LA SABIDURIA Santiago 1

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LA SABIDURIA Santiago 1:5

sabiduría
La sabiduría del cristiano está incorporada al resultado de guardar la
Palabra de Dios, de estudiarla y aplicarla a todo lo que piense y haga,
resultando la mejor garantía de recibir todas las bendiciones de Dios
para su vida, “…mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como
Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra
en la cual entráis para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y
ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra
inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos
estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y
entendido…” Deuteronomio 4:5- 6.
A Daniel y sus amigos “…en todo asunto de sabiduría e inteligencia
que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los
magos y astrólogos que había en todo su reino…” Daniel 1:20

Es evidente que los demonios no pueden resistir el Espíritu de Dios,


que es el Espíritu que provee la sabiduría e inteligencia a los hijos de
Dios, a aquellos que han sometido su vida al Señor en obediencia,
entendiendo “…que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse
del mal, la inteligencia…” Job 28:28, por lo que un cristiano es aquel
en quien el Dios vivo habita y se manifiesta pues Cristo ya vive en él,
pero una cosa es que Cristo esté en él, y otra que la mente de Cristo
obre en él para que la vida de Cristo pueda ser formada en él para
caminar en el Espíritu y llevar los frutos del Espíritu.

Es posible que uno carezca de sabiduría. Esto se sugiere en las


palabras: «Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría.» ¡Qué triste
carencia! ¡Y a qué enredos nos puede llevar esta carencia!
: “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la
inteligencia” Proverbios 3:13
“El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y a la honra procede
humildad” Proverbios 15:33. La sabiduría proviene del temor de
Jehová. Pero cuando no tenemos a Jehová en nuestro corazón solo
se convierte en inteligencia. Y entre estas dos hay una línea bastante
grande diferencia.
La inteligencia es: la capacidad de hacer las cosas correctamente
tiene que ver con el conocimiento y proviene de la humanidad. Por
otro lado, la sabiduría es: la habilidad para elegir las metas que valen
la pena. Es decir, para hacer las cosas bien, que sean buenas para sí
mismo como para los otros y proviene solo de Dios.
El libro de Santiago nos habla de una sabiduría celestial y otra terrenal
y diabólica. La sabiduría que anteriormente mencionada es aquella
que proviene del cielo, que transforma la vida y el habla de una
persona. La terrenal y diabólica es aquella que es dada por Satanás,
por el mundo y solo trae confusión y malas decisiones.

SABIDURÍA.
Santiago 1:5; 3:13, 15, 17.

Es especialmente difícil comportarse sabiamente en tiempos de


prueba, cuando uno es perjudicado o insultado. Pero la sabiduría de lo
alto nos capacitará para ello.

I. Falta de sabiduría. Es posible que uno carezca de sabiduría. Esto


se sugiere en las palabras: «Si alguno de vosotros tiene falta de
sabiduría.» ¡Qué triste carencia! ¡Y a qué enredos nos puede llevar
esta carencia!
Hay 2 sabidurías humana y la de Dios

II. La singularidad de la sabiduría. ¿Acaso Santiago dice: «Si alguno


de vosotros carece de sabiduría, que se siente y reflexione, ¿o que
inicie un curso de estudio»? No. Así, la sabiduría que tiene en mente
es absolutamente singular.es humana

III. El origen de la sabiduría. Esta sabiduría es «de lo alto» (3:17), de


Dios (santiago1:5). Es del cielo, no de la tierra, que recibimos todas
aquellas influencias llenas de gracia sin las que todo nuestro mundo
sería sólo una gigantesca ceniza carente de vida dando vueltas por el
espacio.

La luz y el calor, el brillo del sol y la lluvia, vienen de lo alto. Nuestra


vida espiritual, así como nuestra vida terrenal, dependen de lo que
viene de lo alto.

IV. La condición de la sabiduría.  Su posesión sigue al «pedirla a


Dios» (cf. 1:5). La oración conduce a alcanzar esta sabiduría.

V. La falsificación de la sabiduría. Éste es el extremo sugerido por


santiago3:15. ¡Qué triste es engañarse, imaginar uno que es sabio!
Pero la sabiduría que no viene de Dios es, en el mejor de los casos,
solamente «terrenal», y posiblemente «sensual», e incluso
«diabólica».

VI. La prueba de la sabiduría. «¿Quién es sabio e instruido entre


vosotros? Pruébelo por una vida recta con un comportamiento
conducido por un espíritu sabio y receptivo a la enseñanza» es la
excelente traducción inglesa de Way de 3:13. La prueba coronadora
de la sabiduría es nuestra «conducta» (3:13).

Es aquí en la lengua cuando tan frecuentemente fallamos, cuando


somos sometidos a prueba. La sabiduría de lo alto influenciará nuestra
lengua.

VII. Manifestación de sabiduría. La verdadera sabiduría es


manifestada por la posesión y práctica de las siguientes
excelentísimas cualidades registradas en Santiago 3:17;
Es:
1 PURA.
2 PACIFICA.
3 CONDESCENDIENTE: «Cortés» en Way.
4 BENIGNA: no implacable. muestra buena voluntad, comprensión y
simpatía hacia una persona o grupo de personas
5 LLENA DE MISERICORDIA: «compasión» en Way.
6 SIN PARCIALIDAD (RVR77 margen): esto es, exenta de
favoritismos.
7 «SIN HIPOCRESÍA»: «exenta de toda insinceridad» (Way)

I. Sabiduría – La mayor fortuna solo proviene de Dios


“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la
dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a
nadie” Santiago 1:5
Así como Salomón pidió a Dios solo una cosa y eso que pidió fue
sabiduría, él se convirtió en el hombre más sabio que menciona la
biblia. Y no fue bendecido solo en sabiduría sino también en riquezas y
fortuna [1]. Porque mientras nosotros nos encargamos de pedir lo que
nos haga crecer en la obra de Dios, las demás cosas serán añadidas
por Su misericordia [2].
Así es como Dios nos confirma que la sabiduría solo la da Él, y
proviene solo de Él.
Te has preguntado ¿cómo emprender o empezar algún proyecto o
toma de decisión? Tal vez muchas veces lo has intentado, pero solo
quedan malos resultados. Déjame contarte que él único que puede
orientar los paso, las decisiones o alguna acción que quiere ejecutar,
se llama Jesús. Él envía un conocimiento, sabiduría e inteligencia para
que los resultados finales sean mejores a los que tú has planeado [3].
Es un don de Dios 1corintios 12:8
II. Sabiduría son las dadivas de la mayor fortuna
“En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y
además pacifica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos
frutos, imparcial y sincera” Santiago 3:17
Llamo la sabiduría mayor fortuna, porque ella trae cosas que son
provechosas interior y exteriormente [4]. Cosas que nos benefician en
todo el sentido de la palabra, y que contiene tesoros profundos y
maravillosos.
Cuando administramos la sabiduría de una manera adecuada
podemos hacer que crezca, y de frutos en nosotros y también en los
demás. Es como una semilla, la cual debe plantarse y regarse todos
los días, ponerse al sol, y así mismo ir viendo como crece poco a poco
hasta que da buenos frutos por su buen cuidado.
Esto solo lo logramos pidiéndole a Dios con suplica y clamor, leyendo
Su palabra para saber cómo cuidarla y abonarla. Haciendo el bien a
los demás para que por medio de ella podamos servir a otros.
¿Cómo trabajaremos lo que proviene de Dios?
Es importante que tengamos una relación continúa con el Espíritu
Santo [5], para que Él sea nuestra luz en medio de la oscuridad. La
oración es extremadamente importante porque a través de ella
podemos expresarle a Dios todo lo que tenemos en el corazón.
Por último, es importante saber escuchar la voz de Dios, y no la voz de
los hombres, porque siempre se trata de escuchar la voz equivocada
haciendo perder el objetivo.
III. cómo podemos cuidar nuestra fortuna
“El orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría esta con quienes
oyen consejos” Proverbios 13:10
La sabiduría es algo que nos ayuda e instruye para saber cómo actuar
en las diferentes cosas que se nos presentan en nuestras vidas. Pues
nos enseña a ser compasivos, sin orgullos, dispuestos para la buena
obra entre muchísimas cosas más.
La sabiduría, como la cruz, son regalos que Dios nos hizo que no
merecemos. Pero que, sin embargo, Él como Dios sabía que
necesitábamos. Por lo tano en Su infinita misericordia decidió
dárnoslas. Pero también es algo que se debe valorar y cuidar todos los
días. Porque, así como es dada también puede ser quitada.
Todo depende de nosotros de que tan bien la administremos, y de que
la utilicemos para glorificar el nombre de Dios, y no para gloriarnos a
nosotros mismos [6], ni para que se envanezca nuestro corazón.
No permitan que le roben la tranquilidad del corazón por pensar y
escuchar consejo equivocado. Crean siempre que Dios lo eligió para
grandes triunfos en Cristo Jesús [7].
Leer y meditar en la palabra de Dios es de suma importancia para
nuestra vida. Ya que a través de ella conocemos cada promesa que
Dios tiene para nosotros. Nuestra biblia es la palabra de autoridad
para vencer a Satanás, y en ella encontramos las respuestas a
situaciones a las que no hallamos soluciones.
III. La conducta del que tiene la fortuna de la sabiduría
“¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su
buena conducta, mediante obras hechas con la humanidad que le da
su sabiduría” Santiago 3:13
Como les decía anteriormente, debemos demostrar que Dios nos a
dado la fortuna de tener la sabiduría. Y es que el que es sabio sabe
que no está bien decir mentiras. El que es sabio sabe que es mejor
pedir la voluntad de Dios.
El sabio sabe que Dios es amor y por lo tanto también da amor. Los
sabios saben que a Dios no le agrada un corazón impuro y por lo tanto
un verdadero sabio se santifica cada día más y más.
Pero amados eso lo va enseñando Dios, porque hay más cosas que
Dios nos quiere enseñar acerca de ser sabios, pero debemos buscarlo
y hacerle saber que deseamos conocer más de esta gran fortuna.
Para concluir
La sabiduría proviene de Dios y va más allá de lo que es la
inteligencia. La sabiduría solo proviene de Dios y solo Él la puede dar
y quitar. La sabiduría nos enseña una buena conducta para obtener
frutos buenos.
Dios le entrego a Salomón un hermoso regalo, le entrego la sabiduría
para que pudiese seguir con el legado de su padre. Además, Salomón
escribió cada uno de los Proverbios escudriñados en la biblia.
Uno de los más conocidos es: «el principio de la sabiduría es el temor
a Jehová «. Si entendiéramos que nuestro temor conlleva a cumplir
cada uno de Sus mandamientos, amar a Dios sobre todas las cosas,
entenderíamos que Dios es el centro de todo el caos que nos rodea en
el mundo, y que en Cristo siempre halláremos una respuesta. Pero no
una respuesta humana, no carnal, sino una respuesta enviada a través
del Espíritu Santo, logrando alcanzar lo que Dios diseño en nuestra
vida.

Oremos para que Dios nos permita el don de sabiduría, inteligencia y


revelación se manifieste en nuestra vida espiritual
Por otro lado, fe es cuando la mente de Cristo, la que está en nosotros
por el nuevo nacimiento, empieza a llevarnos a obrar en nosotros la
realidad de Cristo y que produce en nosotros la naturaleza de Cristo
que es amor, y ése amor nos conforma a la imagen de Cristo, “…
porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión,
sino la fe que obra por el amor…” Gálatas 5:6.
Entendamos que fe no es lo que nosotros creemos, no es una
esperanza, no es la confianza, sino que fe es la mente de Cristo
obrando en nuestro corazón; fe es la realidad espiritual que está
frente a los ojos de nuestro corazón después de la revelación de
Cristo a nuestra vida y que nos permite ver lo espiritual.
Santiago 1:8
Nuestro estado de ánimo es fundamental al momento de encarar
las cosas que queremos lograr. Es por eso que resulta imprescindible
desarrollar sabiduría en él ya que el estado de ánimo resulta ser el
motor de la motivación. Es clave para desarrollar la fuerza de voluntad
y la energía para una actividad en la obra de Dios, como también en
las actividades seculares.
Somos nosotros quienes debemos gobernar nuestro estado de ánimo
pues se trata de un tema espiritual, y como toda lucha espiritual “…
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar…” 1 Pedro 5:8, y son devorados aquellos
cuya fe fluctúa.
Aquellos que son de doble ánimo y no han comprendido que cuanto
más grande es el problema, más debemos acercarnos al Señor, en
vez de que el problema sea el motivo del alejamiento de Dios.
El cristiano que ha entregado su vida a Cristo lo demuestra no
magnificando las cosas, sobre todo cuando le surge un problema o
una dificultad en su vida, ya que es el hombre sin Dios quien por lo
general tiende a darle a los problemas una mayor importancia de la
que tienen; además, un cristiano sabe separar cada cosa en su lugar,
pues de esta forma, por ejemplo, un problema económico no terminará
afectando la familia.

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