Cómo Juzgar Una Profecía

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Cómo Juzgar una Profecía - Discerniendo la Fuente de una Profecía

Como pueblo de Dios tenemos que entender que hay profecías que vienen de Dios,
pero también hay profecías inspiradas por otras fuentes. En este librito vamos a
examinar esas fuentes y explicar cómo podemos saber si una profecía viene de Dios
o no. 
Profecía: es la revelació n que dios da a sus siervos de los acontecimientos futuros.
Jeremías 14:14 nos advierte de aquellos quienes profetizan falsamente en el nombre de
Dios. É stos profetizan “visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón.” Hoy
en día como nunca antes tenemos que ser muy discernidos para poder identificar cuando
es que Dios habla y cuando es una palabra que proviene del alma humana o de un espíritu
engañ ador. 

LAS TRES FUENTES POSIBLES SON: 

1. El Espíritu Santo , el Espíritu de Dios, el Espíritu de Verdad. El Espíritu Santo siempre


exalta a Cristo, edifica, exhorta, consuela, es bíblica, es positiva. Juan 6:63 “…las palabras
que yo os he hablado son espíritu y son vida.” 

2. El alma humana (el intelecto, las emociones, y la voluntad humana), el ser natural, la


razó n humana y los deseos carnales. El alma humana típicamente promueve una agenda o
convicció n personal, manipula, exalta al ego, esta centrada en deseos personales. Los
cristianos no maduros y que no conocen bien el corazó n de Dios son má s susceptibles a
erró neamente profetizar cosas que vienen de su propia imaginació n, de sus propios
deseos o de una convicció n personal. 

3. Inspiración demoníaca (espíritu de muerte, jezabel, mentira, engañ o, error, o


adivinació n). El enemigo exalta al hombre u otra cosa pero no a Cristo, divide, contradice
principios bíblicos, hecha duda a la autoridad establecida, hecha duda al cará cter de Dios,
excusa y justifica el pecado o la rebelió n, manipula, distorsiona la verdad (como la
serpiente en el huerto de Edén). Aunque los datos de la profecía puedan ser acertados, en
vez de dejar paz, estas profecías producen confusió n, inquietud, temor, rechazo, le causa
sentir alejado de Dios y sin esperanza. 

Muchos piensan que si la palabra es acertada (con datos correctos) que tiene que ser de
Dios. Pero bíblicamente, este no siempre es el caso como veamos en Hechos 16:16-18.
Aquí, Pablo y Silas estaban en Filipos y una muchacha endemoniada por el espíritu de
adivinació n gritó tras de ellos diciendo, “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo,
quienes os anuncian el camino de salvación.” Vemos aquí que Pablo pudo discernir la fuente
demoníaca (espíritu de adivinació n) en la muchacha a pesar de que lo que decía era cierto. 

Recuerda que 1 Samuel 15:23 nos revela que “Porque como pecado de adivinación es
la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación.” Los que permiten rebelión en su
corazón se abran a una influencia demoníaca de adivinación. 

Tristemente, hay algunos en nuestras congregaciones con rebeldía en el corazó n, y nunca


se sujeten a nadie. Aunque puedan ser cristianos, estas personas son susceptibles a
profetizar bajo una influencia de adivinació n. 

La rebeldía en el corazón no les permite discernir bien, porque han cerrado sus
oídos en parte al Espíritu Santo quien les ha llamado al arrepentimiento, la sujeción
y humildad. Por eso hay algunas profecías que parecen ser bíblicas porque mencionan
frases bíblicas; no obstante, el resultado es negativo: intimida, manipula, exalta al hombre,
o hecha duda a la autoridad establecida. 

Mateo 7:15-23 es un pasaje muy clave. Dice: “15 Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus
frutos los conoceréis. … 21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrara en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos. 22 Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os
conocí; apartaos de mi, hacedores de maldad”. 

Vemos aquí que es posible que uno profetice, y hasta que haga milagros sin conocer
a Dios. Por eso, todo aquel que quiere profetizar, el mejor consejo que podemos darles es
que desarrollen su relació n personal con Dios y su conocimiento de Su Palabra. 

Marcos 13:22 Porque se levantaran falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y


prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. 

El diablo es un mentiroso y un engañ ador, y usa profecías falsas, manifestaciones


sobrenaturales, señ ales y milagros para engañ ar a los incrédulos tal como a los cristianos
ignorantes. Un engañ o es una mentira disfrazada con suficiente verdad para que la
aceptes. 

LOS CONOCEREMOS POR SUS FRUTOS 

En Mateo 7, Cristo nos enseñ a que conoceremos a los profetas verdaderos “por sus frutos”,
no por sus milagros, ni tanto por sus profecías. Hay que discernir la fuente de la
revelació n, y no ser tan impresionados con una manifestació n sobrenatural o con alguien
simplemente porque dijo, “Así dice el Señ or.” 

¿Cuál es el fruto? Toda profecía debe ser probada. El fruto revela la


fuente. Necesitams examinar el fruto (el contenido y el resultado) de la profecía, y el fruto
de la vida de la persona que profetiza. 

Una profecía que es de Dios reflejara el corazó n de Dios (amor, misericordia, bondad) y
siempre ofrecerá la gracia de Dios y restauració n. Una profecía que es de Dios siempre
será de acuerdo con principios bíblicos – en particular con la doctrina de los apó stoles del
Nuevo Testamento. 

TAMBIÉ N DEBEMOS EXAMINAR EL FRUTO DE LA VIDA. Gal. 5:22 –23 22 Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley.. 

Lo ideal sería que Dios use solamente las personas perfectas. La realidad es que Dios ha
escogido usar a nosotros. En la Biblia vemos muchos ejemplos de profecías verdaderas y
vasos humanos llenos de fallas (ejemplo: Balaam y Joná s). Dios los usó a pesar de sus
fallas. Estas son buenas noticias para nosotros, ¿verdad? 

PROBANDO O JUZGANDO A LAS PROFECÍAS. 

1ª Tesalonicenses 5:19, 20 dice: “No menosprecies las profecías. Examinad lo todo, retened


lo bueno. 

Obviamente, el elemento humano en la profecía tiene la posibilidad de introducir cosas


que no son de Dios. Pablo nos instruye examinar bien las profecías y retener lo bueno. Eso
implica que pueda haber un elemento negativo metido por el vaso humano en
medio de una profecía buena. En vez de rechazar la profecía entera, examine la profecía
en la luz de las escrituras, quita los elementos humanos y disfrute de lo bueno. 

1ª Cor. 14:29 Los profetas hablan dos o tres y los demás juzgan. Esta escritura nos
revela que aun profetas maduros y reconocidos son sujetos los unos a los otros. Lo que es
profetizado debe de ser juzgado y no aceptado simplemente porque alguien dice, “Así dice
el Señ or…” 

Ser discernido no quiere decir que seamos sospechosos de todos y buscando fallas en
otros. Significa que debamos estar en alerta y ser entendidos. Tenemos que recordar que
hay profetas falsos, lobos rapaces vestidos de oveja. Pero también entendemos que hay
cristianos con dones verdaderos y motivació n buena, pero que se encuentren en todo un
rango de varios estados de entrenamiento, desarrollo y madurez. Por falta de madurez o
entrenamiento algunos profetizan cosas no acertadas aunque con corazó n sincero y
motivació n buena. 

Los que profetizamos tenemos que ser enseñ ables y listos para que lo que profeticemos
sea juzgado sin ser ofendidos. Si alguien se ofende cuando el pastor le corrige esta
mostrando que no tiene buen cará cter. 

¿CÓMO DISCERNIMOS, ENTONCES, LA FUENTE DE LA PROFECÍA? 

Aquí esta una lista de preguntas que podamos hacer para discernir entre profecías falsas,
inexactas, o verdaderas. 

Si la profecía exalta a Cristo, puede ser de Dios. Profecía que no es de Dios exalta al ego, al
hombre, o a otra cosa. A veces la profecía que proviene del hombre se manifieste con una
falsa humildad que atrae atenció n a si mismo. (Apoc. 19:10) 

Si la profecía promueve el reino y gobierno de Dios y no del hombre, puede ser de Dios.
(Mat. 16:18; Rom. 14:17) 

Si esta de acuerdo con principios de la Palabra de Dios, la Biblia, en particular con la


doctrina de los apó stoles del Nuevo Testamento, puede ser de Dios. (Heb. 4:12; 2ª Cor. 4:2;
2ª Tim. 3:16; 2ª Cor. 3:6) 

Si la profecía ministra vida (en vez de muerte, duda, temor, etc.), puede ser de Dios. (Juan
6:63; 2ª Cor. 5:18-19) 

Si la profecía edifica a la Iglesia, puede ser de Dios. (1ª Cor. 12:7; y 14:3, 40) 

EXAMINEMOS LOS DEMÁS ELEMENTOS DE UNA PROFECÍA 

EL OBJETIVO DE LA PROFECÍA. Cuando Dios habla, lo hace con un propó sito. El


propó sito de Dios siempre es positivo y para darnos vida. Jesú s dijo en San Juan 6:63 “El
espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida…” Muchas supuestas profecías ministren muerte y condenació n en
vez de vida. Como les escribí, el fruto revela la fuente. 

Si la profecía edifica a la iglesia, puede ser de Dios. Cristo esta en el proceso de edificar a
Su Iglesia, no en destruirla. (Mateo 16:18). Si la profecía causa divisió n y sospecha entre el
Cuerpo de Cristo no es de Dios. Si la profecía promueve un exclusivismo (que somos los
ú nicos con la verdad no adulterada) no es de Dios. El Reino de Dios es má s grande que un
pequeñ o movimiento. 

Si la profecía demanda una fe ciega hacia un ser humano no es de Dios. Ministros


verdaderos no demandan que les sigamos ciegamente. Pablo dijo en 1 Corintios. 11:1, “Sed
imitadores de mí, así como yo de Cristo.” Ú ltimamente, tenemos que seguir a Cristo. Solo
podemos seguir a un hombre a la medida que esté siguiendo a Cristo. 

EL MENSAJE DE LA PROFECÍA 

Si la profecía está de acuerdo con principios bíblicos (la letra y el espíritu de las
Escrituras), especialmente con la doctrina de los apó stoles del Nuevo Testamento puede
ser de Dios. Dios no se contradice. Debamos preguntar, ¿Es el contenido teoló gicamente y
doctrinalmente sano? ¿Có mo alinea la profecía con la doctrina de los apó stoles? Recuerda
que estamos en el Nuevo Pacto, no el Antiguo. Hay unas diferencias muy marcadas. Ya no
estamos bajo la Ley. Estamos bajo la gracia de Dios. Dios no está enojado con nosotros.
Toda la ira de Dios fue puesta sobre Cristo en la cruz del Calvario. 

Necesitamos preguntar también, ¿La profecía promueve el legalismo o la justicia y gracia


de Dios? ¿La profecía condena?, u ¿ofrece la misericordia de Dios y restauració n? La meta
de Dios en la profecía personal es reconciliació n y restauració n. A Dios no le agrada el
sufrimiento de Su creació n. Recuerda los habitantes de Níneve, aunque Dios anunció su
destrucció n, cambió de planes cuando ellos se arrepintieron. 

Un espíritu de error frecuentemente usa o distorsiona algunos versos bíblicos para


convencerte no creer otro verso o verdad bíblico. El diablo conoce bien las escrituras, y
aprovecha de nuestra falta de conocimiento del corazó n de Dios para engañ arnos. Por eso,
los que profetizan deben de hacer todo esfuerzo para conocer a Dios. Toda ministració n
profética debe de ser basada sobre relació n con El y sobre Su amor por Su Iglesia y Su
Creació n. 

¿Tiene sustancia el mensaje de la profecía? Demasiadas personas solo quieren lucir en


frente a los demá s. Pero si Dios habla, es que tiene algo importante que decirnos.
Podríamos decir que es “la prueba de propó sito.” ¿Que es lo que se comunica la profecía?
Si atrae demasiada atenció n a la persona en vez de a Dios, algo está fuera de orden. 

El mensaje debe de guiarnos má s cerca de Dios y motivarnos a vivir en victoria y en


santidad. Las cosas predichas deben de cumplirse (tomando en cuenta la naturaleza
condicional de las profecías personales). 

LA PERSONA QUE PROFETIZA tiene cierta responsabilidad cuando se atreve decir, “así


dice el Señ or”. Debamos tomar en cuenta los siguientes puntos: 

¿Es Jesú s el Señ or de su vida? Debe haber suficiente evidencia que la persona se ha
entregado al Señ or y esta haciendo un esfuerzo para vivir de acuerdo con principios del
Reino de Dios. 

¿Es la persona llena del Espíritu Santo? La profecía es uno de los dones del Espíritu Santo.
Nadie puede esperar profetizar o ministrar los dones del Espíritu Santo sin la gracia y
habilidad del Espíritu Santo en su vida. 
¿Hay evidencia de una vida consagrada al Señ or? Aunque nadie es perfecto, debemos
todos de estar viviendo en y creciendo en cierta santidad y consagració n y demostrando el
fruto del Espíritu Santo. 
¿Ministra la profecía con amor? Aun cuando Dios tiene que corregirnos, lo hace con amor.
Los que ministren con condenació n o con una actitud de crítica no conocen el corazó n de
Dios. 

EL MÉTODO DE ENTREGA DE LA PROFECÍA 

¿Puede la congregació n oír y entender la profecía? Dios es Dios de orden y de paz. En una
congregació n grande será necesario de establecer un protocolo para que los que
profetizan puedan usar un micró fono para ser escuchados. Los que no pueden guardar el
protocolo está n fuera de orden. 
¿Es la persona fuera de control? 

Estando bajo la influencia del Espíritu Santo puede ser algo que nos emociona. Sin
embargo, las emociones no deben de dominar la ministració n o distraer de lo que Dios
quiere comunicar. Algunos se emocionan tanto (con sollozos u otra cosa) que no les pueda
entender. Si no se puede entender, la ministració n no será de provecho y la persona debe
de callar, calmarse y esperar el tiempo oportuno. Las emociones provienen del alma, no
del Espíritu. Por eso, las emociones nunca deben de dominar la ministració n del Espíritu. 

El método de entrega de la profecía no debe de ser ostentoso o de una forma que finge una
sú per-espiritualidad. No debe de ser hecho de una forma melodramá tica que atrae
atenció n al vaso humano. Algunos no han visto otra forma de ministració n y piensan que
tienen que ser “espiritualoides” para ser espiritual. Estos faltan enseñ anza y
entrenamiento. 

¿Combina bien la profecía con el orden y el fluir del culto? Dios es Dios de orden y de paz.
La profecía no debe de cambiar radicalmente el orden y el fluir del culto. A cada uno le es
dada la manifestació n del Espíritu para provecho, o para el beneficio de todos (I Cor. 12:7).
Queremos que lo que es de provecho sea hecho, pero que no sea hecho lo que no es de
provecho. 

No queremos limitar a Dios. A veces, puede ser que Dios quiere cambiar el orden de un
culto. Pero en esos casos (no comunes) el pastor o el que dirige debe de decidir y aprobar
la ministració n y el cambio. Siempre una buena regla para los miembros es: cuando hay
duda, consulte al pastor u otra persona delegada del pastor antes de entregar esa clase de
profecía. 

EL QUE RECIBE LA PROFECÍA. 

Si el Espíritu Santo da testimonio a tu espíritu que es de Dios, puede ser de Dios.


(Tomando en cuenta que nosotros mismos podemos tener paradigmas equivocados o
puntos ciegos.) Los que escuchan la profecía deben de sentir el testimonio del Espíritu
Santo aprobando la profecía. El mismo Espíritu Santo que nos da testimonio de que somos
hijos de Dios, nos de testimonio si una profecía viene de Dios (Rom. 8:16). Muchas veces
ese testimonio del Espíritu viene como una paz interior. Si hay una falta de paz, es posible
que algo esté mal. Jn 10:14 - “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me
conocen.” 

Podemos también preguntar, ¿Siento yo la inspiració n y paz de Dios? ¿Siento yo animado y


fortalecido en mi fe y deseo de crecer en Dios? ¿Puedo yo ver como el Señ or utilizó la
profecía para motivarme y ayudarme a mejorar y madurar mi cará cter y vida espiritual? Si
no hay un resultado positivo, entonces la naturaleza de la profecía es dudable. 

Por otro lado, si la profecía causa confusió n, duda, o condenació n no es de Dios. Recuerda
que el enemigo es un experto en usar las escrituras y distorsionarlas para su propia
agenda. 

Unas guías para discernir si una profecía es de Dios son: 

El mensaje de la profecía está claramente de acuerdo con principios de la Palabra de Dios,


la Biblia (Hebreos 4:12; 2ª Tim. 3:16). 

El resultado (el fruto) de la profecía es que edifica, consuela y/o exhorta en una manera
positiva (2ª Cor. 14:3-5). 

Si el fruto de la profecía es de acuerdo con el fruto del Espíritu 


La profecía ministra vida y no muerte (Juan 6:63). 

La ministració n apoya y fluye con lo que Dios está haciendo en el servicio y en la iglesia. 

La profecía en alguna manera avance el Reino de Dios y da gloria a Cristo y no al hombre. 

El mensaje de la profecía exalta el señ orío de Cristo. 

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