1) El documento analiza la justificación del Estado desde diferentes teorías como la teológica-religiosa, la física, la jurídica y la moral. 2) La teoría teológica-religiosa considera que el Estado se justifica por ser obra directa de Dios, aunque luego se distinguió la comunidad política de la religiosa. 3) Santo Tomás de Aquino afirmó la sociabilidad natural del hombre y que el Estado es un producto de la naturaleza de los hombres y las cosas, no solo una derivación del pec
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1) El documento analiza la justificación del Estado desde diferentes teorías como la teológica-religiosa, la física, la jurídica y la moral. 2) La teoría teológica-religiosa considera que el Estado se justifica por ser obra directa de Dios, aunque luego se distinguió la comunidad política de la religiosa. 3) Santo Tomás de Aquino afirmó la sociabilidad natural del hombre y que el Estado es un producto de la naturaleza de los hombres y las cosas, no solo una derivación del pec
1) El documento analiza la justificación del Estado desde diferentes teorías como la teológica-religiosa, la física, la jurídica y la moral. 2) La teoría teológica-religiosa considera que el Estado se justifica por ser obra directa de Dios, aunque luego se distinguió la comunidad política de la religiosa. 3) Santo Tomás de Aquino afirmó la sociabilidad natural del hombre y que el Estado es un producto de la naturaleza de los hombres y las cosas, no solo una derivación del pec
1) El documento analiza la justificación del Estado desde diferentes teorías como la teológica-religiosa, la física, la jurídica y la moral. 2) La teoría teológica-religiosa considera que el Estado se justifica por ser obra directa de Dios, aunque luego se distinguió la comunidad política de la religiosa. 3) Santo Tomás de Aquino afirmó la sociabilidad natural del hombre y que el Estado es un producto de la naturaleza de los hombres y las cosas, no solo una derivación del pec
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ISMAEL REYES BAUTISTA
CAPÍTULO XXX LA JUSTIFICACIÓN DEL ESTADO
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
- Habiendo analizado el problema del origen del Estado, nos queda por aprender el otro problema a que nos referimos en el capítulo anterior, el relativo a la justificación del mismo, la justificación de la organización política. En primera instancia, debemos proponer el problema; analizar en qué radica el problema de la justificación del Estado. En esta primera parte del asunto vamos a seguir la exposición que hace Jellinek, con las elementales rectificaciones a su ideología positivista. Las instituciones humanas poseen el sello distintivo de la voluntad del ser humano, a diferencia de los hechos de la Naturaleza, que se generan de forma elemental, independientemente de dicha voluntad. El realizado de la Naturaleza obedece a leyes elementales, que operan constantemente en el mismo sentido, en qué momento hay condiciones idénticas. por otro lado, las ocupaciones humanas no permanecen condicionadas de forma elemental; llevan en sí el contenido independiente de la voluntad de las personas. Por esto, como el Estado es el producto de la actividad humana, puesto que como ya hemos observado en su esencia está formado de un grupo de interacciones de los hombres, es lógico que nos preguntemos ¿por qué debería existir, y al hacer este interrogante expone los el problema de su justificación. El problema se basa en desentrañar aquel porqué; el responder a la pregunta de por qué debería' existir el Estado. Insistimos en que, al formular aquel interrogante, no planteamos nuevamente el. problema del origen del Estado. No investigamos ahora en qué momento y cómo nació la organización política, no cuál es el motivo de su realidad. Hemos de contestar, entonces, a las próximas tes preguntas que formula Jellinek: ¿Por qué debería existir el Estado con su poder coactivo? ¿Por qué debería la persona dominar su voluntad a la de otro? ¿Por qué y en qué medida debería el ser humano sacrificarse a la comunidad? Si contestamos estas cuestiones en sentido afirmativo “fundamentado, habremos encontrado el motivo de ser del Estado, la ayuda. de su vida; en un vocablo, su justificación. Hay además doctrinas negativas de la justificación del Estado. El anarquismo y otras doctrinas extremistas, como el marxismolenismo, niegan la necesidad de la vida del Estado. Nuestro objetivo es probar que el Estado es una organización elemental, pues responde a exigencias propias de la naturaleza humana. Una corriente de ideología trata de solucionar este problema mencionando que hablamos de un fácil fenómeno histórico, que consigue una variedad de maneras, empero constantemente teniendo definida unidad por la persistencia en cada una de ellas, de determinadas propiedades invariables. La Filosofía Escolástica, por su lado, consideró al Estado como un ser de realidad específica y con plena justificación en sí mismo, independientemente de hallarse en la Historia, siendo su realidad histórica, un efecto elemental de su justificación ética. Jellinek, según con su ideología positivista, según su postura afiliada a esta corriente, estima la postura di, la filosofía clásico irrelevante o inadecuada para intentar este problema de la justificación del Estado, puesto que plantea que la filosofía clásica sencillamente estudia el Estado a partir de un criterio especulativo. Naturalmente, según con su horror a la Metafísica, Jellinek desecha que logre estudiarse el Estado, en la manera que lo hace la filosofía clásica. Dice Jellinek que, a partir de la perspectiva positivo, los tratadistas del Derecho Público inclusive llegan a desconocer este problema, pues piensan que la vida histórica del Estado basta para justificarlo. Otros intentan examinar la organización política a la luz de los postulados del Derecho, y a la luz de los mismos, ver si se justifica o no su realidad. Por nuestra parte, nos adherimos a la postura de la filosofía clásico y consideramos que es viable y primordial solucionar el problema ético de la justificación del Estado. Consideramos que sí es posible filosofar acerca. del Estado, penetrar dentro de su misma esencia, tomar de su realidad los caracteres esenciales y buscar el fundamento primario, el principio causal eficiente de la institución política. Una vez que hemos planteado en sus términos generales' el problema de la justificación del Estado, una vez que sabemos en qué consiste este problema, qué es lo que debemos desentrañar para resolverlo, y habiendo visto también a grandes rasgos algunas corrientes doctrinales en relación con el mismo, vamos a examinar ahora, más concretamente, las teorías particulares' en relación con la justificación. del Estado. El problema de la justificación del Estado ha tratado de ser resuelto desde distintos puntos de vista por los pensadores. Podemos clasificar en cinco grupos fundamentales esas doctrinas:
1) Las que fundan el Estado en una necesidad
religiosa.
2) Las que buscan su apoyo en una necesidad física.
3) Las que tratan de encontrar una fundamentación
jurídica a la existencia del Estado.
4) Las que encuentran ese apoyo en la moral.
5) Las que tratan de dar una fundamentación psicológica a la existencia del Estado.
TEORÍA TEOLÓGICA-RELIGIOSA
-En primer término, examinaremos la teoría teológico-
religiosa. Haremos una historia de esta doctrina y efectuaremos el examen crítico de la misma. La teoría teológico-religiosa considera que el Estado, en su existencia, se justifica por ser obra directa de Dios, por haber sido fundado por la Divinidad. Por esa circunstancia, todos los hombres están obligados a reconocerlo y. a someterse a su organización. En la antigüedad dominó esta doctrina, lo que es explicable por la casi identidad que existía entonces entre la comunidad religiosa y la comunidad política, como sucedía en Grecia y en Roma. Demóstenes afirmaba que hay que obedecer a la ley por ser obra de Dios. En esta expresión encontramos condensado el pensamiento de. los pueblos antiguos, respecto del problema de la justificación del Estado: el orden estatal recibe su validez de su origen divino inmediato. Con el advenimiento del cristianismo se operó un cambio en las concepciones políticas: San Agustín, en La Ciudad de Dios, no consideró al Estado como de origen divino, sino que vio en él una consecuencia del pecado de los hombres que hizo necesaria la sujeción de los mismos a un poder V distinguió la comunidad política. de la religiosa. Consecuencia de esta distinción, que efectivamente existe en la realidad, por tratarse de agrupaciones humanas que persiguen no fines antagónicos, pero sí diferentes, fue la lucha por· la preeminencia entre la Iglesia y el Estado, que se desarrolló durante la Edad Media y que, según la concepción -.teológica, en forma teórica al menos, tenia que resolverse en favor de la Iglesia, por el pensamiento político dominante de que "toda potestad viene de Dios" La doctrina de San Agustín se fue precisando y 'se estableció que si bien el Estado nacía como una consecuencia de! pecado, no obstante se justificaba de' manera relativa por impartir su protección a los débiles. En la Edad Media es expuesta también la teoría de “las dos espadas”, basada en la interpretación de un pasaje del Evangelio de San Lucas, según esa teoría, Dios, Señor del mundo, ¡concedió a la Iglesia dos espadas, que significan e! poder espiritual y e! temporal. Pero una de esas espadas es prestada por la Iglesia al Emperador, que de esta -manera se convierte en. el titular del poder temporal, y así, según Bonifacio VIII, refiriéndose a esas dos espadas, "la una es de la Iglesia, la otra sirve para la Iglesia" Por el contrario, los partidarios del Emperador estimaban que éste recibía su poder de Dios de manera inmediata. Dentro de este grupo de doctrinas teológicas, la más importante es la de Santo Tomás, porque significó un avance extraordinario que rectificó notablemente las doctrinas teológicas primitivas. ¡Santo Tomas de Aquino, armonizador excelso de la teoría aristotélica con los principios de! Cristianismo, afirmó en todo su vigor el principio del Estagirita de la sociabilidad natural del hombre, con fundamento en la indigencia social de su personalidad, que, ya sabemos, significa su incapacidad para lograr por sí solo la adquisición de los bienes necesarios para su perfección física y moral, y fundando esa sociabilidad natural también en su condición racional, que lo lleva a relacionarse, a vivir con sus semejantes. ¡En De regimine Principum dice e! doctor Angélico: "Pero es propio del hombre e! ser animal social y político que vive entre la muchedumbre más que todos los animales." ¡Y hace a continuación un razonamiento acerca de la necesidad que tiene e! hombre de la ayuda ele sus semejantes, y concluye: "Luego necesita vivir en sociedad con otros muchos para ayudarse mutuamente y poder consagrarse. a investigaciones racionales especializadas, así uno a la medicina, etc.,"· Además, Santo Tomás considera que e! Estado es un producto de la naturaleza misma de los hombres y de las cosas, No está de acuerdo con la doctrina agustiniana de considerar al Estado como una derivación del pecado y dice que aun en el estado de inocencia, si no hubiera existido el pecado, de todos ruados tendría que existir cierto dominio. cierto poder, que es la manifestación nuis típica de la sociedad política, pues dice en la SI/lila Teológica: "Porque siendo (,1 hombre naturalmente un animal sociable. los hombres en el estado de inocencia hubieran vivido en sociedad, y la vida social de muchos no es posible si no hay alguno que presida, dirigiendo a todos al bien común, puesto que muchos se dirigen por si mismos a muchos fines y no a uno solo. Por eso dice Aristóteles que cuando muchas Cosas se ordenan a una sola, siempre hay una que es como la principal y directriz." No obstante, la justificación del poder para Santo Tomás proviene de un elemento trascendente; proviene de Dios mismo. De acuerdo con la frase de San Pablo, dice también el Aquilátense: Non est enirn potestas nisi a Deo. (No existe poder si no proviene de Dios.) Toda potestad viene de Dios. De esta manera resulta Dios el origen de la sociedad civil y de la sociedad política, por ser el Creador de todas las cosas y en consecuencia, de la naturaleza humana con sus impulsos sociales, que, a su vez, origina el Estado, pero con esta explicación se le asigna el ser la causa mediata del Estado, pues su Causa inmediata en su producción por la voluntad de los hombres, siguiendo impulsos de su misma naturaleza social. En resumen, la doctrina de Santo Tomás en relación con el problema de la jusríficacíórrde Estado queda encuadrada dentro de la clasificación de las teorías teológicas sólo en cuanto a la causa remota del Estado; sostiene que, aun cuando el poder político proviene de manera inmediata de la naturaleza del hombre y de las cosas, de manera mediata tiene su origen en Dios,' Creador de todo lo existente. Por otra parte, el poder sólo se justifica cuando su finalidad es obtener el bien común temporal, que no es sino la proyección en el mundo, del orden eterno establecido por el Creador. , Las "formas concretas del poder político quedan sujetas al arbitrio humano, a la voluntad de los ‘hombres: (Dominium et praelatio introducta sunt a jure humano.) Esta posición del santo filósofo fue adoptada posteriormente por los filósofos y teólogos españoles del Siglo de Oro, entre los que figuran Suárez, Melina, Mariana, Vázquez de Menchaca, etc. La doctrina de la fundamentación teológica del Estado, con sus diferentes aspectos, siguió apareciendo en la base de las explicaciones de los pensadores posteriores, quienes apoyaban sus razonamientos en la idea primaria del origen divino del poder. Pero a diferencia de la doctrina de Santo Tomás y sus seguidores que en cuanto a las causas inmediatas de la sociedad política implica una secularización de la misma, y en consecuencia, de la teoría que ha de explicarla. El absolutismo europeo de los siglos XVI al XVIII, con sus expositores Filmer y Bossuet, sus figuras históricas, como Carlos 1 y Luis XIV, procuraron fundar al Estado personificado en el monarca, en el origen divino de su investidura, "Rey por la gracia de Dios", de una manera directa. Ya hemos advertido la transformación que sufrieron las teorías políticas por la diversa orientación que les dieron la otra corriente de pensadores que secularizaron el poder y fundamentalmente por las doctrinas del pacto social de Hobbes, Locke y Rousseau, en 11\ misma época. Consecuencia de la orientación de estos pensadores,' es el negar toda influencia divina inmediata o mediata a Dios en la 'organización estatal. Lo cierto es que la doctrina teológica primitiva, en el sentido de fundar el Estado en su origen divino directo, ha sido superada por la corriente científica moderna derivada del pensamiento de la filosofía tradicional, que sin dejar de reconocer a Dios como causa primera, como Creador mediato de todo lo existente, considera al Estado como el producto de la actividad humana y procura buscar su fundamento en su misma naturaleza y en las realidades de la persona humana. Al lado de estas doctrinas teológicas, hubo otras que tratan de resolver el problema de la justificación del Estado en sentido negativo, fundándose en otras directrices, tomando en cuenta otros factores, sirviéndose de distinto apoyo, para edificarla. Entre ellas se encuentra la teoría de la fuerza.
TEORIA DE LA FUERZA
Esta teoría trató de explicar la existencia del Estado en
la circunstancia de que considera natural el dominio de los débiles por los fuertes. Este dominio, dicen, constituye una ley natural que no puede ser evitada por el arbitrio humano. El hombre tiene que someterse necesariamente al poder del Estado, considerando que dicho poder es una Fuerza natural de la misma índole que la luz del sol, que el movimiento rotatorio de la tierra, etc.; que es una necesidad ineludible, como la de las leyes físicas. Esta teoría de la fuerza tiene también antiguos orígenes. Encontramos rasgos de ella en las teorías de los sofistas. Según estos pensadores, el Estado es una institución que existe en interés de los gobernantes, de la clase directora, para organizar la explotación social, siendo la misióu del Derecho encadenar los débiles a los fuertes. Es la teoría del derecho del más fuerte. Posteriormente volveremos a encontrar algunos de los lineamientos de esta doctrina en' el pensamiento de los autores contrarios a la Iundameutncióu reológica del Estado.
Vestigios de la teoría de la fuerza los encontramos en
la obra de 'Hobbes; qué' en el estado de naturaleza aseguraba que no tenía más límite el derecho de cada individuo que su fuerza. Spinoza llegó, a. identificar Derecho y fuerza. Las' anteriores doctrinas son' relativamente negativas de la justificación del Estado. No buscan su desaparición. pero tampoco justifican con acierto su existencia. El marxismo es una doctrina negativa de la justificación del Estado. Engels, basándose en la doctrina de Marx. dice: "El Estado es el opresor de la sociedad civilizada. pues en todos los períodos ejemplares de la Historia ha sido. sin excepción. el instrumento de las clases dominantes y la máquina para mantener a los sometidos en, servidumbre y perpetuar la dominación de las clases." Las doctrinas que hacen descansar la fundamentación del Estado en la fuerza, generalmente mezclan en su exposición también elernentos tomados de otras doctrinas, especialmente de la contractualista, como hace Spinoza. ' Los marxistas consideran que. con objeto de terminar esa situación dominante de la fuerza. que origina la lucha de clases, ha de transformarse la sociedad dando paso a una comunidad que descanse en la "solidaridad". De esta manera llegan a afirmar la necesaria destrucción del Estado. Consideran que éste es un mal. que no responde a una necesidad natural y que debe desaparecer para dar lugar a una estructura social más justa. "El Estado. y con él la autoridad política - dice Engels-. desaparecerán a consecuencia de la futura revolución social. Es decir, que las funciones públicas perderán su carácter político y se transformarán 'en simples funciones administrativas para velar por los intereses sociales, Cuando esto suceda. el Estado irá a parar al museo de antigüedades. al lado del hacha de bronce y de la rueca."
una necesidad ineludible, como la de las leyes físicas.
Esta teoría de la fuerza tiene también antiguos orígenes. Encontramos rasgos de ella en las teorías de los sofistas. Según estos pensadores, el Estado es una institución que existe en interés de los gobernantes, de la clase directora, para organizar la explotación social, siendo la misióu del Derecho encadenar los débiles a los fuertes. Es la teoría del derecho del más fuerte. Posteriormente volveremos a encontrar algunos de los lineamientos de esta doctrina en' el pensamiento de los autores contrarios a la Iundameutncióu reológica del Estado.
Vestigios de la teoría de la fuerza los encontramos en
la obra de 'Hobbes; qué' en el estado de naturaleza aseguraba que no tenía más límite el derecho de cada individuo que su fuerza. Spinoza llegó, a. identificar Derecho y fuerza. Las' anteriores doctrinas son' relativamente negativas de la justificación del Estado. No buscan su desaparición. pero tampoco justifican con acierto su existencia. El marxismo es una doctrina negativa de la justificación del Estado. Engels, basándose en la doctrina de Marx. dice: "El Estado es el opresor de la sociedad civilizada. pues en todos los períodos ejemplares de la Historia ha sido. sin excepción. el instrumento de las clases dominantes y la máquina para mantener a los sometidos en, servidumbre y perpetuar la dominación de las clases." Las doctrinas que hacen descansar la fundamentación del Estado en la fuerza, generalmente mezclan en su exposición también elernentos tomados de otras doctrinas, especialmente de la contractualista, como hace Spinoza. ' Los marxistas consideran que. con objeto de terminar esa situación dominante de la fuerza. que origina la lucha de clases, ha de transformarse la sociedad dando paso a una comunidad que descanse en la "solidaridad". De esta manera llegan a afirmar la necesaria destrucción del Estado. Consideran que éste es un mal. que no responde a una necesidad natural y que debe desaparecer para dar lugar a una estructura social más justa. "El Estado. y con él la autoridad política - dice Engels-. desaparecerán a consecuencia de la futura revolución social. Es decir, que las funciones públicas perderán su carácter político y se transformarán 'en simples funciones administrativas para velar por los intereses sociales, Cuando esto suceda. el Estado irá a parar al museo de antigüedades. al lado del hacha de bronce y de la rueca." Si fueran consecuentes no deberían detenerse en este breve lapso de tiempo que llamamos Historia, sino que tendrían que abordar además la Prehistoria y consagrar como modelos morales a las gentes de Neanderthal. » Sencillamente va a poder tornarse como una falsa preparación que trata de ver en el Estado un mal primordial a los hombres, que se les obliga por una fuerza ciega, imposible de ser apartada, como no sea mediante la violenta transformación' que preconiza el socialismo marxista. Dicha transformación como se observa en los regímenes políticos contemporáneos que la han adoptado, no lleva a la eliminación de la autoridad política sino a su formidable consolidación. en detrimento de la diferencia y de la independencia de los hombres, que se ven encadenados al nuevo y monstruoso Levíathan.
El marxismo-leninismo tiene un criterio falso de la
naturaleza de las personas y del Estado. El comportamiento humano no puede explicarse unilateralmente como el resultado único de los procesos socioeconómicos y es además ilógico intentar de describir la compleja realidad del Estado con el mismo sistema. Por esto es congruente con su ideología su conclusión negativa de la justificación del Estado, sin embargo, es falsa por no partir del entendimiento conveniente del ser humano y de la sociedad política.