6 Arg y Log Jur

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Unidad 3

1 //Escenario
Escenario26
Lectura fundamental
Fundamental

Interpretación
Etapas de un plan
y derechos
de comunicación
estratégica
fundamentales

Contenido

1 Derechos: qué son y tipos

2 Los derechos fundamentales

3 La ponderación de Robert Alexy

4 La completitud de Ronald Dworkin

Palabras clave: derechos fundamentales, interpretación de los derechos, ponderación, conflictos de derechos
fundamentales.
1. Derechos: qué son y tipos
La palabra derecho se refiere a multiplicidad de concepciones, y casi es que es posible afirmar que
es tan natural su uso, que las personas utilizan la palabra derecho, especialmente, para significar la
titularidad de ciertas prerrogativas sobre algo. Sin embargo, como prerrogativa sobre algo material (las
cosas como las casas, los vehículos, los muebles) o inmaterial (las ideas, los derechos morales sobre
algo, las libertades de ejercicio de facultades como la expresión, la religión, entre otras), los derechos
tienen distintas concepciones, dentro de las que se destacan, de conformidad con Gregorio Peces-
Barba, los siguientes:

1.1. Derechos humanos

Este es quizás la concepción más universal en cuanto a categorías de derechos de las personas y
basan su existencia por la relación entre el individuo, la sociedad y el Estado. La Organización de
Naciones Unidas (ONU, s.f.) los define como:

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de
raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición. Entre los derechos
humanos se incluyen el derecho a la vida y a la libertad; a no estar sometido ni a esclavitud ni a torturas;
a la libertad de opinión y de expresión; a la educación y al trabajo, entre otros muchos. Estos derechos
corresponden a todas las personas, sin discriminación alguna.

Al enunciar a los derechos humanos como categoría única y específica y no como los derechos de
los seres humanos (puesto que esta última hace referencia a cualquier tipo de derechos que tengan
las personas o sujetos de la raza humana), se reseña a una concepción que si bien nace a mediados
del siglo XX, sus orígenes ideológicos se remontan al iusnaturalismo racionalista de los siglos XVII
y XVIII (Peces-Barba Martínez, 2004, p. 19). El fundamento de ellos se encuentra en tres valores
que estuvieron en disputa durante el siglo XIX y la primera mitad del XX: la libertad, la igualdad y la
solidaridad, similares a los valores por los cuales se proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano a finales del siglo XVIII en Francia: la igualdad, la libertad y la fraternidad.

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La naturaleza de los derechos humanos se ciñe a la consideración de la dignidad humana como el
valor supremo por el cual deben reconocerse, garantizarse y protegerse por parte de la sociedad y
del Estado, entendiendo por Dignidad Humana fundamentalmente dos cosas: aquello cuyo valor es
inconmensurable y lo que garantiza que persona humana se considere como un fin en sí mismo, esto
es, que no deba ser instrumento o instrumentalizado para la realización de fines ajenos (Barroso, 2014).

Los Derechos Humanos se encuentran consagrados en distintos instrumentos internacionales de


orden mundial, como son la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la Convención
Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial de 1965, el Pacto
Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, el Pacto Internacional
de los Derechos Civiles y Políticos de 1976, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer de 1979, la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989,
la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas del 2006 y la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad del 2006, entre otros; también
pueden ser regionales1: en el caso colombiano, se encuentra el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, compuesto principalmente por la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre adoptada en Bogotá en 19482, la Convención Americana sobre los Derechos Humanos de
1969, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
o “Convención de Belém do Pará” de 1994, la Declaración Americana sobre los Pueblos Indígenas del
2016, entre otros.

1.2. Derechos naturales

Esta es la segunda categoría de derechos, que tiene relación con los derechos del hombre, tal y como
se identificaba en el siglo XVIII a los primeros derechos que debían ser protegidos por la naturaleza
misma de los seres humanos, que podrían definirse de la siguiente manera:

[L]a expresión <<derechos naturales>> supone referirse a unos derechos: a) previos al Poder y Derecho
positivo [sic]; b) que se descubren por la razón de la naturaleza humana; c) que se imponen a todas
las normas del Derecho creado por el Soberano siendo un límite a su acción. (Peces-Barba Martínez,
2004, p. 22)

1 Sobre ello, vale la pena aclarar que solo existen tres sistemas regionales de protección de los Derechos Humanos: el africano, el europeo y el
americano. Ni Asia, Medio Oriente u Oceanía tienen un sistema regional, pero sí se someten al sistema global.
2 Se trata del primer instrumento internacional sobre Derechos Humanos en el mundo.

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La noción de derecho natural, aunque en desuso, denota más bien una categoría que ha pretendido
socavar en la designación de derechos anteriores a los derechos positivos y que se encuentran en
cabeza de cada sujeto de la raza humana, independiente de la positivización de ellos. La discusión
sobre los derechos naturales ha estado en la base de las disputas teóricas, especialmente sostenida
por el iusnaturalismo racionalista de corte más tradicionalista.

1.3. Derechos subjetivos

Se trata de normas de garantía y, para entenderlo, es necesario comprender las diferencias que tienen
este con el derecho objetivo. Así, el derecho objetivo se refiere al complejo sistema de normas que
regulan la vida social de las personas; el derecho subjetivo trata de dos aspectos: de un interés de
una persona que ha sido protegido por el ordenamiento jurídico y su garantía mediante el derecho
objetivo. De acuerdo con ello, podemos definirlo como dice Kaufmann: “derecho subjetivo (facultad)
es la voluntad de poder otorgada a través del derecho objetivo para la realización autónoma de un
interés jurídicamente protegido (bien jurídico)” (p. 213).

Al respecto, Kelsen (2009) afirma que el derecho subjetivo se refiere a tener derecho a algo o sobre
algo y estar facultad. En dicho sentido, los diferencia de la siguiente manera: “los derechos que se
tienen, como derecho ‘subjetivo’, es decir, como el derecho de un determinado sujeto, diferente del
orden jurídico, en cuanto derecho ‘objetivo’” (p. 139). Con lo que se concluye que el derecho objetivo
es el sistema jurídico tomado como un todo, mientras el derecho subjetivo es aquel que, dentro del
objetivo, se encuentra en cabeza de cada persona, por ejemplo: el derecho objetivo reglamenta el
derecho de propiedad, mientras el derecho subjetivo son las facultades que tiene una persona sobre
una propiedad determinada (una casa, un vehículo, su ropa).

1.4. Derechos constitucionales

Este tipo hace referencia a los derechos que han sido consagrados dentro de una Constitución
nacional. Suelen identificarse por categorías, encontrando dentro de ellas, como es el caso
colombiano, a los derechos fundamentales, los derechos sociales, económicos y culturales, los
derechos colectivos en general, los derechos políticos y otros, como los derechos del medio ambiente
y de generaciones futuras.

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La forma en que se identifican los derechos constitucionales obedece a la voluntad del constituyente
que ha distribuido, dentro de la parte dogmática de la Carta Política, distintas formas de proteger
al individuo en varias esferas: derechos libres y cuyo ejercicio es de forma autónoma en relación;
derechos que requieren del concurso de otros sujetos; derechos en relación con la participación en el
ejercicio del poder y derechos en relación con el planeta y el medio ambiente.

1.5. Libertades públicas

Otra concepción que suele referirse a derechos de las personas y cuya base es la libertad individual,
esto es que “se identifica con una categoría, la de aquellos derechos que llamamos derechos de
autonomía, que suponen la creación, por el Derecho, de un ámbito exento para la libre acción de
la voluntad” (Peces-Barba Martínez, 2004, p. 24). Si la base es la libertad y la autonomía, ha de
referirse a ella de dos maneras; por una parte, Isaiah Berlin (2017) se refiere a los derechos de libertad
como derechos de libertad negativa y derechos de libertad positiva, de la misma manera a la que se
refiere Robert Alexy (2017).

Sin embargo, para Berlin (2017), la libertad positiva es la libertad interior por medio de la cual las
personas se consideran sujetos libres de actuar, mientras que la libertad negativa es la actuación,
siempre sometida al respeto de los derechos de los demás individuo; por su parte, y como se ha
adoptado en la doctrina jurídica mayoritariamente, Robert Alexy se refiere a la libertad positiva como
la posibilidad de hacer, mientras que la negativa son las barreras de dicha actuación, esto es, los límites
que se imponen a los actos propios (el respeto a los derechos de los otros, a los valores públicos y a la
propia persona) y cuya base es la protección y garantía cuando son vulnerados (2017).

Finalmente, hay que aclarar que, aunque suelen usarse como sinónimos o equivalentes, las libertades
públicas no son exactamente iguales a los derechos fundamentales. Como se observa, los derechos
fundamentales son, en su mayoría, derechos de libertad pero no todos son así. Por ejemplo, el artículo
22 de la Constitución contiene el derecho a la paz que es a la vez una libertad, como un derecho
colectivo, un deber público y un deber político.

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1.6. Derechos fundamentales

Esta es una categoría que ha existido en el constitucionalismo colombiano desde su nacimiento,


pero que ha cobrado relevancia desde la Carta de 1991, debido a que en las constituciones previas
carecían de mecanismos de efectividad directa como sucede en la actualidad con la acción de tutela.
Cuando se habla de este tipo de derechos, la connotación o motivos del por qué se diferencian y se
han estipulado dentro de un título específico en el texto constitucional se refiere a una importancia
suprema que el constituyente les ha dado a ciertas prerrogativas, generalmente basadas en la idea
más estrecha y vinculante de dignidad humana.

Aunque comúnmente se consideran como fundamentales ciertos derechos como la vida, la libertad
de expresión, de cultos o el debido proceso, no es una categoría exacta, puesto que su determinación
corresponde al derecho interno de cada Estado. Así las cosas, dentro de cada Carta Suprema se
identifican unos derechos considerados fundamentales que no se encuentran en todas, como es el
caso de la paz, la huelga o la salud. Para Quinche Ramírez (2020), citando a Uprimy:

Se trata de derechos humanos positivizados por vía constitucional, pero con garantía reforzada, de
modo que la ‘diferencia entre los derechos constitucionales en general y los derechos fundamentales es
esencialmente el reforzamiento de la garantía’ (p. 122).

¿Sabía qué...?

Existen muchas categorías de derechos, siendo algunas de ellas los Derechos


Humanos, los derechos naturales, los derechos subjetivos, los derechos
constitucionales, las libertades públicas y los derechos fundamentales.

Sin embargo, este listado no es exclusivo, puesto que otros tipos de derechos
son los derechos civiles, los derechos políticos, los derechos colectivos, los
derechos morales o los derechos patrimoniales.

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2. Los derechos fundamentales
Un derecho fundamental corresponde a un tipo de norma jurídica (regla o principio) que se encuentra
dentro de la Constitución que identifica, a su vez, la determinación formal y el contenido material.
Cuando se habla de la determinación formal de un derecho fundamental, se hace referencia a un tipo
de derechos que se encuentran, en el caso colombiano, el en capítulo I, título I de la Constitución
Política de 1991. El contenido material hace referencia a dos cosas: a que se trata de derechos cuya
importancia ha sido destacada por el constituyente y, por tanto, fundamental en la vida de la sociedad
y la actividad estatal, esto es, que se encuentran en la base. La segunda significación del contenido
material se refiere al contenido específico de cada uno de ellos, como ha sostenido la Corte
Constitucional Colombiana, en Sentencia T-751 de 1992:

Según la doctrina constitucional, la fundamentalidad de un derecho no depende sólo de la naturaleza


del derecho, sino que se deben considerar las circunstancias particulares del caso. La vida, la dignidad, la
intimidad y la libertad son derechos fundamentales dado su carácter inalienable.

Son cuatro los elementos que permitieron la evolución de los derechos fundamentales hasta el
día de hoy: la positivación, la generalización, la internacionalización y la especificación (Peces-
Barba Martínez, 2004) y cuatro teorías: la histórica, sobre su evolución; la filosófica, sobre su
fundamentación; las sociológicas, sobre su funcionamiento social (Alexy, 2017, p. 17); y la jurídica,
sobre su contenido y formulación normativa dentro de un sistema de derecho.

El proceso de positivización surgió, paradigmáticamente, a partir de los llamados del iusnaturalismo


racionalista que buscó el sometimiento del Estado a prerrogativas connaturales a la existencia de
cualquier sujeto. Para contar con esta garantía, se hizo hincapié en que se establecieran de forma
clara dentro del ordenamiento jurídico como base de las relaciones persona-persona y persona-
Estado, como sucedió con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los movimientos de
constitucionalización iniciados en Norteamérica y Francia.

No obstante, el mayor avance en materia de positivación de los derechos fundamentales se dio en este
último escenario, el de la constitucionalización, puesto que tener un capítulo referente a los derechos
fundamentales servía para proteger a la persona de los abusos de autoridad acerca de los bienes
jurídicos que se consideraban más relevantes: la vida, la libertad, la igualdad, la dignidad, entre otros.

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La generalización se refiere al proceso mediante el cual los derechos fundamentales iniciaron siendo
prerrogativas exclusivas de ciertas personas, dadas categorías o títulos que poseían, y describe cómo
principalmente los movimientos sociales han llevado a que sean reconocidos a todas las personas
independientemente de nacionalidad, raza, religión, filiación política, sexo, género, edad u otra
categoría que genere diferencias entre los seres humanos.

La internacionalización se refiere a un fenómeno mundial, que sostiene que hay un movimiento hacia
la estandarización de los sistemas jurídicos, especialmente en occidente, en donde se identifica la
existencia de una distribución del poder público casi idéntica, como la materialización de derechos
dentro de los que se encuentran los derechos fundamentales.

El proceso de especificación se relaciona con los titulares de los derechos y con los contenidos de
ellos. La especificación de los titulares menciona la concreción desde la idea general de los derechos
del hombre, pasando por los derechos de los ciudadanos hasta, finalmente, ser derechos de todas
las personas. Sin embargo, la protección y su relación con la titularidad va a estar condicionada por
situaciones como las condiciones sociales, las condiciones físicas y las relaciones sociales en donde se
generan condiciones de mayor o menor protección (Peces-Barba Martínez, 2004).

Habiendo visto algunas generalidades sobre los derechos fundamentales, se expondrán dos de las
principales teorías relacionadas con ellos, la de Robert Alexy y la de Ronald Dworkin.

¿Sabía qué...?

La protección de los derechos en la modernidad atiende no solamente a la


igualdad formal, es decir, la igualdad ante la ley en condiciones de objetividad,
sino a la igualdad material, en la que se tienen en cuenta condiciones especiales
de las personas, con el fin de proteger diferenciadamente a quien se encuentre
en condiciones de mayor necesidad. Esto ha sido denominado la protección en
condiciones de igualdad o el tratamiento de iguales entre iguales. Las condiciones
que generan desigualdad pueden ser varias: la raza, la edad, las preferencias sexuales,
el sexo y el género, la situación económica, las condiciones de salud, entre otras.

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3. La ponderación de Robert Alexy
Alexy (2018) es un crítico de los métodos de interpretación que podríamos llamar tradicionales, en
otras palabras, aquellos que justifican las decisiones por medio de la subsunción y la concreción y,
para ello, propone el modelo de la ponderación mucho más racional según entiende Garzón Cárdenas
(2019) parafraseando al autor alemán: “dado que la subsunción no es un método plenamente racional,
se necesita un método más racional, que es la ponderación” (p. 137) e, incluso, ha llegado a afirmar
que solo existen dos formas de aplicación del derecho: la subsunción y la ponderación, dejando de lado
a la concreción o incluyéndola como un método dentro de la subsunción: “existen dos operaciones
fundamentales de aplicación jurídica: la subsunción y la ponderación” (Alexy, 2018, p. 349).

Para fundamentar su teoría de la ponderación, a la que califica como teoría más racional (Alexy,
2018), inicia resaltando la importancia de distinguir entre reglas y principios. Por una parte, recuerda
que las reglas son mandatos definitivos, lo que implica que tienen una orden concreta que se cumple
en el espacio y en el tiempo cuando se dan las condiciones en la descripción fáctica y fenomenológica.
Por otra parte, los principios los diferencia al afirmar que se trata de “normas que ordenan que algo
sea realizado en la mayor medida posible, de acuerdo con las posibilidades fácticas y jurídicas” (Alexy,
2018, p. 350), es decir, normas de optimización que no pueden ser cumplidas en un solo momento,
sino que se cumplen en grados y posibilidades.

La ponderación surge, en materia constitucional y especialmente en relación con los derechos


fundamentales, debido a los conflictos normativos que surgen en el derecho. Así, no es lo mismo
justificar la prevalencia de las reglas como normas de contenido cerrado y mandatos definitivos que
de los principios. La diferencia radica en que, como ya se dijo anteriormente, los conflictos entre
reglas se superan mediante las fórmulas que tiene el derecho establecido: supervivencia en el tiempo
de ambas reglas, jerarquía normativa y especificidad de las reglas.

No obstante, esa fórmula no es posible hacerla cuando se trata de principios, con lo cual la teoría
de la ponderación, según Alexy (2018), tiene su auge en la justificación de la decisión judicial ante
conflictos de principios o entre reglas y principios. Esto también se denomina la fórmula del peso, que
significa básicamente la búsqueda de qué principio pesa más para resolver un caso difícil y concreto
en que haya una colisión de principios o de una regla y un principio.

Así, por ejemplo, mediante la Sentencia C-239 de 1997, la Corte Constitucional colombiana decidió
un caso en que chocaban dos principios constitucionales: el derecho a la vida y la dignidad humana.
¿Cómo es posible este choque?

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Dicho choque se dio al haber sido demandado el artículo 326 del Código Penal (2000) que castigaba
el denominado homicidio por piedad. La demanda pretendía que se revisara la constitucionalidad de
esa norma, puesto que ponerle fin a la vida de otra persona, cuando sufre graves afectaciones a su
salud sin posibilidad de supervivencia y con consentimiento del afectado era un acto humanitario que
no debía ser criminalizado.

La Corte resolvió a favor de los demandantes, declarando inconstitucional el homicidio por


piedadcuando la persona sufra enfermedades graves, el cual debe ser practicado por un médico y
debe contar con la decisiónvoluntaria del paciente, puesto que, aunque la vida es un valor importante,
se trata de una vida dignade ser vivida, es decir, decidió que este asunto y solo en este asunto (o
similares fácticamente) eramás importante por su peso la dignidad humana.

Dos elementos son esenciales para comprender la teoría de la ponderación de Alexy (2018): el
concepto de “máxima realización posible” (p. 350) y el de posibilidad. Dentro del primero, como
mandato de optimización, corresponde al Estado la máxima realización y protección de los principios
conforme con capacidades materiales y jurídicas; mientras que el segundo se refiere justamente a las
posibilidades materiales (que él denomina también fácticas) y jurídicas.

Las posibilidades fácticas son inconmensurables, pues comprenden un presupuesto destinado a


autoridades dirigidas a acciones para la posible mayor implementación de las normas contenidas en
principios, basándose en el principio: “Cuando mayor sea el grado de satisfacción o restricción de uno
de los principios, tanto mayor deberá ser el grado de la importancia o satisfacción del otro” (Alexy,
2018, p. 146).

La ponderación que él llama en sentido estricto es un proceso a tres pasos:

a. Descripción de la no satisfacción: en este, “es preciso definir el grado de la no satisfacción


o de afectación de uno de los principios” (Alexy, 2018, p. 351). Esto implica que hay un
principio no satisfecho.

b. Determinación del principio contrario: en esta oportunidad, dada la colisión, debe haber un
principio que sí se satisface con la insatisfacción del primero, por lo que se busca justificar
esa, y solo esa satisfacción del principio contrario.

c. Justificación de la satisfacción del principio contrario: el último paso resuelve el


conflicto, debido a que se busca que se justifique, no ya el principio en conflicto, sino si esa
insatisfacción justifica la restricción del primer principio.

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En el caso de la Sentencia C-239 de 1997, se puede decir que se realiza de la siguiente manera:

a. El principio de dignidad humana no se satisface debido a que hay personas con enfermedades
graves, incurables e intratables o en fase terminal para quienes el hecho de vivir es doloroso
sin que existan medios para mejorar su subsistencia.

b. Hay un principio contrario que es el de la vida, que señala que la vida es inviolable y, por tanto,
nadie puede participar en la muerte de otro.

c. La Corte determinó que las razones de protección del derecho a la vida no justificaban el que
una persona debiese tener una vida dolorosa y sin posibilidad de revertir dicha situación. Por
tanto, la justificación del principio de vida no era suficiente para sacrificar la aplicación del
principio de la dignidad humana.

4. La completitud de Ronald Dworkin


La propuesta de otro autor que tomó fuerza en la aplicación de los principios y derechos
fundamentales fue la diseñada por Ronald Dworkin (1992) durante la segunda mitad del siglo XX. Hay
que señalar que, de acuerdo con el autor y en contravía con la doctrina dominante de los años 60 y
70, la del positivismo suave de H. L. A. Hart que defendía la discrecionalidad judicial ante los vacíos
normativos o conflictos no resueltos por las reglas, Dworkin (1992) defendió la idea de que el derecho
es completo y, como tal, las decisiones judiciales deben estar justificadas en él. Aquí, y atendiendo a
que las propuestas de Hart y Dworkin son análisis dentro de modelos anglosajones, se debe aclarar
que dentro del derecho se incluyen las reglas jurisprudenciales, es decir, los precedentes judiciales.

Así las cosas, Dworkin (1992) defiende la idea no solo de que el derecho es completo, sino que los
conflictos derivados de los casos difíciles en sede judicial son una cuestión valorativa y justificativa
susceptible de resolverse por medio del proceso de construcción de la interpretación. En dicho
sentido, las etapas son tres, aunque advierte que “se necesitan distintos grados de consenso dentro
de una comunidad para cada etapa si allí debe florecer una actitud interpretativa” (p. 57). También va
a insistir en que es necesaria una teoría de la interpretación, debido a que existen distintos operadores
jurídicos que establecen discusiones sobre las manifestaciones de la interpretación y la corrección de
ellas: “piensan [los intérpretes] que las interpretaciones que adoptan son mejores y no sólo diferentes,
de aquellas que rechazan” (p. 64).

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A continuación, se describen cada una de las etapas:

a. Preinterpretativa: esta es una etapa de búsqueda o rastreo, por medio de la que se identifica
el derecho existente para resolver el problema planteado. Aunque se trate de una etapa de
búsqueda o identificación, Dworkin la denomina preinterpretativa ya que, según el autor,
“porque hasta en esa etapa es necesaria una forma de interpretación” (Dworkin, 1992, p. 58).

b. Interpretativa: la define como aquella en que se justifican de forma general los elementos de la
etapa preinterpretativa. De esta forma, el intérprete pasa de la simple recolección y búsqueda,
a la determinación de motivos y razones del por qué y cómo se concibe el derecho identificado.

c. Posinterpretativa: en la última etapa, a la que también llama reformatoria, la actividad del


intérprete consiste en: “ajusta[r] su sentido sobre qué necesita en realidad la práctica para
adecuarse mejor a la justificación que acepta la etapa interpretativa” (Dworkin, 1992, p. 58). Es
decir, que se va más allá de la etapa anterior, con el fin de buscar una justificación que permita
encontrar una solución que satisfaga los principios para resolver un problema.

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Referencias
Alexy, R. (2017). Teoría de los derechos fundamentales, 2a edición (Centro de).

Alexy, R. (2018). Teoría de la argumentación jurídica. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

Barroso, L. R. (2014). La dignidad de la persona humana en el derecho constitucional contemporáneo.


La construcción de un concepto jurídico a la luz de la jurisprudencia mundial. Universidad Externado de
Colombia.

Berlin, I. (2017). Sobre la libertad. Alianza editorial.

Código Penal [CP]. Ley 599 del 2000. 24 de julio, 2000 (Colombia). http://www.secretariasenado.
gov.co/senado/basedoc/ley_0599_2000.html

Corte Constitucional. Sentencia C-239 de 1997. [MMPP. Eduardo Cifuentes Muñoz y Vladimiro
Naranjo Mesa]

Corte Constitucional. Sentencia T-751 de 1992. [MMPP. Alfredo Beltrán Sierra, Eduardo Cifuentes
Muñoz y Carlos Gaviria Díaz] https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1999/T-751-99.htm

Dworkin, R. (1992). El imperio de la justicia. Gedisa editorial.

Garzón Cárdenas, R. (2019). La subsunción de Alexy y la pregunta por la racionalidad de la


ponderación. Revista Del Posgrado En Derecho de La UNAM, 8, 27. https://doi.org/10.22201/
fder.26831783e.2018.8.70

Kaufmann, A. (1999). Filosofía del derecho. Universidad Externado de Colombia.

Kelsen, H. (2009). La teoría pura del derecho. Editorial Porrúa.

Peces-Barba Martínez, G. (2004). Lecciones de derechos fundamentales E. Dykinson (ed.).

Quinche Ramírez, M. F. (2020). Derecho Constitucional Colombiano (7ª Ed.). Editorial Temis.

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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Argumentación y Lógica Jurídica


Unidad 3: Hermenéutica y teoría interpretativa de
los derechos
Escenario 6: Interpretación de los derechos

Autor: César Alberto Correa Martínez

Asesor Pedagógico: Natalia Carolina Ramos Martínez


Diseñador Gráfico: Alejandra Daza Hurtado

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.

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