Charlotte - Capítulo 2

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“En otras noticias, el general Valdivieso, dictador de la república de Vidia ha sido asesinado

durante la madrugada de hoy, viernes 13 de junio de 1853. El mando militar del país ha declarado
un toque de queda y, según las palabras del general Augusto Sánchez, el culpable será hallado
cueste lo que cueste.”

Mientras la reportera daba lectura a las noticias, un hombre fornido y con una cicatriz en todo el
brazo izquierdo tomaba un vaso con agua.

“Según informan los expertos, este no es más que otro episodio dentro de lo que ya se conoce
como la liberación del sur, recordamos que a este asesinato se suman los dos mandatarios de la
región de los países de Meridius y Runami. Una serie de hechos que son el reflejo de una crisis
social, política y económica que vive la región. Ahora con nosotros, el economista…”

Un pitido y un brillo repentino en un reloj que llevaba en su muñeca le llamaron la atención.

- Diga.
- Misión de larga duración en el sur.
- ¿Tiene que ver con esto del homicidio del dictador ese?
- Sí.
- Acepto. Extiendo tu visión, transpórtame a las barracas.

Una luz repentina se tragó al hombre.

En pocos segundos se encontraba en una habitación llena de repisas y objetos colgando.

“El objetivo es investigar qué está sucediendo en toda la región del sur. Inteligencia no ha podido
inferir más que algunas células de narcotráfico y crimen organizado aisladas…”

El hombre tomaba varios objetos, sacaba unas camisas coloridas, un pantalón de mezclilla y una
mochila entre varias de una repisa inferior.

“…pero hay una fuerte sospecha de que hay un tipo de intervención gemini en todo esto.”

Al oírlo, paró por un momento.

“¿Encontraron alguna relación con el caso de los niños perdidos?”

- De momento no. ¿Acaso crees que?

“… No encuentro otra explicación.”

El hombre salió de la habitación, abordó un ascensor y llegó hasta una sala de reuniones.

- Director Sanders, coronel White. Y… ¿Por qué está ella aquí? – Dijo señalando a una mujer
con sombrero de paja y lentes de sol.
- Mi nombre es C.C., por si no se te ha olvidado… claro… la misma que te partió el trasero en
tu última arena de Marte cuando solo era una novata. ¿Cómo olvidarías algo así?
- ¿Esperan que trabaje con ella? – Dijo el hombre de brazos cruzados. – Es mejor
apareciendo en los noticiarios que haciendo un trabajo enserio.
- Oye… he salvado más vidas de las que salvarás en toda tu vida maldito nar…
Una descarga de energía atravesó la sala, dejando una huella de quemadura sobre la mesa de
madera y callando a ambos.

- Nunca madurarán. – Se trataba de un hombre mayor que caminaba hacia una silla con un
bastón y negando con la cabeza. –

Tercera Persona

Un bip, bip, bip reverberaba por las paredes.

Al abrir los párpados la luz le invadió, apenas pudo ver una figura verde pasando delante de ella.
¿Dónde estaba?

Estaba mareada, sus brazos estaban cubiertos por vendajes, sentía que lo mismo pasaba en sus
piernas. Un dolor repentino llegó a su abdomen, volvió. Gimió por él y entonces sintió unos pasos
acercándose.

- Tranquila, tranquila. Usted está a salvo. Relájese o volverá a desangrarse.

Las manos del doctor la acostaron suavemente en la cama. Estaba a punto de decirle algo cuando
una luz celeste se apareció a su lado y en unos segundos reconoció a Fakkel en persona.

El electrocardiograma comenzó a acelerar su ritmo. Entonces el hombre de rastas extendió una


mano y una silla voló en su dirección, la puso delante de él y se sentó apoyando ambas manos
sobre el respaldar y descansando su cabeza sobre ellos.

- Tuviste un mal día ¿Ah? – Se lo decía con una voz relajada, suave, como si fuera su amigo.
– Me dijiste que eras una friki ¿Qué tanto crees saber de ti misma a partir de esas historias
que cuentan sobre los gemini? – Pasaron varios segundos en silencio, Charlotte parecía
haber olvidado todos sus años acumulando cuanta historia fascinante de gemini hubiera
pasado delante de ella.

A Charlotte le temblaron los labios, su respiración comenzó a agitarse. Una vez más, el monitor de
signos vitales se aceleraba al ritmo de sus pulsaciones. La muchacha se llevó una mano a la boca
mientras sus párpados se abrían por completo.

- Doctor, puede retirarse. Me hago cargo del resto. ¿Ya lo recordaste? – Charlotte afirmó
con la cabeza. – ¿Qué crees que pasó allá?
- Sho… sho
- No, Sanders, como Gemini solo debes hablar en neutral. Desde este momento, olvídate de
hablar así.
- Yo… yo d-desperté mis poderes… debo tener poderes como el hombre verde, cuando me
enojo yo…
- Más o menos va por ahí. Y despertar es una buena forma de decirlo. ¿Qué recuerdas antes
de liberarlos? Mejor dicho ¿Qué sentiste?
- Esas tres querían matarme, yo… yo… tenía miedo y…
- Dilo con confianza, si hay alguien que puede entenderte, soy yo.
- Quería asesinarlas, las odiaba… - Charlotte estrujó con fuerza el doblez de la sábana –
después fue como si algo se apoderara de mí.
- Lo que liberaste no fueron tus poderes, fue tu estigma. En tu caso se libera con la
desesperación, el miedo y la ira. Lo malo es que lo hiciste sin conocer tus habilidades
naturales. Eso… explica que terminaras así. – Señaló los vendajes de la adolescente.

Ella observó sus manos, viendo cicatrices que continuaban hasta los vendajes, se los quitó ante el
silencio de Fakkel. Suspiró, sus ojos temblaron al ver cómo todavía tenía surcos de su carne
zurcidos.

La cara le latía y al poner unos dedos en ella, descubrió la hinchazón de un probable moretón.

- Sí, no estás en la mejor de las situaciones. Voy a ser directo: estás en el ala médica del
templo Empíreo. Los dos últimos días los pasaste hospitalizada aquí. De acuerdo con la
carta de las Naciones Unidas y la forma de proceder del Cónclave Gemini, tus padres
perdieron todo vínculo legal contigo, se les reubicará bajo una nueva identidad y… bueno,
no tienen que preocuparse por dinero nunca más. Ahora vamos con lo malo, por las leyes
de tu país, debes estar recluida en este templo hasta los 21 años. Legalmente se te
encuentra culpable por intento de asesinato y… pues… te la tienes que pasar aquí.
¿Preguntas?

Las manos de la adolescente comenzaron a temblar, observó fijamente a Fakkel esperando quizás
a que le dijera que era una broma, pero pasaron los segundos y este levantó una ceja.

- ¿Esta es una prisión? – Su voz temblaba y puso toda su atención en el hombre de rastas.
- A ver… con el tiempo será más como tu segunda casa. Pero en papel es un reformatorio
para ti. No importa como hayas llegado aquí, estás en el mejor lugar para ti, créeme.

Charlotte observó confundida a Fakkel.

- Los templos se crearon para que los gemini tengan un lugar seguro donde aprendan a usar
sus poderes y a evitar que las cosas terminen así. – Entonces Fakkel señaló de nuevo los
brazos regordetes de Charlotte. – El nombre popular de la habilidad es cuchilla de energía,
la obtuviste de forma natural, pero nunca practicaste lo suficiente para usarla cuando
estás bajo tu estigma. ¿No me entiendes cierto?

Charlotte negó con la cabeza.


- Lo harás pronto, el punto es que, al no saber controlar tu habilidad natural, las cuchillas
también te cortaron a ti. A lo largo de la historia fueron pocos los que aprendieron a usar
sus habilidades por su cuenta, el resto murió demasiado temprano. Además, como ya
sabrás, los templos Gemini están aislados del mundo. Así que no hay peligro si pierdes las
riendas de nuevo.
- Yo… las maté… - Charlotte apenas pudo llenar sus pulmones de oxígeno, sentía como si
algo la estuviese estrujando, los dedos de sus manos temblaron.
- Puedes respirar tranquila. A las tres las curó AUI. Pero ¡Oye! – Charlotte dio un salto del
susto. – No dejes que te afecte, las circunstancias se dieron y te defendiste con lo que la
naturaleza te dio, las cosas no pudieron haber terminado de otra forma.
- Pero ¿Por qué no pasó antes?
- Tal vez porque antes te habías dado por vencida. No tenías la voluntad para luchar y solo
sentías miedo. El estigma de los que son de la forma de Poder, como tú, activan su estigma
a través del odio, la desesperación y el deseo de supervivencia.
- Poder… significa que…
- Por ahora solo descansa, quienes son como tú se recuperan bastante rápido. Te limpiarán
las cicatrices antes de tu primera Arena de Marte. – De pronto, varias líneas violetas
rodearon a Fakkel.
- Pero…
- Solo duerme. – Fakkel desapareció después de que su cuerpo brillara intensamente por un
segundo.

Minutos se hicieron horas, cerraba los ojos, pero no lograba conciliar el sueño, la ventana extensa
frente a ella estaba esmerilada. Pero podía ver la sombra de alguna que otra persona pasando.

De pronto llegó lo inevitable. Tenía que ir al baño.

- ¿Do-doctor? ¿Enfermera? – Dijo en voz baja.

Llamó con un poco más de fuerza durante los próximos minutos, pero sentía que estaba a punto
de hacerse encima, así que se levantó, se quitó los cables del monitor de signos vitales y salió de la
habitación.

- Ya puedo dominar el Halcón ¿Quieres verlo?


- Tal vez más tarde, ahora solo quiero descansar.
- Claro, claro… ehh… ¿Podríamos entrenar más tarde?
- Tengo trabajo con los cruzados. ¿Necesitas aprender la Polaridad Invertida para dominar
el Avestruz verdad?

Charlotte de inmediato fue descubierta cuando se asomó por el marco de una puerta abierta para
encontrarse con un niño sentado frente a un hombre de ojos verdes y cabello rubio.

- P-perdón, no quería espiar… solo…

El niño le dedicó una mirada despectiva y la puerta se cerró frente a ella.

- Señorita Sanders ¿Qué está haciendo fuera de su camilla?


- El… baño. – Susurró.
- La llevaré.

De alguna forma, Charlotte pudo conciliar el sueño nuevamente.

- Despierta. Niña, anda, despierta.

Entonces Charlotte saltó de la cama al sentir agua fría desparramándose sobre su cara.

- Qué demo… - Se calló al ver a Fakkel mirándola con los brazos cruzados.
- Vaya que tienes el sueño pesado. Ten.

Una muda de ropa flotó hacia la cama de la adolescente.

- Tienes audiencia con el cónclave y ya te dieron de alta. Te espero en el pasillo.

Era ropa militar, con tenis deportivos en lugar de botas y un cinturón ligero. Cuando se encontró
con Fakkel este la miró levantando una ceja.

- Vaya que tardas, niña. Nos vamos.

Ambos fueron envueltos con líneas violetas de energía. Charlotte sintió un tirón, como si la
tomaran con fuerza por cada extremidad y la lanzaran al cielo.

De un momento a otro, sintió que su cuerpo caía pesadamente, frente a sus ojos se encontraba
una puerta doble de un metal con líneas azules en la parte inferior. Sin más, esta se abrió y por
dentro se abría lo que parecía ser una sala de reuniones gigantesca; en el centro un hombre de
unos cincuenta años los recibió levantando la vista.

- Fakkel, te tomaste más tiempo del que pensé. – El hombre tenía una voz rasposa y ronca.
- La niña tardó en cambiarse.
- Por favor, explícale cómo procederemos, la reunión empezará en 10 minutos.

Fakkel invitó a la muchacha a sentarse a su lado.

- Será solo algo rutinario. Pregunta para fan ¿Sabes quiénes están a cargo de cada templo
verdad?
- Los más viejos, los maestros supremos o…
- Sí, sí… dejando de lado los nombres ridículos, son los gemini más creciditos y que se
toman la molestia de dirigir cada templo. Ya conociste a Pike.
- ¿Pike? ¿El legendario Pike, el gemini furtivo?
- Ese mismo, aunque no te pongas en modo fan ahora, es un momento serio.
- De acuerdo.
- Y nada, solo te darán las reglas y verán si te aceptan o no, bueno, con eso dicho, tengo que
irme por un segundo.

Los minutos pasaron, cuando el hombre de rastas regresó, sacó un celular y se puso a jugar,
Charlotte solo podía esperar sentada, mirando de vez en cuando a sus alrededores. Pike, que
aparentaba unos cincuenta años como mucho, miraba la pantalla de una portátil sin siquiera
molestarse en mirarla.
Hasta que por fin la habitación se iluminó por cuatro fuentes de luz de distintos colores.

Antes de que Charlotte pudiera acomodarse un mechón rebelde de cabello, un hombre alto y
delgado la saludaba con la cabeza antes de hacer lo mismo y uno bajo, pero de complexión fornida
pasaba a darle la mano a Pike.

Una mujer de ojos grises y que vestía chaqueta de cuero se fijó inmediatamente en Fakkel.

- Sigues siendo ese niño distraído. – Dijo, con el mismo tono de una abuela.

Fakkel de inmediato guardó el celular, se irguió y le dio un saludo militar.

- Lo siento, jefa. Este trabajo es bastante estresante, apenas tengo unos minutos libres para
mí.
- Es parte de madurar, mi niño. Ahora dime ¿Es cierto que Ana vendrá aquí?
- ¿Aquí? – Interrumpió el hombre fornido – Le pedí muchas veces que considerara enseñar
en mi templo.
- Zai, para que ella hubiera ido a tu templo, primero tenías que llevarte a Fakkel contigo.
- Nunca fuiste muy bueno para entender esa clase de cosas. – Añadió el hombre alto y con
canas.
- Creo que se están desviando del tema. – Anunció Fakkel, volviendo a descansar su pero en
el respaldo de la silla.
- Iré directo al grano. – Pike cerró su portátil. – Charlotte Sanders, no debe ser extraño para
ti saber que la situación pinta este lugar como un reformatorio para ti.
- No nos precipitemos, la señorita Sanders debería exponer su versión de lo sucedido antes
de lanzar algún juicio sobre ella. – El hombre alto y de barba canosa provocó que todos la
vieran directamente.
- Yo… este…
- Niña, tengo muchas cosas de las que debo encargarme, ¿Podrías darte prisa y decir por
qué atacaste a esas muchachas de tu escuela? – Zai se quedaba parado y con sus brazos
cruzados. – ¿Y bien?
- Yo… no sé qué pasó… en un momento me llevaban al baño para molestarme como
siempre y yo tenía miedo, pero también sentía que quería lastimarlas, sabía que tenía
poderes y pensé que… que yo…

Escuchaban atentamente su relato, de entre todos, el hombre alto afirmaba con la cabeza de
tanto en tanto.

- …podría usar mis poderes para devolverles todo el daño que me habían hecho… en un
punto las cosas solo pasaban. Y estaba esa sensación, era como poner mis oídos contra el
pecho de alguien era un latido que se hacía más fuerte… y… el calor, se sentía… - La
adolescente se calló de repente.
- ¿Sentías alegría… placer? – Zai le dedicó una mirada inquisidora que la paralizó.
- No solo muevas la cabeza, dilo con palabras.
- Sí…
- ¡Grítalo! ¡Ya no tienes nada que esconder de nosotros!
- ¡Sí! ¡Se sintió bien! – Apretando los puños con fuerza, la adolescente ni siquiera se dignaba
en mirar a los rostros de los presentes, sus ojos se llenaban de lágrimas y se tapó la boca.
- Esa… es una manera de sacar a flote su perspectiva… señorita Sanders… - El hombre alto y
de cabellos canos se levantó para ponerle palparle la espalda con una mano, pero Zai de
inmediato se le aproximo.
- Salazar, todavía no he terminado con ella, no te metas.
- Esa no es la manera. Señorita Sanders, que le quede claro, usted no es un monstruo,
simplemente actuó bajo las circunstancias y se dejó llevar por un estado que no sabía
controlar, está aquí para aprender a dominarlo y que esto no vuelva a ocurrir ¿Está bien?

Salazar, el hombre de aspecto de cincuenta años, alto, con cabello y barba encanadas tenía unos
ojos apacibles y una voz suave, pero firme.

- S…sí.
- Dicho esto, Sanders, corrige tu postura y mírame. – Ordenó Pike, su voz ronca resonó en
toda la habitación. – Seguramente ya te dijeron que te quedarás en este templo, este
lugar será algo así como un reformatorio para ti. Tendrás una visita mensual de tus padres
y otros lujos que se te quitarán si rompes las reglas.
No se te ocurra ni por un segundo que tendrás las cosas fáciles aquí, no eres más que un
criminal corriente ante la justicia y las normas serán rígidas. Si consideramos que no tienes
progresos o que ya rompiste las reglas, te irás directo a una prisión especial para humanos
como nosotros. ¿Has entendido?
- Que no solo muevas la cabeza, niña ¡Dilo alto! – Interrumpió Zai.
- ¡Sí, entiendo!
- Bien, entonces, aquí van las reglas:
Primera: Se te asignará un maestro para que aprendas a controlar tus habilidades de
gemini se te asignarán otros maestros para que termines tu formación escolar en este
templo. A todos ellos les debes respeto y obediencia con excepciones de sentido común.
Segunda: No abandonarás los predios del templo y los campos de los siervos a menos que
nosotros te lo permitamos, en cuyo caso irás acompañada.
Tercera: Está terminantemente prohibido quitarte el rastreador que llevas en el cuello.
Cuarta: Debes respeto a los siervos, que no se te cruce por la cabeza creerte más que
alguno de ellos.
Quinta: Participarás de la Arena de Marte cuando tu maestro o maestra vea que estés
preparada.
Sexta: Tu comportamiento en público se ceñirá a lo que la directora de relaciones públicas
te indique, no de otra forma.
Y séptima: Tienes privilegios como las visitas de tus padres, acceso a medios tecnológicos
como el teléfono inteligente, computadora portátil, etcétera, etcétera, también la
posibilidad de salir a pasear a los campos del templo empíreo. Está a decisión de tu
maestro o de mí el quitártelos si lo vemos necesario.
Y esas son las reglas básicas, te llegará una copia con todas ellas y pégalas en tu puerta o
donde prefieras; Fakkel te dará las demás. Con todo esto claro, yo, Alto Templario Pike, te
acepto como aprendiz.
- Yo, Alta Templaria Hurricane, te acepto como aprendiz.
- Yo, Alto Templario Zai, te acepto como aprendiz.
- Yo, Alto Templario Salazar, te acepto como aprendiz.
- Terminadas las formalidades, Fakkel, desde aquí sigues tú.
- Entendido.

El hombre de rastas guardó el celular, antes de que Charlotte se diera cuenta, a ambos los
rodeaban esas líneas de energía, cada vez eran más.

- Mi niño, recuerda visitarme con Ana, hasta CC lo hace de vez en cuando. – Hurricane
observó a Fakkel tal como una abuela a su nieto.
- Me sacaré tiempo en dos meses, jefa.

Y sin más, Charlotte sintió caer sobre algo fresco, húmedo en realidad, la luz del sol la encegueció
momentáneamente. Pero, poco a poco se dio cuenta de que estaba al aire libre, un pasto recién
regado y perfectamente cortado hacía de colchón.

Entonces apareció, como una ráfaga, un muchacho de cabello alto y sin camiseta. Pero corría tan
rápido que solo eso pudo ver.

Dejaba una ráfaga violeta a medida que ¿Corría? No, era como si estuviera patinando sobre una
pista de carreras que estaba… estaba en el aire, sujeta por vigas de concreto.

Charlotte se puso de pie para aproximarse, Fakkel se quedaba de brazos cruzados, sin perderla de
vista.

- ¿Quién es ella? – Una voz la distrajo, era cantarina y suave.

Era un muchacho flaco, de ojos grandes, labios y cejas anchas, su cabello negro como el carbón,
era de menor estatura que ella.

- M-mi nombre es Charlotte, yo… em… soy la nueva.


- Se lo preguntaba a Fakkel, pero igual, es un gusto conocerte. Estamos en medio de algo
importante… bienvenida. – Le extendió la mano y ella la tomó. – nos vem… aggghhh

Fakkel tomó al muchacho por el cuello de su camiseta.

- Devuélvelo…
- Oye… yo… iba a hacerlo de todas formas, no era necesaria tanta violencia.

El muchacho extendió su mano para entregarle una manilla a la adolescente. Charlotte miró su
muñeca desnuda y después observó al muchaho.

- Era mi forma de darte la bienvenida. Pero Fakkel lo arruina todo, como siempre.
- Vuelve a entrenar.

Antes de que el muchacho pudiera decir algo, brillo intensamente y desapareció.

- Este dispositivo da un reporte constante de tus señales de vida, llévalo puesto en los
entrenamientos. – Charlotte volvía a ponerse la manilla cuando un destello de luz rodeó al
hombre de rastas. – Dale un vistazo al lugar.
- Espe…

Estaba sola, en medio de un claro de algún bosque, una arboleda la rodeaba y solo veía partes de
la pista de carreras. Pero el muchacho ya no estaba corriendo.
- ¿Hay alguien ahí? ¿Hola?... ¡Hola!

Una pared hecha de rosales llamó su atención, en el centro tenía un orificio en forma de triángulo,
al pasar al otro lado se encontró con un muchacho sentado sobre el césped y con una llama de
fuego frente a él, llevaba unos audífonos.

- Oye… - dijo en voz baja. Pero él no respondió. – Oyeee… - Pero él seguía impasible.

Unos cuantos pasos la llevaron frente a él, tenía los ojos cerrados y la llama giraba en círculo sobre
sus manos. Por poco suspira al ver un rostro tan hermoso como el integrante de cualquier banda
de R-pop.

- ¡Aaahhhh!
- ¡Lo siento yo solo estaba…!

Al mismo tiempo que el adolescente de ojos rasgados caía del susto, la llama en sus manos se
extendió como si de agua se tratara. En un santiamén, avanzó por el césped, extendiéndose más y
más, hasta llegar a los árboles.

Y, de un momento a otro, el fuego rodeó al adolescente, que la miró tan fijamente que la
muchacha dio un paso hacia atrás. Cuando él levantó una mano, como si quisiera atraparla, ella
comenzó a correr sin mirar atrás.

- ¡Lo siento!

Como serpientes, las llamas avanzaban a su par, cada vez más cerca, las podía ver con claridad.

- ¡No fue mi intención! – La muchacha estaba perdiendo el aliento cuando finalmente pudo
adentrarse en el bosque.

El palpitar, lo podía escuchar en sus oídos… estaba a punto de perder el aire, pero de pronto podía
mantener el ritmo, observó sus pies mientras corría, un brillo verde los rodeaba. Dejó atrás las
serpientes y de pronto se topó con una cerca de cristal, no dudó un segundo y saltó, uno, dos, tres
metros en el aire, pasó a través de varias ramas de los árboles. Pero ya estaba lej…

- ¡Ahhhh!

¿Un acantilado? No. Todo este tiempo estuvo sobre un edificio enorme.

- ¡Auxilio! – El piso estaba cada vez más cerca.

Un resplandor la cubrió de pies a cabeza. Sintió un tirón y de pronto estaba recostada sobre un
sofá. Respiraba agitadamente y miraba en todas direcciones, sentado, frente a ella, estaba Fakkel,
y, a su lado, el hermoso joven de rasgos orientales.

- Cada vez que se incorporan nuevos aprendices pasan estas cosas. – Se quejó el hombre de
rastas.

Una puerta de madera se abrió repentinamente, era el muchacho delgado y poco agraciado.

- El desayuno está listo. – Agregó, mientras hacía flotar varios tazones de cereal con leche
hasta la mesa.
Entonces oyó los pasos detrás de ella, se dio media vuelta para encontrarse con un muchacho con
el pecho desnudo, rubio, de tez blanca y ojos tan azules como el mar. Admiró por un segundo su
cuerpo bien marcado antes de subir hacia su rostro nuevamente.

- Más vale que ya esté el desayuno. Cien vueltas te dejan hecho mierda… Oye, tú… ese es
mi lugar. – Agregó, señalando a Charlotte, quien casi por instinto se levantó y se fue al lado
de Fakkel.
- La señorita Sanders es nuestra nueva integrante, no creo que haga falta decirles cuál es el
trato que deben tener con ella.
- Oh, claro, señorita Sanders, por favor siéntese a tomar el desayuno con nosotros. – El
rubio se movió hacia una silla de madera la movió e invitó a Charlotte a sentarse. – Espera
¿Ella es la de las noticias verdad?
- Sí, es justo esa. – El flaco de piel morena se sentó y comenzó a comer su desayuno.
- ¿Qué se siente entrar en el estigma?
- ¿C-cómo?
- Se refiere a lo que te pasó durante el… incidente. Pero ese no es un tema para hablar
ahora. Escucha, de aquí en adelante tienes un horario: todos los días te levantarás a las
seis para tu primer entrenamiento con tus habilidades hasta las nueve; desayunas hasta
las diez, pasas clases con Georges Rouma hasta las doce, almuerzas hasta la una,
descansas hasta las tres y entrenas de nuevo hasta las seis; pasas clases regulares hasta las
nueve; y, tu collar debe decirme que estás dormida hasta las once de la noche. Los fines
de semana tendrás tiempo libre desde las seis y la visita de tus padres.
- Oye Fakkel, lo de la arena… falta solo un mes.
- Desde mañana les enseñaré lo que hace falta. Pike espera que al menos lleguemos en
tercer lugar.
- Bueno, no le vamos a fallar al abuelo. – Dijo de pronto el muchacho flaco.
- Olvidé las presentaciones. Charlotte, te presento a mi grupo de alumnos: el flacucho que
tienes delante de mí se llama Narendra Sahu, el rubio educado este es Dmirti Volkov y el
tímido de allá es Seong-jin Baek. Temporalmente serás parte de nuestro equipo para
entrenar, como te dije, tu maestra vendrá para cuando inicie la Arena de Marte.
S Primera Persona

- Lo que sea que haya pasado contigo ya estás aquí, estás a salvo. – Es la voz de algún tipo.

Lo primero que veo es un techo blanco, estoy acostada sobre una cama, siento una hinchazón
terrible en mi mejilla y párpado, solo parpadear me causa molestia. Me está latiendo la cara, me
levanto.

Este… este no es mi cuarto. Me levanto rápidamente. En ese instante escucho mi celular. Está
sobre una mesa de noche justo al lado de mi cama. Lo levanto. Número privado….

- - Hola.
- - Señorita Sanders… - Su tono de voz, profundo cambia por uno más relajado – Charlotte,
tus padres vendrán a verte dentro de unas horas. Hay bastantes cosas de las que tenemos
que hablar. ¿Recuerdas que te dije que por nada del mundo usaras tus poderes? Pues
ahora estás en Empíreo.

Entonces cuelga. Mis ojos se dirigen hacia una ventana frente a mí. Me doy cuenta de que estoy
en un edificio, tal vez en la décima planta, abajo hay varios campos que parecen haberse
preparado deliberadamente, árboles quemados, troncos de un bosque cortados; y en el fondo,
hay dos torres que parecen ser… lo noto de repente, hay varios militares. ¿Estoy en una base o
qué?

¿Por qué no se me ha ocurrido antes? Busco alrededor, hay una puerta de metal con un botón rojo
al lado del marco. Lo aprieto y la puerta se abre deslizándose hacia un costado. Salgo a un pasillo
con varias puertas similares. Al final llevan a una especie de sala circular donde hay varios sillones
alrededor de una mesa o algo así, la verdad no tengo idea de lo que sea. Me aproximo a ella
porque del otro lado del pasillo solo hay una pared.

Llego hasta el respaldo de un sillón para ver lo grande que en realidad es esta sala. Entonces una
puerta de madera se abre, por ella pasan varias figuras.

- Eso no pasó así, fue C.C. la que me saludó.


- Claro, si te pones enfrente de ella claro que te saludará.
- Estás celoso de que yo…

Veo a tres muchachos, uno de ellos está en bóxer y… me tapo los ojos dando un grito.

- Ca-ra-jo… - Uno de los muchachos pasa justo a mi lado, corriendo con sus pies descalzos.
- El tipo feo ya se fue… ¿Quién eres tú? – Me pregunta uno de ellos.

Abro un párpado y me encuentro con dos muchachos. Uno anda con una polera sin mangas, el
otro con un pijama de puntos, el de la pijama tiene se parece mucho a un integrante de grupo de
R-pop, lo amo…

Pero el de polera sin mangas me mira con una ceja levantada.

- - Que quién eres… - Me dice, con un tono de voz que me intimida.

Entonces se escucha una campana y unas puertas abriéndose.

- - Basta de estar molestando Volkov. – Reconozco la voz de Fakkel.


- - Estoy seguro que Sahu estaba semidesnudo…
- - Eso le pasa por imbécil. – Volkov empieza a reírse con sorna mientras pone una mano
sobre el chico R-pop.
- - Si me disculpan, tengo que ir a cambiarme. – El muchacho se va velozmente al pasillo,
abre una de las puertas de metal y entra a cambiarse.
- - Pues a la mierda… más cereal para mí. – Volkov se va directo al otro lado de la sala,
donde hay un comedor con tazones.
- - Disculpa por no darte una bienvenida adecuada… estamos bastante agitados por aquí y
apenas nos alcanza el tiempo para desayunar.
- - Oí que por poco despachas a un par de hijas de puta… - Interrumpe Volkov, comiendo el
cereal con un rostro sonriente. – Fakkel ¿Qué piensas hacer con esta?
- - Una palabra más y te toca ser el soporte.
- - Uy, me callo.

Este sujeto es un total… idiota.

- Por favor, siéntate, tengo que darte una explicación de lo que está pasando.
Me siento en un sillón.

- Esta es la situación – Me dice apretando un botón debajo de la mesa o lo que sea que está
enfrente de estos sillones. – Todos saben que existen personas que nacen con este… don,
por decirlo de alguna manera. Lo que casi nadie sabe es que no podemos vivir sin
aprender a controlarlo.

Entonces aparece un holograma. Es la imagen de Moctezuma, el gemini que destruyó a toda una
civilización o al menos así lo muestran los mangas en los que aparece.

- Lo que te pasó en el colegio… probablemente tuviste tus razones para hacer lo que hiciste.
Pero no está permitido, por suerte no terminó mal para nadie.
- Pero si al muchacho ese le colgaba la cara.

Entonces Fakkel levanta una de sus manos en dirección a Volkov a quien se le voltea el tazón de
leche.

- Mira, no te preocupes por eso ahora, están bien y para ellos tú has sido transferida a una
correccional para geminis. Hay cargos penales en tu contra y se procesarán, en lo que
respecta a la ley, este lugar será tomado como un penal al que te están enviando.

Agacho mi cabeza…

- Entonces estoy jodida…


- Por año y medio, que es lo más probable que te den, sí.
- ¡Oye! Tienes que ver esto.

Volkov se aproxima a mí con su móvil y me muestra un vídeo. Es de las noticias.

“Así es Tom. El día de ayer ocurrió un incidente en la secundaria 205 Vita, donde cuatro
estudiantes del penúltimo grado fueron atacados por una de sus compañeras que resultó ser una
gemini.”

Reconozco de inmediato que se trata de mi preparatoria. No, esto no puede estar pasando.

“Charlotte Sanders era el nombre de la gemini que fue detenida por la división del
congreso. Las víctimas se negaron a dar comentario. Mientras el juzgado ya está procesando el
caso, pero uno de los estudian…”

Fakkel presiona el botón de apagado y llama mi atención.

- Sí, afuera las cosas no están nada bien para ti. Pero ya decides tú lo que harás, la cuestión
es esta, o aprendes a controlar tus poderes y sigues las reglas de este lugar o te irás a una
prisión real donde pasarás el resto de tus días… siento que haya terminado así…

Entonces Fakkel recibe una llamada. Me mira luego de dar un “sí”.

- Tus padres ya están aquí. Vamos a verlos.


- Deberías lavarte la cara al menos. – Me dice Volkov mientras se despide con una mano y
una sonrisa.
Vamos al ascensor. Fakkel presiona el botón de la segunda planta. Me doy media vuelta y me veo
en el espejo. Mi rostro es un desastre, tengo la mejilla y párpado derechos hinchados, hay sangre
seca en mi blusa.

- ¿Sentiste dolor cuando te golpearon?


- ¿Qué?
- Que si sentiste dolor cuando te golpearon.
- N-no. – Le respondo.
- Interesante… nunca pensé tener cuatro usuarios de poder.

No entiendo lo que me está diciendo. Las puertas del ascensor se abren y salimos a un pasillo de
paredes azules, sigo a Fakkel. ¿Usuarios de poder?

Doblamos a la izquierda unas puertas dobles de madera que Fakkel abre. Dentro están mis padres
y dos soldados, corro hacia ellos y me reciben con los brazos abiertos.

- ¡Mi gordita! – Mi madre se pone histérica. Y me abraza con fuerza. No tarda en mirarme el
párpado hinchado.
- ¡¿Vos hiciste esto?! – Mi padre se aproxima a Fakkel, pero él toma asiento.
- Su hija fue golpeada por uno de los alumnos a los que atacó. Yo solo frené su descontrol.
Si no lo hubiera hecho, su hija habría muerto después de masacrar a todo su salón.
- ¿Te duele?

Me acurruco entre los brazos de mi madre.

- Nunca me ha gustado ir con rodeos, familia, su hija legalmente no puede irse de estas
instalaciones hasta cumplir los dieciocho años.
- ¡Hijo de puta! ¡Nos chantaste esta mierda! – Mi padre está perdiendo los nervios.
- Es así en todos los casos, señor Sanders, lo hacemos así porque sabemos que los gemini
jóvenes van a fallar en su control inevitablemente… controlamos las situaciones que se
dan lo mejor que podemos y así podemos traer a los gemini a centros de formación como
este. Sí, señor Sanders, fueron embaucados. Pero fue por buenas razones; ahora sé
precisamente lo que su hija necesita.
- Esto es…
- Déjeme terminar por favor. Su hija en realidad no estará segura a menos de que pase por
un proceso de entrenamiento para controlar sus poderes. Incluso ustedes están en
peligro. No sabemos los motivos, pero es en esta etapa de vida que sus dones comienzan a
desbocarse, mientras son niños, sus dones parecen estar en un control perfecto y se
muestran solo cuando experimentan situaciones límite o cuando se dan cuenta de que
tienen estos dones… o cuando su gemini lo vive…
- Sí, sí, sí, esto sha me lo dijiste. – Mi padre se está calmando de apoco. – Pero saldré de
aquí con mi hija.
- Sí, esta suele ser siempre la parte más difícil. No tengo hijos así que no entiendo por lo que
usted está pasando, pero soy un gemini y sé bien qué es lo que pasa con ella. Ahora que
sus poderes han despertado, necesita controlarlos o morirá de forma muy lenta y
dolorosa. Si no estabiliza su energía de forma constante, su cuerpo colapsará… por otro
lado, ella contará con una instructora: Anna.
- ¿La ganadora de la arena del 2014? – pregunto, a lo que él afirma con la cabeza.
- Así que yo no seré su instructor; desde luego, pueden contactarse con su hija cada noche y
mañana… ella recibirá instrucción y educación mientras esté aquí. Nuestras instalaciones
son cómodas y, obviamente, seguras. Y podrán visitarla una vez cada dos semanas. Eso es
todo lo que puedo ofrecer. Tengan mi número de contacto, soy el director e instructor
masculino del centro Gemini de Empíreo. Haré todo lo posible para que la estadía de su
hija sea cómoda y segura.

Todo está pasando muy rápido, sostengo con fuerza a mi madre, mientras que mi padre levanta la
tarjeta que Fakkel le ha dado.

- Sos tremendo hijo de…


- Ese es el precio de ser gemini, señor Sanders. Si alguno de ustedes dos trata de sacarla de
aquí, las leyes son claras y van directo a prisión. Pero si de alguna forma logran sacarla,
ella morirá en menos de medio año. Aquí ella está más a salvo que afuera. Volverá con
ustedes cuando cumpla los dieciocho y aprenda a manejar sus poderes. Es lo último que
diré… de momento nos vamos afuera y pueden hablar de lo que ella necesita y despedirse.

Los dos soldados obedecen y salen junto a Fakkel. Debemos decir algo, nos miramos los tres, pero
no decimos nada…

- Gordita… - Finalmente solloza mi padre aferrándose a mí.

Está pasando muy rápido ¡Está pasando muy rápido! Sabía que tendría que venir tarde o
temprano. Pero no pensé que así… Fakkel me mintió. Pero creo que es cierto lo que nos dijo sobre
lo de que debo aprender a manejar mis poderes. En mi escuela soy un fenómeno y probablemente
todo será un infierno para mí allá si regreso… mi nombre salió en las noticias… afuera soy una
criminal.

Sé que ellos me aman y que harían cualquier cosa por mí… pero Fakkel es un tipo serio, estoy
segura de que sus advertencias son ciertas. Este lugar será como un reformatorio, pero al menos
tendré como instructora a Anna, una de las mejores guardianes. Y también estaré a salvo de toda
la mierda que debe estar pasando entorno a mí allá afuera… no podría lidiar con el colegio… y… y…

A quién engaño, tengo miedo. Pero no quiero meter en problemas a mis padres, no a más
problemas de los que tienen ahora y los que ya les he dado… trago saliva y respiro profundo.

- Viejo, mamá: este lugar es seguro y aquí estaré bien. – Sostengo la mirada con mi padre. –
Necesitaré que me compren ropa nueva y también mi Portátil, mis cargadores… y
también...
- ¿No estarás pensando que te voy a dejar aquí? – Mi padre comienza a tener algo de
histeria. Entonces me levanto y comienzo a llorar.
- Viejo… vos no me viste – empiezo a decirle – me doy miedo. Asha no pude controlarme,
solo escuchaba mi corazón acelerarse y quería lastimar a todos, ni siquiera pensaba bien…
quería matarlos a todos. No quiero ser ese monstruo otra vez, ellos me van a enseñar,
viejo… posta, quiero quedarme, sé que solo ellos van a bancarme como lo necesito.
- Gordita…
- No me va a pasar nada malo, viejo. – Lo digo con tanta falsedad que ni siquiera me lo creo,
pero me trago el llanto y trato de parecer lo más seria posible. La verdad, no sé qué
carajos pasará, pero no los voy a implicar.

Entonces las puertas se abren y entra Fakkel.

- Muy bien, Familia Sanders, es necesario continuar adelante, pueden visitar a su hija los
sábados por la tarde, previamente se contactan conmigo y los traeremos hasta aquí, tal
como hicimos el día de hoy. Estos soldados los acompañarán hasta la salida.

Entonces Fakkel por fin se quita sus anteojos, sus ojos de color café nos observan.

- Realmente lo siento, pero no hay alternativa, los geminis somos peligrosos si no sabemos
controlar nuestro don. Pero les juro que no permitiré que nada malo le pase a su hija.

No da tiempo a responder, les da una señal a los soldados y estos se llevan a mis padres, mi madre
no deja de mirarme y le dedico una sonrisa para tratar de calmarla, mi padre se está
conteniendo…

Los sacan de la sala de reuniones muy rápido. Entonces Fakkel toma asiento.

- Ha sido un día jodido… ya estoy envejeciendo. Bueno, Charlotte, rompamos el hielo


¿Quieres? Creo que tú sigues activamente el competitivo de las Arenas y el Coliseo
Gemini… así que debes conocer a uno o dos, tal vez a los más famosos. Bueno,
obviamente no me reconociste, pero yo solía ser el carril soporte de la segunda línea de
arena del equipo A de los guardianes, iba junto con Anna y también era su soporte
principal en el coliseo.

Mis neuronas trabajan al cien, lo recuerdo… pero no se parece en nada al muchacho que estuvo
con ella en el 2014.

- ¿Eras tú?
- Por supuesto, de hecho, era el capitán del equipo. Pero todos piensan que Anna lo era, es
algo muy común. Aquí dentro aprenderás mucho sobre las cosas que usualmente no
pasan en ESPN.
- ¿Así que compites? – Le pregunto y él niega con la cabeza.
- Desde que me hice niñera de los geminis de tu edad ya no; pero no me malentiendas, es
un buen trabajo. Ya me parezco a mi maestra Windrage.
- ¿Eras alumno de ella?
- Claro, se retiró hace dos años y a veces voy a visitarla, ¿Te gustaría conocerla?
- P-por supuesto que sí… ella fue la mejor carril central de su tiempo y la duelista con más
victorias en la historia del coliseo. – Sale la fanática de los juegos gemini que hay en mí.
- Y le encanta la repostería, prepara el mejor pie de limón que te pudieras imaginar.
- ¿Enserio? – Estoy emocionada, pero me acuerdo de la situación en la que estoy, entonces
mis energías me abandonan.
- Yo también pasé por lo mismo cuando tuve que ir a formarme como Gemini, literalmente
te cambia la vida, al principio es un poco duro porque extrañas a tu familia y amigos, pero
luego te acostumbras y haces una segunda familia aquí…
- Claro… claro… entiendo eso… pero.
- ¿Sientes miedo por lo que te pasó en la escuela?
- Sí… eso es… ¿Podré controlarlo?
- Seeeee, algunos le dicen estado Berserk o Estigma de Poder: pasa cuando dejas que tu
energía se libere sin control y simplemente te entregas en a una sed de sangre donde todo
depende de tus sensaciones e instintos más básicos. Y eso me dice que eres del tipo de
Poder, lo que es un buen paso para avanzar en lo que te enseñaremos.
- Espera, recuerdo eso, aparece en la descripción de los competidores… creo que son tres
¿Verdad?
- Sí, pero por ahora dejémoslo ahí, mañana empezamos con tu formación… pero antes. – se
levanta y se acerca a mí – mira lo que te hicieron… voy a arreglarlo.

La punta de sus dedos se pinta de un color azul, comienzan a brillar. Pone sus dedos en mi mejilla,
al principio duele, pero siento que la hinchazón baja, el dolor también desaparece, retira su mano
y cuando me toco ya no siento el dolor.

- Todo genial, ahora vamos a conocer al resto del equipo.


- ¿Cuál equipo?
- No eres la única gemini aquí, ahora mismo hay otros cuatro aquí, contigo son cinco y
pronto llegará el sexto.

Nos dirigimos al ascensor, presiona el botón del piso onceavo y mientras subimos me miro al
espejo para comprobar que mis moretones y el labio reventado desaparecieron, me ha curado
con…

- Entonces eras el soporte de Anna.


- No, querida. Anna era mi gladiadora, es algo muy diferente. Pero ya lo entenderás más
adelante.

Entonces las puertas se abren.

Salimos al pasillo y no tardan en salir tres figuras, visten un pantalón caqui militar, una remera
blanca y tienen expresiones vario pintas.

- Equipo, les presento a nuestra nueva integrante, su nombre es Charlotte Sanders y todavía
no tiene nombre gemini.
- Charlotte, ellos son:

Seong-jin Baek alias Nova

Narendra Sahu todavía sin un alias

Dmitri Volkov alias Nisha


Y yo, mi nombre es Kobena Tesfaye alias Fakkel

- Dijiste que eran 4.


- El cuarto tiene diez años y su espacio está separado del nuestro, pero ya lo conocerás. Le
encanta su alias, así que dirígete a él solo por su alias.
- Y cuál es.
- Chalice. – Fakkel no es para nada el tipo que pensé que era, está bastante animado. –
Como sea ¡Bienvenida!

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