El documento discute la incapacidad de reemplazar el suministro de gas ruso a Europa debido a la insuficiencia de volúmenes disponibles de gas natural licuado de otros proveedores como Qatar y Estados Unidos. Aunque Estados Unidos prometió aumentar las exportaciones de gas natural licuado a Europa, la cantidad adicional sería insuficiente para compensar la pérdida del gas ruso. El documento también analiza las tensiones geopolíticas crecientes entre bloques por la competencia por un suministro energético limitado a medida que la desglobalización del
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El documento discute la incapacidad de reemplazar el suministro de gas ruso a Europa debido a la insuficiencia de volúmenes disponibles de gas natural licuado de otros proveedores como Qatar y Estados Unidos. Aunque Estados Unidos prometió aumentar las exportaciones de gas natural licuado a Europa, la cantidad adicional sería insuficiente para compensar la pérdida del gas ruso. El documento también analiza las tensiones geopolíticas crecientes entre bloques por la competencia por un suministro energético limitado a medida que la desglobalización del
El documento discute la incapacidad de reemplazar el suministro de gas ruso a Europa debido a la insuficiencia de volúmenes disponibles de gas natural licuado de otros proveedores como Qatar y Estados Unidos. Aunque Estados Unidos prometió aumentar las exportaciones de gas natural licuado a Europa, la cantidad adicional sería insuficiente para compensar la pérdida del gas ruso. El documento también analiza las tensiones geopolíticas crecientes entre bloques por la competencia por un suministro energético limitado a medida que la desglobalización del
El documento discute la incapacidad de reemplazar el suministro de gas ruso a Europa debido a la insuficiencia de volúmenes disponibles de gas natural licuado de otros proveedores como Qatar y Estados Unidos. Aunque Estados Unidos prometió aumentar las exportaciones de gas natural licuado a Europa, la cantidad adicional sería insuficiente para compensar la pérdida del gas ruso. El documento también analiza las tensiones geopolíticas crecientes entre bloques por la competencia por un suministro energético limitado a medida que la desglobalización del
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO
FACULTAD DE CONTADURIA Y ADMINISTRACION
GEOPOLITICA
Lee el siguiente articulo y elabora un análisis
No hay suficiente volumen de gas natural licuado disponible para sustituir el suministro de gas ruso a Europa Lo mismo ocurre con el gas. El ministro de Energía de Qatar, Saad Sherida Al-Kaabi, confirmó que no hay suficiente volumen de gas natural licuado (GNL) disponible para sustituir el suministro de gas ruso a Europa. Al mismo tiempo, países europeos como España e Italia quieren obtener más volúmenes de gas por gasoducto desde Argelia. Otros, como Alemania e Italia, deben aumentar su capacidad e infraestructura para recibir cargamentos de GNL, pero eso requerirá tiempo e inversiones. Mientras tanto, el acuerdo energético entre EEUU y la UE de mediados de marzo promete aumentar el suministro de GNL a Europa desde EEUU hasta 98 bcm al año, un aumento extraordinario del 104% respecto a los 48 bcm previstos para todo el año 2022. El anuncio viene acompañado de muchas incertidumbres. Incluso en el caso de que se alcanzara este objetivo, sólo equivaldría al 65% de los 153 bcm de gas al año que Rusia suministra a Europa. El gobierno ruso está aprovechando estos acontecimientos, utilizando la crisis energética para socavar la cohesión política europea. Mientras Europa se esfuerza por diversificar su suministro energético, los responsables políticos deben reflexionar sobre el significado y el alcance de la “independencia energética europea”. En este sentido, un embargo de petróleo y gas a Rusia no cambiaría la dependencia europea de los combustibles fósiles. A corto y medio plazo, simplemente no hay suficiente capacidad de energía renovable para sustituir a los hidrocarburos y sostener la economía europea. La UE se encuentra ahora en una carrera contrarreloj para encontrar nuevas fuentes de energía capaces de sustituir el suministro ruso. Estos nuevos proveedores: EEUU, MENA o países africanos, no sólo son insuficientes sino más caros, tanto por los altos precios del mercado, como por los costes de transporte y -—en el caso del GNL— el desarrollo de nuevas infraestructuras. Otro subproducto de la desglobalización del petróleo es que los grandes consumidores que no son autosuficientes en materia de energía, como Europa, China, el resto de Asia y la India, se encuentran ahora inmersos en una frenética y costosa competencia por garantizar el suministro de petróleo y gas natural. Esta competencia por un suministro limitado, al tiempo que se paga más por la energía y se desplazan los recursos destinados a otros países, ya está creando tensiones geopolíticas entre bloques y dentro de los países con más dificultades. Esta nueva situación es peligrosa porque ningún país o bloque puede quedarse sin fuentes de energía. Sin suministro, la pérdida de competitividad o el colapso de las economías industrializadas será cuestión de tiempo. La disputa por la energía es, pues, una cuestión de supervivencia. Los responsables políticos, especialmente en Europa, deben abordar la seguridad energética como una cuestión de seguridad colectiva. La UE sigue teniendo una gran dependencia de los combustibles fósiles, una situación diferente a la de EEUU, Reino Unido y Canadá. Si las tensiones geopolíticas siguen deteriorándose y los mercados energéticos se convierten en un escenario clave de competencia, la economía europea sufrirá más en comparación con sus aliados productores de petróleo. Ningún país o grupo de países de Europa será inmune a las implicaciones de esta desglobalización del petróleo. En este sentido, los responsables políticos deben prepararse para hacer frente a las repercusiones, incluida la posible desestabilización política provocada por la inflación, el aumento de los costes energéticos y la desaceleración más general de la economía. Algunas políticas públicas deben ser diseñadas para proporcionar alivio, incluyendo el posible racionamiento de energía para la industria y la necesidad de subsidios públicos para proteger la economía y las poblaciones del creciente coste de la energía. Además, deberían redoblar los esfuerzos para maximizar los recursos energéticos disponibles, acelerar la diversificación del suministro, limitar el despilfarro y seguir promoviendo la transición energética. La politización de la energía y las tensiones derivadas de la guerra producirán una escalada de medidas y contramedidas entre los bloques. Esta espiral de escalada ya ha socavado el precario equilibrio del mercado energético, con resultados imprevisibles y cambios permanentes en la geopolítica del petróleo y el gas. Las implicaciones serán de largo alcance, pero en última instancia la permanencia de este proceso de desglobalización en los mercados energéticos dependerá exclusivamente de factores políticos, no económicos. Por esta razón, considerar cuidadosamente las implicaciones a corto, medio y largo plazo derivadas de un mercado energético internacional más fragmentado y enfrentado debería encabezar las agendas de los responsables de la toma de decisiones en todo el mundo, empezando por Europa, que ha vuelto a convertirse en el ojo del huracán en términos de retos políticos, socioeconómicos y de seguridad superpuestos que no van a resolverse a corto plazo.