Recurso de Apelación
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«Resulta perfectamente posible que, sin mediar allanamiento, no exista contradicción sobre
los hechos materia del juicio, sin que ello importe que la pretensión deba ser acogida en la
demanda. En efecto, puede existir conformidad en torno a los hechos, pero producirse
controversia en el aspecto jurídico. […]
Por las razones antes indicadas, el allanamiento se diferencia de la admisión de hechos, toda vez
que la admisión de hechos no trae como necesaria consecuencia que el juez deba dictar
una sentencia que acoja la demanda, sino que únicamente hace innecesaria la prueba
sobre los hechos admitidos, sin perjuicio de que el allanamiento sólo puede emanar del
demandado.»1
12°.- Que, tal como ya se expuso, la responsabilidad del Estado exige como un primer supuesto
que la actuación del agente público esté relacionada con el servicio u órgano público, y ello
queda claro en la situación sub-judice respecto de don Iván Bruno Núñez Contreras, pues tal
como lo afirma el testigo en audiencia de 30 de septiembre de 2022 (folio 35), cuyo testimonio
se valora en los términos que autoriza el numeral 1 del artículo 384 del Código de
Procedimiento Civil, quien por lo demás no es tachado y da razón de sus dichos, declara que el
Sr. Núñez Contreras fue detenido el día 26 de abril de 1988 por Carabineros de Chile siendo
trasladado a la 12º Comisaría de Carabineros de Santiago, lugar en que fue golpeado,
electrocutado y maltratado física y psicológicamente de diversas maneras, luego fue llevado a la
fiscal a Militar de calle Bulnes en Santiago y posteriormente a la cárcel pública donde
nuevamente fue maltratado por agentes estatales, para finalmente transcurrido
aproximadamente 15 meses, ser liberado en el mes de julio de 1989. A su vez dichas
declaraciones son concordantes con la documental incorporada a folio 33 consistente en la copia
simple de datos de la detención timbrada por el Instituto Nacional de Derechos Humanos
(INDH), respecto del demandante don Iván Bruno Núñez Contreras, y la copia simple de
certificado de Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas de fecha 11 de septiembre
de 2003 timbrada por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), de la cual aparece
que la fecha de detención del referido actor fue el 26 de abril de 1988, y la fecha de libertad 27
de julio de 1989, precisando el primer instrumento individualizado que el Sr. Núñez Contreras
estuvo en reclusión en los recintos de 12º Comisaría de Carabineros, y en la cárcel pública,
lugares en que experimentó electricidad, golpes, colgamientos e intentos de fusilamientos. Así,
y dada la actividad específica desarrollada por los agentes y sus circunstancias, no cabe sino
entender que fue un Órgano del Estado de Chile el que actuó, hecho no discutido por el
demandado. Por lo demás, el Fisco de Chile no controvirtió la calificación jurídica del hecho
ilícito en que se funda la acción indemnizatoria como un delito lesa humanidad respecto del ya
mencionado actor.
«corresponde probar aquel hecho que se desvía del comportamiento normal, al que
busca probar una anormalidad. Según él, no corresponde asignar la carga a quien
reclama a su favor el hecho que normalmente sucede. La situación anormal, que es la
que requiere prueba, es un evento que ocurre en una proporción menor (infrecuente) por
oposición a otro hecho que es el que ocurre en la gran mayoría de los casos y que, por eso,
es considerado lo ‘normal’ o frecuente.»4
Cabe agregar que el criterio en cuestión asume dos variantes: la regla de la innovación, en
la que la carga de la prueba la asume quien pretende una modificación del estado normal
2
DIEZ SCHWERTER, J. (2006). El Daño Extracontractual. Chile: Editorial Jurídica de Chile. Págs. 251 y
ss.
3
PEÑAILILLO ARÉVALO, D. (1989). La Prueba en Materia Sustantiva Civil. (1º Ed.) Chile:
Editorial Jurídica de Chile. Pág. 57
4
BRAVO-HURTADO, P. Derrotabilidad de la carga de la prueba en la responsabilidad
contractual: hacia la facilidad probatoria en Chile. Revista Chilena de Derecho Privado. N° 21,
2013. Pp. 13-46.
de las cosas; y la máxima de la experiencia, por la cual a partir de un hecho probado se
infiere otro que obedece al comportamiento normal o habitual, en un momento
determinado y bajo parámetros socialmente aceptables.5
11. La jurisprudencia de nuestros Tribunales Superiores de Justicia ha empleado en
miríadas de oportunidades el mentado criterio a la hora de asignar la carga de la
prueba, estableciendo verbigracia:
«Unánimemente se ha aceptado que ésta [la carga de probar] le corresponde rendirla al
que sostiene una proposición contraria al estado normal u ordinario de las cosas [...]»6
12. Empleando el criterio anteriormente desarrollado, inexorablemente se concluye que lo
correcto en el presente caso consiste en que, desde el momento en que se tiene por
probado que una persona vio cercenados su libertad, integridad y espíritu por obra de
agentes del Estado, carece de sentido el cuestionarnos si acaso la víctima misma habría
resultado afectados en su fuero interno luego de los delitos cometidos, por cuanto esta
afectación deviene en normal, natural y lógica.
13. Por otra parte, es algo aceptado que el daño moral no se encuentra sujeto a las
mismas reglas empleadas en la determinación de daños materiales y que se desprende de la
sola ocurrencia de ciertos hechos. Así DIEZ SCHWERTER, analizando la situación
jurisprudencial chilena en torno al daño moral, ha señalado que:
«En muchos casos nuestros tribunales entienden que existe daño moral sólo por ocurrir
el hecho ilícito, no siendo necesarias pruebas al respecto. Así acontece en caso de lesiones,
injurias, sodomía e incluso tratándose del delito contemplado en el art. 9º del D. L. 2.695.»7
«En caso de lesiones nuestros jueces entienden que su sola ocurrencia implica para la
víctima directa el verse afectada por dolores, sufrimientos y angustias constitutivas de
daño moral (pretium doloris), sin necesidad de que existan pruebas que precisamente constaten
estos efectos. En este sentido se pueden citar, por ejemplo, C. S., 23 de agosto de 1951. Rev., t.
48, sec. 4ª, pág. 186; C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 84 (fallo en el cual se trajeron a
colación, además, las particulares circunstancias en que el hecho ilícito aconteció)»8
5
HUNTER AMPUERO, I. Las dificultades probatorias en el proceso civil. tratamiento doctrinal y
jurisprudencial, críticas y una propuesta. Revista de Derecho Universidad Católica del Norte.
Sección: Estudios, Año 22 N° 1, 2015. Pp. 209-257.
6
CORTE SUPREMA, rol 1096-2009. Sentencia de 25 de agosto de 2010. En el mismo sentido
CORTE SUPREMA en roles 86-09, de 31 de agosto de 2010; 6331-2009, de 26 de enero de 2011;
5234-09, de 26 de enero de 2011; 6657-2009 de 27 de enero de 2011; 7568-2009, de 26 de marzo de
2011; 8792-2009, de 25 de mayo de 2011; 6069-2009, de 24 de junio de 2011.
7
DIEZ SCHWERTER, J. (2006). Ob. cit. Pág. 142.
8
Ibidem.
9
BARROS BOURIE, E. (2006). Tratado de Responsabilidad Extracontractual. Chile: Editorial
Jurídica de Chile. Pág. 334.
«En algunos casos de lesiones ha existido una situación parecida a la anterior, afirmándose que
“es un hecho evidente, aceptado por la doctrina y jurisprudencia que las lesiones físicas y
mentales de una persona producen un sufrimiento a ella misma y a los familiares más
próximos que no requiere de demostración”.»10
14. Otro elemento que la sentenciadora pasa por alto es el singular carácter de la
presente causa que, como ya dijimos, aparece en el contexto de delitos de lesa
humanidad. Esto último es un elemento esencial tanto en la acreditación del daño
moral demandado como en su valoración, así RODRÍGUEZ GREZ:
«A lo anterior [los elementos empleados en la determinación del daño moral] habría que
agregar los precedentes judiciales, pero sin perder de vista el momento histórico en que
ellos fueron pronunciados, ya que las indemnizaciones están irremediablemente
marcadas por la situación que prevalece en cada instante del desarrollo social.»
Lo último concurre a todas luces en el caso de autos, toda vez que las lesiones
ocasionadas a mi representado se producen en el contexto del régimen militar chileno o
dictadura.
15. La sentencia impugnada recurrida señala que
En cuanto a la extensión del daño que por esta sentencia se buscará reparar, se tendrá en especial
consideración el alcance e intensidad de los daños y el tiempo que el actor estuvo sometido a los
apremios ilegítimos.