemente hemos oído que la gente ora por los pecadores en este estilo.
"Oh, Señor, ayuda a esta pobre alma a hacer lo que debe hacer; oh, Señor, hazle
posible hacer esto o aquello." Este tipo de lenguaje implica que están tomando el lado
del pecador y no el de DIOS. No pueden orar con éxito hasta que entienden que el
pecador es un rebelde, obstinado en su rebelión, tan obstinado que nunca, sin el
Espíritu Santo, puede hacer lo que debería al instante y que esta obstinación es la
razón, la única razón, por la que necesita la influencia del Espíritu Santo para su
conversión. La única base por la que el pecador necesita el agente divino, es para
vencer su obstinación y hacer que quiera hacer lo que puede hacer y lo que DIOS
requiere que haga.

6. Si hay miembros podridos en la iglesia tienen que ser quitados y la iglesia debe estar
de acuerdo en echarlos. Si se quedan, son un reproche tal para la religión, que impiden
un avivamiento. Algunas veces cuando se hace un intento de expulsarlos, esto crea una
división y con ello cesa la obra. A veces los ofensores son personas de influencia, o
tienen amigos y familiares que toman su parte y hacen un partido y con ello crean un
espíritu desfavorable que impide el avivamiento.

7. Confesiones plenas. Siempre que se ha hecho algo malo, tiene que haber una
confesión plena. No quiero decir un reconocimiento frio y forzado, como: "He hecho
algo malo, lo lamento"; sin una confesión del corazón, en toda la extensión de lo malo,
mostrando que sale de un corazón quebrantado.

8. Perdón de los enemigos. Una gran obstrucción a los avivamientos se halla en el


hecho de que individuos dirigentes y activos albergan un espíritu de falta de perdón y
de revancha contra los que les han agraviado.

Pero si los miembros de la iglesia se ponen verdaderamente de acuerdo en la


confesión de sus faltas y en tener un espíritu como el de Cristo, tierno, misericordioso
y perdonador hacia los que ellos creen que les han agraviado, entonces el Espíritu
descenderá sobre ellos en abundancia.
Capítulo XII

GUIA Y DIRECCION A LOS PECADORES

"¿Qué debo hacer para ser salvo?"


(Hechos 16:30)

1. La respuesta a esta pregunta no puede consistir en ninguna dirección que no incluya


un cambio de corazón, un corazón recto, una obediencia sincera a Cristo. En otras
palabras, no hay nada apropiado a menos que sea, en realidad, hacerse cristiano.
Cualquier otra dirección que no sea esta carece de valor. No le llevará más cerca del
reino, ni le hará ningún bien, sino que le hará demorar precisamente aquello que debe
hacer para ser salvo. El pecador necesita oír claramente, al punto, lo que ha de hacer si
no quiere perderse; y no hay que decirle nada que no incluya un cambio del estado de
su corazón. Sea lo que sea, pecador, lo que no incluye un corazón recto es pecado.
Leas la Biblia o no, estás en pecado en tanto que estés en rebelión. Vayas a los
servicios religiosos o no; ores o no, no sirve de nada, todo es rebelión. Es sorprendente
que un pecador piense que está haciendo un servicio a DIOS cuando ora y lee la Biblia.

¿Debería un rebelde contra el Gobierno leer el libro de Estatutos o el Código, en tanto


que está en rebelión y no tiene intención de obedecer?; ¿Debería pedir perdón, en
tanto que tiene las armas en la mano, resistiéndose?; ¿Consideraríamos que está
haciendo un servicio a su país y que el país está bajo la obligación de mostrarle favor?
No; diríamos que su lectura y oración son sólo un insulto a la majestad del legislador y
de la Ley. De modo que, pecador, en tanto que permanezcas impenitente, estás
insultando a DIOS y le desearías tanto si lees Su Palabra y oras como si no. No importa
el lugar, o la posición de tu cuerpo: Estés de rodillas o en la casa de DIOS; en tanto que
tu corazón no es recto, en tanto que resistas al Espíritu Santo y rechaces a Cristo, eres
un rebelde contra tu Hacedor.

2. En general es apropiado, seguro y provechoso el decir al pecador que se arrepienta.


Y digo, generalmente. Porque, a veces, el Espíritu de DIOS parece que no está
dirigiendo la atención del pecador precisamente a sus propios pecados sino a otra cosa.
En los días de los apóstoles, la mente de la gente parecía estar agitada principalmente
por la cuestión de si Jesús era realmente el verdadero Mesías. Los apóstoles, por tanto,
dirigían gran parte de su instrucción a este punto, el probar que era el Cristo. Cuando
había pecadores angustiados que preguntaban lo que tenían que hacer, la exhortación
más común era: "Creed en el Señor Jesucristo." Insistían sobre este punto, porque aquí
era que el Espíritu de DIOS estaba trabajando, y éste era el tema que agitaba la mente
de la gente de un modo especial y era probablemente la primera cosa que una persona
haría al someterse a Cristo. Era el gran punto en disputa entre DIOS y los judíos y
gentiles de aquellos días, si Jesucristo era el Hijo de DIOS. El hacer que el pecador
cediera en esta cuestión disputada, era el modo más efectivo de humillarlo.
3. En otros tiempos, se verá que el Espíritu de DIOS está obrando con los pecadores,
principalmente con referencia a sus pecados. A veces Él trata con ellos con respecto a
un deber particular, como la oración, quizá la oración familiar. El pecador se verá que
está disputando este punto con DIOS, si tiene derecho a orar, o si debe orar en su
familia. He conocido casos sorprendentes de esta clase, en que el individuo estaba
luchando sobre este punto, y tan pronto se postró de rodillas para orar, cedió su
corazón, mostrando que éste era precisamente el punto en que el Espíritu de DIOS
estaba luchando y sobre el cual giraba la pugna con DIOS. Esto fue la conversión.

4. Hay palabras que acostumbraban ser claras y fácilmente entendidas y que ahora se
han deformado y necesitan ser explicadas a los pecadores, pues a menudo producen
una impresión equivocada en su mente. Este es el caso de la palabra
"arrepentimiento". Muchos suponen que el remordimiento, o sea, un sentimiento de
culpa, es arrepentimiento. Si es así el infierno está lleno de arrepentimiento, porque
está lleno de remordimiento, imposible de expresar y eterno. Otros sienten pena por
lo que han hecho y lo llaman arrepentimiento. Pero sólo sienten pena por haber
pecado, debido a sus consecuencias, no porque aborrezcan el pecado. Esto no es
arrepentimiento. Otros suponen que la convicción de pecado y abundante temor del
infierno es arrepentimiento. Otros consideran que las acusaciones de la conciencia son
arrepentimiento; dicen: "Nunca hago nada malo sin arrepentirme y afligirme por ello."

Los pecadores deben ver que todo esto no es arrepentimiento. Todo ello no sólo es
compatible con la mayor maldad sino que el diablo puede tenerlos todos ellos y seguir
siendo diablo. El arrepentimiento es un cambio en la mente, por lo que se refiere a
DIOS y al pecado. No es sólo un cambio del punto de vista, sino un cambio en la
preferencia final o elección del alma. Es un cambio voluntario y como consecuencia
implica un cambio de sentimientos y de acción hacia DIOS y hacia el pecado. Es lo que
naturalmente entendemos como un cambio de opinión en el sentido pleno de la
actitud mental. Cuando oímos decir que un hombre ha cambiado de opinión en
política entendemos que su mente ha cambiado el punto de vista, los sentimientos y la
conducta. Los tres. Esto es arrepentimiento, aunque en este caso no se refiere hacia
DIOS. El arrepentimiento evangélico es un cambio de la voluntad de los sentimientos y
de la vida, respecto a DIOS.

5. El arrepentimiento implica siempre un aborrecimiento del pecado. Naturalmente,


implica amar a DIOS y abandonar el pecado. El pecador que se arrepiente de veras no
se siente como se sienten los pecadores impenitentes cuando consideran renunciar a
sus pecados para hacerse religiosos. Los pecadores impenitentes consideran la religión
de esta manera: Si se vuelven piadosos se verán obligados a abstenerse de bailes,
fiestas, teatros, juego y tantas otras cosas en que ahora se deleitan. Y no comprenden
cómo podrían divertirse si rompieran con todas estas cosas. Pero esto dista mucho de
ser un punto de vista correcto del asunto.

La religión no les hace infelices, al cerrarles de todas estas cosas en que se deleitan,
porque el primer paso es el arrepentimiento, el cambio de la mente con respecto a
todas estas cosas. No parecen comprender que la persona que se ha arrepentido no
tiene atracción hacia estas cosas; ha renunciado a ellas y su mente se ha alejado de las
mismas. Los pecadores consideran que les gustará ir a estos lugares, tomar parte en
estas cosas, como ahora y que este continuo sacrificio por su parte les hará infelices.
Esto es una gran equivocación.

6. Sé que hay algunos profesantes que, de buena gana, volverían a sus prácticas
anteriores, si no se sintieran constreñidos, por temor de perder su carácter, o algo
semejante. Pero, si es así, en realidad es que no tienen religión; no aborrecen el
pecado. Si desean volver a sus antiguos caminos no tienen religión y nunca se han
arrepentido, porque el arrepentimiento consiste en un cambio de puntos de vista y
sentimientos. Si fueran realmente convertidos, en vez de escoger estas cosas se
alejarían de ellas porque las aborrecerían. En vez de suspirar por las ollas de carne de
Egipto, preferirían el más alto goce de obedecer a DIOS.

7. Otra instrucción apropiada para dar a los pecadores es que confiesen y abandonen
sus pecados. Deben confesar a DIOS sus pecados contra DIOS y a los hombres, sus
pecados contra los hombres y abandonarlos todos. Un hombre no abandona sus
pecados hasta que ha hecho toda la reparación en su poder. Si ha robado, o
defraudado a su prójimo, tiene no sólo que abandonar sus pecados no meramente
resolviendo no robar más, sino que ha de hacer reparación en todo lo que pueda. Si ha
calumniado a alguno no sólo ha de abandonar su pecado diciendo que no lo hará más,
sino que ha de hacer reparación. Lo mismo, si ha robado a DIOS, y todos los pecadores
lo han hecho, ha de hacer reparación, en tanto que pueda.

Supongamos que un hombre ha hecho dinero en rebelión contra DIOS, le ha quitado el


tiempo, talentos y servicio que le debía, ha vivido espléndidamente de los tesoros de
su providencia y ha rehusado poner nada para la salvación del mundo: Ha robado a
DIOS. Si muere, considerando que su dinero es suyo y lo deja a sus herederos sin
consultar la Voluntad de DIOS, puede estar tan seguro de ir al infierno como un
atracador. Nunca ha rendido cuentas a DIOS. Con toda su parlería piadosa nunca ha
confesado su pecado a DIOS, ni lo ha abandonado, ni ha reconocido que era un
mayordomo de DIOS, ni se ha sentido como tal. Si rehúsa considerar su propiedad
como en mayordomía de DIOS; si la considera suya y la pasa a sus hijos, dice en efecto
a DIOS: "Esta propiedad no es tuya, sino mía, y la dejo a mis hijos." Ha continuado
perseverando en su pecado, porque no ha renunciado a la posesión de lo que había
robado a DIOS.

¿Qué pensaría un comerciante si su escribiente tomara su capital y estableciera una


tienda propia, muriendo con el capital en sus manos? ¿Iría este hombre al cielo? No es
posible. DIOS sería injusto si dejara sin castigar a una persona así. ¿Qué hará, pues,
DIOS a un hombre que le ha robado toda la vida? DIOS le puso como mayordomo de
sus riquezas, pero le ha robado, lo ha guardado y al morir lo deja en herencia como si
fuera su legítima propiedad. ¿Ha abandonado este hombre el pecado? ¡No! Si no se ha
rendido él mismo y todo lo que tiene a DIOS, no ha dado ni el primer paso en el camino
del cielo.

8. Algunas veces los pecadores se imaginan que han de esperar que cambien sus
sentimientos antes de someterse a DIOS. Dicen: No creo que me sienta en condiciones
de aceptar a Cristo todavía." Deberían ver que lo que DIOS requiere de ellos es que
quieran, o sea, que aportan su voluntad. Si obedecen y se someten con su voluntad,
los sentimientos se ajustarán a su debido tiempo; no es cuestión de sentir, sino de
querer y de obrar.

Los sentimientos son involuntarios, no tienen carácter moral excepto cuando se


derivan de la acción de la voluntad con la cual simpatizan. A menos que la voluntad sea
recta no es posible, naturalmente, que lo sean los sentimientos. El pecador debe
acudir a Cristo aceptándole al momento; y esto ha de hacerlo, no en obediencia a sus
sentimientos, sino en obediencia a su conciencia. Obedecer, someterse, confiar.
¡Cédelo todo instantánea e inmediatamente y tus sentimientos se volverán rectos! No
esperes a tener mejores sentimientos, sino entrega todo tu ser a DIOS al instante y
ésta dará como resultado los sentimientos que estás esperando. Lo que DIOS requiere
de ti es un acto presente en tu mente que se vuelva del pecado a la santidad y del
servicio de Satán al servicio del DIOS vivo.
Capítulo XIII

FALSO CONSUELO PARA LOS PECADORES

"¿Cómo, pues, me consoláis en vano, viniendo a parar vuestras respuestas en


falacia?"
(Job 21:34)

1. Sin duda, son a millones los que ahora están en la condenación porque tuvieron
alrededor quien les diera consuelo falso, quien sentía tanta compasión falsa, o que él
mismo estaba en tal oscuridad, que no quería que los pecadores permanecieran en la
ansiedad y les administraba falsedades.

2. He visto a menudo a cristianos que me han traído a pecadores angustiados,


pidiéndome que los consolara, y luego, cuando he examinado la conciencia del
pecador a lo vivo, se han estremecido y se han puesto de su lado. Es a veces imposible
tratar de modo efectivo con jóvenes que están angustiados en la presencia de sus
padres, porque los padres tienen tanta compasión por sus hijos que se olvidan de dar a
DIOS el honor que merece. Esta es una posición equivocada; y con estos puntos de
vista y sentimientos lo mejor es callarse que decir una palabra a los penitentes.

3. Con frecuencia he encontrado casos de esta clase. Una madre dirá a su hijo, que se
halla angustiado, que ha sido siempre un hijo obediente, bueno y amable, y que no
debe tomarse las cosas así. Un marido dirá a su esposa, o la esposa al marido: "¡Has
sido muy bueno! ¿Cómo? ¡No has sido tan malo! Has ido a ver a este terrible
predicador que aterroriza a la gente y te has acongojado. ¡Cálmate, estoy seguro que
no hay motivo para esta inquietud!" La verdad es que las cosas son mucho peores de
lo que ellos piensan.

Ningún pecador tiene idea de lo graves que son realmente sus pecados. No es
probable que ningún hombre pudiera vivir bajo la plena visión de sus pecados. DIOS,
en su misericordia, ha ahorrado a las criaturas en la tierra la peor visión de todas, la de
un corazón humano desnudo. La culpa del pecador es mucho más profunda y
condenadora de lo que él mismo cree, y su peligro es mucho mayor de lo que piensa y
si pudiera ver su pecado tal como es, probablemente no viviría ni un momento. Es
verdad que un pecador puede tener ideas falsas sobre el tema y crearse con ello
angustia sin fundamento. Puede creer que ha cometido el pecado imperdonable, o que
ha agraviado el Espíritu o que ha pecado hasta el punto que ha pasado, para él, el día
de gracia. Pero el decir a la persona más moral y amable del mundo que es bastante
bueno, o que no es tan malo como se piensa, no es darle consuelo racional, sino
engañarle y destruir su alma.

4. El pecador está a las puertas del infierno, está en rebelión contra DIOS y su peligro
es infinitamente mayor de lo que piensa. ¡Oh, qué doctrina del demonio es decir a un
rebelde contra el cielo que no se angustie! ¿Qué es esta angustia suya sino rebelión?
No es consolado porque rehúsa serlo. DIOS está dispuesto a consolarle. No tienes por
qué pensar que eres más compasivo que DIOS. Él llenará al pecador de consuelo, en un
instante, en la sumisión. Aquí hay el pecador, luchando contra DIOS y luchando contra
el Espíritu Santo y su conciencia, que se angustia hasta la muerte, pero que no quiere
ceder; y ahora viene uno que dice: "Oh, no me gusta que te sientas tan mal, no te
apures; anímate, anímate; la religión no consiste en nada sombrío; ten ánimo." ¡Es
horrible!

5. La gente, a veces, consuelan a un pecador diciéndole: "Si eres de los elegidos, serás
recogido y llevado adentro." Una vez oí de un caso en que un joven en gran conflicto
mental fue enviado a conversar con un ministro vecino. Hablaron durante mucho rato.
Cuando el joven se marchaba, el ministro le dijo: Me gustaría escribir unas líneas a tu
padre para que se las des." Su padre era un hombre piadoso. El ministro escribió la
carta y se olvidó de cerrarla. El pecador se fue a su casa, vio que la carta no estaba
cerrada y se dijo que, probablemente, el ministro habría escrito sobre él y sintió tanta
curiosidad que sacó la carta y la leyó.

Y lo que halló fue lo siguiente: "Querido amigo. He hallado a su hijo bajo convicción de
pecado, en estado de angustia y no es fácil decir algo que le dé consuelo. Pero si es
uno de los elegidos entrará en el redil." Quería decir algo para consolar al padre, pero
en realidad, esta carta casi destruyó el alma del hijo, porque se contentó con la
doctrina de la elección diciendo: "Si es uno de los elegidos será traído al redil"; y con
ello desapareció la convicción del joven. Años más tarde fue despertado y convertido,
pero sólo a costa de una gran lucha y sólo cuando la falsa impresión anterior quedó
obliterada de su mente y se le pudo hacer ver que todo ello no tenía nada que ver con
la doctrina de la elección, sino que si no se arrepentía se perdería.
Capítulo XIV

INSTRUCCIONES PARA LOS CONVERTIDOS

"Apacienta mis corderos."


(Juan 21:15)

1. Una de las primeras cosas que deben aprender los recién convertidos es a distinguir
entre la emoción y los principios en religión. Deseo que aprendáis bien estas palabras,
las tengáis grabadas en la mente: El distinguir entre emoción y principios.

2. Emoción quiere decir el estado mental del cual somos conscientes y que llamamos
sentimiento; un estado involuntario de la mente, que aparece, naturalmente, cuando
estamos en ciertas circunstancias o bajo ciertas influencias. Puede haber sentimientos
intentos o pueden calmarse y tranquilizarse o desaparecer enteramente. Pero estas
emociones deberían distinguirse cuidadosamente de los principios religiosos. Principio,
no quiere decir cualquier sustancia o raíz o semilla o brote implantado en el alma. Lo
que quiere decir es una decisión voluntaria de la mente, la decisión firme de cumplir
con el deber y obedecer la Voluntad de DIOS, por la cual un cristiano debería ser
gobernado siempre.

3. Cuando un hombre está plenamente decidido a obedecer a DIOS, porque es RECTO


que obedezca a DIOS, yo llamo a esto principio. Tanto si siente alguna viva emoción
religiosa en aquel momento, o no, hará su deber con alegría, bien dispuesto y con
diligencia, cualquiera que sea el estado de sus sentimientos. Esto es actuar conforme a
principios, no según emoción. Muchos convertidos recientes confunden este punto y
dependen casi exclusivamente del estado de sus sentimientos para proseguir hacia el
deber. Algunos no asistirán una reunión de oración a menos que sientan que pueden
hacer una oración elocuente. Las multitudes son influidas casi enteramente por sus
emociones y dan paso a las mismas, como si no estuvieran bajo la obligación del deber,
a menos que se sientan impulsadas por alguna fuerte emoción. Serán muy celosos en
religión si se sienten de modo adecuado para ello, cuando sus emociones son cálidas y
vivas, pero no pondrán por obra su religión de modo consecuente y no la pondrán en
vigor en todos los aspectos de su vida. Son religiosos sólo en tanto que se hallan
impulsados por la ráfaga del sentimiento. Esto no es verdadera religión.

4. Los recién convertidos deberían aprender que cuando tienen el deber delante, lo
tienen que hacer. No importa si hay sentimiento imperceptible; si el deber llama, ¡HAY
QUE HACERLO! No esperes que venga el sentimiento, sino ¡HAZLO! Lo más probable es
que las mismas emociones que estás esperando, aparecerán cuando hagas tu deber. Si
el deber es orar, por ejemplo, y no tienen es los sentimientos que desearías tener, ora:
"Abre tu boca" (Salmo 81:10); y al hacerlo, es más que probable que tendrás las
emociones que esperas y que constituyen la felicidad consciente de la religión.
5. Los recién convertidos no deberían volverse sectarios en sus sentimientos. No se les
debería enseñar a insistir en distinciones sectarias, o ser porfiados en puntos sectarios.
Han de examinar estos puntos, según su importancia, en el momento oportuno, la
manera oportuna y decidir por su cuenta. No se les debe enseñar a insistir en ellos y
darles mucha importancia al principio de su vida religiosa.

Cuando oigo que preguntan: "¿Crees en la doctrina de la elección?" o: "¿Crees en


aspersión o inmersión?" me entristezco. No he visto nunca que estos cristianos valgan
mucho. Su celo sectario pronto agría sus sentimientos, quita de su corazón toda
religión y enmohece todo su carácter en un fanatismo sectario y pecaminoso.
Generalmente, se convierten en devotos de las tradiciones de sus padres y están muy
poco preocupados por la salvación de las almas.

6. Los recién convertidos deberían aprender que han renunciado a todas sus
posesiones y a ellos mismos y que, de no haberlo hecho, no son cristianos. No deben
seguir pensando que les queda nada suyo: Su tiempo, propiedad, influencia, facultades,
cuerpo o alma. "No sois vosotros." (1 Corintios 6:19), pertenecen a DIOS; y cuando se
sometieron a DIOS, hicieron una entrega libre de todo a Él, para que los gobierne y
disponga de ellos según Su Voluntad. No tienen derecho a pasar ni una hora de su
tiempo como si fuera suya; no pueden ir a ninguna parte, por su cuenta, sino estar en
todo a la disposición de DIOS y emplearlo todo para la gloria de DIOS.

Los cristianos, y las iglesias en general, deben adoptar esta actitud y la han de
mantener como un asunto de disciplina: El negar la mayordomía es un pecado y lo
mismo la codicia; ambos deberían ser base suficiente para excluir a un hombre de la
comunión, como le excluiríamos si negara la deidad de Cristo o cometiera adulterio.

7. Ya es hora de que se dejen estas cosas claras. Y la única manera de dejarlas claras es
empezar con los que acaban de entrar en religión. Los jóvenes convertidos deben
aprender que es digno de condenación el mostrar un espíritu codicioso, el mostrarse
sordos cuando el mundo entero está pidiendo socorro, como lo es el vivir en adulterio
o la adoración de ídolos.

8. Los jóvenes convertidos deben aprender a orar siempre, en todo lugar. Por falta de
instrucción en este punto, muchos jóvenes convertidos sufren pérdida y se apartan de
DIOS. Por ejemplo, a veces ocurre que un joven convertido cae en pecado y, luego,
cree que no puede orar y en vez de vencer esto se siente afligido y espera que pase el
filo de esta aflicción. En vez de ir directamente a Jesucristo en medio de su agonía y
confesar su pecado con todo su corazón y conseguir el perdón y la restauración de la
paz, espera que pase lo vivo de sus sentimientos y se calme; y luego, el
arrepentimiento, si lo hace, es frio y desmayado. Quiero decir que nunca debes hacer
esto; sino que, cuando tu conciencia te oprime, vayas a Cristo y confieses tu pecado
plenamente y derrames tu corazón a DIOS.

Algunas personas descuidan la oración porque están en la oscuridad y no sienten


deseo de orar. Pero, entonces, es cuando necesitan orar más. Esta es la verdadera
razón por la que tendrían que orar. Tendrían que ir directamente a DIOS y confesar la
frialdad y oscuridad de la mente. Decirle a DIOS cómo se siente. Decirle: "¡Oh, Señor,
no tengo deseo de orar, pero sé que debería orar!" E inmediatamente el Espíritu
descenderá y guiará tu corazón en oración y todas las nubes se disiparán.

9. A los recién convertidos habría que advertirles fielmente contra la adopción de un


falso estándar en religión. No debería dejárseles que siguieran o imitaran a los
antiguos convertidos, o tener esa idea como un estándar de la vida santa. Tendrían
siempre que mirar a Cristo como su modelo. No procurar ser tan buenos cristianos
como los antiguos miembros, ni pensar que hacen las cosas muy bien cuando están tan
despiertos como los viejos miembros de la Iglesia; su objetivo debería ser la santidad.
La Iglesia ha sufrido mucho por falta de atención sobre esta materia. Los recién
convertidos se han puesto en marcha, con el corazón lleno de ardor y celo fervoroso
para dirigir su mirada a un alto estándar, pero no se les dirigió debidamente, y pronto
se contentan con la idea de que lo que es bastante bueno para los otros lo es también
para ellos, y por lo tanto han cesado de mirar un poco más arriba que los que fueron
antes que ellos. Y ésta es la manera en que la Iglesia, en vez de levantarse más y más
alta en su santidad, con cada nuevo avivamiento, se ha mantenido estacionaria.

10. Los convertidos deben aprender a decir: "No." Esta es una lección difícil para
muchos. ¡Mirad a esta joven! Antes amaba su círculo alegre y se deleitaba en sus
placeres; se unió a la Iglesia y se vio aislada de sus antiguos amigos. Ahora no la invitan
a sus bailes y fiestas, porque saben que no asistiría; y quizá se mantienen alejados de
ella, por temor que trataría de conversar con ellos acerca de sus almas.

Pero, poco a poco, sus amigos se van atreviendo y algunos le preguntan si quiere salir a
dar un paseo con ellos. A ella no le gusta decir "No". Son sus antiguos amigos y sólo
unos pocos van, además un paseo es un recreo inocente y acepta la invitación. Pero,
una vez se ha quebrado el hielo, ellos la tienen como uno de los suyos. Una vez se ha
empezado, vienen las visitas de carácter social, "sólo unos pocos amigos", y pronto en
una se quitan las alfombras para bailar un poco; después de esto viene un paseo en
trineo el sábado por la noche, que dura hasta después de medianoche, y como está
cansada se queda durmiendo el domingo por la mañana, que quizá será un domingo
de comunión. ¡Todo por no decir no al principio!

11. Ved a este joven. Durante un tiempo siempre estuvo en su lugar en la Escuela
Dominical y en la reunión de oración. Pero, poco a poco, sus antiguos amigos volvieron
a tratarle con atención, le atrajeron y se lo llevaron, paso a paso. Razona que si rehúsa
ir con ellos en cosas inocentes va a perder su influencia en ellos. Y va, hasta que
empieza a descuidar la reunión de oración, la clase Bíblica y aun la lectura privada de la
Biblia y la oración. ¡Ah, joven, párate aquí! No quieras exponer la causa de Cristo al
desprecio y la burla, aprende a resistir los comienzos de la tentación.

12. Es de gran importancia que los recién convertidos aprendan a ser estrictamente
sinceros. Hay que ser muy diferente del mundo y diferente aun de la mayoría de los
que profesan religión. ¡Ay, cuán poco nos damos cuenta de esto! ¡Cuán poca
sinceridad, real, pura y simple entereza, que debería ser la marca del hijo de DIOS!

Considerad esto seriamente. ¿Qué dice DIOS sobre los que irán al cielo? Leamos el
Salmo 15: "El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia." ¿Qué piensas de esto?
Si uno ha prometido algo, excepto el cometer algún pecado, tiene que guardar su
promesa si quiere ser honrado e ir al cielo. Pero hay gente que harán promesas y para
evitarse el cumplirlas, faltarán a las mismas como si nada. No tolerarían, en cambio,
que un cheque suyo fuera devuelto por el banco. ¿Por qué? Porque perderían el
crédito y les demandarían ante el tribunal.

¿Es esto honradez? ¿Con este tipo de honradez esperan entrar en el cielo?
¿Quebrantar las promesas y presentarse ante DIOS con una mentira en la mano? Si
rehúsas cumplir tu promesa eres un mentiroso; y si persistes en ello tu parte será el
lago que arde con fuego y azufre. Ni por diez mil mundos permitiría yo que hubiera en
mis manos dinero que fuera quitado de un objeto que yo había dado como promesa.
Este dinero "roe como la gangrena" (2 Timoteo 2:17).

Si te es imposible devolver el dinero, esto ya es una excusa suficiente. Pero en todo


caso, tienes que decirlo. Pero si rehúsas pagar lo que prometiste, porque has cambiado
de parecer, eres culpable. No puedes orar hasta que pagues este dinero. El Señor no
puede escuchar tus oraciones.

13. La religión no consiste en deseos de hacer buenas acciones. Los deseos que no
resultan en decisiones y en acción, no tienen virtud en sí. Tampoco tienen por qué ser
malos. Pueden aparecer de modo involuntario en la mente, a la vista de ciertos objetos;
pero en tanto que no producen ningún acto voluntario, no son ni mejores ni peores
que el latido del corazón, excepto en casos en que hemos procurado indirectamente
que aparezcan, por ponernos en circunstancias calculadas para estimularlos. El hombre
más malo de la tierra puede tener deseos de santidad. Puede ver claramente que la
santidad es el único medio de alcanzar la felicidad. Y en el momento en que se da
cuenta de que la santidad es un medio para la felicidad, naturalmente la desea. Es de
temer que son muchos los que se engañan con la suposición de que un deseo de
santidad, como medio de felicidad, es religión.

Sin duda, son muchos los que se ufanan de algunos deseos que han tenido, pero que
nunca resultaron en la elección de lo recto. Tienen deseos de hacer su deber, pero no
lo hacen, porque, en conjunto tienen deseos aún más fuertes de no hacerlo. En estos
deseos no hay virtud. Una acción o deseo puede ser virtuoso a la vista de DIOS sólo si
es un acto de la voluntad. La gente a menudo habla de modo absurdo sobre este tema,
como si hubiera algo bueno en sus deseos, en tanto que son meros deseos. "Creo que
deseo esto o aquello." Pero "¿Lo haces?" "Oh, no, pero con frecuencia deseo hacerlo."
Esto es ateísmo, prácticamente.

14. Cualquier deseo que pueda tener una persona si no es realizado en decisión y
acción, no es virtuoso. No hay ningún grado de deseo que en sí sea virtuoso. Si se
pudiera hacer que quedara destacada esta idea, remachada en la mente de la gente,
probablemente aniquilaría las esperanzas de la mitad de los miembros de las iglesias,
que están viviendo de sus buenos deseos, aunque no hacen nada para DIOS.

15. Habría que hacer entender a los recién convertidos que cualquier cosa que sea
egoísta no puede ser religión. Sean los deseos que tenga y las acciones o elecciones
que haga, si, después de todo, la razón de las mismas es egoísta, no hay religión en
ellas. Un hombre puede haber cometido pecado incluso orando, leyendo la Biblia,
asistiendo a un servicio religioso, o cualquier otra cosa, si el motivo es egoísta.
Supongamos que un hombre ora simplemente con miras a fomentar su propia
felicidad. ¿Es esto religión? ¿Qué es, sino un intento de hacer del DIOS Todopoderoso
nuestro siervo? No es nada más que una gran especulación y ponen al universo, DIOS y
todo, a contribución para hacerle feliz. Es el grado supremo de maldad. Está tan
alejado de la piedad que es, en realidad, una forma de maldad superlativa.

16. Ninguna cosa es aceptable a DIOS, como religión, a menos que sea ejecutada de
corazón, para agradar a DIOS. No hay ninguna acción externa que sea buena o que sea
aprobada por DIOS a menos que sea realizada con motivos rectos y de corazón. Los
recién convertidos deberían aprender de modo pleno y positivo que toda religión
consiste en obedecer a DIOS de corazón. Toda la religión consiste en acción voluntaria.
Todo lo noble, todo lo amable, a la vista de DIOS, todo lo que pueda llamarse
propiamente religión, consiste en acción voluntaria, y un obedecer voluntariamente la
Voluntad de DIOS desde el corazón.

17. Los recién convertidos deberían aprender que el deber de la abnegación o


negación de uno mismo es una de las características principales del Evangelio. No son
piadosos a menos que voluntariamente acepten su cruz diariamente y se nieguen a sí
mismos por Cristo. Hay muy poca abnegación en la Iglesia y la razón es que se pierde
de vista el deber cuando se instruye a los recién convertidos. ¡Cuán raramente se les
dice que el negarse a sí mismo es el rasgo principal del Cristianismo! Los ministros
raramente piden a nadie, cuando tratan de fomentar una causa, que se nieguen a sí
mismos en favor de ella; sólo les piden que den lo que les sobra; en otras palabras, que
den al Señor lo que no les cuesta nada. ¡Qué abominación!

18. Los jóvenes convertidos deberían aprender lo que es perseverancia. Es asombroso


lo que se llega a decir sobre la perseverancia. Como si la doctrina de la perseverancia
fuera: "Una vez en la gracia, siempre en la gracia"; o: "Una vez convertido, seguro que
irás al cielo." Esta no es la idea de la perseverancia. La verdadera idea es que si un
hombre se ha convertido verdaderamente, como regla, continuará obedeciendo a
DIOS; y, como consecuencia, ira al cielo. Pero si una persona tiene la idea de que por
haberse "convertido", tiene por seguro ir al cielo, esta persona no escapará de ir al
infierno.

La obediencia a DIOS consiste en el estado del corazón. Es querer obedecer a DIOS;


deseando que DIOS nos gobierne en todas las cosas. Si un hombre habitualmente
desobedece a DIOS, en alguna cosa particular, está en un estado mental que hace la
obediencia en todo lo demás imposible. El decir que se obedece a DIOS en algunas
cosas, por respeto a su autoridad y que en otras se le niega la obediencia, es absurdo.

19. Los recién convertidos aprenden fácilmente a ser "templados en todas las cosas" (1
Corintios 9:25). Con todo, este tema es descuidado en gran manera en lo que afecta a
los recién convertidos y casi se ha perdido de vista en las iglesias. El mascar y fumar
tabaco, son actos de falta de templanza. El usarlos no es ser "templados en todas las
cosas". Hasta que los cristianos tengan la conciencia despertada sobre este tema, y
vean que no tienen derecho a no ser templados en nada, habrá poco progreso en
religión. Es muy posible que algunas familias gasten más en café y té, que no dan
ningún alimento y son meramente estimulantes, que lo que ofrecen para las misiones.
Es posible que esto sea verdad en iglesias enteras. Incluso algunos encargados de
solicitar apoyo para las sociedades misioneras y otras hacen uso de té, café y tabaco.
Es una cosa un poco rara.

20. Si los cristianos profesos pudieran comprender lo mucho que gastan por lo que son
meramente venenos, y nada más, se quedarían asombrados. Hay muchos que insisten
en que no se pueden pasar sin ellos. Y si se discute este asunto con ellos, es posible
que se enojen, cuando los argumentos empiezan a afectar sus conciencias.

¡Oh, durante cuánto tiempo seguirá la Iglesia mostrando este tipo de hipocresía en las
reuniones misioneras, orando a DIOS para que salve al mundo, cuando en realidad
están tirando cinco veces más dinero en pura intemperancia que lo que dan para
salvar al mundo! Algunos creerán que esto es insignificancia y que no merecen que se
hable de ellas desde el púlpito. Pero yo os digo que es una gran equivocación, si
pensáis que son cosas insignificantes, porque hacen a la Iglesia odiosa delante de DIOS,
pues ponen a la vista su hipocresía y su concupiscencia. Aquí hay un individuo que dice
que se ha entregado para servir a Jesucristo, y con todo rehúsa negarse a sí mismo un
deseo que le domina y ora: "¡Señor, salva al mundo; Señor venga Tu reino!" Esto es
hipocresía. Estas oraciones ¿Cómo pueden ser oídas? A menos que estas personas se
nieguen a sí mismas, no daría un comino por las oraciones de todos estos cristianos
profesos, aunque hubiera tantos que cubrieran todos los Estados Unidos.

21. Estas cosas han de ser enseñadas a los recién convertidos. Ha de llegar al punto en
que los hombres no se llamen cristianos a menos que estén dispuestos a cortar su
mano derecha, a sacarse el ojo derecho, a negarse a sí mismos por amor de Cristo. ¿Es
esto poco? Aquí se halla el veneno del espíritu de la oración. ¡Esto rebaja y sensualiza
al alma! ¿Es esto pequeño y no merece hablar de ello en el púlpito, cuando toda esta
intemperancia, de una clase u otra, cuesta a la Iglesia no ya cinco, quizá cincuenta
veces más de lo que da para la salvación del mundo?

22. Ha llegado el momento de enseñar estas cosas de modo efectivo, cuando los
convertidos son jóvenes. Si no se les enseña debidamente adquirirán hábitos falsos y
empezarán con un modo de vivir indulgente para sí mismos y raramente llegarán a
reformarse del todo. La pertinacia de muchos en permitirse estos deseos se puede ver
con tan sólo hablar con muchos. Y yo creo que la Iglesia nunca puede levantarse de su
modorra hasta que los recién convertidos sean instruidos, desde el principio de su
carrera religiosa, a ser templados en todas las cosas.

23. Debe enseñárseles que es necesario que ellos mismos sean tan santos como creen
que los ministros han de serlo. Se ha pensado durante mucho tiempo que los ministros
han de ser más santos que los demás. Se asombrarían si un ministro mostrara ligereza,
o siguiera las modas o mostrara mal genio.

Se espera que ellos también se esfuercen para ser perfectos. Todo recién convertido
debe aprender que si no tiene el propósito de vivir sin pecado, no ha empezado
todavía a ser religioso. ¿Qué es la religión sino el amor supremo a DIOS y el propósito
supremo de escuchar a DIOS y la disposición a obedecerle? Si no hay esto no hay
religión. Si alguien dice que es perfecto todo lo que hay que decir es: "Que lo
demuestre." Si lo es, lo mostrarán sus acciones.

24. Pero el deber de todos es el ser perfectos en motivos y proponerse una obediencia
entera, perpetua y universal a DIOS. Debería ser su propósito constante el vivir
totalmente para DIOS y obedecer todos Sus Mandamientos. Deben vivir de tal modo
que si pecan sea una excepción, un caso individual, en que han obrado contra el
propósito y tenor fijo y general de sus vidas. No tendrían que pecar; tienen que ser
santos y perfectos si esperan vivir con DIOS, pues DIOS es perfecto; a los jóvenes
convertidos hay que enseñarles a seguir este camino rectamente, de otro modo nunca
vivirán rectamente.

25. "No siempre vas a sentirte de la misma manera que ahora." Cuando un recién
convertido se goza en su Salvador y piensa en vivir para la gloria de DIOS y el bien de la
humanidad, cuántas veces se le dicen estas palabras. Con ello, se prepara su mente
con la idea de hacerse atrás y no hay que sorprenderse mucho si lo hace. Esto es,
precisamente, lo que el diablo quiere que los nuevos convertidos oigan: "Tus
sentimientos no van a durar, sino que, poco a poco, vas a sentirte tan frío como
nosotros." Oír esto me hace sangrar el corazón. Cuando un recién convertido está
vertiendo el fervor de su corazón sobre algún antiguo profeso, y espera la
correspondencia cálida de un espíritu recíproco que responde al suyo, recibe esta
ráfaga de viento helado: "No siempre te sentirás así." ¡Qué vergüenza! Luego, cuando
bajo la influencia de esta instrucción que le das, se produzca lo que dices, no le causará
ninguna sorpresa ni alarma, sino que lo considerará como cosa natural, porque esto es
lo que les ocurre a todos los demás.

Esta doctrina es lo último que debería pensarse en decir a los recién convertidos. Hay
que decirles que tan sólo han empezado la vida cristiana y que su religión consiste en
proseguir. Han de aprender a seguir adelante, en "crecer en la gracia" continuamente.
No hay que enseñarles que su religión se irá extinguiendo, que se hará más y más
pequeña hasta que sea sólo un punto. DIOS dice: "La senda de los justos es como la
aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Proverbios 4:18). Ahora bien,
¿De quién será la senda que va haciéndose más y más oscura hasta que se llegue a la
perfecta noche? Lo que habría que decirles es que a las primeras indicaciones de
mengua o celo espiritual, han de alarmarse y espolearse en el cumplimiento del deber.
No hay que enseñar a los recién convertidos el camino para hacerse atrás. Y no dudo
que esta misma doctrina: "No vais a tener los mismos sentimientos luego", es uno de
los grandes descubrimientos de Satán para que se realice lo que está prediciendo.

26. La misma idea de ser cristiano, es renunciar al yo y consagrarse por completo a


DIOS. El cristiano no tiene más derecho a retener algo de DIOS del que tiene a robar.
En un sentido es también un robo. Insisto en decir que el hombre que retira de DIOS
algo, comete un crimen mayor que el que comete al robar contra su prójimo, puesto
que DIOS es el Dueño de todas las cosas, en un sentido mucho más alto del sentido en
que el hombre las posee. Si DIOS te llama a emplear algo que tienes, tu dinero, tu
tiempo, o tus hijos, o dedicarte tú mismo a la propagación de su reino y rehúsas
porque quieres hacer tu voluntad, o prefieres hacer otra cosa, haces un desfalco a
DIOS, como haría un empleado que defraudara a su patrón.

27. Los nuevos convertidos deberían aprender a hacer todos sus deberes. No deberían
hacer componendas con el deber, ni decir: "Haré esto como compensación por haber
descuidado aquello." Nunca deberían descansar satisfechos hasta que hayan hecho su
deber de toda clase, en relación con sus familias, la Iglesia, la Escuela Dominical, las
personas impenitentes que les rodean, el disponer de su propiedad y la conversión del
mundo. Que hagan su deber, como quieren hacerlo cuando sus corazones están llenos
de fervor; y no intenten escoger cuál de los mandamientos de DIOS van a cumplir y
cuál no.

Hay que enseñarles que la religión no consiste en éxtasis ni trances ni emociones de


gran altura. Es posible que haya todo esto cuando hay religión. Pero hay que entender
que éstas, son emociones involuntarias y que pueden existir en pleno vigor cuando no
hay religión. Pueden ser mera obra de la imaginación, sin ninguna afección
verdaderamente religiosa. Las personas pueden tenerlas en tal grado que lleguen a
desmayarse del éxtasis, incluso sobre cosas religiosas, sin tener religión. He conocido a
personas llevadas a un estado de trance, por la mera contemplación de los atributos
naturales de DIOS, su poder y su sabiduría desplegados en el firmamento estrellado y,
con todo, la persona no es religiosa. La religión es obediencia a DIOS, la sumisión
voluntaria del alma a Su Voluntad.
Capítulo XIV

SED LLENOS DEL ESPÍRITU

"Sed llenos del Espíritu"

(Efesios 5:18)

Por qué muchos no tienen el Espíritu.

1. Es posible que se trate de una persona que sea un hipócrita. Que sus oraciones no
sean sinceras, no sean genuinas. No sólo su religión es un mero espectáculo, sino que
no hay sinceridad en su relación con otros.

2. Otros son tan frívolos y ligeros que el Espíritu no puede morar en ellos. El Espíritu de
DIOS es solemne, es serio, y no residirá en aquellos que son descuidados y superficiales.

3. Otros son tan orgullosos que no pueden tener el Espíritu. Sólo piensan en vestir bien,
buena vida, lujos, coches, modas, etc., no es de extrañar que no estén llenos del
Espíritu.

4. Algunos están orientados hacia el mundo, aman las propiedades y procuran hacerse
ricos con tanto afán que no pueden tener el Espíritu. Cómo puede vivir en ellos el
Espíritu cuando todos sus pensamientos están en las cosas del mundo y todo su poder
está absorbido para conseguir riquezas. Y cuando consiguen dinero, cuando se ven
empujados por la conciencia a dar algo para la conversión de otros, sufren. Muestran
hasta qué punto su amor al mundo les domina en su trato con otros. Las cosas más
pequeñas lo muestran. Tratarán de sacar la última gota de sudor de un pobre que
trabaja por ellos; y si operan en mayor escala tratarán de sacar ventaja de todo.

A un obrero que trabaja por ellos, le explotan, le harán ver que es casi un caso de
conciencia, que no le pueden dar más por su trabajo o un encargo. Esta gente, en
cambio, se avergonzarían de tener tratos de este tipo con gente de su rango, porque
con ello perjudicarían su reputación; pero, DIOS lo sabe, lo tiene todo escrito, que son
codiciosos y que hacen tratos injustos para favorecer su propio interés. ¿Es posible que
esta gente profese tener el Espíritu de DIOS? ¡Imposible!

5. Otros son descuidados en el cumplimiento de un deber conocido, y ésta es la razón


por la que no tienen el Espíritu. Los unos no oran en su familia, aunque saben que
tienen el deber de hacerlo y, con todo, tratan de conseguir el espíritu de oración.

Si has descuidado algún deber conocido y por ello has perdido el espíritu de oración,
debes ceder primero. DIOS tiene una disputa contigo; tú has rehusado obedecerle y
tienes que retractarte. Es posible que lo hayas olvidado, pero DIOS no, y debes
recordarlo en tu mente, y arrepentirte. Si yo tuviera un ojo omnisciente, podría decir
los nombres de los individuos de esta congregación que han descuidado algún deber
conocido (o cometido algún pecado, del que no se han arrepentido); y que están
orando pidiendo el espíritu de oración, pero no pueden conseguirlo.

6. Si sabes lo que es, por alguna experiencia anterior, el tener comunión con DIOS, y lo
dulce que es rendirse en penitencia y ser lleno del Espíritu, no puedes sino desear un
retorno a estos goces. Y puedes tú mismo orar con fervor pidiéndolo, y orar por un
avivamiento religioso. Pero, en conjunto, no deseas que venga. Tienes demasiado que
hacer y no puedes asistir. O te exigiría tantos sacrificios que no puedes ni pensarlo. Hay
algunas cosas que no quieres ceder. Encuentras que si quieres que el Espíritu de DIOS
resida en ti has de vivir de modo diferente; has de renunciar al mundo; has de hacer
sacrificios; has de romper con tus relaciones mundanas, has de confesar muchos
pecados. Y por ello, en conjunto, no deseas que el Espíritu venga, a menos que Él
consienta en venir a ti y dejarte vivir como quieras. Pero esto no lo va a hacer nunca.

7. Tu culpa es tan grande, como la autoridad de DIOS, que te manda: "Sé llenó del
Espíritu." DIOS te lo manda, y es una desobediencia el no hacer caso, como lo sería el
quebrantar cualquier otro de Sus Mandamientos. Piensa en esto. ¿No robarías, verdad?
¿No cometerías adulterio? Y con todo hay muchas personas que no se dan la culpa por
no tener el Espíritu. Incluso se consideran cristianos piadosos, porque van a las
reuniones de oración, participan del sacramento de la santa cena, y todo esto a pesar
de que viven año tras año sin el Espíritu de DIOS. Ahora bien, el mismo DIOS que dice:
"No os embriaguéis con vino", es el que dice: "Sed llenos del Espíritu."

Todos decís que si un hombre es un adúltero o un ladrón, no es cristiano. ¿Por qué?


Porque vive en estado de desobediencia a DIOS. Si blasfema no tiene caridad. No vais a
consentir que os diga que su corazón es recto y que las palabras no son nada; que DIOS
no se interesa mucho por las palabras. Esto lo considerarías una enormidad y este
hombre no podría pertenecer a la Iglesia. Y con todo, estáis en desobediencia ante
DIOS, pues vivís sin el espíritu de oración y sin la presencia de DIOS.

Vuestra culpa iguala todo el bien que podríais hacer si poseyerais el Espíritu de DIOS en
la medida en que tenéis el deber de poseerlo y podéis poseerlo. Sois enteramente
responsables ante la Iglesia y ante DIOS de todo el bien que podríais hacer. Un hombre
es responsable por todo el bien que puede hacer.

8. Algunos van a decir que sois excéntricos, y probablemente lo mereceréis.


Probablemente seréis realmente excéntricos. Nunca vi a una persona llena del Espíritu
que no fuera llamada excéntrica. Y la razón es porque estas personas son bastante
distintas de las otras. Hay, pues, buenas razones para llamarlos excéntricos. Actúan
bajo otras influencias, toman diferentes puntos de vista, son movidos por diferentes
motivos, son dirigidos por un espíritu diferente. Habéis de esperar estos calificativos.
Cuántas veces he oído este comentario respecto a algunos: "Es un buen hombre, pero
es un poco excéntrico." He pedido detalles; ¿En qué consiste su excentricidad? Y oigo
el catálogo de causas y todo ello se resume en una palabra; es espiritual. Decidid por
vuestra cuenta si esto es ser excéntrico. Hay lo que se puede decir "excentricidad
afectada". ¡Horrible! Pero hay algo que es el estar tan saturado del Espíritu de DIOS
que uno ha de aparecer y actuar de forma extraña y excéntrica a los que no pueden
entender los motivos y razones de su conducta.

Pablo fue acusado de estar loco por aquellos que no entendían sus puntos de vista
sobre las cosas y la forma en que actuaba. Sin duda, Festo creyó que estaba loco, y que
"Las muchas letras le estaban llevando a la locura". Pero Pablo contesta: "No estoy
loco, excelentísimo Festo, sino que pronuncio palabras de verdad y de cordura"
(Hechos 24:24-25). Su conducta era tan rara, tan nueva, que Festo creyó que era
locura. Pero, la verdad simple era que había visto las cosas de modo tan claro que se
lanzaba con toda su alma a ellas. Tienes que decidir sobre esto, tanto más cuanto más
elevado vivas con respecto al mundo y andes con DIOS.

9. Este es uno de los males más prominentes y más deplorables de nuestros días. La
piedad del ministerio, aunque real, es tan superficial, en muchos casos, que el pueblo
espiritual de la Iglesia cree que los ministros no pueden simpatizar con ellos ni lo hacen.
Su predicación no llena sus necesidades; no los alimenta. Los ministros no tienen
profundidad suficiente de experiencia religiosa para saber cómo despertar a la Iglesia;
cómo ayudar a los que son tentados, apoyar a los débiles y dirigir a los fuertes.

Cuando un ministro ha llegado con una iglesia hasta donde llega su experiencia en las
cosas espirituales, se para; y hasta que ha renovado su experiencia, su corazón tiene
nuevas reservas, y progresa en la vida divina y la experiencia cristiana, no puede hacer
nada más. Puede predicar sana doctrina, y lo mismo puede hacer un ministro que no
es convertido; pero, después de todo, su predicación carecerá de fuerza escudriñadora,
de aplicación práctica, de la unción que sólo puede alcanzarse en el caso de un
cristiano orientado espiritualmente. Es un hecho sobre la cual la Iglesia está gimiendo,
que la piedad de los jóvenes sufre tanto en el curso de su educación, que cuando
entran en el ministerio, a pesar de todo el equipo intelectual que poseen están en la
infancia espiritual. Les faltan cuidados; necesitan que se les alimente, en vez de ser
ellos quienes apacienten la Iglesia de DIOS.

10. Si tienes en abundancia el Espíritu de DIOS tienes que esperar mucha oposición,
tanto en la Iglesia como en el mundo.

Muy probablemente los líderes de la Iglesia se te van a oponer. Siempre ha habido


oposición en la Iglesia. La hubo en tiempo de Cristo. Si estás por encima de su estado
de sentimiento, los miembros de la Iglesia se te opondrán. Si alguien quiere vivir
piadosamente en Cristo Jesús ha de experimentar persecución (2 Timoteo 5:12). A
menudo los ancianos y aun el pastor se te opondrán si estás lleno del Espíritu de DIOS.

11. Has de esperar conflictos frecuentes y tenaces con Satán. Satán tiene pocos
problemas con los cristianos que no son espirituales, sino tibios, tardos, mundanos. Y
éstos no entienden lo que se dice sobre conflictos espirituales. Quizá sonrían cuando
se les mencionan estas cosas. Y por ello, el diablo los deja en paz. No los molesta, ni
ellos a él. Pero a los cristianos espirituales, Satán entiende muy bien que le daña y por
ello tiene que emprenderla contra ellos. Estos cristianos tienen terribles y frecuentes
conflictos. Son tentados como nunca antes; pensamientos blasfemos, ateísmo,
sugerencias de cometer maldades, de destruir sus vidas y cosas semejantes. Si eres
espiritual puedes esperar estos terribles conflictos.

12. Tendrás mayores conflictos contigo de lo que nunca habías pensado. Hallarías tus
propias debilidades haciendo progresos contra el Espíritu. “Porque el deseo de la carne
es contra el espíritu, y el del espíritu es contra la carne" (Gálatas 5:17). Estos cristianos
(hasta que son totalmente santificados) se quedan consternados al ver el poder de sus
propias corrupciones. Uno de los comodoros de la Marina de los Estados Unidos, según
me han dicho, era un hombre espiritual; su pastor había visto al hombre yacer en el
suelo gimiendo gran parte de la noche, en conflicto con sus propias corrupciones,
clamando a DIOS, en agonía, que rompiera el poder de la tentación. Parece como si el
diablo estuviera decidido a destruirlo, y su propio corazón, durante este periodo,
estaba casi en liga con el diablo.

13. Pero tendrás paz con DIOS. Si la Iglesia y los pecadores y el diablo se te oponen,
habrá Uno con el cual tendrás paz. Los que sois sometidos a estas pruebas y conflictos
y tentaciones, que gemís, oráis, lloráis, sufrís, recordad esto: Vuestra paz y vuestros
sentimientos hacia DIOS, serán profundos y apacibles como un río. Tendréis paz en la
conciencia si sois guiados por el Espíritu. No seréis aguijoneados ni atormentados por
una conciencia culpable. Vuestra conciencia será sosegada y quieta, en calma como un
lago en verano.

14. Si estás lleno del Espíritu, serás útil. No podrás por menos que ser útil. Incluso si
estás enfermo y eres incapaz de salir de tu habitación, de conversar o de ver a nadie,
serás diez veces más útil que centenares de los cristianos de la clase corriente que no
tienen espiritualidad. Un cristiano piadoso de la parte oeste del Estado estaba afectado
de consunción. Era un hombre pobre, y hacía años que estaba enfermo. Un
comerciante no convertido del lugar, de corazón compasivo, le mandaba algunas cosas,
para sus necesidades, de vez en cuando, para él y para su familia. El enfermo estaba
muy agradecido por su bondad, pero no podía recompensarle, aunque quería hacerlo.
Al fin decidió hacer lo mejor que podía para devolver el bien y empezó a orar por la
salvación de aquel hombre. Así que empezó a orar, su alma se enfervorizó y echó
mano de DIOS. No ocurría ningún avivamiento allí, pero, poco a poco, ante el asombro
de todos, el comerciante se puso del lado de DIOS. El fuego empezó a arder por todas
partes; empezó un poderoso avivamiento y hubo multitudes que se convirtieron.

15. Este pobre hombre continuó en su condición de enfermo durante varios años.
Después de su muerte, visité el pueblo y la viuda puso en mis manos su diario. Entre
las entradas, había lo siguiente: "He conocido a unos treinta pastores e iglesias."
Seguía, luego, indicando que ponía aparte algunas horas cada día y cada semana para
orar para cada uno de esos pastores y sus iglesias y algunos períodos para orar por
diferentes estaciones misioneras. Luego seguían, bajo diferentes fechas, datos como
sigue: "Hoy he podido ofrecer lo que llamo una oración de fe para el derramamiento
del Espíritu sobre la iglesia de... y espero en DIOS que habrá pronto un avivamiento
allí." En otra fecha escribe: "Hoy he podido ofrecer lo que llamo una oración de fe por
la iglesia de... y espero que pronto habrá un avivamiento allí." De este modo había ido
con gran número de iglesias, registrando el hecho de que había orado por ellas en fe,
para que pudiera haber pronto un avivamiento en ellas.

Entre las estaciones misioneras, mencionaba especialmente una de Ceilán. Creo que el
último lugar mencionado en su diario, por el que ofreció la oración de fe, era el lugar
en que vivía. No mucho tiempo después, comenzó un avivamiento que abarcó toda la
región, casi en el mismo orden de los lugares que mencionaba en su diario; y a su
debido tiempo llegaron noticias de Ceilán de que había un avivamiento en aquella
región. El avivamiento en su ciudad no comenzó hasta después de su muerte. Su
comienzo tuvo lugar al tiempo en que su viuda puso en mis manos el documento a que
me he referido. La viuda me dijo que se enfervorizaba tanto con la oración, durante su
enfermedad, que ella temía que iba a morir de tanto orar.

El avivamiento fue muy importante y poderoso en toda la región y el hecho de que iba
a ocurrir no había pasado inadvertido al siervo del Señor. Según su palabra: "El secreto
de Jehová es para los que le temen y a ellos hará conocer su pacto" (Salmo 25:14). Así,
este hombre tan débil en cuerpo que no podía salir de su casa, fue más útil al mundo y
a la Iglesia de DIOS, que todos los que profesan una religión fría y sin corazón en el país.

16. Si estás lleno del Espíritu, no te sentirás afligido, o amargado, o preocupado


cuando los demás hablen en contra tuya. Cuando hallo a las personas irritadas y
preocupadas por las cosas más pequeñas, estoy seguro que no están llenos del Espíritu
de Cristo. Jesucristo no se trastornaba por nada de lo que decían de Él, con malicia y
calumniándole. Si quieres seguir manso bajo la persecución y ser un ejemplo del
carácter del Salvador y un honor a la religión de esta manera, necesitas estar lleno del
Espíritu.

Serás sabio si usas los medios de conversión de los pecadores. El Espíritu de DIOS está
en ti, y Él te guiará en cuanto al uso de medios con prudencia, en una forma adaptada
al fin, y para evitar daños.

17. Estarás en calma bajo la aflicción; no confuso y consternado al ver la tormenta que
se te echa encima. La gente alrededor se asombrará de tu calma y ánimo bajo pruebas
tan severas, no conociendo el apoyo interior que poseen los que están llenos del
Espíritu.

Si tú no tienes el Espíritu, es posible que tropieces ante los que lo poseen. Dudarás de
que su conducta sea apropiada. 0uizá dudarás de su sinceridad cuando digan que
tienen estos sentimientos. Dirás: "No sé qué pensar del hermano Fulano; parece muy
piadoso, pero no le entiendo." Por esto los censurarás, con el propósito de justificarte
a ti mismo.

18. Si quieres tener el Espíritu, has de ser como un niño, cediendo a Sus influencias,
como cede el aire. Si te guía a la oración, debes dejarlo todo y ceder a su suave
propulsión. No hay duda que tienes, a veces, un deseo de orar por algo, y lo has
demorado y resistido hasta que DIOS te ha dejado. Si quieres que Él esté contigo,
debes ceder a su dirección delicada, vigilar para averiguar lo que quiere de ti, y
someterte a Su guía.
19. Los cristianos deberían estar dispuestos a hacer toda clase de sacrificios para
disfrutar de la presencia del Espíritu. Dijo una mujer de alta sociedad (que profesaba
ser religioso): "He de dejar de escuchar a ministros como Finney cuando predican o he
de abandonar mi alegre compañía." Esta mujer renunció a la predicación y no se
acercó más. Cuán diferente de otro caso --el de una mujer del mismo estado social--,
que oyó predicar al mismo ministro y se fue a su casa y decidió abandonar su manera
de vivir alegre y mundana. Cambió todo su vestido, estilo de vivir y conducta; por lo
que sus amigos pronto la dejaron ir a gozar de la comunión con DIOS y ella se sintió
libre para pasar su tiempo haciendo bienes.

Vemos de esto lo difícil que es para los que viven una vida de lujos ir al cielo. ¡Qué
calamidad el pertenecer a estos círculos! ¿Quién puede gozar de la presencia de DIOS
en ellos?

"Por lo cual, hermanos, sed tanto más diligentes en afianzar vuestro llamamiento y
vuestra elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque, de esta
manera, os será otorgada amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo." (2 Pedro 1:10-11).

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