Gabino Fraga Derecho - Administrativo 94 116
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68. Son muy variada" las definiciones que se han dado del derecho
administrativo.
Así, en primer término, se le ha definido como el conjunto de nor-
mas jurídicas que regulan la organización y funcionamiento del Poder
Ejecutivo.
Esta definición ha sido criticada, y con razón a nuestro modo de
ver, porque simplemente adopta un criterio formal y no precisa la natu-
raleza ni el contenido de las normas de tales organización y funciona-
miento.
Hauriou define el derecho administrativo como "la rama del derecho
público que regula: P La organización de la empresa de la administra-
ción pública y de las diversas personas administrativas en las cuales ha
encarnado; 2'1 Los poderes y los derechos que poseen estas personas admi-
nistrativas para manejar los servicios públicos; 3~ El ejercicio de estos
poderes y de estos derechos por la prerrogativa especial, por el procedi-
miento de acción de oficio y las consecuencias contenciosas que se siguen".
(op, cit., pág. 10.)
Como se ve, además de definirse el derecho administrativo como
regulador de la organización y acción de las autoridades administrativas
en su consideración formal, se agrega un elemento: el de reputar a dichas
autoridades como personas, y a las facultades que les están atribuidas,
como derechos.
Contrariando este punto de vista subjetivo, la escuela realista niega
personalidad a la Administración porque en ella sólo ve individuos igua-
les a los particulares manejando los servicios públicos, y niega también
la existencia de los derechos subjetivos por .ser .el concepto de éstos de
92 DERECHO ADMINISTRATIVO
70. No habrá, por lo demás, una seria discrepancia entre las mate-
rias que entren en el campo del derecho administrativo así concebido y
las que habrían de corresponderle conforme a los otros criterios exami-
nados. A lo sumo, habrá distinto modo de apreciar jurídicamente las
mismas instituciones.
Salvo, pues, algunas variantes, el derecho administrativo regulará:
a) La estructura y organización del Poder encargado normalmente
de realizar la función administrativa.
Como ese Poder se integra por múltiples elementos, surgen necesa-
riamente variadísimas relaciones entre éstos y el Estado, y entre ellos
mismos, siendo además indispensable coordinarlos en una organización
adecuada para que puedan desarrollar una acción eficaz, sin perjuicio
de la unidad misma de la estructura que forman.
b) Los medios patrimoniales y financieros que la Administración
necesita para su sostenimiento y para garantizar la regularidad de su
actuación.
También surgen, con motivo de la obtención, administración y dis-
posición de esos medios, relaciones cuya naturaleza hemos de examinar
más adelante pero que en principio requieren un régimen jurídico ho-
mogéneo que se amolde a los fines que 'persigue la Administración.
e) El ejercicio de las facultades que el Poder Público debe realizar
bajo la forma de la función administrativa.
En el dominio de la Administración, a diferencia de lo que ocurre
en la vida privada, es más importante el capítulo de ejercicio de los
derechos que el que se refiere al goce de los mismos.
Dentro del Estado, como hemos dicho antes, las atribuciones que
ejercita no son distintas según el órgano que las realiza, de tal modo,
que no puede hablarse de atribuciones que sean especiales y exclusivas
de cada uno de los tres Poderes. En realidad todos ellos realizan las
mismas atribuciones, que son las atribuciones del Estado. Lo único que
varía es la forma que se emplea para esa realización.
Pues bien, el derecho administrativo se limita a normal' el ejercicio
de las atribuciones del Estado cuando dicho ejercicio reviste la forma de
la función administrativa.
d) La situación de los particulares con respecto a la Adminis-
tración.
Siendo los particulares los que están ohligados a obedecer las órde-
nes de los administradores o los que se beneficien de los servicios púhlicos
que el Estado organiza, son numerosas las relaciones que surgen con tales
motivos.
94 DERECHO ADMINISTRATIVO
zar el patrimonio del Estado. De esta manera vemos que el derecho admi-
nistrativo posterior a la Constitución de 1917 ha tenido necesidad de modio
ficarse en lo que se refiere a la actividad patrimonial del Estado, por
las prescripciones que el artículo 27 contiene respecto de la propiedad de
la nación sobre las tierras, minerales, hidrocarburos, aguas, etc., etc.
En tercer lugar, las normas relativas al funcionamiento de la Admi-
nistración tendrán que ser necesariamente influidas por la mayor o menor
extensión que dentro del sistema constitucional se dé a las atribuciones
del Estado. Así, el derecho administrativo mexicano ha tenido un consi-
derable desarrollo a partir de la Constitución de 1917, porque ella se
separa de la doctrina liberal clásica que adoptó la Constitución de 1857, y
da mayores facultades al Estado en sus relaciones con los particulares.
Este somero examen demuestra que precisamente porque las distin-
ciones entre el derecho constitucional y el derecho administrativo son
únicamente de grado y no de esencia, las normas del derecho constitu-
cional, del cual se desprende el administrativo, constituyen las bases, o
como dicen algunos autores, los encabezados de capítulo del derecho
administrativo.
73. Por lo que hace al derecho civil, el derecho administrativo
tiene también con él diferencias y relaciones.
Es bien conocida la tendencia de asimilar las instituciones del dere-
cho administrativo a las instituciones del derecho civil, y la terminología
misma de aquél se resiente de esa influencia, como lo demuestran las
expresiones de dominio público, de dominio directo, de servidumbres
públicas, de contratos administrativos, etc.
Pero esa terminología no debe originar confusiones si se tiene un
concepto claro de lo que es el derecho público, cosa que no es frecuente
en nuestros juristas que han sido educados en una forma predominante
dentro de las nociones del derecho civil, notándose entre ellos la tendencia
marcada de hacer encajar las instituciones del derecho administrativo en
las bien conocidas de la legislación civil.
Esta tendencia produce deformaciones que no solamente interesan
desde un punto de vista abstracto, sino que también se traducen en conse-
cuencias perjudiciales, pues pretender regir la vida del Estado por las
normas. que rigen relaciones entre particulares, es subordinarlo al cum-
plimiento de condiciones que son un obstáculo para la eficaz satisfacción
de las necesidades colectivas.
No hay que desconocer, sin embargo, que, como lo hemos indicado
anteriormente, algunas de las actividades del Estado quedan sometidas
al derecho civil.
EL DERECHO ADMINISTRATIVO Y SUS RELACIONES 97
CAPÍTULo-I
LA LEY
CAPÍTULO II
EL REGLAMENTO, LA COSTUMBRE, LA JURISPRUDENCIA
79. El reglamento como fuente de Derecho Administrativo.-80. Naturaleza ju-
rídica del reglamento. Sus diferencias con. la ley.-8l. Fundamento de la facultad
reglamentaria del Ejecutivo.-82. Los reglamentos autónomos.-83. Las circu-
lares.-84. La costumbre.-85. La jurisprudencia.-86. La codificación del De-
recho Administrativo.
es posible hacer una diferencia entre las leyes y reglamentos por el he-
cho de que el reglamento no pueda tener por contenido materias reser-
vadas a la ley.
Por la misma razón es por lo que no puede encontrarse una dife-
rencia entre la ley y el reglamento en la circunstancia de que existen
requisitos diversos para su reforma y para su derogación. Es cierto que
las disposiciones reglamentarias sólo pueden ser modificadas o derogadas
por otras disposiciones del mismo carácter; es indudable que el regla-
mento tiene un procedimiento más expedito que la ley para su formación
y para su modificación; pero esa facilidad, que precisamente representa
la ventaja de poder ir adaptando la ley a las necesidades prácticas siem-
pre cambiantes, obedece a que las leyes por razón de su autoridad formal
sólo pueden ser modificadas por el autor de ellas y mediante el mismo
procedimiento que se ha seguido para su formación.
81. Demostrado como queda que el reglamento es un acto material-
mente legislativo, es necesario buscar dentro del derecho positivo el fun-
damento para que un Poder distinto del Legislativo ejerza la función
legislativa.
Como hemos repetido en diversas ocasiones, el régimen de separa-
ción de Poderes implica que todas las funciones de un mismo carácter
material formen parte de la competencia del órgano que recibe la deno-
minación de la función misma, y que, cuando haya una excepción a ese
régimen, debe justificarse expresamente por un texto de la Constitución.
Por lo mismo, para admitir que el Poder Ejecutivo tenga la facultad
reglamentaria es necesario que así se consigne en la Constitución.
Se ha considerado que en realidad ese texto expreso no es indispen-
sable porque el Poder Ejecutivo tiene la facultad reglamentaria por un
simple acto de delegación hecho en su favor por el Poder Legislativo.
Esta tesis es inexacta. Dentro de la práctica constitucional de nuestro
país, es cierto que el Ejecutivo a veces expide disposiciones de carácter
general por virtud de delegación de facultades legislativas; pero en este
caso se trata de facultades delegadas, no de la facultad reglamentaria
que es una función normal que al Poder Ejecutivo confiere directamente
la Constitución.
En México, el Poder Ejecutivo siempre ha tenido encomendada la
facultad reglamentaria, como lo demuestran los siguientes preceptos de
las diversas Constituciones que sucesivamente han estado en vigor:
"Sus atribuciones (del Ejecutivo), a más de otras que se fijarán en
la Constitución, son las siguientes: ... XIV. Dar decretos y órdenes para
el mejor cumplimiento de la Constitución y leyes generales." (Acta Cons-
titutiva de 31 de enero de 1824, arto 16.)
EL REGLAMENTO, LA COSTUMBRE, LA JURISPRUDENCIA 109
"Las atribuciones del Presidente son las que siguen: 1. .. II. Dar
reglamentos, decretos y órdenes para el mejor cumplimiento de la Cons-
titución, Acta Constitutiva y leyes generales." (Constitución de 4 de octu-
bre de 1824, art. lID.)
"Son atribuciones del Presidente de la República: I. Dar, con su-
jeción a las leyes generales respectivas todos los decretos y órdenes que
convengan para la mejor administración pública, observancia de la Cons-
titución y leyes, y de acuerdo con el Consejo, los reglamentos para el
cumplimiento de éstas." (Leyes constitucionales de 29 de diciembre de
1836. Ley 4\ art. 17.)
"Corresponde al Presidente de la República, '" IV. Expedir órde-
nes y dar los reglamentos necesarios para la ejecución de las leyes, sin
alterarlas ni modificarlas." (Bases Orgánicas de 12 de junio de 1843,
art. 85.)
En todas las disposiciones anteriores se ve claramente la facultad
expresa del Ejecutivo para expedir reglamentos, de tal manera que bajo
su vigencia en ninguna forma puede dudarse de que, aun siendo legisla.
tiva, podía desempeñarse por el Poder Administrativo.
El artículo 85, fracción 1, de la Constitución de 1857, que es exacta-
mente igual al 89, fracción 1, de la Constitución de 1917, dispone tex-
tualmente: "Las facultades y obligaciones del Presidente son las siguien-
tes: I. Promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión,
proveyendo en la esfera administrativa a su exacta observancia."
A pesar de haberse suprimido en el texto que se acaba de trascribir
la expresión clara y terminante que contienen las Constituciones anterio-
res, se ha estimado que el Ejecutivo, bajo la vigencia de las de 1857 y
1917, continúa con la facultad reglamentaria, pues no se encuentra nin-
guna razón en los antecedentes históricos de ellas que pueda indicar que
la intención del Constituyente haya sido diversa de la de los legisladores
precedentes.
Se podía fundar la facultad reglamentaria en el artículo 88 de la
Constitución de 1857 y en el 92 de la de 1917, (ahora reformado) porque
en sus textos sí se incluye la expresión "reglamentos" que parece ser neceo
saria para justificar la excepción al principio de separación de Poderes.
En efecto, dichos artículos disponen que "todos los reglamentos, de-
cretos y órdenes del Presidente deberán estar firmados por el Secretario
de Estado o Jefe de Departamentos Administrativos a que el asunto corres-
penda, y sin este requisito no serio obedecidos ... "
En este precepto se ve que el Ejecutivo tiene facultades para exped ir
reglamentos; pero, sin embargo, solamente se está fijando un elemento
no DERECHO ADMINISTRATIVO